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“Despenalización del aborto sentimental como delito”

Aborto sentimental

En el presente ensayo guarda relación sobre “Los Derechos Humanos”, la cual


dentro de sus generaciones he escogido “Derechos civiles e Individuales”, donde
habla sobre el Derecho a la Vida, por ende, mi tema trata sobre el Aborto
Sentimental. Sin más preámbulo doy paso a mi siguiente trabajo…

En el Perú, el aborto es un tema que genera mucha controversia a nivel

social, cultural y político, debido a que somos un país muy conservador, cerrado en

obtener ideas nuevas, y sobre todo temas de esta índole. El aborto en el Perú, está

tipificado como delito, el cual es sancionado con pena privativa de la libertad tanto

de la madre como del tercero que lo practica.

El aborto sentimental es el nombre técnico que se le atribuye a dicho aborto

realizado como consecuencia de una violación sexual. Siendo tipificado en el inciso

I del artículo 120 del Código Penal del Perú con Decreto Legislativo N° 635 del año

1991, el cual es sancionado con una pena no mayor de tres meses. Sin embargo,

existen incongruencias al señalar que la mujer víctima de violación que aborta es

una delincuente.

Debido a esto es que nace la idea de analizar la problemática existente en el

país y buscar la despenalización del aborto sentimental (por violación) como delito,

porque la sesión prevista en el Inciso 1 del Artículo 120 del Código Penal del Perú

no se condice con los fines de la pena, previsto en el Artículo IX del título preliminar

(principios generales) del Código Penal del Perú.


Por ello, nosotros planteamos la siguiente tesis: la despenalización del aborto

sentimental en el Perú podría evitar que se considere a las mujeres como

delincuentes. Recordando que ellas son víctimas a las que se les debería otorgar el

derecho a decidir sobre su cuerpo siempre bajo la orientación de profesionales de

la salud, tanto física como psicológicamente.

La existencia de la pena privativa de la libertad debido al aborto sentimental,

demuestra el atraso social, cultural y político en el que nos encontramos como

nación. La política y la religión se unen, generando ideas extremadamente

conservadoras y moralistas, por lo que no ayudan a dar soluciones prácticas y

reales a situaciones como estas. Por este motivo, el presente ensayo tiene como

objetivo analizar las contradicciones que existen al acusar a una mujer víctima de

violación como delincuente por abortar, y poder fomentar la discusión acerca de un

tema tan sensible, importante y del que muy pocos se atreven a hablar por

desconocimiento o por desinterés.

La interrupción del embarazo por la mujer víctima de violación aún está

prohibida en el Perú, con lo cual el Estado interviene en la capacidad de elección

de las mujeres y con esto evita el tener que ofrecer la prestación de servicios de

salud médica y psicológica, generando consecuencias tales como el riesgo de su

integridad, salud y vida, considerando solo la protección absoluta de la vida prenatal.

Se entiende que la prohibición penal del aborto en el supuesto de que el embarazo


es consecuencia de una violación sexual afecta la capacidad del libre desarrollo de

la personalidad, el principio de autonomía personal, y el derecho a no ser sometidas

a tratos degradantes ni crueles, lo que atenta a su vez contra su derecho a la

dignidad como seres humanos. La despenalización del aborto sentimental supone

que el Estado le devuelva a las mujeres uno de sus derechos fundamentales

básicos: el derecho a decidir. Este derecho a decidir puede significar que se

continúe con la gestación o que se interrumpa el embarazo y ello debe ser

igualmente respetado y respaldado por el Estado.


La palabra aborto en el Perú y el mundo genera opiniones de todo tipo, siendo

en su mayoría de tipo emocional y muchas veces de tipo irracional. Lo cual

Con los derechos humanos el término de aborto genera una forma, de acciones

negativa por parte de la mujer, pero al mismo tiempo contradice lo llamado bienestar

y moralidad de las personas si la mujer no está de acuerdo esto daría paso a un

concurso de derechos y valores pero para. Ore sosa, E. (s.f) señala que:

Algunos médicos, sobre todo los que están a favor de la

despenalización del aborto, consideran que el consentimiento de la

“paciente”, esto es, el de la mujer gestante, debe ser respetado y debe

prevalecer por encima de cualquier otra consideración. (pg. 4).

Estos términos llegan a tener una competitividad ya que ambos forman

En nuestro país, la legislación peruana (Código Penal del Perú de 1991)

señala que se penalizan todas las formas de aborto, excepto el aborto terapéutico,

e incluye el aborto sentimental y el aborto eugenésico como figuras atenuantes.

En el Artículo IX del Título Preliminar (Principios Generales) del Código Penal

del Perú se afirma que: “La pena tiene función preventiva, protectora y

resocializadora...” La función preventiva evita que un delincuente cometa uno o

varios delitos por temor a recibir una sanción. La función protectora salvaguarda la

seguridad ciudadana contra los criminales, y la función resocializadora contribuye


con la readaptación de los criminales para que aprendan a respetar y seguir las

normas de la ciudad.

Respecto al enfoque preventivo, protector y resocializador señalamos lo

siguiente: una mujer no puede prevenir el ser violada y como en consecuencia

quedar embarazada. Una persona no se protege de una mujer violada debido a que

ella es una víctima, mas no una delincuente. Y tercero, el aplicar la pena privativa

de la libertad, el tiempo que fuera, no va a resocializar a una mujer víctima de

violación. Por lo tanto, el artículo IX del Título Preliminar (Principios Generales) del

Código Penal del Perú y el inciso I del artículo 120 del Código Penal del Perú no se

condicen.

La cual el Perú teniendo el tratado de los derechos humano al cual está

afiliado, con la declaración de los derechos humanos se regularon leyes que está

vinculada con los derechos fundamentales de cada persona que son sexo, raza,

cultura, nacimiento, son nociones jurídicas regulados en la constitución, códigos y

decretos que emanan hacia el pueblo. Como dice la declaración de los derechos

humanos de 1948 (2003).

Toda persona tiene los derechos y libertades proclamados en esta

Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión,

opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social,

posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. Además,

no se hará distinción alguna fundada en la condición política, jurídica

o internacional del país o territorio de cuya jurisdicción dependa una


persona, tanto si se trata de un país independiente como de un

territorio bajo administración fiduciaria, no autónoma o sometida a

cualquier otra limitación de soberanía. (p. 105).

Este tipo de ideas sin sustento jurídico nos alejan de lograr cambios en el

razonamiento colectivo. Se necesita mayor voluntad política para alcanzar estos

cambios, y que la Iglesia católica respete el laicismo en el Estado peruano.

El aborto sentimental está relacionado con la cantidad de casos de aborto

clandestino que existen en el Perú, los cuales provocan la hospitalización y muchas

veces la muerte de mujeres que deciden ir en contra de lo estipulado por la ley y

prefieren recurrir a centros abortivos ilegales dirigidos en algunos casos por

personas profesionales de la salud pero en su mayoría por personas empíricas.

Las muertes maternas asociadas con la realización de abortos clandestinos

refleja la violación de los derechos de las mujeres y la inequidad. La violación de los

derechos de la mujer está en relación directa con el derecho a la vida, la mayoría

de las muertes que ocurren como consecuencia de abortos clandestinos podrían

ser evitables si existiera una mejor orientación por parte del Estado. Con respecto

a la inequidad, es común que las complicaciones por aborto clandestino recaigan

sobre las mujeres más pobres, con menor alcance a la educación, que viven en

zonas muy lejanas o las que pertenecen a otras culturas. Estas dos realidades

deberán servir como razones de peso para alentar a los gobiernos a adoptar
decisiones en lo que respecta a medidas sanitarias que protejan estos derechos.

Ferrando (2006) al respecto, señala que:

La encuesta de opinión conducida especialmente para estimar el

factor de expansión del número de mujeres hospitalizadas por

complicaciones aborto, revela que la provisión de servicios de

interrupción del embarazo, por profesionales o empíricos, depende de

la capacidad adquisitiva de la mujer y de su lugar de residencia

habitual: urbana o rural. (…). Las mujeres rurales pobres son las que

más sufren pues sólo el 35% tiene atención calificada, mientras que el

65% se hace atender por una persona empírica (técnicos sanitarios,

parteras, curanderos, yerberos y brujos) o se manipula ella misma (p.

19).

Las mujeres víctimas de violación son supervivientes. La violencia sexual

contra la mujer es una realidad vigente en el Perú, que requiere de manera

imperativa el interés del Estado para su transformación. Echeburúa, Corral y

Sarasua (s.f.) definen que “Dentro del marco jurídico (…) para que exista violación,

es preciso «yacer» con la mujer mediante el recurso a la fuerza o a la intimidación

o hacerlo con una menor de 12 años o con una mujer privada de razón” (p. 56).

El problema de violencia sexual existe a nivel histórico, cultural, social y a

nivel de género, siendo este último un tipo de discriminación contra la mujer. El

Tratado del Sistema Universal de Derechos Humanos o Convención de la Mujer, el

que establece ser de carácter obligatorio para su cumplimiento, que fue aprobado
en Naciones Unidas en 1979, y entró en vigencia en el año 1981, tiene tres

principios: de igualdad, de no discriminación y de responsabilidad del Estado. El

Perú, al ser miembro de la Convención de la Mujer, y no respetar el tratado de

carácter vinculante, está yendo en contra de dichos principios, sobre todo del último,

al no mostrar interés en adecuar los marcos normativos para lograr la aprobación

de nuevas leyes, crear políticas públicas sobre derechos de la mujer y adoptar

decisiones judiciales para alcanzar la protección de los derechos humanos de las

mujeres. Chinchay (2015) explica que “en el Perú en los meses de Enero a Mayo,

se ha registrado un aumento en los casos de violaciones sexuales (1,327 casos),

de ese número, más del 90% son casos contra niñas y adolescentes” (parr. 4-6). El

Estado necesita prestar mayor atención a estás cifras que cada año muestran un

aumento de casos por violencia sexual, en su mayoría niñas y adolescentes. Al ser

violadas corren el riesgo de quedar embarazadas, además de contraer

enfermedades de trasmisión sexual.

La violación es un acto condenable que afecta la dignidad, la integridad física,

mental, social y sexual de la mujer. Destruye su existencia, su historia y sus

proyectos de vida. Echeburúa, Corral y Amor (2002) describen lo siguiente:

El daño psicológico cursa habitualmente en fases. En una primera

etapa suele surgir una reacción de sobrecogimiento (…) caracterizado

por lentitud, un abatimiento general, unos pensamientos de

incredulidad y una pobreza de reacciones. En una segunda fase (…)

se abren paso vivencias afectivas de un colorido más dramático: dolor,


indignación, rabia, impotencia, culpa, miedo, que alternan con

momentos de profundo abatimiento. Y, por último, hay una tendencia

a reexperimentar el suceso, bien espontáneamente o bien en función

de algún estímulo concreto asociado. (p.140)

La mujer víctima de violación pasa por estas tres fases, sufriendo graves

cambios a nivel psicológico. El éxito en este proceso de readaptación mental

depende de la fuerza y entereza que presente la mujer. Pero sobre todo, del apoyo

que reciba de su familia, entorno social y de un especialista en salud mental.

El embarazo por violación, constituye una agresión a la esencia misma de

cada mujer alterando para siempre su vida. Produce en ella un choque emocional,

además, de estar obligada a asumir decisiones difíciles que le generan conflictos

internos por tener que elegir si debe interrumpir la gestación o continuar con el

embarazo, y si es lo segundo, elegir el conservar al bebé o darlo en adopción. El

aborto sentimental está penado en nuestro país y la sociedad estigmatiza a las

madres por dar a sus hijos en adopción. Desligarse del estudio de estos hechos nos

daría una visión parcial y sesgada del tema. Sería centrarnos solo en el embarazo

que ahora lleva, en el derecho a la vida del concebido, y omitir el trauma por el que

ha pasado la mujer como resultado de la violación sexual.

El aborto debe implicar la decisión de cada persona para tener la libertad de

realizarlo o no. Si la mujer decide abortar, el Estado debe estar obligado a poseer

herramientas suficientes y brindar el apoyo necesario para que pueda ser atendida

por especialistas y orientada de una forma objetiva y humana. Como ocurre en otros
países como Brasil, el cual se basa en principios bioéticos dirigidos a las mujeres,

para la prestación humanizada de servicios en la interrupción legal del embarazo.

Faunde (2007) en Carino (2008) refiere que:

En todo caso de aborto, según la norma, la atención de la salud de la

mujer debe ser garantizada prioritariamente, brindando servicios de

los profesionales, pero sobre todo respetando a la mujer en su libertad,

dignidad, autonomía y autoridad ética y moral para decidir, dejando de

lado los prejuicios y preconceptos que puedan deshumanizar la

atención (p.38).

Los derechos sexuales y reproductivos son derechos de todo ser humano

porque son los que afectan directamente a la vida de toda persona. Estos derechos

son importantes debido a estar basados en la libertad y la dignidad; ocurren en el

más íntimo de los territorios, siendo este el cuerpo humano. Sobre la “Conferencia

del Cairo y la afirmación de los derechos sexuales y reproductivos, como base para

la salud sexual y reproductiva” de 1994. Galdós (2013) señala lo siguiente:

La salud reproductiva es un estado general de bienestar físico, mental

y social, y no de mera ausencia de enfermedades o dolencias, en

todos los aspectos relacionados con el sistema reproductivo y sus

funciones y procesos. En consecuencia, la salud reproductiva entraña

la capacidad de disfrutar de una vida sexual satisfactoria y sin riesgos

y de procrear… (p. 457).


Estos derechos son universales porque están reconocidos a nivel

internacional y nacionalmente. Los derechos individuales relacionados con la

intimidad personal y familiar son de todas las personas (mujeres y varones), y tienen

un significado especial para las mujeres, porque ellas son las únicas en las que el

embarazo se desarrolla.

Al obligar a una mujer a llevar un embarazo producto de una relación sexual

forzada se están vulnerando todos estos derechos. Se va en contra del derecho al

proyecto de vida de la mujer. Y, al final, si decide abortar, la mujer debe pasar por

un proceso penal para ser juzgada y condenada por una conducta derivada de la

violación sexual. Es como dice Agustín gordillo (2007) acerca de los derechos

humanos:

No sólo cabe aplicar en forma directa e inmediata los derechos

taxativamente enumerados, sino algunos no enumerados y los juicios

de valor y principios jurídicos de la Convención. Por nuestra parte, ya

sostuvimos el carácter constitucional de ciertos principios jurídicos, 1

criterio hoy en día bastante difundido: corresponde también plantearlo

a nivel del nuevo orden jurídico supranacional. Es conocido el

concepto de principios jurídicos indeterminados, 2 sea en relaciones

entre particulares (abuso del derecho, buena fe, lesión), o como límites

al Estado frente a los individuos: desviación y exceso de poder,


arbitrariedad o razonabilidad, etc., y sólo se trata de visualizarlo aquí

en la definición amplia de la esfera de derechos individuales. (p.64).

Debemos remarcar que estos derechos son fundamentales de las personas, como

el aborto sentimental piensa que la mujer es autora de un delito si aborta, pero no

se está colocando en su lugar de la cual, de que tanto daño psicológico habrá

recibido como lo vimos en el código penal hay una controversia en muchos sentido

pero como dice el manual de educación de los derechos humanos por, Alvear, M

(2004) menciona:

Hoy en día el concepto de derechos humanos es universal, como

puede observarse en la declaración adoptada por la Conferencia

Mundial sobre Derechos Humanos celebrada en Viena (1993) y las

resoluciones de las Naciones Unidas aprobadas con ocasión del

quincuagésimo aniversario de la Declaración Universal de Derechos

Humanos en 1998. Algunos escépticos que cuestionan la

universalidad de los derechos humanos deben recordar que Estados

geográficamente tan diversos como China, El Líbano o Chile,

contribuyeron a elaborar el concepto en la segunda mitad de la década

del 40. Desde entonces muchos más Estados han expresado su

respaldo a la Declaración Universal de Derechos Humanos y ratificado

el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos (PIDCP), así

como el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y

Culturales (PDESC), los cuales se basan en la Declaración Universal.

En el caso de la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas


de Discriminación contra la Mujer (CEDM), 177 países la han

ratificado, aunque con muchas reservas. (p. 21).

De esta forma se contradice los derecho que deben cumplir en esta forma la mujer

que, producto de una violación la persona quisiera abortar y teniendo un daño

´psicológico, esto le aria tomar la decisión de abortar y hacer que se tomara a la

mujer como delincuente por su daño que otro le haya causado, por eso la

declaración de los seres humanos está en constante debate sobre este tipo de tema.
Por lo expuesto anteriormente, podemos concluir afirmando que existen

contradicciones al acusar a una mujer víctima de violación como delincuente porque

al negarle la autonomía personal y el derecho a no ser sometida a tratos

degradantes ni crueles, es ir en contra de su derecho a la dignidad como ser

humano. La despenalización del aborto sentimental supone que el Estado le

devuelva a las mujeres uno de sus derechos fundamentales básicos: el derecho a

decidir. Este derecho a decidir puede significar que se continúe con la gestación o

que se interrumpa el embarazo y ello debe ser igualmente respetado y respaldado

por el Estado.

Por otro lado, cabe señalar que existen contradicciones entre el Artículo IX

del Título Preliminar (Principios Generales) y el Artículo 120 Inciso 1, ambos del

Código Penal del Perú con Decreto Legislativo N° 635 del año 1991, por tener como

función y finalidad sancionar el aborto sentimental con una pena simbólica no mayor

de tres meses, la cual en la mayoría de casos no es aplicada, pero deja a la mujer

víctima de violación estigmatizada como criminal con un antecedente penal en su

hoja de vida. Es necesaria la revisión de la legislación penal vigente para que pueda

ser adecuada a los derechos fundamentales de la mujer anteriormente

mencionados, y a los estándares de vida actual.


Referencia bibliográfica

Alvear, M (2004) comprendiendo los derechos humanos, manual de los derechos


humanos, impreso en chile.
Gordillo, A (2007) derechos humanos, fundación de derecho administrativo, (6a ,
ed.) impreso en argentina.
Ore, E (S.F) delito de aborto, articulo.
Declaración de los derechos humanos1948 (2003) declaración de los derechos
humanos universal, recuperado de: http://www.unhchr.org.
Código penal (2018) código penal, lima, juristas editores.
Cabrera Freyre, A (2015) Derecho penal, tomo I, ed. 3°, lima, IDEMSA.

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