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Josep Fontana (Barcelona, 1931) ha ensefiado historia contemporinea ¢ historia economia en las universida- des de Barcelona, Valencia y ‘Auténoma de Barcelona. En 1a actualidad dirige el Insti- tuto Universitario de Histo- ria «Jaume Vieensi Vives» de Ia Universidad Pompeu Fa- bra de Barcelona. Entre sus ‘kimos libros se destacan: La historia después del fin de lee Historia, Editorial Critica, 1992); Europa ante el espe- jv Editorial Critica, 1994), Introduccién al estudio de la historia (Eaitorial Critica, 1999); y La historia de tos hombres (Editorial Critica, 2001) Para qué sirve la toria enaun tiempo de crisis? Josep Fontana > @ Ediciones Pensamiento Critico Coleccién Mundo sin Fronteras Bogota, D. C., 2006 = _ 60 Josep Fontana ao ines distintos y tal vez mejores, le co- os a pds Iimea en la ta- resp enincer os engafios y reanimar la es- sea a de que todavia, como dijo ‘Tom Paine : eee nas dedossiglos, «esté en nuestras manos vray er aempezar el mundo de nuevo»’. De que stamos en el «fin de la historia», sino en el Fe de una historian y que nos corresponde ini- ear la construccion de otra nueva. Ie cnados de razones, debemnos ayudar a jimpiar de maleza la encrucijada en que nos QUE HISTORIA PARA EL SIGLO XXI? encontramos para que ee mae bel mayor de los Sea que nae Planteado verso caminos que se abren por a historia en la segunda mitad del siglo XX, a centre todos elijamos los mejores. El que yo y que sigue vigente a comienzos del XXI, es el quisiera encontrar, por mi parte, mundus se de superar el viejo esquema tradicional que ex- | to que étaesunacleccion personal quemacse | plicaba una fabula de progreso universal en tér- ccmmttnfoesuamceded done | FeiaieuSurambrdeistaigedtnone | ea dijo un gran historiador francés, «la | blanco»- y que tenfa como protagonistas esen- mayor igualdad posible dentro de la mayor aie ciales a los grupos dominantes, politicos y eco- 1 pertad posible». némicos, de las sociedades desarrolladas, que se suponia que eran los actores decisivos de este tipo de progreso, dejando al margen de la histo- ria a los grupos subalternos y a la inmensa ma- | yoria de las mujeres, | Esta es una cuestion que hay que examinar | desde la doble perspectiva de la exclusion de | los pueblos no europeos (de los «pueblos sin his- toria», como se dice a veces) a escala de las his- 5 torias «universales» o «mundiales», y de la ex- clusion social de buena parte de la poblacion, y en especial de las mujeres y de las clases subai- ternas, a escala de las historias «nacionales» de Ea ete Gaia Nae nucie Publications, 1976 p. 65. 62 Josep Fontana los pafses desarallados, es deciz, de los «paises i ‘ia>. oi ree vendaa que tenemos una historia de los trabajadores, presentada casi siempre a partis Hie Lavcronica desus organizaciones y de sus 1u- Chas; es decit, relizada como «historia del mo- Simiento obrero. Y que se ha intentado agre- garle una historia de los campesinos, ‘contradi- Bi do el topico que vela su disminucion relati- ca como una mera consecuencia de la moderni- vacién de la economia, y la desaparicion de su Zaltura, como el resultado feliz de su integra- Clon en la comunidad y en la cultura «naciona- Tes, que habria dado lugar aque entrasen en la vida politica modema,abandonando viejos sue" Fos igualitarios utépicos. Lo que escapase 2 la pautta de la modernizacién, como habria sido eee consideracion auténoma de la historia de Tos campesinos, se marginaba habitualmente, entre otras razones porque las fuentes No acos- tumbran a decir gran cosa acerca de las resis- tencias campesinas a la esimilacion «moderni zadoram, como no sean las fuentes de naturale- za sudieial que conservan los testimonios de 1a represion contra sts formas de lucha: hurtos campestres, roturaciones ilicitas, incendios de ‘asas y cosechas, etc. asa de madiadosdel siglo XX, sin embargo, yy una vez.comprobado que Ios campesinos Se gufan siendo importantes -por el volumes de oblacién que representan en los palses subde- evollados, y como problema para el futuro, en Tos desarrollados- se los ha recuperado como 1. Qué historia para el siglo XX1? 63 protagonistas de la historia contemporénea, aun- que apenas si ha comenzado una historia de su actuacién analizada en sus propios términos, donde sus revueltas se sitten dentro de un sis- tema de relaciones que nos permita verlas, no como simples «reacciones», como se ha hecho habitualmente, sino como una accién compleja que tiene su propia coherencia interna. Quien ha ido més lejos en esta direccién es el historia- dor indio Ranajit Guha, al insistir en la necesi- dad de entender la logica de la actuacién cam- pesina y reivindicar el caracter politico de las jevueltas rurales, mostrando que en su aparen- te incoherencia se puede encontrar la formacién de «una conciencia que aprendia a compilar y clasificar los momentos individuales y diversos de la experiencia y a organizarlos en algtin tipo de generalizaciones» Seré también en el siglo XX cuando las mu- jeres reclamen con insistencia su lugar en una historia general, como antes habian reclamado su plena participacién en la sociedad. Al soste- ner que las imagenes de la masculinidad y dela feminidad estaban socialmente construidas, la historia feminista ha mostrado que lo estén tam- bién las relaciones entre los géneros en Ia socie- dad. Pero el desarrollo de esta linea de estudios, si bien ha alcanzado un volumen considerable, no se ha producido sin problemas, porque la confrontacién de género ha Jlevado a intentar escribir una historia especifica de las mujeres que conduce a menudo a olvidar que las diferencias sociales pasan también por el interior del géne- jt ice

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