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Estudio No.

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EL CREYENTE FUERTE Y EL DEBIL


Romanos 14:1-23
INTRODUCCION

El sistema de sacrificio de animales era el centro de la vida religiosa del


mundo antiguo bajo el Imperio romano. Después que se presentaba el
sacrificio a un dios en un templo pagano, se quemaba una parte de la
carne y a menudo el resto se enviaba al mercado para la venta,

Los creyentes de Roma por ser una iglesia mixta, formada por personas de
trasfondo judío y personas de cultura pagana, se preguntaban si debían o
no comer este tipo de carne.

En la Iglesia además había una serie de interrogantes de esta índole que se


discutían con frecuencia, que giraban alrededor de normas del Antiguo
Testamento que se habían cambiado en la Iglesia por diferentes motivos.

Asimismo, los creyentes de hoy día a menudo nos enfrentamos a preguntas


sobre cuestiones de opinión humana, sobre las cuales la biblia no es
enfática, y por esa razón los creyentes no hemos llegado a un consenso.

Son frecuentes las preguntas como ¿Puede un creyente participar de


conciertos del mundo?, ¿Hasta dónde se extiende nuestra libertad en
Cristo?, ¿puede la mujer cortarse el pelo? ¿Se me permite al creyente ir al
cine?, ¿Puedo tomar un poco de vino? ¿Se permite a la mujer vestirse de
pantalón?, etc.

Preguntas como éstas se oyen en reuniones de cristianos. ¿Qué bases se


deben utilizar para evaluar lo que nos conviene hacer como hijos de Dios?

La porción que hoy veremos nos presenta la solución al conflicto originado


por cuestiones de opinión humana, y estudiaremos el tema desarrollando
tres enseñanzas contenidas en la porción:

I. LOS CREYENTES Y LAS DIFERENCIAS DE OPINIONES


II. LOS CREYENTES Y EL SEÑORIO DE JESUCRISTO
III. LOS CREYENTES Y LA LIBERTAD EN JESUCRISTO

Iniciemos el desarrollo de nuestra primera enseñanza:


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Pastor Luis J. Valdera Cáceres El Creyente fuerte y el Débil

I. LOS CREYENTES Y LAS DIFERENCIAS DE OPINIONES

A. UNA ACLARACION NECESARIA

1. Asuntos de opinión humana de la fe cristiana, son aquellos sobre


los cuales Dios no ha dado mandato específico en la Biblia.

2. Un creyente fuerte es uno que ha crecido en la fe, ha alcanzado


madurez espiritual al nivel de no tener tropiezo con asuntos de
opinión humana de la fe.

3. Un creyente débil es uno que no ha alcanzado solidez en la fe o


madurez espiritual, y puede encontrar tropiezo en la práctica de
asuntos de opinión humana de la fe.

a. Cuando la biblia habla del creyente débil, se refiere a la fe


inmadura, la que no ha desarrollado músculos que le
permitan ponerse de pie frente a las presiones externas, no
se refiere a que un creyente sea inferior a otro.

B. LA PROHIBICION A POLEMIZAR, Romanos 14:1-2, “1Recibid al débil en


la fe, pero no para contender sobre opiniones. 2Porque uno cree que
se ha de comer de todo; otro, que es débil, come legumbres”

1. El versículo da por sentado que podría haber diferencias de


opinión humana en la iglesia (asuntos discutibles que Dios no ha
dado un mandato enfatico en la Biblia).

2. La persona débil en la fe debe ser aceptada nunca con el fin de


discutir, ni para presionarle a cambiar su opinión sobre las
cuestiones de opinión humana.

3. Alguien dijo que en la Iglesia debe prevalecer este principio: “En


lo esencial unidad; en lo que no es esencial libertad en amor”.

C. LA PROHIBICION A JUZGARNOS, Romanos 14:3, “3El que come, no


menosprecie al que no come, y el que no come, no juzgue al que
come; porque Dios le ha recibido”

1. Debemos recibir al creyente débil en la fe tal como es,


reconociendo que pueden existir diferencias en asuntos no
esenciales.
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Pastor Luis J. Valdera Cáceres El Creyente fuerte y el Débil

2. Detrás de esta exhortación descansa el principio fundamental


del pasaje: no debemos juzgar a quienes no están de acuerdo
con nosotros en ciertos asuntos.

3. Debe haber libertad y tolerancia en el pueblo de Dios para


aceptar a otros que no están de acuerdo con nosotros, sin
juzgarlos ni criticarlos.

II. LOS CREYENTES Y EL SEÑORIO DE JESUCRISTO

A. SOLO JESUCRISTO TIENE DERECHO A JUZGARNOS, Romanos 14:4, “4¿Tú


quién eres, que juzgas al criado ajeno? Para su propio señor está en
pie, o cae; pero estará firme, porque poderoso es el Señor para
hacerle estar firme”

1. Para evitar la tendencia de juzgar a los demás, tenemos que


reconocer el dominio de Cristo sobre nosotros. Sólo El tiene el
derecho de juzgar y no ha delegado este derecho a nadie.

2. No podemos abusar de la confianza en la casa ajena para


decirle al criado lo que debe hacer. Este privilegio le corresponde
solo al señor de la casa.

3. Así es también en la casa de Dios, sólo Dios tiene el derecho de


evaluar el trabajo que hacen sus siervos y juzgar si hacen bien o
mal, Dios mismo es el evaluador y quien nos mantiene firmes.

B. TODO LO HACEMOS PARA EL SEÑOR, Romanos 14:5-7, “5Uno hace


diferencia entre día y día; otro juzga iguales todos los días. Cada uno
esté plenamente convencido en su propia mente. 6El que hace caso
del día, lo hace para el Señor; y el que no hace caso del día, para el
Señor no lo hace. El que come, para el Señor come, porque da
gracias a Dios; y el que no come, para el Señor no come, y da
gracias a Dios. 7Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno
muere para sí

1. Cada uno debemos estar convencido de los que el Señor


espera de nosotros, y lo que hacemos debemos hacerlo para El.

2. En estos versículos se nos recuerda siete veces que somos del


Señor, y que lo que hacemos lo hacemos para El y no para otras
personas, ni mucho menos para nosotros mismos.
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3. Si celebramos días religiosos especiales lo hacemos para el


Señor. Si no los celebramos también es para Él. Si comemos de
todo lo hacemos para el Señor. Si dejamos de comer ciertas
comidas también es para Él, si nos cortamos el pelo lo hacemos
para él, si vestimos lo hacemos para él, todo lo que hacemos
debemos hacerlo solo para Dios.

C. TODOS SOMOS DEL SEÑOR, Romanos 14:8-9, “8Pues si vivimos, para el


Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que
vivamos, o que muramos, del Señor somos. 9Porque Cristo para esto
murió y resucitó, y volvió a vivir, para ser Señor así de los muertos
como de los que viven.

1. Reconozcamos que no hacemos las cosas para satisfacer


nuestros propios deseos, Dios nos liberto no para servirnos a
nosotros mismos y hacer lo que nos dé la gana, hasta nuestra
propia vida pertenece a Dios.

2. Así que todos tenemos que aprender que nuestras actividades


deben tener su base en el hecho de que pertenecemos a Dios, y
le queremos servir y agradar a Él.

3. El derecho a ser el Señor de todos los que han creído le


corresponde a Cristo por su muerte y resurrección. Él lo hizo con el
fin de recibir la autoridad sobre vivos y muertos.

D. CADA UNO SERA JUZGADOS POR SUS PROPIOS HECHOS, Romanos


14:10-12, “10Pero tú, ¿por qué juzgas a tu hermano? O tú también,
¿por qué menosprecias a tu hermano? Porque todos
compareceremos ante el tribunal de Cristo. 11Porque escrito está:
Vivo yo, dice el Señor, que ante mí se doblará toda rodilla, Y toda
lengua confesará a Dios. 12De manera que cada uno de nosotros
dará a Dios cuenta de sí

1. Cuando estemos ante el tribunal de Cristo, allí cada uno de los


creyentes daremos cuenta a Dios de lo que hicimos.

2. Nosotros no somos jueces ni amos de los otros. Más bien, todos


por igual tendremos que presentarnos delante del tribunal de
Cristo para rendirle cuentas.

3. Allí todos nos arrodillaremos delante de Él para reconocer que


sólo El es digno, allí nadie se jactará de las actividades en las
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cuáles ha participado buscando gloria personal. Así que,


debemos dejar de juzgar a los demás.

III. LOS CREYENTES Y LA LIBERTAD EN JESUCRISTO

A. EL LIMITE DE LA LIBERTAD EN CRISTO, ROMANOS 14:13-14, “13Así que,


ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid
no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano. 14Yo sé, y confío en
el Señor Jesús, que nada es inmundo en sí mismo; mas para el que
piensa que algo es inmundo, para él lo es”

1. Tanto el creyente fuerte como el débil pueden causar tropiezo a


otros creyentes:

a. El cristiano fuerte pero insensible puede alardear de su


libertad y molestar la conciencia de otro.

b. El cristiano débil pero legalista puede tratar de imponer a


los demás normas piadosas, y causar disensión.

2. ¿Cómo decidimos lo que debemos o no debemos hacer? La


norma básica es clara. Debemos estudiar la Biblia ver qué dice
Dios al respecto. Motivados por el amor haremos lo que Dios pide
y evitaremos lo que prohíbe. Un hijo de Dios debe tener esta
actitud: “Dios ha hablado; no buscaré una segunda opinión”.

3. Pero en asuntos que no se regulan en la Biblia, debemos buscar


los principios bíblicos que nos dan una indicación general de la
voluntad de Dios en circunstancias semejantes.

a. Cuando la Biblia no prohíbe algo, tenemos la libertad


cristiana para hacerlo bajo las siguientes condiciones: a), Si
bajo la dirección del Espíritu Santo podemos decir que esto
agrade y glorifica a Dios. b) Si no es una práctica que puede
llegar a esclavizarme. c), Si conviene a mi vida espiritual y
solidifica mi buen testimonio. d) Si edifica mi vida espiritual, 1
Cor. 6:12, “12Todas las cosas me son lícitas, mas no todas
convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me
dejaré dominar de ninguna” 1 Cor. 10:23, “23Todo me es
lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo
edifica,

B. EL AMOR DEBE PREVALECER SOBRE LA LIBERTAD, Romanos 14:15-17,


“15Pero si por causa de la comida tu hermano es contristado, ya no
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andas conforme al amor. No hagas que por la comida tuya se pierda


aquel por quien Cristo murió. 16No sea, pues, vituperado vuestro bien;
17porque el reino de Dios no es comida ni bebida, sino justicia, paz y

gozo en el Espíritu Santo”

1. El segundo principio que debemos seguir al enfrentar asuntos que


Dios no ha dado mandamiento específico en la Biblia, es no
hacer nada que pueda dañar a un hermano en Cristo.

2. En lugar de juzgarnos los unos a los otros, debemos hacer lo


contrario, decidir no ser de tropiezo a los demás ni propiciarles
ocasión de caer.

a. Las ideas expresadas en el pasaje describe los dos peligros


que pueden surgir en una caminata: una piedra con la cual
se puede tropezar y una trampa que puede atrapar o
hacer daño. Debemos evitar que nuestra conducta
provoque la caída o haga daño a otras personas

3. Lo que Dios quiere decir es que el amor hacia los demás vale más
que el uso de mi libertad. Si insisto en mis derechos y participo de
actividades que hacen tropezar al hermano, ya no ando
conforme al amor. Es mejor sacrificar mi libertad para demostrar
amor y no hacer daño a otros.

a. El texto nos manda a no dejar que algo insignificante eche


a perder a un hermano. Vale más el amor que una comida,
o que cualquier otra actividad en que podríamos participar
haciendo uso de nuestra libertad cristiana. Cristo amó tanto
a ese hermano débil en la fe , que murió por él

b. La palabra perderse que se usa aquí no se refiere a la


pérdida de la salvación; sino más bien es como arruinar lo
que Dios está haciendo en la vida de ese hermano.

C. EL AMOR NOS CONDUCE A PROPICIAR LA PAZ Y LA EDIFICACION,


romanos 14:18-19, “18Porque el que en esto sirve a Cristo, agrada a
Dios, y es aprobado por los hombres. 19Así que, sigamos lo que
contribuye a la paz y a la mutua edificación”

1. Si nos dedicamos a conseguir algo, lo único que vale la pena


buscar es el reino de Dios (Mateo 6:33). Al buscarlo, nos damos
cuenta de cuán poca importancia tienen las otras cosas. Ni la
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comida, ni la bebida, ni cualquier otra actividad es tan


importante. Tales cosas no son la esencia del reino de Dios.

2. ¿cuáles son las cosas esenciales del reino de Dios que debemos
perseguir? El texto identifica tres elementos fundamentales que
componen el reino: justicia, paz y gozo. Los tres resultan de una
buena relación con otras personas.

3. Si nos dedicamos a luchar por algo, es mejor hacerlo por estos


tres elementos, quien se dedica a buscar la paz y la edificación
del pueblo de Dios, estará seguro de agradar a Dios y de ser
aprobado por los hombres.

D. POR AMOR A LOS DEMAS RENUNCIAMOS A LA LIBERTAD, Romanos


14:20-21, “20No destruyas la obra de Dios por causa de la comida.
Todas las cosas a la verdad son limpias; pero es malo que el hombre
haga tropezar a otros con lo que come. 21Bueno es no comer carne,
ni beber vino, ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se
debilite”

1. El texto reconoce que la comida que pudiéramos desear comer


es buena porque Dios la hizo. Sin embargo, entendamos que
ninguna comida vale tanto como un hermano en Cristo.

2. Por lo tanto, el texto insiste en que no destruyamos la obra de Dios


en la vida de otro hermano, sólo por hacer uso de la libertad
cristiana de comer algo o hacer otra cosa similar.

3. En conclusión a este segundo principio, el texto hace una


declaración universal: “Bueno es no comer carne, ni beber vino,
ni nada en que tu hermano tropiece, o se ofenda, o se debilite”

E. EN EL AMOR MANTENEMOS LA CONCIENCIA LIBRE DE CULPA, romanos


14:22-23, “22¿Tienes tú fe? Tenla para contigo delante de Dios.
Bienaventurado el que no se condena a sí mismo en lo que aprueba.
23Pero el que duda sobre lo que come, es condenado, porque no lo

hace con fe; y todo lo que no proviene de fe, es pecado”

1. El concepto que tienen algunos es que la libertad cristiana les


permite hacer lo que se nos antoje, este criterio esta errado en
relación con la libertad que Cristo nos ha dado.
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2. La libertad cristiana que gozamos no es para hacer lo que


queremos, no debe ser un pretexto para satisfacer nuestros
deseos, sino una oportunidad para servir a Dios y a los demás.

3. Nuestra libertad tiene propósitos definidos por Dios que no


debemos pasar por alto. Tenemos esta libertad para que sirvamos
a Dios con conciencia limpia, y para que le glorifiquemos

F. EN EL AMOR PODEMOS DEDICARNOS A PROTEGER A LOS MAS DEBILES


EN LA FE, Romanos 15:1, “1Así que, los que somos fuertes debemos
soportar las flaquezas de los débiles, y no agradarnos a nosotros
mismos.”

1. Los creyentes que nos consideramos fuertes en la fe, debemos


mostrarlo andando sin orgullo ni altivez, y tratando a los demás
con amor, paciencia y dominio propio.

2. Los creyentes que nos consideremos fuertes en la fe, debemos


concentrarnos a edificar, discipular y cuidar a los hermanos que
han tenido poca oportunidad de crecer en la fe.

CONCLUSION

Hermanos el texto estudiado nos mostro que no debemos esperar que


todos estemos de acuerdo en todos los asuntos de opinión humana de la
vida cristiana, cada uno debe vivir de tal manera que esté seguro de
agradar a Dios,

Pero tenemos que considerar también el bienestar de los demás. Hay


ocasiones en que debemos renunciar a nuestra libertad cristiana para
hacer algo, con tal de no hacer tropezar a un hermano más débil en la fe.

Determinemos no hacer nada que provoque la caída de un hermano, que


no estemos seguros que agrada y glorifica a Dios, que pudiera
esclavizarnos y quitarnos nuestra libertad en Cristo, o que no sea de
conveniencia y edificación a mi vida espiritual.

Oremos

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