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(CUADERNOS SEMESTRALES estados unidos: perspectiva latinoamericana Suscripetin anual (incluyendo Jos 12 niimeros 4 mensual): $300.00 en México: $30.00 dhe Wea olares en América Latina y Caribe: 15 diates en Estados Unidos y Canada; 40 dilares-en Europa y otros Icluyende envio por via aérea Niimere sett: 5120.00) e México $1 2,00 US en el extranjero. Coveespondeneia y suscripeiones fentados unidon: perspective latinosmericana Apel, Poatal 41.598 truce 10, DF el 570-2022 CUADERNOS SEMESTRALES estados unidos: perspectiva latinoamericana Presidente: Dr. Antonio Sacristén Colés Directora General: Lic. Trinidad Martinez-Tarrag6 Comité Editorial: Roberto Bouzas, José Miguel Insulza, Luis Maira, Olga Pellicer, Carlos Rico Responsable por el Comité Editorial: José Miguel Insulza Responsabilidad Técnica: Maria Isabel Sen, Pricila Sosa y Guillermo Jesiis Velasco Naim, 11 Primer Semestre de 1982 CONTENIDO EDITORIAL ARTICULOS Notas sobre la formacién de la clase obrera y el movimiento sindical en Estados Unidos. José Miguel Insulza UL estérll matrimonio entre los sindicatos norteamericanos y el Partido De- ‘mécrata, Mike Davis ‘tvolucién reciente del sindicalismo en Estados Unidos. Ma. Isabel Sen 1 movimiento sindical y a izquierda en Estados Unidos. Stanley ‘Aronowitz 151 futuro det movimiento sindical norteamericano. John T. Dunlop Consideraciones sobre ta socialdemocracia en Estados Unidos, ira Katenel- 14 poblacin de origen mexicano y el movimiento obrero norteamericano. Jorge Carrillo y Alberto Hernéndez 1a potitiea exterior de tos sindicatos norteamericanos y el papel del AIFLD. Hobart Spalding 1a politien exterior del siuieatione norteamericany. Cas\ Gesshanae 7 65 113 145 189 233 261 287 NOTAS SOBRE LA FORMACION DE LA CLASE OBRERA Y EL MOVIMIENTO SINDICAL EN ESTADOS UNIDOS José Miguel Insulza En un conocido trabajo publicado por primera vez en 1906, Werner Sombart entre. gaba una serie de argumentos historicos, econémicos, ideologicos y politicos pare cexplicar la conducta de la clase obrera norteamericana, bajo el titulo sugerente de “;Por qué no hay socialismo en Estados Unidos”. Desde luego, Sombart no se referia al socialismo como sistema econémico-social, sino como movimiento politico; y la pregunta era pertinente, si se considera que el surgimiento de partidos socialis- tas 0 laboristas, ligados a la organizacién més amplia de la clase obrera, era el fend ‘meno politico mds importante de las dltimas décadas en Europa, La gran depresion de fines de siglo habia dado origen a un periodo de profunda agitacién social, con claro contenido ideol6gico, que habéa levado @ algunos a la temprana conclusion de {que la hora pronosticada de euperacin del sistema capitalista se encontraba proxima. Parte importante de los movimientos sociales de la époce eran conducidos por anar- quistes, marxistas y socialistas de todas las tendencias; y su herencia, aim después de terminada la eriss, fueron partidas y orpanizaciones de clase que, aunque moderados ‘en su politica e integrados al sistema, ain profesaban su superacién. La cuestién que se planteaba Sombart —y otros autores de su época— era expli- car por qué en Estados Unidos el curso de los acontecimientos habia llevado a resul- tados diferentes, a pesar de Ia crisis del acelerado crecimiento dela clase obrera y de a combatividad que ésta habia demostrado en el éltimo cuarto de siglo, Este periodo ‘marca, también en Estados Unidos, un auge del movimiento obrero en términos de lucha y organizacién, Las grandes huelgas, generalmente acompaftadas de choques violentos, y el nacimiento de las primeras organizaciones obreras de cardcter nacio- nal llegaron a preocupar lo suficiente al estado norteamericano, como para adoptar ‘medidas y crear instituciones represives.” Pero a poco andar, elovimiento tomo un ceatso distinto del resto de os paises industriales;y cuando Sombart escribia, la orga- nizacion nacional predominante era precisamente aquella —Ia American Federation ‘of Labor, AFL— que se habja opuesto activamente a los intentos de creacién de un 1 werner Sombart, Why s there no socatom in the United States, Nueva York, M.E, Sharpe, Ine, 1976, 4 Ademis de tos primeroe “excepcionaistas” norteamericanos, ene los que cabe destacae ‘rederick Jackson Turner y Brooks Adam, se interesaron por el tema ottos autores etropeos om el propio I. G, Welly The Puture in America searcher reattes, Londres, 1906. Vease iambién Robert W. Smuts, urapean imprestons of the Amerleom worker, Nueva York, 1953, "Vase Samael Hot Morison, The Oxford history of the American People, Nueva York, Mentan, 1972, vol 3. 80: H partido obrero y desarrollaba con fuérza la ines de un sindicalismo “antipartidista”™* ¥y procapitalista, que ha sido su caracteristica més constante hasta hoy. Estados Unidos ha vivido otros periodos de agitacin similares a lo largo de este siplo, earacterizados por una fuerte movilizacion de la clase obrera y por fases de extrema violencia, Parad6jicamente, sin embargo, la violencia en los métodos, que tno tiene parangon en el mundo capitalista, ha ido acompaftada de la moderacién cn las reivindicaciones. No estamos hablando, pues, de un movimiento obrero paci- Tista 0 coneiliador, sino de uno que ha promovido grandes batallas —y sufrido las ppeores represiones~, pero del cual nunca ha surgido mayoritariamente un movimiento politico de cuestionamiento del sistema. El liderazgo sindical ha enfrentado una opo- sicién mayor de lo que comunmente se cree. No obstante, a pesar de los brotes de inilitancia, provenientes de su propio seno o de segmentos de clase marginados de la ‘orgunizacion, el particular estilo del sindicalismo norteamericano ha conseguido man: tener su hegemoni sobre el conjunto del movimiento obrero, ain al precio de redu- cirlo a un rol mds subordinada que en otras sociedades capitalistas. Asi, la pregunta ‘de por qué la clase obrera norteamericana no es revolucionaria, por qué no existen partidos laboristas o socilistas, por qué se desarrolla un sindicalismo procapitalist, ©, para usar el término més general de Mike Davis, por qué es diferente la clase obrera on Estados Unidos,® ha sido replanteada muchas veces. Al fin y al cabo, lo que @ ccomienzos de siglo era Ia verificacién de un periodo reciente —que muchos veian préximo a terminar—® hoy aparece como una constante historica, aentuada ademés cn las dcadas posteriores a la segunda guerra mundial No es sorprendente, pues, que a cantidad de trabajos elaborados sobre el tema, a Jo largo de este sigh, Sea abundante y variad, ni tampoco que en los itimos afios ste se plantee con tenovado interés. Con el tiempo, parte de los factores explicativos boriginales se han modificado, generando situaciones nuevas que, en algunos pronés- ticos, debian producir el esperado vuelco en la conducta de la clase obrera. Que ello tno haya ocurrido no pone necesariamente en cuestién las tesishistoricas; pero obliga 1 complementarlas con nuevos enfoques, que iluminen aspectos distintos, hasta ayer inexplorados, * tisimos el témino “antipatidist, pare identifica la negativaconstante dela mayor parte ‘et tiderurgo sindial norteamerican, de todas ls tendencas en todas las Spocas a formar un hurt de’ clase. En aingiin caso debe entenderse referido aja prescindenca de la polities par Titi lr AFL partiipo temprano en la polities norteamericana, a rave de los dos partidos Feadiionats, * Mike Davis, “Why the U. S. working cas is different", New Left Review, nim. 123, sep tiene uta de 1980, pp. 3-44 V1 propio Sombart concluye su libro con a siguiente opinin: “Todoslos fctores que hasta use tan impo et desarrollo del socaisino en Estados Unidos estan a punto de desaparecer ‘ssotivertirc en aie opuestos, com el esultado de quo en la proxima goneracionel socialism en {sles Udo, probablementexperimentard la ms grande expansion posible de su stractvo" Souutatl, op city p. 119. Por desproporcionada que afirmacin en perspectiva his ‘rica by peneractn a que se feria Sombartcumplié en parte con su profecia, como se veri ALGUNOS ENFOQUES GENERALES ‘A tiesgo de ser esquematicos, es posible distinguir tres tendencias en los estudios acer ‘at del movimiento obrero en Estados Unidos. La primera, pone el acento en un con- junto de rasgos hist6ricos particuleres en 1a formaci6n y desarrollo de la sociedad y ol estado norteemericano, que conforman lo que se ha dado en llamar el “excepcio- tulismo norteamericano”. A partir dela verdad historica de que el desarrollo del capi lulismo en Estados Unidosha tenido caracteristicas muy diversas delresto del mundo ‘apitalista, se busca mostrar c6mo es0$ rasgos distintivos han incidido en la forms- ci6n objetiva y subjetiva de Ia clase obrera, dando como resultado un movimiento ‘olrero con las earacteristicas del que conocemos hoy.” in duda, los factores incluidos en las tesis excepcionalistas son indispensables para comprender el contexto histérico espeeffico, dentro del cual se dan las luchss dlo clases en Estados Unidos desde su nacimiento como nacién. La homogeneided eolégica en la formacién del estado, el rol desempefiado en éste por las distintas ‘lass, la existencia de una frontera abierta y su posterior reemplazo por la politica de nsién imperial, 1os flujos migratorios que permiten disponer constantemente ilo un ejército de reserva esencial al desarrollo capitalista, etc., son todos elementos nln los cuales es imposible comprender cabalmente el nacimiento y desarrollo de la clase obrera, su mentor autonoméa dentro de la sociedad, sus permanentes divisiones Internas y su forma de insereién dentro del sistema politico norteamericano. Sin em- hhurgo, al enfatizar solamente estas y otras variables econémicas y politicas contextua- los, que exeluyen casi toda referencia al proceso productivo mismo y & los conflictos hist6ricos eoncretos en que se vi6 envuelta la clase obrera, la explicacion “excepcio- nalista” eae en el determinismo histérico: on la base de sus planteamientos esti la tnocin de que, dadas ciertas circunstancias, que son innegables, debfa deserrollarse tun dleterminado tipo de conciencia de clase y una cierta forma de sindicalismo, La tentacién determinista lleva a olvidar 0 menospreciar el hecho de que frente a In tendencia dominante del movimiento sindical, ha existido de modo casi perma- nnente una contra-corriente (tal vez com la excepcién del periodo mis reciente). Mas ‘iin, en algunos periodos, la oposicién al liderazgo sindical parecié en condiciones dlo roctaplazarlo de modo definitive, Ninguno de los momentos cruciales que marca ron el curso del movimiento obrero norteamericano pas6 sin que se diera una fuerte lucha dontro de él, sin que pueda afirmarse que el resultado era el tinico posible y ‘que la derrota de las tendencias progresistas estaban determinadas de antemano. Las, explicaciones excepcionalistas son utiles a la comprensidn de esos fenémenos, pero ‘no pucden ser esgrimidas de modo general sin verificarlas en cada momento historico: oula variable explicatoria plausible debe ser concretada en los contextos histGricos ‘espeeiicos de la lucha de clase y la préctica colectiva que son, después de todo, su ‘nico modo real de existencia”.* "yeaa yresentacin de précticamente todas las corsentes “excepcionalistas, nos remit vis Jobin HLM, Last Seymour Maria Lipset, Polir ofthe dream Bszayson the history i Amoriva sictalisin, Nuews York, Anchor Books, 1976 "ake Davis ef, pp. 67 1”

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