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1.1 Introducción
El flujo subterráneo de agua es un componente importante de todos los sis-
temas hidráulicos. Tiene un papel central en el presupuesto de agua para
uso doméstico, industrial y en agricultura. La administración del recurso
implica tomar decisiones sobre dónde perforar para extraer o inyectar y so-
bre las estrategias de control. También implica decisiones sobre la calidad
del agua producida, lo que a su vez se relaciona con la disponibilidad del
recurso. Estas cuestiones son de importancia capital considerando el he-
cho que con reservas de agua en disminución –las disponibles disminuyen y
se deterioran–, la disponibilidad y las exigencias de calidad del recurso son
cuestiones centrales de debate en la agenda internacional. En relación di-
recta con lo expuesto, existe una preocupación creciente por los niveles de
contaminación y los mecanismos de transporte de las substancias peligrosas
–infiltración por efecto de la lluvia de substancias en depósitos, derrames, el
uso de pesticidas o fertilizantes y de los depositorios nucleares ubicados en
formaciones geolólgicas profundas.
En todos estos casos, la administración del recurso implica resolver un pro-
blema de optimización: satisfacer una función objetivo sin violar una can-
tidad de restricciones. Esta tarea requere de un conjunto de herramientas
que permitan predecir la respuesta del sistema bajo diversas condiciones.
La remediación de sistema acuı́feros –subterráneos o superficiales– requiere
conocer la evolución de trazadores y la respuesta del sistema a las distintas
estrategias que pueden ser adoptadas. De igual modo, la planificación de las
actividades de monitoreo y alerta requieren un conocimiento detallado de la
respuesta del sistema. El empleo de modelos puede dar acceso a todo este
conjunto de información.
El uso de modelos implica dos etapas: la de formulación y la de solución.
En estas notas se hará foco en la primera. Los objetivos serán:
§ describir los mecanismos de gobierno del flujo en medios porosos y del
transporte de contaminantes,
1
Para describir los distintos sistemas hidráulicos que se tratarán en lo que
sigue, se dan a continuación algunas definiciones: un acuı́fero es una for-
mación geológica que i) contiene agua y que ii) permite una gran movilidad
de esta bajo condiciones normales. Por el contrario, un acuicludio es una for-
mación que, si bien contiene agua, la retiene, no permitiendo su movimiento:
es el caso, por ejemplo, de una capa de arcilla. Para cualquier uso práctico,
estos se consideran como fronteras impermeables. Un acuitardo es una capa
mucho menos permeable aún y es mucho más delgada: en general aparece
separando dos acuı́feros, entre los que permite cierto intercambio de fluido,
por lo que a veces también se denomina como una formación semi-permeable.
La porción del suelo constituida por sustancias sólidas, recibe el nombre de
matriz sólida o simplemente, matriz. El resto del volumen es el espacio o
volumen de poro, que será ocupado por una (agua) o dos fases (agua y aire)
de fluido. Está claro que sólo aquellos intersticios interconectados podrán
actuar como conductos de flujo; estos van desde grandes cavernas en las for-
maciones de calcitas (un tipo de rocas carbonáticas) hasta pequeños espacios
capilares en las que el agua se mantiene retenida mediante fuerzas adhesivas.
Los intersticios se dividen básicamente en dos grandes grupos: los originales,
propios del proceso geológico de la formación y los secundarios que compren-
den fisuras, junturas, etc, producto del trabajo experimentado por todas las
formaciones.
La formaciones subterráneas que contienen agua se clasifican en función de
la proporción relativa de volumen de poro. Se distinguirán dos regiones: las
zonas saturada y de aireación o no saturada. En la primera solo hay pre-
sente una fase de fluido –la lı́quida– mientras que en la segunda coexisten
dos fases. En la Figura 1 se muestra esquemáticamente la situación El agua,
AIREACION
ZONA DE
SISTEMA SUPERIOR
SISTEMA MEDIO
SISTEMA CAPILAR
SATURADA
RIO
ZONA
FRONTERA IMPERMEABLE
2
superficie imaginaria que se encuentra a presión atmosférica. La zona satu-
rada se extiende un poco por encima de esta superficie, en una zona que se
denomina capilar, determinando un sistema capilar de agua que dependerá
del tipo de suelo. Como regla, cerca de la superficie freática, casi todo el vol-
umen de poro está ocupado por agua, mientras que a medida que se desplaza
el observador hacia la superficie, sólo los poros más pequeños –en los cuales
las fuerzas capilares son mayores– contendrán lı́quido. Queda claro entonces
que la superficie superior del sistema capilar puede ser sumamente irregular,
dependiendo del tipo de suelo. También, en la zona de aireación se distinguen
otros dos sistemas: el superior adyacente a la superficie del terreno es el que
las plantas de la superficien utilizan. En esta región, el movimiento del agua
es escencialmente vertical: descendente por la infiltración, ascendente por la
evapo-transpiración y luego de que ocurren precipitaciones, esta zona puede
estar saturada. Si no se agrega agua al sistema –por ejemplo lo que ocurre
después de un periodo de sequı́a– parte del agua queda atrapada en esta
región, la que es indicadora de la capacidad del campo.
3
ble y las cantidades fı́sicas involucradas son medibles. Conceptualmente,
es el mismo proceso por el cual el lı́quido y el gas de las fases fluidas son
tratadas como continuos: en esta aproximación, el medio poroso, en el que
coexisten sólido, lı́quido y gas ocupando cada fase una porción del AEV
es reemplazado por un medio ficticio, en el que cada fase es considerada
como un continuo que ocupa, simultáneamente con las demás, la totalidad
del AEV. Ası́, en cada AEV tenemos superpuestos tres medios conti-nuos,
que incluso pueden interactuar entre si: en este contexto, podrán calcularse
valores promedio (valores macroscópicos como a veces se denominan) para
cada AEV y asignarlos a cualquier punto del espacio, independientemente
que en el medio real se trate de un punto en la matriz sólida o en el poro.
Cubriendo el dominio de una sucesión de AEVs, obtendremos campos asoci-
ados a las variables macroscópicas, que resultarán funciones diferenciables de
las coordenadas. Todo el detalle asociado a la configuración de la interface
sólido–fluido, más el asociado a la interacción entre las tres fases, entrará en
el modelo macroscópico en forma de coeficientes, los que deberán ser deter-
minados experimentalmente.
Uno de los problemas que se introducen al utilizar AEVs es que los promedios
macroscópicos que se calculen estarán asociados a ellos, resultando en un tipo
de descripción lagrangiana. Esto impone limitaciones a la determinación ex-
perimental de los coeficientes. Para evitar esto se recurre a otro concepto, el
de volumen elemental representativo o REV: Los REVs son tales que asegu-
ran un valor constante –dentro de los errores admisibles– de los coeficientes
para un conjunto de AEVs, permitiendo también la mensurabilidad práctica
de los coeficientes.
Si se indica por l la longitud caracterı́stica del REV y con d la longitud
caracterı́stica del poro, una condición que debe satisfacerse es que l >> d.
Asimismo, si D es la longitud caracterı́stica del dominio de interés, otra
condición que debe satisfacerse es que l << D. Estas dos condiciones tienen
un sentido estadı́stico y aseguran que los valores que se adopten para los
coeficientes no sufrirán de la aleatoriedad de la distribución de la fase sólida:
son las condiciones necesarias para que el modelo continuo del medio poroso
satisfaga la hipótesis ergódica. Como ejemplo de como se puede estimar el
valor del REV, consideremos una caracterı́stica geométrica del medio, como
la relación entre el volumen de poro y el volumen total (Uv (x)/U(x)) en
un REV centrado en x. Si vamos probando con distintos REVs de tamaño
creciente, observaremos un comportamiento como en la Figura 2:
La Figura ilustra la siguiente situación: si el REV es muy pequeño, el valor
que adoptará el cociente dependerá si el mismo está incluido en un poro o en
la matriz sólida, tomando ası́ los valores 0 o 1. A medida que se emplea un
4
DOMINIO DOMINIO DE MEDIO POROSO
DE EFECTOS
MICROSCOÓPICOS
ε POSIBLES
INHOMOGENIDADES
RANGO DE U DE GRAN ESCALA
0
U U
min max
5
Esta tendencia a la uniformidad, postulada como principio rector de la ter-
modinámica (y asentada en el Segundo Principio), sólo requiere que las por-
ciones de continuo vecinas puedan interactuar. La naturaleza de esta inter-
acción depende de la estructura molecular y su efecto es el parámetro que se
está observando. Sin embargo desde la perspectiva de los medios continuos,
interesa que esta tendencia existe y que se puede modelar en forma indepen-
diente de la estructura microscópica.
De la observación de estos procesos de interacción, se puede descubrir un
intercambio o transporte de cierta cantidad, de manera que esta aumenta en
algunos elementos de continuo y disminuye en otros. El conjunto de estos
procesos de intercambio es conocido como fenómenos de transporte. Para
el modelado del flujo subterráneo, nos interesará el transporte de tres can-
tidades: masa, energı́a y cantidad de movimiento. Independientemente de
cuál sea la cantidad que se transporte, el mecanismo de intercambio presenta
algunas caracterı́sticas de orden general:
§ el transporte neto de cierta cantidad P es nulo si una cierta cantidad
asociada p(x, t), que representa la intensidad local, está distribuida
espacialmente en forma uniforme, y
§ la dirección del transporte neto no-nulo a través de una superficie el-
emental en el continuo es tal que tiende a igualar el valor de p(x, t) a
ambos lados de dicha superficie elemental.
De estas observaciones, queda claro que existe una relación entre el transporte
neto y la distribución no uniforme de la intensidad asociada, representada
por el gradiente de la intensidad gradp(x, t).
Sea p(x, t) continua en <3 , de modo que el transporte de la cantidad asociada
a P , a través del área elemental δa orientada según n, en el instante t, pueda
escribirse como
f(x, t) · nδa (2)
donde f es el vector de flujo de la cantidad P . La idea es encontrar una
relación f = f(gradp(x, t)). Para esto se harán dos hipótesis que permitirán
simplificar el tratamiento, reduciéndolo a un transporte lineal:
§ Para una variación de la intensidad p(x, t) lo suficientemente gradual,
no existen correlaciones de largo alcance, es decir, que p(x, t) sólo de-
penderá de las propiedades locales en el medio continuo y de los valores
locales de las demás variables de estado.
§ Para valores de la intensidad p(x, t) lo suficientemente pequeños, el
flujo depende linealmente de las componentes de gradp(x, t).
6
Estas son las denominadas hipótesis de linealidad de Ficks; de ellas, si la
intensidad p(x, t) es un campo escalar, la última induce una afinidad entre
f(x, t) y gradp(x, t) de la forma
donde kij será un tensor de segundo orden. Si p(x, t) fuese un campo vecto-
rial, entonces la dependencia lineal serı́a de un tensor de cuarto orden, de la
forma
fij = Cijklpkl (x, t). (4)
La prueba de validez de estas hipótesis es un asunto puramente experimental
y depende de qué cantidad se esté transportando y del rango de valores
que adopta gradp(x, t). Las distintas relaciones que se obtienen a partir
de estas hipótesis para los distintos transportes son las llamadas relaciones
constitutivas y son las que contienen las propiedades fı́sicas del medio.
∂
Z Z Z
3
ρd x + ρV · nda = ρQρ d3 x. (5)
∂t Ω ∂Ω Ω
7
Usando el Teorema de la divergencia y recordando que el volumen de control
es invariante, se obtiene la ecuación de continuidad:
∂ρ
+ div(ρV) = ρQρ (6)
∂t
Es posible aún, transformar esta forma en otra, expandiendo la divergencia
del producto y obteniendo:
∂ρ
+ V · gradρ + ρdiv(V) = ρQρ . (7)
∂t
Los dos primeros términos son la variación total de la densidad Dρ
Dt
: en este
punto debe quedar claro que si bien el agua es incompresible, el flujo de
agua en el REV no lo es. Piénsese que es posible acomodar más agua en el
volumen mismo elemental simplemente desplazando el aire contenido en el
mismo: el efecto neto es un aumento en la densidad, pero por el incremento
de la masa de agua en el mismo volumen. Para dar una expresión de este
cambio, recurriremos al coeficiente de almacenamiento S0 que por definición
es el volumen de agua que provoca un cambio unitario en la unidad de tiempo
en la altura piezométrica. De este modo:
Dρ ∂h
= ρS0 . (8)
Dt ∂t
La expresión resultante es:
∂h
S0 + divV = Qρ . (9)
∂t
La ley de Darcy establece que, en un medio poroso isotrópico, la velocidad
del flujo es proporcional al gradiente de la altura piezométrica, cambiada de
signo:
V = −kf gradh. (10)
La constante kf es la denominada permeabilidad. Para medios no isotrópicos,
la ley de Darcy puede generalizarse introduciendo el tensor de permeabilidad
V = −Kgradh. (11)
8
∂h
S0 = div(Kgradh) + Qρ (12)
∂t
Esta expresión es válida para flujos tridimensionales. Pero en el caso de
des-cribir flujos regionales, basta con una descripción bidimensional de los
mismos: introduciendo m, el espesor del acuı́fero, se puede desde la inte-
gral de volumen realizar un proceso de regularización, el que dará lugar a
un campo de velocidades, bidimensional, equivalente en su dinámica al tridi-
mensional, obteniéndose la siguiente ecuación para la altura piezométrica del
flujo bidimensional:
∂h
S = div(mKgradh) + q. (13)
∂t
En esta indicamos por S, la versión regularizada del coeficiente de almace-
namiento. Otra forma de expresar la misma es introduciendo el tensor de
transmisividad T = mK. La misma ecuación se extiende al caso del acuı́fero
freático, si hacemos explı́cita la dependencia de T no solo con la posición
sino también con h = b + m, donde b es la superficie inferior impermeable
del acuı́fero:
∂h
S = div[(h − b)Kgradh] + q. (14)
∂t
Del mismo modo, en el caso de que el acuı́fero esté conectado con otro sistema
de agua subterránea o superficial con el que intercambia masa, habrá que
incorporar el intercambio a la ecuación de balance. Utilizando la ley de
Darcy, postularemos que el flujo entre el acuı́fero y el otro cuerpo de agua es
proporcional a la diferencia de altura piezométrica P hj − h. Para n sistemas
interactuando, el flujo total intercambiado será j lk (hj − h): el factor lj es
el factor de filtrado del j − ésimo cuerpo con el acuı́fero, definido, para el
caso isotrópico como lj = kfj /dj , resultando:
∂h X
S = div(mKgradh) + lj (hj − h) + q. (15)
∂t j
9
las de segundo tipo o tipo Neumann, que especifica el flujo a través de
la frontera mediante la componente normal del gradiente de h. Si la
frontera es impermeable, la situación queda representada especificando
condiciones homogéneas de Neumann para dicha porción de la frontera.
las de tercer tipo o tipo Robin, que especifican una combinación lineal
para la altura piezométrica y el flujo en la frontera. Tı́picamente se
utilizan cuando hay intercambio de masa a través de la frontera con
un cuerpo de agua superficial del que se conoce la altura piezométrica:
por ejemplo, en el caso de un rı́o, adopta la forma T ∂h/∂n = l(hr − h),
donde hr es la altura piezométrica del rı́o y n la normal exterior positiva
a la frontera, en el rı́o.
10
Item Modelo Fuente
p: freático
c: acuı́fero confinado
s: distribución espacial
t: distribución temporal
Distribuciones dentro
del dominio
elevación de la del s, p perfil geológico
superficie inferior
del acuı́fero b
permeabilidad K s, p ensayos de bombeo
transmisividad T s, c ensayos de bombeo
coeficiente de s, c ensayos de bombeo
almacenamiento S
porosidad efectiva e s, p ensayos de bombeo
recarga s, t datos meteorológicos
producción s, t
Filtrado de y hacia
cuerpos de agua
vecinos
elevación del lecho s mapas topográficos
elevación de la s, t datos hidrológicos
superficie libre
factores de filtrado lj s
Condiciones de
contorno
altura piezométrica s, t datos de campo
flujos s, t datos de campo
y meteorológicos
11
N
precipitacion
R V
runoff evapotranspiracion
zona superior
no saturada
B
contenido de humedad
zona inferior
S no saturada
L
percolacion profunda
zona saturada
recarga
12
métodos de correlación climática como los de Penman, de Bowen y la
co-rrelación de torbellinos
modelos hidrológicos basados en el balance de agua en un volumen de
suelo
sensores remotos: estos tienen ventajas y desventajas: son muy aptos
para estimar la evapotranspiración sobre dominios extendidos y poveen
además registros históricos. Entre sus limitaciones está el volumen
de datos y el costo computacional de procesamiento. Un ejemplo de
estrategia para estimar la evapotranspiración es la denominada SE-
BAL(Surface Energy Balance Algorithm for Land). Toma como datos
la información provista por el satélite –básicamente la radiación en
distintas bandas– y la velocidad del viento y realiza un balance ter-
modinámico, obteniéndose de este la evapotranspiración. El sistema
de ecuaciones a resolver viene dado por:
Rn = (RS − αRS ) + (RL − (1 − 0 )RL ) − EL (18)
λE = Rn − G − H (19)
H = H(∆T, cp , ρah , rah ) (20)
donde Rn es la radiación neta en la superficie, RL y RS son respectiva-
mente la radiación incidente en la parte baja del espectro –infrarrojo,
(L)ong wave– y alta del espectro –visual y ultravioleta cercano, (S)hort
wave– mientras que EL es la radiación de onda larga –térmica– del
suelo. α es la fracción de la radiación UV incidente que es reflejada y
0 es la emisividad térmica de la superficie. λE es el flujo resultante de
calor latente, es decir la energı́a disponible para el mecanismo de evapo-
transpiración, G es una cantidad que se determina empı́ricamente, y
es el calor absorbido por el suelo. La función H es el calor sensible o
albedo, para la que se debe usar una expresión –la ecuación de estado
(20)– termodinámica.
Para determinar el runoff R, considérese que R = RP +RN donde RP es
la precipitación por lluvia y RN la correspondiente a nevadas. Existen
numerosas técnicas para determinar RP : presentaremos una, a modo
de ejemplo, la denominada del ı́ndice de infiltración. Data de 1946 y
fue propuesta por Cook: en este método se determina un ı́ndice o nivel
φ que divide el diagrama de intesidad de precipitación de manera que
el área sobre la curva, representa exactamente el runoff. La situación
es la que se describe en la Figura 4.
Este ı́ndice se determina a partir de una tormenta, midiéndose la can-
tidad de agua caı́da y el runoff, siendo φ la diferencia. El valor de
13
intensidad de la precipitacion (mm/h)
11111111111
00000000000
00000000000
11111111111
00000000000
11111111111
00000000000
11111111111
00000000000
11111111111 indice φ
00000000000
11111111111
tiempo (min)
14
1.4.4 Identificación y calibración mediante ensayos de bombeo
Si se consideran las ecuaciones de flujo en el acuı́fero, S0 (o S) y K (o
T ), son parámetros que describen la respuesta intrı́nseca del sistema. Estos
parámetros deben determinarse experimentalmente y los ensayos de bombeo
son la forma más simple de hacerlo. En este tipo de ensayos, se bombea
un caudal constante Q, registrándose por ejemplo, la altura piezométrica
a lo largo del ensayo en distintos puntos del dominio. Al final del ensayo
se dispone de n m−úplas de datos, del tipo (ti , xi , hobs
i ). A partir de estos
datos y mediante el empleo de la ecuación de gobierno, se busca determinar
un valor de S0 y K –o de S y T – que minimice el error entre los valores
de altura piezométrica calculados hcalc en los puntos x donde se tomaron
las mediciones y los medidos. En sentido estadı́stico se busca minimizar el
error cuadrático medio: si denominamos por J (S0 , K) la función objetivo,
el problema puede escribirse como:
minimizar J (S0 , K)
donde J (S0 , K) = nk=1 (hobs calc 2
P
k − hk )
15
1.5 Modelos regionales de
transporte de contaminantes
La polución del agua subterránea debida a actividades humanas tiene di-
versos orı́genes: por infiltración de aguas contaminadas desde un cuerpo de
agua superficial, desde tuberı́as con pérdidas o desde aguas estancadas. Otra
fuente de polución es la lluvia que arrastra e infiltra sustancias originalmente
depositadas en la superficie, como es el caso de pesticidas o fertilizantes. Lo
mismo ocurre con la filtración desde terrenos de relleno y depósitos de resid-
uos. Los contami-nantes pueden entrar en el suelo disueltos en el agua que
los infiltra o no y el flujo de agua, ya sea la de infiltración o la subterránea
provoca el transporte de estos. Mientras que en la zona no saturada, el
transporte es escencialmente vertical entre la superficie del terreno y la zona
saturada, el transporte horizontal y de largo alcance ocurre sólo en la zona
saturada, donde el transporte es dominado por el flujo horizontal, que deter-
mina las distancias caracterı́sticas y alcances de la contaminación.
En lo que sigue, consideraremos el transporte de la zona no saturada como
una fuente para el transporte en la zona saturada, limitando la discución a los
procesos en esta zona. Dependiendo de la concentración de contaminantes,
estos pueden influenciar el campo de flujo, en cuyo caso se dice que los
contaminantes son hidrodinámicamente activos; en nuestra discución, sólo
tendremos en cuenta contaminantes hidrodinámicamente pasivos, es decir
concentraciones para las cuales el flujo inducido por densidad es totalmente
despreciable. Además, restringiremos la discución a modelos regionales, lo
que nuevamente implica que la escala del transporte horizontal es mucho
mayor que la del vertical, en cuyo caso podremos considerar el flujo como es-
cencialmente bidimensional. Mostraremos que el transporte también podrá
considerarse un proceso bidimensional median-te la integración vertical de
las concentraciones. Cualquier modelo de transporte requiere como entrada
el campo de velocidades del flujo. Entenderemos que, o bien este es conocido
o que se calcula a partir de algún modelo cómo los de la Sección 1.4: estos
modelos darán la función h y mediante la ecuación de Darcy las correspon-
dientes velocidades que serán transformadas a velocidad de poro utilizando
como factor de regularización apropiado la porosidad efectiva.
16
especı́fica η = c:
Z
DMC ∂
I
3
= ρcdx + ρcV · nda (24)
Dt ∂t Ω ∂Ω
V = V + δV (28)
c = c + δc (29)
∂
Z I I
3
ρcd x + ρcV · nda + ρδcδV · nda =
∂t Ω ∂Ω ∂Ω
Z I
Sd3x + Dm gradc · nda (30)
Ω ∂Ω
17
Vale aclarar que si se expande la expresión, aparecen en las integrales, fac-
tores de la forma Vδc, cδV, δV y δc respectivamente. Estos se anulan en
el proceso de calcular los valores medios, en virtud que el promedio de la
variación local es nulo, según surge de la misma definición de variación local
y de la hipótesis de ergodicidad.
El segundo término del primer miembro es el término que representa el trans-
porte convectivo (o advectivo) debido al flujo medio y el tercero es el que tiene
en cuenta la dispersión del contaminante: representa la parte del flujo debida
a las irregularidades del campo de velocidades, las que son provocadas por
el perfil de velocidades dentro del poro, el curvado de las lı́neas de corri-
entes alrededor de los granos y la sección variable de los poros; en el segundo
miembro están representados los mecanismos de difusión del contaminante
debida al flujo medio y el término fuente.
Si el volumen de control fuera muy grande, las inhomogeneidades en la
permea-bilidad del suelo provocarı́an variaciones. Y en el caso de mode-
los regionales bidimensionales, la integración vertical en zonas que incluyan
bolsones de arcilla, por ejemplo, contribuirán a estas mismas variaciones.
Estos tipos de dispersiones, que aparecen por efecto de utilizar grandes vol-
umenes que incluyen inhomogeneidades de la matriz sólida se clasifican como
macro-dispersiones.
El proceso de dispersión es bastante parecido en sus efectos a la difusión, de
modo que es práctica representarlo por un término difusivo, de la forma
δVδc = −Dgradc (31)
donde D es análogo al tensor de difusión y recibe el nombre de tensor de
dispersión. Nótese que la dispersión es siempre anisotrópica y de un orden de
magnitud mayor en la dirección del flujo. Otra cuestión que no debe perderse
de vista, es que la ecuación 31 tendrá validez siempre que las variaciones de
velocidad dentro del volumen de control sean aleatorias, en el sentido que
un trazador que lo atraviese, experimente todo el espectro de velocidades.
Finalmente, con esta representación de la dispersión, es posible escribir la
siguiente relación –en la que hemos descartado las barras que indican valores
medios–:
∂
Z I
3
ρcd x + ρcV · nda =
∂t Ω
Z Z∂Ω
= Sd3 x + (Dm + D)gradc · nda (32)
Ω ∂Ω
18
volumen -recordando que el volumen encerrado por ∂Ω no está totalmente
ocupado por el fluido, de modo que se deberá integrar sobre Ω y no sobre
∀-, pasando todo al primer miembro, igualando a cero y exigiendo que la
integral sea nula para todo volumen que se elija, resulta
∂c
+ div{cV − (Dm + D)gradc} = S. (33)
∂t
Equivalentemente, se expresan las formas conservativa y convectiva de la
ecuación de transporte:
∂c
+ div(cV) = div{(Dm + D)grad c} + S (34)
∂t
∂c
+ V · grad c = div{(Dm + D)grad c} + S (35)
∂t
en la expresión 35 se utiliza el hecho de que el campo de velocidad del flujo
debe ser solenoidal en el medios porosos: divV = 0.
19
1.5.2 Interacción del contaminante con el medio:
contaminates activos
Hasta aquı́ hemos considerado un trazador. No todos los contaminantes
se comportan como trazadores, puediendo sufrir dos tipos de procesos: o
una reacción que en general involucra un decaimiento o una absorción. La
reacción puede modelarse de diversos modos, siendo la reacción de primer
orden la más simple y que servirá para nuestro propósito: en este modelo, se
asume que la tasa de decaimiento en un instante dado es proporcional a la
concentración en dicho instante:
dc
= −λc (38)
dt
donde λ es la tasa de decaimiento, constante. Este tipo de modelo representa
una gran variedad de reacciones, incluso el decaimiento radiactivo.
En el caso en que el contaminante es absorbido (o desorbido de la matriz
sólida), el balance de concentración debe incluir no solo la masa disuelta
o transportada por el flujo sino además la que es absorbida y liberada. En
general la concentración de contaminantes en el flujo se mide como la masa de
contaminante por unidad de volumen de lı́quido, la concentración absorbida
ca se mide como masa de contaminante por unidad de masa de la matriz
sólida, seca. De modo que para comparar ambos sobre un volumen de control
será necesario un factor de renormalización: ası́ en un volumen de control,
la masa de contaminante será
∆M = c + (1 − )ρca (39)
ca = κc (41)
20
forma de representar esta evolución es mediante la siguiente relación
∂{m(1 − )ρca } (1 − )ρ
= mα c − ca (42)
∂t
21
2 Una aplicación:
solución analı́tica y numérica del transporte
inestacionario unidmensional
Como ejemplo de aplicación de lo expuesto, vamos a resolver el problema de
la inyección instantánea de un contaminante en un dominio unidimensional.
Este problema puede servir de modelo para estudiar el transporte en un
acuı́fero de extensión infinita y con un campo de velocidades constante, en
el cual se ubica un sistema de coordenadas, cuyo eje x − x coincide con la
dirección del vector velocidad, de modo que ~u = uı̌. En este caso, estamos
aceptando que
∂c ∂c
= =0 (46)
∂y ∂z
de modo que la ecuación de transporte toma la forma:
∂c u ∂c D ∂2c
+ = − λc en <. (47)
∂t R ∂x R ∂x2
∆M
c(x, 0) = δ(x). (49)
mwR
Además de una condición inicial, este problema requiere dos condiciones de
contorno. Estas se obtienen de exigir que la solución en todo instante debe
permanecer acotada. La forma de lograr esto, es exigir que asintóticamente,
la distribución de contaminante tienda a cero:
22
Por sustitución es posible verificar que la solución del anterior problema viene
dada por:
(x − ut/R)2
∆M
c(x, t) = q exp − exp(−λt) (51)
2wm παL ut 4αL ut/R
R
24
Concetration distribution
0.2
t = 0.05
0.18 t = 0.10
0.16 t = 0.20
Concentration
0.14 t = 0.30
t = 0.40
0.12
0.1
0.08
0.06
0.04
0.02
0
-0.1 -0.05 0 0.05 0.1 0.15 0.2 0.25 0.3
x-x coordinate
A2 = g3 - 2 * g1;
A3 = g1 - g2;
// main loop
for(n = 1; n < M-1; n++)
{
c[0][n+1] = 0;
c[N-1][n+1] = c[0][n+1];
for(i = 1; i < N-1; i++)
c[i][n+1] = A1*c[i-1][n] + A2*c[i][n] + A3*c[i+1][n];
}
}
Hemos fijado para el ejemplo anterior, un coeficiente de difusividad D de 0.05,
un coeficiente de retardo R de 1, un campo de velocidades cuyo módulo vale
0.05 y un coeficiente de decaimiento λ, representado por la variable l de
0.005. El resultado de la simulación para distintos instantes se representa en
la Figura 5: podemos ver el efecto de la difusión que ensancha la distrbución
original, tanto aguas arriba como aguas abajo, el efecto de la convección
que desplaza la posición del máximo de la distribución en la dirección de la
corriente, y el efecto del decaimineto, que disminuye el área bajo la curva.
Luego hemos cambiado el valor de R, el coeficiente de retardo de 1 a 1.5, para
poder apreciar el efecto: el resultado se muestra en la Figura 6, junto con el
resultado anterior para comparar el efecto. Vemos que la distribución es casi
25
Concentration distribution Concentration distribution
0.09 0.12
R = 1.5 R = 1.5, t = 0.3
0.08 R = 1 R = 1, t = 0.2
0.1
0.07
Concentration
Concentration
0.06 0.08
0.05
0.06
0.04
0.03 0.04
0.02
0.02
0.01
0 0
-0.1 -0.05 0 0.05 0.1 0.15 0.2 0.25 0.3 -0.1 -0.05 0 0.05 0.1 0.15 0.2 0.25 0.3
idéntica si se toman las distribuciones para un instante 1.5 veces menor para
el caso retardado que para el sin retardo.
26
Considerando -sin pérdida de generalidad- un acuı́fero de espesor con-
stante m, ancho w y porosidad , la masa de contaminante que entra a
la caja centrada en xi en el intervalo [tn , tn+1 ] vendrá dada por:
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∂
de la aproximación del operador ∂t con una diferencia hacia adelante.
En general y siguiendo la idea del promedio pesado, es posible aproxi-
mar c(xi , τ ), con tn ≤ τ ≤ tn+1 como:
c(xi , τ ) = θcn+1
i + (1 − θ)cni . (60)
∂c 1 ∂2c
c(xi−1 ) = c(xi ) − ∆x + ∆x2 + · · · (61)
∂x 2 ∂x2
de modo que, reordenando podemos obtener
∂c c(xi ) − c(xi−1 ) u ∂ 2 c
u ∼u + ∆x2 . (62)
∂x ∆x 2 ∂x2
Esto quiere decir que en nuestra formulación estamos aproximando dos
términos:
c(xi ) − c(xi−1 ) ∂c u ∂ 2 c
u →u − ∆x2 (63)
∆x ∂x 2 ∂x2
El término de la derivada segunda, es un término dispersivo que puede
sumarse a los efectos difusivo-dispersivos, con una dispersividad DN =
u∆x2 /2, de origen numérico, denominada dispersividad numérica y que
aparece debido al tipo de aproximación elegida. La forma de hacerla
despreciable es eligiendo el tamaño de la grilla de modo que la dis-
persión numérica sea despreciable frente a la del sistema. La condición
se expresa en términos del número de Péclet de la grilla, exigiendo que
tienda a cero:
u∆x
Pe = → 0. (64)
D
28