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Libro primero xvi. Dios compara al alma con cuatro cosas Tienes el sabor de las uvas, es el olor del balsamo, rien cienes el en ti se acrecienta mi amor mas noble», plandor del sol, xvi. El alma alaba a Dios por cinco cosas «Oh, v4, Dios que te derramas en tus dones, oh, ta, Dios que Aluyes en tu amor, oh, ta, Dios que ardes en tu anhelo, oh, 0a, Dios que te derrites en la unién con tu amada, oh, ta, Dios que descansas en mis pechos! Sin ti no puedo existirl». xv. Dios compara las almas con cinco cosas «(Oh, tu, hermosa rosa en el zarzal, oh, 4, abeja que vuela en la miel, oh, ni, paloma pura en tu ser, oh, ti, sol hermoso en tu fulgor, oh, 04, luna Ilena en tu posicion! No puedo apartarme de ti». x1x. Dios le habla al alma cinco veces con cariho “iEtes la almohada en la que reposo, mi lecho mds delicioso, a , dvinidad La tue que fluye de la sobre siete cosas, del baile i “amor nino de F pee los de la novia y xiv. De e res vest de los 6 ra camino?: ‘ ob -r4 tu camino?». «Si, quieres saber como SCF wa, se ott melo» «Cuando hayas zy : ansig enscehar * fs sion ag ati de imiento y el dolor dela. confesion ¥ = Wes cla pe, del arrepentit ea inandow la tentacion Ono Y fa es d i corrupta que a muchas a| ia voluntad la propia volun corps as fuerza que jamas alcanzan el verdadery abati igos, te senti y cuando hayas abatido a tus peores enemigos, tind tay “Hermoso muchacho, te deseo, :dénde te Ri fird el muchacho: “Oigo una voz que parece cortejado durante muchos dias, pero nung resonar de amor. La he : senti esta voz. Ahora estoy conmovido, jtengo que ir a su encuentro! Ella es aquella que sufte a la vez dolor y amor ». Por la mafiana, en el dulce rocio, que es la intimidad oculy Espiritu Santo, nitencia y los plac excesos de la carne y hace retroceder con t amor, cansada que diras: contraré?”, Entonces ¢ que entra primero en el alma, los siervos de ella, que son los cingy sentidos, dicen: «Noble dama, debéis vestiros». «Queridos miog, jadénde tengo que ir?». «Hemos ofdo un murmullo, el principe quiere venir en medio del rocio y del hermoso canto de los pajaros a vuestro encuentro. Ea, noble dama, no os demoréis demasiado», Entonces ella se yiste una camisa de suave humildad, tan humilde que bajo ella no puede sufrir; por encima un vestido blanco de transparente castidad, tan puro que ya no experimentara pensi- mientos, palabras 0 roces que puedan mancharla, Luego se envuelve cen un manto di id - me ae € sagrada reputacién, que ha pagado con todas virtudes. Y asi entra en el bosque del alli los dulcisimos ruises de pupodiot= peso ite) i id i, tan dia y noche, y oye all B “ vddes ; mu jae conocimie Chas dulces voces de los pajaros | nto sagrado, No ha llegado at ella envia mensal ado atin el muchacho. Entone Ab JErOs, pues quiere bail ‘ raham y el anhelo de los profetas y | Pekin et 2 4s y la casta humildad de Nu 92 Libro primero 5 Maria y todas las santas yi cefora Santa y virtudes de Nuestr sgctisto Y toda la bondad de sus clegidos. ¥ asi ie ee Seftor erm 00 baile de alabanza, ienzo un Entonces llega el muchacho y le dice: «Doncella, seguid bail ‘ gan bien como OS han mostrado mis clegidos», “gu lan Ella dice: «No puedo bailar, Sefior, si ti no me conduces, Si quieres que salte con fuerza, tendras que cantar primero, Dates qltaré al amor, del amor al conocimiento, del conocimientoal gozo, y del gozo saltaré por encima de todo entendimiento humano. Alli quiero quedarme, y quiero sin embargo llegar mas alla». Yel muchacho cantard asf: «Por mien ti y por tien mi», «Con gusto contigo, a disgusto lejos de ti», Y dice el muchacho: «Doncella, este baile de alabanza os ha salido bien, cumpliréis vuestro deseo con el hijo de la virgen, pues ahora estais profundamente cansada, Venid al mediodia a la sombra de la fuente, al lecho del amor, alli os refrescaréis con él». Y dice la doncella: «Oh, sefior, es portentoso que tu ‘compa- era de amor sea aquella que en si misma no tiene otro amor que el movido por ti». Y¥ el alma le dice a los sentidos, que son sus sirvientes: «Ahora estoy un poco cansada del baile, dejadme sola, debo ira donde pueda refrescarme». Y los sentidos le dicen al alma: «Noble dama, si queréis refres- caros en las lagrimas de amor de santa Maria Magdalena, eso os bastard». El alma: «(Callad, sefiores, no sabéis en absoluto de qué estoy ha- blando! No me detengais, quiero beber un momento del vino puro». [Sentidos:] «Noble dama, en la castidad de las doncellas esta Preparado el gran amor», (Alma:] «Puede ser, pero no es lo mas valioso-en mi». [Sentidos:] «Podéis refrescaros muy bien en la sangre de los. Mértires»,

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