You are on page 1of 4

PODEMOS SER ASERTIVOS.

Javier Montaño Ulloa

Ser asertivo significa tener la habilidad para expresar de manera adecuada,


clara y directa, nuestros pensamientos, emociones y estados de ánimo, sin
sentirnos culpables o incómodos.

Contar con esta habilidad significa que tenemos la capacidad para reconocer,
aceptar y expresar nuestros diversos estados emocionales así como para
comunicar las sensaciones, pensamientos o deseos que experimentamos
frente a nuestra realidad personal.

Saber declarar, afirmar y manejar lo que queremos en cada momento, con


seguridad y sencillez, resulta fundamental para vivir en armonía con nosotros
mismos y para desarrollar relaciones auténticas y profundas con las personas
que nos rodean.

Cuando somos asertivos observamos y aceptamos nuestra realidad; actuamos,


pensamos y hablamos con fundamento en hechos concretos y objetivos;
aceptamos nuestros errores y aciertos y utilizamos nuestras capacidades
personales con agrado. La asertividad nos permite, también, usar nuestras
capacidades personales sin sentir vergüenza ni remordimiento.

Ser asertivos nos permite, además, tomar decisiones por voluntad propia. Al
desarrollar la asertividad nos volvemos autoafirmativos, manteniendo al mismo
tiempo una actitud gentil y considerada con las personas de nuestro entorno.

Otra característica que nos distingue, al ser asertivos, es que estamos


dispuestos a dirigir a un grupo y al mismo tiempo aceptamos que otras
personas dirijan las actividades grupales cuando sea necesario.

Es conveniente tener presente que una persona asertiva puede madurar,


desarrollarse y alcanzar el éxito, sin resentimientos o culpabilidades, así como
permitir que otros maduren, se desarrollen y tengan éxito, sin sentir rivalidad,
envidia o rencor.

Una persona asertiva tiene libertad propia para manifestarse, con palabras o
actitudes, tal como siente, piensa y quiere.

Cuando somos asertivos podemos comunicarnos de manera directa y


saludable con amigos, extraños o familiares.

También tenemos una orientación activa en la vida: sabemos lo que queremos


y tratamos de alcanzarlo con todas nuestras fuerzas y ganemos, perdamos o
empatemos, conservamos nuestro respeto propio. Entendemos que no siempre
se puede ganar y aceptamos nuestras limitaciones con objetividad.

La asertividad nos permite actuar en nuestra vida de una manera que nosotros
mismos calificamos como respetable.
La asertividad está directamente relacionada con nuestra autoestima: cuando
nos amamos y respetamos a nosotros mismos, desarrollamos mayor bienestar
psicológico y emocional.

Al expresar nuestra asertividad defendemos nuestro derecho a decidir no hacer


o decir aquello que no queremos realizar o expresar y establecemos límites
saludables con las personas de nuestro entorno

En contraposición, una persona no asertiva constantemente se muestra


conciliadora con las personas que le rodean, porque teme ofenderlas con sus
emociones, deseos o pensamientos.

Cuando carecemos de asertividad, permitimos que otras personas nos


impliquen en situaciones que no son de nuestro agrado; no podemos expresar
nuestros deseos de manera directa, porque consideramos que los derechos de
los demás son más importantes que los nuestros.

Generalmente, cuando no somos asertivos, nos sentimos tímidos ante los


superiores o ante los representantes de alguna autoridad.

En otras ocasiones, al carecer de asertividad nos volvemos agresivos ante las


personas que no coinciden con nuestra posición frente al mundo; mantenemos
una expresión hostil, muchas veces deshonesta, fuera de lugar, con el
propósito de ganar, dominar, hacer que los demás pierdan o se sientan mal.
Esta conducta agresiva rompe la comunicación.

Otras veces, actuamos de manera pasiva y aguardamos a que las situaciones


sucedan o se resuelvan sin nuestra intervención. Dejamos que otros decidan
por nosotros; esta carencia de autoestima nos ocasiona frustración,
resentimiento, enojo e impotencia, al tiempo que nos limita para alcanzar
nuestros objetivos y metas en la vida.

Una persona no asertiva no acepta su realidad, tampoco la procesa racional y


emocionalmente, ni actúa para modificarla.

Al carecer de asertividad nos dejamos dominar por los demás, debido a que
nunca aprendimos a defender nuestros derechos o convicciones. Con
frecuencia nos inhibimos o nos ofendemos con facilidad, ante lo que dicen o
hacen las personas que nos rodean.

Otras características de las personas no asertivas es que se sienten tristes muy


frecuentemente, sin saber porqué razón, o se sienten solas, porque no han
desarrollado relaciones íntimas en su vida.

Todas estas peculiaridades llevan a la persona no asertiva a sentirse y a ser


inferior frente a los demás, a limitar sus experiencias y a no utilizar en plenitud
su potencial como seres humanos.
¿Cómo podemos desarrollar la asertividad?

La asertividad es una habilidad que todos podemos desarrollar. Lo que


requerimos es aprender a aplicar siete reglas mínimas en nuestra vida.

En primer término, necesitamos aprender a identificar lo que realmente


sentimos, pensamos y queremos. Se trata de desarrollar una actitud para
darnos cuenta, de manera consciente, de lo que ocurre a cada momento en
nuestro interior.

A continuación, requerimos desplegar la capacidad de aceptar que estos


sentimientos, creencias o pensamientos de los que nos dimos cuenta, son
verdaderamente nuestros y que regulan nuestra conducta y personalidad en la
vida.

En seguida, es preciso aprender a manejar aquellos sentimientos o estados de


ánimo que impiden nuestra comunicación con los demás, evitando el temor o la
ansiedad para expresar lo que queremos decir.

Es importante que encontremos el momento, el lugar y la situación oportuna


para expresar lo que queremos decir.

Otro elemento importante que debemos cuidar es el de ser específicos al


expresar nuestros deseos, sentimientos o pensamientos. Es básico aprender a
evitar actuaciones o respuestas basados en interpretaciones y hablar
directamente sobre lo que nosotros queremos.

Una facultad que también debemos aprender es la de otorgar respuestas claras


y concretas, de manera rápida, a lo que nos plantean otras personas.

Finalmente, después de identificar lo que realmente queremos y expresarlo de


manera adecuada, es pertinente confirmar que la persona ha captado
plenamente lo que nosotros le queremos comunicar.

La retroalimentación es indispensable para evitar las interpretaciones


equivocadas, las confusiones o los malos entendidos.

Al principio, aplicar estos siete pasos puede causar resistencias o vergüenza,


con la práctica adquirimos destreza y confianza para expresar nuestras
emociones, sentimientos y pensamientos de una manera saludable, sin
lastimar o agredir a las personas que nos rodean.

Ser asertivo es un paso decisivo para romper el círculo vicioso de la neurosis.


Lo podemos lograr con alguna facilidad. Si se nos dificulta comportarnos de
una manera asertiva, siempre podremos acudir con los especialistas, que nos
pueden orientar para extender esta capacidad de darnos a conocer como
realmente queremos y para aceptar a los demás como en realidad son.
Como podemos ver, ser asertivos es, simplemente, saber decir “no” o “si” de
manera adecuada y de acuerdo a lo que nosotros realmente queremos
expresar.
Es una actitud vital que nos permite establecer relaciones más intensas,
auténticas y profundas con las personas de nuestro entorno; nos otorga una
sensación de actividad y movimiento en nuestra vida y nos lleva a vivir una
existencia más apasionante.

You might also like