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Discusión bibliográfica
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que los soviéticos y Stalin ya preveían que sucedería. Stalin el 29 de junio, al mando
del Consejo de los comisarios del Pueblo, declara la Gran guerra patriótica y da
inicio a las medidas de defensa contra la maquinaria bélica alemana.
Desde agosto de 1941 los alemanes comienzan a sobrepasar los puntos de
defensa rusos, diezmando las unidades soviéticas y abarcando un territorio extenso
y estratégico, la zona rusa de Polonia, diversos territorios del mar Báltico en conjunto
con las fuerzas finlandesas —las cuales se encontraban en conflicto con Rusia—
hasta llegar y ocupar la misma península de Crimea, excepto claro el puerto de
Sebastopol, defendido con uñas y dientes por los soviéticos al ser su puerta de
salida al mediterráneo. Para octubre del mismo año las fuerzas del Führer consiguen
llegar a las puertas de Moscú a través de numerosas y cruentas batallas. El gobierno
soviético se traslada a Kuybisev, pero Stalin permanece en la capital donde declara
estado de sitio. Los alemanes se repliegan debido al “invierno soviético” con el
objetivo de la recuperación de sus tropas, pero los rusos inician la “ofensiva soviética
de invierno”, en la cual recuperan amplio territorio ocupado por los alemanes, pero
que es inútil ante la respuesta del Führer, el cual al ver el retroceso de sus tropas
antes los rusos destituye a von Brauchitsch del cargo de comandante en jefe y él
mismo ocupa el cargo para iniciar la contraofensiva u “ofensiva alemana de verano”
durante 1942, maniobra que logra recuperar los territorios perdidos y además
consigue llegar y ocupar Sebastopol.
La ofensiva de verano alemana se proponía conquistar los objetivos de los
campos petrolíferos del Cáucaso —principal motivación de la campaña de Rusia— y
de Stalingrado —importante centro de la industria militar e importante nudo de
comunicaciones (Kinder & Hilgemann, 1996)—, consiguen llegar hasta el Elbrus y
posteriormente, a través de mas de dos meses de batalla dos divisiones blindadas
alemanas entras y conquistan casi toda la ciudad. En noviembre de 1942 el ejercito
rojo inicia la contraofensiva, y al mando del general Zhukov —quien rearmó otro
ejercito tras el rio Volga con apoyo de los aliados, principalmente los
norteamericanos— rodeé por los flancos a las divisiones alemanas del general von
Paulus —compuestas por 250.000 hombres— cercando Stalingrado.
Debido a esta maniobra, sin recursos ni esperanza de rescate por parte del
Estado mayor alemán —ya que Hitler les comunicó a las tropas, desde 1941, la
política de no ceder ningún territorio al enemigo, mostrar una defensa “fanática” y
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adherirse hasta la última piedra de suelo conquistado (Kesselring, 1965)—
terminaron por rendirse ante Zhukov el 31 de enero de 1943.
Sin pérdida de tiempo, el ejército rojo avanzó recuperando territorio hasta
llegar y emprender una ofensiva contra las débiles fuerzas alemanas en Kursk —la
batalla de tanques más grande de la historia— quienes entre el 5 y el 13 de julio
consiguen retomar la ciudad y avanzar sin medida a través de territorio polaco.
Simultáneamente las tropas aliadas desembarcaron en las playas francesas de
Normandía, oprimiendo al diezmando ejército alemán por dos frentes y consiguiendo
la derrota del Tercer Reich.
Bibliografía
García, E. B. (1999). Hitler y la segunda guerra mundial. Santiago, Chile: Editorial
Universitaria.
Kesselring, A. (1965). Reflexiones sobre la segunda guerra mundial. Barcelona, España: Luis
de Caralt.
Kinder, H., & Hilgemann, W. (1996). Atlas histórico mundial. Madrid: Istmo Editorial.
Milward, A. (1986). La segunda guerra mundial, 1939-1945. Barcelona, España: Crítica.
Shirer, W. (1981). Historia del Tercer Reich (Vol. 3). Barcelona, España: Océano.