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“Nadie está más terriblemente esclavizado que esos que creen

falsamente que son libres”


– Von Goethe

Ser libres es un lujo que cada vez más se vuelve difícil de disfrutar; peor aún, es un
placer que se queda en el olvido, ¿A cuántas personas les interesa serlo, sabemos
cómo serlo siquiera? Creo yo que consiste en un acto no de obtener, ni de incluir, ni
poseer, ni dominar como una técnica sino todo lo contrario, cuando somos libres ni
siquiera estamos conscientes de ello, sólo con el paso de los años pensamos: ¡qué
libre fui en esa etapa! Y siempre resulta ser una en la cual nada nos forzaba a hacer
algo, tiempos en los que no buscábamos que la vida estuviera bajo nuestro control,
era simplemente el goce de nosotros estar en la vida.

Se puede decir que no tenemos libertad ni opción de elegir, no miramos en la


televisión lo que queremos, ni leemos lo que nos place, no conocemos otras
fronteras musicales que las que aturden diariamente, lo sé y puedo escribir más
verdades y extender el etcétera, pero, la verdad no se hizo para intimidar o para
inmovilizar (para eso es la mentira), existe para estar conscientes de la situación y
ver las múltiples salidas que tenemos como alternativas; el diccionario de la RAE
en una de sus definiciones de libertad anota que es una facultad que se disfruta en
las naciones bien gobernadas, nosotros no vivimos en un país bien gobernado,
vivimos en un mundo mal guiado y la única verdad es porque lo hemos permitido.

Lo que no se puede decir es que el principal atentado contra ese rarísimo lujo, lo
hacemos nosotros mismos, de manera mecánica, constantemente, día a día; no hay
peor sabotaje que definirse a sí mismo, ¿Por qué tanta obsesión con eso? Cada vez
que conozco a una persona, como si fuera un duelo en el viejo oeste, desenfundan
de manera veloz sus adjetivos y gustos, ah los gustos… las perlas más presumibles
de la sociedad, las personas deben de empezar a entender esta realidad: los gustos
que no tienen aplicación o no encuentran su consumación en una obra
(cualesquiera que sea) no valen absolutamente nada, pero la certeza es adictiva,
enajena y causa demencia ¿De dónde proviene tanta si no han vivido todas las
experiencias existentes? Decir “yo soy” es envejecer y cuando dices “me gusta
solamente esto” te pierdes del resto, no debes definirte si no has conocido.

El humano le teme a la libertad y cuando hay temor, intenta imponérsele,


controlarla, asegurarla, como cuando dice la frase encadenada: si dios
quiere, ¿Entonces cuál es el punto de intentar si resulta que no quiere? Debemos
no olvidar que si los planes no nos favorecen, es porque no somos ajenos a las
probabilidades, pero, debemos de recordar que podemos intentar de nuevo, las
veces que se desee.
Una de las razones por la cual amo el acto de escribir; es que en él me siento
verdaderamente libre, de las mayores experiencias de libertad que puedo vivir es
sobre una hoja en blanco, puedo ir hacia donde yo quiera, puedo detenerme cuando
quiera

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