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CAPÍTULO 2

f) La comunidad, alegría del apóstol (2/01-02).

1 Porque esto es lo que me propuse: no haceros


de nuevo una visita que fuera con tristeza. 2
Porque si yo os proporciono disgusto, ¿quién me
va a alegrar a mí, sino el que recibe disgusto de
mí?

Precisamente porque el apóstol debe ser servidor de la


alegría, no quiso volver Pablo a Corinto. De hacerlo,
hubiera tenido que causar tristeza a la comunidad,
como ya había ocurrido en otra ocasión. Pablo alude, al
parecer, a un viaje a Corinto, desconocido por
nosotros, en el que tuvo lugar una discusión, muy
dolorosa para el apóstol, entre él y algunos miembros
de la comunidad 16.

Tener que causar tristeza a los corintios hubiera sido


algo muy triste para el mismo Pablo. Y ésta era,
también, una causa que le impedía volver, es decir, la
consideración a sí mismo. Tampoco él quiere tristeza,
sino alegría. Y si no la recibe de la comunidad, ¿de
quién la habría de recibir? Lo mismo que a los
corintios, también a las comunidades de Tesalónica
(lTes 2,19s y Flp 4,1) les asegura, con palabras íntimas
y cálidas, que ellos son y deben ser su gozo y su
alegría.
...............
16. Es la llamada «visita intermedia» (cf. el comentario a 12,14 y
13,1 y la introducción, 1 ).
..............................

3. UNA CARTA ANTERIOR (2,3-11).

Pablo prosigue su defensa frente a las objeciones de


los corintios. Les recuerda cuál había sido la situación:
las circunstancias eran tan desfavorables que no quiso
ir. En lugar de ello, escribió una carta para zanjar un
asunto que había molestado gravemente al apóstol.
Ahora, por fin, la comunidad ha condenado y castigado
al culpable, quien, además, está arrepentido de su
falta. Pablo, por su parte, exhorta a que se dé paso
ahora a la bondad y al perdón para con el culpable. El
apóstol no describe estos hechos con detalle. Los
corintios saben de qué se trata y de quién. Y el apóstol
desea echar al olvido lo pasado. A nuestra actual
interpretación le resulta difícil entender íntegramente y
con exactitud las alusiones, debido a la obscuridad de
la explicación.

a) En medio de muchas lágrimas (2/03-04).

3 Y esto precisamente os digo en mi carta: que al


llegar ahí no debería yo recibir disgusto de
aquellos que me deberían proporcionar alegría, y
que confío en todos vosotros en que mi alegría es
la de vosotros todos. 4 Por eso, llevado de mucha
angustia y ansiedad de corazón, os escribí en
medio de muchas lágrimas. Pero no para
proporcionaros disgusto, sino para daros a
conocer el amor desbordante que siento por
vosotros.

Pablo esperaba que una carta, que ya era bastante


dolorosa, le ahorraría una visita a Corinto que hubiera
sido más dolorosa aún. Entre Pablo y su comunidad no
debería haber más que alegría y paz por ambas partes.
Tener que prescindir de esta alegría es, para el apóstol,
un grave sufrimiento. Aquel trabajador incansable y
duro luchador es, también, un hombre lleno de amor y
sensibilidad 11.

Pablo no ha tenido jamás la intención o el deseo de


dominar las comunidades. Aquella carta recriminatoria
la escribió en medio de muchas lágrimas 18 y con
mucha angustia de su parte. Si Pablo tuvo que
entristecer a los corintios, él mismo experimentaba una
grave tristeza. La verdad es que la carta ponía bien de
manifiesto el amor constante de Pablo a los corintios.
Su amor a la comunidad era lo que hacía tan grande su
preocupación por ella.
...............
17. Los problemas a esta carta han sido ampliamente estudiados
por la exégesis. Se trata de una «carta intermedia», escrita entre
nuestra primera y nuestra segunda carta a los corintios (cf. Ia
introducción, 1). No se encuentra en el Nuevo Testamento.
Tampoco está contenida -contra lo que se ha pensado- en nuestra
primera o segunda a los Corintios; evidentemente se ha perdido,
cf. nota 69. La comunidad corintia no la conservó, acaso porque no
contenía enseñanzas de valor permanente del Apóstol, o acaso
también porque no era muy elogiosa para la comunidad.
18. Las costumbres antiguas no impedían que un hombre llorase
en presencia de otras personas. Los héroes homéricos lloran. El rey
Saúl (ISam 24,17) y el rey David (2Salll 1,12) lloran. Jesús llora
ante la tumba de Lázaro (Jn 11,35). Pablo habla muchas veces de
lágrimas (Flp 3,18; Hch 20,19.31). Todavía hoy perduran en el
Misal romano oraciones para pedir el don de lágrimas.
...............

b) Una falta y un castigo (2/05-06).

5 Y si alguno ha causado un disgusto, no me lo ha


causado a mí; sino, hasta cierto punto, por no
exagerar, a todos vosotros.

Siguiendo el método de las alusiones, Pablo habla de


algo sucedido en Corinto, que perturbó gravemente las
relaciones entre el apóstol y la comunidad. Alguien, un
miembro de la comunidad, perpetró una grave ofensa
(7,12), que afectó y humilló personalmente a Pablo.
Acaso la afrenta era algo que le afectaba a él
directamente, o acaso directamente a algún
colaborador, como por ejemplo Timoteo y, por tanto,
indirectamente a Pablo. En todo caso, el apóstol
recuerda que no se trataba sólo de su persona. La
gloria y honor de Pablo son la gloria y honor de toda la
comunidad. Y así, cuando un miembro de la comunidad
falta y cae, todos sienten tristeza y congoja. Pero la
comunidad no pidió cuentas al ofensor, como hubiera
debido hacer, al menos en opinión de Pablo. De haber
estado él presente, hubiera tenido que exigir y poder
evitar estos extremos desagradables, amonestando y
exhortando por carta, aquella misma carta que escribió
en medio de muchas lágrimas.

6 Ya es bastante para él el castigo que le ha


impuesto la mayoría...
La mayoría de la comunidad impuso al culpable un
castigo 19. El castigo no debe llegar hasta el rigor ni la
aplicación de la disciplina eclesiástica debe poner al
culpable en peligro.

Estas líneas nos permiten echar una ojeada sobre la


organización de la comunidad de la Iglesia apostólica.
La mayoría ha pedido un castigo. Así pues, se produjo
una deliberación sobre el caso en la asamblea de la
comunidad y se votó una propuesta. La minoría la
rechazó, pero se sometió a ella, tal como correspondía
y corresponde al derecho de toda asamblea. No se dice
si la minoría pedía un castigo menor o mayor. Ambas
cosas son posibles. Así pues, Pablo no imparte
órdenes, sin más, a sus comunidades, sino que las deja
en libertad para que tomen sus propias decisiones.
...............
19. No se dice la clase de castigo. Otro caso de disciplina
eclesiástica (ICor 5,11) permite suponer que también en 2,7 se
exigía la exclusión temporal de las asambleas comunitarias y la
pérdida de la comunión.
...............

c) Pero ahora el perdón (2/07-11).

7 ...de suerte que, por el contrario, más bien


tenéis que perdonarlo y animarlo, no sea que ese
tal se sienta abrumado por la excesiva tristeza. 8
Por eso os ruego que le ratifiquéis enteramente
vuestro amor.

La condenación y el castigo han conseguido su


finalidad, que es provocar el arrepentimiento y la
conversión del culpable.

Su amor y su preocupación pastoral empujan ahora a


Pablo a otras medidas. Exhorta a que se ceda paso al
amor y a la reconciliación que estimula y consuela. El
pecador no debe caer en una tristeza excesiva. Pablo
sabe que un hombre puede sucumbir ante una tristeza
abrumadora.

El objetivo de la disciplina de la Iglesia no es la


expulsión definitiva de la asamblea, sino el perdón de
la culpa y el restablecimiento de la comunión, en la que
debe ser nuevamente recibido el culpable.

9 Pues para esto también os escribí: para hacer la


prueba de que sois obedientes en todo. 10a A
aquel a quien ratifiquéis enteramente vuestro
amor.

La carta que Pablo escribió en medio de muchas


lágrimas se proponía también, como meta final, servir
a la comunión de amor. Aunque en ella se exigía el
castigo del culpable, su intención última no era la de
castigar, sino la de someter a prueba a los corintios,
que debían dejar bien demostrada su entera obediencia
al apóstol. Así ocurrió de hecho. Ahora, pues, sólo
resta ejercitar el perdón y el amor. Esto vale tanto para
Pablo como para la comunidad.

10b Pues lo que yo he perdonado, si algo tuve


que perdonar, ha sido en atención a vosotros, en
presencia de Cristo...

Al tratar el difícil caso de la falta de un miembro de la


comunidad sólo habían aparecido hasta ahora, como
partes interesadas, Pablo y los corintios, y sólo se
habían mencionado, como motivos, consideraciones de
tipo humano. Pero ahora se alza súbitamente el telón y
se hace visible la perspectiva de fondo sobre la que se
desarrolla todo cuanto acontece en la Iglesia. Todo
acontece en presencia de Cristo. Él es el Señor y el
juez sentado en su trono. Ante él se encuentran el
apóstol y la Iglesia, y ante él deben todos poder
mantenerse en pie.

Este Señor exige ciertamente justicia y orden. «Todo lo


que atéis en la tierra, atado será en el cielo; y todo lo
que desatéis en la tierra, desatado será en el cielo» (Mt
18,18). Pero su primer mandamiento es el del servicio
y el amor en la comunidad de los discípulos. La vida y
la doctrina de Cristo establecen en la Iglesia la ley del
perdón y la reconciliación. «Soportaos mutuamente y
perdonaos, si uno tiene una queja contra otro: como el
mismo Señor os perdonó, así también vosotros» (Col
3,13). Este Señor es el mediador para el perdón de
Dios: «Si alguno peca, abogado tenemos ante el Padre:
a Jesucristo, el justo» (IJn 2,1). Cristo, en cuya
presencia vive la Iglesia, pide que los hombres se
perdonen entre sí. Y hace que este perdón tenga
validez delante de Dios.

11 ...para no vernos engañados por Satán, pues


no ignoramos sus designios.

Sobre el escenario en el que se desarrolla la historia, y


la historia de la salvación, actúa también el antagonista
de la Iglesia y del Señor, Satán. De sus intenciones y
su actividad perturbadora y destructora se halla mucho
en el Nuevo Testamento 20. Amenaza no sólo a un
pecador culpable, sino al mismo Pablo y a toda la
comunidad. Si dejara de haber amor en la Iglesia, esto
permitiría a Satán introducirse subrepticiamente. Él es
enemigo del amor y de la paz, y procura introducir la
turbación y el odio. En el tiempo de espera de la
Iglesia, él es el enemigo siempre al acecho. «Sed
sobrios, velad. Vuestro enemigo, el diablo, como león
rugiente, ronda buscando a quién devorar. Resistidle
firmes en la fe» (IPe 5,8-9). Sólo al final de los
tiempos, en la venida del Señor, será aniquilado el
enemigo. «Entonces aparecerá el impío, a quien el
Señor destruirá con un soplo de su boca y lo aniquilará
con la manifestación de su venida» (2Tes 2,8).
...............
20. Cf. por ejemplo, 11,14; 12,7; Mt 13,39; Lc 22,31; Rm 16,20; Ef
6,16.
...............

4. VIAJES DE PABLO A TROADE Y MACEDONIA (2/12-


13).

A lo largo de las obscuras circunstancias que se acaban


de describir, la preocupación por la Iglesia de Corinto
acompañaba y acosaba a Pablo en todos sus caminos
misioneros. No podía descansar en parte alguna, hasta
que finalmente Tito le alcanzó en Macedonia, con
buenas noticias de Corinto.
12 Cuando llegué a Tróade para anunciar el
evangelio de Cristo, aunque se me abrió una
puerta en el Señor...

Pablo no quiso ir personalmente a Corinto para evitar


enfrentamientos con los corintios (1,23). Es probable
que la carta «en medio de muchas lágrimas» (2,4)
haya sido escrita desde Éfeso (Act 19,1). Tito, el
colaborador digno de todo crédito y repetidamente
mencionado en las cartas de Pablo, debía llevar la carta
a Corinto e informar después a Pablo de los resultados.
Pablo había acordado reunirse con él en Tróade, la
antigua ciudad de la costa occidental de Asia Menor.
Durante el compás de espera Pablo se dedicó a los
trabajos misionales. El apóstol describe el éxito
obtenido con una imagen gráfica: se le abrió una
puerta, cf. lCor 16,9, «(En Éfeso) una puerta grande y
eficaz se me ha abierto.» Ante la aldabada del
misionero, se le abre en la ciudad extraña una puerta.
Encuentra algunos oyentes, encuentra hospitalidad y
un sitio donde predicar y celebrar los divinos oficios.

Pero en ese suceso externo se realiza el acontecimiento


interno, en el que los oídos y los corazones se abren a
la palabra de Dios. No es el apóstol el que abre la
puerta; es la puerta la que se abre al apóstol. El
misionero sabe que no es su propia capacidad la que
consigue el éxito. Es Cristo, el Señor, quien actúa allí
donde el Evangelio es escuchado. Todo acontece en el
Señor.

13...no tuve sosiego para mi espíritu, por no


haber encontrado a Tito, mi hermano, y entonces,
despidiéndome de ellos, salí para Macedonia.

Pero Pablo no tenía sosiego alguno para dedicarse a las


tareas de la misión de Tróade. Esperaba con
demasiada impaciencia la llegada de Tito y las noticias
que debía traer de Corinto. Debatiéndose entre el
nuevo trabajo de Tróade y la preocupación por la
antigua comunidad de Corinto, prevaleció finalmente
esta última. Pablo abandonó Tróade, atravesó el
Bósforo y llegó a Macedonia, para salir, un espacio de
camino, al encuentro de Tito, que venía de Corinto.
Pablo aguardaba a su colaborador en una de las
comunidades de Macedonia, acaso en Filipos. Así pues,
aunque retrasó el viaje a Corinto, la preocupación de
Pablo por aquella comunidad era muy grande.

Estas pocas palabras nos permiten conocer la tensión


que se producía entre la preocupación pastoral por las
comunidades ligadas a un lugar y la misión, que
empujaba a seguir más adelante y que, lo mismo que
en esta ocasión, se planteaba con frecuencia al
temperamento impulsivo y fogoso del apóstol san
Pablo.

Era de esperar que, llegado aquí, Pablo relataría su


encuentro con Tito en Macedonia y cómo las buenas
noticias que le traía de Corinto mudaron su
preocupación en alegría. Pero este punto se toca
mucho más adelante (7,5-16). Antes la carta se ocupa
extensamente del significado y del cometido del
ministerio apostólico.

Parte tercera

EL MINISTERIO APOSTÓLICO 2,14-6,10

Toda la perícopa 2,14-6,10 es una larga intercalación


dentro de la discusión de las relaciones con la iglesia
de Corinto, y significa, por tanto, un extenso paréntesis
dentro del tema central del diálogo de Pablo con los
corintios. Pablo prorrumpe en acciones de gracias por
su ministerio apostólico (2,14) y, a partir de aquí, se
ve empujado de palabra en palabra, de frase en frase,
de idea en idea, de tal modo que el resultado final es
esta perícopa de la carta, que engloba en sí, a su vez,
múltiples y diversas aclaraciones y enseñanzas. Por
2,13, y también por 7,6, donde se continúa el relato y
se describe el encuentro anhelado de Pablo y Tito,
sabemos cuán honda era la congoja interna de Pablo
aquellos días, en Tróade y en Macedonia. La
exclamación de gratitud (2,14) puede explicarse
suponiendo que Pablo tenía ya antes (2,13) en la
mente el feliz suceso del que nos informará en 7,6s. A
partir, pues, de esta acción de gracias se desarrolla
toda la perícopa 2,14-6,10 (21.
...............
21. Para otro intento de explicación, según el cual 2,14-7,4 sería
una sección añadida posteriormente, cf. la nota 57.
...............

1. CARÁCTER PUBLICO DEL MINISTERIO (2,14-3,3).

Una primera serie de sentencias puede sintetizarse


como afirmación de que el ministerio apostólico es
público, visible y eficaz ante todo el mundo. Hay
comunidades cristianas en algunas de las grandes
ciudades del imperio romano. Cierto que se trata de
pequeños grupos, cuya existencia sólo es conocida por
unos pocos. Los poderosos y dotados de autoridad de
este mundo desconocen la predicación de Cristo. Y
cuando oyen hablar de ella, no la toman en serio. Pero
el apóstol anuncia una poderosa certeza: el Evangelio
triunfa sobre el mundo. Al aceptarle o rechazarle se
decide entre la vida y la muerte.

a) El camino triunfal de Cristo en el mundo (2/14).

14 Pero gracias sean dadas a Dios, que, en Cristo,


nos lleva siempre en su triunfo y que por medio
de nosotros manifiesta la fragancia de su
conocimiento por todas partes.

Hasta ahora Pablo ha hablado de cómo, a lo largo de


sus viajes misioneros, se ha sentido guiado por Dios y
ayudado por él en el desempeño de su servicio. Pero
podría hablar también de la angustia y el peso, de Ia
preocupación y la tristeza que tuvo que soportar. Con
todo, cuando lo recuerda sube del corazón a los labios
del Apóstol la alabanza divina: ¡Gracias sean dadas a
Dios!

La misión es la marcha triunfal de Cristo en el mundo,


y en ella está incluido el apóstol. En la marcha triunfal
marchan juntos, en pos del caudillo, tanto los
adversarios vencidos como los vencedores. Ambas
cosas tienen un sentido posible, referidas a Pablo.
Cristo ha vencido a su antiguo adversario y le lleva
consigo como siervo elegido para el Evangelio. Así se
llama Pablo a sí mismo con frecuencia (por ejemplo, en
Rom 1,1). Por esto quiere aquí el apóstol dar gracias a
Cristo y alabarle por sus grandes obras.

En este sentido debe interpretarse la afirmación gráfica


de que Dios triunfa con Pablo y Pablo con Dios. Los
apóstoles, colaboradores de Dios (1,24), son incluidos
en la marcha triunfal como heraldos que proclaman la
victoria, o como soldados que, así como tomaron parte
en la batalla, participan ahora en la victoria y son
ensalzados junto con el vencedor. El vencedor es Dios
en Cristo. Cristo alcanzó la victoria por Dios y para
Dios. En él se revela Dios al mundo y actúa en el
mundo. «Habiendo despojado a los principados y
potestades, los exhibió en público espectáculo
incorporándolos al cortejo triunfal de Cristo» (Col,15).

A esta imagen poderosa y bella añade Pablo otra,


sumamente extraña para nosotros. Por medio de los
apóstoles se expande la fragancia del conocimiento de
Dios 22. El Antiguo Testamento compara las noticias
buenas y agradables con un buen perfume.
«Escuchadme, hijos míos, y creced, como rosa que
brota junto a corrientes de agua. Como incienso
derramad buen olor, abríos en flor como el lirio,
exhalad perfume, cantad un cantar, bendecid al Señor
por todas sus obras» (Eclo 39,13s). Es posible que esta
metáfora aproveche la idea de que se considera el
perfume como un fluido material, como una fuerza
vivificante, algo así como lo es el agua, por ejemplo
23. Cuando la fragancia es saludable, las plantas y los
animales pueden vivir de ella; pero mueren cuando es
mortalmente venenosa. Así, del conocimiento de Dios
en Cristo brota un perfume vivificante. Esta fragancia
vivifica primero al Apóstol, y, a través de él, se
extiende con sólida eficacia. El Apóstol participa del
conocimiento de Dios y lo expande en el mundo
mediante el anuncio del Evangelio.
...............
22. Para nosotros no existe ninguna conexión visible entre ambas
imágenes, Pero acaso para la mentalidad antigua resultara más
fácil pasar de la una a la otra, porque en los desfiles triunfales se
colocaban a lo largo de las calles braserillos de incienso, de tal
modo que el cortejo triunfal avanzaba envuelto en una nube
aromática. Nuestro uso litúrgico del incienso deriva de esta
antigua costumbre.
23. Esta concepción está confirmada por las ciencias de la
naturaleza de los antiguos griegos y también, por ejemplo, en Job
14,8-9; «(El árbol) incluso con raíces en tierra envejecida... en
cuanto siente el agua reflorece y echa ramaje, como una planta
joven».
...............

b) El aroma de Cristo en el mundo (2/15-16).

15 Porque aroma de Cristo somos para Dios,


tanto en los que se salvan como en los que se
pierden: 16a en éstos, fragancia que lleva de
muerte a muerte; en aquéllos, fragancia que lleva
de vida a vida.

Cuando se quema un perfume, el ambiente lo percibe,


lo acepta o lo rechaza. Tampoco el Evangelio puede
permanecer oculto en el mundo. Cuando el apóstol
derrama su mensaje como aroma de Cristo en el
mundo, los efectos que produce son enteramente
opuestos. Los hombres deciden entre la muerte y la
vida y se diferencian entre sí por su postura frente al
Evangelio. A aquellos que oyen y aceptan el Evangelio,
les redunda en vida. Para aquellos que le rechazan es
condenación y muerte. El mundo se diferencia por su
postura ante la palabra y la gracia salvífica de Dios.
«La palabra de la cruz es una necedad para los que
están en vías de perdición; mas para los que están en
vías de salvación, para nosotros, es poder de Dios»
(lCor 1,18).

Cuando el Apóstol manifiesta la palabra de Dios al


mundo -que se ve empujado así a una decisión-, esta
decisión se toma de acuerdo con la libre elección de los
hombres. Pero en esta decisión tiene ya lugar también
una diferenciación causada por Dios. Los unos se
salvan, los otros se pierden. «Tiene misericordia de
quien quiere y endurece a quien quiere» (Rom 9,18).
Pero, en todo caso, es clara la afirmación de Pablo, y
del Nuevo Testamento, de que nunca cae la decisión
eterna de Dios sobre un hombre sin que este hombre
se haya también decidido por su parte 24.
...............
24. Cf. 5,10; Rm 2,6-10.
...............

16 Y para esto, ¿quién está capacitado?

La predicación del Evangelio entraña, para el mundo,


una decisión entre la vida y la muerte. Frente a esto
surge la pregunta: ¿quién tiene capacidad y aptitud
para llevar a cabo este servicio, tan extremadamente
responsable, de la predicación?

c) La palabra de Dios en el mundo (2/17).

17 Porque nosotros no somos como tantos que


adulteran la palabra de Dios; sino que, con toda
sinceridad, como enviados de Dios, hablamos
ante Dios en Cristo.

A la pregunta «¿quién está capacitado?» responde


Pablo hablando, acto seguido, de cómo se ha esforzado
por desempeñar el ministerio apostólico. Se compara
con todos aquellos que tratan la predicación de la
palabra de Dios como quien vende baratijas 25. Pablo
se diferencia de los falsos misioneros que son
codiciosos propagandistas de su mensaje. En las calles
y plazas de las ciudades podían encontrarse en aquel
tiempo diversos predicadores ambulantes, griegos y
judíos, que se hacían pagar sus discursos y su
sabiduría con dinero. Visto de lejos, Pablo podría ser
confundido con ellos, aun siendo completamente
diferente. Con todo, es indudable que Pablo más que a
éstos alude a ciertos predicadores cristianos, de los
que quiere diferenciarse. Con mucha frecuencia tiene
que contraponerse a ellos en sus cartas. También los
adversarios combatidos en los capítulos 10-13
pertenecen a este grupo.

Pablo objeta a estos falsos predicadores dos cosas


fundamentales: primero, que venden las palabras de
Dios, cuando se procuran ganancias con ellas, o buscan
dinero, poder o estimación. Causa vergüenza
comprobar que ya en el Nuevo Testamento se haya
hecho preciso amonestar a los ancianos (sacerdotes) a
que apacienten la grey «no por sórdida ganancia, sino
con generosidad» (1P 5,2). Para salir al paso de la
acusación de que pretendía enriquecerse con el
Evangelio, Pablo no quiso ser mantenido por la
comunidad, aunque sabía muy bien que como
misionero, tenía derecho a ello. Se ganaba el sustento
trabajando con sus propias manos en la fabricación de
tiendas 26. Así, puede decir: «Nunca procedimos ...
con pretexto de codicia» (I Tes 2,5).

La segunda acusación que Pablo hace a los falsos


misioneros es que «adulteran» el Evangelio, como los
comerciantes sin escrúpulos, que engañan con
mercancías falsificadas y de baja calidad.

En oposición a este falseamiento, el ministerio


apostólico, tal como Pablo y los verdaderos misioneros
lo ejercen, está caracterizado por cuatro notas que
Pablo enumera con palabras breves y concisas: con
sinceridad, como enviado de Dios, ante Dios, en Cristo.
Pablo puede afirmar de sí mismo que habla con
sinceridad, es decir, sin disimulos, sin fraudulencia, sin
egoísmos. Como enviado de Dios, es decir, que ejecuta
la palabra de Dios de acuerdo con el encargo divino;
ante Dios, con la conciencia y la responsabilidad de
estar ante el juicio de Dios, que prueba y confirma; en
Cristo, es decir, en comunión con Cristo.
...............
25. Parece que en esta imagen Pablo utiliza un lenguaje
tradicional. Ya Platón (Protágoras, 313 CD El Sofista, 231 D)
reprocha a los sofistas que comercian con la sabiduría y la venden
por dinero. La expresión fue usada por los griegos y, más tarde,
también por el judaísmo del área de influencia helenista. Partiendo
de esta tradición, y probablemente sin tener conocimiento de la
segunda carta a los Corintios, la Doctrina de los doce apóstoles -
que debe situarse hacia el año 100- describe (12,5) a los falsos
misioneros como «traficantes con Cristo». 26. Hch 20,34; véase en
11,7.

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