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Pozo de la Torre:
Los pozos donde va anclada la torre deben tener aproximadamente 30 cm. de ancho por 55 cm. de largo por 65 cm. de
profundidad. (Fig. 1) Las distancias de los pozos varian de acuerdo a la altura de las torres. El radio de cada una de ellas es:
en torre de 6mts.: 0,93 mts, de 7,80 mts.: 1,05 mts., de 9,80 mts.: 1,19 mts. y de 11,80 mts.: 1,45 mts.
Primero se clava una estaca al centro donde se instalará la torre y se traza un circulo con la medida del radio dado. La
separación de los pozos donde queda anclada la torre se marca con patrón en forma de cruz o aplicando una fórmula
matemática.
Una vez realizados los pozos se nivela los mismos, se coloca una varilla dentro de del pozo cuyo largo debe sobresalir 50cm.
de la superficie del pozo, luego se cruza una varilla entre la estaca del centro y la varilla que esta adentro, se toma el nivel, se
marca la varilla que esta dentro del pozo y con ese patrón se nivelan los otros.
Armado de la Torre:
Los cuatro parantes que lleva la torre están construÃdos por tramos, éstos varÃan de acuerdo a la altura de la torre. Primero
se ensamblan los tramos de cada parante de la torre la unión de cada tramo se realiza siempre encimando el superior al
inferior (Fig. 9), luego se coloca la base superior de la torre (Fig. 8) y este procedimiento es indipensable para mantener la torre
en una posición correcta durante el armado de travesaños, riendas, plataformas y escaleras. Finalmente se coloca la base
inferior de la torre teniendo en cuenta que las torres tienen los orificios hechos para ensamblar la base inferior para diferentes
tipos de motores, los que estan a 425 mm. de la punta superior de cada parante son para motores de 2,10 mts. (7 pié) y los
que están a 490 mm. son para motores de 2,40 mts. (8 pié) y de 3 mts. (10 pié). (Fig. 8).
IMPORTANTE: Cuando se colocan motores en torres que no son "SURGENTE" se deberán tener en cuenta estas medidas.
Instalacion de Torre:
La torre se puede levantar manualmente, pero para personas con poca experiencia, se recomienda usar malacates (Fig. 2).
Una vez instalada la torre en los pozos, se verifica el nivel colocando un nivel en los travesaños (Fig. 3), se contata que las
patas de las torres esten bien afirmadas en la base de los pozos y no queden balanceando, luego utilizado un pizón se rellena
el pozo y se afirma. (En muchos casos cuando el suelo no tiene resistencia, las patas de la torres se rellenan con concreto).
Una alternativa para realizar esta operación sin que de ella se derive un
aumento del consumo de energía es fabricar una bomba de agua eólica, que
aporta la energía necesaria para elevar este recurso. Te explicamos cómo
crear este mecanismo, para el que básicamente necesitarás maña y piezas
reutilizadas de viejas bicicletas.
Acto seguido, une el engranaje horizontal al eje de una rueda de bicicleta. Por
otro lado, une a la pieza la llanta de otra rueda con tres soportes metálicos.
Ahora, necesitarás un trípode que sea robusto para, en su parte superior, fijar
una pieza en T para la conexión de tuberías PVC. En esta pieza tendrás que
instalar la estructura de ruedas que has creado. En este caso, se ha optado por
hacerlo con un par de piezas de madera circulares. Posteriormente deberás
instalar la pieza vertical en la horizontal de la pieza conectora para PVC, de
forma que no impida la rotación de la misma.
Paso 2: Crea las velas de viento.
Aunque inicialmente para este proyecto se optó por piezas de tela recubiertas
de láminas de plástico, lo cierto es que tras realizar varias pruebas se
comprobó que el sistema no era suficientemente eficaz. Por ello, prepara cinco
velas de viento con PVC o con estaño y fíjalas directamente a las llantas de la
bicicleta.
Paso 3: Instala las velas.
En este paso tendrás que perforar cinco agujeros de tamaño suficiente para
que por ellos pase un radio de bicicleta. De hecho, vas a tener que insertarlos a
la llanta de manera que queden bien sujetos, por ejemplo mediante epóxido,
muy utilizado en fontanería por su eficacia para la adherencia.
Una vez se seque el epóxido, las velas también tendrán que fijarse a los radios
de la bicicleta. Asegúralas de nuevo con el mismo material y, si quieres
reforzarla la estructura todavía más, atornilla los radios para evitar que las
velas se caigan.
Acto seguido, coloca la turbina de viento sobre la bomba de manera que esté lo
suficientemente alta como para que el brazo conector quede bien extendido.
Finalmente, asegúrate de unir el conector con la rueda en horizontal y con el
pistón de la bomba.
Como el sistema puede resultar algo frágil, lo ideal es que lo refuerces
mediante su instalación sobre un poste de 4×4, lo que eliminará movimientos
no deseados.
Con todos estos pasos, la bomba de agua eólica estará lista. Sin embargo,
observando su funcionamiento y tras recibir muchas sugerencias, el impulsor
de esta idea ha aplicado algunas mejoras para aumentar el rendimiento. Son
las siguientes:
Ahora sí, con estas últimas recomendaciones ya está todo listo para que
puedas poner en marcha tu bomba de aire propulsada por el viento.
Técnicos del INTA crearon una bomba de río para la zona patagónica y un molino que funciona
con vientos de baja velocidad en Chaco. Gracias a las energías eólica y cinética de los cursos
hídricos, proveen agua para riego y consumo doméstico en producciones familiares.
Contemplando la caída de una manzana. Así es, según relatan los historiadores, cómo Isaac
Newton descubrió la Ley de la Gravedad y le permitió explicar por qué los cuerpos tienden a
ser atraídos hacia el centro de la Tierra. La respuesta estaba en saber observar la naturaleza.
Un poco de esta particular inquietud movilizó a los técnicos del INTA quienes, en Río Negro y
en Chaco, recuperaron principios de la física para construir tecnologías que aprovechan la
energía de los ríos y del viento para llevar agua a las zonas productivas.
La primera es la bomba de río que, fabricada con una manguera enrollada dentro de un tambor
y una hélice que transfiere la fuerza del río, permite que el agua se eleve hasta un tanque.
Basada en un diseño de Arquímedes y desarrollada por especialistas del IPAF Región
Patagonia y del INTA Cipolletti, la bomba flota en los cauces y utiliza la fuerza del movimiento
hídrico para dar riego y facilitar el consumo doméstico en producciones familiares, ubicadas en
zonas sin acceso a la energía eléctrica.
“La bomba de río es un implemento que se sirve de la energía cinética de los cursos de agua –
ya sean arroyos, canales o ríos– para elevar el agua para riego y consumo”, explicó Lucas
Zanovello, especialista del Instituto de Investigación y Desarrollo Tecnológico para la
Agricultura Familiar del INTA (IPAF) Región Patagonia.
La bomba consta de una serie de bobinas de manguera que se ubican en forma arrollada
dentro de un tanque, el cual es colocado a nivel de flotación en el río e impulsado por una
hélice. “Al estar parcialmente sumergidas, estas bobinas giran con la fuerza del curso de agua
y toman pulsos alternados de agua y aire, que generan la presión suficiente para cargar un
tanque a determinada altura”, describió Zanovello.
Lo curioso del sistema –ya adoptado en cuatro campos del Alto Valle– es que no se fabrica a
escala industrial, por lo que la única manera de conseguirlo es construyéndolo con elementos
reciclados. “Si bien no hay fabricantes que lo vendan ya armado en Latinoamérica, es muy
sencillo y cada productor pueda hacerlo en su casa o junto con los técnicos del INTA que
brindan apoyo en cada agencia de extensión”, valoró Zanovello.
Lucas Zanovello, técnico del IPAF: “La bomba de río es un implemento que se sirve de la energía cinética de los
cursos de agua para elevar el agua”.
Por su accesibilidad económica, resulta viable la colocación de varias bombas en un mismo
curso de agua para ampliar la capacidad de riego y conformar un sistema continuo de provisión
hídrica. “Esta tecnología –aun a nivel de prototipo– funciona las 24 horas, todo el año y
bombea hasta 7.000 litros de agua por día”, estimó el técnico.
En esa línea, calculó que “una familia consume entre 300 y 500 litros diarios de agua, por lo
que el excedente queda disponible para uso productivo”.
Asimismo, Zanovello comentó que se encuentra en desarrollo un simulador informático que,
con la incorporación de variables ambientales y parámetros de caudales, brindará
recomendaciones técnicas para el diseño de la bomba adaptada a la zona. “Nos planteamos
hacer una difusión abierta para que la mayor cantidad de gente conozca la tecnología y
técnicos –del INTA y externos– adquieran las capacidades para construir este tipo de bombas y
puedan replicarlas en diferentes ambientes y cursos de agua”, apuntó.
“Comenzamos a trabajar esta alternativa con un productor de Cipolletti, pero después
observamos que no sólo era una solución para él, sino para muchos otros que tienen cursos de
agua cercanos y no disponen de energía eléctrica o les resulta muy costoso el montaje de
sistemas de riego por motobomba”, contextualizó el técnico.
Actualmente, hay cuatro prototipos en ensayo en diferentes cursos de agua. “Estamos
explorando el uso productivo para abastecer bebederos de animales, riego de huertas
familiares y de pequeñas parcelas de pastura”, remarcó Zanovello. Hasta el momento, las
bombas se probaron sobre: el Río Negro –cerca de la confluencia de los ríos Neuquén y
Limay–; el principal canal de riego de la ciudad neuquina de Senillosa; Río Limay a la altura de
Plottier y en un canal de la zona de Centenario –también Neuquén–.
“Si bien son zonas del Alto Valle bajo riego, los prototipos abastecen áreas marginales que
están por encima de los canales y por debajo de los ríos principales”, indicó Zanovello.
Para que funcione este implemento, hay que tener en cuenta dos variables ambientales: la
velocidad del curso de agua –la mínima comprobada para el prototipo construido es de 0,3
metros por segundo– y su profundidad, ya que la bomba debe colocarse en flotación sin rozar
el lecho.
“Lo ideal es que no se registren bajas de caudal. No obstante, si eso sucede, la bomba pararía
y se quedaría estática hasta que regrese el nivel de agua. Se adapta a cursos de diversa
velocidad –tiene un mínimo para funcionar, pero no un máximo– y, por su mecánica sencilla,
funciona siempre que el río no se congele o se seque”, aseguró Zanovello.
Por su bajo costo, resulta viable la colocación de varias bombas en un mismo curso de agua para ampliar la
capacidad de riego y conformar un sistema continuo de provisión hídrica.
En cuanto a la construcción, el sistema requiere cinco elementos principales: bobinas de
manguera arrolladas en un tanque, un acople rotativo –pueden ser aspersores de jardín u otros
de industria–, una manguera de salida, una paleta de ventilador a modo de hélice y algún
elemento flotante –como telgopor, rollos de espuma de polipropileno o una botella– que es
adosado al tambor.
El diseño de esta tecnología es una adaptación del “tornillo de Arquímedes”, recuperado a
mediados de 1700 por un metalúrgico inglés que fabricó el helicoide. Más recientemente, en
1985, se generó una patente y en la actualidad hay grupos de investigación que estudian su
funcionamiento.
Desafiar la aerodinámica
La segunda tecnología –también pensada para las demandas de la pequeña escala– es un
prototipo que apela a los principios de la aerodinámica y atrae la consulta de los productores
que visitan el campo experimental del INTA Sáenz Peña –Chaco–. Se trata de un molino eólico
que, al funcionar con poco viento –a partir de ocho kilómetros por hora–, permite bombear agua
de hasta 12 metros de profundidad. Su principal característica, además de ser construido con
materiales de descarte, es su bajo costo: seis veces menos que un molino convencional y, de
acuerdo con los técnicos del instituto, satisface los requerimientos productivos de pequeñas y
medianas explotaciones.
“El prototipo original se construyó con cuatro tachos cortados a la mitad, dispuestos en forma
de cruz. Luego este planteo se complejizó y se buscó la disposición equilibrada de cinco
mitades, debido a que esta cantidad optimizaba el aprovechamiento del viento y mejoraba la
extracción de agua”, comentó Carlos Derka, especialista del INTA Sáenz Peña.
“En los molinos tradicionales, las aletas son aspas que giran con el viento. Nosotros utilizamos
la mitad de los tachos de 200 litros, porque queríamos recuperar elementos que pudieran
reutilizarse”, remarcó Derka.
El molino funciona con poco viento –a partir de ocho kilómetros por hora– y permite bombear agua de hasta 12
metros de profundidad.
Con aerómetros y caudalímetros, los técnicos pudieron estimar que el generador eólico –
denominado “molino de eje vertical de bajo costo”– comienza a girar con vientos de 8 km/h y
alcanza un funcionamiento óptimo a velocidades de entre 16 y 18 km/h. Esto permite extraer
hasta 200 litros de agua por hora, ubicada a entre 8 y 12 metros de profundidad.
“A razón de 10 horas trabajadas por día, esta tecnología abastece un tanque de 2.000 litros
que es el volumen promedio requerido por un productor de pequeña y mediana escala”, calculó
Derka.
Para su construcción, se ubican cinco medios tachos en forma de estrella, unidos a un eje
central, en cuyo extremo hay un disco. Éste transfiere el movimiento circular del caño a otro
sistema que hace subir y bajar un pistón, cuyo movimiento permite la extracción del agua.
Es decir, gracias al movimiento de los tachos que giran con el viento, “es posible levantar el
agua desde un pozo o represa para cosecha hacia la superficie y, por gravedad, cae a través
de una manguera hasta un tanque que la almacena”.
El generador cuenta con una válvula de retorno que regula el nivel de agua en la pileta y la
devuelve al pozo en caso de excedente. Además, posee un sistema de resortes que compensa
el impacto del viento sobre las aletas. “Este sistema de compensación está incluido en un
nuevo prototipo que estamos cerca de finalizar”, anticipó el técnico.
En la actualidad, esta tecnología es aplicada por tres productores de la zona y hay dos
emplazados en la unidad del INTA Sáenz Peña con fines demostrativos. Próximamente, se
instalará otra estructura en el campo experimental de Deán Funes que posee el INTA Manfredi
–Córdoba– para que pueda ser visitada por productores de otras regiones.
“Como desafío próximo, nuestra inquietud es colocarle un dínamo a ese molino que permita
cargar una batería y generar electricidad para uso doméstico”, relató Derka. “Incluso, también
observamos que el sistema podría ajustarse para extraer agua ubicada a mayor profundidad,
más allá de los 12 metros que fue la marca máxima desde donde logramos bombear”, agregó.
Con relación a los materiales, entre otros, el generador requiere una columna de hierro, caños
de plástico y algunas válvulas de fácil obtención. “La columna suele ser lo más costoso, pero
es posible reemplazarla con postes de madera. En suma, estimamos un costo de 6 mil pesos
con relación a los 40 mil requeridos para el montaje de un molino convencional”, subrayó el
técnico, quien destacó que todo el trabajo de desarrollo tecnológico –diseño y fabricación– se
realizó en los talleres del INTA Sáenz Peña.
En la actualidad, esta tecnología es aplicada por tres productores de la zona y hay dos ubicados en unidad del
INTA Sáenz Peña con fines demostrativos.
La energía, motor del mundo
En el marco del Año de las Energías Renovables –declarado por el gobierno argentino para el
2017–, el INTA prioriza el abordaje de este tema a través de una trama de iniciativas que
promueve la generación de tecnologías y su adaptación a la escala familiar en todo el país.
En general, estas iniciativas están integradas al Módulo de Desarrollo de Energías Renovables
para la Agricultura Familiar, que pertenece al Proyecto Específico –dirigido por Carlos Derka–
“Estrategias y tecnologías innovativas en mecanización para el desarrollo territorial sustentable”
del Programa Nacional de Agroindustria y Agregado de Valor.
“Desde el módulo, el objetivo es diseñar acciones que tienden a colaborar en la construcción
de sistemas tecnológicos en torno a las demandas-necesidades”, aseguró Sergio Justianovich,
coordinador de este espacio institucional que articula una red nacional de 56 técnicos,
vinculados a 29 proyectos regionales con enfoque territorial.
De este modo, se considera que el agregado de valor a los alimentos elaborados a escala
familiar requiere energía para su procesamiento. “Si bien el INTA promueve el armado de
cadenas cortas de valor –aspecto relevante en términos energéticos, debido a que los
alimentos recorren menos distancia y hay menores pérdidas–, en determinados contextos la
disponibilidad de energía puede posibilitar o no que un producto sea competitivo”, subrayó
Justianovich, “A su vez, la población rural presenta dificultades de energía asociadas a la
vivienda, aspecto que limita las posibilidades de desarrollo”, remarcó.
“La propuesta de trabajo no se basa en un artefacto en particular –por ejemplo, un calefón
solar–, sino en el sistema tecnológico que permite resolver el problema de acceder al agua
caliente en los sectores rurales”, detalló. “Esta perspectiva incorpora a diferentes actores con
funciones e intereses particulares en la solución del problema, tanto del ámbito público como
privado”, enfatizó.