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Bolívar Echeverría

Definición
de la cultura
TREs SON los temas que intentamos tocar brevemente en
esta primera lección. Primero, el de la "dimensión cultural"
del conjunto de la vida humana; segundo, el de la historia de
las distintas definiciones de la cultura, y, tercero, el de la
problemática actual en torno al estudio de la cultura y su
historia. Se trata de reconocer la presencia de esta dimen-
sión, describirla a partir de sus efectos en la realidad social
y en el acontecer histórico; tener en cuenta el sentido de las
variaciones que se observan en la aproximación del discurso
autorreflexivo europeo a los problemas de la cultura, y plan-
tear, por último, la perspectiva específica de nuestra época
en la tematización de la dimensión cultural.

LA DIMENSIÓN CULTURAL

Para construir una canoa, y antes de iniciar la tarea de echar


abajo el árbol escogido para el efecto, los nativos de las is-
las Trobriand, según lo describe Malinowski, realizan toda
una serie de otras operaciones destinadas a "limpiarlo" de su
conexión con el resto del bosque. Piensan que cada uno de
los árboles pertenece al bosque como si fuera un miembro
identificado del mismo, que el bosque en cuanto tal tiene
una presencia y un poder unitarios; que es necesario tratar
con él mediante determinados ritos y conjuros para que del
árbol que se le arranca salga una canoa buena para navegar,
pescar, transportar, jugar, etcétera.
La descripción etnográfica de corte empirista supone un
modelo ideal del proceso de trabajo, de la estructura técnico-
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18 LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL 19

funcional mínima que deben tener tanto el diseño como los a lo que no lo es. En este ejemplo, a diferencia del anterior,
utensilios y las operaciones manuales necesarias para cons- la pre-condición del cumplimiento de una función social no
truir una pequeña embarcación de madera. Lo reconoce conmina a un hacer sino a un no hacer, es una prohibición.
plenamente en el trabajo de los trobriandeses, pero observa Pero en ella se distingue también, con igual claridad, que
que, en su caso, dicho modelo se encuentra enriquecido o en el enfrentamiento a la naturaleza, en la realización de los
bien deformado por la presencia, dentro de él, de un con- actos de producción y consumo, las sociedades "primitivas"
junto de operaciones "sobrefuncionales", instrumentalmente conocen un escenario de reciprocidad con ella y un orden
superfluas, de orden puramente ceremonial, "irracional" des- de valores para su propio comportamiento que trasciende o
de el punto de vista económico. está más allá del plano puramente racional-eficientista de la
La peculiaridad de la técnica empleada -que se extien- técnica, que rebasa el plano de los valores meramente prag-
de, por lo demás, a todos los ámbitos de la vida de los nati- máticos o utilitarios.
vos de las islas Trobriand- pone de manifiesto de manera ¿Es posible generalizar este rasgo llamativo de la exis-
especialmente clara la vigencia de un nivel del comporta- tencia de los "pueblos primitivos" y afirmar que, en todos
miento social que parece "innecesario" desde la perspectiva los casos imaginables -incluso en las civilizaciones actuales
de la eficiencia funcional en la producción y el consumo de las de Occidente, en donde la técnica moderna parece haber
condiciones de supervivencia del animal humano, pero que, "desencantado" al mundo, barrido con la magia y la supers-
sin embargo, acompaña a éstas inseparablemente, afirmán- tición y logrado depurar al proceso de producción/consumo
dose como pre-condición indispensable de su realización. de todo ingrediente ajeno a la efectividad instrumental~ la
Un momento, elemento o componente de orden "mágico" reproducción social del ser humano requiere para su cum-
demuestra ser constitutivo de la "civilización material" de plimiento de una "pre-condición" que resulta, si no ajena, sí
los trobriandeses. de un orden diferente al de las condiciones operativas reco-
"Disfuncional" es también el comportamiento de aque- nocibles en la perspectiva funcional de la vida animal y su
llos grupos étnicos de la Amazonia recordados por Lévi- derivación humana? ¿Hay una "dimensión" de la existencia
Strauss en Tristes trópicos que viven (si viven todavía) dentro social del tipo de aquel que entre los pueblos de las islas
de un medio natural rico en determinadas substancias ali- Trobriand está casi plenamente ocupado por la magia, una
menticias, mismas que, sin embargo, no entran en la dieta "dimensión cultural" que es esencial para esa existencia y que
de esta sociedad. Se trata de substancias que no son gustadas es irreductible al nivel dominado por la técnica utilitadsta?
y consumidas como alimento pese a que el grupo sabe que Lo que sigue a continuación intenta argumentar en el sen-
no son venenosas ni dañinas y que incluso podrían ayudar tido de una respuesta afirmativa a esta pregunta. Aún más,
al mantenimiento y al crecimiento del cuerpo. Simplemente intenta mostrar que es en la dimensión cultural de la existencia
no concuerdan con el principio mágico e "irracional" que de- humana, en ese nivel "meta-funcional" de su comportamien-
limita y define aquello que es comestible en contraposición to, en donde dicha existencia se afirma propiamente como tal.·
LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA V1DA SOCIAL 21
20 LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA V1DA SOCIAL
encontrar que incluso los obreros de las sociedades occiden-
l. En primer lugar, es conveniente dejar claro que las tales "más desarrolladas" no cumplen las mismas operaciones
señas de presencia de la dimensión cultural de la vida hu- técnicas de igual manera -con la misma eficiencia- en un
mana desbordan todo intento de concebir a ésta como un "ambiente fabril" determinado que en otro diferente.
conjunto de hechos específicos que tuvieran una vigencia No parece existir un proceso técnico de producción en
independiente o exterior -sea como una ca-estructura o estado estrictamente puro. Todo proceso de trabajo está siem-
bien como una supra-estructura- respecto de la realidad pre marcado por una cierta peculiaridad en su realización
central o básica de los procesos reproductivos de la vida hu- concreta, misma que penetra y se integra orgánicamente en
mana. El "mundo de la cultura'' no puede ser visto como el su estructura instrumental y sin la cual pierde su grado ópti-
remanso de la improductividad permitida (en última instan- mo de productividad. La historia de la tecnología comprue-
cia recuperable) o el reducto benigno (en última instancia ba que, aún después de la Revolución industrial del siglo
suprimible) de la irracionalidad que se encontraría actuando XVIII, no es una, sino son muchas las "lenguas" que llevan a
desde un mundo exterior, irrealista y prescindible, al servi- cabo la actualización o la codificación en términos pragmá-
cio de lo que acontece en el mundo realista y esencial de la ticos efectivos -es decir, de optimización funcional- de
producción, el consumo y los negocios. Su intervención es los descubrimientos científicos.
demasiado frecuente y su vigencia demasiado fuerte en el 2. En segundo lugar, es necesario insistir en que esta di-
mundo de la vida como para que una visión así pueda acep- mensión precondicionante del cumplimiento de las funcio-
tarse sin hacer violencia a la mirada misma. nes vitales del ser humano es una instancia que determina las
La realidad cultural da muestras de pertenecer orgáni- tomas de decisión constitutivas de su comportamiento efec-
camente, en interioridad, a la vida práctica y pragmática de tivo y no un simple reflejo o manifestación de otras instancias
todos los días incluso allí donde su exclusión parecería ser que fuesen las decisivas. La historia de los sujetos humanos
requerida por la higiene funcional de los procesos modernos sigue un camino y no otro como resultado de una sucesión
de producción y consumo. de actos de elección tomados en una serie de situaciones
Es un hecho cada vez más reconocido, por ejemplo, que concretas en las que la dimensión cultural parece gravitar de
las formas de manifestación de la técnica moderna resultan in- manera determinante.
dispensables para la realización de los contenidos de la misma La posibilidad de transformación de una técnica dada no
o, con otras palabras, que la peculiaridad del diseño técnico es siempre es aprovechada históricamente de la misma mapera.
constitutiva de la técnica diseñada; por lo tanto, que lo aparen- Una especie de voto sagrado de ignorancia -que documen-
temente "accesorio" resulta indispensable para lo "esencial". ta tal vez una sabiduría más totalizadora o "dialéctica'' que la
No es extraño en los medios de la investigación científica del entendimiento moderno- parece, por ejemplo, haber
oír que la belleza y la verdad de un teorema matemático lle- impedido a los teotihuacanos el empleo "productivo" de la
gan a confundirse en el momento más creativo de su formu- rueda y a los chinos el de la pólvora.
lación. Tampoco es una novedad para la sociología del trabajo
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Mencionemos lo que dice Lévi-Strauss en un trabajo que que adoptó como religión de los pueblos mediterráneos, se-
versa sobre el "falso primitivismo" de ciertas tribus amazóni- mitas y grecorromanos. La división que vendrá después entre
cas. Los Nambikwara, dice, son maestros en ciertas técnicas el cristianismo católico romano y el cristianismo protestan-
que no les sirven de nada. Mientras tanto, tienen necesidad te no hará más que funcionalizar en términos modernos la
de determinados elementos naturales cuya apropiación re- subordinación de una argumentación teológica a dos modos
queriría de una técnica que, pese a ser mucho menos ela- contrapuestos del trato con lo Otro y de autoidentificación.
borada, no les despierta el menor interés. 1 Es como si una Esta división mostraría en la historia una presencia diferente
fidelidad al esquema técnico de su pasado dorado les obli- de aquello que es "trabajado" o cultivado por la dimensión
gara a mantenerlo incluso cuando su decadencia lo ha vacia- cultural de la sociedad en el norte y en el sur de Europa.
do de contenido práctico y les impidiera, al mismo tiempo, Lo mismo podría decirse de otros hechos dentro de la
reconocer las exigencias técnicas de otros posibles contenidos historia de lo social como, por ejemplo, los de orden polí-
pragmáticos. tico. La democracia -concebida como un procedimiento
Cosa parecida puede decirse también del aparecimiento moderno, inventado dentro de la cultura cristiana calvinista
de posibilidades de transformación del mundo institucio- o noreuropea, de construir una voluntad representativa de
nal. Tampoco ellas se actualizan históricamente de la misma la sociedad civil en la que el consenso es capaz de prevalecer
manera; la dimensión cultural de los sujetos sociales que las sobre la guerra de todos contra todos- ¿ha podido, después
perciben y experimentan hacen que redunden en realidades de dos siglos de intentarlo, hacer abstracción de su origen
sociales muy diferentes entre sí. cultural y adaptarse a las otras culturas políticas modernas
Recordemos, por ejemplo, lo que podríamos llamar la -a otros intentos o esbozos de democracia- occidentales
puesta en práctica de la doctrina cristiana en Europa. Por más u orientales? O el "socialismo real": ¿ha sido la misma cosa
que el intento fue en un principio católico, es decir, universal en Alemania o en China que en Rusia o en Cuba?
(para el "universo" del imperio romano), el cristianismo tuvo Por lo demás, la dimensión cultural no sólo es una pre-
siempre la tendencia a ser adoptado de una cierta manera condición que adapta la presencia de una determinada fuerza
en el norte de Europa y de otra diferente en el sur. En tanto histórica a la reproducción de una forma concreta de vida
que religión para colonizar a los "bárbaros", fue aceptada o social-como en el caso de la doctrina cristiana, el procedi-
adoptada por los pueblos del norte europeo con una deter- miento democrático o la colectivización del capitalismo-,
minada figura que se distanciaba considerablemente de la sino un factor que es también capaz de inducir el aconteci-
0

miento de hechos históricos.


1
Lévi-Strauss no pierde oportunidad de jugar con el escándalo que Rosa Luxemburg insistió -y con ella otros marxistas-
implica para la mentalidad moderna tradicional el reconocer que por deba-
jo de comportamientos "primitivos", aparentemente irracionales, prevalece
en la inmadurez de la situación histórica de Rusia en 1917
una "racionalidad" que es capaz de sorprenderla por su fuerza y su desplie- para dar lugar a una revolución socialista digna de ese nom-
gue impenetrables. bre. En efecto, la economía, la sociedad y la política de Rusia
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se caracterizaban a comienzos de siglo por el "atraso", por la individuales o colectivos- que resultan absurdos cuando,
falta de condiciones para que en ella hubiera una demanda en el "equilibrio interno" del sistema que los constituye, se
auténtica de socialismo, es decir, la necesidad de una revolu- ve únicamente la decantación o cristalización de una estra-
ción proletaria. La "madurez" de la situación revolucionaria tegia de supervivencia o de mantenimiento de la vida hu-
se gestaba allí por otra vía: en ninguna otra parte de Europa mana, concebida ésta como una simple variedad específica
la dimensión cultural de la vida social había alcanzado un de la vida animal.
grado tan alto de densidad conflictiva. La cultura rusa -los Una crítica de la antropología moderna sólo puede par-
escritores rusos de la Edad de Oro no se cansaron de insistir tir del reconocimiento que acabamos de intentar: hay algo
en ello- estaba necesitada de una revolución desde hacía -una pre-condición cultural, decimos- que rebasa y tras-
varios decenios. La situación de crisis cultural radical que se ciende la realización puramente "funcional" de las funciones
planteó ya desde el siglo XVIII con la "occidentalización" de vitales del ser humano; un excedente o surplus ontológico que,
Pedro el Grande se agudizó a partir de la liberación de los en lugar de ser subsumido en el tratamiento de otras dimen-
siervos en 1861 y determinó un peculiar fenómeno de per- siones de la reproducción social, debe ser tematizada de ma-
mutación: aquello que, en principio, sólo podría salir de la nera propia.
maduración de unos conflictos económicos y políticos pro- Resulta indudable que la vida social y la historia huma-
pios de las situaciones capitalistas desarrolladas pudo ser na no se rigen exclusivamente por lo que podría llamarse
sustituido por el resultado de la maduración de un conflicto una prolongación (un desarrollo o un "perfeccionamiento")
cultural en una situación subdesarrollada. de la "lógica'' específica de la vida animal. Es innegable una
Puede verse, entonces, que la dimensión cultural de la discontinuidad. La existencia humana presenta determi-
existencia social no sólo está presente en todo momento nados comportamientos -ciertas acciones o ciertos modos
como factor que actúa de manera sobredeterminante en de los mismos que no son periféricos o accidentales dentro de
los comportamientos colectivos e individuales del mundo la vida social y la historia humana sino, por el contrario, cen-
social, sino que también puede intervenir de manera de- trales y determinantes en su propio desenvolvimiento- que
cisiva en la marcha misma de la historia. La actividad de la poseen coherencias propias, "disfuncionales" respecto de la
sociedad en su dimensión cultural, aun cuando no frene o "animalidad humanizada'' e irreductibles a ella. Podría de-
promueva procesos históricos, aunque no les imponga una cirse incluso, como lo hace Martín Heidegger, que "no es la
dirección u otra, es siempre, en todo caso, la que les impri- ek-sistencia humana la que puede derivarse a partir de la ani-
me un sentido. ma/itas, sino al contrario, la animalidad del hombre la que
Sea en ciernes (funcionalista) o desarrollada (estructuralis- debe definirse a partir de los modos de su ek-sistencia''.
ta), la antropología moderna ortodoxa topa con sus límites
cuando debe intentar la explicación de ciertos comportamien-
tos sociales -incongruencias, "cegueras", suicidios, etcétera,
~r
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1
1 que fuera coextensivo a su estructura o al propio material
¡1
LA IDEA DE CULTURA EN EL DISCURSO MODERNO con el que está hecho, un "ghost in the machine'' (A. Koestler).
1
¡
Una palabra mágica o un fantasma sin el cual la máquina,
La idea de cultura en el discurso moderno se construye en ¡ en sí misma perfecta, carecería de substancia.
torno a la convicción inamovible pero contradictoria de que La inversión de la relación de dependencia en que se en-
hay una substancia "espiritual" vacía de contenidos o cuali-
1
cuentra el valor económico de las cosas respecto de su valor
dades que, sin regir la vida humana ni la plenitud abigarrada 1
l
de uso -inversión que obliga a explicar las infinitas diferen-
j
de sus determinaciones, es sin embargo la prueba distinti- cias cualitativas del mundo de las cosas como una emanación
va de su "humanidad". Esta noción inconsistente, según la del sujeto humano, dado que él es el generador de ese valor
cual la vaciedad aparece como garantía de la plenitud, lo económico- no lleva al hombre moderno a abandonar la
abstracto como emblema de lo concreto, constituye el nú- noción de espíritu como una capacidad meta-física o sobre-
cleo de la idea de cultura en el discurso moderno. Por esta natural que actúa directamente para otorgar realidad a las
razón, la actividad que se afirma como puramente cultural, cosas y al mundo de la vida; lo lleva más bien a ratificarla y
como una actividad que persigue efectos culturales de ma- a re-encontrar esa capacidad en el ser humano, delegada en
nera especial y autónoma es comprendida como el intento en él definitivamente en tanto que sujeto del proceso de trabajo
verdad inútil (siempre fallido) e innecesario -incluso pro- y, especialmente, en tanto que agente del know how racional
fanatorio- de "nombrar" o invocar directamente lo que no referido a la estructura técnica de este proceso.
debería mencionarse ni tematizarse sino sólo suponerse, la El discurso moderno reconoce en calidad de "espíritu"
quintaesencia de lo humano: el espíritu. La obra cultural de a la traducción mitificada de algo que se percibe en la ex-
una comunidad moderna es, así, a un tiempo, motivo de or- periencia radical o constitutiva del núcleo civilizatorio de la
gullo -porque enaltece su "humanidad"- y de incomo- modernidad, la experiencia de que lo Otro, vencido por el
didad -porque enciende el conflicto de su identificación. hombre, se encuentra en proceso de ceder a éste su potencia
El mundo de la vida moderna -inmensa e intrincada y de incrementar en él aquello que es el principal instru-
maquinaria dentro de cuyas proporciones inabarcables y a mento de su propia derrota: la capacidad de la técnica ra-
través de cuya complejidad impenetrable el ser humano de cional de incrementar explosivamente la productividad del
la técnica racional ha aprendido a moverse soberanamen- proceso de trabajo.
te- ha sido, sin embargo, percibido por el hombre, en el El término cultura apareció en la sociedad de la l}oma
desarrollo de su actividad, siempre como un inmenso encan- antigua como la traducción de la palabra griega paideia: "crian-
tamiento, como una realidad que descansara en un conju- za de los niños"; traducción que, desusadamente, no respeta
ro, en una palabra mágica, supuesta pero imprescindible, del todo la etimología de dicha palabra. 2 Desde entonces,
innombrable pero determinante. Un conjuro que tuviera la 2 Más que el concepto de paideia, elegido por W Jaeger (Paideia, la for-

consistencia de un fantasma y que habitara en su mecanismo, mación del hombre griego) en su polirización nacionalista romántica de la
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LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL 29
con extraña firmeza, su concepto, enraizado en la noción de
"cultivo", ha mantenido invariable su núcleo semántico. Se clase media intelectual, al amparo del conflicto empatado
trata del cultivo de la humanitas, de aquello que distingue al entre la nobleza y la burguesía. Estas dos clases habían esta-
ser humano de todos los demás seres; de una humanitas conce- blecido entre sí determinadas relaciones de compromiso, un
bida, pri~ero, como la relación de las comunidades grecorro- status quo que servía a la burguesía para implantar el modo de
manas con los dioses tutelares de su mundo; después, como producción capitalista mientras permitía a la aristocracia ase-
el conjunto de las costumbres, las artes y la sabiduría que se gurar y exagerar sus privilegios. En medio de la coexistencia
generaron en ese mundo, y, por último, esta vez en general, pacífica entre ellas, aparece esta capa intelectual, represen-
como la actividad de un espíritu (nous) metafísico encarnado tante de la fracción más radical de la burguesía, y comienza
en la vida humana. En un sentido para bien, y en otro para a plantearse la distinción entre lo que sería propiamente una
mal, esta acepción occidentalista y espiritualista que está en cultura "viva', que ella exalta como lo más espiritual, y lo que
el núcleo del concepto de cultura sólo se ha visto cuestiona- es la cultura muerta o simplemente "civilizada', que ella de-
da en la segunda mitad del siglo x:x gracias a la propagación nigra como una traición al espíritu.
que ha tenido la terminología propia de la antropología em- Los intelectuales pequeñoburgueses se atreven a "mirar
pírica funcionalista a través de los mass medía. por encima del hombro", en el terreno del espíritu, a los
En la perspectiva del presente curso, resultan especialmente aristócratas, cuyo comportamiento vacío y frívolo desdice
aleccionadoras las peripecias de ese núcleo semántico del tér- de la superioridad jerárquica que ostentan en lo social y lo
mino "cultura" en la historia del discurso moderno relatadas político. Ilustrados, seguidores de los "philosophes" franceses,
por Norbert Elias en su libro Sobre el proceso de fa civilización. afirman que lo valioso, lo que corresponde a la verdadera
El concepto de cultura aparece allí sobre todo dentro de la opo- cultura, consiste en marchar con el desarrollo de la ciencia,
sición que enfrenta la idea de "cultura" a la de "civilización". con la comprensión efectiva de lo que encierran las formas
La redefinición moderna del viejo término "cultura" co- del universo, comprensión que capacita al hombre para mo-
menzó a gestarse con una intención neoclásica en el siglo dificarlas de acuerdo a sus necesidades.
XVIII en Alemania, en contraposición al sentido que el tér- Para alguien como Kant, situado en la línea que lleva de la
mino barroco cívilization tenía en las cortes francesas e in- Ilustración alemana (la Aujkliirung) al Romanticismo, ser "ci-
glesas. Aparece junto con la afirmación de una determinada vilizado" consiste en reducir la moralidad a un mero manejo
externo de los usos o las formas que rigen el buen compor-
tradición filológica alemana, es el concepto de éthos -hábito, costumbre, tamiento en las cortes de estilo versallesco, con indifer~ncia
morada, refugio-- el que parece obedecer a la percepción que los griegos respecto del contenido ético que las pudo haber vivificado en
de la antigüedad tuvieron de la dimensión cultural a la que hacemos refe-
un tiempo; ser "culto", en cambio, es poseer la capacidad de
rencia. El eje del "modo de vida", el núcleo del éthos como nous ("espíritu")
sería justamente el principio que le da su concreción a la coherencia de la crear nuevas formas a partir de contenidos inéditos.
realidad en su conjunto (kosmos), tanto natural como política. Esta oposición semántica original va a cambiar más ade-
lante, a comienzos del siglo XIX, en Alemania. El concepto
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de cultura va a reservarse para las actividades en las que la persecución progresista de todo lo que es innovación téc-
creatividad se manifiesta de manera pura, es decir, en resisten- nica y social, de espaldas a la tradición y a la herencia
cia deliberada a su aprovechamiento mercantil, mientras que espiritual, el romanticismo alemán planteaba su idea de
el de civilización va a aplicarse a las actividades en las que la cultura ligada justamente tanto a la noción de "espíritu"
creatividad se ha subordinado al pragmatismo económico. -sea éste puro o práctico- como a la de un fundamen-
Mientras en Francia el concepto de civilización mantie- to popular de toda cultura. Los románticos retomaron la
ne su definición corregida por el neoclasicismo de la Ilustra- vieja convicción barroca de que el único agente de la crea-
ción y, lejos de afirmarse en contradicción frente a la idea de ción cultural efectiva es el pueblo y que las otras capas, la
cultura, pretende incluirla y definirla como la versión más burguesía y la nobleza, lo único que hacen es, cuando no
refinada de sí misma, en Alemania el concepto de cultura se lo traicionan, aprovechar y refinar los esbozos de obras que
vuelve romántico, define a ésta como el resultado de la ac- él les entrega.
tividad del "genio" creador y reduce a la civilización a mero Esta definición romántica de la cultura, que en su mo-
resultado de una actividad intelectualmente calificada. mento inicial coincide con la línea histórica de la emanci-
La "aristocracia del espíritu", que los intelectuales radicales pación moderna, se apartará de ella a lo largo del siglo xrx.
de la burguesía ilustrada en Alemania habían opuesto a la aris- Los primeros románticos tenían un concepto clasista y no
tocracia de la sangre, cambia de elemento de contraste cuando etnicista de "pueblo"; percibían la presencia del espíritu a
su propia clase, como agente modernizador, deja de necesitar partir del reconocimiento de una pluralidad de culturas.
la justificación que le prestaba la nobleza y pasa a justificarse Planteaban con ello el gran problema de la unidad y la di-
a sí misma en virtud de su capacidad de crear los Estados na- versidad del espíritu humano, como lo hizo, por ejemplo,
cionales modernos. La "aristocracia del espíritu" saca ahora su Wilhelm von Humboldt al tratar "la unidad y la diversidad
razón de ser de la contraposición a un enemigo diferente, de las lenguas humanas". Los románticos tardíos o román-
de la necesidad de criticar los puntos de fracaso del proceso de ticos "de Estado", en cambio, vendrán no sólo a introducir
modernización europeo; proceso que se inscribe a sí mismo una concepción "realista" del espíritu (pragmatista y elitista
en una historia concebida como el progreso de la civilización, a la vez), sino a combinarla con una definición etnicista de
de la creatividad sometida al pragmatismo de la ganancia mer- "pueblo". Los pueblos de Europa configurados como "gran-
cantil. El genio creador que ella representa y encarece es el des naciones" serían los verdaderos "pueblos de cultura"; su
"genio del pueblo", que se encontraría falseado y empequeñe-· genio creativo estaría concentrado lo mismo en las proezas
cido en las instituciones políticas de los Estados, convertido bélicas e industriales de sus respectivos Estados que en las
en simple voracidad civilizatoria, privado de su búsqueda de proezas científicas y artísticas de sus individuos excepciona-
sentido, de su "alma", de su riqueza histórica y proyectiva. les. Los demás serían "pueblos naturales", carentes de cultura
Frente al concepto de civilización definido en la Fran- o creatividad espiritual, dueños de una civilización incipien-
cia del imperio napoleónico, que retrata y expresa la ciega te, destinados a un aprendizaje y una dependencia sin fin.
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En un sentido diferente al de este desarrollo de la opo- procedimientos simbólicos (lenguaje, mito, saber) de gene-
sición terminológica entre "cultura" y "civilización", en el ración en generación''.
ámbito del discurso inglés, que siempre ha afirmado su ex- Una militancia etnocentrista innegable subyace bajo este
centricidad respecto del "continc;:ntal", el concepto de cultu- discurso científico para el que lo espiritual, la capacidad de
ra aparece directa y abiertamente como elemento central de encauzar en sentido productivista la autorrepresión indivi-
una etnografía colonialista. Opuesto al concepto de civiliza- dual, es como una gracia divina (de ahí el paréntesis mencio-
ción, que queda reservado para la sociedad moderna y, por nado más arriba) otorgada a una cultura elegida, la cultura
extensión, para las más grandes sociedades del pasado, su cristiana reformada de la Europa moderna. Consiste en una
concepto de cultura -conocido como "antropológico"- racionalización implícita que explica la existencia de lo propio
se refiere al sinnúmero de "civilizaciones en ciernes", deteni- no como resultado de una estrategia automática e impuesta
das en un bajo nivel de evolución y en las cuales la presencia de supervivencia (de una necesidad material), sino como fru-
del espíritu tiene que ser rastreada en su modo de vida, en to de una decisión voluntaria o libremente elegida (de una
su "civilización'' meramente "material". virtud espiritual). Todo aquello de lo propio que es esencial
La investigación etnológica inglesa, que tiene su prime- para su existencia pero que no es posible reconocerlo como
ra sistematización en la obra de Edward Tylor, cuyo título tal y que sólo puede anunciarse en calidad de reprimido
es revelador -Primitive Culture-, comienza por poner -la atadura a los bajos instintos, el irracionalismo, etcéte-
entre paréntesis aquello -el espíritu- que permitirá decir ra- tiene que encontrarse en lo ajeno y tiene que aparecer
ojfthe record que la cultura occidental no es una mera "cul- justamente en calidad de causa de su "primitivismo".
tura", sino propiamente una "civilización". Sólo entonces
reconoce, con espíritu práctico, minucioso e igualitario,
que todas las innumerables maneras de comportarse de los EL PROBLEMA ACTUAL EN LA DEFINICIÓN DE LA CULTURA

seres humanos en las distintas sociedades conocidas, que


sus muy diferentes modos de ser, son todos ellos igualmen- Como puede verse, ha habido un complicado juego de varia-
te válidos si se tienen en cuenta las circunstancias natura- ciones de la acepción del concepto de cultura a lo largo de la
les en las que se desarrollan; que cada una de estas culturas historia moderna. No interesa hacer aquí una relación del pa-
es una totalidad funcional de comportamientos específicos, norama de definiciones al que ese juego ha dado lugar; tarea
totalidad que se mantiene en equilibrio mediante una va- que, por lo demás, no estaríamos en capacidad de cumplir.
riedad de estrategias que es digna de estudiarse. "Cultura Lo que sí conviene al menos mencionar es aquello que parece
-:-dirá Margaret Mead- es el conjunto de formas adqui- estar debajo de las transformaciones de este concepto.
ndas de comportamiento, formas que ponen de manifies- Recordemos, para ello, la polémica que tuvo lugar a
to juicios de valor sobre las condiciones de la vida, que un finales de los años cincuenta -que en su momento llegó
grupo humano de tradición común transmite mediante hasta las primeras planas de los periódicos- entre Claude
r1
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1
1
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Lévi-Strauss y Jean-Paul Sartre. A nuestro entender, en esta si alcanza a poner de manifiesto estas leyes, a reconocer estas
1
polémica -que terminó por girar en torno al tema de la 1' estructuras en el comportamiento social.
especificidad del ser humano-llegó a concentrarse lo prin- '! Sartre insiste en que si hay algo peculiar en el hombre
1
cipal de la problemática contemporánea de la definición de ello no reside propiamente en el grado -si se quiere cuali-
cultura. 1 tativamente superior- de complejidad de las estructuras que
Sartre le hizo a Lévi-Strauss una objeción de principio: 1 rigen su comportamiento, sino en el modo como esas es-
estudiar al ser humano como si la vida humana en sociedad 1
l
tructuras se vuelven efectivas en la vida social concreta, esto
fuera la de una colmena o una colonia de hormigas equivale es, en el hecho de que lo hacen gracias a y mediante la inter-
a no estudiarlo del todo, a dejar fuera de consideración lo vención de la libertad de los individuos sociales.
esencial. Para Sartre, toda la antropología que quiere levantar El individuo social es, para Sartre, un ente dotado de inicia-
Lévi-Strauss se basa en la pretensión de tratar teóricamente a tiva, capaz de trascender las leyes naturales, capaz de implan-
la vida humana como si fuera simplemente una variante tar una nueva legalidad encabalgándola sobre esa legalidad
de la vida animal. Se trata de una nueva manera, si se quiere natural. Sartre no afirma que el comportamiento del ser hu-
revolucionaria, de insistir en el mismo error básico de las mano no esté determinado por la estricta vigencia de ciertas
ciencias antropológicas modernas: creer que hay cómo en- estructuras naturales, sino que el modo humano de vivir ese
contrar leyes 11aturales en un mundo cuya peculiaridad está comportamiento implica la presencia de la libertad.
justamente en ser una trascendencia del mundo natural. Por su parte, tampoco Lévi-Strauss pretende reducir lo
Lévi-Strauss, por su parte, acusó a Sartre de pretender humano a la simple animalidad; nadie como él ha sabido ex-
introducir el concepto metafísico de libertad en un mundo plorar la capacidad exclusiva del ser humano dentro de todo
que está regido por leyes precisas e inmutables, pretensión que el universo de crear reglas de juego, estructuras, formas para
lo llevaría ineluctablemente a desembocar en un espiritualis- su comportamiento y de variarlas inagotablemente.
mo sin fundamento. Lévi-Strauss, desde su libro innovador Las El enfrentamiento entre el "estructuralismo" de Lévi-
estructuras elementales del parentesco, ha insistido en destacar Strauss y el "existencialismo" de Sartre parece ser una varia-
la presencia de códigos o conjuntos de normas que rigen cie- ción más del combate permanente que Nietzsche observa en
gamente en la vida social, que se imponen a los individuos la historia de la cultura occidental entre el principio "apolí-
sociales sin que éstos puedan hacer nada decisivo ni a favor neo", que afirma la preeminencia de la forma institucional y
ni en contra de su eficacia. Hay, por ejemplo, ciertas iden- el nomos (la estructura) en la constitución de la vida ltuma-
tificaciones de los miembros de una comunidad de acuerdo na, por un lado, y el principio "dionisiaco", por otro, que
a sus relaciones de parentesco que pueden regir el compor- ve en ésta prindpalmente lo que en ella hay de substancia
tamiento de unos respecto a otros en la vida social tal como pulsional e irrupción anómica (de "ek-sistencia").
rigen las leyes biológicas o fisiológicas en el mundo animal. Este enfrentamiento puede ser visto también, dentro de
Para Lévi-Strauss, la antropología sólo puede ser una ciencia la aproximación semiótica al comportamiento humano, como
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una lucha entre quienes, partiendo del planteamiento he- La problemática actual en torno a la definición de la cul-
cho por Saussure acerca de la constitución bifacética 0 del tura puede comprenderse como la culminación de un con-
doble aspecto del hecho lingüístico o de la semiosis en ge- flicto tradicional que enfrenta entre sí a estas dos posiciones
neral -vigencia de la estructura, lengua 0 código, por un críticas frente a la noción de "espíritu" que genera el discur-
lado, y actividad de habla o de uso, por otro-, se inclinan so moderno cuando versa sobre la vida social, dos posi-
por la preeminencia ontológica de uno u otro de esos dos ciones alternativas que cuestionan la función mistificadora
lados. ¿~s el .significar humano un simple despliegue del -de denegación y deformación- que tal noción cumple
rep~rtono finito de significaciones que se encuentra ya con- dentro del proyecto laico, "post-teológico", e intentan tema-
temdo en la estructura? ¿Está condenado a ser analítico 0 tizar en términos "no metafísicos" la presencia de una sujetidad
tautológico, carente de creatividad o capacidad sintetiza- en la vida humana y en su historia, definir lo que en éstas es
dora? ¿E~ la lengua la que -como lo plantearía el postes- propiamente libertad (sujeto) y lo que simplemente es situa-
tructuralismo de inspiración heideggeriana- "habla en ción (objeto).
nosotros y a través de nosotros", y no nosotros los que la De lo que se trata en ambos casos es de reivindicar la
ha.blam~s?. ¿0, por el contrario -como lo plantearía el presencia de esa libertad como el fundamento inherente,
existenciahsmo ahistoricista-, las estructuras no son otra "físico", y no inducido, exterior o "meta-físico" de la vida
cosa que instrumentos desechables para la actividad inven- humana. Se trata de defender la irreductibilidad de la cohe-
tiva del sujeto humano, que es fuente de toda significación rencia cualitativa que presenta el conjunto de las singulari-
Y es capaz de ponerlas o quitarlas de acuerdo a las necesi- dades que constituyen al mundo de la vida (la "lógica de la
dades de su despliegue existencial? diferencia'') -la coherencia propia de la vida en su "forma
En el primer caso las estructuras permanecerían inamovi- natural" o como proceso de reproducción de los "valores
bles Ylos seres humanos concretos no seríamos otra cosa que de uso"- frente a la coherencia puramente cuantitativa (la
corporizaciones singulares de las formas sociales. Lo deter- "lógica de la identidad") a la que pretende reducirla la mo-
minante sería la identidad comunitaria, transmitiéndose de dernidad mercantil capitalista.
ge~eración en generación; los individuos sociales y el sujeto La primera de estas dos posiciones críticas reivindica lo
soCI,al global, la comunidad, no estarían ahí más que como que en la existencia de la "forma natural" del mundo de la
veh1culos de la permanencia o como soportes de la dinámica vida hay de libertad, es decir, lo que en ella hay de actividad
de las formas identitarias (la "esencia humana", lo "occiden- inventora de formas cualitativamente diferentes, de0rea1i-
tal", lo "mediterráneo", lo "ario", etcétera). En el segundo dad irreductible al simple proceso de trabajo en abstracto, es
caso, por el contrario, serían las formas las que carecen de decir, de formación y valorización del valor económico. Es
consistencia propia y no pasan de ser meros encantamientos una posición que lleva su reivindicación de la libertad hasta la
instantáneos, meras proyecciones o emanaciones narcisistas exageración romántica, hasta la supeditación de la consisten-
en las que el sujeto se pone caprichosamente ante sí. cia del mundo al estallido instantáneo de la elección subjetiva.
38 LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL 39

La segunda posición crítica exagera también una defensa condición humana, reduciéndolo a lo que en ella hay de mera
de la "forma natural" del mundo de la vida, pero, al contra- necesidad u objetividad.
rio de la primera posición, reivindica la impenetrabilidad o Igualmente comprensible es la exageración en el otro sen-
la "naturalidad" de esa forma, la permanencia en ella de una tido. El proceso de trabajo que sustenta y determina la exis-
actividad inerte u objetiva que no sólo resiste y escapa a las tencia de la sociedad moderna no se desenvuelve sólo como
nuevas formas con las que la actividad libre del sujeto pre- una actividad dirigida a vencer la escasez y proporcionar a
tende modificarla, sino que se impone sobre ésta e incluso la la sociedad la abundancia de bienes necesarios, sino como
adopta como propia, como una derivación de sí misma. una actividad ilimitadamente creadora, capaz de provocar
La exageración propia de la primera posición es perfecta- y satisfacer cualquier tipo de necesidades. Este creacionismo
mente comprensible; se vuelve contra el rasgo dominante de absoluto que subyace en el proceso de trabajo moderno se
la historia del sujeto social en la época moderna. La moder- basa en un traslado completamente injustificado de un hecho
nidad capitalista ha intentado sistemáticamente, con emba- que es efectivo en el plano de la creación del valor económi-
tes cada vez más consistentes y extendidos, cerrarle el paso a co en abstracto de las mercancías -el hecho de ser indepen-
la comunidad humana para obligarla a abdicar del ejercicio diente del valor de los medios de producción- al plano del
directo de la función política. En el lugar de la tradicional valor de uso de las mismas, de su forma natural -en el que
mediación religiosa, que mantenía secuestrada a la función ellas dependen de dichos medios, pues sólo son una alte-
política, ha puesto otra mediación: la de una voluntad "cósi- ración de los mismos. Contra este traslado absurdo está di-
ca'' que se genera espontáneamente en la circulación capitalis- rigido el énfasis exagerado que el estructuralismo pone en la
ta de la riqueza mercantil. Es una historia que ha intentado permanencia de la libertad cristalizada en las identidades
hacer de la comunidad humana un mero objeto, es decir, estructurales.
reducirla al modo de existencia que es propio de la mano de La agudización actual del enfrentamiento entre las dos
obra de los trabajadores, de una cosa que se compra y se posiciones que critican el "espiritualismo" espontáneo en la
vende en el mercado capitalista. definición moderna de la dimensión cultural parece estar co-
En la medida en que la vida social se estructura en torno nectada con algo que bien puede llamarse el estrechamiento
a la sociedad de propietarios privados -de capital los unos, de un impasse ya relativamente viejo en el que se encuentra
de fuerza de trabajo los otros-, sociedad en la que, apar- suspendida la crisis de las identidades comunitarias arcaicas
te del capital encarnado como "espíritu de empresa", los se- que prevalecen en el fundamento o la "civilización material"
res humanos no son más que cosas mercantiles; en la medida del mundo moderno.
en que avanza el predominio real de este tipo de existencia Cabe insistir en que al hablar de cultura pretendemos
humana, en esa misma medida se ha impuesto también la ten- tener en cuenta una realidad que rebasa la consideración de
dencia ideológica del discurso moderno a eliminar el tema de la vida social como un conjunto de funciones entre las que
la sujetidad o la libertad como hecho constitutivo de la estaría la función específicamente cultural. Nos referimos a
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40 LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL •


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1 LA DIMENSIÓN CULTURAL DE LA VIDA SOCIAL 41
1

una dimensión del conjunto de todas ellas, a una dimensión Elias, Norbert, Ueber den Prozess der Zivilisation, Zum Fal-
11
de la existencia social, con todos sus aspectos y funciones, que ~ ken, Basilea, 1939. (Trad. esp.: El proceso de civilización,

aparece cuando se observa a la sociedad tal como es cuando ! Fondo de Cultura Económica, México, 1988.)
se empeña en llevar a cabo su vida persiguiendo un conjunto 1 Heidegger, Martin, Brief über den Humanismus, Kloster-
de metas colectivas que la identifican o individualizan. 1 mann, Frankfurt a. M., 1946. (Trad. esp.: Carta sobre el
Los tiempos contemporáneos no viven simplemente la 1 humanismo, Huascar, Buenos Aires, 1972.)
1
destrucción de "culturas tradicionales", el sometimiento de l Kahn, J. S. (e d.), El concepto de cultura: textos fundamentales,
"culturas populares", la imposición de la identidad de las na- Anagrama, Barcelona, 1975.
ciones imperialistas sobre la de los países sometidos. Se trata, Lévi-Strauss, Claude, La pensée sauvage, Plon, París, 1955.
en efecto, de un largo y profundo proceso de "revolución (Trad. esp.: El pensamiento salvaje, Fondo de Cultura
cultural" al que intentaremos aproximarnos en la lección fi- Económica, México, 1964. )
nal del presente curso y que aquí sólo podemos mencionar. - - , Tristes tropiques, Plon, París, 1955. (Trad. esp.: Tristes
Se trata de una situación crítica que muestra dos aspectos trópicos, Eudeba, Buenos Aires, 1970.)
aparentemente incompatibles entre sí. Por un lado, aquellas Malinowski, Bronislav, "Magic, Science and Religion"
"formas culturales" del remoto pasado a las que hace referen- [1925], en Magic, Science and Religion and Other Essays,
cia Margaret Mead, que se habían transmitido de generación Glencoe, Free Press, Londres, 1948. (Trad. esp.: Magia,
en generación mediante sistemas simbólicos, han perdido arte y religión, Ariel, Barcelona, 1982.)
hoy su justificación, se han quedado sin el piso sobre el que Reich, Wilhelm, Der Einbruch der Sexualmoral, Sexpol Ver-
se levantaban; por otro lado, el mundo moderno, que apro- lag, Copenhague, 1935. (Trad. esp.: La irrupción de la
vechó el nuevo fundamento técnico y civilizatorio de la vida moral sexual Diez, Buenos Aires, 1976.)
social, lo ha hecho de una manera tal que lo ha obligado a Tylor, Edward, Primitive Culture: Researches into the Develop-
aferrarse a aquellas mismas formas arcaicas obstruyendo la ment of Mythology, Philosophy, Religion, Language, Art
dinámica propia de las mismas y negándoles la oportunidad and Custom, J. Murray, Londres, 1871. (Trad. esp.: Cul-
histórica que necesitan para transmutarse, mezclarse y re- tura primitiva, vol. I, Ayuso, Madrid, 1977.)
generarse sobre esas nuevas bases técnicas y civilizatorias.

BIBLIOGRAFÍA

Braudel, Fernand, Le monde actuel histoire et civilisations,


Belin, París, 1964. (Trad. esp.: Las civilizaciones actuales,
Tecnos, Madrid, 1966.)

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