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¿Nada importa?

Son las 9 de la noche

Es la semana de la cuarta continua en la universidad, no duermo desde hace días y el


estrés me está volviendo loca. Y mientras escribo, pienso, ¿realmente tengo que hacer
esto? Soy libre, podría simplemente decir que no quiero, irme a dormir y decirles a
todos mis profesores que ya fue suficiente e irme. A la playa, a pasear, a mi casa o a
donde sea. Al final, se trata de lo que quiero, ¿o no? No hay nada que realmente me lo
impida, más allá de jalar, claro, pero ¿qué significa un número y qué tanto valor puedo
permitir que ese número le otorgue a mi vida o a mi percepción de mí misma?, y, sin
embargo, sigo aquí, esclava de mi carrera y de las expectativas que se tienen de mí,
una chica “en edad de estudiar”, supuestamente inteligente. ¿Se trata de “deber”, como
dice Kant? Tengo que estudiar, porque mis papás me pagan la carrera, y porque en la
sociedad de hoy en día uno tiene que tener una carrera para poder ser considerado
válido, educado, con posibilidades de salir adelante. Se trataría, entonces, de que, en
este momento, estoy aceptando vivir de cierta manera con la que no me siento
completamente libre bajo la hipótesis de que, cuando acabe, todo va a ser mejor:
sufres ahora, gozas después. Primero, te ganas tu lugar, luego disfrutas el resultado de
tu trabajo. Mi razonamiento estaría basado entonces en un imperativo hipotético, y
estoy soportando esta semana pesadísima porque es mi deber, porque si lo hago,
después voy a obtener supuestamente algo a cambio: una nota, un trabajo, un futuro.
¿Pero no hay nada intrínseco detrás de eso? Al fin y al cabo, yo fui la que decidió
estudiar arquitectura, sabiendo que era una carrera bastante pesada, porque “me
gustaba”. Y en efecto, me gusta. Me gusta mi carrera y disfruto lo que hago la mayoría
del tiempo, y soy consciente de que, si no disfrutara lo que hago, ya lo hubiera dejado.
Puede entonces, siguiendo basándonos en el deber y los imperativos de Kant, que en
efecto mi razonamiento, el hecho de que yo siga estudiando se basa en algo
categórico, el fin en sí mismo es la arquitectura, y por eso hago lo que estoy haciendo.
Entonces, ¿qué es lo que importa? Las cosas adquieren el valor que uno mismo les da
a las cosas. Si en este caso, yo estoy dejando que mis estudios tomen la mayor parte
de mi tiempo, y gran parte del protagonismo de mi vida,

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