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Hace dos años ganaba el Festival de Venecia 'The Woman Who Left' de Lav Diaz, un poderoso drama en

blanco y negro que seguía el viaje de una mujer tras salir de la cárcel. Es inevitable pensar en aquella
película mientras se ve 'Roma', la flamante ganadora de este año en la Mostra. La nueva película de
Alfonso Cuarón sigue también a una mujer, está fotografiada en blanco y negro, y recurre
constantemente al montaje interno.

Es una película difícil y contemplativa, pero también una obra maestra. En palabras del propio director,
la cinta busca homenajear a las mujeres de su vida y, por ello, se centra en dos personajes: la matriarca
de una familia de clase alta en el México de los 70 y su criada, los dos pilares de su educación.

Hallando la belleza en la rutina y la violencia

Alfonso Cuarón en el rodaje

Alfonso Cuarón dando instrucciones en el rodaje de Roma

Como se busca hacer un retrato hiperrealista, Cuarón se ahorra todo tipo de tretas de montaje para
aligerar su película. Porque lo que pretende es mostrarnos la percepción del tiempo, la cotidianeidad y
la rutina de esta gente.

La cámara respira constantemente, siempre se centra en un personaje al que sigue y lo esconde detrás
de ventanas, puertas u objetos generando así un constante lenguaje y dinamismo gracias a la cantidad
de reencuadres que puede haber en un solo plano. Los movimientos de la cámara son extremadamente
delicados, nunca se olvida de la poesía, todo es sosegado y, de alguna forma, idealiza la situación
llegando, por ejemplo, a encontrar belleza en el acto de recoger las heces de un perro.

Pero la calma no es eterna y no todo va a ser felicidad en una familia. En cierto punto, dos
acontecimientos perturbaran su bucólica vida, algo que le sirve al director para hablar de la historia del
México de la época. Yendo de lo particular a lo general, entendemos mucho mejor (desde fuera) los
cambios que se dieron en el país latinoaméricano.

Pese a la violencia de algunos acontecimientos, nunca se pierde el tono delicado del que se hablaba al
principio. Cuarón es capaz de llenar la violencia de poesía y mostrarla con una sutileza muy difícil de
conseguir pese a la crueldad de las imágenes. Esto vuelve a reflejar la maestría que tiene el director para
encontrar la humanidad en momentos de caos, lo que básicamente era 'Hijos de los hombres'.

'Roma', la película más personal de Alfonso Cuarón


La dirección de actores es todo un prodigio, no hay nadie por encima de nadie, las dos protagonistas son
dos enormes actrices que, aunque lleven el peso de la película, nunca sobresalen sobre el resto. Esto es
fruto del meticuloso equilibrio con el que Alfonso Cuarón articula su película.

La lástima es que sólo en festivales, hasta nuevo aviso, se pueda disfrutar de este trabajo en pantalla
grande. Twitter se llenará de capturas en cuanto la película esté disponible en Netflix (se estrena en
diciembre) admirando una fotografía en cinemascope que no merece ser vista en la pantalla de un
televisor o un smartphone. 'Roma' es el trabajo más personal de Cuarón: es cruda y desesperanzadora,
pero, ante todo, muy bella.

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