Diplomado de Educación Religiosa/ UAH/ 2018 Lesly Opazo Magna
Aprendizajes más significativos que adquirí en el curso.
Antes de contestar la pregunta, quisiera mencionar que el curso lo encontré profundo, atingente y útil para mejorar nuestras clases y, sobre todo, para nuestra vida. Voy a destacar 2 aprendizajes significativos adquiridos en el curso: 1. La Ética Cristiana es ponerme en el lugar del otro (Empatía). Dicho en otras palabras, es “ponerme en los zapatos del otro”. Es comprender su punto de vista su estado emocional y anímico, comprender sus circunstancias personales y su historia de vida. Esto, de palabra y en el papel es fácil, pero “otra cosa es con guitarra”. Esta realidad está lejos de la vivencia humana y cristiana. Si echamos un vistazo a la historia de la Iglesia es vergonzoso. Ejemplo: la “Santa” Inquisición, el Concilio de Trento que endurece su postura en lugar de acercarse al pueblo, etc.) En la actualidad estamos viviendo en una sociedad consumista e individualista: mi objetivo y afán es tener. Mientras más tengo soy “más valorado” y me da lo mismo lo que pase a mí alrededor. Ni siquiera conozco a mi vecino ¿Dónde está la Empatía? La tremenda crisis que está viviendo nuestra Iglesia Católica Chilena, a raíz de los abusos sexuales cometidos por sacerdotes y obispos y, lo que es más grave, el encubrimiento por décadas de parte de la Jerarquía, nos habla de una Iglesia con una Ética que deja mucho que desear. ¿A cuántos y cuánto daño causado? ¿Dónde está la Empatía para con las víctimas y sus familias?
2. El estilo y el modo de vida de Jesús es estar cercano y atento al excluido.
Jesús fue duramente criticado en su tiempo por comer con Publicanos y Pecadores. En el fondo, por juntarse con la gente excluida y marginada. Él no tuvo ningún problema en contestar con claridad y vehemencia que él venía para los discriminados, “los mirados en menos”. Llegó a decir en una ocasión: “los enfermos son los que necesitan médico, no los sanos”. Esta realidad, se nos olvida con mucha facilidad y frecuencia. Es más fácil aburguesarse, vivir cómodos, no complicarnos. Los sacerdotes y los obispos con aires de príncipes, de dueños de fundo. Basta retroceder unas 4 décadas en la historia de la Iglesia chilena para darse cuenta de esta realidad. La Iglesia fue fundamental para derrocar la dictadura y recuperar la Democracia en nuestro país. Dicho de otro modo, “se mojó la camiseta” y se arriesgó sin temor por la lucha de los derechos humanos y la dignidad de las personas. Cómo no recordar al Cardenal Raúl Silva Henríquez (Arzobispo de Santiago) y los curas obreros como Mariano Puga, José Aldunate, Pierre Dubois y otros que perdieron su vida por esta noble causa como André Jarlán. Gracias a Dios se recuperó la Democracia tan anhelada. La Iglesia pareciera que perdió su horizonte. Ya se consiguió la meta. ¿Qué nos motiva para salir adelante? ¿Por qué luchamos ahora? Como ha pasado en la historia AUTOEVALUACIÓN Fundamentos de la Ética Cristiana. Diplomado de Educación Religiosa/ UAH/ 2018 Lesly Opazo Magna
de la Iglesia Universal, nuestra iglesia Chilena se empezó a quedar estancada,
en una especie de letargo. Sucedió lo que Jesús trató siempre de evitar: Los pastores se apacentaron a sí mismos. Los obispos y presbíteros preocupados de sí mismos, con ínfulas de príncipes. Llegó para quedarse el Clericalismo. Los Laicos hacen todo y sólo lo que dicen los curas, sin ningún protagonismo ni autonomía, unos simples empleados subordinados a la jerarquía eclesial. Sucedió lo más terrible: nos olvidamos de los necesitados, los excluidos, los marginados, los vulnerables para los cuales el mensaje del evangelio va dirigido de manera preferencial. En la actualidad, los homosexuales, las lesbianas, los transexuales, etc. En definitiva, se perdió el centro, la razón por la cual Jesús luchó y hasta lo llevó a la muerte: la cercanía y ocupación por el excluido y marginado.