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TEXTO: Capítulo 1º
disposiciones generales
Sin embargo, el estudio de los medios de impugnación es algo más complejo, pues la
anterior no es la única posibilidad a tener en cuenta[1].
Es cierto que, en general, los medios de impugnación son instrumentos legales puestos
a disposición de las partes --y en supuestos excepcionales del Ministerio Fiscal o de otras
instituciones que han de perseguir con los mismos un interés público-- para intentar la
modificación o la anulación de una resolución judicial y que todos esos medios tienen su
origen en la posibilidad del error humano, pero ello no es suficiente para definir con
precisión ni los medios de impugnación ni los recursos.
Simplemente con lo dicho hasta aquí puede ya concluirse que existe toda una serie de
instrumentos que, aun cuando con relación a ellos se utilicen la palabra impugnación e,
incluso, la de recurso, no pueden incluirse en aquel concepto[2]. Así, no pueden ser
considerados medios de impugnación:
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1.º) Los actos de los órganos jurisdiccionales por los que éstos declaran de oficio la nulidad
de actuaciones procesales por la fundamental razón de que no son actos de parte.
2.º) Aquellos actos de parte que tienden a contradecir actos de la parte contraria, aunque la
ley emplee a veces la palabra impugnación para referirse a ellos, como es el caso de la
impugnación de un documento.
Estas impugnaciones, se producen frente a sentencias firmes, mediante las que se puso
fin a un proceso produciendo cosa juzgada material, y por medio de ellas se pretende la
apertura de un nuevo proceso, en el que se ejercita una nueva pretensión, pidiéndose que se
declare la rescisión de la sentencia firme impugnada. Este es el caso, de modo más evidente,
de la llamada revisión, en la que su pretensión ya no es la misma que la interpuesta en el
anterior proceso, sino otra distinta, pues aunque las partes son las mismas no lo son los
hechos, y la petición ha de consistir en que se rescinda en todo o en parte la sentencia que
se impugna, sin que se produzca un nuevo pronunciamiento sobre la pretensión que fue
estimada o desestimada en la sentencia impugnada.
Incluso con referencia exclusiva a los recursos cuando se piensa en ellos se está en la
mayoría de las ocasiones atendiendo sólo a evitar los posibles errores en que puede
incurrirse por la jurisdicción en la aplicación del Derecho material, que es aquél con el que
se decide sobre la estimación o desestimación de la pretensión interpuesta por el
demandante; esto es, se está procurando la corrección legal (material) de la decisión sobre
el fondo. Pero los recursos pueden atender también a evitar el error en la aplicación del
Derecho procesal, es decir, en la realización del proceso mismo, en la adecuación a la norma
del "camino" que es necesario recorrer para que la jurisdicción llegue a pronunciarse sobre
el fondo[3].
La atención sobre los recursos suele centrarse en evitar que se dicten sentencias injustas
(en el sentido de no acomodadas a la realidad de los hechos o de no ajustadas al Derecho
material), pero los recursos atienden también a evitar resoluciones judiciales no ajustadas
al Derecho procesal. Esta distinción suele corresponderse con la existencia de resoluciones
materiales (normalmente las sentencias) y de resoluciones procesales (normalmente
diligencias de ordenación, providencias y autos, pero también sentencias). Respecto de las
primeras por el recurso se pide su modificación; con relación a las segundas se pide su
declaración de nulidad.
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Sección Primera
Un tipo, pues, de los medios de impugnación son los recursos, con los que se prolonga
la pendencia del proceso, lo que quiere decir que se interponen siempre contra resoluciones
no firmes.
1. Concepto y fundamento
Recursos son, pues, aquellos medios de impugnación por los que quién es parte en el
proceso pretende un nuevo examen de las cuestiones fácticas o jurídicas resueltas en una
resolución no firme que le resulta perjudicial, a fin de que sea modificada o sustituida por
otra que le favorezca, o anulada.
Al legislador se le ofrecen así dos opciones. Puede regular el proceso con previsión de
uno o más recursos, lo que hará atendida la posibilidad del error judicial y para lograr una
solución más adecuada a los hechos y a la aplicación del Derecho, o puede hacerlo sin
prever recurso alguno, atendida la posibilidad de que los recursos se utilicen por las partes
con la finalidad de retardar la solución judicial del conflicto o, incluso, sin referencia a la
posibilidad de utilización torticera de los recursos, porque los mismos, en todo, caso,
suponen una dilación en poner fin al conflicto existente entre las partes y en que la parte
vencedora obtenga la satisfacción de su derecho. La elección entre las dos opciones
responderá a una decisión política y aun puede matizarse[4].
2. Clases
El segundo examen que implica la impugnación puede confiarse, bien al mismo órgano
jurisdiccional que dictó la resolución que se impugna, bien a un órgano jurisdiccional
distinto y superior. En el primer caso se habla de recursos no devolutivos y en el segundo
de recursos devolutivos, existiendo entonces un órgano inferior (iudex a quo) y otro
superior (iudex ad quem)[5].
Es evidente que la palabra "devolutivo" no puede entenderse hoy con ese significado,
pues todos los órganos jurisdiccionales ejercen la misma jurisdicción (en cuanto potestad),
siendo distinto sólo el ámbito competencial en el que esa potestad es ejercitada[6].
Naturalmente cuando hoy se habla de efecto devolutivo lo que se está diciendo es que el
órgano judicial competente para conocer del medio de impugnación no puede ser el mismo
que dictó la resolución que se impugna, sino que ha de ser un órgano distinto.
Este efecto se presenta normalmente unido a un aumento de las garantías de los titulares
de la jurisdicción que integran el órgano que conoce del recurso, garantías que atienden a
que suele ser un órgano colegiado y a que está integrado (mejor, puede que esté) por
magistrados con mayor experiencia.
2.º) Extraordinarios: La Ley fija unos motivos cuya alegación por la parte recurrente es
requisito de admisión, sirviendo al mismo tiempo para delimitar el marco de los poderes
del tribunal ad quem. En la casación, que es el recurso extraordinario modelo, el único
motivo está constituido por la infracción de las normas sustantivas aplicables para la
decisión de la cuestión de fondo objeto del proceso..
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Existe un tercer criterio de clasificación, que no suele utilizarse pero que clarifica tanto
como los anteriores. Se trata de distinguir entre recursos procesales y recursos materiales,
distinción que parte de otra previa, referida también a resoluciones procesales y
resoluciones materiales.
1.º) Recurso procesal: En todos los supuestos en que una resolución judicial no se
pronuncia sobre la pretensión, esto es, sobre el objeto del proceso en sentido estricto,
estamos ante una resolución meramente procesal, y el recurso que se admita contra la
misma perseguirá únicamente la adecuación de lo decidido a la norma procesal, lo que se
resolverá normalmente en la nulidad de la resolución más que en una modificación de la
misma, por lo que puede hablarse de recurso procesal.
2.º) Recurso material: Cuando la resolución procede a aplicar las normas materiales, que
sirven para decidir sobre el objeto del proceso, es decir, sobre la estimación o desestimación
de la pretensión interpuesta por el actor, estamos ante una resolución material y los recursos
contra ella se dirigirán a obtener otra resolución en la que se modifique la impugnada. Este
es el caso de la apelación, cuando no se interpone por infracción de normas o garantías
procesales, y de la casación, al quedar ésta reducida a las cuestiones objeto del proceso.
proceso, no pueden ser una segunda instancia y no cabe exigir en todo caso la existencia de
gravamen directo.
ACTIVIDAD NÚMERO 1
Los equipos deben leer el material de manera completa para una mejor comprensión.