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Personalidad de la mujer delincuente - La prostitución.

Es la conducta antisocial típica de la delincuencia femenina. Muchos criminólogos opinan que si se


compara estadísticamente el número de mujeres prostitutas con la delincuencia masculina habría un total
equilibrio, es decir, es tan alto el índice de prostitución que representa el mismo porcentaje que la
delincuencia masculina.
La forma más común de la delincuencia femenina entonces es el comportamiento sexual antisocial. Desde
una perspectiva psicológica, la prostitución siempre implica conductas de autodestrucción, debido a
complejos procesos psíquicos. Esta personalidad está dominada principalmente por un progresivo deterioro
en todas las áreas de la personalidad, especialmente por la auto-marginación que ella misma se impone y
por el medio social donde vive con patrones culturales asocíales.
La prostituta, que como hemos mencionado comienza su comportamiento antisocial desde muy joven, va
"adaptándose" paulatinamente a un medio limitante y por ello el gradual deterioro físico, psíquico y social.
En la psicología de la prostituta, señala Glover, se produce la separación entre los aspectos físicos o
sexuales y los idealistas afectivos del amor infantil. Se acentúa esa ruptura que tiende a persistir en la vida
adulta, cuando el conflicto originario vinculado con los aspectos del amor infantil ha llegado a ser excesivo
y en esos casos es incapaz de mantener relaciones sexuales con ellos.
Según Glover, la importancia real de las rupturas persistentes y patológicas estriba en que están destinados
a cumplir una función esencialmente protectora, disociando los deseos sexuales de los objetos parentales a
los que estaban vinculados.
La promiscuidad sexual es un recurso protector inconsciente. En la promiscuidad sexual compulsiva el
mecanismo de desplazamiento puede ser útil no sólo a los propósitos de defensa psíquica, sino también a
los impulsos reprimidos. La promiscuidad ayuda a negar que en ciertos momentos hubo un objeto parental
único, que fue destinatario del amor infantil. Representa también a nivel inconsciente, la búsqueda de una
vinculación afectiva.
El hecho de que la prostituta tienda a su destrucción física, psíquica y social implica afrontar niveles
terapéuticos complejos porque la prostituta difícilmente intenta salir de su medio, también por los aspectos
masoquistas que presenta y por sus acentuados sentimientos de inferioridad pero también por la
marginación social que acentúa su progresiva autodestrucción.
Libro: Psicología Criminal – Autora: Hilda Marchiori

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