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La Sabiduría se llama luz en cuanto permite caminar EI mandamiento es una antorcha, y la enseñanza, una
como en pleno día por la senda de Ia vida. Este mismo
' Luz; advertencias y disciplina son é1 camino de la vida.
valor analógico de la luz lo encontramos en Prov 4, 18-19:
También en otros textos, es la Palabra de Dios la que
La senda de los justos es como Ia Iuz de la aurora, que se hace una luz que permite guiarse por la senda de ta
va en aumento hasta eI pleno día; el camino de los vida: "Tu Palabra es una lámpara para mis pasos, una
impíos es como la oscuridad: no vell dónde tropiezan.
luz en mi sendero" (Sal 119, 105; cf. Sal 19, 9).
Todos estos textos presentan exactamente Ia misma
En el libro de la Sabiduría, ésta se compara frecuen- idea : Ley, Sabiduría, Palabra de Dios se dicen "11)2", erL
temente con Ia luz (7,30; 6, 72; 7,10). Incluso se iden- cuanto permiten al hombre andar bien por la senda de la
tifica con la nube luminosa que caminaba delante de los vida. Vivir bien, efectivamente, para el hombre, es vivir
hebreos por el desierto, para conducirlos a la Tigrra pro- de acuerdo con la voluntad de Dios, expresada en la Ley,
metida (Sab 10, 17). la Sabiduría o la Palabra divina.
En el libro del profeta Baruch, la Sabiduría se con- San Juan, en su Evangelio y en sus Cartas, repite Ia
funde con la Ley, como una luz para conducirse por la imagen de la luz con el mismo valor analógico. Por ejem-
senda de la vida. Este pasaje está sacado de una sección plo, hace decir a Cristo:
consagrada enteramenle a celebrar el elogio de la Sabi-
duría: Si alguno camina durante eI día, no tropieza porque ve
la luz de este mundo; pero si camina durante la noche,
La Sabiduría ha aparecido eu la tierra, tropieza porque no hay luz en él (Jn 11, 9-10).
y ha conversado con los hombres.
Es eI libro de los mandamientos de Dios, Cristo habla en sentido propio, pero bien se ve que la
la Ley que perdura eternamente: aplicación figurada está subyacente: Cristo es la.luz del
LA PAraaRr DE DIos, vrDA y LUz L73
172 cor¡r¡NrAa,¡o rDoróctco
(w. 4?-48), que son también las palabras del Padre (v.49),
día, que permite no tropezar en la marcha hacia Dios.
que son vida eterna (v. 50).
Más claramente lo dice en el siguiente pasaje, donde se
Por consiguiente, Jesús es la Luz del mundo en ese sen-
entiende muy bien que él mismo es la luz:
tido en que es la Pa1abra, la Ley, Ia SabidurÍa que debe
guiarnos por el camino que conduce a la vida. Por Cristo,
Todaüa por un poco de tiempo está la luz entre vos.
otros. Caminad mientras tenéis la luz, para que no os que es su Palabra, Dios nos di,ce lo que debemos hacer para
sorprendan las tinieblas, porque el que camina en tinie. salvarnos y alcanzar la vida eterna. En retorno, Dios pide
blas no sabe por dónde va (Jn 12, 35.36). a los hombres que confÍen en su Palabra, que la escuchen
y la guarden; esta Palabra es Ia que debe conducirlos a
Y ¿no es éste también todo eI profundo sentido de la la vida. Nos encontramos aquí con el simbolismo de la co-
curación del ciego de nacimiento? Antes de realizar la cu- lumna luminosa del Exodo: "Si escuchas su voz, y haces
ración, Cristo procura postrar su valor simbóiico: lo que yo te diga, seré el enemigo de tus enemigos; mi án-
gel caminará delante de ti y te introducirá en el país de
Es preciso que yo haga las obras del gue me ha enviado, los Amorreos...." (Ex 23, 20 ss.).
mientras es de dfa; viene la noche, y ya nadie puede En su primera Carta, ta¡r cercana en tantos aspectos al
trabajar. Mientras estoy en el murrdq yo soy la luz del
mundo (Jn 9, 4-5). Prólogo del Evangelio, repite San Juan esta idea de luz,
pero dándole un sentido todavía más preciso, que implíci-
tamente está tambÍén contenido en el PróIogo, como se
Para simbolizar esta iluminación que Cristo trae consi-
go, abre los ojos del ciego. Pero un ciego, es el que no puede
verá más adelante. Ya desde el mismo comienzo de su
Carta, nos eoloca dentro de un contexto de luz:
conducirse solo por el camino; cuando un ciego guía a
otro ciegq los dos caen en la fosa (Mt 15, 40). Curando al
Dios es luz, y no hay en él tinieblas; ... si caminamos en
ciego, Jesús quiere de4ostrar que El es la verdadera la luz, como él está en la luz, tenemos comunión los unos
Luz, que permite conducirse por el camino. con los otros (1 Jn 1, Í7).
Hay que añadir que la luz está inmediatamente or-
denada a la vida: la luz permite andar por la senda que Como en el Evangeiiq la idea de luz está tomada en un
lleva a la vida. Cristo mismo lo dice: "Yo soy la Luz del sentido moral; la luz permite nuestra marcha espirituaI...
mundo; el que me sigue no anda en tinieblas, sino que Y un poco más adelante continúa San Juan:
tendrá la luz de la vida" (Jn 8, 12), es decir la luz que
conduce a la vida. Cristo es pues la Luz que ilumina el Os escribo un mpndamiento nuevo... I¿s tinieblas han
camino, como Ia columna luminosa que guiaba a los Is-
pasado, y ahora brilla la luz verdadera. El que dice que
está en la luz cuando aborrece o su herma¿o, ése está
raelitas por los caminos del desierto, hacia la Tierra todavía en las tinieblas. El que anta, a su hermano, está
prometida; y Cristo eonduce también a la vida... Ese es en la luz, y no hay en él escándalo. Pero el que aborrece
igualmente el sentido de estas palabras de Cristo: "Yo a su hermano, está en las tinieblas, y no sabe adónde
he venido como Luz al mundq para que todo eI que crea va (1 Jn 2, 8-11).
en mí no permanezca en las tinieblas" (Jn 12, 46). Pero
creer en Cristo, es escuchar y guardar sus palabras En el Evangelio, Cristo había puesto la luz en relación
t74 COMENTARIO TEOLóCICO
LA PALABnA DE D¡OS, VIDA Y I,UZ t75
feliz. E,sta prosperidad se concibe frecuentemente en una próspera es ver la luz,,gs estar en laluz; mientras que las
perspectiva puramente material y bastante a ras de tierra: tinieblas simbolizan el sufrimiento, la tristeza, la muerte.
vivir el mayor tiempo posible, tener muchos hijos, comer De la idea de luz, símbolo de la vida próspera, e[ pen-
hasta hartarse, estar al abrigo de la enfermedad y cuida- samiento judío debía pasar normalmente a la idea de luz,
dos de la vida, rebosar de bienes 11a. Pero esto importa símbolo de los ti,empos m.esi6rúcos. El profeta Isaías es
poco; por ello no es menos verdad que la Iuz, sÍmbolo de el primero que ha expresado esta idea. EI pueblo santo se
la vida, es*por el mismo hechesímbolo de Ia vida feliz ha separado de Dios para entregarse a la idolatría, des-
y próspera, símbolo de felicidad. En el libro de Job leemos: preciando la Ley. Entonces eI profeta, en nombre de Dios,
anuncia el castigo ya inminente, la invasión det reino de
Yo esperaba la feücidad, y vino la desgracia: Israel y Galilea por las tropas asirias. Será un tiempo de
esperaba la htz, y vino la oscuridad.
(Job 30, 26) extrema angustia, un tiempo de tinieblas, para repetir el
antiguo simbolismo:
Y en el segundo libro de Isaías dice Dios: Tribulaeión y hambre invaürán la tierra,
y, enfurecidos por eI hambre,
Yo fo¡mo la luz y creo las tinieblas, maldecrán a su rey y a su Dios.
hago eI bien y prov@o l¿ flsgfligh¿ 115. Alzarán sus ojos arriba, Iuego mirarán a la ilerra,
(Is 45, 7) pero sólo habrá angustia y tinieblas, \
oscuridad y afliccióp, noche sin luz. \
Ciertamente, Dios es la fuente de toda vida feliz y prós- ¿No hay oscuridad allf donde hay angustia?
pera. Vivir es ser feliz. Y Dios sólo puede dar Ia felicidad (Is 8, 21-23)
y la prosperidad. EI secreto pues de la vida feliz y prós- Pero he aquí que en estos tiempos de máxima angustia,
pera consiste en permanecer fiel a Dios, en estar cerca de Dios suscitará un hijo, el Enmanuel116, eu€ se llamará el
Dios: Mesías, y librará a Israel de la opresión extranjera:
Es 1o que expresará el mismo San Pablo en su Carta a Presencia de Dios..., no'hay muerte, ni sufrimiento, ni
los Colosenses: noche..., una luz eternamente beatificante... Verdadera-
mente, "La luz brilla en las tinieblas, y las tinieblas no la
vencieron". Este es el secreto de la esperanza cristiana.
Con ale€Úa dad gracias al Padre, que os ha hecho ca'
paces de participar de la herencia de los santos, en eI
reino de la luz; él nos ha librado del poder de las tinie'
blas, y nos ha trasladado aI reino de su Hijo predilecto,
en quien tenemcs la redencién, el perdón de los peca'
dos... (Col l, L2-L4).
EL TESTTMONIO DE JAAN BAUTISTA
(Jn 1, 6-8.f5)
Jesucristo nuestro Señor a todos. Yosotros sabéis lo que He aqul que voy a enviar mi mensajero, para que pre
ha pasado en toda Judea, comenzando por Galilea, a per- pare el camino delante de mí. Y en seguida, vendrá a
tir del bautismo predi,cado por Jttan. Vosotros sabéis cómo su templo el Señor a quien buscáis, y eI Angel de la
Dios ungió con Esplritu Santo y con poder a Jesris de alianza que deseáis. Ife aqul que viene (Mal 3, 1).
Nazaret, que ha pasado haciendo eI bien y curando a
todos los que estaban oprimidos por el demonio... (He- Un poco más adelante, Dios anuncia de una manera
chos 10, 36-38).
más concreta todavía
Por consiguiente San Pedro tiene cuidado de advertir He aqul que voy a enviaros a Ellas eI profeta, antes
que la actividad mesiánica de Jesús ha comenzado en el de que llegue mi dfa, grande y terrible (Mal 3, 23).
bautismo de Juan, es decir eI día en que é1 recibió el bau-
tismo de las manos de Juan. Este bautismo ¿no se men- En estos dos textos no se trata explícitamente del ad-
ciona más que como un cómodo punto de partida para in- venimiento del Mesías, sino de la venida de Dios, o del
dicar eI comienzo del ministerio público de Cristo? Es ángel de Dios, en el Gran Día que debe restaurar a Israel
verdad que en ese día Jesús de Nazaret recibió el impulso purificado en la plenitud de su poder y su dominio sobre
decisivo del EspÍritu, como Io subraya San Pedro en el las naciones. Pero la tradición judía había interpretado
discurso de Cesarea. Pero el ministerio del Bautista se el texto de Ia venida de los tiempos mesiánicos, puesto
menciona con insistencia por otra razón también, que ha que también lá restauración de Israel debía ser obra del
sido muy bien puesta de relieve por los Evangelios Sinóp- Mesías. De ahí se había saeado la eonclusión de que el ad-
ticos: Juan Bautista fue ese profeta que habÍa sido anun- venimiento de los días del Mesías iría precedido por eI
ciado en las Escrituras, como el que debía preparar la ve- retorno de Elías a Ia tierra, que vendría a preparar los
nida de los tiempos mesiánicos. Efectivamente, todos los corazones para recibir al Enviado de Dios. De ahÍ, la pre-
Evangelios comienzan eI relato del ministerio de Cristo gunta de los judíos venidos de Jerusalén a interrogar al
contando la predicación del Bautista, que introducen con Bautista acerca del carácter de su misión: "¿Eres tú
estas palabras del profeta Isaías: Elías?" (Jn 1, 21), es decir: ¿eres tú el que debe preparar
los caminos del Mesías? Los discípulos de Jesús se hacén
Una voz grita en el desierto:
preparad el camino del Señor, también eco de esta creencia cuando preguntan a Cristo:
enderezad sus senderos... " ¿Cómo dicen los escribas que Elías debe venir primero?"
. (Mc 7, 2'3\ Y Jesús respondió afirmando que ElÍas había venido ya,
sin que los escribas hubieran sabido reconocerle: "Elías,
En efecto, las Escrituras habían anunciado que el ad- en verdad, está para llegar, y lo restablecerá todo. Sin
venimiento de los tiempos mesiánicos estaría preparado embargo, yo os digo: Elías ha venido ya, y no le han
por un "mensajero" enviado por Dios para abrirle el ca- teconocido, sino que le han tratado a su manera. Y el Hijo
mino. El texto principal se lee en los oráculos del profeta del hombre tendrá también que sufrir de ellos." ¿Ha ve-
Malaquías. Dios anuncia que va a venir a establecer una nido ya Elías? Sí, en la persona del Bautista: "Los dis-
Alianza nueva con su pueblo, en la justicia y en la since- cípulos comprendieron entonces que sus palabras se re-
ridad de los corazones convertidos. Y entonces añade: fenan al Bautista" (Mt 17, 10-13). Además, en otra cir-
186 COMENT^RIO TEOIóGICO Et IESTIMONIO DE JUAN BAUTISTA
cunstancia, ya había dicho Jesús: "Todos los profetas y primer día, Juan Bautista declara que él no es el Mesías
la Ley han profetizado hasta Juan. Y si me Io queréis (vv. 19-28), pero anuncia que debe venir uno mayor que él;
creer, él es ese ElÍas, que tenÍa que venir" (Mt 1L, 13-14). el Bautista no está allí más que para preparar los caminos
Y ésa es Ia razón de que los evangelistas subrayen los a otro, como está escrito en el prof eta Isaías:
rasgos que aseme¡an Juan Bautista a Elías. Está vestido
con una túnica de pelos de camello, como tenían costumbre Voz del que grita en el desierto 117' preparad el camino
de vestir los profetas de antes (Mt 3, 4; cf. Zac 13, 4); del Señor (.In 1, 23).
tiene la cintura vestida con un cinturón de cuero, y con
ese vestimento habÍa reconocido el rey Acaz al profeta El segundo día, Juan Bautista da su testimonio sobre
ElÍas (Mt 3, 4; cf. 2 Re L, 8); también como Elías, Juan Jesús de Nazaret, al que designa explícitamente como el
Bautista prefiere vivir en los lugares desiertos, Iejos de MesÍas (yv. 29-34). Todas las palabras del Bautista están
las multitudes (Mt 3, 1; cf. 2 Re 2,16; 1 Re 18, L0-12). dichas con referencia a la escena del Bautismo de Cristo,
Por tanto Juan Bautista es con razón ese Elías anun- escena que no cuenta el evangelista, pero que la supone
ciado por los profetas, como el que debía preparar el ad- conocÍda porque la habían descrito abundantemente los
venimiento del Reino del MesÍas. Al subrayarlo, los pri- otros evangelistas. En aquel día, el Espíritu había bajado
meros cristianos han querido aportar un argurnento más, de los cielos abiertos, y había reposado sobre Jesús en eI
en sus controversias con los Judíos, para probar que Jesús momento en que subía las orillas escarpadas de1 Jordán,
de Nazaret era de verdad el Mesías anunciado por las Es- mientras una voz anunciaba: "Este es mi Hijo muy ama-
crituras: ha venido a su hora, se ha insertado perfecta- do, en quien yo me complazco." Según los Evangelios
mente en la trama de las profecías que conciernen a la sinópticos, esta manifestación del Espíritu había sido he-
ilegada del Reino. cha para todos los asistentes, si no para el mismo Jesús;
San Juan la presenta como hecha a Juan Bautista, y con
Pero no es una simple relación cronológica la que hay el fin de iluminarle.
entre Juan el Bautista y Jesús el Mesías; el último de los Antes de la escena del Bautismo, Juan no conocía a
profetas del Antiguo Testamento ha designado positiva- Jesús. O aI menos, no le co¡rocía como Mesías: "Y yo no le
mente a Jesús de Nazaret como el Mesías esperado por el conocía..." (v. 32). Pero Dios le había avisado, sin duda
pueblo judío. Es 1o que dice San Juan en el Prólogo: "Sur- por una iluminación qqe se apoyaba en eI sentido.de Ias
gió un hombre enviado por Dios; se llamaba Juan; él vino profecías del Antiguo Testamento: "Aquel sobre quien
como testigo, para dar testimonio de la Luz" (Jn 1", 6-7). veas bajar y reposar el Espíritu, ése es el que bautiza en
Aquí se trata evidentemente de la Luz entendida en senti- eI Espíritu Santo" (v. 32). Por eso, cuando Juan Bautista
do mesiánico; ¿cómo ha dado Juan Bautista su testimo- ue abrirse los cielos, y descender al Espíritu y reposar
nio? El evangelista lo va a explicar en los versículos 19-34. sobre Jesús, éI ue,1o sabe con tanta seguridad como si lo
inmediatamente después del Prólogo: "Y éste fue el testi-
monio de Juan, cuando los Judíos enviaron de Jerusalén
unos sacerd.otes y levitas para preguntarle: ¿quién eres r17 Iln Ibaías, eI sentido es más bien éste: «Voz del que clama: preparad
en el desierto el camino del Señor...r Los JudÍos, que estaban en eI d.estierro
tú?" Este testimonio está distribuido en dos jornadas. El de Babilonia, deberán atravesar el desierto de Siria para llegar a Palestina.