You are on page 1of 13

Letras – Módulo IV

ANTOLOGÍA
LITERARIA
Hebe B. Molina y Fabiana I. Varela, compiladoras.
Facultad de Filosofía y Letras, UNCuyo
Mendoza, Argentina
SUMARIO

“Vanilocuencia”, de Jorge Luis Borges


“Trazos”, de Victoria Urquiza
“El dinosaurio”, de Augusto Monterroso
Jarcha anónima
Manual para soñar pandito, “III”, de Ignacio M. Sánchez
Ilíada, I, 1-7, de Homero
El jardinero, “V”, de Rabindranath Tagore
Greguerías (selección), de Ramón Gómez de la Serna
“Tránsito”, de Nélida Salvador
“Lluvia”, de Juan L. Ortiz
“Wiraqocha”, de Santa Cruz Pachacuti Yamqui
“La caricia que me espera”, de José Isaacson
Rimas, “CXXVI”, de Lope de Vega
Antología de Juan, “5”, de Armando Tejada Gómez
“En sombra grave”, de Luciana Mellado
Monobiblos, “XIX”, de Sexto Propercio
“Arte poética”, de Juan Gelman
Rimas, “21”, de Gustavo Adolfo Bécquer
“Poesía eres tú”; “16” y “70”, de La sueñera, de Ana María Shua
“Después”, de David Lagmanovich
“El hombre invisible”, de Gabriel Jiménez Eman
“No hay que complicar la felicidad”, de Marco Denevi

Referencias bibliográficas

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 2


VANILOCUENCIA
La ciudad está en mí como un poema
que aún no he logrado detener en palabras.
A un lado hay la excepción de algunos
versos
y al otro, arrinconándolos,
la vida se adelanta sobre el tiempo
como terror
que usurpa toda el alma.
Siempre hay otros ocasos, otra gloria:
yo siento el rendimiento del espejo
que no descansa en una imagen sola.
¿Para qué esta porfía
de clavar con dolor un claro verso
de pie como una lanza sobre el tiempo
si mi calle, mi casa,
desdeñosas de plácemes verbales,
me gritarán su novedad mañana?
Nuevas
como una novia no besada.
Jorge Luis Borges

El dinosaurio
Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí.
Augusto Monterroso
Manual para soñar pandito
III
Salgo. Y de acá hasta allá se destila la ignorancia.
Jarcha anónima Infinita. Y un mar de lágrimas que claman.
Inútiles. Y la gente pasea y solo pasea.
¿Qué faré yo o qué serád de mibi? Imbéciles. Y la nada se derrumba ante mis ojos.
¡Habibi, Puente. Todo tan lejos tan nada tan todo.
Non te tolgas de mibi! Relativo. La mugre que se asoma y que nos tapa.
Radioactivo. El mundo duele y está doliendo.
Peor. No tengo, no te tengo.
‘¿Qué haré, qué será de mí? / ¡Amigo, / Quizá. Así el mundo doliera un poco menos.
No te apartes de mí!’
Ignacio M. Sánchez

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 3


Ilíada, I, 1-7 ‘La cólera canta, oh diosa, del Pelida
μῆνιν ἄειδε θεὰ Πηληϊάδεω Ἀχιλῆος Aquiles, maldita, que causó a los
οὐλομένην, ἣ μυρί᾽ Ἀχαιοῖ ς ἄλγε᾽ ἔθηκε, aqueos incontables dolores, precipitó al
πολλὰς δ᾽ ἰ φθίμους ψυχὰς Ἄϊδι προΐαψεν Hades muchas valientes vidas de héroes
ἡρώων, αὐτοὺς δὲ ἑλώρια τεῦχε κύνεσσιν y a ellos mismos los hizo presa para los
5οἰ ωνοῖ σί τε πᾶσι, Διὸς δ᾽ ἐτελείετο βουλή, perros y para todas las aves —y así se
ἐξ οὗ δὴ τὰ πρῶτα διαστήτην ἐρίσαντε cumplía el plan de Zeus—, desde que
Ἀτρεΐδης τε ἄναξ ἀνδρῶν καὶ δῖ ος Ἀχιλλεύς. por primera vez se separaron tras haber
reñido el Atrida, soberano de hombres,
y Aquiles, de la casta de Zeus’.
Homero

El jardinero
V
Se ha apoderado de mí la sed por las cosas lejanas y mi alma, abriéndose, quisiera saturarse de las
indefinibles vaguedades. Mientras, penetrante, suena el llamado de tu flauta hasta hacerme olvidar de
que no tengo más alas y que esta cárcel se ha cerrado para siempre.
¡Ah! ¡Más allá hermético e innombrable!
Ansioso y desvelado vago hasta el punto de ser extranjero en la tierra mía. Me llega tu cálido aliento,
susurrándole a mi corazón una esperanza imposible. / Y continúa llamándome tu flauta, haciéndome
olvidar de que ignoro tu camino y que el corcel alado no está a mi alcance.
Soy un peregrino en la soledad de mi propio corazón. En la dorada niebla del ocaso alcanzo la
imponente visión de tus promesas. Y, siempre, taladrando mis oídos, llega el canto de la flauta, y me
olvido de la soledad de mi morada, de mi prisión cuyas puertas tiempo ha que están selladas.
Rabindranath Tagore

Greguerías

La poesía agujerea el techo para que veamos el cielo 1.


Sifón: agua anarquista a la que se le suben en seguida las burbujas a la cabeza.
El arco iris es la bufanda del cielo.
Tenía tan mala memoria que se olvidó que tenía una mala memoria y comenzó a
recordarlo todo.
El barril es el miriñaque del vino.
Cuando el niño enseña al padre por primera vez un agujero en la suela del zapato,
muestra la primera herida de su vida.
Cuando la mujer se quita una media parece que va a mirarse una herida.

1
Gómez de la Serna. Nuevas greguerías. 49.

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 4


Los ceros son los huevos de los que salieron las demás cifras.
La luz canela de la madrugada prepara el bollo del día.
La jirafa es un animal alfombrado.
La polilla convierte nuestro chaleco en un cielo estrellado 2.
La Y griega mayúscula es la copa de champaña del alfabeto.
El poeta que pasa va tan orgulloso que nunca quiere volver la cabeza aunque le chisten
para hacerle ver que se le ha caído la inspiración.
El buen escritor no sabe nunca si sabe escribir 3.
Ramón Gómez de la Serna

TRÁNSITO
En esta medianoche
que aproxima el verano:
aire desprotegido de hoja verde,
calendario sin tregua
mermándose y ardiendo,
aquí, sobre el pino desmantelado, LLUVIA
bajo la luz tremenda
de lo indeciblemente dulce y peligroso, Todo el día mi alma hoy estará suspensa
vuelco como tres dados de la voz del agua,
los bienes del destino: como en un sueño
ser, dar, irse. mojado.
Porque después de ser y entregar
no hay asombro ¡La voz del agua
ni suspenso ni espera dulcemente cierra el mundo!
y sólo cabe el tránsito,
la arrebatada fuga, Todo el día seré un niño
el ir, el irse en llamas, que se está durmiendo.
como un verano
La vida será solo
huyendo. una voz querida.
Nélida Salvador Juan L. Ortiz

2
Gómez de la Serna. Antología. 115, 217, 221, 314, 316, 317, 318, 477, 477, 480.
3
Gómez de la Serna. Greguerías. 98, 135, 136.

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 5


La caricia que me espera

Te imagino
como una caricia que me espera.
[WIRAQOCHA] Sitiado por los grises
Es Wiraqocha Cuando yo sea ciegamente palpo Tu forma.
señor del origen. y sepa,
“Sea esto hombre, cuando yo comprenda Extraviado en tu Rostro
sea esto mujer”. y conjeture, tan entrañado en mí
De la fuente sacra entonces me verás y tan ausente.
supremo juez, y me conocerás. Tu amor
de todo cuanto hay Es que el sol donde todo se engendra y concibe
enorme creador. y la luna, ilumina tormentosas penumbras.
¿Dónde estás? el día, El tiempo
¿No te veré acaso? y la noche, va disolviendo mi contorno
¿Hállase arriba, la maduración consume
tal vez abajo y el estío estas zonas todavía posibles.
o al través, no son en vano;
tu regio trono? caminan, Una sustancia
¡Háblame! según lo ordenado, de Tu sustancia desprendida
Te lo ruego. hacia su destino; retorna al regazo del origen.
Lago en el alto llegarán, Confundida en la Extensión
extendido. a su término mensurado. se anularán
Lago abajo situado. El cetro real los azares del tiempo y la memoria.
Creador de la tierra, me lo enviaste tú. Nadie recordará
de hombres procreador. ¡Háblame! mi furtivo tránsito.
¡He aquí: Te lo ruego.
las cosas ¡Escúchame! Desde la distancia inabarcable
que hacen de ti Te lo suplico, mi solo estar gobiernas.
gran señor! cuando quizá Implacables
Mis ojos en blanco todavía no me canse, muros de silencio
hacia ti, todavía no me muera. me rodean.
yo quiero verte. (Texto de Santa Cruz Pachacuti Señor de los caminos
Yamqui; trad. por Eduardo condúceme a Tu ruedo.
Bendezú)
Si en la criatura Te amas
concédeme
el reino sutil de Tu perfume.
No me olvides
Señor
en un perdido recodo de Tu espacio.
Desde mi sed
continúo imaginándote
como la caricia que me espera.
José Isaacson

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 6


Rimas, CXXVI

Desmayarse, atreverse, estar furioso,


áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso.
No hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso.
Huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño.
Creer que un cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor, quien lo probó lo sabe.
Lope de Vega

Antología de Juan En sombra grave


5
El juego de poleas me mueve las partes
Más bien es largo el camino. como a un muñeco huérfano
El sol le ha metido un tajo. de todo.
En esta debilidad en que me abandono,
Esta mañana tenía no sé desear otra cosa
fresco rocío al costado. que no sea la vida
Le parpadeaba la luz hasta el desborde.
sobre el pecho de los álamos. Pero crece en sombra grave
un fantasma arrastrado
Madrugué pero fue inútil, por el cuerpo
Madrugué y al fin de nada entre cables
me ha servido la mañana, y ahogos.
ahora vuelvo y el día En la salud y en la enfermedad,
ya no me sirve de nada. el hombre no separe
Es fiero tener el día lo que Dios ha unido.
de sobra, como la barba. No lo separe antes de saber
dónde termina el amor
Esta mañana lo anduve y empieza el miedo.
silbadito y con más ganas… Luciana Mellado
Ahora vuelvo con las mismas,
con las mismas y cansado.
¡Pucha que es largo el camino
sin silbido y sin trabajo!
Armando Tejada Gómez

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 7


Monobiblos, XIX
Non ego nunc tristis vereor, mea Cynthia, Manes,
nec moror extremo debita fata fogo;
sed ne forte tuo careat mihi funus amore,
hic timor est ipsis durior exsequiis.
non adeo leviter nostris puer haesit ocellis,
ut meus oblito pulvis amore vacet.
illic Phylacides iucundae coniugis heros
non potuit caecis immemor esse locis,
sed cupidus falsis attingere gaudia palmis
Thessalis antiquam venerat umbra domum.
illic quidquid ero, semper tua dicar imago:
traicit et fati litora magnus amor.
illic formosae veniant chorus heroinae,
quas dedit Argivis Dardana praeda viris:
quarum nulla tua fuerit mihi, Cynthia, forma
gratior et (Tellus hoc ita iusta sinat)
quamvis te longae remorentur fata senectae,
cara tamen lacrimis ossa futura meis.
quae tu viva mea possis sentire favilla!
tum mihi non ullo mors sit amara loco.
quam vereor, ne te contempto, Cynthia, busto
abstrahat a nostro pulvere iniquus Amor,
cogat et invitam lacrimas siccare cadentis!
flectitur assiduis certa puella minis.
quare, dum licet, inter nos laetemur amantes:
non satis est ullo tempore longus amor.
Sexto Propercio

‘No temo yo ahora, Cintia mía, los tristes Manes, / ni me importa el destino debido a la
postrera hoguera, / pero que acaso mi funeral esté privado de tu amor, / ese miedo es peor
que la exequia misma. / No tan superficialmente entró Cupido en mis ojos / como para que
mis cenizas estén libres de tu amor olvidado. / Allí, en los lugares sombríos, el héroe
descendiente de Fílaco / no pudo soportar el recuerdo de su amada esposa, / sino que,
deseoso de tocar a su amor con ilusorias manos, / el tesalio había ido cual sombra a su
antiguo hogar. / Allí, sea lo que fuere, siempre seré tu espectro: / un gran amor atraviesa
incluso las riberas del destino. / Allí lleguen a coro las hermosas heroínas, / las que el botín
de Troya entregó a los héroes griegos: / ninguna de ellas me será, Cintia, más agradable
que / tu figura, y (la justa Tierra así lo permita) / aunque los hados te reserven una larga
vejez, / queridos sin embargo serán tus huesos a mis lágrimas. / ¡Que esto mismo puedas
tú sentir viva sobre mis cenizas! / Entonces la muerte, donde quiera llegue, no me sería
amarga. / ¡Cuánto temo, Cintia, que, despreciada mi tumba, / Amor cruel te separe de mis
cenizas / y te obligue a la fuerza a enjugar las lágrimas que te brotan! / También la joven
fiel se doblega con continuas amenazas. / Por lo cual, mientras podamos, gocemos juntos
de nuestro amor: / el amor, dure lo que dure, nunca es demasiado largo’.

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 8


Arte poética

Entre tantos oficios ejerzo éste que no es mío,

como un amo implacable


me obliga a trabajar de día, de noche,
con dolor, con amor,
bajo la lluvia, en la catástrofe,
cuando se abren los brazos de la ternura o del alma,
cuando la enfermedad hunde las manos.

A este oficio me obligan los dolores ajenos,


las lágrimas, los pañuelos saludadores,
las promesas en medio del otoño o del fuego,
los besos del encuentro, los besos del adiós,
todo me obliga a trabajar con las palabras, con la sangre.

Nunca fui el dueño de mis cenizas, mis versos,


rostros oscuros los escriben como tirar contra la muerte.
Juan Gelman

Poesía eres tú
Tu presencia y tu voz lo invaden todo, constantemente, ya no te escucho pero aun así te oigo, ese
sonido discordante convertido en la música de fondo de mi vida, esa masa compacta de ruidos de la
que por momentos mi mente extrae algún sentido, en la que me muevo pesadamente, como un buzo
agobiado por las muchas atmósferas que presionan su cuerpo contra el fondo del mar. Tal vez por eso,
amor mío, me gustas cuando callas porque estás como ausente4.

4
Shua. Cazadores de letras. 428.

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 9


La Sueñera
16
En la oscuridad confundo un montón de ropa sobre una silla con un animal informe que se
apresta a devorarme. Cuando prendo la luz, me tranquilizo, pero ya estoy desvelada. Lamentablemente,
ni siquiera puedo leer. Con la camisa celeste clavándome los dientes en el cuello me resulta imposible
concentrarme (26).
70
Con una mueca feroz, chorreando sangre y baba, el hombre lobo separa las mandíbulas y desnuda
los colmillos amarillos. Un curioso zumbido perfora el aire. El hombre lobo tiene miedo. El dentista
también (80).
Ana María Shua

Después
Cuando caducó la electricidad dejaron de existir los televisores, las radios, los trenes eléctricos
reales y de juguete, y muchas otras cosas con las que antes convivíamos.
Los que quedaron vivos después de las grandes explosiones atómicas se dispersaron y, como
pudieron, reanudaron su vida en el campo, en agudas condiciones de abandono, pero lejos de los
restos humeantes de las ciudades.
Un día, uno de los sobrevivientes encontró, entre las ruinas de una casa campesina, una
guitarra con cuatro de sus cuerdas milagrosamente intactas. Tenía un vago recuerdo de lo que
significaba aquel objeto. A tientas entre las nieblas del shock aún no disipado tensó las cuerdas
como mejor pudo y apoyó la guitarra contra su cuerpo. No sabía por dónde comenzar. Lleno de
perplejidad, se puso a experimentar con los sonidos que, bajo la torpeza de sus dedos, salían de la
redonda boca del instrumento.
De ese cataclismo, de ese desamparo y de ese desconcierto volvió a nacer la música.
David Lagmanovich

El hombre invisible

Aquel hombre era invisible, pero nadie se percató de ello.


Gabriel Jiménez Eman

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 10


Marco Denevi. Falsificaciones. pp. 72-74.

NO HAY QUE COMPLICAR


LA FELICIDAD

Un parque. Sentados bajo los árboles, ELLA Y ÉL se besan.


―ÉL: Te amo.
―ELLA: Te amo.
Vuelven a besarse.
―ÉL: Te amo.
―ELLA: Te amo.
Vuelven a besarse.
―ÉL: Te amo.
―ELLA: Te amo.
Él se pone violentamente de pie.
―ÉL: ¡Basta! ¿Siempre lo mismo? ¿Por qué, cuando te digo que te amo, no
contestas que amas a otro?
―ELLA: ¿A qué otro?
―ÉL: A nadie. Pero lo dices para que yo tenga celos. Los celos alimentan el
amor. Despojado de ese estímulo, el amor languidece. Nuestra felicidad es
demasiado simple, demasiado monótona. Hay que complicarla un poco.
¿Comprendes?
―ELLA: No quería confesártelo porque pensé que sufrirías. Pero lo has
adivinado.
―ÉL: ¿Qué es lo que adiviné?
ELLA se levanta, se aleja unos pasos.
―ELLA: Que amo a otro.
―ÉL: Lo dices para complacerme. Porque yo te lo pedí.
―ELLA: No. Amo a otro.
―ÉL: ¿A qué otro?
―ELLA: No lo conoces.
Un silencio. Él tiene una expresión sombría.

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 11


―ÉL: Entonces ¿Es verdad?
―ELLA: (DULCEMENTE): Sí. Es verdad.
EL se pasea haciendo ademanes de furor.
―ÉL: Siento celos. No finjo, créeme. Siento celos. Quiero matar a ese otro.
―ELLA: (DULCEMENTE) Está allí.
―ÉL: ¿Dónde?
―ÉL: Iré en su busca.
―ELLA: Allí, detrás de aquellos árboles.
―ELLA: Cuidado, quiere matarte.
―ÉL: ¿Qué hace?
―ELLA: Nos espía. También él es celoso.
―ÉL: Iré en su busca.
―ELLA: Cuidado. Quiere matarte.
―ÉL: No le tengo miedo.
ÉL desaparece entre los árboles. Al quedar sola, ELLA ríe.
―ELLA: ¡Qué niños son los hombres! Para ellos, hasta el amor es un juego.
Se oye el disparo de un revólver. ELLA deja de reír.
―ELLA: Juan.
Silencio.
―ELLA: (MÁS ALTO) Juan
Silencio.
―ELLA: (GRITA) ¡Juan!
Silencio. ELLA corre y desaparece entre los árboles. Al cabo de unos instantes
se oye el grito desgarrador de ELLA.
―ELLA: ¡Juan!
Silencio. Después desciende el telón.

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 12


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Bécquer, Gustavo Adolfo. “21”. Rimas. Estudio preliminar y notas Ivonne Bordelois y María Silvia
Delpy. 7° ed. Grandes Obras de la Literatura Universal, 49. Buenos Aires: Kapelusz, 1969. 74.
Borges, Jorge Luis. “Vanilocuencia”. Fervor de Buenos Aires. Buenos Aires: Proa, 1923. S.p.
Carrillo, Francisco. “Wiraqocha”. Enciclopedia histórica de la literatura peruana; 1. Literatura quechua
clásica. Lima: Horizonte, 1986. 71-2.
Denevi, Marco. “No hay que complicar la felicidad”. Falsificaciones. Buenos Aires: Corregidor, 1996.
Gelman, Juan. “Arte poética”. “Velorio del solo; 1961”. Juan Gelman. Ariel Milaseni, comp. 25 ago.
2011. En línea: <www.juangelman.net>
Gómez de la Serna, Ramón. Antología: Cincuenta años de literatura. Selecc. y pról. Guillermo de
Torre. Buenos Aires: Losada et al., 1955.
---. Greguerías. Ed., introd. y notas Antonio A. Gómez Yebra. Clásicos Castalia, 205. Madrid: Castalia,
1994.
---; Chema Madoz. Nuevas greguerías. Biblioteca Blow Up Libros Únicos. La Fábrica, 2012. Libro
digital en <issuu.com/lafabrica/docs/lafabrica>
Homer. Homeri Opera. Oxford: Oxford University Press, 1920.
Homero. Ilíada. Emilio Crespo Güemes, trad. Madrid: Gredos, 2000.
Isaacson, José. “La caricia que me espera”. Plegarias. Buenos Aires: Marymar, 1996. 28-9.
Jiménez Eman, Gabriel. “El hombre invisible”. “Antología de microrrelatos”. Anaquel Austral.
Virginia Vidal, ed. Santiago: Poetas Antiimperialistas de América. 14 oct. 2009. En línea: <virginia-
vidal.com/catastro/cuentos/article_354.shtml>
Lagmanovich, David. “Después”. Casi el silencio: Microrrelatos. Tucumán: Fundación Tiempo de
Compartir, 2005. 59.
Mellado, Luciana A. “En sombra grave”. Animales pequeños. Vicente López: La Carta de Oliver, 2014.
21.
Monterroso, Augusto. “El dinosaurio”. Ciudad Seva. En línea: <http://ciudadseva.com/texto/el-
dinosaurio/>
Ortiz, Juan L. “Lluvia”. Sandra Toro, comp. El placard. 2011. En línea: <el-placard.blogspot.com.ar>
Propercio, Sexto Aurelio. “Monobiblos, XIX”. Elegías. Introd., trad. y notas A. Ramírez de Verger.
Madrid: Gredos, 1989. 111-2.
Salvador, Nélida. “Tránsito”. José Isaacson; Carlos Enrique Urquía, compils. 40 Años de poesía
argentina; III. 1950-1960. Buenos Aires: Aldaba, 1964. 232.
Sánchez, Ignacio Martín. “III”. Manual para soñar pandito. Ilust. Emiliano Castillo. Pról. Santiago
Alonso. San Martín de los Andes: Ediciones De la Grieta, 2017. 16.
Shua, Ana María. La sueñera. Escritores Argentinos. Buenos Aires: Emecé, 2006.
---. Cazadores de letras: Minificción reunida. Madrid: Páginas de Espuma, 2009.
Tagore, Rabindranath. “V”. El jardinero. Roberto Díaz Alfaro, trad. Buenos Aires: Editorial de Grandes
Autores, 1944. 13-14.
Tejada Gómez, Armando. Antología de Juan. Dibujos Carlos Alonso. Mendoza: Testimonio, 1958.
S.p.
Urquiza, Victoria. “Trazos”. Write like a girl!: Antología de poetas mendocinas. 2° ed. Buenos Aires:
Peces de Ciudad, 2017.
Vega, Lope de. Rimas. Ramón García González, ed. Alicante: Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes,
2003. En línea: <www.cervantesvirtual.com>

ANTOLOGÍA INGRESO LETRAS 13

You might also like