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Autoras:
A nuestro padre celestial por brindarme salud, sabiduría y fortaleza para culminar mi carrera
universitaria.
A mis padres y hermana por ser los principales pilares en mi desarrollo personal,
brindándome apoyo incondicional en cada etapa de mi vida.
A Ramces por cuidarme en mis 5 años de estudio y ayudarme en mis tareas académicas.
A mi padre (que en paz descanse), por inculcarme valores que me impulsaron a ser una mejor
persona.
A Dios por regalarme sabiduría, fuerza, y fortaleza para lograr esta meta importante en mi
vida.
A nuestro tutor Msc. César Cuadra y nuestra asesora Msc. Katherine Herrera, por inculcarnos
valores importantes para nuestro desarrollo laboral.
A nuestros docentes quienes nos han brindado todo su conocimiento a fin de prepararnos
para nuestro futuro laboral como Bioanalistas.
A nuestra directora del departamento de Bioanálisis Clínico, Msc. Ligia Lorena Ortega por
apoyarnos en cada una de nuestras etapas estudiantiles y siempre estar dispuesta a transmitir
sus conocimientos.
A todas las personas en general que de alguna u otra manera creyeron en nosotros y
sembraron para que alcanzáramos este logro, a todos ustedes nuestro amor y agradecimiento.
VALORACIÓN DEL TUTOR
Las Hepatitis son un grupo de enfermedades virales caracterizadas por producir inflamación
del hígado. La infección por estos virus eleva las transaminasas y solo en algunos casos
aparecen síntomas.
Estas cifras marcan la importancia y hacen un llamado a realizar promoción y difusión acerca
del diagnóstico precoz de esta enfermedad, el cual puede prevenir problemas de salud
derivados de esta infección y evitar también la transmisión del virus.
En calidad de tutor del seminario de Graduación realizado por las estudiantes: Dayanara
Quintero, Indira Fernández, Josseling Carballo. Para optar por el título de Licenciadas en
Bioanálisis Clínico, cuyo tema a presentar es: Pruebas Serológicas De La Infección Por El
Virus De Hepatitis C.
Microbiólogo
Tutor.
Índice
DEDICATORIA .................................................................................................................... i
DEDICATORIA ................................................................................................................... ii
DEDICATORIA .................................................................................................................. iii
AGRADECIMIENTOS....................................................................................................... iv
VALORACIÓN DEL TUTOR ............................................................................................ v
RESUMEN ............................................................................................................................ 1
I. INTRODUCCIÓN ......................................................................................................... 2
II. JUSTIFICACIÓN................................................................................................... 4
III. OBJETIVOS ........................................................................................................... 5
IV. DISEÑO METODOLÓGICO ............................................................................... 6
V. Desarrollo ....................................................................................................................... 7
5.1. Generalidades de la Hepatitis ................................................................................ 7
5.1.1. Descubrimiento y taxonomía del virus de la Hepatitis C .................................... 7
5.4. Manifestaciones clínicas de la enfermedad por Hepatitis C ............................. 12
5.5. Epidemiología de la Hepatitis C .......................................................................... 13
5.6. Diagnóstico del virus de la Hepatitis C ............................................................... 14
Radioinmunoensayo (RIA) .................................................................................. 19
Enzimoinmunoanálisis de absorción (ELISA) ................................................... 19
Western Immunoblot ........................................................................................... 21
Pruebas de inmunocromatografía....................................................................... 22
5.7. Protocolo de diagnóstico ...................................................................................... 25
VI. Conclusiones .......................................................................................................... 28
VII. BIBLIOGRAFÍA .................................................................................................. 30
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
RESUMEN
Finalmente se concluye que a pesar de que en la mayoría de los casos los pacientes con
Hepatitis C cursan asintomáticos y el sistema inmunitario se encarga de resolver la infección
por sí solo, es importante destacar que los pacientes con Hepatitis C pueden evolucionar a
Hepatitis crónica y terminar en Cirrosis y Hepatocarcinoma y por ende es importante llevar
a cabo un protocolo de diagnóstico para el paciente con Hepatitis C el cual, va relacionado
con la etapa de la enfermedad y en la mayoría de los casos es diagnosticado de manera casual
en un chequeo rutinario. Las pruebas diagnósticas para la Hepatitis C son de gran utilidad
para el monitoreo del tratamiento, ver la evolución de la enfermedad y evitar el contagio.
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
I. INTRODUCCIÓN
El termino Hepatitis que proviene del griego hepar que significa hígado, se refiere a todas las
enfermedades que de una manera u otra inflaman el hígado. La Hepatitis vírica propia de los
humanos es producida por el efecto de varios tipos de virus comunes de Hepatitis por el virus
A, por el virus B y por el virus C, que antes era conocida como Hepatitis no A/ no B y su
única relación entre si es que todas afectan el hígado.
Este virus generalmente causa afectación de tipo aguda o crónica, aunque en la mayoría de
los casos los pacientes cursan asintomáticos, puede ser causante de Cirrosis hepática y
Hepatocarcinoma.
En el diagnóstico de la Hepatitis C, se utilizan una gran variedad de pruebas, entre las cuales
destacan: Pruebas Bioquímicas como Transaminasas, Gamma Glutamil Transferasa (GGT),
Tiempos De Coagulación, Albumina y Bilirrubina, Pruebas Serológicas para la detección de
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
II. JUSTIFICACIÓN
A pesar de que la incidencia de Hepatitis C está distribuida ampliamente a nivel mundial son
pocos los casos que se diagnostican debido a la desinformación en el área de la salud.
Con el siguiente trabajo se pretende dar a conocer los métodos utilizados para el diagnóstico
de la infección por el virus de la Hepatitis C, sus fundamentos y el protocolo de diagnóstico
en la Hepatitis C.
III. OBJETIVOS
Objetivo General:
Objetivos Específicos:
Procesamiento de la investigación
Para la edición de este trabajo se utilizó el software Microsoft Word, para la escritura y la
redacción del trabajo. Para el diseño de las presentaciones a exponer se utilizó el programa
Microsoft Power Point. Se tuvo cuidado en no registrar datos individuales que afecten la
identidad de personas ni de instituciones guardando la ética y la confidencialidad de la
información en el caso que lo ameritaba.
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
V. Desarrollo
5.1.Generalidades de la Hepatitis
La causa más frecuente que provoca Hepatitis es una infección vírica, pero también puede
ser provocada por agentes químicos o venenos, efectos de alguna medicina, anestésicos,
drogas, bacterias o toxinas bacterianas, enfermedades producidas por amibas, infecciones
parasitarias, por la existencia de litiasis en la vesícula, entre otras y es por lo que las Hepatitis
se dividen en infecciosas y no infecciosas, pero la que es padecida mayormente es la de tipo
infecciosa. (Gómez, 2003). El virus de la Hepatitis encierra, al menos seis virus (A, B, C, D,
E y G); en todos los casos el órgano afectado es el hígado y los síntomas básicos son
semejantes, pero presentan grandes diferencias en su estructura, mecanismo de replicación y
mecanismo de transmisión, así como la evolución temporal y las secuelas que esta provoca.
Los virus de la Hepatitis A y B son los representantes clásicos de este grupo, los virus de las
Hepatitis C, D, G, E, se denominan virus de la Hepatitis no A no B. (Murray, 1990). Los
virus de la Hepatitis producen una inflamación en el hígado provocando enfermedad clínica
caracterizada por fiebre, síntomas digestivos como náusea, vomito, ictericia y secreción de
enzimas hepáticas, durante la enfermedad aguda se observan lesiones histopatológicas en el
hígado sin importar el tipo de virus. (Jawetz, 2010).
El virus de la Hepatitis C está muy extendido, existiendo mas de 170 millones de personas
portando la enfermedad, se transmite por las mismas vías que la Hepatitis B, pero acostumbra
a provocar una infección crónica.
cuando se aisló un ARN vírico de un chimpancé infectado con la sangre de una persona con
Hepatitis no A no B, dicho ARN fue convertido en ADN por una transcriptasa inversa, se
expresaron sus proteínas y se utilizaron anticuerpos de personas con Hepatitis no A no B para
detectar proteínas víricas. Estos estudios llevaron al desarrollo de pruebas ELISA, genómicas
y de otro tipo para la detección del virus. Debido a sus características biológicas y genéticas
se clasifica en la familia Flaviviridae, en el género Hepacivirus. (Murray, 1990).
La interacción inicial del virión con la membrana celular esta mediada por
glucosaminoglucanos como el heparán sulfato los cuales ayudan a concentrar el virus en la
superficie celular, (al existir una asociación entre el virus de Hepatitis C y las lipoproteínas
se cree que el receptor LDL puede participar en la entrada del virus a los hepatocitos). A
continuación, el virus de la Hepatitis C interacciona de manera específica y secuencial con
el SR-B1 (scanvenger receptor B1), la tetraspanina CD81 y las proteínas de las uniones
estrechas, claudina-1 y ocludina. Al transcurrir la unión el virus de la Hepatitis C entra a los
hepatocitos por endocitosis dependiente de clatrina, la fusión de la envuelta del virus con la
membrana del endosoma tiene lugar en los endosomas tempranos y es un proceso mediado
por el pH ácido de los endosomas. Después de la desencapsidación el ARN viral es liberado
al citoplasma y dirigido por el IRES de la región 5¨, se traduce directamente dando lugar a
una única proteína que es procesada por proteasas celulares y virales. (Koutsoudaskis, 2013).
Las proteínas virales forman el complejo de replicación el cual es un complejo multi proteico
asociado a membranas intracelulares, esta red de membranas se encuentra muy próxima a la
membrana del retículo endoplasmático, sugiriendo que deriva de este compartimento. Dentro
de este complejo, el ARN de polaridad positiva es copiado a un ARN complementario de
polaridad negativa, el cual sirve de molde para la síntesis de la progenie de ARN genómico
de polaridad positiva, estos ARN genómico servirán para la síntesis de nuevos ARN
complementarios negativos, para la traducción o serán encapsidados. El modelo actual de
ensamblaje de las partículas virales postula que las nucleocápsides formadas en el citoplasma
adquieren la envuelta de glucoproteínas mientras brotan a través de la vía de secreción
celular. (Koutsoudaskis, 2013).
5.2.Fisiopatología de la Hepatitis C
porta y periporta y la necrosis lobular en las biopsias hepáticas es empleada para clasificar la
gravedad del virus. Se ha sugerido que la continua reparación del hígado y la inducción de la
proliferación celular que se produce durante una infección crónica por el virus de la Hepatitis
C constituyen factores predisponentes al desarrollo del complejo principal de
histocompatibilidad. Los anticuerpos frente al virus de la Hepatitis C no asignan ninguna
protección y los resultados obtenidos en infecciones experimentales en chimpancés indican
que la inmunidad frente al virus quizá no dure toda la vida. (Murray, 1990).
La mayoría de los casos de Hepatitis suelen tener un curso asintomático, sin embargo,
aproximadamente el 80% de los casos evolucionan a una Hepatitis crónica, y el 20% restante
cursa una infección aguda sin mayores complicaciones. (OMS, 1997).
Infección aguda
En pacientes con transfusiones sanguíneas que han sido infectados con hepatitis C, suele
detectarse el virus en las primeras 3 semanas luego de la transfusión. Entre el 60 y 70% de
los pacientes cursan asintomáticos, o presentan manifestaciones clínicas inespecíficas que
pueden asociarse a un daño hepático moderado. (Romero, 2007). La fase de replicación viral
es en el hígado, y luego de varios meses la infección puede resolverse debido a una
declinación del virus. La hepatitis fulminante es muy rara.
En la mayoría de los casos la infección aguda puede evolucionar a etapa crónica, aunque se
ha encontrado una estrecha relación con la enfermedad y la respuesta celular del organismo,
frente a antígenos virales en el individuo.
Infección crónica
Aproximadamente el 85% de los casos de pacientes contagiados con Hepatitis C, suelen ser
por transfusiones sanguíneas y un 15% son de manera esporádica, siendo los grupos de riesgo
más comunes aquellas personas con uso de inyectables de manera insegura (drogadictos) y
personal de la salud. Estos pacientes pueden evolucionar a etapa crónica, lo cual los hace
portadores del virus. En la mayoría de los casos los niveles de transaminasas están normales
y no presentar sintomatología por largos periodos de tiempo, sin embargo, la funcionalidad
del hígado y el daño hepático va aumentando con el pasar del tiempo, lo cual tiende a terminar
en cirrosis Hepática, o Hepatocarcinoma. (Romero, 2007).
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Lo característico en los pacientes que presenta Hepatitis C en etapa crónica son los niveles
de transaminasas y albumina elevados, así como la cantidad de viriones en el organismo.
El organismo produce anticuerpos contra las diferentes proteínas del virus, los cuales están
presentes en pacientes con infección actual y en aquellos en donde la infección ha sido
eliminada.
En la elevación de las transaminasa y pruebas del perfil hepático, así como la presencia de
los anticuerpos en el suero del paciente, suele interpretarse como una infección activa. Sin
embargo, en pacientes con anticuerpos positivos y perfil hepático normal se recomienda
realizar una determinación de ARN de VHC, para descartar la infección.
Los anticuerpos antiproteína de la cápside son los primeros en detectarse durante la infección.
En el caso de anticuerpos contra la glucoproteína de envoltura, pueden ser detectados, pero
en un porcentaje muy bajo, debido a varios factores, pero primordialmente a la ausencia de
un test serológico específico para este tipo de glucoproteína.
T hepáticas, situación que se observa incluso en individuos que alcanzan respuesta viral
sostenida. (Gutiérrez, 2008).
En cuanto a la evolución de las lesiones hepáticas agudas pueden ser de tres maneras
diferentes: curación, como ocurre en la mayoría de los casos, progresión hacia una
insuficiencia hepática aguda y progresión hacia lesiones hepáticas crónicas. La infección
hepática puede ser por bacterias y virus los cuales pueden originar hepatitis infecciosa, una
enfermedad que puede provocar muertes en la población a nivel mundial. Las infecciones
más frecuentes son debidas a los virus de la hepatitis de tipo A, B y C.
propia y cuando se utilizan de manera correcta se obtienen los mejores resultados desde el
punto de vista diagnóstico.
La gammaglutamiltranspeptidasa
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Esta es otra enzima que se encuentra en varios tejidos además del hepático, en el hígado está
ubicada en las células epiteliales de los conductos biliares y sus concentraciones séricas se
correlacionan muy bien con las de la FAL. Se utiliza para determinar si la elevación de FAL
se debe a una enfermedad hepática (ambas se elevan) u ósea (Solo se eleva FAL). (Suardiaz,
2004).
Bilirrubinas
A diario se producen 300mg de bilirrubina en el cuerpo humano. Más del 80% proviene de
la degradación de la hemoglobina que se lleva a cabo en el sistema retículo endotelial. La
bilirrubina que se forma allí viaja al hígado transportada por la albúmina (bilirrubina no
conjugada) y en este órgano, en los hepatocitos, se une al ácido glucurónico y forma el
glucurónido de bilirrubina (Bilirrubina conjugada). (Suardiaz, 2004).
Las bilirrubinas forman parte del grupo de pruebas diagnósticas de las enfermedades
hepáticas. Su indicación no está justificada si no se ha detectado desde el punto de vista
clínico, la presencia de ictericia, por lo que su valor como pesquisa es nulo. Los ícteros
enzimáticos constituyen una excepción; más que hiperbilirrubinemia, en ellos se tratan de
encontrar diferencias en las concentraciones de bilirrubina no conjugada y la conjugada, pero
con valores dentro del intervalo de referencias para ambas. (Suardiaz, 2004).
La fracción indirecta aumenta en los ictéricos pre hepáticos, que por lo general obedecen a
una destrucción excesiva de eritrocitos, como ocurre en las afecciones que se acompañan de
hemólisis. La fracción directa se eleva en las afecciones hepáticas parenquimatosas,
constituidas por las Hepatitis o cirrosis, en tales casos, la fracción directa, unida al ácido
glucurónico, atraviesa la barrera glomerular y aparece en la orina, lo que da lugar a la
bilirrubina(coluria). En los ictéricos obstructivos, el comportamiento de las bilirrubinas es
igual al que se observa en el daño hepatocelular o parenquimatoso. Sin embargo, el
urobilinógeno en la orina se comporta de manera diferente: está presente en los
parenquimatosos y está ausente en los obstructivos. (Suardiaz, 2004).
Ácidos biliares
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Los ácidos biliares son esteroides de 24 carbonos formados en el hígado a partir del
colesterol, y son el principal constituyente de la bilis. Cuando el sistema circulatorio
enterohepático está dañado, sus niveles en sangre se ven incrementados como resultado de
una mala eliminación hepática de la vena porta, causado por una disminución de la función
hepática. Así, los niveles de ácidos biliares en suero o plasma son un indicador muy sensible
de la función del hígado en todas las especies, reflejando el estado de las funciones de síntesis
hepática, secreción y reabsorción. Los ácidos biliares totales en suero están incrementados
en pacientes con hepatitis aguda, hepatitis crónica, esclerosis hepática y cáncer de hígado,
son indicadores de la capacidad excretora del hígado, más específicos que las bilirrubinas y
son más sensibles a los daños discretos. (Suardiaz, 2004).
Albumina sérica
La concentración de la albúmina en suero disminuye cuando su síntesis se afecta ante la
presencia de enfermedades hepáticas, sobre todo crónicas. La hipoalbuminemia, aunque no
es la causa principal, es un factor contribuyente en la aparición de la ascitis. (Suardiaz, 2004).
Existen Pruebas hematológicas de alta sensibilidad y que las proteínas de la vía externa e
interna son de producción hepática y se alteran durante la enfermedad.
Tiempo de protrombina
El grupo de proteínas sintetizadas por el hígado que incluye algunas que participan en el
proceso de la coagulación; además, la disminución de los ácidos biliares en la llegada al
intestino es también causa de interferencia en la síntesis de estas proteínas o factores. En este
caso se encuentra la protrombina factor(II). cuyo déficit puede causar trastornos de la
coagulación. De esta forma la determinación del tiempo de protrombina constituye un
importante índice de deterioró de la función hepática. (Suardiaz, 2004).
Continuando con el orden de pruebas, los análisis serológicos están disponibles para el
diagnóstico de la infección por el virus de la Hepatitis C. Entre los métodos más utilizados
tenemos los inmunoanálisis enzimáticos (EIA) que detectan anticuerpos contra el virus de la
Hepatitis C, pero no distinguen entre la infección aguda y la crónica o la que ya se resolvió.
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Durante mucho tiempo en los laboratorios clínicos no especializados, se tenía como una
herramienta de diagnóstico virológico las pruebas serológicas, mediante pruebas de fijación
del complemento, aglutinación pasiva y Enzimo-inmunoanálisis. (Prats, 2005, p. 125). La
respuesta inmunitaria de un individuo nos ayuda a conocer el tipo de infección que ha sufrido
y la etapa de la enfermedad, con este objetivo se utiliza las pruebas de serología, ya que es
parte importante para la detección del agente causal de la infección, determinar su etapa
(primaria, aguda o crónica) y la evolución de esta. Toda esta información se obtiene a través
del título de anticuerpos. (Murray, P. 1990). Con estas pruebas, podemos fácilmente
identificar enfermedades de tipo viral, micóticas, infecciosas y determinar el estadío de la
enfermedad, basada en la presencia de anticuerpos frente a antígenos específicos.
Radioinmunoensayo (RIA)
El Radioinmunoensayo es un análisis que no se realiza en nuestro país , pero fue la primera
técnica de unión competitiva de proteínas desarrolladas, a su vez describe que su reacción
básica se da por la reacción de una proteína (Anticuerpos específicos) con un antígeno
marcado isotópicamente y con un antígeno endógeno; para que suceda esta reacción es
importante que se cumplan dos condiciones: que el anticuerpo se encuentre en concentración
limitada (esto para que se junten el antígeno marcado y no marcado por sus sitios de unión),
y que haya una avidez similar en ambos antígenos, por los sitios de unión del anticuerpo.
(Alonso, 2004). Al ser una técnica de unión competitiva, se espera que los anticuerpos
presentes en el suero del paciente se cuantifiquen en función de su capacidad de competir
con otro anticuerpo marcado radiactivamente y reemplazarlo en los complejos antígeno-
anticuerpo, los cuales se precipitan y se separan de los anticuerpos libres y se mide la
radiactividad de las dos fracciones. (Murray, 1990) nos dice, “Se conoce la cantidad de
anticuerpos en el paciente, cuantificándolos a partir de curvas de referencia, estas curvas se
preparan utilizando cantidades conocidas del anticuerpo competidor”.
por científicos suecos y holandeses en 1971 que permite detectar pequeñas partículas
llamadas antígenos, que habitualmente son fragmentos de proteínas. La identificación es
específica, es decir consigue que pequeños segmentos de proteínas destaquen y no puedan
ser confundidas con otras. Los métodos ELISA son las que actualmente están en uso;
contienen una mezcla de péptidos sintéticos o recombinantes o bien una combinación de
ambos, frente a los que se miden los anticuerpos IgG que tiene la muestra. Mediante este
método, cuando se dice que un suero es reactivo, se está afirmando que tiene anticuerpos
frente a algunos o todos los antígenos empleados en la prueba, pero no se sabe cuál o cuáles.
En la actualidad todas las marcas comerciales poseen varias mezclas de antígenos y son
considerados de “tercera generación”. Fuertes, O. Estos son los más utilizados y detectan
anticuerpos dirigidos contra varios epítopos del VHC. Los antígenos recombinantes se
utilizan para capturar los anticuerpos anti-VHC que circulan en la sangre en los pocillos de
las placas de micro titulación. Colin. 2001.
Según Baker (2007): “Los estudios por Inmuno ensayo enzimático actuales tienen por lo
menos un 97% de sensibilidad y más del 99% de especificidad. Los resultados falsos
negativos que aparecen en etapas tempranas de la infección aguda son consecuencia del
intervalo prolongado entre la exposición, aparición de la enfermedad y la seroconversión.
Luego de las 15 semanas de la exposición y de las 5 a 6 semanas de aparición de la
enfermedad de Hepatitis el 80% de los pacientes tendrán resultados positivos para
anticuerpos séricos anti-VHC. En los niños hijos de madres anti-VHC positivas, los
anticuerpos maternos pasivos pueden persistir hasta los 18 meses” (p. 159). Generalmente
los reactivos de la prueba de ELISA se fijan a una superficie y se combinan mediante una
técnica de “sándwich” similar a la del Radioinmunoensayo indirecto, la ventaja de esta
prueba es que puede realizarse fácilmente empleando al mismo tiempo muchas muestras de
suero distintas y su desventaja es que no es una técnica cuantitativa.
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Western Immunoblot
Pruebas de inmunocromatografía
Según Prats (2005) dice que “Las pruebas de inmunocromatografía son técnicas muy
sencillas para la detección de antígenos, la prueba se realiza en una pequeña tira de
nitrocelulosa con tres zonas claves: una que se encuentra en la parte de abajo, en esta hay
anticuerpos de conejo (Ac IgG) contra el antígeno que se está buscando, que está marcado
con una partícula de oro coloidal (Ac x) y es ahí donde se deposita la muestra; luego en la
mitad de la tira hay una banda de anticuerpos de conejo, que están fijados a la nitrocelulosa,
dirigidos contra el mismo antígeno y en la parte superior tiene otra banda con anticuerpos
dirigidos contra las IgG de conejo; la muestra se añade en la parte inferior, si el antígeno que
buscamos está en la muestra esta va a reaccionar con los anticuerpos marcados y los
complejos antígenos – anticuerpos migran hacia arriba por capilaridad y son captados en la
segunda zona donde se encuentran fijados a la nitrocelulosa anticuerpos contra el antígeno y
allí al quedar captados los complejos iniciales, se observa la banda de los anticuerpos
marcados con el oro coloidal. En la tercera zona superior hay anticuerpos fijados a la
nitrocelulosa, dirigidos contra los anticuerpos de conejo y esta banda sirve como un control
para confirmar la correcta migración de los anticuerpos y siempre debe ser positiva porque
capta la migración de los anticuerpos marcados”. Este tipo de prueba es bastante accesible
para utilizarse en tamizajes a poblaciones de zona rural.
Existen otras metodologías más exactas y precisas, con una sensibilidad muy elevada de hasta
un 98% de especificidad como las pruebas moleculares estas identifican el ARN de virus de
la Hepatitis C. Los análisis a base de ácido nucleico como la reacción en cadena de la
polimerasa de transcripción inversa que detectan el ARN del virus de la Hepatitis C en la
circulación y son útiles para la vigilancia periódica de los pacientes que reciben tratamiento
antiviral. Los análisis de ácido nucleico también se utilizan para la genotipificación de cepas
de virus de la Hepatitis C. (Jawetz, 2010).
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Los ensayos que permiten detectar, clonar y secuenciar genomas virales, son más sensible
que las pruebas convencionales aun en pacientes con niveles bajos del ARN viral y permiten
la detección precoz del virus. Sin embargo, son altamente costosos, muy sofisticados,
requieren de un seguimiento cuidadoso para reducir la contaminación, una correcta colección
y almacenamiento de las muestras y con problemas especiales en la amplificación, debido a
la variabilidad de la secuencia del ARN. (Gómez, 2003).
Estas pruebas moleculares se basan en la determinación del ARN del virus de la Hepatitis C
e indican una infección activa en el caso de positividad. Si el resultado es negativo y hay
sospecha de infección por virus de la Hepatitis C se debe pensar en infección curada, ausencia
transitoria de viremia en la evolución de una hepatitis crónica C, nivel de viremia inferior al
del límite detectado por el test o resultado no específico del test ELISA (falso positivo del
anti-VHC). El ARN del virus de la Hepatitis C se puede analizar por técnicas cualitativas,
que determinan la presencia o ausencia de ARN, y mediante técnicas cuantitativas, que miden
la cantidad de ARN (carga vírica) en el suero o en el plasma. (Galicia, 2013).
Las técnicas cuantitativas miden la carga vírica y son muy útiles para establecer la pauta
terapéutica más eficaz, así como para valorar la respuesta al tratamiento. Para determinar la
carga vírica del virus de la Hepatitis C se han desarrollado diferentes pruebas cuantitativas
basadas en distintas tecnologías. Entre ellas destacan dos: los métodos de PCR y el sistema
bDNA basado en la amplificación de la señal mediante ADN ramificado (branched DNA).
La más ampliamente usada en la actualidad es la PCR en tiempo real que puede detectar
menos de 102 copias/ml del virus VHC. (Galicia, 2013).
Por otro lado, existen pruebas clínicas que son de gran importancia para complementar las
pruebas anteriormente descritas y evaluar el daño de la enfermedad mas allá cuando el daño
ya es altamente avanzado, entre las que tenemos las siguientes:
Marcadores tumorales
En las enfermedades hepáticas, la alfafetoproteína(AFP)se utiliza desde el año 1963, en que
fue descubierta. Es una alfa globulina sintetizada por las células del saco vitelino y por el
hígado, así como por los intestinos fetales. La AFP es un marcador tumoral para el carcinoma
hepatocelular y para neoplasias que implican elementos del saco vitelino. Las
determinaciones seriadas de esta proteína incrementan su utilidad, aunque igual que los
marcadores tumorales, se utiliza como factor pronóstico y para controlar la evolución de la
enfermedad. (Suardiaz, 2004).
Biopsia de hígado
Una biopsia de hígado es un procedimiento medico mediante el cual un medico usa una aguja
especial para remover un pedacito de tejido del hígado para ver si hay señales de daños, esto
le ayudara al medico tratante a saber mas sobre la salud de este órgano, esto es importante
hacerlo cuando se tiene el virus de la Hepatitis C u otra enfermedad del hígado y esta tratando
de tomar una decisión sobre el tratamiento que debe obtener.
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Como ya se dijo antes, normalmente el paciente acude a la consulta por malestares generales
a lo cual el medico manda pruebas de laboratorio de rutina entre las cuales puede ir cualquiera
que nos de un indicio de que el problema es hepático. Si el medico sospecha de un problema
hepático enviará las pruebas que determinan la función hepática: transaminasas, bilirrubinas,
albumina sérica, fosfatasa alcalina y otras pruebas complementarias como biometría
hemática y tiempo de protombina. Si después de obtener los resultados de las pruebas
primarias y haber investigado los factores de riesgo a los que estuvo expuesto el paciente,
sus signos y síntomas, el médico sospecha de un paciente con infección crónica por el virus
de la Hepatitis C se debe hacer la determinación de anti-VHC por medio de ELISA de tercera
generación que es mas especifico que los de primera y segunda. Si esta prueba de ELISA da
como resultado no reactiva entonces quiere decir que no hay infección por el virus de la
Hepatitis C y el problema es otro, pero si el resultado es reactivo, se confirma que hay dicha
infección en el paciente y se procede a realizar una prueba de PCR para determinar la carga
viral y el genotipo del virus. Si el resultado del PCR para virus de la Hepatitis C es negativo,
quiere decir que el paciente presenta anticuerpos de memoria de una infección pasada o es
un falso positivo, por ende, se recomienda repetir el examen en 6 meses para confirmar. Pero
de ser un resultado positivo se dice que hay una infección activa por el virus de la Hepatitis
C. Luego de tener dichos resultados el medico tratante dará seguimiento al paciente.
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
VI. Conclusiones
Las Hepatitis de origen viral son un problema de salud pública a nivel mundial y es una de
las enfermedades más prevalentes después del Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).
La Hepatitis C se caracteriza por presentar 2 etapas: Etapa aguda la cual está caracterizada
por alteraciones en las enzimas hepáticas y fibrosis leve del hígado, y la etapa crónica con
variación en las enzimas hepáticas, daños moderados en el Hígado y hepatomegalia.
La lesión sobre los hepatocitos se da por la acción citotóxica directa del virus y el daño
mediado por linfocitos T y debido a que los anticuerpos contra el virus no garantizan ninguna
protección el virus desarrolla la capacidad de permanecer asociado a las células y evitar la
muerte celular lo que le permite infectar de manera persistente
Las pruebas diagnosticas para la Hepatitis que se emplean son las pruebas de función hepática
como las transaminasas, la bilirrubina, fosfatasa alcalina, albumina,
gammaglutamiltranspeptidasa, acidos biliares y tiempo de protombina. También se emplean
las pruebas inmunológicas serológicas de acción antígeno-anticuerpo entre las que tenemos
Radioinmunoensayos, Western blot, ELISAs de tercera generación y pruebas
inmunocromatográficas. Por otro lado, están las pruebas moleculares las cuales son PCR
clásica, RT-PCR, PCR en tiempo real y “Amplificación Mediada por Transcripción”
(Transcription-Mediaded-Amplification, TMA).
También podemos encontrar otro sin numero de pruebas complementarias que se llevan a
cabo cuando el avance de la infección a alcanzado una etapa mas allá de la fase crónica como
lo son marcadores tumorales y biopsia de hígado.
La utilidad de las pruebas varía según su tipo, pues en las pruebas de función hepática no es
variable, puede observarse pacientes con Hepatitis C con valores elevados en las
transaminasas y pacientes con viremia que presentan valores normales de las mismas, pero
nos ayudan a evaluar el comportamiento del tratamiento que se esta empleando. Las pruebas
de acción antígeno-anticuerpo son útiles porque nos permiten detectar la presencia de
anticuerpos presentes en contra del virus de la Hepatitis C, pero no nos ayuda a saber en que
etapa esta la infección y las pruebas moleculares son las mas especificas porque nos permite
identificar el ARN viral y el genotipo y son útiles en la vigilancia del paciente en tratamiento.
También son de gran utilidad para el monitoreo del tratamiento, ver la evolución de la
enfermedad y evitar el contagio de manera vertical (que ira en dependencia de la carga viral
de la madre).
Las pruebas más realizadas para el diagnóstico de la Hepatitis C son las pruebas de
inmunocromatografía (también conocidas como pruebas rápidas), pruebas de ELISAs, perfil
Hepático, pruebas de biología molecular y pruebas histológicas (biopsias).
VII. BIBLIOGRAFÍA
ANEXOS
Pruebas diagnósticas para el virus de Hepatitis C.
Fuente: www.accessmedicina.com
Ciclo de vida del virus de la Hepatitis C.
Prueba Inmunocromatográfica