JOSE NICOLAS MATIENZO
EL REGIMEN
~_-REPUBLICANO-FEDERAL
PROLOGO, BIBLIOGRAFIA ¥ NOTAS:
PEDRO J. FRIAS
SECRETARIA DE CULTURA DE LA NACION
en coproduccién con
EDITORIAL MARYMARCAPITULO X
EL CONGRESO
Ipualdad de las dos cémaras. — Le clase gobernanta, — Compo
icin dl personel logsltivo, — Procednentatyprtias
lamentarias.— Defectos dela preparsciéndelasloyes.— Atbu-
stones del Congreso. — Reina, pero no goberna
Las dos edmaras del Congreso son iguales en jerarqu‘a cons-
titucional y estan eompuestas de ciudadanos dela misma clase
social, de fo que pudiera llamarse la clase gobernante del pais
Porque, aunque la revolucién de la independencia proclamé la
‘gualdad ante la ley y este principio ha sido reiterado por todas
lasconstituciones argentinas, nacionalesy provinciales,élnoha,
podido en la practica cambiar fundamentalmente la contextura
fe la sociedad colonial, a pesar del ingreso de los mercaderes,
artesanosyy proletarios ala vida publica. Lasfamilias que forma:
ban la capi superior de la poblacion de Iss provineias dela real
AudienciadeBuenos Aires, aquellascuyosjefeese denominaban
la parte mas sana del vecindarioy tenfan el prvilegio de serin-
vitables alos cabildos abiertos, siguen constituyendo por medio
desus descendienteselnicleo social, algoengrosadoporla incor
pporaciin de elementos advenedizos a quienes la fortuna ha son:
reido y ayudado,
sia homogeneidad de composicién predispone a la uniformi-
dad de riterio de conducta. Las disidencins particulares sobre
las euestiones de cada dia no alteran la fisonomia general del
congreso, por mas que los actores se imaginen lo contrario mien-
tras duran los debates, usin que se desvanece eon el andar del
tiompo y queno experimenta el instigader euando estudia un pe-
rfodo mas o menos largo de la vida parlamentaria argentina,
12Las pensiones, los subsidios y otras formas de ayudas peew
niarias con que se recargan los presupuestos, son manifestacio-
‘nes inequivocas del sentimiento oligarquics que liga alos miem=
‘bros del Congreso can el resto de la clase gobernante a que per-
tenecen. Son efectos de la misma eausa gran numero de otros
facloslegslativos, muchas omisionesde a legislacin, entreellas
Tas que afeetan a los obreres, y no pocos silencios y actitudes
indiferentes en presencia de hechos quo en otros parlamentos
hrubieran motivado francas demostraciones de protasta ode sim-
patia
En la composici6n del Congreso predominan los miembros
de profesionales liberales, En 1908 habia en la Camara de dipu-
tados 83 abogados, 15 médicos, cinco ingenieros, euatro maes-
tros de eseuela, 17 hacendados, cinco militares, 10 ndustriales,
ddos periodistas y nueve personas sin profesion conocida.
‘elSenade habfa, en el mismo afi, 10 abogados, cinco mé-
dicos, un agrimensor, un escribane, siete hacendados, un mili-
tar, tres industriales, wn periodistay uno sin profesion. Trece de
tstoa senadoreshabian sidoantes gobernadores deprovincia. De
los diputades haba 19 relectos una vex y seis dos veces conse-
cutivas, sin contar varios quehabian vuelioa la Camara después
{de uno 0 mas porfodos. Las reclecciones consecativas mAs fre-
{euentes ocurren en la capital y en la provincia de Buenos Aires.
[Los ex presidentes no desdenan ser miembros del Congreso. Lo
hhan sido Mitre, Sarmiento, Avellaneda, Roca, Pellogrini y Uri
‘baru, inmediatamente de terminay su periodo presidencial oen
‘pocas ulteriores.
‘En conjunto: los congresos de 1858 a 1880 fueron mejor com-
puestos que los posteriores, Senta un aumento considerable de
faspirantes desprovistos de aptitudes, Los comités electorales y
los gobernadores de provincia, queinfluyen en ello, nose preo-
ccupan de elegir hombres conocedores de las necesidades de la
Tegislacién y eapaces de proyectar y sostener las reformas opor-
tunas. Contribuye a esta omisin la falta de costumbre de acu-
dir. las elecsiones con programas précticos,
areceria natural que cada campatia electoral se hiciera to
iniendoen vista las principales euestiones dela actualidady pre-
‘conizando las soluciones proferidas.
Pero nada de oso oeurre y os diputados electos ala vez por el
mismo partido pueden pensar de muy diverso modo acerca de
es0s problemas, que, por otra part, ellosno sienten lanevesidad
de plantear y resolver.
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aaa
El resultado es que slo una escasa minoria de ambas céma-
ras se precetape de #u funeiGnlegislativa, en medio de una indi-
ferencia general por todo lo que no sea la poitiea del diay la sa
Usfacsion de los compromisos personales.
‘Las sesiones se celebran deordinario con el miimero de miem-
bros apenas indispensable para eonstituir quorum, y son gene-
ralmente breves: dos o tres horas, da de por medio, salvo raras
‘excepciones.
ia legislatura ordinaria dura cinco meses, del 1° de mayo al
30 de septiembre; pero las tres primeros transcurren casi siem-
pre en la mayor inactividad. Cuando llega el 30 de septiembre,
Tas edmaras no se han ocupado, generalmente, del presupuesto
de gastos, que debe ser anual, segin a Constitucién, ni de mu-
thos otros asuntos importantes sometidas a su consideracién.
sta situacién resulta tanto més grande euanto que las eé-
‘maras, después de esa fecha, no pueden reunirse por su propia
{nieiativa, sino por resolucién del Poder ejecutivo, al que corres-
‘onde prorrogar las sesiones ordinarias o convocar al Congreso
[Bsesiones extraordinarias,cuandolorequieran gravesintereses
deorden y progreso
El Poder ejecutivo se halla, pues, en eleaso de adopter uno de
90s procedimientas, con lo que se obtiene una legislatura su
plementaria que empieza y termina a voluntad del que la convo-
fa, En la pratica se ha confundide el eardcter de Tas sesiones
brdinarias prorrogadas, con el de las extraordinarias, y sehane-
igado al Congreso el derecho de ocuparse durante ellas en otros
‘2suntos que los mencionados por el Poder gjecutivoen el deere-
to de convoratoni.
La verdad es que ni el texto de la Constituein, ni el esprit
‘de las inetituciones republicanas autorizan a subordinar de ese
‘mado el Peder Iegislativo al ejecutivo.Juridicamente, prorrogar
{un término ordinario noes mas que prolongar su duracién sin al
teracion alguna en su contenido actual e posible, nien las acul-
tadesejercitables durante su transeurso. Se han hecho sentir ya
protestas contra su limitacién bajo diversas presidencias
‘Como se explica en el eapitule del régimen eletoral, los dipu-
tadosy senadores con generalmente elects bajo el sistema dela
‘candidatura oficial; pero, aunque se nota un descenso constan-
te del nivel general de las edmaras es justo decir que hasta aho-
ranohan faltadojamds en ellas personas competentes y dignas,
‘capaces de defender los verdaderosintereses de pais y de repre-
‘sentar la opinién publica legado el caso.
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