You are on page 1of 5

Spitz.

“El primer año de vida del niño”

Cap. 1 Introducción teórica

Desde que la psicología del yo llegó a ser un tema de investigación psicoanalítica, se centro el
interés en el objeto libidinal. Freud había introducido el concepto de la eleciion de objeto muy
temprano, 1905, en tres ensayos. Estudiaremos las relaciones reciprocas entre madre e hijo y
trataremos de captar lo que ocurre entre ambos. Basandonos en ideas sobre relaciones de objeto:
sus comienzos, desarrollo, etapas y ciertas anomalías.

La mayor parte del primer año de vida esta dedicado a esforzarse por sobrevivir y formar
dispositivos de adapatacion que sirvan para conseguir esa meta. Esta desamparado, incapaz de
conservarse vivo por propios medios. Todo aquello de que carece lo compensa la madre. El
resultado es una relación complementaria, una diada.

el crecimiento y desarrollo, en el sector psicológico, dependen especialmente del establecimiento


progresivo de relaciones de objeto cada vez mas significativas, de relaciones sociales.

Su posición: se basa en el concepto freudiano del neonato que lo ve como un organismo


psicológicamente indiferenciado, venido al mundo con un equipo congénito y ciertas Anlagen. Este
organismo carece aún de consciencia, percepción, sensación y de todas las demás funciones
psicológicas. Considera al neonato como una totalidad en muchos aspectos indiferenciada,
diversas funciones, estructuras que se irán diferenciando progresivamente de esa totalidad.

Al momento de nacer no hay yo alguno (esto fue afirmado por Fredu en el yo y el ello). Del mismo
modo no existen ni el simbolismo ni el pensamiento por medio de simbolos y por ende las
interpretaciones simbólicas son inaplicables. Los simbolos aparecen con la adquisición del lenguaje
(que no existe durante el primer año).

Factores ambientales, su esfera de acción y complejidad.

El tema de la investigación es la génesis de las primeras relaciones objetales, relaciones entre


madre e hijo.

Entre las paculiaridades de esta relación se cuenta la de que, un estado de desconexión social, un
lazo puramente biologico, se va transformando en la primera relación social del individuo. Es una
transición de lo fisiológico a lo psicológico y lo social. En el transcurso del primer año, la criatura
pasa por una etapa de simbiosis psicológica con la madre a otra etapa donde desarrolla las
interrelaciones sociales, jerárquicas.

Otro aspecto único de la relación madre-hijo es que la estructura psíquica materna es distinta de
la del hijo. La relación entre una pareja desigual no puede ser sino asimétrica. Entonces la
contribución de cada uno es diferente.

Diferencias entre el adulto y el niño: estructural y ambiental.


Estructura: personalidad del adulto es una organización definida, jerarquica, manifestada por
actitudes individuales específicas. El neonato, al nacer, carece de esta organización, no existe
iniciativa personal.

Medio: el del adulto esta constituido por factores numerosos y diferentes. Para el neonato, el
medio circundante consiste, en un solo individuo (madre). Incluso este individuo no es percibido
por el recién nacido como entidad distinta a él, sino es tomada como parte de la totalidad de sus
necesidades y satisfacciones. Esta situación cambia el transcurso del primer año. Durante este
periodo el infante criado normalmente y el medio que lo rodea forman un “sistema cerrado” que
consta de dos componentes: madre e hijo.

El objeto libidinal

Hacer referencia al concepto psicoanalítico de objeto libidinal de Freud. De acuerdo a el, este
objeto puede variar en el curso de la vida, tiene que variar inevitablemente y frecuentemente. No
puede describirse con coordenadas espaciales o temporales porque nunca permanece constante e
idéntico. Se describe en términos conceptuales de su génesis, de su historia.

Las relaciones de objeto son entre un sujeto y un objeto. En nuestro caso el sujeto es el neonato.
Al principio (como ya se dijo) este se halla es estado de indiferenciación, no puede mostrarse
existencia de psique. De acuerdo a esta definición no hay objetos ni relaciones de objeto en el
mundo del recién nacido. Ambas cosas se desarrollarán progresivamente durante el primer año,
en cuya ultima parte el objeto libidinal se establecerá.

3 etapas: preobjetal, del precursor del objeto, objeto libidinal propiamente dicho.

Cap 5: “El precursor del objeto”

La respuesta sonriente

Con el comienzo del 2do mes, el rostro humano se convierte en percepto visual privilegiado. Si el
niño sigue con la mirada el rostro humano en el segundo mes, esta sonrisa es la primera
manifestación de conducta activa, dirigida e intencional.

En el tercer mes, el “volverse hacia” en respuesta al estimulo del rostro humano culmina una
respuesta nueva, específica, propia de la especie. El bebe responde al rostro del adulto sonriendo
bajo ciertas condiciones (ej, que el rostro este de frente). A esta edad, no hay ninguna otra cosa, ni
el alimento, que provoque esta respuesta. La mismo aparece como manifestación de conducta
específica de esa edad de desarrollo, de los 2 a 6 meses. La respuesta sonriente en estos meses no
indica una verdadera relación de objeto, sino la percepción de un signo Gestalt.

Es evidente que el signo Gestalt no es un objeto de verdad, por eso se denomina preobjeto. Lo que
el infante reconoce en este signo no son las cualidades esenciales del objeto libidinal, sino
atributos secundarios, externos, no esenciales.
Se necesitarán de otros cuatro o seis meses para que sea capaz de diferenciar un rostro entre
otros, es decir, será entonces capáz de transformar lo que sólo era un signo Gestalt en su objeto
de amor único. Este ultimo se distingue de las demás cosas y del preobjeto, por haber sido dotado
con cualidades del intercambio madre-hijo. En este intercambio, lo que va a ser el objeto es
investido con catexia libidinal. La historia particular de este investimiento catéxico lo distingue de
las demás cosas.

De la recepción pasiva a las relaciones de objeto activas.

Debido a los intercambios afectivos constantes, la madre asumirá para el niño un significado
siempre creciente. El proceso de seleccionar una entidad significativa del universo de las cosas sin
sentido y establecerla como una gestalt signo es una transición desde un estado en que el infante
percibe solo emocionalmente, a otro mas diferenciado, donde percibe de manera discriminativa,
diacrítica.

La actitud emocional de la madre, su efecto, servirá de orientación a los afectos del infante y
conferirá a la experiencia de su calidad de vida. Un ejemplo es la respuesta sonriente del tercer
mes. Esta muestra evidencia de la influencia del clima emocional en la relación madre-hijo.

También es evidente que los problemas de la madre repercutirán en la conducta del niño. Un
ejemplo de la patologñia a que pueden llevar las perturbaciones es el colico de los tres meses.

En la relación madre-hijo, la madre representa lo dado del medio o bien puede decirse que ella ES
la que representa ese medio. Los factores de importancia entonces son: la madre con su
individualidad estructurada y madura; el hijo, cuya individualidad se va desplegando,
estableciéndose (ambos en relación mutua y circular. Pero ellos viven en un medio económico
social, cuyos exponentes primarios son la familia y los secundarios el grupo étnico, cultura,
tecnología, etc. Todo esto deja en claro que las relaciones de objeto llevan desde el surgimiento
del preobjeto hasta dotar a la madre con las cualidades del objeto libidinal.

Cap 8 “El establecimiento del objeto libidinal”

La angustia del octavo mes

Entre el sexto y octavo mes se produce un cambio decisivo en la conducta del niño hacia los otros.
La capacidad para la diferenciación perceptiva diacrítica esta ya bien desarrollada, ahora el infante
distingue claramente entre un amigo y el extraño. El denominador común consiste en una
negativa a entrar en contacto con el desconocido, con matriz más o menos pronunciado de
angustia.

Después del tercer mes, un número siempre creciente de rastros de recuerdos quedan
depositados en los sistemas mnémicos del niño. Son en su mayoría del tipo más simple y están
relacionados con matrices de afecto agradables y a veces desagradables. Estos rastros mnémicos
que se relacionan con ciertas situaciones recurrentes y para el niño desagradables, son
diferenciados de los otros. Hablamos de miedo en la relación con la conducta retraida. Surge entre
el cuarto y sexto mes es el segundo paso hacia el establecimiento de la angustia propiamente
dicha.

La angustia del octavo mes es enteramente diferente de la conducta medrosa. En la reacción al


desconocido, el niño responde a algo o alguien con lo que nunca tuvo una experiencia
desagradable. Si reacciona al enfrentarse a un desconocido, es porque este no es su madre: su
madre “lo ha dejado”. Esto contrasta con el niño de los tres meses, para el cual el rostro humano
es lo mismo que otro. Cuando el desconocido se acerca al niño de 8 meses, éste se siente burlado,
en su deseo de tener a su madre con él. La angustia no es en respuesta al recuerdo de una
experiencia desagradable con el desconocido, es en respuesta de su percepción de que el rostro
del desconocido no coincide con las huellas mnémicas del rostro de la madre. Esta es la primera
manifestación de angustia propiamente dicha.

Como la respuesta sonriente a los 3 meses, la angustia del octavo mes señala una etapa diferente
en el desarrollo de la organización psíquica. En el caso de la respuesta sonriente, la Gestalt signo
del rostro es experimentada como homologa a un congénere humano. En el caso de la angustia
del octavo mes, el percepto de la cara del desconocido (no como Gestalt signo) es comparada con
las huellas mnémicas del rostro de la madre, descubre que es diferente a ella y es rechazado.

Suponemos que esta capacidad de desplazamiento catéxico sobre las huellas mnémicas
acumuladas con seguridad en el niño de ocho meses, reflejan el hecho de que ha llegado a
establecer una verdadera relación de objeto y que la madre se ha convertid en su objeto libidinal,
el amoroso.

El segundo organizador

(La introducción del concepto del organizador queda justificada al observar que supera con éxito la
transición de una fase a la siguiente, actúa como catalizador, espoleando el desarrollo del infante)

La angustia del octavo mes, situándola en el marco conceptual elaborado anteriormente, indica la
emergencia en la psique de un segundo organizador. La personalidad del niño y su conducta
sufrirán un cambio radical.

La forma en que se expresa el desagrado se hace más específica. El displacer adopta la forma de la
angustia específica.

Los dos pasos principales que llevan a la constitución del objeto libidinal:

A) el establecimiento de la representación del rostro humano en el sistema mnémico como un


incentivo, nos informa del surgimiento del precursor del objeto, esto señala el primer paso
importante en el desarrollo de las relaciones de objeto.

B) octavo mes, aparece la angustia. Preferirá el rostro materno y rechazará los otros. Esto indica el
establecimiento del objeto libidinal propiamente dicho.

El objeto ha quedado establecido, no solo en el sector cognitivo sino también en el afectivo.


La angustia del octavo mes es la prueba de que todo el mundo es un extraño, con excepción del
objeto único. El niño ha encontrado la pareja con la que puede formar relaciones de objeto en el
verdadero sentido del término.

Cap 9 “El tercer organizador de la psique”

Alrededor de los 15 meses, el dominio del “no” (gesto y palabra) es un logro de consecuencia
transcentales para el desarrollo mental y emocional del niño; presupone haber adquirido la
capacidad primera para el juicio y la negación.

Lo que ocurre es que el niño no hace suyo el pensamiento de la madre. En esta fase, el infante
todavía es incapaz de pensar racionalmente y por eso no sabe si la madre prohíbe porque esta
temerosa de que el niño se haga daño, o si esta enojada porque éste ha sido malo. A esa edad solo
comprende el afecto de una manera global.

Hasta ahora, la expresión de los afectos del niño en la situación de las relaciones de objeto estaba
limitada al contacto inmediato, a la acción. Con la adquisición del gesto de negación, la acción es
remplazada por mensajes y se inicia la comunicación a distancia.

El comienzo de un intercambio reciproco de mensajes, se convierte en el origen de la


comunicación verbal. Esta es la razón de que considere la adquisición del signo de negación y de la
palabra “no” como indicador de la formación del tercer organizador.

El “no”, como gesto y palabra, es la expresión semántica de la negacion y del juicio; al mismo
tiempo es la primera abstracción realizada por el niño, el primer concepto abstracto en el sentido
de la mentalidad adulta.

You might also like