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Técnicas básicas para construir un debate

Argumentación, Refutación, Expresión oral y corporal

Álvaro Ferrer Del Valle

I. Aproximación al debate

El debate es un proceso comunicacional, donde dos partes, sean personas, bandos,


partidos políticos, países, etc., sostienen posturas divergentes o contradictorias respecto
a un mismo tema. Como tal, está presente todos los días en las más variadas escenas de
la vida social.
El debate no busca imponer una visión particular de la realidad, ni menos situar a
alguien como el poseedor de la verdad absoluta sobre un tema. Ya que es un ejercicio
dialéctico, el debate acerca posturas, contrastándolas una con otra, de tal manera de
llegar a una síntesis o solución común. Así, el debate es una herramienta constructiva, y
no destructiva como muchos equivocadamente piensan.
Sea lo que sea que se debate, se intentará sostenerlo en base a razones. Así, lo primero y
más importante en un debate en pensar, y pensar muy bien, para obtener así sólidas
razones que fundamenten una postura. El debate, de esta forma, estimula y desarrolla el
pensamiento lógico crítico.
Luego, estas razones deben ser comunicadas o expuestas a la contraparte, audiencia o
jurado, según el caso, y el vehículo para exponerlas es el orador. Este usará su palabra y
también su cuerpo para comunicar sus razones.

II. El debate competitivo

El debate académico o competitivo enfrenta a dos equipos, cada uno de los cuales
defiende una postura sobre un tema. La postura de cada equipo la llamamos TESIS.
Toda tesis de debate debe ser objeto de duda o divergencia; cualquier tesis respecto a la
cual todos estemos de acuerdo, obviamente, no es objeto de debate. Esto es lo que
llamamos una TAUTOLOGÍA, y ellas no son objeto de debate. Además, toda tesis de
debate debe ser enunciada como una afirmación, en forma de frase completa, poniendo
la carga de la prueba en el equipo afirmativo. Esto lo veremos más adelante.
Cada equipo intentará PROBAR su tesis a lo largo del debate, de tal manera de llegar a
convencer a quien escucha que su postura es la correcta o más aceptable. Luego, el
debate es un EJERCICIO DE PRUEBA, donde las razones esgrimidas por cada parte
deben tener un asidero en la realidad. Todo lo que se diga en un debate, en orden a
convencer respecto a la tesis respectiva, debe ser respaldado o justificado. En palabras
simples, en el debate está PROHIBIDO HABLAR GRATIS.
El instrumento de prueba más utilizado en el debate es el ARGUMENTO. Éste no se
identifica con una simple afirmación sobre alguna cosa, ni con una mera opinión,
tampoco con una asilada explicación o un ejemplo. Un argumento es una RAZÓN, y,
como tal, debe ser LÓGICA, para así tener valor probatorio en el debate.
III. Como construir un debate

A continuación desarrollamos los pasos que permitirán construir un debate de manera


rápida y eficaz.

1.- Investigación:

Se nos ha entregado un tema para debatir. Respecto a él habrán diferentes áreas del
conocimiento implicadas (social, económica, histórica, moral, religiosa, etc.). Así, el
primer paso es distinguirlas y encargar, a cada miembro del grupo, la investigación
completa y profunda del un área en particular.
La investigación debe ser rigurosa, abarcando la mayor cantidad de información
posible, cubriendo así todos los ángulos por donde la contraparte podría, tal vez, enfocar
el tema.
Realizada esta investigación, el equipo deberá extraer la mayor cantidad de evidencia
posible, según su importancia y relevancia. Es útil ordenar esta evidencia según su
género y relevancia en distintas fichas, que permitirán hacer citas textuales durante el
debate.
Todo este trabajo de investigación debe ser realizado con espíritu crítico. Todo
debatiente debe ser capaz de discriminar los hechos objetivos de la exageración propia
de muchos autores, o de la presentación falaz y antojadiza de determinadas
investigaciones o publicaciones. Para esto es útil investigar cada área desde las diversas
posturas relativas a ellas.
Por último, diremos que el manejo de toda la evidencia debe ser honesto. No se puede
mentir o presentar información falsa. De hacerlo, el quipo se expone a perder toda
credibilidad ante la audiencia y el jurado, en caso de que éstos conozcan el tema
debatido, y, también, a que la contraparte refute cada uno de los argumentos expuestos a
través de simples objeciones a la evidencia.

2.- Discriminación:

Los debatientes deberán reunirse y, aportando sus propias ideas y razonamiento,


discriminar la evidencia reunida, seleccionando la de mayor relevancia, teniendo
siempre presente a la audiencia y el jurado frente al cual se presentarán.

3.- Análisis de la tesis y determinación de puntos centrales:

Este es uno de los pasos más importantes en la preparación del debate. Lo dividiremos
de la siguiente manera:

a) Análisis de la tesis: este análisis busca determinar cuál equipo tiene la carga de la
prueba en el debate. Este equipo será el equipo afirmativo, lo cual puede haber
coincidido o no con el resultado del sorteo de los temas y posturas.
Tiene la carga de la prueba aquel equipo que propone un cambio a las actuales
circunstancias del tema dado. Este equipo, que propone un cambio al “stato quo”,
deberá probar que existe un problema en las actuales circunstancias, y que lo que ellos
proponen será la solución. Este es el verdadero equipo afirmativo en un debate. El
equipo negativo, en cambio, no tiene que probar nada nuevo; sólo debe negar (y para
esto debe probar sus razones, desde luego) lo que exponga el equipo afirmativo. Es
decir, el equipo afirmativo tiene una doble misión en el debate: probar que existe un
problema o mal en las actuales circunstancias y, además, probar que su propuesta es la
solución. El equipo negativo ganará, simplemente, negando la existencia de dicho
problema o mal. En caso de no lograr lo anterior, deberá negar que la propuesta
afirmativa sea la solución a dicho mal.

b) Proposiciones de debate: la tesis del debate es una proposición de debate. Sabemos


que debemos probarla para así convencer. Pero, ¿qué debemos probar sobre ella? Es
determinando qué tipo de proposición de debate es nuestra tesis, como sabremos cuáles
son sus puntos centrales o puntos de prueba. Ellos son los que debemos probar para
probar consecuentemente nuestra tesis. Las proposiciones de debate son 3:

- Proposiciones de hecho: son una afirmación sobre la veracidad o falsedad de una cosa.
Los puntos centrales o de prueba de ellas los obtendremos a partir de la definición de las
palabras relevantes de la proposición. Esta definición nos entregará ciertas preguntas,
que serán nuestros puntos de prueba. Por ejemplo: “Chile es un país tolerante”. La
palabra clave es “tolerante”, y la definición de ésta, según la RAE es “que practica la
tolerancia”, y tolerancia es, según la misma fuente, “respeto y consideración hacia las
opiniones y prácticas de los demás, aunque repugne a las nuestras”. A partir de esta
definición nos preguntamos: en Chile, ¿existe respeto hacia las opiniones de los demás,
que repugnan a las nuestras? ¿Existe consideración hacia las opiniones de los demás,
que repugnan a las nuestras? ¿Existe respeto hacia las prácticas de los demás, que
repugnan a las nuestras? ¿Existe consideración hacia las prácticas de los demás, que
repugnan a las nuestras? Probando el sí o no de cada una de estas preguntas, probaremos
la veracidad o falsedad de nuestra proposición. Obviamente que habrá que determinar
en qué consiste esa consideración y respeto, y cuáles son esas opiniones y prácticas.

- Proposiciones de valor: son una afirmación sobre el valor de una cosa. Los puntos
centrales o de prueba de ellas los obtendremos a partir los criterios que nos permiten
hablar de tal valor. Por ejemplo: “Nuestra universidad es una excelente universidad”
Nos preguntamos entonces: ¿según qué criterios podemos decir, no sólo que nuestra
universidad, sino que toda universidad es excelente? Surgirán criterios como la
infraestructura, la calidad de los profesores, los puntajes de admisión, el nivel de
investigación desarrollado, etc. Son muchos, y debemos seleccionar los más relevantes
y atingentes. Luego, probando que nuestra universidad cumple con cada uno de esos
criterios, habremos probado que es una excelente universidad. Si no lo logramos,
habremos probado lo contrario.

- Proposiciones de política: son una afirmación sobre un rumbo de acción o camino a


seguir hacia el futuro. Los puntos centrales o de prueba de ellas los obtendremos a partir
de las ventajas y desventajas de hacer, o no hacer, lo propuesto. Por ejemplo: “se debe
legalizar en Chile el divorcio vincular”. Ya que actualmente en Chile no existe el
divorcio vincular, la propuesta aboga por un cambio a las actuales circunstancias y, así,
por un rumbo de acción futuro. Debemos preguntarnos entonces cuáles son las ventajas
y desventajas de la propuesta. El equipo afirmativo deberá probar las desventajas de que
hoy no exista el divorcio vincular, y, a la vez, las ventajas de legalizarlo. El equipo
negativo, en cambio, debe hacer lo contrario: probar las ventajas de que no exista
divorcio vincular y, también, las desventajas de legalizarlo.

c) Definir los términos: toda tesis de debate está enunciada de una determinada manera.
Este enunciado nos dá el marco de referencia del debate, marco que debe ser respetado
para que el debate sea posible. Si la tesis reza “es justificable una guerra preventiva de
EE.UU. contra Irak”, el debate debe tratar sobre lo que es una guerra preventiva y su
justificación o no en el caso dado. Lo que no puede ocurrir es que el debate trate acerca
de una “intervención humanitaria” o de la “liberación de un pueblo de una tiranía
opresora”, porque, si bien son temas anexos al estudiado, no son lo mismo que una
guerra preventiva. El equipo de debate que comete esta falta no está respetando la tesis
del debate y, de hecho, está debatiendo de otros temas. El equipo que sufra esto debe
refutar, haciendo una objeción a la definición de los términos.

4.- Composición de argumentos:

A esta altura de la preparación, contando con abundante evidencia para respaldar


nuestra tesis, y sabiendo cuáles son los puntos centrales o de prueba de ella, podemos
empezar a componer sus pruebas. Las prueba que debemos componer son los
argumentos. Proponemos a continuación un modelo argumentativo muy usado en todo
el mundo.

- Modelo de argumentación “ARE”: Assertion, Reason, Evidence.

1) Assertion: Afirmación. Siempre que queremos probar o sostener algo, afirmamos o


negamos algo sobre ello. Sea positiva o negativa, es una afirmación, como “el divorcio
es malo”, o “el divorcio debe aprobarse”. Como tales, simples afirmaciones, no tienen
ningún valor probatorio en un debate, y merecen ser desechadas (se está hablando
gratis), salvo que sean evidentes por sí mismas (“el hombre algún día morirá”) o
cuenten con razones que las justifiquen, que analizamos a continuación.

2) Reason, Razonamiento, Explicación. Toda afirmación en un debate debe ser


justificada con razones. Ellas serán el porqué de cada afirmación. Según los ejemplos
antes enunciados, el divorcio es malo, “porque afecta negativamente a los hijos, produce
la feminización de la pobreza, trae costos económicos importantes para el Estado, etc.”;
o el divorcio debe aprobarse, “porque la mayoría de la población así lo quiere, es la
única salida conveniente para las parejas que han sufrido una ruptura matrimonial
irreparable, etc.”. Ahora bien, estas razones serán también otras tantas afirmaciones
gratuitas, a menos de que sean a su vez evidentes o probadas en el debate. Para
probarlas usaremos la evidencia recolectada.

3) Evidence, Evidencia. Toda la información recolectada servirá de respaldo a nuestras


razones. Y deben respaldarlas, sino nuestras razones serán meras construcciones
teóricas, tal vez probables, pero no probatorias de nuestras afirmaciones. La evidencia
no reemplaza a las razones: un ejemplo, un dato, una ilustración, una estadística, etc., no
es lo mismo que una razón. Sirven de apoyo, sustento y respaldo a nuestras razones,
pero no son equivalentes. Nuestras razones son el nexo entre la evidencia y nuestras
afirmaciones. Debemos cuidarnos de no confundir unas con otras.

Analizando este modelo, vemos claramente que un argumento no es una simple


afirmación, ni una serie de razones en el aire, ni tampoco un enunciado desordenado de
datos. Un argumento comprende una afirmación, razones que la justifiquen y evidencia
que la respalde.
Podemos evaluar nuestros argumentos y los contrarios examinando si sus argumentos
cumplen o no con estos tres requisitos. A continuación lo hacemos mirando a la
contraparte:

- Si la evidencia presentada por la contraparte es falsa, no sustentará sus razones (salvo


que estás sean evidentes), por lo cual estará hablando gratis.

- Si las razones ofrecidas por la contraparte no son evidentes por sí mismas, y no


cuentan con evidencia relevante y suficiente que las respalde, su argumento no será
probatorio, ya que sus razones no estarán probadas. El argumento será, entonces,
meramente probable.

- Si las afirmaciones presentadas por la contraparte no cuentan con razones ni evidencia


que las justifiquen y respalden, estará hablando gratis.

- Si la evidencia presentada por la contraparte es cierta y respalda sus razones, esto no


basta para que sus afirmaciones sean correctas. Es decir, no es suficiente que las razones
sean verdaderas porque se basan en evidencia cierta para que un argumento sea válido.
Es necesario, además, que el paso de las razones (premisas) a la afirmación (conclusión)
sea lógico. Esto es, que la inferencia sea lógicamente correcta, lo cual dependerá del
tipo de razonamiento empleado:

a. Razonamiento deductivo: es aquel por el cual, a partir de premisas conocidas


alcanzamos una conclusión, cuya veracidad descansa, primero, en la veracidad
de dichas premisas, y en la conexión lógica que exista entre ellas. Existen
distintos tipos de deducción:

o Deducción categórica: en ella, la premisa mayor afirma o niega algo


acerca de un gran número o categoría de sujetos; la premisa menor
afirma o niega algo en relación a un individuo que pertenece a la
categoría o grupo enunciado en la premisa mayor; y la conclusión afirma
o niega que, aquello que es verdadero o falso para la categoría de sujetos,
es también verdadero o falso para el individuo que pertenece a dicha
categoría.
ƒ Premisa mayor: Los hombres son mortales.
ƒ Premisa menor: Juan es hombre.
ƒ Conclusión: Juan es mortal.
o Deducción disyuntiva: en ella, la premisa mayor plantea una serie de
alternativas; la premisa menor descarta algunas de dichas alternativas; y
la conclusión afirma la alternativa restante.
ƒ Premisa mayor: Para aprobar el curso debes estudiar o copiar.
ƒ Premisa menor: No copiarás.
ƒ Conclusión: Luego debes estudiar (para aprobar el curso).
o Deducción hipotética: en ella, la premisa mayor establece una hipótesis,
la cual se compone de un antecedente y un consecuente; la premisa
menor afirma o niega el antecedente; y la conclusión afirma o niega el
consecuente.
ƒ Premisa mayor: Si Maradona muere (antecedente) no habrá más
alegría en el fútbol argentino (consecuente).
ƒ Premisa menor: Maradona morirá (afirma el antecedente).
ƒ Conclusión: No habrá más alegría en el fútbol argentino (afirma
el consecuente).

b. Razonamiento inductivo: es aquel por el cual, a partir del análisis de un


número suficiente de ejemplos análogos, alcanzamos una conclusión general
respecto de ellos. Así, observando aisladamente que de forma inevitable los
hombres mueres, llegamos a la conclusión de que el hombre es mortal. Para que
el argumento sea correcto es menester:
o Que se trate de ejemplos de hecho, es decir, verdaderos.
o Que los ejemplos sean típicos.
o Que dichos ejemplos se consideren en número suficiente.
o Que los ejemplos cubran un período suficiente de tiempo.
o Que la conclusión no esté sobredimensionada (no abarque categorías
distintas a las que pertenecen los ejemplos considerados).
o Que no existan excepciones relevantes o en número suficiente a la regla
general alcanzada.

c. Razonamiento causal: es aquel por el cual afirmamos que un hecho,


acontecimiento, objeto o cosa tiene los medios/ aptitudes/disposición/voluntad
suficientes y correspondientes para producir un efecto dado. Para que el
argumento sea correcto es menester:
o Que efectivamente el hecho (causa) tenga los medios para producir el
fenómeno dado (efecto). Todo efecto debe ser proporcional a su causa.
De lo contrario, existe otra causa obrando.
o Que la causa enunciada sea la única o más relevante.
o Que la causa enunciada sea, en lo posible, la causa original o primera del
efecto dado.
o Que en lo posible no existan contracausas para el efecto enunciado.
o Que no se confunda la causalidad con una mera coincidencia.

d. Razonamiento analógico: es aquel por el cual afirmamos o negamos que


aquello que ocurrió en una situación dada, ocurrirá también en otra situación
similar. La analogía es la relación de semejanza entre cosas diferentes. De aquí
que para que el argumento sea correcto es menester:
o Ponderar las semejanzas y diferencias entre los distintos sujetos, de tal
manera que las semejanzas entre ellos sean mayores en número y/o en
relevancia.

5.- Refutación o contra argumentación:

Refutación es el ataque a los argumentos contrarios, para anularlos o restarles valor. En


el debate buscamos que nuestros argumentos, y así también nuestra tesis, “pese” más
que la contraria. Para esto intentaremos anular los argumentos contrarios, o, al menos,
restarles valor.
Al realizar la investigación hemos tenido siempre presente la tesis de la contraparte. Por
esto, estamos en condiciones de adelantarnos a gran parte de sus argumentos, por lo
tanto, podemos preparar ciertas contra argumentaciones “tipo”. Pero esto jamás
reemplazará a la improvisación necesaria en el debate mismo, donde escucharemos las
palabras exactas de la contraparte, y a ellas dirigiremos nuestros ataques.
Nuestra refutación debe ir dirigida, idealmente, a los argumentos centrales o
fundamentales de la contraparte. Refutar lo irrelevante es una pérdida de tiempo, el cual
es siempre escaso en el debate.
A continuación proponemos algunos tipos de refutación, y un modelo para llevarlos a la
práctica:

a) Reducir al absurdo: tomando, no las palabras textuales de la contraparte, sino la


esencia de su argumento, y aplicándolo a una situación particular, demostramos que es
absurdo. Ejemplo: “la contraparte ha dicho que debemos legalizar el divorcio vincular
para terminar con el escándalo de las nulidades fraudulentas. Está equivocada. Porque la
esencia de su argumento es que algunos particulares no respetan la ley, y por ello
debemos derogar la indisolubilidad del vínculo matrimonial. Si usamos el mismo
criterio, ya que algunos particulares roban, tendríamos que derogar la propiedad
privada”.

b) Exponer inconsistencias: toda contradicción en que caiga la contraparte y que sea


relevante debe ser expuesta.

c) Exponer irrelevancias: todo adorno exagerado que no tenga relación causal con el
tema en cuestión debe ser expuesto y refutado. Ejemplo: “la contraparte ha dicho que
debemos introducir el divorcio porque así solucionaremos la desprotección en que están
la mujer y los hijos en la situación actual, reconoceremos la situación de aquellas
parejas que han creado nuevas relaciones, y terminaremos con el mal de las nulidades
fraudulentas. En realidad, ninguna de dichas razones se relaciona directamente con el
divorcio, porque para cada una de ellas podemos hacer una ley que solucione dichos
problemas, sin tener por eso que introducir el divorcio vincular: una ley que haga más
justo y eficaz el cobro de las pensiones alimenticias; una ley que regule los efectos
patrimoniales de estas nuevas uniones, una ley que derogue la causal de nulidad del
matrimonio por la incompetencia del oficial del registro civil. Al parecer, la contraparte
busca, simplemente, el divorcio por el divorcio”.

d) Objetar la evidencia: los datos presentados por la contraparte son falsos, atrasados,
mal interpretados, provienen de estudios cuestionados, la autoridad citada no es
relevante en el tema, las estadísticas son parciales, etc.

e) Objetar la definición de los términos: la contraparte está hablando de un tema distinto


al de la tesis propuesta, como hablar de nulidad cuando el tema es el divorcio.

f) Exponer falacias en el razonamiento contrario: una falacia es un razonamiento


incorrecto. Si la contraparte razona mal, o simplemente no razona, es necesario hacerlo
notar, especialmente distinguiendo los errores o falacias en que ha caído. A
continuación, y de manera sencilla, se exponen las más comunes:

• Argumentum ad antiquitatem: declarar que algo es correcto o bueno


simplemente porque es antiguo, o porque "siempre ha sido así".

• Argumentum ad baculum o recurso a la fuerza: ocurre cuando alguien apela


a la fuerza (o la amenaza de ella) para presionar y hacer aceptar una conclusión.
• Argumentum ad crumenam: falacia de creer que el dinero es un criterio de
corrección. Aquellos con más dinero son más proclives a tener razón.

• Argumentum ad hominem: significa literalmente "argumento dirigido al


hombre". Existen dos variedades. La primera es la forma abusiva. Si Ud. se
rehusa a aceptar una afirmación, y justifica su rechazo criticando a la persona
que hizo tal afirmación, entonces Ud. es culpable de un argumentum ad
hominem abusivo. Por ejemplo: "Usted dice que los católicos deben ser personas
de moral. Sin embargo, sucede que yo sé que usted abandonó a su esposa e
hijos." Es una falacia porque la verdad de una aserción no depende de las
virtudes de la persona que la afirma.
Una segunda forma de argumentum ad hominem es de tratar de persuadir a
alguien de aceptar una afirmación que usted hizo, refiriéndose a las
circunstancias particulares de esa persona. Por ejemplo: "... por lo tanto es
perfectamente aceptable matar animales para la alimentación. Espero que no lo
discuta, porque le veo feliz y contento con sus zapatos de cuero." Esto se conoce
como argumentum ad hominem circunstancial.
No siempre es inválido referirse a las circunstancias de un individuo que hace
una declaración. Si una persona es un conocido mentiroso o perjurador, este
hecho le restará credibilidad como testigo. No probará sin embargo, que su
testimonio sea falso en este caso. Tampoco alterará la confiabilidad de cualquier
razonamiento lógico que haga.

• Argumentum ad ignorantiam: significa "argumento desde la ignorancia". La


falacia ocurre cuando se dice que algo debe ser cierto simplemente porque no se
ha probado su falsedad. O, equivalentemente, cuando se dice que algo es falso
porque no se ha probado su veracidad. Así, “…la píldora del día después no es
abortiva, porque no se ha demostrado lo contrario”.

• Argumentum ad misericordiam: recurso a la piedad, también conocido como


súplica especial. Esta falacia se comete cuando alguien apela a la piedad para
que se acepte una conclusión, por ejemplo: “…fuerzas multinacionales deben
intervenir en Colombia para liberar al pueblo Colombiano de la guerrilla”, sin
probar nada acerca de la conveniencia de dicha medida.

• Argumentum ad nauseam: es la creencia incorrecta de que es más posible que


una afirmación sea cierta o aceptada como cierta cuanto más veces se escuche.

• Argumentum ad novitatem: es la falacia de decir que algo es mejor o más


correcto simplemente porque es más nuevo.

• Argumentum ad numerum: consiste en decir que cuanto más gente sostenga o


crea en una proposición, más posibilidades de ser cierta tiene.

• Argumentum ad populum: también conocido como recurso al pueblo. Se


comete esta falacia si se intenta ganar aceptación de una afirmación apelando a
un grupo grande de gente, particularmente a sus prejuicios o lugares comunes
irreflexivamente aceptados. Frecuentemente este tipo de falacia se caracteriza
por usar un lenguaje emotivo.
• Argumentum ad verecundiam o ad autoritatem: recurso a la autoridad. Usa
la admiración hacia un personaje famoso para tratar de obtener sostén para una
afirmación. Este tipo de argumento no siempre es incorrecto. Por ejemplo, puede
ser relevante al referirse a una autoridad ampliamente respetada en algún campo
en particular, si se está discutiendo ese tema.

• Bifurcación o falso dilema: también llamada la falacia "blanco o negro". La


bifurcación ocurre al presentar una situación como si tuviera solamente dos
alternativas, cuando en realidad otras alternativas existen o pueden existir.

• Circulus in demonstrando o razonamiento circular: se asume como premisa


la conclusión a la que se quiere llegar. Generalmente la proposición es
reformulada para que la falacia aparente ser un razonamiento válido. Así, la
premisa es la misma que la conclusión.

• Pregunta compleja, falacia de la interrogación o falacia de la presuposición:


la pregunta presupone una respuesta exacta a otra cosa que nunca fue
preguntada, y que pone en aprietos al interrogado.

• Accidente inverso, generalización precipitada, o falacia de síntesis: ocurre


cuando se forma una regla general examinando solo unos pocos casos
específicos que no son representativos de todos los casos posibles.

• Non causa pro causa: ocurre cuando algo se identifica como la causa de un
evento pero realmente no ha sido demostrada como causa del mismo.

• Petitio principii o implorar la controversia: esta falacia ocurre cuando las


premisas son por lo menos tan cuestionables como la conclusión alcanzada. Por
ejemplo: “…el divorcio debe ser aceptado porque es una consecuencia necesaria
de la libertad humana”.

• Trasladar el peso de la prueba: el peso de la prueba siempre está sobre la


persona que afirma algo. El traslado del peso de la prueba, es la falacia de poner
el peso de la prueba sobre la persona que niega o cuestiona la afirmación. Esto
ocurre comúnmente cuando la parte afirmativa no asume su posición como tal.

• Tu quoque: ocurre cuando uno argumenta que una acción es aceptable por que
su oponente también la hizo. Esto es un ataque personal, y por lo tanto, un caso
especial de Argumentum ad hominem.

Para llevar a la práctica cualquiera de estos tipos de refutación proponemos un modelo


simple y efectivo, tal como se vió en los ejemplos anteriores:

1) Citar a la contraparte, “la contraparte ha dicho que”: así contextualizamos nuestra


refutación, dejamos claro qué es lo que vamos a refutar. No es necesario repetir las
palabras textuales de la contraparte.
2) Nexo, “la contraparte está equivocada, confundida, no ha entendido bien, eso no es
así, etc”. Cuidado con usar nexos ofensivos con la contraparte, lo cual nunca es
aceptable.

3) Porque: es lo más importante de la refutación. No basta decir que la contraparte, al


decir tal o cual cosa, se equivocó. Eso es una afirmación gratuita. Debemos decir porqué
la contraparte se equivocó. Esto es, dar razones en nuestra refutación.

4) Contrastar las posturas, “Por lo tanto”: una refutación que cumpla con los 3 puntos
anteriores está bien, pero podemos aumentar su valor, contrastanto la postura de la
contraparte con nuestra postura. Ya refutamos un argumento puntual, ahora trataremos
de restarle valor a toda la presentación contraria, usando algunas de las siguientes
líneas: “por lo tanto, señoras y señores, hemos visto que nuestra postura...”:

- es más lógica
- está mejor respaldada
- está comprobada empíricamente
- asume la contraria pero la supera
- afecta a más/menos personas
- hace más/menos daño
- es más/menos probable
- tiene mayor/menor efecto en el tiempo
- etc.

IV. Puesta en escena del debate

Dijimos al comienzo que el vehículo para exponer las razones en un debate es el orador.
Él debe contar con ciertas características para que al hablar, sea creído y escuchado con
atención. En palabras simples, todo orador debes ser creíble y agradar a la audiencia o
caer bien.
Para lograr lo anterior, debe contar con una buena reputación y una personalidad a la
medida. Sobre ellas hablaremos inmediatamente:

1) Reputación:

Para que la gente nos crea debemos tener una buena reputación. Las mejores razones
sobre la propiedad privada no servirán si somos ladrones y la gente lo sabe. Debemos
ser honestos, esto es, nunca mentir en un debate, porque la contraparte nos puede poner
el descubierto, y en la audiencia o en el jurado puede haber quien sepa del tema
debatido y se dé cuenta de nuestras invenciones. Con ellos perderemos todo crédito.
Además, debemos ser autoridad, es decir, saber mucho del tema, de tal manera que,
quien nos escuche, diga “sabe mucho, se nota que sabe”. Siempre escuchamos con
mayor atención y damos más crédito a las palabras de un experto en la materia.

2) Personalidad:

Tenemos que caer bien para que, para nuestra audiencia y nuestro jurado, sea un agrado
escucharnos. Para esto es conveniente tener sentido del humor, ser capaces de reirnos de
nosotros mismos, ser simpáticos, entretenidos, sencillos y humildes. Nada molesta más
que aquellos que, dejando de ser naturales y auténticos, presentan un personaje salido de
la televisión, creyendo que así van a impresionar más. De hecho lo consiguen, pero
negativamente.

Dicho lo anterior, hablemos un poco del uso de la voz y del cuerpo, ya que con ellos
transmitiremos nuestro mensaje:

3) Uso de la voz:

Es recomendable, antes que nada, aprender a respirar bien para que la producción de
nuestra voz sea la adecuada. Debemos usar nuestra cavidad pulmonar completa.
Hay que modular, para que cada palabra que digamos se entienda. No descuidar jamás
la dicción, y, por sobre todo, la inflexión de la voz o variación de los tonos, para dar así
más vida a nuestro lenguaje.
Respecto al volumen, busquemos que este no moleste, ya sea por exceso o por defecto.
Lo mismo respecto a la velocidad al hablar.
Sobre nuestra elocución, diremos que el uso de palabras sencillas es más bien recibido
que el uso de palabras “siúticas”. Si el tema requiere el uso de palabras técnicas,
deberemos usarlas, aclarando su significado si no es conocido por la audiencia o el
jurado. Tengamos presente la economía del lenguaje, ya que las frases cortas impactan
más que las muy largas. Lo que podamos decir en 4 plabras, intentemos decirlo en 3, ya
que el tiempo es siempre escaso. Por último, usemos un lenguaje inclusivo, hablando de
“nosotros”, antes que de “ustedes, ellos, algunos, etc.”. Hagamos parte de nuestro
discursos a quienes nos escuchan.

4) Uso del cuerpo:

La comunicación entre las personas está determinada en más de un 60% por el lenguaje
no verbal. Luego, nuestro cuerpo transmite más que nuestras palabras. Dentro de este
porcentaje, también más del 60% está determinado exclusivamente por el contacto
visual o la mirada. Debemos mirar a nuestra audiencia y al jurado, también a la
contraparte. Es un error gravísimo mirar “ese punto imaginario en el horizonte”. Será
con nuestra mirada como principalmente nos comunicaremos, y con ella dirigiremos
también nuestro mensaje.
Nuestro rostro debe reflejar las emociones que intentamos transmitir, y no generar
contradicción. Si estamos hablando de algo triste, nuestro rostro debe reflejar esa
tristeza.
Respecto a la gesticulación, lo más importante es ser natural. No todos tenemos ni
realizamos los mismos gestos. Aquí daremos algunas indicaciones o consejos generales
y no pautas impertativas: no debemos cubrir nuestro tronco con los brazos, sino siempre
presentarnos “abiertos”, y, así, confiados y seguros. Nuestras manos deben estar abiertas
lo más posible, reflejando honestidad y veracidad. Nuestros codos deben estar separados
del cuerpo. Debemos evitar todos aquellos movimientos repetitivos y mecánicos que
reflejan inseguridad y nerviosismo, como también la “gesticulación gratuita”, es decir,
el movimiento de brazos y manos simplemente “porque hay que hacerlo para dar mayor
énfasis al discurso”. Nuestros gestos deben acompañar nuestro discurso, reflejando lo
que decimos. Luego debemos desarrollar un lenguaje gestual que en todo momento
vaya acorde con nuestras palabras.
Sobre nuestra postura en el escenario, esta debe ser erguida y flexible, con nuestros
hombros a la altura de las caderas, y los pies separados en aproximadamente 20
centímetros uno del otro. Detrás del podio debemos pararnos con soltura, ni muy
alejados ni pegados a él. Nuestras manos deben descansar sobre el podio, y desde ahí
deben nacer nuestros gestos, para que, una vez realizados, vuelvan a la posición inicial
sobre el podio.

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