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Universidad del Caribe

UNICARIBE
Firma Y sello del Notario

Participantes:
Glenys Yajeslin Peña Batista. ----------------------------2012-1312
Severo Ureña. -----------------------------------------------2013-5509

Tutora:
Lic. Rosmary de la Cruz

Asignatura:
Derecho Notarial

Fecha de entrega
Miércoles 21 de Junio 2017
Tabla de contenido
INTRODUCCION ............................................................................................................................. 3
FIRMA DEL NOTARIO ..................................................................................................................... 4
El sello del notario ......................................................................................................................... 8
CONCLUSION ............................................................................................................................... 11
BIBLIOGRAFIA .............................................................................................................................. 12
INTRODUCCION

Desde los comienzos de la civilización humana, el hombre siempre busco


la forma de darle carácter formal a sus contrataciones, para ellos desde
la antigüedad el hombre utilizo pruebas como la testimonial para afianzar
sus negociaciones, y a partir de allí siguió evolucionando
los medios hasta llegar a la prueba escrita y perfeccionarla hasta lo que
hoy en día conocemos los actos notariales.

Nuestro país no fue ajeno a ello, y es por eso que nuestro Derecho
Notarial desde sus primeros paso que dan lugar con el descubrimiento de
América sufre una serie de etapas, las cuales comprenden entre el
descubrimiento de nuestra isla en el 1492, pasando por la ocupación
haitiana de 1822, época republicana a partir de 1844 (Origen de la
República Dominicana), hasta llegar a la ocupación norteamericana de
1916, y cuyas etapas contribuyeron de una forma u otra con la formación
y organización del derecho notarial dominicano

La firma es lo que usualmente todo el mundo utiliza; los notarios también


la tienen no tienen una “firma” diferente para ejercer su profesión.

El “sello”, corresponde a la Notaría, pero acompaña siempre a la firma


del notario.

Cada Notario tendrá un sello circular, en seco o gomígrafo, con su


nombre, calidad y jurisdicción a que pertenece, con el Escudo Nacional,
en el Centro y deberá imprimir este sello en todos los actos auténticos o
bajo firma privada que instrumente o legalice, así como en todas las
copias o documentos que expida.
FIRMA DEL NOTARIO
El Derecho Notarial es el ordenamiento jurídico de la función notarial, así
como también se puede definir como el estudio del conjunto de normas
jurídicas contenidas en las diversas leyes que regulan obligaciones y
modalidades a que deben ajustarse el ejercicio activo de la función de
Escribano.

“el Notario es un oficial publico instituido para recibir los actos a los cuales las
partes deban o quieran dar el carácter de autenticidad inherente a los actos de
la autoridad pública y darles fecha cierta, conservarlos en depósito y expedir
copias de los mismos.”

Los notarios autorizan los instrumentos en los que intervienen por medio de
dos elementos, su firma y su sello. La conjunción de ellos les confiere un valor
legal especial, previsto por las leyes: la presunción de ser auténtico el
documento y la de ser cierto su contenido, atestiguado presencialmente por el
notario.

En otros tiempos, cuando las personas no sabían leer, ni escribir, sus


documentos legales y sus comunicaciones personales eran redactados por
otros, los escribanos, antecesores de los notarios, quienes además los
atestiguaban, situación de donde deriva la fe que se tiene en ellos.

Pues bien, los que no podían leer, ni escribir, exteriorizaban su consentimiento


mediante algún signo o seña, frecuentemente una cruz, que garabateaban en
los documentos. Ese signo, signum en latín, es el origen etimológico de la
expresión signature, que en inglés significa “firma”.

Las personas de cierta entidad, los nobles y las autoridades civiles y religiosas
–entre las cuales no era infrecuente que hubiera quienes no leían ni escribían-
solían cerrar su correspondencia con lacre, sobre el cual imponían una imagen
grabada en un cuño o en un anillo, y que tenía el doble propósito de imprimirle
autoría al documento y de proveer una manera de saber si había sido abierto
por alguien distinto del destinatario

Existen 3 formas únicas de legalizar una firma, de certificar la probable


concertación de un consentimiento entre partes:

1.- Presencial;
2.- Declarada y
3.- De huellas / Ágrafa

Las legalizaciones tienen un principio de seguridad que es lógico. No se puede


hacer una legalización independientemente del acto cuya firma se está
legalizando. El acto y la legalización son un todo conjunto a pesar de tener
diferentes naturalezas. Solamente existen 3 formas de legalización porque la
ley lo dice.

una legalización presencial supone, Que el acto bajo firma privada llega en
blanco. Esto significa que las firmas no han sido puestas aún. Se procede a
colocar las firmas y luego a la identificación de los firmantes. La identificación
supone el mecanismo visual de la comparación de la cédula con las personas
firmantes. En la legalización presencial no se necesitan ninguna otras
generales. Tiene como característica que la fecha es de hoy. Es la única
fecha que tiene el notario (la de hoy). El notario puede conocer o no conocer a
las personas que firman.
Conocer supone que se ha visto a esa persona lo suficiente como para poder
prever sus conductas futuras.
Al final de los trazos de la firma se pone: “YO, lic. Xxx, notario de los del
número para el municipio de xxx certifico que las firmas que aparecen más
arriba (o al dorso) del acto escriturado han sido puestas libre y voluntariamente
por ante mí por los señores xxx y zzz, personas que he identificado
debidamente y a quienes doy fe conocer. En la ciudad de xxx, municipio de
xxx, provincia xxx, a los xx días del mes xxx del año xxx. Fulano de
Tal, Notario Público.

En esta el acto, no vino en blanco, sino que había sido firmado

anteriormente a la visita de las personas a la notaría. Supone una declaración


de que los firmantes dicen por ante el notario que esas firmas son las de
ellos. Esto tiene también un proceso de identidad: antes de tomar la
declaratoria hay que identificar a las personas. La fecha es de hoy, y el
aspecto de conocer a las partes es opcional.

Los firmantes del acto aparecen por ante el notario y le dicen al notario que
firmaron ese acto en tal fecha y que las firmas que aparecen en el papel son
las de ellos. El notario les pregunta quiénes son, confronta a los individuos con
las cédulas y luego procede a legalizar el acto. Si el acto es de otra fecha el
notario lo puede legalizar si la declaración de todas las partes está
presente. La declaratoria de una de las partes no amerita una legalización
respecto de otra de las partes. El notario dice que “le han declarado que esa
es la firma que utilizan en todos los actos de su vida civil”, no se pone la
declaratoria de “por ante mí”, sino que simplemente le han declarado.

Nota: El notario puede no haber sido notario ni abogado cuando se produjo el


documento, si los firmantes están vivos y se presentan por ante el notario y
dicen que esas son sus firmas, la declaratoria suple su presencia
suscribiente. Esto tiene una gran peligrosidad, pero la ley lo permite.

Las dos legalizaciones no pueden ser mezcladas, porque la ley las dispone
como alternativas (una u otra).
Nota: Los notarios no son calígrafos, no podrán certificar nunca que la firma
puesta por ante ellos es la única que tiene el sujeto, a menos que parta de una
declaratoria del firmante.

Si la declaratoria es falsa el problema es del firmante.


Si la certificación es falsa el problema es del notario.

Lo que quiso decir el legislador era que


las personas no supieran leer ni escribir, pero en realidad lo que dijo en la ley
fue que la persona no pudiera firmar o que no supieran. Entonces esta figura
parte de que la persona declare que no sepa firmar. Pero hay gente
que no sabe leer ni escribir, pero saben firmar. Si una persona sabe poner
una cruz, y dice que esa es su firma, sabe firmar!

Nota: el notario debe determinar que existen dos testigos, y el


suscribiente debe poner las huellas (de los pulgares o los dedos
subsiguientes). Si no tiene manos no puede hacer actos bajo firma
privada.
Los testigos lo son de que vieron al tipo poner las huellas, además lo s
on de la obligación del notario de haber leído íntegro el acto (de ahí se
desprende que lo que pretendía el legislador era establecer que la persona no
sabía leer).

Los testigos son del notario, no son testigos actuantes. Por eso si una
convención se va a realizar entre dos personas que no saben o que no pueden
firmar no podrán hacerlo,
porque si cada huella necesita dos testigos la ley dice que los testigos
actuarios no pueden ser más de dos. Quiere decir, que si las dos partes no
saben firmar, tendrán que recurrir a un mandato.

Los testigos actuarios se supone que deben saber leer y escribir, deberán
saber firmar.
El sello del notario
.
El instrumento con el que se lacraban los documentos recibía, en latín, el
nombre de sigillum, que es el diminutivo de signum, de donde ahora derivamos
nuestra palabra “sello”. Así tenemos que la firma y el sello tienen un origen
común, tanto en su uso, como en su función y en su etimología.

Un significado del verbo sellar es el de cerrar, restringir y clausurar. Esta


acepción es compatible con el uso del sello de lacre con el que, como dijimos
arriba, se protegían las comunicaciones privadas. Por cierto, “sigilo”, como
sinónimo de reserva o secreto, también deriva del latín sigillum.

Pero sellar también puede tener el sentido opuesto, el de liberar de


restricciones “ya sellaron la autorización de la obra” o el de permitir la
circulación de la correspondencia, como es el caso de los timbres o sellos
postales.

Como sustantivo, “sello” también es una expresión que significa distintas cosas.
Sello es el instrumento, cuño o grabado, mediante el cual se realiza el acto de
sellar pero, sello también es la imagen impresa o realzada, producida por ese
instrumento.

De esta manera, el notario sella los documentos en que interviene y, junto con
su firma, los autoriza, para liberar su valor legal. Simultáneamente, cierra el
acto jurídico de manera que queda completo y ya no puede modificarse sin un
nuevo acto de voluntad de los interesados.

El sellado de los documentos se hace imprimiendo un instrumento, el “sello”,


que deja como seña visible el realzado o impresión llamada “sello”. No es
inusual ver documentos oficiales que tienen impreso, en el membrete, el sello
de las oficinas o dependencias. Con el advenimiento de las nuevas tecnologías
y los programas de impresión y escritura, es factible producir documentos que,
además del texto, tengan impresa la imagen del sello.

Todo esto nos lleva a concluir que, en la actualidad, la impresión del sello en un
documento oficial tiene una función mas bien protocolaria, como parte de un
ritual que libera el valor de los documentos, mas que como la prueba de autoría
que tuvo en sus orígenes.

El presidente Horacio Vásquez promulgó la antigua Ley del Notario No. 770, de
fecha 8 de noviembre del 1927, la cual establecía en su Artículo 38 que cada
notario tendrá un sello de forma circular con su nombre, calidad y residencia, y
en el centro el Escudo Nacional.
Los notarios imprimirán su sello en todas las copias que expidan. Pero la actual
Ley No. 301, no contenía esta disposición que obligara al notario a usar un
sello profesional con el expreso mandato anteriormente descrito. Dicha
situación permaneció por espacio de 25 años, hasta que en el año 1989 se
promulgó la Ley No. 86 que agregó un párrafo al Artículo 1 de la actual ley No.
301, en la que ordena: Que "cada notario tendrá un sello circular, en seco o
gomígrafo, con su nombre, calidad y jurisdicción a que pertenece, con el
Escudo Nacional en el centro, y deberá imprimir este sello en todos los actos
auténticos o bajo firma privada que instrumento legalice, así como en todos los
documentos o copias que expida antes esta referencia en cuanto al uso del
sello, se contemplaba en el Artículo 38 de la ley actual del notariado; colocarle
el Escudo Nacional en el centro le confiere mayor "personalidad" al documento
y es más difícil de alterar por falsificaciones; además que cumple
expresamente por el mandato de la ley.

Clases de sellos. Los sellos profesionales pueden ser:


•El sello gomígrafo redondo: Es el que se impregna en tinta en una
almohadilla y que se imprime sobre la firma del notario en los documentos que
éste emite, tiene el Escudo Nacional en el centro y los nombres, apellidos y
calidades de notario indicado que éste es abogado notario público de los del
Número del Municipio del país. Éste es un sello profesional que más se usa en
la República Dominicana, es fácil de obtener y su costo es bastante económico.
Pero observamos que así como es fácil de obtener para el notario y así como
es económico, también lo es para cualquiera que lo quiera falsificar. Es por
estos motivos que en los Estados Unidos usan sobre todo:

•El Sello Seco: éste es un sello que puede tener la forma que se desee, pero
debemos entender que no se fabrica en el país, por lo cual se hace necesario
pedirlo, Ley 86 de 1989 que agregó un párrafo a la Ley No. 301,
al exterior y que tiene un periodo de espera que es muy protector, este sello no
usa tinta, sino que simplemente presiona los tipos metálicos sobre el papel, que
se sella y así por presión, imprime sobre dicho papel; quisiéramos
recomendarles a todos los notarios que obtuvieran su sello seco profesional y
que lo estamparan sobre las copias certificadas de las actas que ellos
emitieran, una observación es que en las fotocopias, este sello no aparece sino
en las matrices originales:

•El Sello Pretintado: Este es usado muy de moda actualmente, no requiere


llevar almohadilla llena de tinta, pues el mismo contiene su propia tinta, es un
sello muy nítido, el que además, al igual que el sello sexo, no se produce en el
país y es necesario mandarlo hacia el exterior con un período de espera, es el
más costoso de los tres sellos que aquí reseñamos. Se cree conveniente
recordar que no obstante el sello que se use, aún este asunto no está regulado
por la Ley Dominicana, nosotros creemos que todo notario, repetimos, debe
tener un sello seco.
CONCLUSION

Al concluir este trabajo he llegado a reconocer, que el notario debe ser


imparcial, no tiene la posibilidad de ser parcial, de ahí se deriva
justamente que los notarios no tienen clientes, sino que ofrecen
un servicio público con todos los criterios del nombre y representación
del estado.

Los notarios además tienen un carácter vitalicio y no dependen en su


organización de ninguno de los poderes del Estado, incluso cuando son
nombrados y controlados por el Poder Judicial al cual están llamados a
servirle de manera directa. Por tanto, que el carácter de oficial público se
determina una consecuencia directa: no son remunerados por el Estado,
la ley le acuerda unos honorarios o estipendios que deberá estipular. De
aquí se desprende que la teoría del funcionario administrativo no le es
aplicable a los notarios.

El notariado no es ni podrá ser nunca entendido como un apéndice de la


abogacía, ni la abogacía un apéndice del notariado. Que ambas tengan
materias en común es una cosa, pero la notaría no es un ejercicio
adicional de la abogacía ni vice-versa. Los abogados no actúan en
representación del Estado, tienen clientes, son parciales.
BIBLIOGRAFIA

Manual de derecho notarial, Tomo I, Nelson Rudys Castillo


Ogando

LEY NO. 301-64, LEY DEL NOTARIADO

Código de Procedimiento Civil de la República Dominicana.

http://www.monografias.com/trabajos101/derecho-notarial-
republica-dominicana/derecho-notarial-republica-dominicana.shtml

mistrabajosdederecho.blogspot.com/2013/02/universidad-abierta-para-adultos.html

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