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Consejo de Redaccién Director: Tedfilo VINAS ROMAN. Secretario y Administrador: Gonzalo Diaz Garcia. Vocales: José RODRIGUEZ DiRz, José Marfa O2AETA LEON, Félix CARMONA MERINO, Miguel Angel Oncasttas GOMEZ, José Luis DEL VALLE MERINO. Direceién, Secretarfa y Administracién REAL. MONASTERIO 728200 SAN LORENZO DE EL ESCORIAL (Madrid) ‘ele 91 89050 11. Fox 91-890 5421 oredesedeses Suseripeién Expafia: 55 € | Nim, suelo: 21 € / Vol atrasado: 63 € Otros paises: 85 € / Nim. € 1 Vol, atrasado: 90 € Nimeros especiales: Ver enilogo de Ediciones Becurlenses ISSN: 009-7756 Depésit Legal: M. S684~1959 Las curaciones de Jesucristo en el Evangelio de Marcos 1, IvTRODUCCION En pleno siglo 2x1 muchos de los teGlogos que se interesan ime curéndonos, y las, curaciones que lleva a cabo son un signo de su compasién, de su misericordia y de su amor gratuito a todos los hombres de todas las culturas; a través de sus curaciones se muestra que él le Dios ya est en medio de nosotros. Cristo, al efectuar mes, proclama el Reino de Dios no sélo con sus palabras, rmbién con sus obras. El cura, proclama el Reino, y tes- jonia el poder de Dios actuando a través de EI mismo salvaci6n del mundo, Jesucristo es, por tanto, un inigualable speuta: un sanador que lleva a cabo curaciones que devuel- ven la salud, la salvacién integral, alos que acogen creyentemen- te su mensaje redentor. A la vez que el destinatario de las cura- ciones del Sefior se ve benefi propio Sefior sale bien pparado ya que sus acciones teraps ofrecen un incremento de su propio honor. En este articulo nos centraremos en el estudio de algunas de las curaciones efectuadas por el Seftor —contextualizadas en el evangelio de San Marcos— aplicando el marco interpretati- vo conceptual del chonor». ¢Qué ocurre con el honor del Se- fior cuando él cura? A lo largo del desarrollo utilizaremos como obras basicas las dos de Bruce Malina (sefaladas en la biblio- srafia), aplicando las caracteristicas que ofrecen para descubrir 266 (MANUEL SANCHEZ TAPIA (2) de qué manera puede hablarse de la variacién del honor en cada relato de las curaciones propuestas. Antes de empezar a analizar relato por relato ofreceremos la propuesta descriptiva de Malina en relacién a este tema del honor. Como contexto general, inicialmente abordaremos también la cuestién de la medicina del Mediterréneo en el siglo 1. Posteriormente nos centraremos en el sentido teoldgico de las curaciones en Mar- cos, y después —en cada uno de los relatos— intentaremos descubrir la ensefianza teol6gica que nos transmiten. Al final que permite integrar de una for- ma coherente lo expuesto a lo largo de estas hojas, tanto a nivel sociol6gico, como cultural y ~sobre todo— teolégico. Las curaciones levadas a cabo por el Sefior Jesis son una mues- tra inequivoca de la fuerza interior curativa y sanadora que salfa de El. Acercarnos hoy a El, con la fe con la que lo hicie- ron los personajes que nos encontraremos, es descubrir la gra- cia terapéutica destinada a los que, sabiéndose débiles, piden el don de la fortaleza que restablece integralmente al ser hu- ‘mano. 2. MARCO ANALITICO: ESCENARIO MEDITERRANEO DEL SIGLO 1 EN RELACION AL HONOR Y LA VERGUENZA, ‘Segiin Bruce Malina el honor consiste en una reivindicacién del propio valor socialmente reconocido, y se da de una mane- 1a especial cuando confluyen los tres rasgos definitorios llama- dos poder, status y religién. El poder es la habilidad para ejer- cer el control de la conducta de otros; el status se basa en el género y se refiere a las series de deberes y derechos; la religién es la actitud que uno debe adoptar y la conducta que se espera de él respecto a quienes controlan su existencia, Es cierto que el honor podria ser descrito como las actitudes y la conducta socialmente adecuadas en el rea en que se cruzan estos tres elementos anteriores, Es el valor que una persona tiene a sus propios ojos sumado al valor que la persona tiene a los ojos del rupo social. Al hablar de un maestro, éste es honorable cuan- do los discipulos creen en él y le reconocen autoridad. Cuando hhonramos a una persona reconocemos piblicamente que sus acciones se conforman a los deberes sociales. Cuando una per- sona reclama el honor se requiere una concesidn de su replta: «ién. Pero si alguien esté reclamando su honor por alguna ac- ion y ésta no repercute en una concesién de reputacién social, [3] LAS CURACIONES DE JESUCRISTO EN EL EVANGELIO.. 267 entonces la accién de Ia persona es vista como ridicula y como despreciable'. E] honor puede ser asignado o adquirido: el asignado es un honor que consigues sencillamente por ser ti, no por algo he- cho para adquirirlo, y est vinculado a Ia genealogia familiar, cuando la reclamacién de un valor se reconoce socialmente es- tamos ante el honor asignado. Este honor acaece a la persona «de forma pasiva», por decirlo de alguna manera, y est vincu- lado al hecho del nacimiento, El honor adquirido, por su par- te, es el reconocimiento social del valor que una persona tiene por haber superado a otros en la interaccién social, desde la dinémica del desafio y la respuesta. Este honor es un bien li- mitado en el siglo T; cualquier interaccién es un juego en el que se gana, se empata o se pierde?. En el desafio y ia respuesta del honor el contexto integra tres fases: 1)_ La primera es el desafio manifiesto en cierta accién por parte del retador. A través del desafio se quiere entrar en el es- pacio social del otro, a través de un mensaje positivo 0 negati- vo. El desafio es una amenaza de usi de otro. Si el desafiado no puede cont le desafia pierde la reputacion ante € \da es la percepcién del mensaje por el indivi- ‘0. El retador puede honrarle o deshonrarle al desafiarle. En los evangelios los fariseos y escribas que desa- fian a Jesis creen que son iguales que El 3). La tercera es la reaccién del receptor y la evaluacton de la reacci6n por parte del puiblico. La reaccién al mensaje pue- de traer consigo 0 una concesién o una pérdida del honor por parte del retador, a favor del receptor del mensaje. La conduc- ta del receptor capacita al pablico para emitir un veredicto (con- cesién 0 pérdida del honor). El receptor puede legar a dar un contra-desaffo, Esto sélo puede tener lugar entre individuos socialmente ‘iguales, En el siglo I toda interaccién social que tiene lugar fuera de la propia familia o amigos se ve como desaffo al honor? En 1_ CE Bruce J. Malina, El mundo del Nuevo Testamento, Ba, Verbo Di- Vino, Navarra 1995, pp. 45°51 2 Ibid. p. 56. 3. Ibid, pp. 5155. 268 MANUEL SANCHEZ TAPIA (4) el Mediterraneo del siglo 1 el honor esté unido al nombre y a la reputacién familiar, y es adquirido mediante la beneficencia'. El elogio en publico puede dar vida, y el ridiculo puiblico pue- de matar. La persona deshonrada debe tratar de restaurar su honor. ¥ es que en el Mediterrineo del siglo tel honor y la ver- giienza son valores, aunque los modelos de! honor y la vergiien- za no determinan lo que es honorable o vergonzoso. El honor sirve de sancién y de orientacién socialmente preferida de con- ducta, en sociedades en que la aprobacién es més importante que la a¢ La persona fisica es una réplica simbolizada del valor social del honor: la cabeza, el rostro y la nariz son luga- res directamente relacionados con el honor y con el desafio al mismo*. En el desafio al honor y en la respuesta se implican dos niveles de interpretacién, que son el del individuo desafiado y el del pablico testigo del desafio. Cuando aparece un juramen- to de por medio s6lo puede quedar deshonrada la persona que hace el juramento, que debe hacerse con libertad para dar pie al juego desafio-respuesta. Si aparece alguien deshonrado éste debe tratar de restaurar su honor”. Los desafios tienen grados, y segiin Malina podemos distin- guir los siguientes: a) deshonor extremo y total del otro, sin revocacién posi- ble, con la total degradacién de la persona; b)_ importante privacién del honor, con posi vocacién, por ejemplo devolviendo lo robado; idad de re- ©) interacciones regulares y ordinarias que requieren res- ppuestas sociales normales. Cualquier deshonor implicito 0 explicito debe producir una inidad (con la integridad del himen), representando Ia exclusividad sexual, la timidez y la moderacién. Las cosas llevadas de dentro hacia fuera son ‘masculinas, y las que permanecen en la intimidad hacen a la [5] LAS CURACIONES DE JESUCRISTO EN EL EVANGELIO.. 269 mujer honorable’, El honor masculino es flexible, y en ocasio- nes puede recuperarse, mientras que el femenino es absoluto, 2 perdido desaparece para siempre, En este contexto vo, digamos que la vergiienza es un simbolo positivo, id hacia la propia reputacién, y sensibi- le los demés; por el contrario una perso- nna carente de vergiienza es quien no reconoce las reglas de la interaccién humana, y consecuentemente, no reconoce las fron- teras sociales", El honor y la vergtienza eran valores centrales en la cultura mediterrénea del primer siglo; el honor lo era todo, rco llega a decir en sus Cuestiones Romanas que nor es gloria; por eso Pablo pide a los romanos que de- como es bien in lo consigue es por otro lo ha perdi -ampesino 0 senador. y énero ya visto son elemen- intes de comportamientos y virtudes honorables. jos se combinan con la fuerza de las personalida- lusivas a la orientacién grupal: la personalidad ica de individuos que se perciben y forman ssu imagen en términos de lo que los otros perciben y le propor- conan" 3. LA MEDICINA EN EL MEDITERRANEO DEL SIGLO I én de fondo hemos dos médicos los hicieron varones, pero femenina recopilada durante mucho qued6 encuadrada en conceptos masculi- Kleinman asegura que hablando de salud ninguna condi- cidn es sélo psicosomatica, sino también social: se pasa del mbito natural al social, ya que cada sociedad construye sus pp. 68-70. ‘Los evangelias sindpticos y la cultura mediternea del si- vino, Navarra 1996, p 406 EI mundo del nuevo testamento... pp. 70 y 71 em, Los evangelias sindpticos y la cultura medizerrdvea del si ot Hem, Ls rine del Ch elem, Ef mundo del nuevo testamento.., p. 90.

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