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En principio, tenemos que, los residuos sólidos urbanos (RSU) son aquéllos que se
producen en las casas habitación como consecuencia de la eliminación de los materiales
que se utilizan en las actividades domésticas (ejemplo de ello son los residuos de los
productos de consumo y sus envases, embalajes o empaques, o residuos orgánicos); los
que provienen también de cualquier otra actividad que se realiza en establecimientos o en
la vía pública, con características domiciliarias y los resultantes de lugares públicos
siempre que no sean considerados como residuos de otra índole (DOF, 2003).
Teniendo en cuenta que, en 2012 la producción mundial de residuos sólidos urbanos era
de 1 300 millones de toneladas diarias, y según estimaciones podría crecer hasta los 2
200 millones en el año 2025 (Hoornweg y Bhada-Tata, 2012). Esto es una cantidad
impresionante tomando en cuenta que la cifra crece de forma exponencial.
En México, según la cifra más reciente publicada en 2015, la generación de RSU alcanzó
53.1 millones de toneladas, lo que representó un aumento del 61.2% con respecto a 2003
(10.24 millones de toneladas más generadas en ese período). Si se expresa por
habitante, alcanzó 1.2 kilogramos en promedio diariamente en el mismo año. México está
migrando hacia una composición con una menor predominancia de residuos orgánicos: en
la década de los años 50, el porcentaje de residuos orgánicos oscilaba entre 65 y 70% de
su volumen, mientras que en 2012 esta cifra se redujo a 52.4% Los componentes
importantes de los residuos que se producen en el país son también el papel y sus
derivados (13.8%) y los plásticos (10.9%) (SEDESOL, 2013).
A todo esto, tenemos que agregarle que el tiempo que tarda en desintegrarse, en este
caso, el tiempo las bolsas de plástico es de 15 a 1000 años. Esto no solo nos afecta a
nosotros como personas también al medio. Cabe destacar que el 90% de la basura que
flota en el mar es material plástico de diversos tipos: polietileno y polipropileno, los cuales
afectan a las especies de mares, ríos y lagos. Ahora, estas son cifras alarmantes ya que
al igual que la generación de RSU la población crece por lo cual, el aumento es cada vez
mayor.
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Justificación
El empleo de una película comestible en especial en productos que son altamente
perecederos, se basa en ciertas características tales como costo, disponibilidad, atributos
funcionales, propiedades mecánicas (tensión y flexibilidad), propiedades ópticas (brillo y
opacidad), su efecto barrera frente al flujo de gases, resistencia estructural al agua, a
microorganismos y su aceptabilidad sensorial. Estas características son influenciadas por
parámetros como el tipo de material implementado como matriz estructural (conformación,
masa molecular, distribución de cargas), las condiciones bajo las cuales se preforman las
películas (tipo de solvente, pH, concentración de componentes, temperatura, entre otras),
y el tipo y concentración de los aditivos (plastificantes, agentes entrecruzantes,
antimicrobianos, antioxidantes, emulsificantes, etc.) (Guilbert, Gontard, Gorris,1996;
Rojas-Graü et al., 2009).
Según Rojas-Graü, dentro de las ventajas del uso de películas comestibles en frutas y
hortalizas mínimamente procesadas se encuentran (2006):
En el futuro, la aplicación de películas comestibles será uno de los métodos más efectivos
para alargar la vida útil de las frutas y hortalizas. Se espera que se extienda a toda clase
de productos, tanto frescos como tratados. Su aplicación permitirá, en algunos casos, la
eliminación de envases tradicionales (elaborados con polímeros) y, por lo tanto, mejorará
el impacto medioambiental generando una menor cantidad de materiales de deshecho.
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Objetivo General
Elaborar películas comestibles a partir de mucilago de chía y quitosano además de su
caracterización por medio de técnicas físicas y microbiológicas.
Objetivos Específicos
Extraer el mucilago de chía.
Elaborar las películas a base de mucilago de chía y quitosano.
Realizar las pruebas fisicoquímicas (absorción de humedad, solubilidad, etc.) para
las películas.
Caracterizar las películas por medio de SEM, FTIR, TGA/DSC.
Evaluar las propiedades antimicrobianas de las películas.
Valorar su uso en alimentos.
Hipótesis
Las películas de mucilago de chía en conjunto con quitosano poseerán propiedades
antimicrobianas las cuales formarán una barrera contra el deterioro en alimentos
seleccionados sin cambiar significativamente las características sensoriales de ellos.
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Marco Teórico
La industria alimentaria enfrenta de los mayores retos en la actualidad y requiere
enfoques específicos para superarlos. Uno de estos desafíos está relacionado con el
envasado de productos alimenticios con un corto período de vida útil. Aunque el uso de
materiales de envasado convencionales, como los plásticos y sus derivados, es efectivo
para la conservación de los alimentos, crean serios problemas ambientales.
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dietas altas en proteína y bajas en carbohidratos. Es importante resaltar que al menos un
9.5% de la fibra corresponde a fibra soluble.
Por siglos la gente nativa de América la ha utilizado como su alimento básico, ya que ella
es una fuente completa de proteínas, proporcionando todos los aminoácidos esenciales.
El análisis básico la semilla de chía muestra que tiene en promedio 21,1% de proteínas,
32,2% de grasas, 27,7% de fibra y 4,8% de cenizas (Solís, 2006). Otra característica
clave de la semilla es que no contiene gluten. A continuación, se muestra en la Tabla 1 la
composición de las semillas de chía en una porción de 25 g.
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animal debido a que posee una cantidad significativa de aceite (aprox. 40%), casi 60% de
ácido α linoléico (omega 3), fibra dietética (aprox. 30%), proteínas de alto valor biológico
(aprox. 19%), vitaminas y minerales. Además, contiene antioxidantes, como los ácidos
fenólico glucósido Q y el clorogénico K, ácido caféico, quercetina y kaempferol que
protegen al consumidor contra condiciones adversas como enfermedades
cardiovasculares y algunos tipos de cáncer (Capitani, Spotorno, Nolasco,Tomás, 2012;
Muñoz, Cobos, & Aguilera, 2012b; Martínez, Marín, Salgado, Revol, Penci, Ribotta,
2012).
Usos
Respecto a su uso, la chía puede utilizarse a través del aceite de sus semillas, cultivadas
en forma orgánica, prensadas en frío y sin proceso de refinado. Dado su alto contenido de
Omega-3, bastaría con ingerir apenas unos gramos de aceite (una cucharadita) en crudo,
a fin de cubrir las necesidades diarias de ácido linolénico. Dada la baja proporción de
Omega-6 en su composición, la mezcla con aceite de girasol permite obtener un
equilibrado suplemento de ácidos grasos esenciales (AGE), con la relación ideal entre los
omegas 6 y 3 de 4 a 1. Son aceites para consumir en frío y sin proceso alguno de
cocción, a fin de preservar sus delicados principios nutricionales (Di Sapio, Bueno,
Busilacchi & Severin, 2008).
El consumo directo de las semillas de chía es una buena forma de beneficiarse con su
aporte de Omega-3, incluso tras ser prensada para generar aceite y su empleo en forma
de harina, técnicamente llamada semilla parcialmente desgrasada. La riqueza nutricional
de la chía, la convierte en ingrediente ideal para adicionar a productos de panificación y a
un sinnúmero de preparaciones culinarias y bebidas. Se la utiliza como ingrediente para
hacer pan, barras energéticas, suplementos dietéticos, en dietas de aves para producción
de huevos y carne y en dietas de vacas lecheras, entre otros. En el caso de consumir la
semilla entera, conviene ingerirla molida (harina) o muy bien masticada, para permitir su
correcta metabolización. En medio acuoso, la semilla queda envuelta en un polisacárido
mucilaginoso, el cual es excelente para la digestión que, junto con el aquenio en sí
mismo, forma un alimento nutritivo (Di Sapio et al, 2008).
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El mucílago de la semilla de chía es un polisacárido de alto peso molecular, se encuentra
en las tres capas exteriores de la cubierta de la semilla. Este mucílago se compone de un
tetrasacárido cuya cadena principal se encuentra compuesta por (1→4)-β-D-xilopiranosil-
(1→4)-α-D-glucopiranosil-(1→4)-β-D-xilopiranosil con ramificaciones de 4-O-metil-α-D-
ácido glucurónico en la posición O-2 de β-D xilopiranisol de la cadena principal (Lin,
Daniel & Whistler 1994).
Según Muñoz, está localizado en las células externas que forman la testa (cáscara),
estas estructuras son denominadas células mucilaginosas. La testa tiene un grosor de 13
± 0.41 μm y está compuesta de tres capas, una externa formada por células delgadas
rectangulares de 4.2 ± 0.26 μm donde aparentemente se encuentra el mucílago, una capa
de escleroides (células muertas), compuesta por células largas y delgadas similares a
fibras y el endocarpio, una delgada capa interna (2012).
Quitosano
El quitosano es un biopolímero natural derivado de la quitina que ofrece un amplio
potencial que puede ser aplicado a la industria alimentaria debido a sus propiedades
fisicoquímicas particulares, tales como biodegradabilidad, biocompatibilidad con los
tejidos humanos, el no ser tóxico y en especial sus propiedades antimicrobianas y
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antifúngicas. Estos aspectos lo hacen de vital interés para la preservación de alimentos y
las tecnologías emergentes (Aider, 2010).
Usos
En la industria alimentaria el quitosano tiene usos como aditivos en los alimentos
(espesantes, gelificantes y emulsificantes), como recubrimientos protectores comestibles
y en procesos industriales como la recuperación de proteína de desechos de
ovoproductos (derivados del huevo) para alimentación animal (Hernández, 2004), como
clarificadores en industrias de bebidas (agua, vino, zumo de manzana y zanahoria) sin
afectar el color (Knorr, 1991).
En cuanto a los recubrimientos comestibles, las películas con quitosano son resistentes,
duraderas y flexibles, con propiedades mecánicas similares a polímeros comerciales de
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fuerzas medias. La acción de quitina-quitosano como protector de alimentos frente a
microorganismos como bacterias, levaduras y hongos es interesante para la obtención de
alimentos mínimamente procesados y para retrasar la aparición de malos olores en la
carne. Concentraciones mayores al 0.02% protegen frente a Escherichia Coli. La acción
antimicrobiana la realizan privando a los microorganismos de iones vitales (Cu),
bloqueando o destruyendo la membrana, filtrando constituyentes intracelulares, y
formando complejos polielectrolíticos con polímeros ácidos y células de superficie (Peral
& Gartzia, 2001).
Las semillas de chía tal como el quitosano poseen un enorme potencial de gran interés
para la ciencia, tecnología e ingeniería de los alimentos. El mucílago que se obtiene de la
semilla es una potencial fuente de hidrocoloides con diferentes propiedades funcionales
atractivas para la industria, tales como; gran capacidad de retención de agua,
emulsificante, espesante, estabilizante en la formación de espumas, altamente soluble en
agua fría y/o caliente.
Películas comestibles
Una película comestible (PC) es una matriz preformada, delgada, que posteriormente será
utilizada en forma de recubrimiento del alimento o estará ubicada entre los componentes
del mismo. Dichas soluciones formadoras de PC pueden estar conformadas por un
polisacárido, un compuesto de naturaleza proteica, lipídica o por una mezcla de los
mismos (Krochta, Baldwin, Nisperos-Carriedo, 1994).
Ahora bien, las películas en el área de alimentos funcionan como barreras selectivas para
la transferencia de gases, humedad y nutrientes; son utilizadas porque ayudan a disminuir
el deterioro de productos alimenticios causado por factores ambientales. De igual manera,
se busca que disminuyan la oxidación y pérdida de compuestos volátiles responsables de
sabores y propiedades específicas de los alimentos. Cabe destacar que la mayoría de las
películas son elaboradas con materiales plásticos (Domínguez & Jiménez, 2012).
Debido a sus propiedades químicas, las películas constituyen una barrera muy eficiente
contra el oxígeno, pero deficiente contra la humedad. Las películas a base de lípidos
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proporcionan una buena barrera contra la humedad debido a su naturaleza hidrofóbica,
pero presentan propiedades mecánicas deficientes. Aquellas que son a base de proteínas
también son hidrofílicas y tienen una buena resistencia mecánica, por lo que pueden ser
utilizados en frutas para reducir las lesiones durante su transporte; sin embargo,
proporcionan una pobre barrera contra la humedad (Pascall y Lin, 2013).
Por otra parte, se busca que la materia prima provenga de una fuente renovable,
abundante y económica, para que el uso industrial sea factible. Por tal motivo, se han
realizado diversos estudios utilizando polisacáridos como materiales para la formulación
de películas comestibles.
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Metodología
Se realizaron pruebas para determinar si el mucilago de chía y el quitosano son
compatibles entre sí. Para esto, se investigaron metodologías para elaborar las películas
de quitosano.
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Referencias
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potential in the food industry: Review. Food Science and Technology, 43(), 837–842.
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Di Sapio, O., Bueno, M., Busilacchi, H., y Severin, C. (2008). Chía: importante
antioxidante vegetal. Agromensajes de la Facultad, 11-13. Recuperado de
http://rephip.unr.edu.ar/bitstream/handle/2133/1249/Chia_AM24.pdf;sequence=1
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Hernández, Y. (2004) La quitina y la quitosana, polisacáridos animales de gran
importancia. Departamento de Bioquimica del Centro Universitario José Martí. La
Habana, Cuba
Knorr, D. (1991). Recovery and Utilization of Chitin and Chitosan in Food Proccesing
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Krochta, J. M., Baldwin, E. A., Nisperos-Carriedo, M. (1994). Edible coatings and films to
improve food quality. Florida, Unite states of America: CRC Press.
Lin, K.-Y., Daniel J. R. and Whistler R. L. (1994). Structure of chia seed polysaccharide
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Martínez, M.L., Marín, M.A., Salgado, C.M., Revol, J., Penci, M.C. y Ribotta, P.D. (2012).
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Miller, K. S., Krochta, J. M. (1997) Oxygen and aroma barrier properties of edible films: A
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Muñoz, L.A., Cobos, A., Diaz, O. y Aguilera, J.M. (2012b). Chia seeds: Microstructure,
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Pascall, M. y Lin, S. J. (2013). The application of edible polymeric films and coatings in the
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Rojas-Graü, M. A. (2006). Recubrimientos comestibles y sustancias de origen natural en
manzana fresca cortada: Una nueva estrategia de conservación (tesis doctoral).
Universitat de Lleida, Lleida.
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