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El sacerdote

El sacerdocio en el antiguo Egipto ocupaba un papel importante para la religión


egipcia y para el gobierno. Cada divinidad poseía su propio templo así como de
varios sacerdotes para realizar las ceremonias correspondientes, para la gran
cantidad de divinidades egipcias es impresionante pensar en la gran cantidad
de templos que edificaron en su honor, sin embargo, el autor menciona que “no
había divinidad en el inmenso panteón egipcio que no tuviera su propio templo
y su propia capilla en el interior del templo dedicado a otra divinidad” 1, cada
localidad tenia sus propios dioses y estos se deslindaban jerárquicamente de
los demás, no poseían lazos familiares por lo que cada localidad tenía su
propio numero de templos así como de un numero especifico de sacerdotes
dependiendo de la cantidad de dioses que regían ese territorio.

El trabajo de un sacerdote tenía tanto valor espiritual ya que ellos eran los que
entraban en contacto con el cosmos, por esta razón los sacerdotes tenían que
seguir una serie de reglas para poder ejercer su trabajo adecuadamente, un
dato especifico de estas normas era el hecho de que ellos tenían que vivir
humildemente, por lo que se les despojaba de sus posesiones para vivir en paz
y en equilibrio, otra regla era el raparse totalmente cada cierto tiempo para no
poseer ningún piojo que pudiera interferir su contacto con los dioses, así como
de la prohibición en la ingesta de algunos alimentos.

Este trabajo era de aspecto jerárquico, el oficio del sacerdocio era heredado
de generación en generación, el hijo de un sacerdote estaba “destinado” a
continuar con el trabajo del sacerdocio, al menos hasta que el gobernante
decidiera lo contrario, posteriormente, después de un tiempo, el gobernante era
quien se había adjudicado el titulo de sacerdote, solo el podía ejercer el
derecho de realizar las ofrendas a los dioses, este “robo” de herencia por parte
del gobernante tenia un objetivo y era el obtener un acercamiento mas
profundo entre gobernante-divinidad para lograr la protección y prosperidad
para el pueblo, sin embargo, el heredero legitimo del sacerdocio podía “pelear”
y adquirir nuevamente el titulo de sacerdote, “..los herederos podían reivindicar
cargos sacerdotales ocupados por el padre…”.2

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1. Dmitrievich Berlev Oleg , Donadoni Sergio, “El sacerdote” en El hombre
egipcio, ed. Alianza, 1991, Madrid. Pp.147
2. ibidem. Pp. 153

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