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Resulta necesario aclarar algunos puntos antes de deambular por las sendas
antes propuestas. En primer lugar, es imperativo, explicar la diferencia existente
entre “símbolo”, “signo” y “alegoría”, esto, si partimos de la idea convencional que
la fábula se vale de la alegoría como recurso literario para aludir sígnicamente una
acción cuyo propósito es enseñar mientras se deleita. Para ello nos hemos ceñido
a la explicación expuesta por Juan Eduardo Cirlot en su Diccionario de símbolos,
quien nos dice, a través de Carl Jung, que la alegoría, es un símbolo reducido a la
función de signo. Mientras que el símbolo va hacia el inconsciente común, resulta
pues, una conexión que puentea el vacío entre lo existente y el interior de la
abstracción humana, por lo tanto, mientras que el símbolo tiene una estructura
expansiva, el signo posee una estructura fija. Otra explicación que nos permite
ampliar la perspectiva acerca de esta diferencia, es la expuesta por Pascual Buxó
en su volumen intitulado Las figuraciones del sentido. Ensayos sobre poética
semiológica, donde el autor atribuye al término semiótico el fenómeno de la
denotación y la connotación; el primer caso lo esquematiza con el esquema [A
implica a B], y el segundo con el esquema [A no implica a B], cuya significación
requiere de un contexto para poder ser comprendida. En otras palabras, el signo
como tal posee una implicación arbitraria y convencional entre el plano de la forma
y el plano del contenido, mientras que el signo connotado se da una relación a partir
de un rasgo significativo que a partir de un contexto es posible entender. Por otro
lado, el autor, atribuye al término semiológico una red que conecta el inconsciente
humano, por ende, resulta claro que en este lugar yace el símbolo. Por tanto, hemos
considerado las acciones sígnicas efectuadas por los animales como una alegoría
que representa un defecto a corregir en el comportamiento humano, bajo la
revelación de una moraleja. Por otro lado, estas acciones pueden mantener una
correlación con la simbología perteneciente a un animal en especial. Dado este
problema, diferenciaremos, cuando sea necesario, la presencia de lo simbólico de
la presencia sígnica ya sea denotada o connotada bajo los conceptos de “Eje
temático” y “Eje simbólico”.
a) RELACIONES INTRATEXTUALES:
En la fábula I “El asno y el cerdo” es posible observar una relación intertextual
con “El asno y el caballo” pues prevalecen los tres elementos: 1) El ente
envidiado, el cerdo o el caballo, quienes permanecen ociosos y reciben
múltiples regalos; 2) El ser que envidia, en ambos casos el burro, quien
anhela ser como ellos, al contrastar su situación de trabajo excesivo y
maltratos; y 3) Causa mortal que establece la misma moraleja, valorar más
el arduo trabajo que la vida ociosa.
Por otro lado, si atendemos el símbolo del burro, podemos atisbar las
acepciones: ‘Tonto’, ‘Trabajo’ y ‘humildad'. Si bien, tanto la primera acepción
como la tercera, dejan una inferencia a la infravaloración de este animal, es
la segunda que contrasta con la ‘estulticia’ del cerdo, quien es tomado como
ser bajo y de muy poca sapiencia. En la segunda fábula es posible observar
el contraste de la ‘humildad’ propia del asno con la ‘nobleza y gallardía’ del
caballo, elementos que lo hacen marchar a la guerra.
Como pudimos ver, esta relación se dio a través de los dos ejes. Mientras
que el eje temático ancla las dos fábulas escritas por el mismo autor a través
del uso de la misma alegoría, construida por dos variantes, el eje simbólico
da continuidad al conocimiento del mundo.
b) RELACIONES INTERTEXTUALES E INTERMEDIALES:
Para este caso, tenemos una fábula que evolucionó de tal forma que pasó
de la tematización intertextual a la intermedialidad, pues la línea enlaza a
varios autores hasta llegar a la construcción de una nueva entidad mediática.
La primera es la fábula de “La cigarra y la hormiga” donde podemos atisbar
con claridad los puntos tocados por esta línea evolutiva: en primer lugar, pasa
por Esopo con “La hormiga y el escarabajo”, en segundo pasa por
“Lafontaine” quien decide cambiar al escarabajo por la cigarra, hecho que
abre paso al tercero por Samaniego, quien conserva tanto el tema como los
entes constitutivos, por último, esta línea temática intertextual se transforma
en intermedial, pues pasa del soporte escrito u oral al audiovisual por medio
del entramado de imágenes secuenciales y la voz con la película Bichos: Una
aventura en miniatura, de Disney Pixar estrenada en 1998. Reflexionemos
un poco más acerca de este punto, ¿Cómo es que la fábula pasó de un
soporte a otro? Bueno, ya habíamos mencionado en líneas anteriores que ya
desde el Renacimiento estos textos eran ilustrados, hecho que continuó
hasta la actualidad, por otro lado, a mediados del S.XX la animación se hizo
posible y adquirió popularidad. Un ejemplo claro lo podemos encontrar en la
animación “Tortoise beats hare” de Warner Brothers realizada en 1943,
donde Bugs Bunny compite en una carrera con Cecil la tortuga, de esta
manera se reproduce la clásica fábula esopiana “La liebre y la tortuga”. Cabe
mencionar que Cecil es el único personaje que ha vencido al Bugs, en sus
otras apariciones, estos dos personajes compiten por alguna cosa y la tortuga
resulta ser vencedora, esto último demuestra cómo un tema es reinventado
en la cultura para las masas.
De vuelta a nuestro análisis podemos observar cómo uno de los elementos,
en este caso el escarabajo, varió desde Esopo a Lafontaine, misma que se
conservó en las fábulas de Samaniego, para el paso hacia la película de
Dinsey Pixar, observamos un cambio más, la cigarra cambia a saltamontes.
Por otra parte, también el sistema alegórico cambia en la película, pues esta
marca el rumbo a la enseñanza de la dignidad y no tanto el enaltecimiento
del trabajo como lo enunciaron las fábulas desde Esopo. De esta forma, es
posible observar la reinvención que habíamos mencionado. Como se puede
observar en esta fábula prevalecen tanto los símbolos como la tematización.
En el primero, la hormiga como ‘trabajo’ y el escarabajo, bajo la acepción de
‘procrastinación’, en el filme, los saltamontes también conservaron dicha
acepción, no obstante, se le suma una más ‘el abuso’. Y en el segundo, la
tematización muta algunos matices en cuanto a la intencionalidad alegórica.
CONCLUSIONES:
Como se pudo observar a lo largo del presente ensayo, la línea evolutiva de
la fábula se mantuvo más o menos continua desde su origen esopiano hasta
su reconfiguración para la cultura de masas. Esto a través de la trayectoria
marcada por sus dos ejes: el temático y el simbólico. Por último, nos gustaría
dejar abierta una última pregunta ¿Este paso también pudo haber tenido otra
vía? Nos referimos al eje comparativo entre la comedia como elemento
dogmático con el carácter propio de la fábula, si fuera así, entonces no sería
extraño que la caricatura cuya intencionalidad va más hacia la comedia y la
fábula hacia lo dogmático, se hayan encontrado en algún punto hasta derivar
en lo que ahora conocemos como dibujo animado.