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En este sentido, este enfoque deriva y está íntimamente ligado con el enfoque de
derechos porque “No solamente estamos hablando de personas que necesitan ayuda
sino de personas a las cuales se les han violado sus derechos y tiene que darse un
tratamiento diferente frente a la lógica del socorro; la lógica de recuperación de
derechos a la persona sujeto de derechos”[39]
Las relaciones, el lenguaje y los intereses son elementos que están en la base de esta
concepción en tanto se piensa al ser humano como un sujeto histórico y social que se
construye en una dinámica interesada de relaciones, es decir en el establecimiento de
vínculos consigo mismo, con los otros y con el contexto. Esta dinámica relacional tiene
un marcado carácter político porque visibiliza al sujeto de derechos, los ejercicios de
ciudadanía, y las relaciones con el Estado.
Para el desarrollo del PAPSIVI, se considera que el enfoque psicosocial debe ser
transversal a todas las acciones adelantadas en pro de la salud mental en los términos que lo
plantea la Corte Constitucional en la sentencia T-045: “una atención en salud mental que
permita su recuperación, dentro de la que debe contemplarse la necesidad de romper el
aislamiento, reconocer sus experiencias de miedo, identificar sus enfermedades, permitirles
hablar de sus sentimientos de vergüenza y de culpa y romper los tabúes que los alimentan.
Y, lo más importante, permitirles hablar de lo que vivieron y facilitar la reflexión en la
comunidad, combatiendo la estigmatización y promoviendo actitudes positivas que
permitan el reconocimiento de las víctimas” OMS (2004) citado en (Sentencia T-045,
2010).
Por ejemplo cuando se atiende un trastorno mental o una situación de duelo, o una psicosis
generada o disparada por un hecho violento, indudablemente se debe actuar de acuerdo a
los protocolos clínicos vigentes, pero la perspectiva o el enfoque psicosocial impone que se
contextualice ese dolor, sufrimiento o trastorno teniendo en cuenta dichos hechos. De allí
que no solamente se requiere de un encuadre clínico (medicamentoso y/o psicoterapéutico,
o de salud mental/atención psicosocial clásico), sino de acciones que den sentido a esos
hechos, que reconozcan el daño ocasionado a la/s víctimas, que le den un lugar en la
sociedad diferente al de necesitado de atención en salud mental, que se articulen y
coordinen con los programas globales de atención y asistencia a víctimas, que conduzca al
reconocimiento social de los hechos, a la recuperación de la memoria histórica de los
mismos, con lo cual se inicia el camino a la verdad, a la justicia y se contribuye a la
reparación de las víctimas.
De este modo, podemos entender este enfoque también como una guía metodológica en la
atención integral a las víctimas del conflicto: “(…) el concepto enfoque diferencial permite,
en primer lugar, caracterizar a la población en situación de desplazamiento desde
especificidades de género, edad, etnias, discapacidad y orientación sexual, en segundo
lugar, identificar los derechos específicos de cada uno de estos grupos, las situaciones de
vulnerabilidad y desventaja frente al conjunto de la sociedad y, por
último implementar acciones afirmativas para prevenir, proteger y restablecer sus
derechos.”[45] (Subrayado fuera del texto)
“El Estado ofrecerá especiales garantías y medidas de protección a los grupos expuestos a
mayor riesgo de las violaciones contempladas en el artículo 3° de la presente ley tales como
mujeres, jóvenes, niños y niñas, adultos mayores, personas en situación de discapacidad,
campesinos, líderes sociales, miembros de organizaciones sindicales, defensores de
derechos humanos y víctimas de desplazamiento forzado.
“Para el efecto, en la ejecución y adopción por parte del Gobierno Nacional de políticas de
asistencia y reparación en desarrollo de la presente ley, deberán adoptarse criterios
diferenciales que respondan a las particularidades y grado de vulnerabilidad de cada uno de
estos grupos poblacionales.
Así mismo, a lo largo del texto esta Ley se dan lineamientos específicos para la
formulación y desarrollo de acciones que tengan en cuenta las características particulares de
cada grupo poblacional en la aplicación de medidas de atención, asistencia y reparación
integral a las víctimas.
Además se visibilizan las normas para las mujeres en los procesos de restitución, las cuales
están expuestas en los artículos 114 al 118, se contempla un capítulo específico sobre la
protección integral a los niños, niñas y adolescentes víctimas y en el artículo 205 se ordena
la expedición de decretos con fuerza de ley para la regulación de los derechos y garantías
de las víctimas pertenecientes a los pueblos y comunidades indígenas, RROM y negras,
afrocolombianas, raizales y palenqueras, que ya se han formulado y están vigentes.[47]
Al respecto el enfoque diferencial se materializa, con los decretos con fuerza de ley para la
reparación integral a grupos étnicos. Estos decretos establecen el marco normativo e
institucional para las medidas de atención, asistencia y reparación integral a víctimas como
sujetos colectivos e individuales, y son: para pueblos y comunidades indígenas (Decreto
4633 de 2011), para el pueblo Rrom y los Kumpañy (Decreto 4634 de 2011) y para las
comunidades negras, afrocolombianas, raizales y palenqueras (Decreto 4635 de 2011)
Para garantizar la aplicación efectiva del enfoque diferencial se requiere “(…)un cambio
del paradigma de necesidades básicas insatisfechas, que parte de un modelo oferta-demanda
de servicios, con pretensiones de políticas universales y homogéneas que logra coberturas
totales, a uno basado en derechos que reconozca personas, sujetos individuales y colectivos
y, lo más importante, ciudadanos y ciudadanas emergentes”.[48]
Género
El término sexo se refiere a las diferencias de carácter estrictamente biológico que existen
entre hombres y mujeres, las cuales no determinan las conductas de las personas;
por género se entiende el conjunto de características sociales, culturales, políticas, jurídicas
y económicas asignadas socialmente en función del sexo de nacimiento; es distinto
significado social que tiene el hecho de nacer hombre o mujer en una cultura determinada,
por ser una construcción sociocultural, cambia a lo largo de la historia y varía de unas
culturas a otras[49].
Entre las conductas de violencia sexual explicitadas por la Corte Constitucional, de acuerdo
a informes presentados ante ella, se encuentran: violaciones y abusos sexuales individuales
y colectivos, torturas sexuales, mutilaciones sexuales y posteriores homicidios de las
víctimas, actos atroces de ferocidad y barbarie de contenido sexual, prostitución forzada,
esclavización sexual, desnudez pública forzada, humillación sexual individual y colectiva,
sometimiento a violencia sexual como medio para obtener información, o amenazas de
violencia sexual, así como el sometimiento de las víctimas a prácticas crueles, inhumanas y
degradantes tales como bailes, desfiles, entretenimientos o acompañamientos forzados para
complacer a los miembros de los grupos armados al margen de la ley, y actos de sevicia
cometidos públicamente contra sus cuerpos o cadáveres, a lo largo de todo el país y contra
cientos de mujeres, jóvenes, niñas y adultas mayores pertenecientes a la población civil.