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Naturaleza y función del mito en las sociedades

tradicionales: Una introducción


Mario Polia

Hacer una semblanza de la naturaleza y es quedar fieles y apegados al dato esencial, li-
las funciones del mito en las sociedades tradi- gado a la naturaleza y las funciones del mito
cionales, incluso limitándose a consideracio- en las sociedades tradicionales, sin distorsio-
nes de carácter general, implica una tarea tan nar o minimizar su inmenso caudal en favor
enorme, que impide en realidad toda ejempli- de una u otra tesis. Cualquiera que sea la posi-
ficación. En efecto, en un trabajo de este tipo ción de partida del estudioso, ella no debe
la exposición de los principios debe ser acom- crear prejuicios que debilitaran la recolección
pañada de una cuidadosa selección de material y el análisis de los datos. Sobre todo en la deli-
-etnográfico, inconográfico, literario, lingüís- cada etapa de la investigación en el campo ha-
tico- a comparar y evaluar mediante un dili- ce falta dejar cuidadosamente a un lado aque-
gente análisis histórico-religioso. Proceder al llos prejuicios ideológicos que contaminarían
revés, o sea iniciar con la exposición de los irremediablemente el material etnográfico
principios, podría inducir al lector a pensar produciendo una serie infinita de distorsiones
que se pretende demostrar unos axiomas, de- y malentendidos del pensamiento original.
fender una posición personal. Pero en nuestro Eso llega a ser particularmente trágico cuando
caso los principios generales ya han sido enun- los datos conciernen a sociedades sin escritu-
ciados desde hace tiempo, por las investigacio- ra, que poseen solamente la tradición oral, y
nes científicas, y ya están ampliamente adqui- que además están a punto de desaparecer. Pre-
ridos por los estudios histórico-religiosos y de juicios etnocéntricos que han dejado sus va-
etnología religiosa. riadas huellas en los datos etnográficos, difi-
Los problemas respecto a los cuales los cultan la interpretación del pensamiento de las
estudiosos no están de acuerdo, están relacio- culturas a quienes tales datos pertenecen, si no
nados con el origen de tales principios, las mo- se hace una “limpieza” de tales huellas, cosa no
dalidades de su difusión cultural, y su inter- siempre posible especialmente porque muchas
pretación. Pero no conciernen al hecho de que de esas culturas y etnias enteras ya no existen,
las estructuras fundamentales del pensamien- habiéndose convertido en empresa imposible
to religioso son las mismas en las culturas más la comparación de datos.
distintas, a pesar de las distancias geográficas y Por tanto, aquí no nos queda más que
temporales. El desacuerdo entre estudiosos dedicarnos a hacer una exposición sintética de
nace sobre todo de sus diferentes posiciones los principios generales del pensamiento reli-
ideológicas (filosófico-políticas, confesiona- gioso de las sociedades tradicionales, apegán-
les). En cambio a nosotros lo que nos interesa donos a lo que prometimos en el título de esta
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serie de notas: una “introducción”, de hecho, y cultura religiosa, o a esa tradición dada. Res-
no un estudio orgánico. Deberemos necesaria- pecto al origen, remontándose a lo largo del
mente reducir al mínimo el material compara- curso histórico de los “transmisores” califica-
tivo e invitar a los lectores a consultar obras de dos (sabios, sacerdotes y profetas-poetas), más
mayor envergadura y distinta confección (ver allá del umbral del recuerdo, las distintas cul-
Nota final). turas tradicionales invariablemente señalan
Primeramente, intentaremos definir lo un origen NO-HUMANO. En otras palabras,
que son “sociedades” o “culturas tradiciona- presuponen una “revelación” que va de lo divi-
les”. Ellas son tales por estar estructuradas en no a lo humano.
torno al eje y el sostén de una “tradición”, oral “Tradición” o transmisión puede por
o escrita, que es considerada sagrada respecto tanto configurarse gráficamente como el eje
de su origen, naturaleza y finalidades. Se la horizontal (dimensión histórica) de un siste-
considera, de hecho, de origen divino (revela- ma de coordenadas en que el eje vertical (di-
da por una divinidad o un “héroe cultural”), mensión mítica, o religiosa) representa la reve-
de carácter esencialmente “religioso” y por lación de lo que es transmitido por la tradi-
tanto no sometida, al menos en principio, a las ción y, al mismo tiempo, el “sentido” en que tal
leyes de transformación cíclica que existen en revelación sucede: de arriba hacia abajo; de los
el mundo de las realidades materiales y la his- dioses a los humanos. El primer transmisor
toria humana y, por consiguiente, atemporal y humano de toda tradición, y los sucesivos, se
metahistórica, aunque actúe profundamente sitúan exactamente en el punto de encuentro
en la historia por su calidad de modelo abso- de los dos ejes: el punto en que hubo la “pri-
luto de toda actividad humana: el comporta- mera vez” y hay cada vez, el encuentro entre lo
miento religioso, la estructura familiar y so- humano y lo divino. Este punto representa
cial, la organización de las actividades econó- simbólicamente el “corazón” concebido como
micas y las expresiones artísticas, las conduc- “órgano espiritual”, sede en la cual sucedió y
tas cotidianas del individuo (vestimenta, co- sucede la revelación; y representa también el
midas, sexo), la medicina llamada justamente “centro” alrededor del cual gira toda expresión
“tradicional” porque supone una concepción cultural y al cual tienden idealmente el indivi-
religiosa/mítica y la intervención de un opera- duo y la sociedad, y por tanto, la concepción
dor eminentemente “sacerdotal” (así se le con- religiosa de la historia. Ella presupone una
sidera por ejemplo al chaman, que no es con- “destrucción” y una “renovación” cíclica de la
cebido como un simple experto en hierbas ni historia del individuo y de la sociedad me-
un hábil manipulador síquico). diante la aniquilación ritual, cíclica esta tam-
Profundizando el concepto de “tradi- bién, del tiempo histórico y la irrupción en la
ción” inevitablemente nos damos cuenta que historia del tiempo “mítico” o “religioso”.
el término se refiere al acto de “transmitir” (en La tradición Oglala (Sioux) transmite
latín TRADERE, en inglés TO TRADE) los el mito de fundación del rito de construcción
principios (teoría religiosa) junto con los me- y empleo ritual de la pipa sagrada revelados
dios adecuados para realizarlos (práctica reli- por una “mujer wakan” (sagrada): “Hace mu-
giosa). Como se ve, la “tradición” presupone chos, muchos inviernos”. La mujer regala a los
un origen y unos destinatarios. Estos son los Oglala la primera pipa diciendo “con ella, en
individuos pertenecientes a esa determinada los inviernos que vendrán, mandarán ustedes
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sus voces a WAKAN-TANKA, su Padre y Pro- los dioses pertenecientes a la manifestación di-
genitor (…) Con esta pipa ustedes estarán li- vina. Ellos son expresión de la “voz” (“vak”, co-
gados a todos sus parientes: a su Progenitor y mo en latín vox: el “verbo” universal origen de
Padre, a su Progenitora y Madre (la Tierra)”. toda manifestación y de toda sabiduría). En las
Este mito, que transmite el evento de la sagra- escuelas teistas los Veda son revelados por una
da revelación por parte de la mujer wakan y divinidad, pero al comienzo de los tiempos y
sus enseñanzas, fundamenta la tradición reli- de cada ciclo cósmico los “sabios” (“rishi” =
giosa del pueblo Oglala: “de ahora en adelante videntes) oyeron la Voz y dieron inicio a la tra-
la pipa sagrada estará en esta Tierra roja, y los dición religiosa. Además de los Veda, 14 Upa-
seres de dos piernas tomarán la pipa para en- nishad hacen parte de los textos “revelados” de
viar sus voces a WAKAN-TANKA (…) con es- la tradición hindú.
ta pipa los seres de dos piernas se multiplica- Estos ejemplos podrían multiplicarse
rán y les llegará todo lo que es bueno. WA- en forma inverosímil además de los conocidos
KAN-TANKA te envía del cielo esta pipa sa- por las “Religiones del Libro” (Yahwismo,
grada para que por medio de ella tú puedas te- Cristianismo, Islam) que indican en la Palabra
ner el conocimiento (…) Los frutos de tu ma- revelada por Dios el origen de sus respectivas
dre, la Tierra, y los frutos de todo lo que ella tradiciones, tomando del repertorio de los mi-
tiene el poder de generar, serán benditos (…) tos transmitidos oralmente de innumerables
y entonces tu gente recorrerá el camino de la culturas “arcaicas”. En todo caso todos estos
vida de una manera sagrada”. Para recalcar su ejemplos concuerdan en el origen no-humano
no-pertenencia a ese mundo la mujer sagrada, de las distintas tradiciones.
antes de irse, promete proteger al pueblo Ogla- La tradición se expresa “normalmente”
la en todas las edades y regresar, y declara: “En a través de mitos que narran cómo fue funda-
mí hay cuatro edades”. En el mito Oglala de las do el mundo, los ritos, las acciones. Las accio-
cuatro edades aparece el símbolo de un bison- nes dejan de ser “profanas” por ser imitaciones
te que cada año pierde un pelo, y al concluir de modelos celestes y tienen valor sagrado; ha-
cada ciclo, una pata. El bisonte protege al blamos por ejemplo de la construcción de la
mundo de las aguas primordiales, y cuando choza o casa para habitar, de la fabricación y
caiga el mundo será cubierto por el agua. Ac- decoración de la vajilla de uso doméstico, del
tualmente este animal mítico, que correspon- tejido, de la caza, del acto generador, o de la
de con sorprendente exactitud al simbolismo guerra, la agricultura, el canto, la danza, la pre-
de “toro del drama” de la tradición hindú, está paración de la comida, etc. El mito sacraliza al
sobre una sola pata (Alce Negro: 1970). mundo y permite entenderlo y hacerlo habita-
En la tradición hindú “sruti” (literal- ble, porque permite su control religioso.
mente: oído) es usado con referencia a la “re- Los mitos, a su vez, se expresan por me-
velación” de los textos sagrados, los Veda, y en dio de símbolos de los cuales el mito mismo y
cambio “smriti” (literalmente: aquello que es la tradición religiosa de toda cultura se preo-
recordado”) indica la tradición religiosa y los cupan de interpretar su significado para per-
textos correspondientes a esta. Según la tradi- mitir el acceso a la propia sustancia de la tra-
ción hindú los Veda no tienen origen tempo- dición. En muchas culturas “arcaicas” eso su-
ral, son eternos (“nitya”); no tienen autor cedía y sigue sucediendo, durante la iniciación
(“apaurukseya”) ni entre los hombres ni entre que marca el paso del joven al mundo de los
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“adultos”, que son considerados tales, sobre to- cífica que se trata de “las primeras historias
do, en sentido simbólico: es decir, capaces de que yo recuerdo” (Voluspá, 1, 7-8). Poco des-
“generar” incluso espiritualmente convirtién- pués dice que “era el comienzo de los ciclos”
dose a su vez en transmisores de las verdades (ár var alda): “öld” indica el “tiempo de la vi-
tradicionales. El símbolo hace accesible el dis- da” (Voluspá, III, 1). Característica de los mi-
curso del mito a todos los niveles, tanto el ma- tos es el hecho de que ellos no pertenecen al
terial como el metafísico. Y al mismo tiempo tiempo histórico, sino a un “tiempo” especial -
salvaguarda su decadencia producida por una un “tiempo religioso”- situado al comienzo del
interpretación puramente literaria y raciona- tiempo de los hombres y del mundo. De la
lista, que torcería su significado y por consi- misma manera los cuentos de los héroes y los
guiente impediría su acción. dioses, recitados por los “skaldo”, eran llama-
MYTHOS en griego significa “discur- dos “sagas”, de “saga” (plural sogur) que signi-
so” en el sentido de “narración”. En efecto el fica literalmente “lo que es dicho” y también
mito cuenta historias ejemplares por ser sagra- “cuento, historia”. Es interesante observar que
das, y en su acepción más profunda, el mismo todos los términos analizados hasta este pun-
es Historia Sagrada. El equivalente latino de to, usados para expresar el concepto de “mito”,
mythos es “fábula” en su acepción originaria se refieren expresamente a la “palabra” pro-
de “cuento”, “narración dicha”. Fábula deriva nunciada, no escrita, remontándose manifies-
de FARI, “decir” y también “vaticinar”: “fa- tamente a los tiempos en que la tradición se
tum” es el oráculo, la “predicción” (por ejem- transmitía oralmente.
plo los FATA SIBYLLINA) y es también el La recitación de las historias de los dio-
“destino”, el “hado” precisamente. En latín fá- ses y de las empresas de los héroes era conside-
bula indica también la historia que sirve de rada un acto sagrado en la Grecia arcaica; en
trama a la narración épica o dramática: son fá- épocas posteriores lo era en muchas tradicio-
bula también la tragedia y la comedia. Siguien- nes europeas, por ejemplo en la germánica y la
do el destino de la palabra griega mythos, fá- irlandesa, y lo es actualmente en las culturas
bula llegará a indicar la “fábula” en el sentido tradicionales sobrevivientes que llamamos
de leyenda, invento poético sin fundamento ni “arcaicas” no en el sentido cronológico sino
comparación concreta en la realidad histórica. para expresar su adhesión a principios religio-
En este sentido, a fábula se opondrá “historia” sos (“arché”). El “aedo” griego, antes de iniciar
en cuanto “cuento históricamente comproba- su canto épico, en la “prótadis” se dirige a las
ble”, justamente como sucedió en griego -espe- Musas para pedir que le inspiren: “cántame,
cialmente en Platón-: a “mythos” convertido Oh! diosa…” En Irlanda el “bardo” era llama-
en “fábula” se opuso “logos” en el sentido de do “fili”, literalmente “vidente”. Sobre el argu-
“historia verídica” (incluso espiritualmente). mento del carácter sagrado de la inspiración,
En otras tradiciones el concepto de rogamos al lector que consulte un trabajo
“mito” está expresado por palabras similares a nuestro anterior (Polia, 1983).
los términos latinos y griegos. En la tradición Sería instructivo recorrer el trayecto del
norteña, por ejemplo, cuando la Vidente con- pensamiento occidental-griego, para ser exac-
sultada por Odino se aprestara a narrar la cos- tos- a través del cual el mito, de Historia Sa-
mogonía habla de “antiguas historias” (forn grada, se convierte en “fábula” en el sentido
spjöll). “Spjall” es el “cuento” y la Vidente espe- moderno: invento político en el mejor de los
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casos, sin ninguna relación concreta con la gioso”, y adquirieron el de cuentos equívocos o
realidad, o transposición en lo imaginario de netamente reprochables.
hechos concretos, como los fenómenos atmos- A menudo la superación de la concep-
féricos y siderales, el ciclo agrario y el de la vi- ción mítica tradicional sucedió en el marco de
da humana. Mito, en todo caso, como produc- una sincera investigación de interioridad y au-
to humano y no como revelación divina. Aquí tenticidad, e incluso, a veces, dentro del ámbi-
desgraciadamente no tenemos espacio sufi- to de iniciación de los Misterios, quienes a su
ciente para indicar las etapas de este recorrido vez no abandonaron simplemente los mitos,
que, iniciado a fines del período arcaico del ar- sino los reinterpretaron o integraron con mi-
te griego, llega, pasando por el Iluminismo y el ras a una sabiduría “operativa” y transforma-
materialismo filosófico, hasta el moderno dora de la persona, con mitos pertenecientes a
pensamiento científico. Nos vamos a limitar a tradiciones distintas de la “olímpica” u “homé-
citar algunos testimonios escogidos entre los rica” o “hesiodea”.
representantes importantes de ese atormenta- Xenófanes (segunda mitad del VI siglo
do período de transformación del mundo antes de Cristo -comienzos el siglo V), conde-
griego, que influyó más tarde poderosamente nó las figuras míticas de Homero: “Los hom-
en el sucesivo desarrollo del pensamiento oc- bres creen que los dioses tuvieron nacimiento
cidental: el período que va desde finales del si- y que tienen voces y cuerpo similar al de ellos”
glo VI al siglo IV antes de Cristo. (fragm. 14 Diels). Por esta razón “Los Etiopes
En todo caso, la interpretación “reduc- hacen a sus dioses chatos y negros. Los Tracios
cionista”, por así llamarla, de los mitos, no sur- afirman que tienen ojos azules y que son peli-
gió únicamente de un intento de desacraliza- rrojos, e incluso los bueyes, los caballos y los
ción respecto a la antigua tradición, sometida leones, si pudieran, imaginarían a sus dioses
al control de la razón, declarada criterio abso- como similares a ellos” (fr. 16.15 Diels). Herá-
luto de juicio (sofismo). Al contrario, en mu- clito afirmaba que “en cuanto a Homero, me-
chos filósofos y literatos el abandono de las rece sin duda ser expulsado y fustigado, aleja-
formas míticas tradicionales nació de la inca- do de las competiciones (o sea de los certáme-
pacidad de entender su tejido simbólico y por nes de los sabios, nota del Autor) (fragm. 14 (A
consiguiente, de interpretar su significado, o 74) Colli).
también de un deseo de interiorizar las formas Hierónimo de Rodas cuenta sobre esto
del pensamiento religioso mediante la purifi- que Pitágoras bajó a los Infiernos y encontró
cación de las mismas de los elementos espu- allá las almas de Homero y Hesiodo que paga-
rios que se les habían venido agregando. ban el precio de las patrañas que dijeran a pro-
En el arte figurativo helenístico, desde pósito de los dioses.
el cuarto siglo, el mito se hizo objeto de inspi- Píndaro, defensor de las antiguas tradi-
ración para creaciones que, en la búsqueda del ciones en una época (siglo V) que ya estaba
placer caligráfico, perdieron irremediable- transformando profundamente las perspecti-
mente de vista el significado profundo de los vas religiosas de Grecia, tiene dificultad en
símbolos. De hecho las figuras divinas y el creer en los mitos “increíbles” y en aceptarlos
comportamiento de los dioses, ya no interpre- como auténticos (véase I Olímpica, 2B y ss).
tados a la luz del simbolismo tradicional, ter- Isócrates (436-338 a. Cr.) decía: “E in-
minaron perdiendo el valor propiamente “reli- cluso respecto de los dioses han hecho discur-
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sos tales, que nadie se atrevería a hacerlos ha- intérprete (so = phizomenos) de símbolos
blando de sus enemigos: en efecto, no sola- misteriosos, ya que esta tarea le parece “tan
mente les reprocharon robos y adulterios y trabajosa e ingeniosa” que no envidia en abso-
servicios prestados a los hombres, sino fabri- luto a quienes a ella se dedican, y al contrario
caron también cuentos contra ellos, fábulas la considera una “inútil sabiduría” a la cual en
que hablan de comer a los hijos, castrar a pa- otro punto llama “sabiduría de campesinos”
dres, encadenar a madres, y de muchas otras (agroikos sophia) y sigue diciendo que “yo no
transgresiones de las leyes (…) Sin embargo, tengo de veras tiempo que gastar en esas cosas,
no lograron sin duda escapar sin castigo (…) y la razón de esto, amigo mío, es la siguiente:
Y Orfeo, que más que cualquier otro se dedi- que yo no he logrado todavía, según el precep-
cara a tales discursos, concluyó su vida despe- to délfico, conocerme a mí mismo. Y me pare-
dazado” (Colli 4 (A 54). cería ridículo, hasta quedar ignorante en eso,
Platón (427-347), en el Eutifrón (Se- elucubrar en torno a cosas totalmente extra-
6b) hace expresar por Sócrates una opinión ñas. Por eso abandono todo eso y no pienso en
notablemente escéptica respecto a los antiguos esta clase de cosas, sino a mí mismo, para ave-
mitos sobre los dioses: “Eutifrón… Sin embar- riguar si acaso no soy yo mismo un ser aun
go precisamente los hombres creen que Júpiter más monstruoso y tremendo que Tifón, o un
(Zeus) es el mejor y el más justo entre los dio- ser más sencillo y manso, que participa por su
ses, y admiten que él encadenó a su padre por propia naturaleza de una parte noble y divina”.
haber injustamente devorado a los hijos, y (Fedro, 229d, ss.).
además admiten que Cronos a su vez mutiló a Contra las modas de su tiempo entre
su padre por razones similares… Sócrates… sofistas y oradores, que terminaban desnatu-
En efecto, qué podríamos decir, nosotros que ralizando el significado mismo de los mitos,
precisamente reconocemos no saber nada de Platón apunta a lo esencial. La sabiduría que él
tales cosas? Pero dime, en nombre del dios de propone es un conocimiento más alto, que
la amistad: tú crees realmente que las cosas ha- tiende directamente a alcanzar las realidades
yan sucedido así? Eutifrón: Claro, Sócrates, y espirituales ocultas bajo símbolos y mitos.
creo en cosas aun más maravillosas que estas, Vemos entonces que en el siglo V Gre-
que la mayoría de la gente no conoce” (Colli 4 cia se encuentra en la encrucijada entre la su-
(A 27). peración de los mitos tradicionales -que a me-
Platón contrapuso mythos versus logos nudo equivale a una interiorización de los
desde sus diálogos juveniles: para Platón, que mismos en sentido religioso y revela el deseo
siguiendo a Sócrates se aleja de la concepción de una búsqueda de espiritualidad más apega-
mítica tradicional homérico esiodea, en el mi- da a los requerimientos de la época- y la con-
to se encuentran entrelazadas verdades y men- dena racionalista del mito, degradado a “histo-
tiras. Platón escoge el camino de la sabiduría ria irreal”.
que viene del corazón, fruto de una profunda La interpretación del mito acompaña
investigación de su propia alma, y haciendo de una manera paralela las orientaciones del
eso sigue las huellas de Sócrates, quien a su vez pensamiento filosófico. Con Epicuro de Samo
colocara en el centro de su teoría del conoci- (341-270 a Cr.) el mundo de los dioses no es
miento, el precepto apolíneo del “conócete a ti negado, sino simplemente colocado en una di-
mismo”. El filósofo rechaza la actitud del hábil mensión de indiferente bienaventuranza que
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ya no tiene ninguna relación con el mundo brote de las ideas y modas filosóficas introdu-
humano. Los dioses no se ocupan de los hom- cidas por Grecia en Roma, ideas que conquis-
bres y los hombres no se ocupan de los dioses. taron primeramente a un círculo restringido
Se niega la creación del mundo por obra de de personajes influyentes de la cultura y vida
fuerzas superiores, e incluso se señala que la fe política. Del mismo modo se explica no tanto
tradicional es una de las causas que generan la invasión de los cultos extranjeros, sino la ad-
temor e impiden la “ataraxia”, la quietud del hesión que le brindaron entusiastamente los
alma. Según Epicuro, los dioses, colmados de propios ciudadanos romanos abandonando el
su bienaventuranza -que es perfecta ataraxia- culto de sus propios dioses.
no necesitan nada, no les importa nada, y so-
bre todo rechazan toda pasión y todo deseo. 1. Naturaleza del mito
De la perspectiva de esta visión del mundo los El mito narra las historias y acciones de
mitos tradicionales no pierden simplemente los dioses y los héroes civilizadores. En todo
significado, sino que se convierten en auténti- caso se trata de sujetos que, aun teniendo pro-
cas mentiras, o cuando más temas para inven- funda relación con el mundo de los hombres,
tos poéticos. La creación y el gobierno del por su naturaleza no pertenecen a el, así como
mundo, las relaciones con los hombres son co- no pertenecen a ese mundo a pesar de consti-
sas tan alejadas del pensamiento divino como tuir el modelo de todo acto, las historias que se
lo son del pensamiento epicureo quien, una refieren a los dioses y los héroes: los mitos, jus-
vez más, plasma a los dioses a su imagen y se- tamente.
mejanza, prestándoles sus propios sentimien- El mito, en su origen y tal como lo de-
tos. muestra incluso actualmente la etnografía, no
Como resultado de esta “descultura- tiene en absoluto valor “literario” (artístico, es-
ción” en el campo religioso, bastará considerar tético) ni es empleado para propósitos recrea-
que en Roma, en el tiempo de César, en víspe- cionales, para advertir, inclusive cuando, apa-
ras de la máxima gloria del poder y el genio de rentemente, como en los casos del “trickster” o
la Urbe, el pontífice máximo Aurelio Cotta, se- bufón divino, parece tener esta función. La na-
cuaz del racionalismo escéptico a pesar de su rración del mito está sometida a una larga se-
altísimo cargo en el culto estatal, afirma, en el rie de prescripciones rituales, a tabúes, obser-
DE NATURA DEORUM de Cicerón, que no vaciones de los lugares y los tiempos adecua-
cree en los dioses y que considera la religión dos para la narración de los oyentes y de los
tradicional romana no un pacto sagrado entre mismos narradores. Eso demuestra el presti-
hombres y dioses, sino únicamente un instru- gio de los mitos derivados de su naturaleza de
mento útil para ejercer el poder. Las declara- “historia sagrada”.
ciones del pontífice romano son emblemáti- El mito, en cuanto historia sagrada, tie-
cas, reveladoras no de un caso aislado sino de ne el poder de sacralizar al mundo (lugares,
las ideas de una parte de la aristocracia roma- tiempos, objetos, personas): la suya es una po-
na de la época y del hecho de que el declinar de tencia activa derivada del hecho de que permi-
las ideas que generaran y alimentaran a Roma, te la trascendencia del tiempo ordinario, o
se encontraba ya en una fase avanzada e irre- profano, y la unión con el tiempo religioso y el
versible. sólo con una fuerte pérdida de la arquetipo o los arquetipos sobrehumanos de
identidad cultural, en efecto, se explica ese toda actividad humana. Puede tratarse de la
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narración recitada de la cosmogonía, como en mito, así como los símbolos a través de los
el ritual babilónico del AKITU, o de la cons- cuales ella se expresa, son inmutables, no suje-
trucción de una casa o un templo, o de la reci- tos a variaciones dependientes del arbitrio hu-
tación de la fórmula de encantamiento de las mano. Por su naturaleza el mito, aunque actúe
hierbas medicinales, en la conciencia de las activamente en la “historia” es metahistórico y
culturas el mito recitado “realiza” AQUI Y por su apego a los modelos expresados por los
AHORA el acontecimiento al cual se refiere. El mitos las culturas tradicionales, en rigor, no
“Kalevala” fínico cuenta cómo Vainamoinen se conocen la historia concebida como recorrido
hirió mientras estaba construyendo una barca. lineal, sino un tiempo cíclico continuamente
Para curarse empezó a cantar el origen y la renovable mediante la reactualización del mi-
causa de la herida, pero no se acordaba del mi- to de origen del mundo, o de los mitos que en
to que narraba cómo nació el hierro. sólo me- la iniciación permiten el renacimiento espiri-
diante la recitación del mito del origen del hie- tual de los miembros de la sociedad. Los pro-
rro puedo curarse. Como este mito finlandés, pios mitos ratifican la pertenencia de los ini-
todos los otros mitos sobre el origen de las ciados a la misma sociedad en cuanto ellos co-
plantas medicinales se remontan “al comienzo nocen las historias sagradas, o sea el “alma” de
de los tiempos”, cuando la hierba fue utilizada la sociedad misma y, en virtud del poder sacra-
por vez primera por un dios, o por un héroe. lizante del mito, entraron a hacer parte de su
En la India, durante la cosecha de las hierbas alma.
llamadas “kapitthaka”, que curan la impoten- La “realidad” religiosa del mito -para
cia sexual, debe recitarse el mito que narra có- las sociedades tradicionales el concepto de
mo el Gandharva usó por primera vez esta “realidad” pertenece a la esfera religiosa- hace
hierba para devolver a Varuna su virilidad: “Te que el mito tenga valor de arquetipo: “Así ha-
recogemos, hierba que fuiste recogida por cen los dioses, así hacen los hombres (Taittiri-
Gandharva para Varuna que perdiera su virili- ya Brahmana, 1,5,9,4); “debemos hacer lo que
dad” (Atharva Veda, IV, 4,1). Las fórmulas her- los dioses han hecho al comienzo (Satapata
borísticas anglosajonas (siglo XVI), a pesar de Brahmana, 7,2). La herida más tremenda cau-
ser cristianas, repiten una estructura inmemo- sada por la cultura occidental a las culturas
rable: debe hacerse esto porque un dios, o un tradicionales fue producida por la abolición
héroe lo hizo; en este caso las hierbas son san- de las estructuras del pensamiento religioso de
tas porque crecían en el monte Calvario, “cen- aquellas culturas mediante no solamente la
tro” del universo y de la historia: “Salve, oh destrucción física de los centros de culto, la eli-
hierba santa que creces sobre la tierra. Tú esta- minación de los representantes autorizados
bas primeramente en el Monte Calvario, tú del sistema religioso, sino sobre todo por la
sirves para toda herida; en el nombre del dul- prohibición de “decir” ritualmente los mitos.
ce Jesús te recojo”. En muchos casos el idioma indígena fue supri-
Como historia sagrada, el mito es abso- mido precisamente por su íntima conexión re-
lutamente “real”, es decir que participa en la ligiosa con la esfera de los símbolos y por su
realidad misma de lo sagrado. Eso implica que función de vehículo de transmisión de las his-
los hechos narrados por el mito, por no perte- torias sagradas. El drama de la Conquista pue-
necer a “este tiempo” están inmunizados res- de resumirse en las palabras de los últimos sa-
pecto a las leyes del tiempo. La sustancia del cerdotes aztecas con los primeros franciscanos
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llegados a Nueva España en 1524: “Dijisteis ción de tales mitos suscita la risa de los oyen-
que no eran verdaderos nuestros dioses. Nue- tes con el propósito de reforzar la validez de
va palabra es esta que decís, y nos perturba los modelos tradicionales.
(…) porque nuestros progenitores, aquellos El mito, por su naturaleza es repetible,
que fueron, que vivieron en la tierra, no solían reactualizable al infinito, sin que por eso dis-
hablar así. Ellos nos dieron sus normas de vi- minuya su validez y su intrínseco poder, siem-
da, ellos consideraban verdaderos, hacían cul- pre que se observen las normas que regulan el
to, honraban a los dioses. Ellos nos enseñaron recitado y la expresión de los mitos por medio
todas sus formas de culto, todos los modos de la danza, el drama, la figura, etc. La repeti-
que tenían para honrar (a los dioses)…”. Lue- tibilidad revela lo inagotable derivado de la
go, una de las más tristes confesiones y acusa- plenitud del Ser (el Ser coincide con lo Real en
ciones de la historia, la de quien no solamente el pensamiento religioso) o, por lo mismo, re-
perdió en el campo de batalla, sino perdió el calca una vez más la naturaleza sagrada del
camino hacía su propio espíritu y el código mito.
que le permitía entender los símbolos del El mito, mediante la interpretación de
mundo: “Ya es suficiente que hayamos perdi- los símbolos que contiene, una interpretación
do, que se nos haya quitado, que se nos haya que está garantizada por la tradición y no es
impedido gobernarnos (…) Haced de noso- dejada al arbitrio del individuo, da la clave de
tros lo que queréis (…) A dónde deberemos ir la interpretación del mundo: la cosmogonía, la
ya ahora? Somos gente común, somos efíme- cosmografía; la naturaleza y funciones de las
ros, somos mortales, entonces dejadnos morir, fuerzas espirituales que actúan en la realidad
dejadnos perecer porque ya murieron nues- visible; las maneras de propiciar sus favores o
tros dioses” (León Portilla, 1974: 28-31). de alejar el peligro de una intervención suya
Por su valor ejemplar, arquetípico, el negativa que inexorablemente se traduce en
mito marca el límite entre “sagrado” y “profa- un regreso desde el cosmos (el mundo visible,
no”: todas las actividades que los hombres rea- la sociedad, la familia) al caos; las normas que
lizan alejándose de los modelos celestes se ha- regulan la convivencia y permiten la existencia
cen profanas, y eso, más que una sanción mo- de una estructura social. Por tanto el mito fun-
ral, significa que ellas pierden su valor absolu- damenta la identidad cultural de la persona y
to, no pueden ser vivificados por la comunión del grupo o de la cultura a la cual pertenece
con lo sagrado, pertenecen al tiempo profano proporcionando los elementos por medio de
y por tanto están sometidas a su poder des- los cuales uno se reconoce “culturalmente”
tructor, corren el riesgo de convertirse en perteneciente a una determinada sociedad, et-
“irreales” y de hacer precipitar en el caos el nia, grupo, organización iniciática. El mito y
cosmos ordenado por el rito y hecho accesible los símbolos fundamentan la posibilidad de
por los símbolos y los mitos. Todos los mitos un “lenguaje común” por medio del cual se ex-
que se refieren al “bufón divino” o “trickster”, presa una tradición dada en todas sus formas.
tienen el fin de resaltar, mediante el comporta- El conocimiento del mito por tanto
miento grotesco y fuera de toda norma de sus permite el “control religioso” del mundo: es un
protagonistas, el carácter irreal de todo aque- hecho que el antagonismo hombre –naturale-
llo que no participa en el poder ordenador de za expresado en una relación dialéctica en el
las normas fijadas por la tradición. La recita- cual el hombre termina venciendo a la natura-
98 / Fernando Botero y Lourdes Endara (Compiladores)

leza por medio de recursos técnicos aptos pa- caos. En otro ámbito, el de la tradición roma-
ra dominarla, surge por primera vez en Grecia na, el hecho de que el culpable de crímenes se
con Epicuro y comprueba la total pérdida de decapitará con el hacha sagrada, la SACENA,
confianza en la capacidad de control religioso la misma usada para inmolar a los animales
garantizado por la relación ritual con las fuer- destinados al sacrificio, demuestra una con-
zas que rigen al mundo. cepción similar. Condición indispensable para
Desde el punto de vista social el mito, y que el mito actúe como fuerza ordenadora de
la tradición que por su medio se expresa, per- la vida del individuo y la sociedad, es que de-
miten el control ético de la sociedad tanto en be ser no solamente conocido, sino “vivido”, es
sentido vertical -el control ejercido por aque- decir que se haga experiencia religiosa directa.
llos que tienen el poder religioso (que en las Si el mito es solamente conocido intelectual-
sociedades arcaicas es el fundamento del po- mente, eso lo mata: es lo que sucedió en Gre-
der político)- como en sentido horizontal: o cia cuando la filosofía racionalista intentó “ex-
sea entre los pertenecientes a la misma tradi- plicar” la realidad de los mitos. El “conoci-
ción, ya que el comportamiento ético es juzga- miento” religioso supone indispensablemente
do por la adhesión a las normas tradicionales. la “acción” religiosa: la liturgia, las plegarias, el
Esta función del mito, considerado “historia rito.
ejemplar”, es particularmente evidente en esas
culturas, no cristianas o precristianas, en las 2. El “tiempo” del mito
cuales el concepto de “pecado” y culpa respec- Dijimos que el mito no pertenece, por
to a la ley divina está reemplazado por el con- definición, a “este” tiempo, al tiempo de la ex-
cepto de “culpa social”: el que desobedece los periencia ordinaria que se realiza en coorde-
preceptos tradicionales, no es solamente, o no nadas espaciales-temporales sometidas a las
es tanto culpable respecto a los dioses, cuanto leyes del tiempo histórico y a las leyes genera-
respecto a la sociedad a la cual pertenece, ya les que regulan toda existencia y creación hu-
que la “culpa” concebida como “contamina- mana. En efecto el mito está producido por se-
ción” (lo sagrado negativo, el SACRUM de la res no humanos, goza de la plenitud del ser,
Roma arcaica) termina implicando a toda la pertenece a “otro” tiempo que es esencialmen-
sociedad exponiéndola al riesgo de precipitar te un no-tiempo, o mejor dicho es el tiempo
el caos. Un ejemplo clásico de tal concepción religioso de lo “eterno presente”. Precisamente
en culturas no europeas, es ofrecido por el ri- por ser un “eterno presente” el tiempo religio-
tual incaico de la SITUA (sitwa) reinterpreta- so es “reactualizable” y representa el centro de
do por las fuentes religiosas hispanas como un una circunferencia ideal, capaz de expresar
rito “de confesión”. En realidad la SITUA re- gráficamente el tiempo cíclico (litúrgico) de la
presentaba un preciso deber social (de natura- experiencia religiosa. Este a su vez comienza
leza religiosa) por parte de cada cual, porque en un punto importante del año (equinoccio
tenía la función de “descontaminar” la comu- primaveral, solsticio invernal, etc.) y se conclu-
nidad del “contagio-culpa (“hucha” derivado ye en el mismo punto al terminar el recorrido
de lo “sagrado negativo”). O sea, en la prácti- anual; gira alrededor de un invisible centro de
ca: lo que se coloca fuera de la tradición y del gravedad, que es el tiempo religioso; es conti-
correcto comportamiento religioso no perte- nuamente “fecundado” y “renovado” por la
nece al mundo ordenado, al cosmos, sino al reunión con el tiempo religioso realizada por
Mito, rito, símbolo / 99

el rito: el significado de la ‘’fiesta’’ como punto El “tiempo del mito” coincide, en todo
significativo de la liturgia es precisamente el de caso, con el tiempo del origen: cuando el mun-
la abolición temporal de las leyes del tiempo do tuvo comienzo; cuando comenzó la fami-
histórico y de un contacto vivificante y regene- lia; cuando se celebró la primera iniciación;
rador (del individuo y de la sociedad) con el cuando se realizó por primera vez una activi-
“eterno presente”, con el tiempo de los oríge- dad (caza, pesca, agricultura, etc.); cuando fue
nes. construida la primera casa, o el primer espacio
destinado a la vida de los humanos, etc. El mi-
SE to narra los comienzos: esta es una prerrogati-
va. Su función es convertir en algo siempre ac-
tual este comienzo, siempre posible la regene-
3 ración, continuamente accesible el sentido sa-
EP 1 EA grado (ritual) de todo acto.
En los ritos del comienzo del año, co-
mo por ejemplo en el AKITU babilónico, el re-
citado del mito de origen renueva, regenera el
SI tiempo, de manera que el comienzo de un
nuevo año coincide con una nueva cosmogo-
nía. De esta manera el rito permite el control
Figura 1: la teoría de la “destrucción” y “renovación” del del tiempo histórico y la abolición de la cárcel
tiempo histórico por obra del rito en una cultura tradicio-
nal (indicamos solamente los momentos importantes del
del tiempo.
ciclo anual astronómico comunes a las más diversas tradi- Un ejemplo elocuente de la destrucción
ciones). de las leyes del tiempo es brindada, por ejem-
1.: tiempo religioso (“eterno presente” o tiempo del mito)
2.: tiempo histórico; se trata en realidad de un tiempo cí-
plo, por el rito eucarístico cristiano. En este ca-
clico, ordenado por el ciclo litúrgico anual so también el rito, instituido por el Fundador
EP: equinoccio de primavera A: equinoccio de otoño divino de la tradición religiosa, permite la
SE: solsticio de verano SI: solsticio de invierno
3: rito y “reactualización del mito” como reactualización
reactualización simbólica y real del mito: el sa-
del tiempo religioso y trascendencia del tiempo ordinario. crificio de Cristo. Si “mito” es empleado en el
sentido propio, de historia sagrada revelada
Es obvio que el esquema aquí dibujado, por un ser divino o que tiene como protago-
puede servir también para representar la expe- nista un ser divino, para quedarnos en el ám-
riencia religiosa diaria del individuo o de la bito de las definiciones histórico-religiosas,
comunidad marcada y ritmada por los mo- puede aplicarse también en el contexto cristia-
mentos de plegaria: en efecto, basta sustituir no; mejor dicho, puede aplicarse a este con
los cuatro puntos de las fechas especiales as- perfecta adherencia, ya que en el cristianismo
tronómicas con los puntos que representan los la dicotomía platónica mythos-logos está su-
momentos del rezo (invocación, ofrecimiento, perada. El “mito” cristiano, en efecto, coincide
prácticas de meditación, etc.) según la tradi- con el “logos” y este con el Cristo revelador de
ción a la cual se desea referir el esquema. En la toda verdad desde los comienzos del tiempo.
experiencia monástica occidental: loas de la Toda acción realizada por el Verbo es por sí
mañana, tercia, sexta, nona, vísperas, com- misma historia sagrada, e historia sagrada es
pleta. todo el plano de redención realizado desde an-
100 / Fernando Botero y Lourdes Endara (Compiladores)

tes de la encarnación del Verbo: “Uno sólo es, algo de la realidad viviente del mito: la supera-
en realidad, el testamento de salvación, que ción del tiempo corriente, la sumersión en el
desde el comienzo del mundo nos ha llegado a tiempo religioso.
través de varias generaciones y en tiempos dis- Entre los Australianos el tiempo del
tintos, aunque, por la manera en que era dado, mito es llamado “alcheringa”, o sea “tiempo del
fue creído distinto el testamento” (Clemente sueño”. Sueño es una palabra-símbolo emplea-
Alejandrino, Stromata, PG IX, col. 328). da por varias tradiciones para indicar un esta-
Las narraciones míticas, como lo vimos do de conciencia distinto del ordinario, así co-
por la tradición germánica, contienen en su mo el sueño lo es de la vigilia, pero no compa-
apertura la indicación de que no se trata de un rable en ningún caso con la experiencia oníri-
tiempo ordinario, sino de hechos que sucedie- ca ordinaria. La base de la sabiduría del prime-
ron “al inicio de los tiempos”. El mito cosmo- ro de los sabios griegos, Epiménides, fue la ex-
gónico babilónico inicia con la expresión periencia de un “sueño”: “El afirmaba que su
ANUMA ELISH, literalmente “cuando en lo maestro había sido un largo sueño (dormir)
alto”, en el tiempo anterior a los propios dio- con un sueño (soñado) (hypnon makrón kaí
ses, cuando el mundo todavía no era: “Cuando óneiron)” (Máximo de Tiro 38,3: Colli 8 (Bl4
en lo alto no era (aún) nombrado el cielo, en a). Durante tal sueño él encontró a los dioses,
lo bajo la tierra firme no tenía (aún) nombre, conoció sus respuestas y encontró a Atheleia
el Apsu primordial, del cual nacerán los dioses, (La Verdad como revelación) y a Dike (La Jus-
Mummu Tiamat, progenitora de todos ellos, ticia como norma divina). En este caso, y en el
sus aguas juntas mezclaban” (Xella, 1972: 75). caso de todo sabio-vidente, “sueño” equivale a
El libro del Génesis comienza con el término visión y experiencia directa, ultrasensorial: el
BERESHIT que en hebreo indica un comienzo hecho de que se tratara de un sueño especial,
que no deja de ser actual, un impulso que se en el caso de Epiménides, está señalado por el
repite por todo el tiempo de la creación. El dato tradicional de su duración: cerca de 40
Evangelio de Juan comienza con la expresión años del tiempo ordinario.
griega EN ARCHE, “en el comienzo”, literal- Pocas expresiones lingüísticas, en todo
mente “en el principio”, pero no se trata de un caso, dan claramente la idea de la diferencia
comienzo histórico, sino del tiempo del Ser: cualitativa-ontológica del tiempo sagrado co-
“Al comienzo era la palabra-idea” (logos). Del mo la de la lengua quichua (que sigue hablán-
mismo modo, la expresión latina “in illo tem- dose en amplias zonas de los Andes Peruanos,
pore” se refiere a un tiempo distinto del tiem- Ecuatorianos y Bolivianos). En quichua PA-
po corriente: se refiere a “aquel tiempo” en el CHA significa contemporáneamente “mundo”
cual el Verbo, encarnado, reveló por primera y “tiempo” y Kay pacha significa “mundo y
vez las verdades de la tradición cristiana. In- tiempo de aquí” referido a la tierra de los
cluso en la fábula que sobrevivió en el folklor, hombres y a la común experiencia sensorial
saturada de valores míticos, el “érase una vez” del tiempo histórico. Paralelo a “este” espacio-
alude a un tiempo lejano, desde luego, pero tiempo existe un “mundo-tiempo de arriba” y
siempre reactualizable, a una irrupción del uno “de abajo” correspondiente a zonas cós-
mito siempre posible. No se trata de un enga- micas donde viven entidades espirituales y con
ño, sino de un desafío a la razón y de la indi- estados de conciencia distintos de los ordina-
cación del recorrido a hacer si se quiere extraer rios. En estas regiones cósmicas solamente el
Mito, rito, símbolo / 101

chaman, “el que hace de puerta” (punku) tiene cia de la visión, en las culturas andinas bilin-
acceso. En el espacio-tiempo “de arriba” están gües, es expresada con la palabra española
situadas las estrellas, correspondientes a los SUEÑO: la “sombra” se separa del cuerpo y
principios espirituales, a los arquetipos de to- “viaja” hacia el mundo de los dioses, de los
da cosa existente. En los textos españoles de la principios espirituales de las cosas. El chaman
época se nota el estupor producido por el pa- de los Desana (Colombia) se convierte en tal
recido de esta idea amerindia con la concep- solamente cuando ha podido alcanzar su AL-
ción platónica del mundo de las ideas. “Toda TER EGO que reside en una estrella, y reunir-
cosa que existe en la tierra tiene un semejante se con él.
en los cielos” (Polo de Ondegardo). Una mito- Prescindiendo de cualquier considera-
logía compleja, casi totalmente perdida, expli- ción histórico-religiosa y de toda explicación
caba cómo tuvieron comienzo todas las for- sobre la dinámica cultural de la posible difu-
mas vivientes y cual era su “semejante” en los sión de una idea común, debemos reconocer
cielos antes de nada que se trata, justamente, de una
Según la concepción de los Irokeses del idea común en las más distintas tradiciones.
Ontario, todo lo que tiene vida sobre la tierra Quedó fijado en la tradición literaria el recuer-
tiene un arquetipo celeste e inmortal, llamado do, sumamente antiguo, de uno de los Hiper-
ONGWE, “hermano anciano”. Estos arqueti- bóreos, Aristea, cuya alma, según la fama,
pos espirituales viven en la otra cara de la bó- “cuando quería, salía fuera (del cuerpo) y vol-
veda celeste: entre ellos, además de las formas vía de nuevo atrás (Suda: Colli 6 (B4); “… Y el
espirituales generadoras de los animales, están alma (psyché), salida fuera del cuerpo, volaba
el viento que viene y va, la luz del día, el sol, la en el éter, como un ave… Decía que su alma,
noche profunda, las estrellas, el maíz, el agua abandonando el cuerpo y volando a otras par-
de las fuentes, las medicinas. Se trata, como se tes directamente hacia el éter, atravesaba la tie-
ve, de una idea panamericana. rra” (Máximo de Tiro, 10, 2e; 38, 3d: Colli 6
Aun hoy, en el chamanismo andino, el (B4).
chamán-terapeuta, para que el suministro de En otras tradiciones encontramos ma-
una planta medicinal sea eficaz, debe antes nifiesta la necesidad de superar los límites del
contactarse con la forma espiritual de la plan- pensamiento racional. Este es el caso del arte
ta misma, trascendiendo la conciencia ordina- adivinatorio en las palabras de Platón: “Nadie
ria y entrando en un estado de “trance” favore- que sea dueño de sus pensamientos logra una
cido, entre otras cosas, por el uso de drogas. El adivinación inspirada por el dios y verídica. Es
“trance” chamánico, todo “trance” chamánico, necesario más bien que la fuerza de su inteli-
permite la superación intencional del tiempo gencia esté impedida por el sueño o la enfer-
histórico o profano y la experiencia directa del medad, o que la tenga desviada por estar po-
tiempo religioso. Si queremos usar una expre- seído por un dios. Pero pertenece al hombre
sión significativa, podemos decir que ella co- sabio recordar las cosas dichas en el sueño o en
rresponde a la “experimentación directa de los la vigilia por la naturaleza adivinadora y entu-
mitos” mediante la visión. siástica, reflexionar sobre ellas, discernir con el
El “viaje” del chaman fuera de su cuer- razonamiento todas las visiones entonces con-
po y de este mundo, es espiritual y la experien- templadas, ver de dónde tales cosas reciben un
102 / Fernando Botero y Lourdes Endara (Compiladores)

significado y a quién indiquen un mal o un que se identifica con los sentidos del cuerpo,
bien futuro, pasado o presente” (Timeo 71e- estado llamado “vaishvanara”, “común a todos
72a: Colli 2 (A13). los hombres”.
A la superación del tiempo histórico ya El estado ulterior es la experiencia del
se refería Heráclito cuando decía: “Pero la Si- sueño, que sucede según dos niveles de con-
bila, diciendo con la boca loca cosas sin risa ni ciencia: el estado “onírico” propiamente dicho,
adornos (…) penetra mil años con su voz, a dependiente en gran parte de la experiencia
través del dios (diá tón theón) (Colli 14 (A2). sensorial libremente reelaborada, y el estado
Independientemente de las “técnicas” de sueño “lúcido”, llamado “taijasa”, esplendo-
usadas en las diversas tradiciones, o dentro de roso, en el cual se perciben las formas espiri-
una misma tradición, el fin al cual tienden es- tuales, las “almas” de las cosas. La sede propia
tas técnicas -el sonido ritmado, la danza, el de la conciencia en este estado es la mente
ayuno, el uso de sustancias sicotropas, el dolor, (respectivamente condicionada o incondicio-
el control de la respiración, la combinación de nada por la experiencia sensorial). El tercer es-
varios de tales soportes- es siempre y solamen- tado es llamado “avyakta”, “sin evolución”, “sin
te el de permitir la trascendencia de la con- desarrollo”, corresponde analógicamente a es-
ciencia ordinaria y, por medio de ella, la supe- tado de sueño profundo, a las ideas o “causas
ración de la experiencia del tiempo histórico. seminales” (vasana) de las cosas que, en este
A este mismo fin tiende el detenimiento del estado, vuelven a su condición preformal co-
flujo consciente e inconsciente del pensamien- rrespondiente al “caos” primigenio. Este esta-
to -en las técnicas, mal llamadas meditativas, do representa el regreso al “útero”, correspon-
de las tradiciones orientales, el Yoga por ejem- de al “estado interno del corazón y precede el
plo, o el Zen. Usemos una expresión amada último estado, “turiya”, correspondiente al
por el Zen: no se trata de “llegar” sino de Despertar y al renacimiento inmortal. En otro
“reencontrarse” allá donde se estuvo siempre, texto (Polia, 1980) recalcamos las correspon-
con la diferencia de que antes no se lo sabía, y dencias entre estados de conciencia y “fases”
que después tampoco se lo “sabe”, ya que “sa- del mito cosmogónico. Como entonces, ahora
ber” coincide con “ser”. tampoco es nuestra intención proponer una
Según los principios de la filosofía Ve- interpretación “sicologística” de los mitos, que
danta “desprendiéndose de todo el mundo fe- resultaría muy reductiva y desviante, sino re-
noménico se realiza el sólo y único atman exis- saltar el hecho de que las más distintas tradi-
tente en todos los seres y todos los seres mani- ciones concuerdan en la necesidad de “reali-
fiestan ser atman” (Shankara, Comentario a la zar” los mitos. Se trata de una doble posible
Mandukya Upanishad, III). Tal “desprendi- “realización” o “reactualización”: una propia-
miento”, es posible únicamente mediante un mente “religiosa”, ritual, y una interior, cogni-
control de la conciencia ligada a la experiencia tiva, que abarca toda la esfera del ser, incluyen-
espacio-sensorial, y únicamente después de do el cuerpo y la parte síquica.
realizarse este desprendimiento, el mito revela Pero es un hecho que todas las tradicio-
ser perfectamente real: transparente alegoría nes señalan la necesidad de superar el conoci-
de realidades espirituales. Según la teoría del miento puramente síquico: recuérdense sobre
conocimiento del Vedanta, es necesario prime- este punto y en esta perspectiva, dos mitos clá-
ramente trascender el estado de conciencia sicos, el de Amor y Psiquis y el de Zeus y Seme-
Mito, rito, símbolo / 103

le, madre de Dioniso, que aquí los citamos por de civilización, o “héroes culturales”, civiliza-
ser dos mitos conocidos. dores ya que revelan mitos, ritos modalidades
La primera de las dos “reactualizacio- de desarrollo de las comunidades humanas.
nes” permite la pertenencia a una determinada Existen también mitos de fundación del poder
tradición, el reconocimiento de tal pertenen- real, como el de la descendencia del Sol del so-
cia como miembro activo de la sociedad tradi- berano Inca, o de la identificación del Faraón
cional, la garantía de subsistencia de las mis- con Horus, etc. Existen mitos de origen de las
mas formas tradicionales, la garantía de una especies alimenticias, surgidas generalmente
justa relación entre lo “humano” y lo “divino” del sacrificio de un “héroe cultural (por ej. el
y por consiguiente, del ordenado desarrollo de mito de los DEMA de los Marind Anim), o de
la vida en el mundo. La segunda “realización” las especies animales. Otros mitos narran el
del mito permite el acceso al conocimiento re- origen de las enfermedades y de los remedios,
ligioso, que coincide con la sacralización del otros que explican el origen de las costumbres
ser. alimenticias, de la vestimenta, de las costum-
bres sexuales. Otros explican el origen de la
4. Categorías de mitos muerte y del dolor. Particularmente impor-
tantes, para la comprensión del pensamiento
Por su carácter ejemplar, paradigmáti- religioso, son aquellos mitos que se refieren al
co, respecto a toda actividad humana, y didác- “centro” o sede primordial: la Isla Blanca de la
tico respecto a las grandes interrogantes del tradición celta, la Isla de los Bienaventurados o
hombre sobre el origen del mundo, sobre su país de los Hiperbóreos o de Cronos de la tra-
propio destino y el por qué del dolor y de la dición griega, el Edén bíblico, la mítica Isla del
muerte, sobre el más allá, el mito no puede li- Graal. Casi constantemente estos mitos no se
mitarse a una sola categoría. Existen varias: limitan a explicar cómo y por qué el centro
hay mitos de la creación (o nacimiento, o ma- primordial terminó perdiéndose, se ocultó, o
nifestación) del mundo, o mitos cosmogóni- se hizo inaccesible, sino indican contemporá-
cos. Hay mitos sobre el origen el hombre (de la neamente la posibilidad de reconquistarlos
primera pareja) o el origen de la tribu o clan; por parte de quien tenga las cualidades inte-
“mitos anuales” que relacionan el ciclo de las riores para intentar tal empresa. Los mitos de
estaciones con la muerte o rapto y el renaci- los ciclos cósmicos, o de las “edades” están di-
miento o regreso de una divinidad: por ejem- fundidos en todas partes: en las Américas, en
plo el ciclo de Presérpina raptada a los infier- la tradición griega arcaica (Esiodo) entre los
nos, o de Tammuz, o de Osiris; mitos que ex- Germanos, en la tradición de la India. Respec-
plican las características espirituales de las co- to a la idea de “progreso” uno de los “mitos lai-
sas naturales relacionando montañas, rocas, cos”, motor central de la teoría del “desarrollo”
árboles, aguas a entidades míticas, no huma- y la “evolución” del pensamiento moderno, los
nas; mitos sobre la fundación de un culto co- mitos tradicionales de los ciclos cósmicos opo-
mo los que se refieren a la batalla de Apolo nen una idea contraria: la de la progresiva de-
contra la serpiente Pitón y la creación del orá- cadencia e involución espiritual del progresivo
culo délfico; mitos de fundación de una ciu- alejamiento del Principio y de la aceleración
dad o de una estirpe, que describen la función de caída en lo contingente y en las trabas del
de un héroe epónimo, como el de la fundación espacio y el tiempo. Intentar explicar esta con-
de Roma; mitos referidos a héroes portadores cepción del mundo y de la historia como pro-
104 / Fernando Botero y Lourdes Endara (Compiladores)

ducto de un pensamiento “prelógico”, tiene el La lista de los temas mitológicos podría


único fin de consolidar la teoría del evolucio- alargarse mucho, pero sin real utilidad, ya que
nismo cultural, es decir de fortalecer una posi- es suficiente recordar que el propósito de to-
ción exclusivista y etnocéntrica, pero no sirve dos estos mitos es “sacralizar” al mundo y las
para explicar el pensamiento religioso. Por acciones humanas dándoles un significado en
otra parte, ninguna comprensión es posible sentido religioso.
cuando la premisa expresa a priori una conde-
na de lo que se pretende entender y explicar. Y 5. Reactualización de los mitos
sin embargo, una gran parte del pensamiento
El rito, acción sagrada por excelencia
científico occidental se ha basado y en parte si-
gue basándose impunemente en tales pre- realizada según el modelo revelado por el dios
juicios. o el héroe civilizador, tiene el poder de actua-
A propósito de la decadencia espiritual lizar el mito: realizar la historia sagrada orde-
del hombre a través de las eras cósmicas, la nando al mundo, sacralizándolo. Toda acción
versión de Esiodo de las cuatro edades puede llevada a cabo en obediencia a los modelos mí-
compararse útilmente con el mito de las eda- ticos, por tanto, tiene valor ritual: eso vale pri-
des de los indios Penobscot de Canadá, que meramente por las acciones litúrgicas, las fies-
narra que existen tres edades sucesivas: la pri- tas sagradas, los ritos de iniciación y aquellos
mera dominada por los animales, cuando los ritos que tienen un carácter propiamente “sa-
hombres estaban aún en un estado “de ensue- cramental”, pero es válido también para la
ño”. Esta primera edad se concluyó con la apa- danza y el teatro, el arte figurativo (en las so-
rición de un héroe civilizador, un Transforma- ciedades tradicionales el arte “profano” no
dor que derrotó a los monstruos que vivían existe); la arquitectura, sea la de la construc-
entonces en la tierra, reveló las técnicas de la ción de una casa o de un templo, una ciudad o
caza y la pesca, de la construcción de las ca- una pipa u otro instrumento ceremonial; la re-
noas, los nombres de las constelaciones, la do- citación misma de los mitos por ser un evento
mesticación de los animales con los cuales, en sagrado y sacralizante. Incluso la toma de dro-
ese tiempo, los hombres podían comunicar. gas y la práctica de técnicas destinadas a la su-
Cuando el héroe se retiró de la tierra tuvo co- peración de la conciencia ordinaria en algunas
mienzo la edad actual, en la cual hombres y culturas de interés etnológico, deben conside-
animales ya no se entienden y solamente el rarse parte de un contexto estrictamente ritual
chaman puede establecer el contacto entre y tienen significado eminentemente religioso.
hombre y alma de las cosas. Al final de los Algunos ejemplos serán suficientes pa-
tiempos el héroe civilizador volverá y la tierra ra dar una idea de la estrecha relación entre es-
desaparecerá entre llamas. A su vez, este mito pacio-tiempo-rito en el pensamiento religioso
puede compararse con otros mitos amerin- de algunas culturas tradicionales.
dios, por ejemplo con la concepción azteca de La “larga casa” de los Irokeses del Onta-
las cinco edades representada gráficamente en rio, donde se celebran las fiestas del calendario
los símbolos de la “Piedra del Sol” de Tenoch- religioso, auténtico templo, está construida co-
titlan, o con el mito peruano descrito entre mo imagen del mundo: las cuatro paredes es-
otros por Felipe Guamán Poma de Ayala tán orientadas con rumbo a los cuatro puntos
(1608). cardinales. Una línea de división ideal divide a
Mito, rito, símbolo / 105

lo largo este gran ambiente en dos mitades: ción de gracias al Gran Espíritu Haweniyo pe-
una oriental, la otra occidental. Cada una de ro, gracias a esta reforma precisamente, la tra-
ambas mitades tiene una puerta de acceso: por dición religiosa pudo sobrevivir. Eso nos da un
la puerta del noreste entran las mujeres, por la ejemplo elocuente de la función insustituible
puerta de sureste los varones; las mujeres se de los mitos y de la tradición religiosa en la
colocan al este, los hombres al oeste. El calen- conservación de la identidad cultural de una
dario litúrgico irokés se divide en dos semes- sociedad y su papel de agregación y reunión de
tres: el invierno y el verano. En el primer se- los impulsos ideales de un pueblo: “Nosotros,
mestre, en septiembre, se celebra la “danza del recogidos aquí, alabamos al Gran Espíritu que
pan” como acción de gracias por la cosecha; en por su gloria nos reunió”.
febrero, cuando las Pléyades alcanzan cierto He aquí lo que explica Alce Negro, de
punto dado, se celebra el comienzo del nuevo los Oglla, acerca del significado simbólico de la
año. Las fiestas del primer semestre son cele- cabaña sagrada preparada para la danza del
bradas por los varones. En el segundo semes- sol: “preparando la cabaña para la danza del
tre, primaveral-veraniego, las fiestas sagradas sol, en realidad nosotros construimos la ima-
son celebradas por las mujeres: a finales de gen del Universo porque, fíjate, cada palo ver-
marzo la fiesta de acción de gracias por el arce; tical representa a una particular criatura, y en-
al comienzo de mayo de fiesta de las semillas; tonces todo el círculo representa a toda la
a finales de mayo la fiesta de las frutas silves- creación, y el único árbol en el centro, sobre el
tres; a finales de julio de plegaria coral a las es- cual apoyamos los veinte y ocho palos, es Wa-
pecies vegetales que dan vida, como el maíz; a kan-Tanka que es el centro de todo. Todo vie-
fines de agosto la fiesta del maíz verde. Las ne de El y todo, tarde o temprano, vuelve a El.
fiestas de este semestre son celebradas por las Y yo debería también decirte la razón por la
mujeres. Las celebradas por varones tienen es- cual empleamos veinte y ocho palos (…) la lu-
pecialmente el fin de dar las gracias, las cele- na también vive veinte y ocho días y este es
bradas por las mujeres tienen el propósito de nuestro mes; cada día del mes representa algo
invocar la lluvia, la fertilidad de los campos, la sagrado para nosotros: dos días representan al
madurez de las mieses. Todo el calendario y la Gran Espíritu; dos la Madre Tierra; cuatro los
organización sagrada del espacio irokés se cuatro vientos; uno el Aguila Jaspeada, uno el
fundamenta en el concepto panamericano de Sol, uno la Luna, uno la Estrella de la Manana,
dualismo y complementariedad (invierno-ve- cuatro las cuatro edades, siete nuestros siete
rano; hombre-mujer- sol-luna; fuerza-fecun- Grandes Ritos, uno el bisonte, uno el Fuego,
didad, etc.). Los irokeses pudieron sobrevivir uno el Agua, uno la piedra y finalmente uno el
cultural y materialmente en la crisis de la de- ser de dos piernas. Si haces la suma ves que son
culturación, gracias a su personaje profeta lla- en total veinte y ocho. Deberías también ente-
mado Handsome Lake, quien en 1799 tuvo, rarte de que el bisonte tiene veinte y ocho cos-
durante una enfermedad, la visión del gran Es- tillas, y que para preparar nuestro tocado de
píritu. El le anunció el “antiguo camino” y le guerra normalmente empleamos veinte y ocho
dio el mandato de anunciarlo a su pueblo. plumas. Ves que todo tiene un significado: es-
Handson Lake reformó la tradición autóctona tas cosas son las que es bueno que los hombres
incluso con aportes sincréticos de derivación las conozcan y las recuerden” (Alce Negro,
cristiana centrando la acción litúrgica en la ac- 1970: 105-106).
106 / Fernando Botero y Lourdes Endara (Compiladores)

Al mismo contexto ideal pertenecen los COLLI, Giorgio


ritos de fundación de los templos en las más 1980 “La sapienza greca”, 3 vol., Milano,
Adelphi.
variadas culturas. Todos estos ritos responden LEON PORTILLA, Miguel
al requerimiento de sacralizar al mundo (espa- 1974 “II rovescio della Conquista, testimo-
cio y tiempo) dándole un significado, el único nianze azteche, maya e inca”, Milano,
significado plenamente “real”, realizando en la Adelphi.
tierra el modelo celeste. POLIA, Mario
1980 “Omaggio a Tolkien fantasia e tradicio-
Nota bibliográfica ne”. Rimini, II Cerchio
POLIA, Mario
ALCE NEGRO 1983 “Furor. Guerra, poesía e profezia”. Rimi-
1970 “La Sagrada Pipa”, con una introducción ni-Padova, II Corallo Il Cerchio.
de Joseph Epes Brown: Textos dictados
por el Sioux Alce Negro, Torino, Borla.

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