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A MI QUERIDO EGO

Te quiero dar las gracias, querido ego, porque est�s tomando el lugar que te
corresponde. S�, ya s� que te gustar�a seguir campando a tus anchas y darte el
gusto de opinar, de discutir, de criticar, de codiciar, de envidiar... de sentirte
inferior, de sentirte superior, de sentirte herido y responder, de patalear... de
sentir miedo, pena, orgullo y mil cosas m�s... De seguir, en definitiva, jugando tu
juego con los opuestos, con la dualidad, con el m� y el t�.
Pero ese juego se acab�, ya tuviste tu recorrido, ya me ense�aste lo suficiente
sobre la separaci�n y el olvido.
Ahora vuelvo a casa, vuelvo a mi Hogar, y debes asumir el lugar que te corresponde
como instrumento que ha servido bien a su amo, pero que se somete a la voluntad del
Ser cuando requiera ser utilizado. Mientras tanto, calla... mantente en silencio
para que otras realidades tengan cabida en este contenedor.
No creas que no te veo, no creas que no te siento, no creas que no te percibo en
tus sigilosos intentos de salir a la superficie, de cambiar de estrategias, de
cambiar de ropajes y vestirte m�s de acuerdo con el nuevo panorama y la nueva
realidad. S� que intentas furtivamente sabotear el rumbo emprendido y me ofreces
cual tentaci�n disimulada el sabor de la manzana envenenada. Pero mi resoluci�n es
firme e innegociable, porque ya prob� de tus frutos ilusorios y ahora riego mi
propio �rbol.

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