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ENTRE LA CIUDAD LETRADA Y LA ERA DIGITAL

El término ciudad letrada, hace alusión a ¨ese conjunto de religiosos, administradores,


educadores y demás servidores intelectuales que manejan la escritura y que tuvo en
América Latina desde sus orígenes una dimensión desmesurada dentro de la totalidad
ciudadana¨ (Rama, 1.985:18). Aunque su apogeo se dio hace varios siglos, es innegable su
presencia en los actuales contextos educativos, donde el saber es centralizado ya que el
docente es considerado como la mayor fuente de saber, los procesos de enseñanza –
aprendizaje de la oralidad y escritura responden a modelos implantados como legítimos,
desconociendo las necesidades y características de cada contexto, y la escuela es vista como
el lugar más adecuado para adquirir el conocimiento.

Situación que ha generado gran choque en las aulas de clase, ya que tras el proceso de
globalización, la influencia de los medios de comunicación y la tecnología, las fuentes de
información y saber se presentan en nuevos formatos como la imagen, el hipertexto, la
publicidad, el lenguaje icónico, la escritura ideo fonemática etc, haciendo que los
estudiantes generen cierta aversión por los métodos de enseñanza tradicionales que los trata
y los quiere ¨iguales a todos¨.

Esta aparente rebeldía, es la manifestación de la necesidad de los estudiantes por mostrar su


identidad, de tener entornos que le permitan desplegar su creatividad y libertad, y le
permitan mostrarse como ser individual y social, respondiendo a sus intereses. De allí que
la oportunidad histórica que se presenta a los profesores contemporáneos es la de hacer
realidad el sueño multisensorial de la pedagogía de Comenio, gracias a los multimedios
interactivos que combinan hipertextos con gráficos, sonidos con fotografías, animaciones y
videos, permitiendo a los alumnos experiencias de conocimiento más dinámicas que lo
conviertan en protagonista de su proceso de aprendizaje (Flórez, 2.005).

¿Pero cómo se hace posible llevar a cabo esta tarea con éxito? Para responder a este
interrogante, es importante aclarar algunas condiciones que permitirían alcanzar el objetivo
propuesto, en primer lugar, se requiere que el docente tenga un conocimiento y manejo
básico de herramientas virtuales que le permitan generar ambientes apropiados para abordar
las diferentes temáticas, además de contar con la capacidad de propiciar espacios
sincrónicos y asincrónicos, contenidos temáticos orientados a generar adquisición teórica y
práctica.

En segundo lugar, es necesario que todas las herramientas multimediales incorporadas al


acto educativo, estén orientadas por un modelo pedagógico acorde al contexto social, y que
parta de las experiencias e intereses de cada estudiante, dejando atrás la idea de que éstos
son tablas rasas sobre las cuales se plasma el conocimiento.

En tercer lugar, los espacios generados, deben permitir la interacción con los demás, así
como la participación en la construcción de nuevos saberes dentro y fuera de la institución
educativa, donde el concepto de texto no esté ligado únicamente al contenido escrito y se
permita romper el esquema de secuencialidad y linealidad de los libros, para dar pie a
nuevas formas de interpretación, así como de acceso a la información.

En conclusión, es necesario que la escuela involucre las nuevas expresiones del lenguaje
dadas en la era digital, a la práctica educativa, ya que no sólo permitiría estar acorde a las
exigencias del mundo moderno, sino entender estas manifestaciones como una nueva
posibilidad para acceder al complejo mundo de los jóvenes haciendo de la adquisición de
saberes un proceso ameno y significativo.

BIBLIOGRAFÍA

FLOREZ, Rafael. Hacia una Pedagogía del Conocimiento. Bogotá. McGraw-Hill.


Segunda edición. 2005

RAMA, A. La ciudad letrada. Buenos Aires. Ediciones del norte. 1.985

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