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Introducción

Durante la mayor parte de la historia de la humanidad, la biomasa y la energía solar han


sido las únicas fuentes de energía térmica utilizadas por el hombre.

A lo largo del tiempo, y hasta la llegada del carbón, en la Revolución Industrial, la


biomasa ha servido para resolver las necesidades de calor e iluminación, tanto en la vida
cotidiana, como en las diversas aplicaciones industriales existentes.

Actualmente, la biomasa continúa teniendo un papel muy importante como fuente de


energía renovable y no contaminante, especialmente en un mundo tan preocupado por
los graves problemas del medio ambiente.

Por un lado, el hombre utiliza los llamados residuos forestales o agrícolas, que son
aquellos que se generan directamente en el campo o en la montaña de manera dispersa,
para aprovechar la energía.

Por otro lado, ya en nuestro siglo, el hombre también ha aprendido a recuperar la


energía de las basuras domésticas, denominadas RSU (residuos sólidos urbanos), los
cuales constituyen un caso singular de la biomasa.

Los desechos tienen un alto contenido en materia orgánica y otros componentes, con un
poder calorífico similar al de los carbones de baja calidad. Actualmente, con tecnologías
muy diversas, se extrae la energía que nosotros hemos depositado en el contenedor de la
calle en forma de bolsa de basura.

Pero no hay que olvidar que la mejor estrategia de eliminación de residuos urbanos
consiste en combinar procesos de recogida selectiva con reciclaje y compostaje y, a la
vez, limitar, cuanto más mejor, las opciones de verter e incinerar, por los problemas
medioambientales que generan.
Biomasa

La energía a través de la biomasa es básicamente utilizar la materia orgánica como


fuente energética. Esta materia orgánica, es heterogénea. Pueden ser desde deshechos de
agricultura (huesos de aceituna, cáscaras de frutos secos, restos de poda de vid…) a
restos de madera, como pellets o serrín.

Se trata de un tipo de producción de energía más barata, renovable y con menos


emisiones por su forma de combustión. Además, ayuda a mantener limpios los bosques
por lo que ayuda en la prevención de incendios.

¿Cómo se procesa la biomasa?

Se utilizan calderas donde el material se quema poco a poco, lo que genera


también cenizas que pueden ser usadas posteriormente como abono. Si se instala un
acumulador, se puede almacenar el calor sobrante generado.

¿Para qué se utiliza?

Generalmente para generar calor, y a nivel industrial en ocasiones para electricidad,


aunque es un proceso más laborioso. Se pueden instalar calderas de biomasa en las
viviendas, para obtener calefacción (por suelo radiante) y calentar agua.

Ventajas de la biomasa:

Así, la biomasa resulta una fuente de energía renovable más barata, segura y eficiente,
con menos emisiones y que contribuye al mantenimiento de los bosques o al reciclaje de
residuos agrícolas.

No hay que olvidar que esta materia orgánica ha de obtenerse de forma controlada y
sostenible.
Desventajas de la biomasa:

Por su naturaleza la biomasa tiene una baja densidad relativa de energía; es decir, se
requiere su disponibilidad en grandes volúmenes para producir potencia, en
comparación con los combustibles fósiles, por lo que el transporte y manejo se
encarecen y se reduce la producción neta de energía. La clave para este problema es
ubicar el proceso de conversión cerca de las fuentes de producción de biomasa, como
aserraderos, ingenios azucareros y granjas, donde los desechos de aserrío, el bagazo de
caña y las excretas de animales están presentes.

El potencial calórico de la biomasa es muy dependiente de las variaciones en el


contenido de humedad, clima y densidad de la materia prima.

Aún no existe una plataforma económica y política generalizada para facilitar el


desarrollo de las tecnologías de biomasa, en cuanto a impuestos, subsidios y políticas
que cubren, por lo general, el uso de hidrocarburos. Los precios de la energía no
compensas los beneficios ambientales de la biomasa o de otros recursos energéticos
renovables.

¿Qué factores benefician a la biomasa?

El empleo de la biomasa como fuente alternativa de energía limpia se ha visto


considerablemente ayudado por una serie de factores:

 Subida del precio del petróleo


 Crecimiento de la producción agrícola
 El cambio climático
 Aumento de la preparación técnica y el conocimiento científico en la
investigación de renovables
 Escenario económico propicio para la explotación de plantas de biomasa
 Trabas burocráticas a otro tipo de promoción de energías renovables

Por estas razones son muchos los países que optan por hacer uso de centrales de
biomasa, siendo Europa el principal foco de actuación con las cinco centrales más
grandes del mundo en Inglaterra, Polonia y tres en Finlandia.

Aprovechamiento industrial

La combustión es uno de los primeros procesos termoquímicos de aprovechamiento de


la biomasa muy utilizados por el hombre. Es empleado con frecuencia a nivel
doméstico, sin embargo, su rendimiento y eficiencia es demasiado bajo. Para que la
combustión sea más eficiente, sin mayores desperdicios de energía, se han diseñado a
nivel industrial cámaras de combustión que ayudan a utilizar todo el potencial y fuerza
que guarda este recurso.

Con un proceso eficiente, el calor generado por la combustión se puede utilizar para
generación eléctrica. Los requisitos técnicos que demandan estos sistemas de
combustión son: un sistema de alimentación de biomasa que debe permitir un flujo
constante, uniforme y sin atascos de la materia que se va a quemar; parrilla, donde se
deposita el combustible y donde se realiza la mayor parte del proceso; el hogar, que es
el recipiente donde se transfiere el calor generado por la quema de la biomasa hacia los
sistemas de evacuación, con el objetivo de que no se sobrecaliente la caldera y un
sistema de limpieza de gases que sirve para evitar la llegada de polvo, cenizas, óxidos
de azufre y otros elementos que se producen en la combustión.

Este tipo de tecnología se está utilizando con frecuencia en la industria a nivel nacional
e internacional con el objetivo de aprovechar sus propios residuos para producir la
energía necesaria y así garantizar sus necesidades energéticas de funcionamiento,
evitando con ello problemas ambientales importantes, derivados de la acumulación de
desechos.

La industria maderera, incluidas las papeleras y algunas agroindustrias, como las de


extracción de aceite de oliva, son ejemplos importantes en este campo, existiendo
grandes compañías, como las azucareras de caña, que presentan inmenso potencial,
mediante el aprovechamiento energético del bagazo.

En la industria la biomasa se utiliza como carburante en grandes calderas, que presentan


en la mayor parte de las instalaciones porcentajes de eficiencia energética superiores al
80% y que llegan a ser del 95% en algunos casos específicos.

Aprovechamiento rural

Además de su rentabilidad y de ser una fuente de energía respetuosa con el medio


ambiente, la biomasa encaja especialmente en el medio rural.

Ello se debe a varios factores: en primer lugar es una energía natural y siempre
asociamos el medio rural con la naturaleza; por otra parte tiene una procedencia
agrícola, ganadera o forestal, entornos todos ellos que caracterizan a este medio.

Además la biomasa es la fuente de energía más tradicional. Antes de generalizarse el


uso de combustibles fósiles con la llegada de la Revolución Industrial la principal fuente
de generación de calor, si no la única, era la biomasa. Ello nos retrotrae a épocas
pasadas donde el medio rural tenía mucho mayor protagonismo en nuestra sociedad.
Este protagonismo que ha decaído en los años de desarrollo industrial se está
recuperando hoy en día. Las nuevas tecnologías nos permiten estar conectados allí
donde nos encontremos y cada vez se pueden realizar más actividades de forma no
presencial. Las actuales vías de comunicación y los modernos medios de transporte nos
permiten desplazarnos en tiempos muchos más cortos que en épocas precedentes. Todo
ello nos facilita el acercamiento.

Pero el medio rural además de un refugio debe ser capaz de generar fuentes de riqueza.
Y la biomasa es una de ellas. Su potenciación es generadora de empleo en el medio
rural y contribuye así a su desarrollo y sostenibilidad. Estamos ante una pescadilla que
se muerde la cola. El impulso de estas actividades atrae gente al medio y lo dota de
mejores infraestructuras con lo cual resulta más atractivo también para el habitante
ocasional.
Los empleos son diversos y están abiertos a muchos perfiles profesionales. Las
actividades para la valorización de la biomasa podemos distribuirlas en tres grupos: el
aprovisionamiento, el tratamiento y la distribución. Todas ellas son generadoras de
empleo y además requieren diferentes perfiles por lo que contribuyen a dignificar el
medio.

En definitiva, la biomasa es una fuente de energía especialmente adecuada para el


medio rural, no solo por su afinidad con el mismo sino por los beneficios sociales que
comporta.

Aprovechamiento urbano

Se denominan "aguas residuales urbanas" a los líquidos procedentes de la actividad


humana que llevan en su composición gran parte de agua y que, generalmente, son
vertidos a los ríos o al mar. Su composición es tanto inorgánica (sales, arenas, etc.)
como orgánicas (materiales biodegradables), y su fracción sólida contiene una cantidad
de biomasa residual.
La presión social actual a favor de una mayor calidad de vida, sobre todo en los países
desarrollados, y de la defensa del medio ambiente ha exigido en los últimos años la
necesidad de depurar esta agua residual para evitar grandes perjuicios a los cauces
receptores. Este proceso de depuración consiste, esencialmente, en un tratamiento
primario de separación de la materia en suspensión seguido, generalmente, de un
tratamiento biológico con oxígeno, obteniéndose al final del mismo un agua depurada.
Sin embargo, estos procedimientos generan unos fangos (primarios y biológicos) que
contienen toda la materia orgánica que estaba presente en el agua residual, por lo que
poseen una alta carga contaminante. Su concentración media en materia orgánica oscila
alrededor del 5%, y se producen a razón de unos 2 litros/habitante-día, lo que supone
una generación de biomasa residual de 36.5 kg/hab-año.
Por tanto, el proceso de depuración de un agua residual no debe considerarse completo,
simplemente por haber obtenido un agua depurada. Es presido además, eliminar los
lodos generados, con un costo lo más reducido posible y sin un impacto ambiental
negativo apreciable.
El tratamiento de estos lodos con vistas a su aprovechamiento energético que es más
conocido y utilizado en todo el mundo en numerosas plantas de depuración de aguas
residuales, es la digestión anaerobia para producir gas combustible. Aunque hasta hace
pocos años este proceso tenía como función primordial la reducción de la materia sólida
de los lodos y no la producción de gas (que, por lo general, no se utilizaba), a partir de
la crisis energética son cada día más numerosas las plantas que recuperan dicho gas y lo
utilizan como fuente de energía (térmica o eléctrica).

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