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Ante el panorama descrito, Touraine reconoce el fin de la idea de la sociedad o del campo de
“lo social; pero plantea la necesidad de construir un nuevo enfoque analítico (e interpretativo)
donde el centro esté colocado en la idea de acción social. En la definición de la comprensión de
la cultura como apropiación de elementos existentes dentro de realidades históricas concretas,
como con el ejemplo de la industria y la apropiación que de ella dan obreros y empresarios,
surge una idea de historicismo que implica, por un lado, el reconocimiento de la vida social se
fundamenta en una relación primordial de dominación (Marx) y por otro, que la idea de un
actor determinado se orienta por valores (Weber). En esa conjugación de Marx y Weber,
Touraine encuentra el marco de definición de movimiento social1.
Para Touraine, al momento de escribir su libro, el regreso del actor social tiene que ver con los
márgenes y las posibilidades de la acción social, que ya no puede inscribirse teleológicamente
1
“actores opuestos por relaciones de dominación y conflicto tienen las mismas orientaciones culturales y luchan
precisamente por la gestión social de esa cultura y de las actividades que produce.” Pág. 30.
en la transformación del curso de la historia, sino que va conectado a su condición subjetiva. La
reivindicación no es histórica, sino moralista, en el sentido del rescate de libertades
individuales ante mecanismos de dominación e imposición de modelos culturales. En ese
sentido, la descripción de la situación social se da por cuenta de la capacidad creciente de las
colectividades de actuar sobre sí mismas en un contexto en el que el poder no se define por la
imposición de formas de trabajo, sino por la definición de estilos de vida, conductas y
necesidades. Esto implica el surgimiento de nuevos actores y nuevas conflictividades. La
noción de movimientos sociales se alimenta de esta concepción de la sociedad, donde la
centralidad la marcan las relaciones sociales, y los intercambios que entre actores
históricamente situados se dan. Esa definición y comprensión de la acción social, claro está, se
da en el marco de una crisis profunda del proyecto modernizador en términos de la crisis de la
metáfora evolucionista y desarrollista del progreso social, en términos del cambio de la idea de
una sociedad articulada a unas instituciones ya una contradicción central y en términos de una
nueva pauta de relacionamiento entre la sociedad civil y el estado, comprendiendo que para
Touraine se presenta un regreso de la sociedad civil y una capacidad creciente de
autonomizarse e interpelar al Estado.
Si se trata, en últimas de fundar nuevamente una serie de discusiones que posibiliten una nueva
representación de lo social, es necesario entonces, para Touraine, habiendo demostrado que los
principios unitarios de la sociología clásica ya no tienen validez, plantear lo que para el sería un
nuevo principio unitario, asociado a su noción de sujeto: la capacidad creciente de las
sociedades humanas para actuar sobre sí mismas. Esa noción está asociada a la idea ya
previamente desarrollada de historicidad, en tanto se ubica también en el horizonte de la
capacidad de auto-producirse de las sociedades contemporáneas y a la idea de institución, ya no
sobre la base de lo instituido, sino de lo instituyente.
Con esto en claro, es evidente que la noción de Touraine de los movimientos sociales parte de
la idea de que es posible la superación de las prisiones teóricas que establece la sociología
clásica. Estos movimientos, a juicio de Touraine, no son la expresión marginal de un momento
de cambios y convulsiones; no constituyen las nostalgias de la ausencia de una clase obrera
proletaria y el deseo de unos académicos de constituir arbitrariamente un nuevo sujeto político
de la transformación. Contrario a ello, son la expresión de un momento pos-industrial con
impactos más allá de lo económico, en una dimensión cultural y en la reconfiguración de lo
social. Por consiguiente, al querer hablar de una nueva representación de lo social, al plantear
su posibilidad, no para continuar entendiendo sociedad o lo social en clave clásica, sino para
ubicar los fundamentos del análisis del momento contemporáneo, el movimiento social se
convierte en un elemento de significativa importancia para Touraine.