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El fracaso de la apertura y privatización de la

petroquímica secundaria en México


La reciente aprobación de la reforma energética, que abre a la inversión privada la industria eléctrica y
petrolera de México, abriga muchas esperanzas entre los empresarios para invertir en esos sectores. Tenemos
que esperar que esta apertura no sea un fracaso como fue la que se dio con la apertura y privatización del
sector de la química secundaria en el gobierno de Carlos Salinas de Gortari en los años noventa, que provocó
que el país se volviera más dependiente en ese sector de los hidrocarburos, y que nunca alcanzó el flujo de
inversión que se esperaba.

La petroquímica secundaria de México, que tuvo su esplendor en los años ochentas del siglo pasado y que
llegó a ser la 5a productora de estos derivados de gas y petróleo a nivel mundial, ha venido decayendo en su
producción e importancia, esto debido a equivocadas políticas en el sector y mala planeación de parte de los
gobiernos encargados de esta actividad económica.

La función de la petroquímica tiene gran importancia para el desarrollo económico del país, ya que es la
industria que transforma el gas natural y algunos derivados del petróleo en materias primas, las cuales
representan la base de diversas cadenas productivas, como es la industria textil, automotriz, electrónica,
plásticos, fertilizantes, etcétera.

El gobierno de Carlos Salinas de Gortari, en 1992, modificó el artículo 27 constitucional en materia de


petróleo, para liberar 46 productos petroquímicos secundarios reservados a la Nación, y dejó únicamente
siete productos básicos derivados del petróleo y gas exclusivos para el Estado.

La modificación constitucional del artículo 27 de la carta magna que hizo el gobierno salinista en materia de
petróleo, definió a la petroquímica secundaria, como resultado de procesos fundados en la primera
separación física importante que se efectuó a partir de productos de la refinación de hidrocarburos naturales
del petróleo.

La apertura al capital privado de la petroquímica secundaria no dio los resultados esperados. El gobierno de
Ernesto Zedillo licitó la planta de Cosoleacaque, que era el complejo más grande del mundo en producción
de amoniaco; en 1996 esta planta producía 2.5 millones de toneladas de amoniaco, diez años después esta
misma ya solamente producía 600 millones de dicho petroquímico. Cabe hacer mención que nadie llegó al
precio del complejo petroquímico licitado, por ello siguió siendo de Pemex; lo mismo sucedió con la
licitación del complejo de etileno, llamado Morelos, en que no hubo interés por adquirir esta planta por parte
del capital privado.

Si bien es cierto no hubo condiciones para concretar las licitaciones de las plantas petroquímicas de Pemex,
lo que sí se pudo hacer para privatizar la petroquímica secundaria fue la implementación de “filiales dentro
de petroquímica” con la cual se constituyeron 10 empresas bajo el régimen mercantil de sociedad anónima.

El argumento que dio el entonces secretario de energía del gobierno de Ernesto Zedillo, el Dr. Luis Téllez K
(actualmente director de la Bolsa Mexicana de Valores) para desmantelar la petroquímica secundaria, fue
que estas plantas sólo eran negocio en países donde la materia prima para que estos complejos, el gas
natural, por ejemplo, era muy barata. Siendo que México no es auto suficiente en este energético y los
precios son altos, la petroquímica secundaria deja de ser negocio. El funcionario olvidó que la petroquímica
es un sector estratégico para el encadenamiento industrial.
El gas natural sólo es insumo necesario para la elaboración de amoniaco y metanol, y sus derivados, los
demás productos de la petroquímica son derivados del petróleo, por lo que no es justificación para no
invertir, además se le debe dar la importancia de sector estratégico para muchas industrias.

En México hay mucho gas natural en el subsuelo, pero este no ha sido explotado, y el que se extrae o se
importa se quema en las termoeléctricas para generar electricidad, cuando se podría generar esta energía con
productos de aceites residuales provenientes de petróleo crudo, de los que sí tenemos reservas, como el
queroseno, que con un cierto tratamiento no sería tan contaminante produciendo energía.

El gobierno del presidente Vicente Fox, propuso para el sector el “Proyecto Fénix” que contemplaba la
instalación de nuevas plantas de etileno, así como un tren de aromáticos, con participación de la iniciativa
privada, y Pemex como socio minoritario, en un 30 por ciento, con contratos a 20 años y la idea central de
atraer inversionistas. El incentivo que se daba a la inversión privada era la obtención de materia prima de
Pemex Refinación y Pemex Gas a precios más bajos (“precios de oportunidad”), pero el proyecto tuvo que
diferirse, ya que la Secretaria de Hacienda no autorizó rebajar el precio del gas.

El Proyecto Fénix ha cristalizado hasta este 2013, con la alianza entre Pemex y la brasileña Mexichem, que
formó la empresa “Petroquímica Mexicana de Vinilo, S.A. de C.V.”, en la cual Mexichem aporta el
capital para la modernización de la planta, mientras que Pemex le arrendará los terrenos del complejo
Pajaritos a precios mínimos.

La iniciativa de reforma fiscal que presentó la semana pasada el presidente Enrique Peña Nieto habla muy
poco de la petroquímica, pero sí se hace referencia a que esta iniciativa energética, de ser aprobada, hará que
los fertilizantes bajen de precio para impulsar la reactivación del campo mexicano.

La privatización de la empresa estatal de fertilizantes Fertimex, en 1993, ocasionó que los empresarios que
la adquirieron determinaran que convenía más importar la urea o fertilizantes de otros países, cerrando está
industria. Actualmente sólo cuatro compañías comercializadoras tienen el control del mercado de
fertilizantes en el país, con precios muy elevados, además de que afectaron más de 20 mil empleos directos y
desplomaron la producción de amoniaco en México, afectando la cadena prioritaria Gas- Amoniaco.

En el gobierno de Calderón se le puso arancel cero a las importaciones de fertilizantes, pero aun así el precio
de este producto es inalcanzable para muchos agricultores del país.

En conclusión, se tiene que tener una política integral en energéticos, que incluya a la petroquímica
secundaria y que la rescate de su estado actual, convirtiéndola en una palanca estratégica de encadenamiento
industrial.

Referencia:

https://www.sdpnoticias.com/columnas/2013/12/15/el-fracaso-de-la-apertura-y-privatizacion-de-la-
petroquimica-secundaria-en-mexico

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