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1.

LAS IDEAS DE LA ILUSTRACIÓN


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Actividad previa
•Lee con detalle estos fragmentos del artículo "Respuesta a la cuestión: ¿Qué son las
Luces?" (1784) de Immanuel Kant e intenta aventurar algunas de las carácterísticas del
pensamiento ilustrado.

Las Luces son para el hombre salir de una minoría que no es


imputable más que a él. La minoría es la incapacidad de servirse
de su entendimiento sin la tutela de otro. (…) Sapere aude1. Ten el
valor de servirte de tu propio entendimiento: tal es la divisa de las
Luces (…).
Es difícil para cada hombre en particular lograr salir de esta
incapacidad, convertida casi en segunda naturaleza. Le ha cobrado
afición y se siente realmente incapaz de servirse de su porpio
entendimiento, porque nunca se le permitió intentar la aventura
(…). Pero ya es más fácil que el público se ilustre por sí mismo y
hasta, si se le deja en libertad, casi inevitable. (…) Mediante una
revolución acaso se logre derrocar el despotismo personal y acabar
con la opresión económica o política, pero nunca se consigue la
verdadera reforma de la manera de pensar, sino que nuevos
prejuicios, en lugar de los antiguos, servirán de riendas para
conducir al gran tropel.
Pero esas Luces no exigen nada más que la libertad, y más aún
la más inofensiva de todas las libertades, vale decir la de hacer un
uso público de la razón en todos los dominios. (…) El uso público de
nuestra razón en todo momento debe ser libre y él sólo puede
difundir las Luces entre los hombres; el uso privado de la razón,
por el contrario, bastante a menudo debe estar estrechamente
limitado sin que eso suponga una traba particular al progreso de
esas Luces (…).
¿Vivimos actualmente en una época ilustrada? La respuesta es:
no, pero sí en una época de propagación de las Luces.
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1.1. El filósofo
Los ilustrados fueron un grupo de filósofos del siglo XVIII con un
nuevo talante. El filósofo del siglo XVIII se caracteriza porque:

1Sapere aude= Atrévete a saber.


a) Es el hombre de las luces y de la razón. Va a actuar siempre
en función de la razón, de manera que los filósofos rechazan lo que no
pertenece al ámbito de la razón.
a1. Desde este punto de vista, la razón tendrá una función
crítica, y ámbitos como el de la fe religiosa serán puestos en entredicho.
a2. La razón tendrá una función de guía. Los ilustrados creyeron
que la razón es capaz de cambiar el mundo, de provocar una revolución
universal.
El conocimiento y la razón son elementos transformadores. De
ahí la gran importancia que los ilustrados conceden a la educación.
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•Actividades sobre la Enciclopedia
•Relaciona tus conocimientos. Encyclopédie es el título original de la obra. Averigua
qué quiere decir etimológicamente esta palabra. Como pista, te diré que el término está
compuesto por las siguientes palabras griegas: úsy
•Obtén información por ti mismo. Elabora un pequeño informe sobre la Enciclopedia.
Durante cuántos años y con qué dificultades se publicó, cuál era su contenido y
organización, etc.
•Documento:
Efectivamente, el objetivo de una Enciclopedia es reunir los
conocimientos dispersos por la faz de la tierra, exponer sus sistema
general a los hombres con los que vivimos y transmitírselos a los
hombres que vengan detrás de nosotros, a fin de que los trabajos de
los pasados siglos no hayan sido inútiles para los siglos que los
sucedan, y de que nuestros nietos, al convertirse en más instruidos,
se conviertan también en más virtuosos y más felices, y de que no
muramos sin haber contraido méritos para el género humano
(Denis DIDEROT, "Enciclopedia", en Enciclopedia o Diccionario
razonado de las ciencias, las artes y las técnicas)
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b) Es un hombre de la experiencia. Por ello va a poner el acento


sobre la observación y la experimentación propias del empirismo. El
filósofo necesita ver y observar, recoger todos los datos, antes de
formular una teoría.
Los ilustrados practicaron la experimentación activa y la
concibieron como una actividad de descubrimiento y de análisis. Y esta
observación tuvo como centro la naturaleza en su totalidad.
c) Es el hombre que cultiva sus pasiones. Los filósofos reivindican
el placer, el gozo y la consecución de una vida feliz, aquí, en la tierra. Por
lo tanto, proponen una moral del placer y la incorporación de la
voluptuosidad y de la felicidad a la moral. Pero el placer que
proporciona la felicidad reside en la armonía, no en el gozo como
desequilibrio.

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Actividad:
•Algunas de estas preguntas del Catecismo universal (1798) de Saint-Lambert tienen
que encontrar su respuesta adecuada entre las de la segunda columna.

PREGUNTA.- ¿Qué es el hombre? •Sí, pues todos los


RESPUESTA.- hombres tienen el
PREGUNTA.- Como ___________________, ¿qué debe hacer? deseo de conservarse
RESPUESTA.- Buscar el placer; evitar el dolor y de obtener la
PREGUNTA.- Ese deseo de buscar el placer y evitar el dolor,
felicidad.
¿no es en el hombre lo que se llama amor propio? •Un estado en el que
RESPUESTA.- Es, en efecto, necesario se experimenta más
PREGUNTA.- ¿Todos los hombres tienen igualmente el placer que dolor.
amor propio? •Un ser sensible y
RESPUESTA.- racional.
PREGUNTA.- ¿Qué entendéis por felicidad? •Tener razón y
RESPUESTA.- guiarse por ella.
PREGUNTA.- ¿Qué hay que hacer para obtener ese estado? •El conocimiento de
RESPUESTA.- las verdades útiles
PREGUNTA.- ¿Qué es la razón? para nuestra
felicidad.
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d) Piensa que los hombres tienen necesidad los unos de los otros,
y en esta necesidad recíproca se base una de los principios
fundamentales de la ilustración: el de la sociabilidad.
e) Es considerado como un hombre de acción, que participa en
los problemas de la sociedad.
Los filósofos creían que debían conquistar la opinión del público
para conseguir una parcela de poder y trabajaron en este sentido. Se
sirvieron de sus escritos y de las conversaciones de salones y tertulias.
Sufrieron censura y persecución. Por ejemplo, Rousseau y
Voltaire se exiliaron de Francia.
f) El buen ilustrado, el hombre de bien, debía tener una fuerte
moral de la utilidad.
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•Analiza estos textos e intenta comprender qué tipo de utilidad preocupaba a los
ilustrados.
1. Nobleza hereditaria es la vanidad que yo fundo en que,
ochocientos años antes de mi nacimiento, muriese uno que se llamó
como yo me llamo, y fue hombre de provecho, aunque yo sea inútil
para todo (José CADALSO, Cartas marruecas, carta XIII).
2. Uno de los motivos de la decadencia de las artes en España es,
sin duda, la repugnancia que tiene todo hijo a seguir la carrera de
sus padres. (…) Ninguna familia se fija en gremio alguno
determinado de los que contribuyen al bien de la república por la
industria y comercio o labranza, procurando todos con increíble
anhelo colocarse por éste o por el otro medio en la clase de los
nobles, menoscabando a la república en lo que producirían si
trabajaran (Ibidem, carta XIII).
3. [Los asturianos] reservan (…) para el tiempo de las romerías el
tráfico y surtimiento de sus necesidades, uniendo así la utilidad y
regocijo, que son los dos primeros objetos de la felicidad de un
pueblo (Gaspar Melchor de JOVELLANOS, Cartas del viaje a Asturias, carta
III).

1.2. La religión natural


a) Los ilustrados separaban la religión de la espiritualidad, en
beneficio de esta última. Puede haber una aspiración a la virtud, la
bondad, etc., sin necesidad de una vinculación explícita a la moral de
una confesión concreta.
b) Las vías de espiritualidad religiosa elegidas por los ilustrados
son diversas:
b1. La mayor parte de los pensadores ilustrados fueron
cristianos. En los países católicos muchos de ellos fueron partidarios
del sometimiento de la Iglesia al Estado.
b2. El deísmo. Algunos de los ilustrados más representativos,
como el francés Voltaire, se oponían a la existencia de una religión
verdadera y sólo creían en una simple religión natural, basada en la
creencia de un Dios impersonal, que exigía el cumplimiento de un código
sencillo de conducta, que premiaba a los buenos y castigaba a los malos.
Más que un redentor o un dispensador de gracia, Dios es un arquitecto
universal.
Voltaire rechazaba la Iglesia como institución y fue un feroz
anticlerical.
b3. Por su parte, Rousseau creía en un Dios que consolaba a los
hombres y desechaba el Dios que castigaba de la tradición católica. Se
trata de una divinidad anónima, que se caracteriza por desear el bien
b4. El ateísmo. En ocasiones, las vías de la religión se rompieron
plenamente y se pasó a la increencia. Los ilustrados ateos y
materialistas negaban la existencia de Dios y del alma, y creían que el
universo estaba formado sólo de materia.

1.3. Nuevas ideas políticas y económicas del siglo


XVIII
Durante el siglo XVIII se propusieron, promovieron y
desarrollaron nuevos planteamientos políticos y económicos que, en sí
mismos, atacaban las bases del Antiguo Régimen.
1.3.1. John Locke y los orígenes del liberalismo político
La base del liberalismo político está constituida, sobre todo, por
las teorías de John Locke (1632-1704), cuyo Ensayo sobre el gobierno
civil (1690) analiza las ideas en las que se basó la revolución inglesa de
finales del siglo XVII, que introdujo en la Gran Bretaña la monarquía
parlamentaria. Citemos algunas de estas ideas:
a) Todos los habitantes de un país tienen unos derechos (vida,
libertad y propiedad) que nadie les puede arrebatar.
b) El Estado sirve, ante todo, para defender y garantizar estos
derechos de los ciudadanos.
c) Los dos poderes básicos del Estado son hacer las leyes y
obligar a cumplirlas a todos. Estos dos poderes deben estar en manos de
diferentes personas u organismos; de esta manera se pretenden evitar
posibles abusos de poder.
1.3.2. Montesquieu y la separación de poderes
La época que el barón de Montesquieu pasó en Inglaterra sirvió al
noble francés para conocer directamente las teorías de Locke y el
funcionamiento de la monarquía parlamentaria, sistema opuesto al
absoluto que imperaba en Francia en aquella época.
El Espíritu de las Leyes (1748) es el fruto de esta experiencia y
reflexión políticas. La obra sostiene la necesidad de las separación de
los tres poderes básicos del estado:
-el legislativo (hacer las leyes);
-el ejecutivo (hacerlas cumplir); y
-el judicial (juzgar de acuerdo con las leyes vigentes).
Es preciso que cada uno de estos poderes resida en organismos
diferentes que se controlen entre sí.
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Documento:
Cuando en la misma persona, o en el mismo cuerpo de
magistratura, el poder legislativo está unido al poder ejecutivo, no
hay libertad, porque puede temerse que el propio monarca o el
propio senado haga leyes tiránicas para ejecutarlas tiránicamente.
Tampoco hay libertad si el poder de juzgar no está separado del
poder legislativo y del ejecutivo. Si está unido al poder legislativo,
el poder sobre la vida y la libertad de los ciudadanos será
arbitrario, porque el juez será legislador. Si está unido al poder
ejecutivo, el juez podría tener la fuerza de un opresor
(MONTESQUIEU, El Espíritu de las Leyes).

•Examina este texto y compáralo con la organización de poderes de la Constitución


española de 1978. ¿Encuentras alguna semejanza?
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1.3.3. Rousseau y la soberanía nacional


El Contrato social (1762) expone la teoría de que la soberanía
reside en el pueblo. Para Rousseau, tener soberanía es ante todo tener la
facultad de hacer las leyes. El autor reconoce que todos los ciudadanos
de un país no pueden legislar directamente. Es preciso que elijan, por
sufragio universal a sus representantes. Éstos serán los encargados de
convertir en ley la voluntad general. Si no existe una voluntad general
unánime, debe ser la voluntad de la mayoría la que se convierta en ley.
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•¿En qué consiste el sufragio universal? ¿Era lo mismo para Rousseau que para
nosotros?
•¿Qué relación existe entre las teorías de Rousseau y los actuales sistemas políticos
democráticos?
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1.3.4. Adam Smith y el liberalismo económico
a) La riqueza de las naciones (1776) sostiene que la riqueza de un
país se basa en el trabajo de sus habitantes. Para Adam Smith, lo que
da valor a un objeto es la cantidad de trabajo necesario para producirlo.
Pero Smith también valora la aportación del capital que sirve para pagar
las máquinas que mejoran la productividad del trabajo humano.
b) Smith defiende la libertad económica frente a la intervención
del Estado. Según esta idea, el gobierno de un país no debe intervenir
nunca para regular y controlar el proceso de fabricación y venta de los
distintoa productos.
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Actividad:
•Cada oveja con su pareja. Une cada nombre con sus datos biográficos y amplía éstos.

D'Alembert (1717-1783) Fue uno de los filósofos más criticados en su época


por sus ideas religiosas. Escribió cuentos y ensayos
históricos.
Voltaire (1694-1778) Defensor de la idea de la armonía y bondad innata
de los seres humanos, que se corrompe con la vida
en sociedad
J.-J. Rousseau (1712-1778) Autor de El espíritu de las leyes, obra en la que
expuso su defensa de la división de poderes.
Montesquieu (1689-1755) Dirigió durante veinte años la publicación de la
Enciclopedia o Diccionario razonado de las ciencias,
las artes y las técnicas.
D. Diderot (1713-1784) Matemático y filósofo francés. Defendió la
tolerancia. Fue uno de los impulsores de la
Enciclopedia.
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2. LA INDEPENDENCIA DE LOS ESTADOS UNIDOS DE AMÉRICA


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•Lee con detalle estos fragmentos de la Declaración de Independencia (1776) y
analízalos.
-¿Ves en ellos alguna huella de la ideología ilustrada?
-¿Encuentras alguna discordancia entre algunos de los fenómenos con los que los
independentistas estaban en desacuerdo y algunas políticas aplicadas posteriormente en
la historia de los EE. UU.?

Consideramos como evidentes por sí mismas las siguientes verdades:


que todos los hombres han sido creados iguales; que el creador los ha
ungido con ciertos derechos inalienables, entre los cuales se hallan la
vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad; que para asegurar estos
derechos se han instituido gobiernos entre los hombres, gobiernos que
derivan sus poderes legítimos del consentimiento otorgado por los
gobernados: que, cuando una forma de gobierno es perjudicial para esto
fines, el pueblo tiene derecho a cambiarla o a abolirla y a establecer un
nuevo gobierno que se base en principios tales y organice su poder en
forma tal que resulte la más apropiada para procurar su seguridad y
felicidad (…)
Pero cuando una larga serie de abusos y usurpadores, siempre
persiguiendo la misma finalidad, descubre el propósito de doblegar a un
pueblo bajo el despotismo absoluto, entonces es su derecho y aun su
deber rechazar semejante dominación y proporcionarse nuevas
garantías para su seguridad futura.
Tal ha sido el padecimiento pacienzudo de estas colonias, y así es
ahora incoercible la necesidad de cambiar su antiguo sistema de
gobierno. La historia del actual rey de la Gran Bretaña es una historia
de repetidas ofensas y usurpaciones, todas las cuales persiguen el fin
directo de establecer una tiranía absoluta sobre estos estados (…). El
rey de de la Gran Bretaña se ha propuesto destruir a la población de
estos estados y con este fin obstruye las leyes encaminadas a la
naturalización de los inmigrantes (…). Y ahora pretende dejar
indefensas a sus habitantes ante los ataques de los depiadados indios
salvajes, cuyo concepto de la guerra consiste en la destrucción
indiscriminada de los enemigos, sea cual fuere su edad, su sexo y su
condición (…). También han estado sordos a la voz de la justicia y la
consanguinidad y tenemos que acomodarnos a la necesidad que exige
nuestra separación y tratarnos como tratamos al resto de la
humanidad: como enemigos en la guerra y como amigos en la paz.
Por todo ello, nosotro, los representantes de los Estados Unidos de
América, reunidos en un Congreso general, acudimos al juez supremo
del mundo para hacerle testigo de la rectitud de nuestras intenciones.
En el nombre y con el poder pleno (…), damos a conocer solemnemente
y declaramos que estas colonias unidas son y , por derecho, han de ser
estados libres e independientes.
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LA LITERATURA DEL SIGLO XVIII ESPAÑOL. EL NEOCLASICISMO.

Ámbito político. El siglo XVII acaba con el reinado de Carlos II el


“hechizado”, que encarna la decadencia española del momento. Se produce un
cambio de dinastía, los Borbón sustituyen a los Austria, tras la Guerra de Sucesión
(1701-1714). Con la proclamación de Felipe de Anjou como Felipe V de España
después de la firma del tratado de Utrecht (1713), se marca la entrada de las nuevas
corrientes del pensamiento europeo y las normas del "buen gusto", dictadas por
Francia. Son momentos en los que se fomentan medidas pragmáticas de desarrollo
de la producción y del comercio, asociadas al desarrollo de la burguesía.
Los monarcas españoles del XVIII, Fernando VI, Carlos III, Carlos IV y
Fernando VII, impondrán el absolutismo racional y la centralización administrativa
como garantía para conseguir el orden y el progreso que preconizaba el Despotismo
ilustrado. Favorecerán el desarrollo de las comunicaciones, las ciencias y la
enseñanza.

Ámbito socio-cultural. Durante eI XVIII se crearon diversas instituciones


culturales: en 1712, la Biblioteca Nacional, en 1713 la Real Academia Española
de la Lengua quien publicó entre 1726 y 1739 el Diccionario de Autoridades, en
1741 la Ortografía y en 1771 la Gramática consolidando el proceso de fijación de lA
lengua. También durante este siglo comienzan a desarrollarse las tertulias literarias,
las academias, las Sociedades Económicas de Amigos del País, y se crearon las
primeras publicaciones periódicas como el Diario noticioso o el Diario de los Literatos
de España que estimularon la educación, la cultura, el progreso y el desarrollo del
género periodístico.

LA LITERATURA ESPAÑOLA EN EL SIGLO XVIII

La literatura española del XVIII ha sido juzgada habitualmente como pobre y


de escasa calidad, caracterizada por el fuerte afrancesamiento y la falta de
inspiración. Estas afirmaciones deben ser matizadas y contextualizadas. Frente al
decadentismo barroco, que explotaba una magnífica imaginación viviendo a
expensas de los hallazgos estilísticos e ingenios gongorinos, se impone la
contención y el utilitarismo en el arte, en la medida en que el ideal estético
dieciochesco sigue el neoclasicismo de rigurosa normativa literaria que refrena el
vuelo imaginativo y la espontaneidad creativa.

Periodos estéticos.

En el siglo XVIII encontramos tres momentos artísticos cuyos límites


cronológicos son difusos y que, a menudo, coexisten en un mismo autor y en las
mismas obras:

● Barroquismo. Pretende continuar el estilo, las técnicas y los temas que


fueron característicos del movimiento barroco y de los autores más
significativos durante el siglo XVII.

● Neoclasicismo. El “nuevo clasicismo”, cuyo apogeo tiene lugar en la


segunda mitad del siglo, consiste en una vuelta a la tradición clásica que
encuentra sus modelos en el Renacimiento hispánico y en el Clasicismo
francés e italiano. La literatura neoclásica defiende las normas estéticas
de la preceptiva clásica, tales como la distinción entre los géneros
literarios, la verosimilitud, la imitación de la naturaleza, el sometimiento a
las leyes de la razón, el utilitarismo de la literatura o el respeto a la regla
de las tres unidades (acción, tiempo y lugar).

● Neoclasicismo sentimental. A finales de siglo, manteniendo las formas


neoclásicas debe considerarse la presencia de la subjetividad y de la
espontaneidad, del sentimentalismo y de la melancolía. Asimismo, es
característico de esta corriente la ambientación de las obras en una
naturaleza estridente, macabra o desbordada: días de tormenta, noches
oscuras y tenebrosas, cementerios, ruinas, etc. Todas estas
características anuncian las propias del Romanticismo.

Veamos a continuación cada uno de los géneros más detenidamente.

LÍRICA

Los poetas del XVIII no fueron “artistas marginados”, sino que pertenecieron
en su gran mayoría a la élite directora de la nación: Meléndez Valdés, Jovellanos,
Cadalso... eran magistrados, políticos, diplomáticos, militares. Todos ellos cultivaron
en mayor o menos medida el género lírico y pulularon por todas las tendencias de la
literatura dieciochesca.

En la primera mitad de siglo, la tendencia poética característica es el


barroquismo. Los poetas serán meros continuadores del Barroco en metros y
temas, siguiendo muy de cerca la poesía conceptista y culterana de Quevedo y
Góngora.

La tendencia conceptista se advierte en autores como Torres Villarroel o en


Eugenio Gerardo Lobo. Al lado de esta tendencia conceptista y festiva,
encontramos en las primeras décadas del siglo XVIII una poesía barroca de signo
culterano. El máximo representante de esta tendencia es Antonio Porcel.

En cuanto a los derroteros de la poesía en la segunda mitad de siglo, hay


que destacar que se desarrollan en estos momentos nuevas y múltiples tendencias,
incluso contrapuestas:

a) La poesía ROCOCÓ busca la miniaturización de los objetos y las escenas


decorativas. Todo ello se expresa con un léxico refinado, a veces arcaizante, donde
predomina el diminutivo. Los metros empleados son cortos y de ritmo marcado.
Muestran también su gusto por los epítetos, el colorido suave, y una mitología de
dimensiones domésticas. En cuanto a los temas, se prefieren el amor y la belleza
femenina. Es una poesía vinculada a lo bucólico y a lo anacreóntico, de una
deliberada artificialidad. Los autores buscaban crear un mundo ideal, con personajes
sencillos cuyos sentimientos se expresasen en un ambiente casi paradisíaco.

● José Cadalso (1741-1782) se erige en maestro de la poesía anacreóntica. Su


tono es suave, con una ingenuidad picaresca de ritmo vivaz y saltarín. Su
sensualidad y gusto detallista le llevan a componer pequeños retratos
femeninos entre los que destacan los dedicados a Filis. Publica en 1773
Ocios de mi juventud, una obra donde encontramos todos los géneros del
momento, desde la anacreóntica a la poesía filosófica y satírica.

b) La poesía NEOCLÁSICA. Al mismo tiempo se propone una concepción


utilitaria del arte. Al servicio del enaltecimiento de la patria, de los héroes, del bien y
del mal. Es el marco de desarrollo de la poesía neoclásica o ilustrada, en la que se
da cabida a las ansias cívicas, científicas y filosóficas. Se extiende esta etapa desde
1750 hasta las primeras décadas del siglo XIX.

● Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), escribe en 1776 La carta de


Jovino a sus amigos salmantinos, en la que exhorta a éstos para que
abandonen los frívolos temas amorosos y se dediquen a servir a la patria por
medio de composiciones de más altos vuelos. Son de especial importancia
sus sátiras. La primera de ellas, A Arnesto, tiene como asunto la sátira
Contra las malas costumbres de las mujeres nobles, donde
denuncia en un tono crudo su desorden moral, su lujo desmedido e inutilidad.
Su poesía didáctica y filosófica está compuesta por un grupo de epístolas.
Jovellanos emplea un lenguaje realista, lleno de expresiones fuertes y objetos
de la vida diaria, prohibidos en la poesía de salón y de ambiente pastoril. De
ahí que se haya hablado de un cierto “prosaísmo” en la poesía del momento,
entendido como una ruptura entre los límites de prosa y poesía por el carácter
utilitario y transmisor que se le da al verso en este momento.

● Meléndez Valdés (1754-1817) se ha considerado el mejor representante de


este siglo. En su poesía se resumen las distintas tendencias anunciadas.
Escribió numerosas anacreónticas cultivando su vertiente sensual y erótica,
caracterizándose por un estilo jovial, donde tienen su representación más
tópica los símbolos del amor y la alegría: Cupido y Baco. Entre su obra
anacreóntica destacamos Los besos del amor. En sus Epístolas recoge una
poesía bien distinta, expresando sus ideas de reforma y progreso. También
cultivó un tipo de poesía más comprometida política y socialmente; en ella
somete a la sociedad a un duro análisis de sus aspectos más negativos. Así,
en El filósofo de campo pretende la rehabilitación del campesino,
condenando la ociosidad y la vida orgullosa del cortesano. Destaca, por tanto,
por poner la poesía al servicio de la humanidad y de lo que se concebía como
progreso, pero elevando el estilo.

● La fábula. Resultó ser un género que se prestaba perfectamente a los


propósitos neoclásicos del didactismo en el arte. Por su condición
idiosincrásica de someterse a una moraleja aleccionadora, la fábula dejará
poco margen al vuelo imaginativo o a la libertad poética. Dos son los
fabulistas del XVIII español:

● Félix de Samaniego (1745-1801), que escribió sus fábulas con un estilo


prosaico, a veces ramplón, para educar a los niños del seminario de
Vergara, adaptando diversas fábulas tradicionales, de Fedro y La
Fontaine.

● Tomás de Iriarte (1750-1791) se sirvió de fábulas para inculcar a sus


coetáneos unos cuantos principios literarios, limitándose a la enseñanza
de la retórica y de la poética con un estilo de gran claridad expositiva.
Recuérdese la fábula de El burro flautista y sus irónicos pero ilustrativos
versos “sin reglas del arte, / borriquitos hay / que una vez aciertan / por
casualidad”.

c) El sentimentalismo: fue cultivada por los mismos autores neoclásicos en


sus obras de madurez. El sentimentalismo supone una anticipación del
Romanticismo. Recrea un sentimiento filantrópico y una nueva sensibilidad
humanitaria y social. Todo ello está expresado en un estilo novedoso, con
neologismos, cultismos... Aquí se suele encuadrar a Meléndez Valdés, destacando
su carácter versátil y unificador de las diversas tendencias con poemas como La
Tempestad, o la Oda a la muerte de Cadalso.

LAS POLÉMICAS SOBRE EL TEATRO

La polémica comienza con la publicación de la Poética de Luzán en 1737,


quien ponía de manifiesto los dislates preceptivos del teatro barroquizante a la luz de
las reglas clásicas. Ignacio de Luzán, crítico y preceptista de sólida cultura clásica
que se había formado durante su residencia en Italia y que preconiza una poesía más
clásica, más clara y más ordenada, exige que el arte sea, además de deleitable, útil,
siguiendo la tradición horaciana del “docere et delectare”. En lo que atañe al género
dramático, se pretende potenciar el teatro de tipo neoclásico, poniendo orden a los
excesos originados por el triunfo de la comedia nueva. Sin embargo, era éste el
teatro que triunfaba, destacándose géneros como la comedia de magia, de santos,
de figurón… y autores como Antonio Zamora, con títulos como No hay plazo que
no se cumpla, ni deuda que no se pague, en la que se retoma el mito de Don Juan
acentuando las manifestaciones externas del carácter del protagonista.

Resumiendo el panorama teatral dieciochesco, son tres las tendencias que


existen en la actividad dramática:

a) La tendencia neoclásica.

● La comedia sentimental. Teatro rococó, moral, afectado por la ola


sentimental del XVIII y de imitación de la llamada comedia lacrimosa francesa.
Tiene su arranque en La Petimetra de Nicolás Fernández de Moratín, quien
con este ensayo teatral se alza contra los modelos barrocos y sus
derivaciones. Destaca también Gaspar Melchor de Jovellanos con El
delincuente honrado.

● La tragedia neoclásica. Representa el puente entre la comedia tradicional


española y la tragedia romántica. Es un género artificial que surge por
imitación de lo extranjero, principalmente lo francés, al amparo de la conocida
regla de las tres unidades de las preceptivas neoclásicas: Nicolás Fernández
Moratín con Lucrecia o Cadalso con Sancho García. Pero, de entre todos
ellos, destaca Vicente García de la Huerta con Raquel (1778), única
tragedia del XVIII que tuvo éxito: se representó simultáneamente en todos los
teatros de España, se imprimieron en vida del autor 11 ediciones y había unas
dos mil copias manuscritas. Triunfó siguiendo las reglas de lugar, tiempo y
acción, con ausencia del gracioso, con versos endecasílabos, con un lenguaje
lleno de resonancias calderonianas y con un tema, la conjura de los nobles
para dar muerte, por razón de Estado, a la judía Raquel, amante de Alfonso
VIII, ya tratado por otros dramaturgos y que recreaba un episodio narrado en
la Primera Crónica general.

● La comedia ilustrada. Tiene como máximo representante a Leandro


Fernández de Moratín (1760-1828), que innova en el terreno de la comedia.
Es el único autor que consigue una cierta evolución del teatro a lo largo del
siglo ilustrado, pues los intentos de desarrollo de la tragedia resultaron
infructuosos. La temática de su obra es de contenido ilustrado e instructivo.
Propugna una vuelta al teatro de inspiración clásica, presidido por el “buen
gusto”, el equilibrio, el sometimiento a las reglas aristotélicas de las tres
unidades, la verosimilitud, el decoro y la separación rigurosa de los géneros
dramáticos.
En 1796 publica La comedia nueva, obra de contenido metateatral.
Es una sátira contra el teatro que deseaban combatir los neoclásicos, no
contra el teatro barroco, sino contra su degeneración dieciochesca. En 1806
publica El sí de las niñas en tres actos y escrita en prosa, su obra más
conseguida. En ella expone una de las grandes preocupaciones de los
ilustrados: los matrimonios desiguales y la educación de los jóvenes. Suscitó
notable polémica e incluso críticas y denuncias a la Inquisición. En ella se
narra como Paquita es obligada por su padre a casarse con un viejo, don
Diego, aunque está enamorada del sobrino de éste. Este amor es
correspondido y será el sobrino quien, encarnando la voz de la razón, hace
ver a su tío el error y el disparate del matrimonio que está a punto de
protagonizar. Es la obra final de Moratín, que se despide con ella de la
actividad teatral.

Otro autor destacado en este tipo de comedias ilustradas es Tomás de


Iriarte con títulos como Hacer que hacemos, El señorito mimado o La
señorita malcriada.

b) La tendencia popular.

● Representada por un género dramático menor como el de los sainetes de


Ramón de la Cruz (1731-1794). Piezas de escasa duración, escritas en
octosílabos, de carácter cómico, protagonizadas por personajes prototípicos:
castañeras, maridos burlados, hidalgos arruinados… que dan lugar a una
comedia abreviada. Son descendientes de los entremeses del XVII. El sainete
de don Ramón es de corte costumbrista y descriptivo, con acento crítico,
dirigido a los "inadecuados" por su posición social, pero elude la crítica a la
aristocracia. Títulos: La pradera de San Isidro, La plaza mayor por
Navidad.

LA PROSA

La actitud crítica y el didactismo de los ilustrados encuentran su mejor cauce


de expresión en la prosa: las ideas y costumbres tradicionales, las falsas creencias,
el atraso de las ciencias o los vicios de la educación se critican a la luz de la razón,
en aras del progreso científico, y, en definitiva, del bienestar y la felicidad de los seres
humanos. Esta misma actitud didáctica derivará en una prosa basada en la
documentación y en la observación de la realidad, y con un lenguaje cuidado pero
ameno y directo. Por todo esto, y vinculada al auge del periodismo, la prosa ilustrada
cultivará en menor medida la narración de ficción y tenderá más a una literatura
reflexiva, en forma de cartas, discursos, diarios, memoriales, artículos periodísticos,
etc. Será la primera muestra del ensayo en lengua castellana.

Podemos distinguir dos tendencias:

La prosa didáctica y personal. Prosa destinada a servir de vehículo para la


divulgación de las ideas ilustradas y contribuir así a la reforma de la sociedad.
Los principales ensayistas del siglo XVIII fueron:

● El padre Benito Jerónimo Feijoo (1676-1764). Monje benedictino que buscó


la renovación de la teología combinándola con el nuevo método científico.
Pretendía integrar la novedad metodológica y el espíritu científico con el
pensamiento de la Iglesia. Entre sus obras cabe destacar el Teatro Crítico
Universal, discursos que contribuyeron a difundir ideas básicas como la
dignificación del trabajo y los oficios, el utilitarismo, el pacifismo como
elemento favorable a la economía o el menosprecio de la nobleza hereditaria
y ociosa. Escribe también las Cartas eruditas y curiosas. En ambas obras
combate la superstición y el fanatismo, a favor del pensamiento racional;
están presentes casi todos los conocimientos del siglo XVIII y abarcan todo
tipo de temas: filosofía, historia, matemáticas, política..., con la finalidad de
introducir nuevas teorías y desterrar errores comunes en la época. Su actitud
es crítica, pues cuestiona las ideas vigentes, que se consideraban
insustituibles.

● José Cadalso (1741-1782) es uno de los talentos críticos primordiales del


siglo. Su andadura como literato en prosa se inicia con Los eruditos a la
violeta, obra publicada en 1772 en la que se critica a quienes presentan una
erudición de miscelánea, dedicada a aquellos que pretenden saber mucho
con escaso estudio. Su obra maestra fue Cartas marruecas. Participa del
gusto del momento por lo oriental, que se inicia en Europa a finales del siglo
XVIII. Es una obra epistolar que recoge la correspondencia entre Gazel (joven
marroquí), Ben Beley (su protector marroquí) y el español Nuño. Su tema
central es el tema de España: el análisis del carácter propiamente español, el
atraso de la sociedad con respecto a Europa, el inmovilismo de las clases
poderosas, el atraso de la economía, de la reforma agraria... Pero también
tiene importancia capital el aspecto costumbrista. Se van denunciando
sucesivamente y desde el extrañamiento que permite la visión del extranjero
con la técnica del perspectivismo, algunas de las tradiciones y de los hábitos
más rancios de la sociedad del momento. Es ya clásica la referencia a la
fiesta de los toros, el vestuario, los viajes...
Otra obra destacable de Cadalso son sus Noches Lúgubres, de marcado
contenido prerromántico. Dividida en tres noches y sin una sucesión
cronológica estricta ni argumental, es una suerte de engarce azaroso de
estampas unidas por la presencia de un personaje central como es Tediato,
en quien se ha querido ver al propio Cadalso, tras la muerte de su amada. Es
en realidad una elegía en sentido pleno, un canto fúnebre, de marcado
carácter subjetivo y doliente, caracterizado por los ambientes sepulcrales y
nocturnos cercanos al Romanticismo.

● Melchor Gaspar de Jovellanos (1744-1811) encarna el modelo de ilustrado


del momento y sintetiza sus condiciones de intelectual polifacético y culto,
imbricado en toda una serie de actividades de tipo social y político. Su
actividad prosística más destacada se centra en el desarrollo de discursos
sobre temas variados. Cabe mencionar El informe sobre la ley agraria,
publicado en 1794. Se compone de una primera parte histórica, que sirve
como marco para encuadrar la parte analítica, en la que se somete a juicio la
situación coetánea del desarrollo agrario, proponiendo reformas útiles para su
mejora. Otro discurso que merece comentario es la Memoria para el arreglo
de la policía de los espectáculos y diversiones públicas y sobre su
origen en España; en él se comienza con un repaso del origen de los
festejos públicos desde la Edad Media, y se analiza la progresiva decadencia,
sobre todo centrándose en el teatro, por haberse separado de la preceptiva
clásica y por abandonar como directriz la de la instrucción y el deleite.
Defiende abiertamente en este sentido una intervención estatal que censure
lo moral y lo estético, propugnando, como todos los neoclásicos, un teatro
minoritario, intelectual y aristocrático.
Lengua y Literatura. 4º de E.S.O.- Las ideas de la Ilustración, p. 15

i. La prosa de ficción.

● Diego de Torres Villarroel (1694-1770) posee una variadísima obra literaria con una
marcada filiación quevedesca en cuanto al estilo. Su fama se la ha granjeado la
publicación de su supuesta autobiografía, Vida, ascendencia, nacimiento, crianza
y aventuras del doctor Don Diego de Torres Villarroel, un relato novelesco de
género picaresco, aunque incumple algunos de sus recursos básicos, como el
carácter de pícaro del protagonista o el resentimiento contra la sociedad. Su obra de
mayor influencia quevedesca es Visiones y visitas de Torres con don Francisco
de Quevedo por la Corte, de fuerte contenido satírico, en el que se someten a burla
y revisión, algunas de las costumbres y oficios españoles de su tiempo. En este
sentido conecta el estilo barroco con la intención ilustrada de la regeneración de las
costumbres del momento.

● José Francisco de Isla, El Padre Isla (1703-1781). Jesuita, profesor de teología y


predicador poseía una disposición natural para el ejercicio de la sátira, ridiculizando
las ideas anticuadas y disparatadas. Destaca su obra Fray Gerundio de Campazas,
alias Zotes, donde satiriza un tipo de oratoria sagrada, ya que Fray Gerundio será
fruto de la mala educación recibida plagada de mal gusto, retoricismo, artificiosidad y
lleno de una religiosidad superficial.

En definitiva, si bien es cierto que la literatura neoclásica española no ha gozado de


tanta trascendencia como la de los Siglos de Oro, lo que es indudable es que asentó las
bases de la producción ensayística, de un tipo de escritos reflexivos, críticos y
divulgativos que iluminaron en el Siglo de las Luces los espíritus inquietos que se
atrevían a saber.

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