La ética es fundamental en todo, un administrador debe tener normas y comportamientos que lo ayuden a relacionarse con los demás, y le ayuden a ser una mejor persona. El administrador debe manejar la ética de una manera adecuada, es decir, guiado por “un código de ética” donde se plantee en términos generales que se debe buscar el beneficio y crecimiento no solo de la empresa sino también el propio. Así también el desempeñar un comportamiento ético dentro de las empresas es de gran importancia para todos los integrantes de la misma: directivos, supervisores, niveles operativos, etc., ya que todos y cada uno influyen en la productividad organizacional. La ética en la administración, puede ser muy compleja, con sus numerosos enfoques y teorías, pero no por ello debe ser descuidado o menospreciado en la práctica empresarial. Generalmente, un empleado será productivo mientras esté motivado, esto es evidente, sin embargo, en esta motivación influyen varios factores, mismos que son atendidos por los directivos de la empresa, pero no en su totalidad. Para que exista una motivación plena, el empleado debe sentirse satisfecho en todos los aspectos, incluyendo el aspecto moral para así tener un mejor desempeño dentro de la empresa. Cualquier persona que labore en una empresa, independientemente de su posición jerárquica, puede experimentar insatisfacción cuando algunas actividades, políticas o toma de decisiones las perciben como “poco éticas”. Muchas veces se ha escuchado a los empleados decir ciertos comentarios tales como, “No es justo, a esa persona le permiten llegar tarde y a los demás nos descuentan del sueldo o nos castigan”, “si le falta dinero al cajero, tiene que pagar el faltante, pero si sobra no dicen nada y se quedan con él”, “qué puedes esperar del gerente, si sobornó a los del sindicato para que firmaran el contrato”. Y así se podría seguir listando un sinfín de ejemplos que cotidianamente desmotivan a los empleados y con ello disminuye la productividad. Asimismo, es muy probable que la insatisfacción individual influya en el clima laboral, y con ello la desmotivación se generalice con sus resultados negativos para la empresa. Otro aspecto importante en que influye la ética es la toma de decisiones. Un directivo puede tomar un sinfín de decisiones rutinariamente, sin embargo, pocas veces se cuestiona sobre el efecto benéfico o perjudicial que pueda tener la decisión en otras personas, ya que generalmente se atiende sólo a los objetivos de la empresa. Lo anterior no significa que no deben atenderse los intereses de la empresa, sino que deben tomarse las decisiones con otro enfoque. Es por ello, que el directivo debe considerar la prudencia, responsabilidad, visión, autocontrol, etc. en su toma de decisiones y no solamente el aspecto cuantitativo de la misma, si producirá ganancias u oportunidades de crecimiento a la empresa, sino también las repercusiones que pueda tener en los empleados. Así, en una negociación, se buscará el beneficio de ambas partes, en condiciones de equidad; o en un plan de reorganización de la empresa prescindir del menor número posible de empleados u orientarlos hacia otros trabajos. Un aspecto más en que influye un comportamiento ético es la reputación o imagen, ya sea individual o de la empresa. Cuántas veces hemos oído, e incluso dicho: “no hagas tratos con él, es muy corrupto”, “mejor no entre a trabajar en esa empresa, tratan muy mal al personal y si no eres amigo del gerente, te pagan menos”, “con él no tienes problema, es muy recto en sus tratos”, “no compres en esa empresa, a cada rato te dan gato por liebre en lo que venden o viene con menor peso”. Como seres humanos tenemos la necesidad de compartir en sociedad y buscar un bien grupal; como administradores, la ética nos facilitará una mejor organización y mejores técnicas para poder dirigir una empresa y así alcanzar los objetivos planteados, de esta forma notamos lo necesario que es incluir la ética en nuestras vidas, no solo como personas sino también como profesionales. Finalmente, como futuros administradores debemos mantener una inquebrantable actitud moral frente al soborno o a los malos manejos de las actividades económicas que lamentablemente hoy día se han convertido en un flagelo para nuestra sociedad.