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TERAPIA PSICOANALITICA

1. HISTORIA DEL PSICOANALISIS Y LOS 10 CASOS QUE SIGMUND FREUD


MANEJO

El psicoanálisis fue creado en Viena por Sigmund Freud, un médico neurólogo


interesado en encontrar un método efectivo de tratamiento para pacientes que
sufrían histeria y otros tipos de neurosis.

Se puede considerar como uno de los sucesos más trascendente en el origen de


la teoría la asistencia de Freud a las experiencias llevadas adelante por el
neurólogo Jean Martín Charcot en el hospital Salpêntrière de París. Estas
experiencias sugerían que mediante la hipnosis se podían inducir (y suprimir)
síntomas que se presentaban en los cuadros histéricos, como por ejemplo la
parálisis. Las personas que eran sometidas a estas experiencias no conservaban
en la conciencia lo sucedido, aunque seguía influyendo en el comportamiento
de los sujetos. A partir de estos resultados, estudiando numerosos casos clínicos
junto con Joseph Breuer, comenzaron a desarrollarse las primitivas teorías que
evolucionaron hasta formar el cuerpo teórico del psicoanálisis.

Tras hablar con estos pacientes, Freud planteó la teoría de que sus problemas
tenían como causa los deseos y fantasías reprimidas e inconscientes de
naturaleza sexual, socialmente inaceptables.

Desde que Freud dio a conocer el psicoanálisis en la década de 1890, ha ido


evolucionando y ramificándose en varias escuelas y técnicas de intervención.
Entre los sucesores y contemporáneos están Carl Gustav Jung, Alfred Adler,
Wilhelm Reich, Melanie Klein, Wilfred Bion, Jacques Lacan y muchos otros
que han refinado las teorías freudianas e introducido las propias

1. La neurosis obsesiva del “Hombre de las ratas”

De entre los casos que estudió Freud, éste fue, sin duda, uno muy importante,
ya que el comportamiento obsesivo de este paciente le permitió extraer
lecciones extraordinarias sobre dicho padecimiento.

Ernst Lanzer, que así se llamaba el “hombre de las ratas” si quieres más
información), tuvo un tratamiento exitoso con Freud. Su caso es el siguiente: el
paciente sufre miedos injustificados respecto a su padre y a su novia, pero
también impulsos suicidas acompañados de supersticiones absurdas .
Como es lógico, y siguiendo su propio método, Freud busca el origen de esta
patología en la sexualidad infantil, y allí descubre el inicio del trastorno
obsesivo: desde muy temprana edad, Lanzer siente un deseo obsesivo de ver a
una mujer desnuda, y al mismo tiempo un miedo irracional a que su padre
muera, conjunto que provoca en él un ansia de autocastigo que satisface a través
de acciones absurdas.

Freud lo llamó “hombre de las ratas” porque durante su servicio militar se


produjo el detonante de la crisis obsesiva; uno de sus superiores, del que Freud
dedujo tendencias sádicas, le describió a Lanzer un tipo de tortura en el que
se adaptaba a las nalgas del preso un recipiente, metiendo en él algunas ratas,
que luego se introducirían por el ano en busca de alimentos

Eso le produjo la terrible idea de que a su padre y a su novia los torturaran de


ese modo; Freud, a través de indagaciones en su infancia, encontró un
desequilibrio entre los sentimientos de amor, miedo y odio –hostilidad
reprimida– que se traducían en fantasías en las que su padre o su novia morían.
El sentimiento de culpa era tan grande que sentía impulsos de suicidarse.

Freud, gracias a este caso, pudo extraer ciertas enseñanzas sobre el


comportamiento compulsivo; por ejemplo, el importante papel que juegan las
supersticiones o las propias reglas del paciente; o la dualidad amor-odio, que
suele paralizar la voluntad de la persona y la conduce a una disociación de la
personalidad.

2. El “Hombre de los lobos”, Sergei Pankejeff

Este hombre sufrió un caso grave de depresión. A los 18 años contrajo gonorrea,
y a partir de allí una seria neurosis representada por una parálisis intestinal (que
le impedía la defecación normal) y trastorno obsesivo. Su vida estuvo
marcada por la tragedia: su hermana se suicidaría en 1906, su padre en 1907, y
luego su esposa en 1938. Al terminar la Primera Guerra Mundial, se instaló en
Viena tras haber perdido todo.

Freud lo trató entre 1910 y 1914. Este aristócrata ruso tuvo un sueño de
pequeño: en el sueño se despertaba y veía por su ventana un nogal con 6 o 7
grandes lobos blancos, observándolo. Eso era todo.

A partir de allí, Freud le diagnosticó neurosis obsesiva, derivada de episodios


de ansiedad a una edad muy temprana debidos a una muy estricta educación
religiosa. Para Freud, este sueño era la llave de la curación de Pankejeff, pues
la imagen de la ventana abierta y los lobos observando eran un signo de una
fantasía sexual reprimida, en la que su padre era el depredador y él la presa.
Freud sostenía que esta imagen podría provenir de que posiblemente Pankejeff
hubiese visto a sus padres teniendo sexo, cuando tenía año y medio.

Jung y Adler, discípulos suyos en aquel momento, discrepaban de esta


explicación, pues decían que no había manera de comprobar, a través de los
sueños, recuerdos reales de la primera infancia.

En todo caso, para Freud estaba clarísimo que el sueño obedecía a deseos
reprimidos del paciente, que incluían una tendencia homosexual; y el hecho de
no poder defecar con normalidad acentuaba el diagnóstico freudiano

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