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MEXICO
ESCUELA NACIONAL PREPARATORIA
PLANTEL #3 JUSTO SIERRA
559
Alcántara
Profesor: García Ruíz José Antonio
Asignatura: Literatura Universal
Trabajo: Manifiesto
Tema: Estigmatización de las personas con
trastornos mentales
Manifiesto contra la estigmatización social en
las personas con trastornos mentales
Una de las cuestiones más difíciles de afrontar ahora y siempre es la exclusión
social, porque vivir unificados y sin distinción ha significado constantemente un
gran reto en nuestra forma de operar día con día.
Un ejemplo del que casi no se ocupa la sociedad en hablar, es en el de la exclusión
social en personas que padecen de trastornos mentales, y es que la mayoría
parece no entender de lo que verdaderamente contempla una situación como
esta: el padecimiento de un trastorno mental (en general) y su estigmatización en
la comunidad.
Parece que ha sido sencillo no involucrarse de tocar temas como estos, pues, al
parecer, es casi como habláramos de casos aislados que no afectan nuestro día a
día, pero esto es de lo que más hemos errado.
¿Qué es un trastorno mental?, ¿quienes lo padecen?, ¿es importante fijarnos en el
comportamiento de estas personas o en el nuestro (hacia ellas)?. Una de las cosas
más comunes que encontramos en el análisis del comportamiento de la sociedad
cuando se enfrenta a el hecho de convivir con este grupo de personas es que
muchas de estas parecen temer o tratar condescendientemente a los individuos
con trastornos mentales. ¿De verdad se debe tratar diferente del resto a las
personas con desórdenes mentales?.
Con la pregunta anterior nos referimos a actitudes negativas y aparentemente
“especiales” (como la pena o la condescendencia) que hacen de esta convivencia
algo más dañino que aparentemente “normal” y dificultan el desarrollo personal
de ambas partes y sobretodo, de la persona que padece el trastorno.
Al realizar este texto ponemos de manifiesto que nuestra postura ante este
problema está en contra de los problemas sociales e individuales que conllevan
actitudes con falta de valores y estigmatizando al prójimo. Estamos a favor de
realizar un cambio de actitud en nosotros y transmitirlo a los demás.
Este manifiesto tiene el objetivo de ser de una fuente más de expresión del
problema (pues no dudamos que haya más textos como estos) para así declarar
que nosotros queremos exponer nuestros propuestos para la erradicación del
problema empezando por explicar y contextualizar este problema en la
actualidad, cosa que nos darán bases con las cuales explicarle al lector las manera
en que esta cuestión se expresa y cómo podemos mejorar esta situación.
En el contenido de este texto se revisará una definición básica de lo que se
denomina trastorno mental, los prejuicios que tiene en la actualidad; lo que
implica tener una enfermedad mental; las enfermedades más estigmatizadas así
como datos y cifras acerca de las mismas; acerca del tratamiento que podrían o
no tener (y por qué), y las consecuencias que el problema en cuestión trae:
discriminación en el trabajo, familia y sociedad, y dado esto, las oportunidades
que en estos círculos sociales se tiene (que se ven minoradas). Por último
daremos nuestros propuestos y estrategias para erradicar un problema como
este.
¿Qué es el estigma y el trastorno mental?
Se define como una alteración de los procesos cognitivos y afectivos que impide a
la persona que lo padece un desarrollo normal, ya que estas alteraciones suponen
que se vea afectada las capacidades de razonamiento, tener problemas
comportamentales, hallar dificultades para reconocer la realidad y en general se
suele presentar problemas de adaptación.
¿Qué es el estigma? el estigma se manifiesta en tres niveles de comportamiento
social: estereotipos, prejuicios y discriminación. Los estereotipos son creencias
aprendidas que representan una caracterización a un determinado grupo.
En el caso de la enfermedad mental, los estereotipos más habituales se refieren a
la peligrosidad, violencia, impredecibilidad y debilidad de carácter, además de la
responsabilidad sobre la enfermedad y la incompetencia para tareas básicas como
el autocuidado. Cuando, al aplicar estos estereotipos, una persona experimenta
miedo, desconfianza u otras reacciones emocionales negativas, se están poniendo
en marcha las actitudes y valores que constituyen los prejuicios. Todo ello puede
conducir a una discriminación, esto es, a comportamientos de rechazo que da
como resultado que las personas con un trastorno mental se vean en situación de
desventaja social.
En definitiva, los estereotipos, prejuicios y discriminaciones asociadas a la
enfermedad mental pueden privar a quienes la padecen de oportunidades
esenciales para el logro de sus objetivos vitales, especialmente aquellos que
tienen que ver con su independencia económica (trabajo) y personal.
Visión social
Sin embargo, ante la pregunta, ¿qué es lo que se piensa normalmente de los
trastornos mentales?, comúnmente se piensa que un trastorno mental es un
estado que supone agresividad, locura, tener un comportamiento peligroso e
incapaz de realizar tareas que la mayoría realiza (como trabajar o estudiar), que
son incompetentes en más de un ámbito, que no son capaces de convivir con
otras personas o animales, que solo las desarrollan las personas débiles (y por
tanto tienen la culpa de padecer estos trastornos), que sus ideas o criterios no
pueden ser tomadas en cuenta ya que la perspectiva con la que ven las cosas es
totalmente equívoca, entre los cosas.
Si bien los trastornos mentales modifican el comportamiento normal de una
persona, no quiere decir que necesariamente se torne en agresividad, y menos en
comportamientos tan irrazonables como para generalizarse siendo llamados
locos, puesto a que esto supone estar privados completamente de las facultades
mentales (como razonar y emitir un juicio válido). La evidencia científica nos dice
que las personas con trastornos mentales graves no son más violentas que las
demás. Al contrario, suelen ser víctimas y no agresoras. Su enfermedad las
convierte en objeto de desprecio, burla y violencia, una situación que no se da en
otras patologías.
A veces sin saber si la persona recibe tratamiento o no, en el ámbito laboral se
suele rechazar a las personas teniendo estos trastornos porque se cree que serán
incapaces de realizar el trabajo que se les solicite, cuando muchas veces esto es
incorrecto, ya que podemos ver muchos casos en los cuales cuando incluso ya se
está en un estado más estable y son capaces de realizar todas las tareas que una
persona podría hacer. Pese a esto se sigue recibiendo rechazo inherente al hecho
de padecer trastornos mentales.
Muchas veces ligados a la idea de que las personas frecuentan pensar que las
personas con trastornos mentales tienden a ser individuos peligrosos, se piensa
que no son competentes para llevar relaciones sociales, cosa, que no se puede
generalizar, pues depende más bien de otros factores si se es una persona
potencialmente peligrosa/agresiva y no depende directamente si una persona
tiene trastornos mentales en general, por lo que si se es competente o no para
hacer relaciones sociales también tiene que ver en gran medida a otros factores
(como los de personalidad , biológicos y sociales) no dependientes de los
desórdenes cognitivos.
Entre otras cosas, no podemos decir que solo las personas “débiles” desarrollan
este tipo de trastornos, ya que depende más bien de otros factores como los
biológicos, psicológicos o sociales. Nunca se puede culpar a una persona por
presentar un padecimiento mental.
Muchos de los problemas de exclusión inician en un principio por desacreditar
sin haber escuchado del todo las ideas o criterios de un individuo con este tipo de
enfermedades, y sin darse cuenta que nos estamos apresurando a desaprobar sin
saber que muchas veces podrían hacer juicios igual de coherentes y razonables
como cualquier otro emitido por una persona aparentemente “normal”.
Sociedad y Trabajo
En el contexto laboral se encuentran cuestiones tales como la falta de
oportunidades de empleo, actitudes condescendientes por parte de los
compañeros, sentimientos de control y supervisión extrema, exclusión de
responsabilidades dado que se les considera que son una carga, como personas
débiles y carentes de autocontrol, por tanto desconfiables; malos entendidos
porque se atribuye todo problema a la enfermedad y por último comentarios
negativos y sarcásticos por parte de los compañeros.
Es así como notamos más de los aspectos donde se refleja la discriminación y
estigmatización de la que hemos estado hablando y si bien no generalizamos
tampoco a la gente, si debemos de reconocer esta clase actitudes aunque no sea
en nosotros mismos (aunque es más importante) e intentar evitarlas cuando se
presenten ante nuestros ojos.
Medios de comunicación
Se ha demostrado que desde que los medios de comunicación comenzaron a ser
una gran influencia en la forma percibir al mundo, las personas recurrían a estos
recursos en primera instancia para informarse sobre todo tipo de cuestiones lo
que provocaba que muchas veces la información que, en gran medida era errada,
se transmitía de manera global a la población y la gente lo tomara como
verdadero.
¿Qué es lo que estos medios transmite? una visión llena de estereotipos negativos
que denotaban peligrosidad e impredecibilidad.
La representación de la enfermedad mental en la prensa es predominantemente
negativa, apareciendo ligada con frecuencia a sucesos violentos y delictivos.
En los medios como la televisión y el periodismo, se han escuchado títulos de
noticias sensacionalistas que exageran la realidad y que solo buscan llamar la
atención en base al morbo y la tergiversación de los hechos. Todo esto supone
una falta de ética profesional, responsabilidad y agresión a los derechos de
imagen del colectivo.
Generalmente se destacan los aspectos negativos, con una escasa presencia de
informaciones sobre personas con trastorno mental que llevan una vida
normalizada.
La identidad social que se les proporciona causa una importante parte del
sufrimiento de las personas con un trastorno mental principalmente en prensa
escrita, seguida del cine, televisión y radio puesto que muestran una visión de
peligrosidad, impredecibilidad, falta de control o vulnerabilidad.
“El estigma es un asunto muy complejo y nada fácil de resolver a corto plazo. Hay
que luchar contra la concepción de que la enfermedad mental es igual a violencia,
ya que solo el 1 por ciento de los delitos con violencia los cometen personas con
problemas de salud mental”
Tratamiento
Como ya hemos dicho, los trastornos mentales condicionan al individuo a
circunstancias donde les es difícil desenvolverse día a día, por esta razón sería
menester que la persona recibiera atención clínica y un tratamiento prudente, sin
embargo, hemos notado que en los círculos sociales, tanto familiares como
amigos, pueden disuadir al sujeto a no recurrir a esta ayuda, debido a que se cree
muchas veces que no se necesita, que es superfluo y que una persona con
enfermedad mental no es capaz de tomar decisiones debido a la estigmatización y
discriminación (es entonces, cuando tomar la decisión de ir a terapia es “mala
idea”).
Como ejemplo hemos escuchado de muchas veces que ir al psiquiatra o a
cualquier otro especialista es una pérdida de tiempo,y que lo que tienes que hacer
es simplemente afrontar tus problemas cuando en realidad esta última sentencia
no entiende de la definición más simple de lo que significa verdaderamente
trastorno mental.
Otros casos de estigmatización y discriminación social son precisamente en las
instituciones donde el sujeto pretende recibir ayuda. La poca conciencia social, la
poca fomentación del desarrollo de un buen personal clínico y los malos
programas de salud mental hace de estas instituciones más bien de almacenes
humanos que lugares donde curarse.
Prejuicios y enfermedades (más) estigmatizadas
Pasando por una amplia gama de enfermedades, los diagnósticos más frecuentes
son: la ansiedad con un 14% (unos 30 millones de personas afectadas), entre los
que se incluyen trastornos de pánico, agorafobia, fobia social, fobias específicas y
el trastorno generalizado de ansiedad. Los siguientes trastornos en prevalencia
son el insomnio (7%), depresión (6.9%), demencia (5.4%), trastornos por déficit de
atención e hiperactividad (5%), trastornos somáticos (4.0%) y adicción al alcohol
(3.4%).
De los anteriores las enfermedades más estigmatizadas son la esquizofrenia, el
trastorno bipolar y la depresión.
Se dice que “El prejuicio y la discriminación de la enfermedad mental es tan
incapacitante como la enfermedad misma; limitan a los afectados en el alcance de
sus metas personales y les disuaden de seguir tratamientos efectivos”, y tanto es
así que se considera el prejuicio y la discriminación como una segunda
enfermedad y como principal obstáculo para la recuperación, pues como hemos
visto anteriormente, la sociedad disuade a las personas a ir a recibir atención
médica, y los enfermos, con tal de darle peso a la imagen social que dará,
recurren a esconderse y encerrarse en su casas para así no recibir el doloroso
estigma social.
La ignorancia y la apatía son el principal motor de estos comportamientos, pues
se ha tratado de tener una visión equívoca de lo que significa padecer de:
esquizofrenia, el trastorno bipolar y la depresión.
Referente a la esquizofrenia podemos notar los siguientes estigmas:
● Las personas con esquizofrenia son violentas y peligrosas.
● Las personas con esquizofrenia pueden contagiar su enfermedad a otras
personas.
● Las personas con esquizofrenia son personas perezosas y poco fiables.
● Las personas con esquizofrenia son incapaces de informar sobre los
efectos de la medicación o sobre cualquier cosa que les suceda.
● Las personas con esquizofrenia son incapaces de tomar decisiones
racionales sobre sus vidas.
● Las personas con esquizofrenia son impredecibles.
● Las personas con esquizofrenia presentan un empeoramiento progresivo a
lo largo de su vida.
Sin embargo, excepto en el caso de los individuos con un historial de violencia
antes de caer enfermos, y aquellos con problemas de abuso del alcohol u otras
substancias, los que padecen esquizofrenia no son especialmente proclives a la
violencia. La mayoría de los individuos con esquizofrenia no son violentos; más
bien tienden al retraimiento y prefieren que se les dejen solos.
Ninguno de estos estigmas entiende que una persona con depresión consta de
problemas de concentración, de atención, de memoria, en la toma de decisiones y
planificación de actividades, a pesar de que estos síntomas cognitivos son
“nucleares” y son los que más afectan a la vida social y laboral, por lo que
podemos notar que la ignorancia en esta cuestión es la principal causa de la
estigmatización.
Muchas personas que sufren trastorno bipolar pueden no buscar ayuda debido a
este mito que nos hace sentir débiles si no podemos ni somos capaces de
controlar nuestras emociones.
Sin embargo, tener depresión, ansiedad o cualquier otra enfermedad no nos hace
más débiles que los demás.
El trastorno bipolar simplemente es una condición que puede tratarse para que la
persona que lo sufre logre el equilibrio que necesita.
Realidad social. ¿A quienes afecta este problema?
Pareciera que es problema de pocos el que se presente ésta cuestión, no obstante
¿estamos realmente fuera del problema?. No podemos ignorar el hecho de que 1
de cada 4 personas presentarán al menos una vez un su vida un problema mental
y por esto no se está exento de cualquiera de las desagradables experiencias que
se han comentado.
“Mi enfermedad tiene tratamiento, ¿tu prejuicio tiene cura”, es una frase que una
campaña española contra la estigmatización dejó como resultante del estudio de
datos de este problema. ¿Estamos realmente conscientes que el problema no es la
enfermedad en cuestión si no nuestros prejuicios que nos llevan a relaciones
insanas?. Sin respetar valores básicos como el respeto, la tolerancia y la igualdad,
este problema social ahonda principalmente en una cuestión vejatoria y
derogadora.
¿Qué se propone?
Dado que este texto no es una simple crítica hacia la falta de valores y sus
consecuencias en este determinado problema, nos proponemos a acabar este
texto con la manifestación de nuestros propuestos.
En el ámbito intrapersonal, consideramos prudentes el reforzamiento de las
siguientes cuestiones:
- Asistir a terapia por cuenta propia.
- No tener miedo de hablar de la inconformidad propia acerca del problema
planteado o la propia enfermedad
- Animar a otras personas a recibir ayuda en buenas instituciones
En el ámbito interpersonal:
- proporcionar más y mejores servicios de salud para la prevención de estas
enfermedades y la difusión de educación de salud mental en escuelas.
- Mejorar la información en los medios de difusión en torno a la salud
mental
- Mejorar el personal de asistencia en instituciones de salud
- Generar una mentalidad sin ignorancia o apatía hacia esta cuestión
El mérito de realizar este texto y su posterior exposición es sensibilizar al público
mediante la difusión de nuestro manifiesto y así lograr comunicar el problema y
nuestros propuestos. Esperamos lograr una pequeña diferencia con este trabajo,
ya que es de vital importancia difundir mensajes como este en la sociedad.
Pedimos que los medios de comunicación y de entretenimiento sean responsables
y en todo caso se informen e informen sobre salud mental en los términos justos
y objetivos: de la necesidad de la promoción de la salud mental de las personas
como parte indivisible de su salud y bienestar y de los avances en el tratamiento y
recuperación de las enfermedades mentales, que pueden afectar a cualquier
persona
Justificación
¿Por qué elegimos este tema?, por experiencias personales y ajenas, de personas
que son cercanas a nosotros y han tenido esta clase de experiencias
desagradables. Tuvimos una gran inspiración en este tema porque dado que las
muestras del problema mismo estaban a la vuelta de la esquina, nos fue posible
encontrar fácilmente las muestras de la problemática.
Así pues, dada la importancia de manifestar este problema social que muchas
veces se había pasando de largo, tuvimos la motivación de manifestar nuestro
desacuerdo y nuestras soluciones. Queremos generar un cambio y lo realizamos
primeramente en nosotros, pues al informarnos, tenemos con que transmitir una
idea más positiva y real de la situación.
Bibliografía:
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