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etnografía antropología frente a 1

Tim Ingold
Universidad de Aberdeen, Escocia, Reino Unido

Traducción: Rafael Almeida Antunes


Universidad de la Integración Internacional de la Lusofonía Afro-Brasileña,
Redención, Ceará, Brasil

DOI 10.11606 / issn.2316-9133.v26i1p222-228

La etnografía resumen de búsqueda representar la vida tal como se vive y experimental


por un pueblo, en un lugar específico y en un tiempo determinado.
La antropología, en contraste, es una investigación sobre las condiciones y posibili-
de la vida humana en el mundo. La antropología y la etnografía tienen mucho
a contribuir entre sí, pero sus fines y objetivos son diferentes. La etnografía
es un fin en sí mismo y no un medio para fines antropológicos. Además, la
la observación participante es un modo antropológico de trabajar, no un mé-
todo para recoger datos etnográficos. El estudio de la antropología es a estudiar con
la gente hace estudios sobre ellos; este estudio no es tanto etnográfico como
es educativo. Una educación antropológica en los mune de los medios intelectuales de
especular sobre las condiciones de la vida humana en este mundo, sin tener
fingir que nuestros argumentos son destilaciones de la sabiduría práctica de aquellos
entre quienes trabajamos. Nuestro trabajo consiste en reunirse con ellos,
pero no hablar de ellos. Es sólo reconociendo la naturaleza especulativa de la in-
la vestimenta antropológica que nosotros y ellos podremos tener nuestras voces escuchadas
y podremos comprometerse con otras disciplinas. Sólo entonces estaremos
en condiciones de capitanear la creación de las universidades del futuro.
Etnografía palabras clave; la antropología; participación; Nota;
método; la educación; la filosofía; arte; Universidad.

Anthropology contra ethnografía

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AIMS Etnografía abstracto para describir la vida tal como se vive y se experimenta,
por la gente, allá, alguna vez. Antropología, por contraste, is aniencia
en las condiciones y posibilidades de la humanidad en el mundo. antropología
y ethnografía puede tener que unirse a uno, pero su propósito

1 Traducido INGOLD, Tim. Antropología contra etnografía. HAU: Journal of ethno-


de la teoría de la teoría, v.7, n. 1, pp.21-26, 2017. Disponible en: <https://www.haujournal.org/in-
dex.php / hau / article / view / hau7.1.005> Acceso en: 02 de octubre. 2017

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y los objetivos son diferentes. Ethnografía es un end in en sí; no es a medios


para los antropológicos extremos. Además, participante es un anthropolo-
gical way of working, not a method of ethnographic data collection. Para el estudio
la antropología es para el estudio con las personas, no hacer estudios de ellos; tal como es-
dy is not so much ethnographic as education. La antropología de la educación
El uso de los derechos de los pueblos
de este mundo, sin tener que pretender que nuestros argumentos sean distillados
de la sabiduría de todos los que habíamos trabajado. Nuestro trabajo es
se corresponden con ellos, no para que los haya. Sólo por el reconocimiento
de la antropología de la naturaleza de la antropología.
que se escuchan y se adecuan correctamente con otras disciplinas.
Y sólo entonces
el camino podemos
en forzar enviar del futuro.
la enseñanza
Palabras clave de la etnografía, la antropología, la participación, la observación, mí-
thod, education, philosophy, art, university.

Déjame decir desde el principio que nada tengo contra la etnografía. El ob-
la forma de la etnografía, así como la comprendo, es producir una descripción -
escrita, fílmica o que haga uso de otro medio gráfico - de la vida como ella es de la vida
el hecho vivido y experimentado por las personas en dado lugar y en un determinado período. la
la buena etnografía es sensible, contextualmente matizada, ricamente detallada y,
por encima de todo, fiel a lo que describe. Todas estas son calidades admirables.
Aquello contra lo que mi oponente no es a la etnografía como tal, pero
a su retrato como el fin último de la antropología. Creo que la antropología, al
sucumbir a la etnografía, se apartó de su propósito apropiado; esto impidió
los esfuerzos antropológicos de contribuir al debate de grandes cuestiones
de nuestro tiempo y comprometió su papel en la academia. Yo argumento que es
vital para el futuro de la disciplina que paremos de ser tan evasivos y seamos cla-
sobre la diferencia entre la antropología y la etnografía. Esto, por supuesto,
significa ser claro sobre la definición y el propósito de la disciplina.

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Esta es mi definición. Sostengo que la antropología es una investigación ge-


nerviosa, abierta, comparativa y crítica de las condiciones y posibilidades de la vida
humana en el mundo que habitamos. Es generosa porque es atento y responde
a lo que otras personas hacen y dicen. En nuestras investigaciones, recibimos
de buen grado lo que nos es dado en lugar de buscar medios de, por subter-
fúgios, extraer lo que no nos es dado, creando un esfuerzo para devolver lo que no se nos da,
debemos a los demás en nuestro proceso de formación moral, intelectual y prácti-
co. Esto sucede, por encima de todo, en la observación participante y yo volveré a
ese punto.
La antropología es abierto porque no buscamos soluciones finales, pero cami-
a través de los cuales la vida puede hacerse. Estamos comprometidos con la for-
pero de vida sostenibles - es decir, una forma de sostenibilidad que no deja
el mundo sostenible para algunos a partir de la exclusión de otros, pero, al con-

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el trío, tiene un lugar para todas las personas y para todas las cosas. La antropo-
logía es comparativo, porque somos conscientes de que cualquier camino que la vida
puede haber tomado, él no es el único. Ningún camino es preimpreso como
único que es "natural". Así, la cuestión "¿Por qué de este modo y no de otro?"
siempre predomina en nuestras reflexiones. Y la antropología es crítica por caso
que no podemos estar satisfechos con las cosas tal como están.
En general, las organizaciones de producción, distribución, gobierno y co-
el conocimiento que dominaron la era moderna llevaron al mundo al borde de una
catástrofe. Para encontrar medios de continuar, necesitamos toda la ayuda que
puede. Pero ninguna especialidad científica, ningún grupo indíge-
en la, ninguna doctrina o filosofía detiene la clave para el futuro - si es que esta
se puede encontrar la clave. Tenemos que hacer este futuro juntos, para nosotros, y eso
sólo puede hacerse por medio del diálogo. La antropología existe para expandir el proceso
el alcance de este diálogo: para entablar una conversación sobre la vida humana.
Si usted está de acuerdo con mi definición de antropología, entonces yo
creo que tendrá que estar de acuerdo en que sus objetivos y principios son enteramente
diferentes de los de la etnografía. Como emprendimientos, la antropología
y la etnografía pueden ser complementarios, tienen mucho que aportar entre sí,
pero, sin embargo, son diferentes.
Me gustaría dejar absolutamente claro, sin embargo, que no puedo ver
esta diferencia en el modo según el cual esta relación se presentó, en términos
igualmente inflexibles, por algunos de los padres fundadores de la antropología social y
todavía es mantenida por algunos en los días de hoy. Su visión era -y continúa siendo,
el - que la etnografía es ideográfico, dedicada a la documentación de las características
empírica; y la antropología es nomotético, dedicada a la generalización comparativa
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y la búsqueda de leyes que expresen regularidades en la conducción de los asuntos


humana. La idea es que primero usted hace su investigación etnográfica y entonces
- en una etapa posterior - a convertir su estudio en un caso de
comparación, dispuesto al lado de otros estudios similares, con la esperanza de que
algunas generalizaciones viables pueden emerger. Todas las veces que escucho
la frase "estudio de caso etnográfico", inocentemente presentada como si fuera
completamente no problemática, me estremezco en protesta. Y cuando las pesa-
las suelas pintadas en este estudio son retratadas como si pertenecieran al etnógrafo
en persona - como "Los Balineses de Geertz" - mi estremecimiento se convierte en un
llorar. Nada es más degradante para el espíritu y el propósito de la investigación
etnográfica. A veces soy acusado de desear atacar la etnografía, pero mi obje-
es justamente lo opuesto. Es defender la etnografía contra aquellos que,
y que la vida de las personas en casos y que ven en la etnografía no un fin impor-
tante en sí mismo, pero sólo el medio para la generalización antropológica. yo
quiero defender la etnografía de aquellos que la verían como un método. Claro que sí
que, como todo esfuerzo artesanal, la etnografía tiene sus métodos - sus propias
reglamento, sus formas de trabajo - pero no es un método.

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Esto me trae de vuelta a la observación participante. Yo ya mencioné que la ob-


la asistencia participante es fundamental para la práctica de la antropología y la ratificación
la generosidad de su enfoque en el acto de participar y responder. Yo la
Concibo una forma que se corresponda con ellos. 2 Pero también quiero
insistir en que la observación participante y la etnografía no son lo mismo. la
propia idea de "trabajo de campo etnográfico" perpetúa el entendimiento de
que lo que estás haciendo en el campo es recoger material sobre las pes-
y sobre sus vidas - o, para promover sus credenciales científicas
sociales, usted puede llamar "datos cualitativos" - que usted analizará y sobre
ellos escriben. Es por eso que la observación participante es tan recurrentemente
que se describe en los libros de texto como un método de recopilación de datos. Es por eso que
tanta tinta fue derramada en los dilemas éticos relativos a la combinación entre
participación y observación, como si ellas apuntar a direcciones diferentes.
Como todos sabemos, hay algo profundamente problemático en reunirse con
las personas en aparente buena fe, para luego girar la espalda de tal forma que el
el encuentro se convierte en un estudio sobre ellas y ellas mismas se convierten en un
caso. Pero, en realidad, no hay contradicción entre la participación y la observación:
de hecho, usted no puede tener una sin tener la otra. La gran confusión consiste
en confundir observación con objetividad. Observar no es necesariamente
el objetivo, es percibir lo que la gente está diciendo y haciendo, es mirar y o-

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venir, y es responder conforme a su propia práctica. Es decir, la observación es una


manera de participar atentamente, y es por esa razón un modo de aprender. lo
lo que hacemos y vivimos como antropólogos.
Y nosotros hacemos y vivimos por reconocimiento a lo que debemos a los o-
por su propia práctica y educación moral. En resumen, la observación par-
que no es una técnica de recolección de datos, sino un compromiso ontoló-
mago. Y este compromiso es fundamental para la antropología como disciplina.
La distinción entre los trabajos hechos "a partir de" y "con" es de toda
importancia aquí. Es la expresión "a partir de" que convierte la observación en
objetiva, preponderando sobre los seres y las cosas que guían nuestra

2 NT: Ingold utiliza "de correspondencia con la gente". En el artículo titulado "Che-
de la etnografía: la educación de la atención como propósito de la antropología "el autor define la
idea de correspondencia: "Se propone el término correspondencia para designar esa composición,
de movimientos que, a medida que se desarrollan, responden continuamente unos a los
otros. No se entiende por eso una alineación precisa ni un simulacro de lo que se
se encuentra en los acontecimientos alrededor.
Notrata,
Se tiene por
nadaelquecontrario,
ver condelaresponder
representación
a estoso la
acontecimientos
descripción. por medio de las propias inter-
venciones, cuestiones y respuestas - en otras palabras, vivir atencionalmente con los demás. la
la observación participante es una práctica de correspondencia en ese sentido. "(INGOLD, Tim.
En el caso de la etnografía, la educación de la atención como propósito de la antropología.
v.39, n.3,2016, p.408. Disponible en: <http://revistaseletronicas.pucrs.br/ojs/index.php/fa-
ced / article / view / 21690> Acceso en: 02 de octubre.2017

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atención y convirtiéndolos en temas circunscritos de investigación. Así pues, nosotros


Fabricamos una antropología de esto o aquello. Pero practicar la antropología,
como yo lo entiendo, significa estudiar con la gente - al igual que
estudiamos con nuestros profesores en la universidad-, no producir estudios
sobre ellas. Nosotros lo hacemos para que podamos crecer en sabiduría y matri-
y aumentar nuestros poderes de observación, raciocinio y pensamiento
crítico, en la esperanza y expectativa que podamos utilizar estos poderes para
tratar con cualquier problema que podamos afrontar en el futuro. Y por eso
que la observación participante debe ser entendida, principalmente, no como
etnográfica, sino como educativo. Es un modo de aprender y este aprendizaje
- como sabemos - puede ser transformador.
Esto trae una implicación crítica. Un etnógrafo puede, con razón, quedar li-
mito en lo que él o ella puede escribir considerando los requisitos de la
fidelidad descriptiva. No se puede escribir nada y lo que se escribe
debe justificarse por la afirmación de que es una representación,
tación o análisis justos de lo que los sujetos en su investigación hacen, dicen

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o piensan. También no se puede escribir cualquier cosa como antropólogo.


Pero en lo que escribo puedo al menos defender lo que considero ser
verdadero, o lo más cerca posible de la verdad, a la luz de mis lecturas,
de las conversaciones que tuve y de mi propia reflexión crítica.
La antropología no es nada más que su carácter especulativo y yo deseo
para nutrir y proteger la libertad intelectual que tengo como antropólogo de es-
pecar sobre las condiciones de posibilidad de la vida humana en este mundo. lo
claro que tengo que estar preparado para garantizar mi posición con ra-
el argumento y la evidencia. Pero no debo validarla, fingiendo que los argu-
mentos que presento y procuro defender son realmente destilaciones de las visiones
de las personas entre quienes he trabajado y estudiado. En realidad, puedo discrepar
profundamente de ellas. La observación participante puede ser incómoda, y
no debemos empezar a pensar que todo lo que la gente nos diga será
verdadero o maravilloso. De hecho, pueden decir cosas que,
es horrible o abominable.
Nuestra tarea, entonces, no es enmascarar estas abominaciones con un velo de
simpatía, o presentar un relato artificialmente higienizado de sus palabras
y acciones, pero discrepar directamente de ellas. Al presentar las razones por las cuales
así nos sentimos, podemos crecer en sabiduría y añadir fuerza y rigor
a nuestros argumentos.
Yo creo que debemos demandar el derecho de hablar con nuestras prórrogas,
voces Pippen y decimos lo que pensamos sobre la base de nuestra investigación, el des-
de lo que decimos estar o no de acuerdo con el pensamiento de nuestros
interlocutores. Podemos haber aprendido de lo que nos enseñaron,
pero como antropólogos -y no como etnógrafos- no es nuestro trabajo
reproducir, al modo de un calco, estos aprendidos en nuestros textos.

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Así como los practicantes de cualquier otra disciplina, debemos estar


listos para hablar con nuestras propias voces y no ocultar detrás de las voces
de los otros. Si fallamos en hacerlo, estaremos excluidos de los grandes debates
de nuestro tiempo - debates sobre cómo debemos vivir - o encontrar que
traídos sólo para suministrar material a ser manipulado por los demás como
desee. Y como sabemos muy bien, hay muchos otros con inclinaciones
más estrechas, intolerantes y fundamentalistas que están dispuestos a pre-
cher este espacio vacío. Nosotros, antropólogos, tenemos cosas tremendamente im-
portantes para decir y necesitamos estar allí para decirlas. Pero nosotros sólo podemos
hacer que nuestra presencia se siente si abandonamos la pretensión de que sólo
tenemos autoridad para hablar como etnógrafos y que no tenemos nada que decir
por nosotros mismos.
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Tal como yo la presenté, la antropología es una disciplina fundamental-


mente especulativa. En ese sentido, es similar a la filosofía, pero difiere de la
filosofía (al menos tal como la última es practicada por la mayoría de los filósofos
profesionales), ya que hace su reflexión filosófica en el mundo en conversación
con sus diversos habitantes y no en reflexiones arcanas sobre el canon.
literario ya establecido. Por esta razón, creo que estamos en mejores condiciones
de hacer filosofía que la mayoría de los filósofos que, en su mayor parte,
se encuentran crónicamente descolgados de la vida y adictos en experimentos de pensa-
desconectado del mundo. Una vez más, la ambición especulativa dis-
que tiende a la antropología de la etnografía. Al mismo tiempo, abre la antropología
para muchas otras maneras de conducir sus investigaciones - por ejemplo,
por el arte, el diseño, el teatro, la danza y la música, por no mencionar la arquitectura,
la arqueología y la historia comparada. El éxito de la colaboración inter-
con estos campos depende precisamente de que lo que estemos
haciendo no ser etnografía. Por ejemplo, mientras la etnografía se asocia
muy bien a la historia del arte, intentos de unión entre la etnografía y la práctica
en general, resultan en arte de mala calidad y mala etnografía,
que prometen no sólo el compromiso del etnógrafo con la fidelidad descriptiva,
sino también el carácter experimental del arte y su interrogación mediada por la
la intervención, una antropología que es experimental e interrogativa puede ser aso-
sociar a la práctica artística en modos muy productivos. Lo que es crucial tanto
sobre la antropología, cuanto sobre la práctica artística, y lo que las distingue de la
la etnografía y la historia del arte, es que no pretenden comprender acciones y obras
asociándolas a un contexto. No se trata de contabilizarlas, marcarlas y deducirlas,
porque dejarlas, sino de traerlas a la presencia para que podamos dirigirlas
y recibiendo como respuesta directa.
Me gustaría concluir con un punto sobre el futuro de la antropología en
relación al futuro de la universidad. La antropología es una disciplina universi-
y no sobrevivir sin atracar en los puertos suministrados por la universidad.
Lo que actualmente está ocurriendo en las universidades, por lo tanto, puede o bien

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fortalecer o comprometer la disciplina. Actualmente, las universidades están


sucumbiendo al neoliberalismo corporativo y la antropología está en la berlinda.
Estamos corriendo el riesgo de hundirse con el barco. Yo creo que debemos luchar
por el futuro de las universidades como lugares de tolerancia, sabiduría y huma-
nidad, donde las ideas importen y donde las personas de todas las naciones puedan
se reunió para discutir estas ideales. Pero creo que éste también es el futuro de la
antropología. Entonces mi visión para el futuro de la antropología es también

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mi visión para el futuro de la universidad y la antropología debe ser suyo


corazón. Sólo conseguiremos asegurar el futuro de la antropología en la univer-
sidad que vendrá, con una ruptura clara y de una vez por todas con la reducción
de la antropología a la acumulación de estudios de caso etnográficos.

autor Tim Ingold


Es jefe del departamento de Antropología Social de la Univer-
de Aberdeen. Él realizó trabajo de campo entre los
Sammi y los finlandeses en Laponia y escribió sobre el ambien-
te, tecnología y organización social en el norte circumpolar, sobre
animales y la sociedad humana y sobre la ecología humana y la
teoría de la evolución. Sus trabajos más recientes explotan
la percepción del ambiente y la habilidad práctica. Sus intereses
actuales gravitan en torno a la interfaz entre la antropología, la
arqueología, el arte y la arquitectura. Entre sus libros más
recientes son "La percepción del ambiente" (2000), "Lines"
(2007), "Being alive", 2011, "Making" (2013) y "The life of lines"
(2015).

Rafael Antunes Almeida


Actualmente es profesor del Instituto de Humanidades de la Uni- dad,
de la Integración Internacional de la Lusofonía Afro-Bra-
sileira. Es doctor en Antropología por la Universidad de Bra-
sile, maestro en Sociología y Graduado en Ciencias Sociales,
ambos por la Universidad Federal de Minas Gerais.

Recibido el 27/10/2017
Aceptado para publicación el 19/05/2018

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