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Juan Pascoe, FCE. 1985 p. 16. .; Vid. Aguirre Tinaco, op. cit. pp. 14-20.
4 Entrevista con Elena Ramírez Aguirre, Tlacotalpan, Ver. 2 de febrero 7 Vid. Mendoza , Vicente T.• Glosas J dicímas dt Mirito. FCE. 1957.
1985. 8 Vid. Mayer-Serra 0 110. Música J músicos en Amirica Latina Vol. l. Ed.
s Informantes: Juan Meléndez y el grupo Tacoteno de Minatitlán, Ver. Atlante. México 1947. p. 366.
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bamba. Aunque, a más de que sea el clásico son de pareja sola La discusión sobre el origen de la palabra fandango es larga
en la tarima, y tomando en cuenta que estos duetos simulantes y barroca. Si bien con ese nombre se identifican muchas fiestas
del cortejo amoroso provienen por lo general de danzas africa- y bailes que se celebran en todo el continente americano,
nas, su música y su letra se inclinan más hacia las vertientes desde Chile hasta Cuba, de El Salvador hasta Brasil, entre los
hispanas. Si bien se trata de un son muy antiguo -al parecer se siglos XVII Y XVIII se le señala una oriundez tanto europea
le registra ya desde mediados del siglo XVII- su nota africana como indiana. El estudioso atto Mayer-Serra consigna que se
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es más de nombre que de cuaIqUler otr a cosa. trata de una .....danza de origen hispánico, muy popular en
Pero un espacio en donde se combinan los flujos negros e Lisboa durante el siglo XVIII.10 Pero el Diccionario de Autorida-
indígenas del fandango es el espacio de la magia. Parte funda- des afirma que .....es baile introducido en España por los que
mental del rito arcaico, la magia se encuentra igual entre las han estado en los reinos de las Indias..." probablemente a fi-
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rendijas de la tarima fandanguera que en las leyendas que nes del siglo XVII. Para aquellos que piensan que el origen de
acompañan a deter minadas piezas musicales; está en las pala- esa palabra es más bien africano u árabe, Emilio Cotarelo
bras que articulan los animales protagonistas del son; está en afirma que "... el orden indiano del fandango, dándolo por
las fuerzas sobrenatura les que se convocan en el baile; y está cosa bien averiguada y cierta, parece negar la etimología
en la dimensión fantástica que rodea a vacas, toros, aves y pe-
ces, a sirenas y enanos, a chaneques y diablos. Pero sobre todo
está en la capacidad de convocatoria que tiene el fandango.
Siguiendo el influjo de la versada, el baile y la música, la magia
del entarimado llama a una concurrencia de muy diversa pro-
cedencia. Al fandango se acercan paisanos de todas clases, co-
lores y orígenes, con la esperanza de cumplir con un rito. Si el"
ritual se oficia con propiedad, la magia va apareciendo al son
del traqu eteo sobre el ta blado. Al parecer, taconeando,
requinteando o jaraneando se genera una energía tal que
puede conducir a una experiencia extásica. Esa búsqueda del
éxtasis a partir de la magia que contienen la danza, el ritmo
y la melodía del fandango quiere unir las vertientes negras con
las indígenas. Cuando la fiesta toca sus extremos, esa dimen-
sión energ ética y placentera se dirige hacia los recursos primi-
genios dd hombre: la concepción mágica del entorno y el paso árabe; y por ello alguien está inclinado a creer en una afri-
de una condición natural a un acontecimiento sobrehumano. cana, con verosimilitud aceptable, aparte de que no empecé
El f;llldango se convierte en una experiencia de alucinados, en el indianisrrm del baile al arabismo o africanismo del vocablo,
una revelación. en un acontecimiento místico. Se le profesa por moti vos fáciles de comprender en aquellos t iem-
una fe y una doctrina. Igual que muchos otros ritos tiene su pos, cuando las relaciones con moriscos y quineos eran
música propiciatoria, sus movimientos invocativos, sus convo- frecuentes con losespañoles, y máscon los del hampa chusmas
catorias a las fuerzas extrahumanas. Su dimensión ritual tam- de las galeras penitenciarias. Fundanga en congo es participio
bién ha creado una jerarquía tanto terrenal como espiritual. de Funda, que significa "sentarse al estilo sastre" , "acusar
Surgen así las figuras legendarias, los sacerdotes y las pitonisas ante un tribunal", vocablos cuya relación con el baile no acer-
del son. A su alrededor se concentran costumbres, historias, tamos a descubrir, como no sea la referente a la actitud de los
mitos y supersticiones. espectadores sentados alrededor de los danzantes, como alre-
En un plano más terrenal se van distinguiendo estilos y for- dedor de los jueces y litigantes en los palavers o asambleas
mas específicas, determinadas piezas o versos corresponden a públicas. Más fácil es suponer una etimología mandinga de
determ inados individuos, a determinadas situaciones. Pero en fanda, "convite", "dar de comer", y el despectivo ango. Re-
el éxtasisdel rito fandanguero aquel negro algodonero o cañe- cordándose la frecuente presencia de los mandingas en las Es-
ro traído de la Costa del oro o de las Antillas se mostraba a pañasde los siglos XVI YXVII, esta etimología parece aceptable.
sus anchas. Junto a él la imaginación matriz del indígena com- Fandango equivaldría a "fiesta donde se come", " fiesta de
pletaba el fundamento mágico. Sobre estos dos pilares se convite o diversión ", algo así como un té dansant de estos días
construyeron el rito y la fiesta del fandango. que corren entre la gente blanca, y de ahí al baile hubo breve
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Como elementos de la cultura dominante y por endemucho paso semannco...
más afirmativos en su dimensión histórica y tradicional, los Independientemente de su origen etmológico, el fandango
antecedentes hispanos en el verso, el baile y la música de tanto en la península ibérica como en el continente america-
la fiesta jarocha tienen una presencia indiscutible. El sim- no es referencia directa a un festejo con música y baile. Su
ple nombre del acontecimiento festivo -el fandango- remite a
los bailes, gitanos o no, de la península ibérica.
10 Vid. Mayer-Serra, op cil, p. 366.
11 Vid. Cotarelo, Emilio, Co/tcción dt Entremeses, Madrid, 1922.
9 ¡'id. Aguirre Tinoco, op. cit. pp. 65-66. 12 Vid. [bid.
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presencia en tantos lugares indica que la cultura dominante la reordenó en la impo sición de las nu evas cele braciones y sin
-la española- tuvo a bien d istr ibuirlo por donde fue dejando querer queriendo le infundió nuevos bríos.
su huella. Desde el lenguaje abstra cto de los instrume ntos musicales
Pero al igual que sus vertientes aledañas, el caudal español hasta las imágenes concretas de la versada, pasando por los
que conforma la fiesta veracruzana proviene de muchas pe- pasos del zapateado y el mismo jolgorio de sus participantes, lo
queñas corrientes. Desde fines del siglo XVII, pobladores hispano quedó impreso en el fandan go co mo nin gun a otra
oriundos de las provincias vascongadas, de Asturias, de Galicia fuente del quehacer festivo. Si bien uno de sus pr imeros apor-
y sobre todo de Andalucía y Extremadura, se fueron estable- tes fue el deslinde entre la dimensión ritua l o reli giosa y la
ciendo en estos territorios tropicales. Aprovechando la riqueza profana -se establecen las difer en cias de cantar a " lo divino"
de agua y tierras emprendieron la organización y el cultivo ya "lo humano"- la vert iente europea tam bién traj o consigo
de la caña, el tabaco, el cacao , la vainilla , el algodón y las elementos que permitieron acent ua r la magia iniciática del
frutas tropicales. Estos productos eran cambiados por los gra- fandango.
nos básicos que provenían de las altiplanicies de la Nueva Aquel " duende" qu e suele pr esentarse en la música y el
España, o salían de estas tierras para beneplácito de los baile andaluz se escondió ent re las cuerdas de las vihuelas que
residentes peninsulares, creando inmensas fortunas basadas en acompañaron a los bajeles de gue r ra y a los bergant ines
el comercio y la explotación irrestricta del trabajo indígena y comerciantes españoles cuando rec ién anclaban en las cos-
negro. tas veracruzanas. Sus a ires j ugue tones y cho ca r reros se
La ganadería por su parte se fue expandiendo en los terri- impregnaron en el son , y su picard ía y u buen humor quizás
torios propicios para la cría, concentrando tierras y bienes en rompieron la solemn idad del ritu al, quedando ínti ma mente li-
manos de unos cuantos, de tal manera que para fines del siglo gados al sabor de los fandan gos. La ól ida a fir ma ción del
XVIII tan sólo 17 haciendas parecían poseer la casi totalidad de machismo en las j ácaras, gran parte del zapateado obre la
vacas, becerros, toros, mulas y caballos de la región llanera tarima y la ma yoría de sus variantes cor -ográ ficas, la struc-
veracruzana. 13 Pero para entonces otra o I ea d ' . pro-
a mIgratorIa tura de las coplas y de prácticam mte toda la ver 'Ida, lo ins-
veniente de Castilla, de Asturias, de Galicia, de Cataluña, de trumentos de cuerda y su típico rasgu 'o, tod o -110 es heren cia
Andalucía, de Santander y de las Islas Canarias, fortaleció directa de la verti ente pagana espa ñola, Igual lo son los au es
el mestizaje e intentó rivalizar con los " viej os ricos" españoles genéricos de la música del fanda ngo . in olvidar <¡ u - éstos pul.
del trópico. san las tensas cuerdas de lo creadore. árabe: <¡ u - tantos giros
La población " blanca", fuera ésta europea, criolla o mes- les imprimieron a las melod ias peni n ular e . Por ahi tal v '7.
tiza, dominó las actividades productivas y espirituales de la algún mohecín impregnó en el canto .spa ñol la voz tipluda y
Nueva España. Y claro, la fiesta también estuvo bajo su con- nasal con la que hasta hoy se cantan lo sone. . La . 'g uidilla ,
trol. La religión católica -que vino con los " blancos" - no las tonadillas, los fandan guillos, las rondas, los villan i o ,et "
pudo eliminar las connotaciones rituales de aquellos bailes, dieron lugar a la mayor ía de los sone y jarab -s <¡u ' s int -r-
que eventualmente se llamarían fandango. Tampoco pudo ori- pretan en los fandangos. Aun cuando -n algunos ca o ' po-
liarlos a cumplir exclusivamente con sus fines religiosos. Desde sible identificar su proced encia en otros rum bos del territorio
luego aprovechó el espíritu festivo para cantarle al nuevo dios de la Nueva España -como los " sonec itos d la ti rra " o los
y a sus respectivos ayudantes: las vírgenes y los santos. El len- jarabes que al parecer tu vieron mucha aceptación en las fiestas
guaje rimado, las canciones y uno que otro baile se aprovecha- y ferias regionales del siglo XVIII- sus anteced entes nos remi-
ron para el culto católico. Hasta hoy nos llegan reminiscencias ten necesariamente a la música popular europea de los siglo
de aquel translado de divinidades en versos como: XVI Y XVII. Varias coplas nos llevan hasta aqu ellas lej anas tie-
rras como queriendo recordar a algún a buelo rimador o quizá
Naranjas y limas hasta algún juglar. Las petenera s o las mismas décimas de
limas y limones, cuarteta obligada, podrían atestigua r estos antece de ntes. El
más linda es la Virgen aire gaditano todavía sopla entre esos versos que dicen :
que todas las flores .
Quién te puso Pet en era
Les vengo a decir no te supo poner nombre,
que nació el Mesías Ay Solita , ay Soled ad ,
para detruir mejor que te hubieran puesto
las idolatrías. la perdición de los hombres,
Ay Solita ay Soledad.
Tratando de frenar la dimensión extásica primigenia de la
fiesta, la religión católica le imprimió muchos límites y reglas. Así los llamados " villancicos" coloniales -no hay qu e olvidar
Llegó incluso a perseguir a sus cultivadores, aunque también que ese nombre responde a " la música, baile y canto de los
habitantes de una villa"J4- combinados con las tonadillas escé-
l' Vid. Blázquez Domínguez, Carmen, "San Cristóbalde Tlacotalpan, postrime-
ríascoloniales en una región sotaventina", en Anuario VI, Centro de Investiga- 14 Vid Stanford, E. Th omas, "t.a música popular de México" en Estrad a, Ju ·
ciones Históricas, Instituto de Investigaciones Humanísticas de la Universidad lio, Editor, La Música dt Mixico l. Historio, 5, Periodo Contrmportinro (/95 a
Veracruzana , 1989, p. 17. 1980) UNAM, 1984, p. 19.
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nicas españolas del siglo XVIII, contribuyeron enormemente a giran, sin soltarse las manos, alrededorde aquel eje para inte-
la hechura de la música del íandango." rrumpir su zapateado al grito de "¡bomba para las mujeresl" o
y quizá también algún heredero de las rimas de Vicente "¡bomba para los hombresl" según el caso. Es entonces el mo-
Espinel, aquel inventor de la espinela en e! siglo X;I.español, mento de decir una copla. Al terminar el "desenojo" o "la
propuso las primeras décimas como fórm ~las versisncas pro- justicia" el baile comienza de nuevo.
pias del quehacer fandanguero. El gran VIcente T , Mendoza Esto de darse la mano para formar un ejealrededor del cual
se ocupó de su estudio y estableció entre sus características, lasparejas giren, remite a losbailes de lascortes europeas tales
además de la clásica fórmula de diez versos y su división en como la contradanza, la sarabanda o el pasacalle.
décima "académica" y décima popular, e! humorismo y el dis- Así, sobre una tarima jarocha y al son de jaranas, arpas y
frute colectivo de la misma, Así, derivado tal vez de algún requintos, los bailadores del fandango convocan a losespíritus
pariente peninsularapareció en e! Nuevo Continente este anti- creadores del movimiento gracioso y armónico de un conti-
guo ejemplo: nente lejano en el tiempo y en la geografía.
Pero las tres vertientes separadas -la indígena; la negra y la
española- no son capaces por sí mismas de hacer un fandango.
Éste es eminentemente un asunto mestizo y como tal sale a
bailar, a cantar y a tocar libremente cuando la amalgama 'ha
dejado de referirse a cada uno de sus caudales. Esa creciente
mestiza se afirma en su dimensión festiva y ritual, cómo crisol
de una unión de tiempos, orígenes y culturas, respondiendo a
sus inquisidores con las siguientes décimas 'de don Guillermo
Cházaro Lagos:
El fandango es el fandango
fiestón mestizó, costeño,
en cuyo estilo abajeño
tiene su arte, su rango.
Primo hermano del huapango
de los huastecos e! son.
Un mosqu ito impertinente Es de aquí de esta región,
picar a un zorro quería, la cuenca del Papaloapan
pero éste se defendía y ha crecido en Tlacotalpan
y lo burlaba altamente. su raíz, su tradición.
Sin usar voz diferente
se disfraza en e! vestido; Su raíz, su tradición
el zorro lo ha conocido por el baile de tarima
y le dice con ultraje: y la versada que rima
con la música del'son.
¿Qué importa que mudes de traje Es del pueblo la reunión,
si no mudas e! zumbidos'" la gente nace en la fiesta:'
es la trigueña que enhiesta
El baile del fandango. por su parte, también acusa sus estre- saca chispas al tablón
chos lazos con el lejano continente viejo y con las costumbres con un brioso mocetón
" blancas". Un ejemplo muy claro es la coreografía que se or- que para gallo se presta.
ganiza a partir del son El fandanguito. A más de ser una pieza
que permite una interrupción para que los bailadores, ellas o Que para gallo se presta
ellos. digan una copla que sirva "para desenojar" o para "ha- e! bailador fandanguero,
cer justicia" -en el primer caso la mujer es la que emite su el lírico jaranero
verso, mientras que en e! segundo es e! hombre e! que mues- que roturando se gesta,
tra su ingenio rimado- las parejas arrancan e! baile con un el cantador que contesta
zapateado o un paseillo frente a frente; en seguida forman un y trova al aire lo de adentro,
trébol, figura en la que los hombres y las mujeres se dan la cuando Cupido está al centro
mano respectivamente, sobre un eje fijado en el centro de la de un contrapunto amoroso
tarima; en la medida en que e! son se va acelerando lasparejas que al trovo pone celoso
Yun otro sale a su encuentro.17 O
1; ¡'id ~l end01.a , Vicente, T. Panorama dela múma tradicional deMéxico, Insti-
tuto de lnvesugaciones Estéticas. UNAM. 1956,
16 Vid Mendoz;¡. Vicente. T" op. ciL 17 Décimas interpretadas el 1 de febrero de 1989, en Tlaeotalpan, Ver.
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