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Administración de tiempo/Texto completo

Introducción[editar]

Metas generales[editar]

Adquirir conciencia de que la administración del tiempo depende totalmente de la


administración que se haga de los propios hábitos.

Revisar y analizar diferentes metodologías de uso del tiempo

Revisar conceptos de correcta aplicación del uso del tiempo.

Identificar a través de un instrumento de auto evaluación, formas para mejorar el


uso del tiempo que hacen actualmente los participantes.

Conocer el uso de herramientas complementarias de apoyo para controlar el uso


correcto del tiempo.

Objetivos[editar]

Los participantes, serán capaces de:

Reaccionar conscientemente en situaciones frecuentes que implican riesgo de


mal uso del tiempo.

Identificar con precisión sus causas particulares de desperdicio del recurso.

Elaborar listas “inteligentes” de prioridades de acción.

Distinguir efectivamente, y no sólo en teoría, la diferencia entre acciones


importantes y acciones urgentes.

Evaluar con objetividad su futuro uso del tiempo para emprender las acciones
correctivas necesarias..
Competencias a desarrollar de manera indirecta[editar]

Capacidad de auto crítica

Organización personal

Orientación a resultados

Aprendizaje clave[editar]

El tiempo es una simple medida. La percepción de no tener tiempo se debe a una


mala selección o distribución de las acciones realizadas. Administrar el tiempo
realmente significa administrarse uno mismo, de tal manera que se pueda
optimizar el rendimiento del tiempo de que se dispone.

El tiempo[editar]

¿Qué es el tiempo?[editar]

“¿Para qué es el tiempo? ¿Quién puede explicarlo fácil y brevemente? ¿Quién


puede tanto comprenderlo mentalmente como expresarse al respecto? Y sin
embargo, ¿qué puede ser más familiar y más mencionado concienzudamente en
nuestro discurso cotidiano que el tiempo? Seguramente lo entendemos
suficientemente bien cuando hablamos de él; igualmente lo entendemos cuando lo
oímos nombrar, al hablar con otra persona. ¿Qué es entonces el tiempo?, si nadie
me lo pregunta, yo lo sé; pero si quisiera explicárselo a alguien que me lo
pregunte, sencillamente no lo sé”.

Las cosas no han cambiado mucho desde que San Agustín escribió esas
palabras; todos sabemos lo que queremos expresar con el término tiempo, pero
no podemos decir lo que es.
Los modernos diccionarios lo definen: “Relación que se establece entre dos o más
fenómenos, sucesos, cuerpos u objetos” (Encicl. Ilustrada Cumbre); “Duración de
los fenómenos ... época, siglo” (Dicc. Larousse); “Duración de las cosas sujetas a
mudanza” (Dicc. de la Real Academia); “Aspecto mensurable de la duración”
(Dicc. de Psicología).

La mejor definición, si bien no la más clara para el lector moderno, sigue siendo la
antiquísima definición de Aristóteles: “El número, o la medida, del movimiento
según antes y después”. Para Aristóteles, como para la mayoría de los filósofos
antiguos y medievales, la palabra movimiento equivalía a cambio (decían que todo
lo que cambiaba “se movía” de la potencia al acto, es decir, de la posibilidad a la
realidad).

El tiempo es pues, la dimensión del cambio. Si nada cambiara, no habría tiempo.

Resulta entonces un corolario que sorprenderá a más de uno: El tiempo en sí no


existe. No existe porque es una simple medida. No existe el tiempo como no
existen ni el kilómetro ni el litro, sino únicamente las cosas que son medidas por
tales patrones convencionales.

Características del tiempo[editar]

Frases para reflexionar 1.El más importante de los recursos.

2.El más atípico de los recursos.

3.El recurso más equitativo: todos tenemos el mismo.

4.Un recurso limitado y caduco por definición: hagamos lo que hagamos se nos
acaba.

5.Recurso inelástico: ni ahorrarse, ni acumularse, ni prestarse.

6.El más indispensable de los recursos: ninguna acción humana puede realizarse
sin tiempo.

7.Recurso insustituible.
8.Recurso inexorable: no podemos variar ni su dirección, ni su sentido, ni su
cadencia. Lo más que podemos hacer es utilizarlo mejor o peor, a medida que va
llegando.

9.Recurso Paradójico: Todos disponemos de Todo el tiempo del mundo.


Podemos quejarnos de cómo lo usamos, pero nunca de no tenerlo.

10.Recurso incontrolable: Podemos controlar nuestras acciones, pero no el


tiempo.

La administración del tiempo[editar]

Es el arte de hacer que sirva para el beneficio de las personas y de las


sociedades. Como el tiempo no existe en sí, la administración del tiempo es la
administración de sí mismo; el manejo adecuado de los recursos en todo orden, ya
que no hay una sola realidad que se sustraiga al tiempo.

El tiempo es como una gota de agua que se evapora. No podemos físicamente,


capturarlo ni encerrarlo para hacerlo nuestro. La administración del tiempo es una
ilusión, porque nadie puede realmente administrar el tiempo. El tiempo es una
constante. Una medida de intervalos. Independientemente de quiénes somos o
qué estamos tratando de lograr, el tiempo continúa moviéndose al mismo ritmo.
Nosotros continuaremos usando la expresión “Administrar el tiempo” para
identificar nuestros esfuerzos, para usar nuestros momentos disponibles con algún
significado. Administrar el tiempo realmente significa administrarnos nosotros
mismos, de tal manera que podamos optimizar el tiempo que tenemos. Significa
conducir nuestros asuntos dentro del tiempo disponible para que podamos lograr
resultados más eficaces. Debe tenerse en cuenta que la eficacia es más
importante que la eficiencia. La meta debe ser el logro de objetivos, no
simplemente estar ocupado (en libros de administración se habla como la eficacia
-hacerlo simplemente- y la eficiencia -hacerlo bien y a la primera-, optimizando los
recursos en el cumplimiento de los objetivos, en este caso me causa un
desequilibrio su definición).

Mucha gente opera bajo la errónea creencia de que tendrían tiempo para todo, si
solo pudieran organizar sus horas más eficientemente. El resultado es a menudo
un intento por realizar sus tareas con más rapidez, razonando que si pudieran ser
suficientemente rápidos, podrían tener tiempo sobrante. Por supuesto, esto
raramente funciona y como estrategia para usar el tiempo es muy pobre.

Muy a menudo, trabajar con rapidez produce problemas. Trabajando bajo presión
se cometen más errores, hay menos tiempo para pensar, planificar y reflexionar
antes de tomar decisiones para solucionar problemas. Como resultado, los días
comienzan a parecer frenéticos.

Cuando la presión no funciona, a menudo se adopta una segunda estrategia:


trabajar más horas. Todos hacemos esto eventualmente, pero cuando se convierte
en rutina, se generan otros problemas: las horas semanales se alargan a 50, 60,
70, 80 o más. El tiempo personal va desapareciendo a medida que se incrementa
el tiempo de trabajo. El juicio es menos claro y problemas que podrían ser
resueltos en minutos por una mente fresca, se resuelven en horas.

Trabajar más rápido y trabajar más horas son estrategias pobres para
administrarnos a nosotros mismos. Sin embargo, mucha gente continúa creyendo
que esos enfoques les permitirán conseguir todas las cosas que necesitan ser
hechas. No se dan cuenta de que no importa cuánto hagan, siempre hay más por
hacer, y deben tomar duras decisiones de prioridades y tener el coraje de seguir
las decisiones con acciones.

El tiempo es una paradoja. Nos parece que no tenemos suficiente tiempo y sin
embargo tenemos todo el tiempo que hay. No importa cuánto hagamos, siempre
hay alternativas interminables para invertir el tiempo. La solución a esta paradoja,
entonces, es enfocarse primero en las cosas más importantes, en la seguridad de
que siempre habrá tiempo suficiente para las cosas que realmente es necesario
hacer.

Una vez que hayamos aceptado el hecho de que no podemos hacer todo y
dejemos de actuar como tal, habremos dado un paso muy importante hacia una
efectiva administración de nuestro tiempo. Identificar las prioridades se convertirá
en un problema menor.
Como un recurso, el tiempo nos presenta otra paradoja: si no lo usamos,
desaparece de todas maneras. En consecuencia, la calidad de este recurso
depende de lo bien que lo usemos. El conocimiento de que estamos
desperdiciando este recurso tan personal cuando no lo usamos debidamente,
debería ser suficiente para decidirnos a invertir el tiempo de mejor manera.

Tiempo de calidad[editar]

Tiempo de calidad[editar]

En vista de que no podemos incrementar la cantidad de tiempo que recibimos, la


calidad del tiempo se convierte en la única variable. Tu tiempo es tuyo y no
pertenece a nadie más. Sólo tú puedes mejorar la calidad de tu tiempo. En última
instancia, usas tu tiempo como lo deseas.

La forma como usas tu tiempo define quién eres, más aún que lo que dices, lo que
vistes, los amigos que eliges, lo que piensas. Mucha gente dice algo y hace lo
contrario, por ejemplo: mucha gente dice darle importancia a ser productivo y sin
embargo invierte muy poco tiempo en organizarse y en encontrar maneras de ser
más enfocado y eficiente. Tu compromiso para administrar tu tiempo es realmente
un compromiso contigo mismo y con lo que es importante.

Un aprovechamiento adecuado del tiempo permite disfrutar del trabajo y su


descanso. La autodisciplina significa fuerza de voluntad para hacer las cosas que
deben hacerse antes que las que queremos hacer porque nos son más fáciles o
agradables. Enfrentarnos a los asuntos en vez de posponerlos, nos dará más
tiempo para hacer las cosas. Puesto que es nuestro tiempo lo que estamos
gastando, somos nosotros quienes debemos dominarlo, y no dejar que él nos
domine. Y nadie podrá dominar su propio tiempo mientras no esté primero
dispuesto a dominarse a sí mismo.

El uso de nuestro tiempo es el resultado de cientos de pequeñas y grandes


elecciones cada día, cada hora y aún cada minuto.
Cada semana, contamos con cientos de horas. ¿Cómo utilizamos dichas horas?
Todos podemos beneficiarnos del uso del tiempo. Debemos analizar
objetivamente el uso que le damos a nuestro tiempo. Manejar nuestro tiempo nos
obligará a ser explícitos en cuanto al valor que le damos a nuestra vida personal y
profesional, y nos permitirá dirigir nuestros esfuerzos en concordancia. Controlar
nuestro tiempo nos ayudará a mantener el equilibrio entre las múltiples presiones
bajo las cuales estamos sometidos, facilitándonos entonces el logro de nuestros
objetivos, evitando el estrés y el cansancio.

El líder primero es líder de su propia vida. Para liderar a otros primero se necesita
crecer en el liderazgo de sí mismo: liderazgo intrapersonal. La perspectiva
ancestral de los Proverbios del rey Salomón trae sabiduría al respecto al referir
que mejor es el que tarda en airarse que el fuerte; y el que se enseñorea del
espíritu que el que toma una ciudad. Resultaría paradójico ver a un líder
pretendiendo liderar a otros, inspirar a otros, guiar las vidas de otras personas,
manejar el negocio de otro, encaminar a sus seguidores hacia una visión
organizacional, si él no es el dueño de sí mismo, si no es capaz de manejar y
dirigir adecuadamente sus emociones, si no está a cargo y se ha hecho
responsable de su propia vida, si no tiene su propia definición de visión y proyecto
de vida. En tales condiciones, ¿cómo podrá liderar a otros?

Los líderes necesitan, pues, aprender a guiarse y gestionarse primero a sí mismo


antes de liderar a otros, lo cual implica aprender a administrar su tiempo, sus
prioridades y sus propósitos. Por sobre todos los consejos para mejorar su tiempo,
siga al menos este: coloque en un papel muy visible (en su teléfono, computador,
etc) con lo siguiente escrito bien grande: LO QUE ESTOY HACIENDO EN ESTE
MOMENTO, ¿ME MUEVE EN DIRECCION HACIA MIS OBJETIVOS?

Elementos básicos para controlar el tiempo[editar]

Conozca cómo utiliza su tiempo.

Establezca sus objetivos.

Organice su tiempo.

Identifique y elimine los enemigos de su tiempo.

Mitos[editar]
El mito de la actividad: “El ejecutivo más lleno de trabajo es el más eficiente”. Se
confunden los resultados con la actividad... para no llegar a ninguna parte.

El mito del hombre equipo: “Cuanto más alto sea el nivel en que se manejen los
asuntos, tanto mejor”. Se regatea la delegación, y se pretende hacer las cosas uno
mismo “para estar en todo”: invadiendo puestos, aplastando personalidades y
matando motivaciones.

El mito de la decisión aplazada: “Hay que aplazar las decisiones hasta haber
recopilado todos los datos”. Lo que sucede es que no se decide a tiempo, o no se
decide.

El mito del indispensable: “Los resultados son directamente proporcionales al


volumen de trabajo invertido, así que yo trabajo 15 hrs. diarias”. Se centra el
interés en trabajar más, en vez de trabajar mejor.

El mito de ahorrar tiempo: “Hay que ahorrar tiempo a través de soluciones


sencillas y fáciles”. Se regatea el tiempo que se debe emplear en asuntos difíciles,
tratándolos de manera superficial, de modo que se está condenando a repetir lo
que salió mal.

El mito de trabajar contra el tiempo: “El tiempo presiona al ejecutivo: se le echa


encima”. El más precioso recurso queda convertido en estorbo y objeto de
justificaciones.

Todo el mundo pierde el tiempo. Es parte del ser humano. Cierto tiempo perdido
puede ser constructivo porque ayuda a relajarse o a reducir la tensión; sin
embargo, a veces esto puede ser algo frustrante, especialmente cuando se pierde
el tiempo por hacer algo menos importante de lo que se podría estar haciendo.
Aunque a veces perder el tiempo, en el sentido más popular y vulgar, puede ser
sinónimo de un mejor aprovechamiento del mismo, en tanto el ocio y el descanso
forman parte consustancial del desarrollo humano y social. En la antigüedad, el
ocio era bien visto, porque su empleo permitía ejercitar el saber.
Desperdiciador De Tiempo (DDT): Es cualquier cosa que impida que una persona
alcance sus objetivos de la manera más efectiva posible.

Desperdiciadores de tiempo Externos vs. Internos. Los DDT se dividen en


externos, si son provocados por otras personas, o internos si son provocados por
nosotros mismos.

Desperdiciadores de tiempo[editar]

Desperdiciadores de tiempo externos[editar]

1.Excesivo flujo de papeles.

2.Teléfono.

3.Chat.

4.Facebook.

5.YouTube

6.Mirar la televisión.

7.Visitantes.

8.Reuniones.

9.Fallas de comunicación.

10.Políticas y procedimientos.

11.Información. (Falta / exceso)

12.Pornografía. (Otros vicios)

13.Ludopatía. (Off-Online y otras adicciones)

14.Uso ineficiente (o nulo) de herramientas ofimáticas.

Posibles soluciones[editar]
Agenda[editar]

Citas.

Proyectos.

Actividades por realizar.

Marcar actividades en (A) Urgentes e Importantes, (B) Importantes No Urgentes o


(C) Urgentes No Importantes.

Uso del teléfono[editar]

Antes de llamar, planifica la conversación.

Filtra y agrupa las llamadas por hacer, trata de apartar un tiempo específico para
llamadas.

Trata de acortar la parte social de la conversación, ve directo al grano y


permanece en él.

Si la conversación se extiende innecesariamente, busca excusas para cortarla.

Establece periodos de tiempo donde no recibirás llamadas sino sólo en casos de


emergencia.

Uso del Chat[editar]

Destinar una cantidad de tiempo al día para el chat.

Evitar tener abierta la ventana del chat y las herramientas de trabajo al mismo
tiempo.

Utilizar estatus como "No disponible" o "Ausente" la mayor parte del tiempo.

Uso del Facebook y YouTube[editar]

Destinar una cantidad de tiempo al día para revisarlos.


Dejarlo para horas que no sean de estudio ni de trabajo (nos desconcentra y hace
perder tiempo).

Mirar la televisión[editar]

Limita la cantidad de tiempo para ver televisión.

Evita ver el televisor mientras estás comiendo.

No ver la televisión mientras se estudia para un examen.

Aísla la televisión de tu lugar de trabajo; existen lugares específicos para usar la


televisión, por ejemplo, una sala de juntas o una sala audiovisual. Si la televisión
tiene que estar en tu lugar de trabajo (por ejemplo: (en un restaurante) dirigirla
entonces hacia los clientes y no hacia a ti.

Si no quieres perderte algún programa de televisión y dispones de una


videograbadora programable, graba el programa y velo en el tiempo que hayas
dispuesto para tal propósito.

Es recomendable ver la televisión en los tiempos de descanso, por ejemplo: fines


de semana, días festivos o días inhábiles.

Correspondencia[editar]

Escribe menos, usa más el teléfono.

Destinar una cantidad de tiempo al día para leer y redactar correos electrónicos.

Escribe respuestas a cartas y memos, anotando las respuestas al margen y


enviándolas de vuelta.

Usa el reverso de una carta o memo como copia de respuestas usando el papel
carbón, elimina documentos y deja todo registrado en la misma hoja.

Elimina palabras, frases y párrafos innecesarios.

Piensa antes de escribir, plánea lo que quieres expresar.

Usa el estilo claro, conciso y orientado a hechos.

Al escribir usa palabras sencillas.


No revises una y otra vez en nombre de la perfección, cuando los beneficios son
pocos o inexistentes.

Interrupciones y visitantes inesperados[editar]

Prevé un tiempo diario para visitantes inesperados e interrupciones.

No permitas que ciertos visitantes inesperados tomen asiento.

Recibe a los visitantes fuera de tu oficina.

No contribuyas a conversaciones innecesarias.

Promueve citas en vez de permitir visitas inesperadas.

Aprende a decir no, especialmente cuando te preguntan "¿Tienes un minuto?"

Reuniones[editar]

Desalienta y discontinúa las reuniones innecesarias.

Pregúntate si la reunión es realmente necesaria. ¿Una conversación telefónica


tendría el mismo efecto? ¿Es necesaria mi presencia?

Fíjate un límite de tiempo y ajústate a él.

Prepárate para la reunión, resiste las interrupciones, mantente en el tema.

Minimiza las conversaciones intrascendentes. No contribuyas a conversaciones


innecesarias.

Desperdiciadores de tiempo internos[editar]

Falta de prioridades.

Falta de planes.

Objetivos no claros.

Dejar cosas para después.

Intentar hacer muchas cosas a la vez.


Falta de autodisciplina.

Falta de habilidad y conocimientos.

Soluciones[editar]

Reflexión

Decisión

Disciplina

Motivación

No rendirse hasta haber desarrollado nuevos hábitos

Causas de la morosidad[editar]

Morosidad[editar]

La morosidad es la enemiga del éxito. El éxito llega cuando se hacen en el


momento preciso las cosas realmente importantes que conducen a los resultados
deseados. Sin embargo, son esas cosas importantes las que usualmente dejamos
para después.

Una de las razones que nos inducen a posponer las cosas importantes es porque
tendemos a confundir lo importante con lo urgente, y nuestros días se ven
copados de demandas y presiones.

Las cosas importantes raramente ejercen esta clase de presión, hasta que
alcanzan el estado de crisis. El responder a lo urgente y posponer lo importante,
nos garantiza un continuo número de crisis en nuestros trabajos y en nuestras
vidas.
Para vencer a la morosidad, necesitamos superar nuestra inercia, nuestra
tendencia a resistir el comienzo de acciones. Una vez que la acción ha
comenzado, será más fácil continuarla. Lo difícil es comenzar.

La morosidad conduce en la mayoría de los casos a carreras de último minuto,


resultados por debajo de la calidad esperada, fechas tope no cumplidas, ventas
perdidas, clientes insatisfechos, embotellamiento mental y estrés, lo cual se
traduce en más tiempo improductivo. Esto disminuye nuestra efectividad.

El trabajo mental de la gerencia es tan importante como el hacer las cosas


eficiente y efectivamente.

Las principales causas de morosidad son:

1.Trabajos no placenteros.

2.Trabajos difíciles.

3.Indecisión.

El término de morosidad se aplica más comúnmente en el ámbito financiero ya


que "morosidad" se refiere al retraso o falta de pago de un compromiso o deuda.

El valor económico del tiempo laborable personal[editar]

Una preocupación para las empresas[editar]

Todas las empresas manejan sus finanzas a través de tiempo: tiempo de


organizar, tiempo de fabricar, tiempo de comprar, tiempo de vender...

Hay aquí un aspecto particularmente grave de la mala administración del tiempo, y


es impresionante la cantidad de personas que no se han concienciado de él: en
las empresas y, en general, siempre que alguien tiene empleados, se tiende a
creer que se paga por “X” trabajo; pero la realidad es que se paga por “X” tiempo,
y se espera que en ese tiempo se obtengan ciertos resultados: los salarios son
quincenales o mensuales, y se otorgan al cumplimiento de determinadas jornadas
de presencia. El tiempo de los empleados es dinero de la empresa. Si este tiempo
no está bien empleado, el patrón está pagando un dinero que se va, una y otra
vez, al bote de la basura. El tiempo mal usado es dinero mal gastado.

Ejercicio II[editar]

1.Anote en la siguiente tabla todas las actividades que realiza en un día


(promedio), desde que inicia sus actividades hasta que se retira, incluyendo ir al
baño, llamar por teléfono a la mamá, etc. Y así mismo anote el tiempo que destina
para cada actividad.

2.Clasifique cada actividad con una letra “A” para las indispensables, “B” para las
necesarias y “C” para las deseables.

3.Debemos de considerar que las actividades “A” son aquellas que nos llevan a
resultados que la empresa espera, por ejemplo, reportar operaciones, hacer
balances, hacer citas, emitir reportes, etc. Las actividades “B” son las que
necesitamos para realizar algunas actividades necesarias como ir al baño, verificar
mi equipo y herramientas, analizar recursos, revisar agenda, etc. Y por último las
actividades “C” son aquellas que bien puedo eliminar y no afectan mi
productividad, tales como: fumar un cigarro y pensar “qué ocupado estoy”, platicar
la última película, hablar con la mamá, platicar con los compañeros de cualquier
tema, etc.

4.Divida lo que usted gana mensualmente entre la cantidad de días trabajados


para sacar el estimado de sueldo diario.

5.El sueldo diario divídalo entre 8 para sacar el sueldo por hora, así mismo puede
dividir este último resultado entre 60 para sacar su sueldo por minuto.

6.Ahora bien, como la Empresa solo espera de nosotros resultados, sume el


tiempo de las actividades “A” y el de las “B” y multiplíquelo por el sueldo que tiene
por hora y minuto. El resultado será lo que realmente usted debería de ganar.

7.Analicemos cuanto dinero y tiempo mal gasta la Empresa en nosotros.

Sea honesto. Sólo usted verá este documento.


El uso del tiempo[editar]

Principios prácticos[editar]

Para conocer qué cosa en particular puede hacer un ejecutivo, que verdadera y
rápidamente lo haga más efectivo, y que lo haga lograr más y disfrutar de lo que
está haciendo, es necesario saber en qué se le va el tiempo. ¡No dependa de la
memoria, pues es traicionera!.

Nosotros no podemos manejar el tiempo pasado, pero si podemos examinar en


forma objetiva y realista cómo lo manejamos. El resultado final de nuestro análisis
no será una técnica, o una serie de complicadas formas burocráticas que
debamos seguir por el resto de nuestros días. El resultado de examinar cómo
gastamos nuestro tiempo debe ser un paso hacia el desarrollo de un sentido
personal del mismo: en qué se nos va y en qué debería írsenos.

1 Auto análisis del uso del tiempo[editar]

Para quien sinceramente se propone mejorar la administración de su propio


tiempo, el primer paso consistirá en averiguar cómo lo está empleando.

En este punto se puede dividir la próxima semana en intervalos de quince o treinta


minutos, y al final de cada hora se registra cómo se empleó esa hora.

Se requiere autodisciplina para comenzar y seguir adelante, pero al hacerlo puede


darse cuenta incluso de que el descanso de 15 minutos para el café, usualmente
se convierte en 30.

Ejercicio III[editar]
El tiempo es un recurso único. Día a día, todos gozamos de la misma cantidad y
debe gastarse a razón de 60 segundos por minuto.

Todos contamos con 168 horas a la semana ¿Cómo usas las tuyas?

A continuación hay trece afirmaciones sobre manejo del tiempo. Encierra en un


círculo la que corresponda a cada punto.

1.Cada día dedico un tiempo a planear mi trabajo. 1) Casi nunca 2) A veces 3)


Frecuentemente 4) Casi siempre

2.Cada año me fijo metas específicas y las pongo por escrito. 1) Casi nunca 2) A
veces 3) Frecuentemente 4) Casi siempre

3.Diariamente hago una lista de pendientes, los jerarquizo según su importancia y


trato de manejarlos en ese orden. 1) Casi nunca 2) A veces 3) Frecuentemente 4)
Casi siempre

4.Dedico mi tiempo a tareas que soy capaz de realizar, y no lo dedico a cosas


utópicas o improductivas. 1) Casi nunca 2) A veces 3) Frecuentemente 4) Casi
siempre

5.Llevo una agenda flexible para estar en condiciones de manejar problemas, así
como algo inesperado. 1) Casi nunca 2) A veces 3) Frecuentemente 4) Casi
siempre

6.Delego satisfactoriamente buena parte de mis actividades. 1) Casi nunca 2) A


veces 3) Frecuentemente 4) Casi siempre
7.Trato de manejar una sola vez la papelería que me llega, analizándola de
inmediato y decidiendo sobre ella. 1) Casi nunca 2) A veces 3) Frecuentemente 4)
Casi siempre

8.Tengo una estrategia diseñada para evitar las interrupciones. 1) Casi nunca 2) A
veces 3) Frecuentemente 4) Casi siempre

9.Soy capaz de decir ”NO” cuando se me requiere en cosas que interfieren con mi
tiempo destinado a asuntos pendientes. 1) Casi nunca 2) A veces 3)
Frecuentemente 4) Casi siempre

10.En forma habitual práctico la relajación para reducir tensiones. 1) Casi nunca 2)
A veces 3) Frecuentemente 4) Casi siempre

11.Llevo trabajo a casa por las tardes o los fines de semana. 4) Casi nunca 3) A
veces 2) Frecuentemente 1) Casi siempre

12.Llego a posponer las cosas difíciles, aburridas o desagradables de mi trabajo.


4) Casi nunca 3) A veces 2) Frecuentemente 1) Casi siempre

13.Sientes que tienes un buen control sobre la forma en que utilizas el tiempo. 1)
Casi nunca 2) A veces 3) Frecuentemente 4) Casi siempre

Puntuación[editar]

Suma los puntos obtenidos en las respuestas que marcaste, y tu resultado será el
siguiente:

Entre 10 y 28: Mal, tienes serios problemas, debes disciplinarte!.

Entre 29 y 36: Bien, pero puedes mejorar.


Entre 37 y 44: Muy bien.

Entre 45 y 52: Excelente, sigue así.

Administración de actividades[editar]

Administración de tiempo/Administración de actividades

Planear las actividades[editar]

Planear las actividades[editar]

Diseño de Objetivos.

Planes de contingencia.

El tiempo para planear, prever contingencias y pensar en oportunidades a menudo


brilla por su ausencia, es exprimido por la sobrecarga diaria o se diluye en
actividades más rutinarias.

Si se prevé lo inesperado se evitan desagradables sorpresas y se tiene la


capacidad de mantenerse dueños de la situación. Para esto es indispensable
Planear nuestras actividades, a fin de optimizar lo más posible el tiempo del que
disponemos.

Tener los objetivos por escrito y revisarlos periódicamente (por ejemplo:


diariamente, una vez a la semana, o tan siquiera cada mes), es fundamental para
no perder la orientación y no malgastar tiempo y energías en cosas secundarias o
en actividades innecesarias.
Puedo realizar una planificación eficaz si:

Reviso mis metas y establezco tareas diarias específicas.

Determino el tiempo que tomará realizar cada tarea.

Anticipo los obstáculos a los que me enfrentaré.

Organizo mis tareas por orden de prioridad.

Para establecer mis metas de una manera adecuada es necesario que:

Estén en línea con mis valores.

Sean de tiempo definido.

Estén definidas clara y específicamente.

Sean completamente mías.

Sean realistas.

Establecer fechas de seguimiento[editar]

Establecer fechas de seguimiento[editar]

Toda planificación es pensar en el tiempo por venir. Lo que varía en los planes es
hasta donde se extienden al futuro y qué tan precisos son. Existe siempre un límite
en cuanto qué tan lejos es posible planear en cualquier momento dado.

Los plazos definidos fuerzan en forma adecuada la acción. El imponerse a sí


mismo fechas límite realistas facilita la autodisciplina y la toma de decisiones y, de
este modo, favorece la eficiencia personal y profesional.

Si uno no sabe para donde va, puede tomar cualquier camino.


Realizar las actividades planeadas sin descuidar los objetivos[editar]

Realizar las actividades planeadas sin descuidar los objetivos[editar]

Tratar de optimizar el uso del tiempo al llevar a cabo cada una de las actividades
previamente planeadas, organizadas y priorizadas, con flexibilidad, pero sin perder
nunca de vista el grado de avance hacia la consecución de los objetivos.

Es necesario que nunca olvidemos nuestros objetivos, pues si no los tenemos


claros somos fácilmente manejables por cualquier evento que se presente, en
cambio, si no los descuidamos siempre sabremos hacia dónde dirigirnos.

El beneficio de la planificación[editar]

El principio de Pareto[editar]

Wilfredo Pareto, sociólogo y economista del siglo XIX postuló la teoría que originó
el principio 80-20 el cual dice que un 80% de los resultados se obtienen con un
20% del tiempo empleado. El corolario es: un 80% de nuestro tiempo lo gastamos
en producir solamente un 20% de nuestros resultados. Necesitamos identificar
cuál 20% de nuestro tiempo es puesto en el uso más constructivo y cuál es usado
en tareas menos productivas. Para hacer esto tenemos primero que analizar hacia
donde dirigimos nuestro tiempo.

Eficiencia vs. efectividad[editar]

Eficiencia es hacer las cosas rápidamente, o hacer bien las cosas. Efectividad es
hacer las cosas correctas. En nuestras vidas es mucho más valioso lograr
efectividad que eficiencia.
En otras palabras la eficiencia busca lograr resultados... va derecho al objetivo. La
efectividad engloba a la eficiencia. Ya que la efectividad es un equilibrio entre
lograr los resultados deseados y hacer sostenible en el tiempo esos resultados.

Aspectos importantes a considerar[editar]

Cada hora empleada en planear ahorrará tres o cuatro más a la hora de la


ejecución, aparte de que los resultados serán mejores.

Iniciar cada jornada con un plan a realizar de inmediato y preguntándose ”¿Qué es


lo que tengo que -y quiero- hacer hoy?”. Si se escribe una lista de “pendientes” y
se jerarquiza, se manejará mejor.

Cuidar más la efectividad que la eficiencia. En otras palabras, evitar la realización


demasiado correcta de tareas... que no son las que se tienen que hacer.

Concentrarse en tareas más nobles, es decir, en las que con menores esfuerzos
se producen mayores resultados. Tener presente el “principio del 80/20” o
“Principio de Pareto”: Unos pocos esfuerzos críticos (20%, por poner un número
redondo) producen la gran mayoría de los resultados y viceversa. Evitar el empleo
del tiempo en cantidades inversamente proporcionales a la importancia de las
tareas.

No confundir el manejo de problemas con solución de problemas. Antes de buscar


soluciones cerciorarse de tener bien definido el problema.

También en la medida de lo posible, señalar en el programa diario tiempos de no


interrupción para poder concentrarse. Alternar las “horas de disponibilidad” con
“horas de privacidad”.
Asegurar la buena comunicación dentro de la institución. Se ahorra mucho tiempo
cuando prevalecen la claridad, la concisión de los mensajes y la retroalimentación
o feedback.

Concentrarse en las oportunidades, antes que en los problemas. Recordar que


“aquellos que viven sepultados en los problemas, dejan pasar de largo las
oportunidades”:

Tener su oficina, habitación o escritorio bien ordenado, es como tener su barco


dispuesto para la acción. Uno puede comenzar a trabajar efectivamente.

Uno tiene que tener claridad acerca del propósito, de los fines y objetivos del
trabajo. Entonces, la situación le dirá cuáles son las prioridades en términos de
importancia y urgencia, cosas que no son necesariamente lo mismo.

Poniendo prioridades[editar]

Como planear el día[editar]

Las agendas son herramientas esenciales. Una vez que tengas la agenda del año
siguiente, descarta los días festivos, los compromisos familiares y los eventos
ajenos al trabajo. Esos son tus tiempos comprometidos. Asegúrate de trasladar
todos tus compromisos de trabajo a la nueva agenda. Agrega todo plazo
importante en el que tengan que haberse cumplido las actividades.

Súbitamente, el año en blanco empieza a verse lleno. No obstante, aún es mucho


el tiempo no comprometido, y manejarlo bien debe ser tu prioridad.

La lista diaria[editar]
Una disciplina esencial es elaborar un programa para el día. Elabora una lista de
lo que tienes que hacer y también de lo que quieres lograr en el tiempo libre del
que dispones, lo puedes hacer en la misma agenda o en hojas por separado.

Establece límites de tiempo para todas las tareas. Habitúate a estimar siempre la
cantidad de tiempo requerida para cada trabajo, como por ejemplo llevar a cabo
una visita o realizar el informe. Verifica después si tu estimación fue realista.

Luego establece tus prioridades. Una prioridad se compone de dos elementos en


variadas proporciones: urgencia e importancia. Es urgente reparar una llanta
ponchada, pero no es importante. Es importante empezar a pensar en la
estrategia de mercado para el próximo año, pero no es urgente. Sin embargo
convencer al director ejecutivo, en la reunión de las 16:00 hrs., de autorizar las
nuevas campañas de ventas, sí es urgente e importante.

Algunas tareas que carecen de importancia y urgencia puede convenir realizarlas


primero. La razón de tiempo-beneficio puede ser aquí una buena guía. Si el
beneficio es sustancial y el tiempo que se requiere es corto, hazlo. Incluso
podemos clasificar nuestras actividades de la siguiente manera.

:A: Es indispensable hacerlo hoy. :B: Debe hacerse hoy. :C: Podría hacerse hoy.

Probablemente no alcancemos a realizar totalmente los listados de prioridades A y


B, pero no permitas que eso te desanime. Si has trabajado de acuerdo con tu
sentido de las prioridades, hoy solo habrás hecho cosas importantes, que es a lo
que se refiere el manejo del tiempo en el trabajo.

Algunas personas gustan hacer la planeación diaria al comenzar el día. Otras


prefieren planear el día la noche anterior. Esto tiene la ventaja de que uno puede
consultarlo con la almohada; en ocasiones, después del descanso nocturno se te
ocurrirán otros puntos que agregar a la lista, o es posible que alteres tus
prioridades.
Verifica integralmente el plan para el día, para ver si hay algún vacío o algún
tiempo marginal que pueda llenarse o destinarse a un buen uso.

Una alerta: si te descubres traspasando un elemento de la lista de un día para


otro, puede ser señal de que lo estás postergando. Examina el punto
cuidadosamente para asegurar que no sea ese el caso.

Revisa cada día identificando los éxitos y analizando las razones de las fallas.
Evita elaborar excusas para ti mismo: explora hasta encontrar razones reales.

Un consejo valioso[editar]

Charles M. Schwab, quien transformó la compañía Bethlehem Steel en la más


grande productora independiente de acero en el mundo, en una ocasión planteó
un desafío durante la comida a un consultor en gerencia llamado Ivy Lee:
“Muéstreme una forma en que pueda lograr hacer más cosas con mi tiempo y le
pagaré los honorarios que quiera, dentro de lo razonable”. Lee le extendió una
hoja de papel en blanco. “Escriba cada noche las cosas que tenga que hacer
mañana”, dijo, y numérelas por orden de importancia. Por la mañana, lo primero
que debe hacer es empezar a trabajar en el número 1 de su lista y continuar hasta
que lo haya terminado. Luego inicie con el número 2..., el 3..., etc. Al término del
día deseche su lista y elabore una nueva. No se preocupe si no logra terminar
todas las actividades de su lista. Si no puede con este método, no podrá hacerlo
con ningún otro. Pruébelo por unos días y luego págueme lo que crea que vale
este consejo”.

Poco después, Schwab le envió a Lee un cheque por $25,000 USD. Más tarde dijo
que ésta era la lección más rentable que pudo aprender en su carrera empresarial.

La lista diaria de prioridades debe respetarse pero no debe convertirse en un


mandamiento sagrado. Es una herramienta para usar, no un ídolo para adorar.
Para reflexionar un poco acerca de esto leamos un pasaje escrito por el doctor
Jonathan Steinberg, historiador de Cambridge:

“La persona que llama inesperadamente, agradable o desagradable, interrumpe su


patrón de tiempo. Ese tiempo ya está asignado. Consecuentemente, no hay
tiempo para ayudar a alguien que lo necesite, para relajarse o para disfrutar una
charla.

El disfrute queda siempre para después de despachar todos los trabajos dentro de
los plazos determinados, las cartas por contestar, las llamadas por hacer. Pero
ese momento nunca llega. Siempre habrá más cartas, más vencimientos, más
trabajos, y así la vida se ve pospuesta hasta un indefinido después: hasta
demasiado tarde. Un hámster en su rueda de jaula tiene más o menos la misma
clase de libertad”.

Emplear el tiempo efectivamente debe ser siempre tu ideal pero nunca convertirse
en una obsesión. Si se presenta una finalidad superior, sé flexible. Una de las
finalidades del manejo del tiempo diario es precisamente ser libre en esa forma:
tener tiempo para dedicárselo a lo inesperado. Eso implica hacer lo que se
necesita hacer de la forma más económica. Trata siempre de disfrutar lo que estés
haciendo y no desperdicies tiempo lamentándote por lo que no dejaste tiempo
para hacer.

Eficiencia en la oficina[editar]

Efectividad del tiempo en la oficina[editar]

En nuestra oficina regularmente encontramos trabajando a otras personas, las


cuales es muy posible que no utilicen su propio tiempo efectivamente. Peor aún,
es posible que malgasten el tiempo de uno y le frustren sus esfuerzos de diversas
maneras. Es por esto que debemos de transformar nuestra oficina en una
plataforma para la acción efectiva.
Arreglo de la oficina[editar]

El tiempo puede desperdiciarse imperceptiblemente si el área de trabajo no está


bien organizada.

Tu oficina debe estar organizada de acuerdo a las funciones que desempeñas. El


equipo y los materiales que utilizas con frecuencia deben estar cerca de ti. La
comodidad física y la satisfacción estética son factores importantes.
Probablemente hayas caminado por tu oficina y te hayas sentido deprimido por el
desorden: grandes pilas de papeles, tazas de café sin lavar, polvo y basura, mala
iluminación, etc. ¡Cambia eso! Es sorprendente lo mejor que se sienten todos
cuando la oficina se encuentra arreglada y en orden.

La buena iluminación es especialmente importante para evitar el cansancio ocular


y los dolores de cabeza.

El escritorio debe encontrarse libre de papeles, excepto el del trabajo específico


que tengas entre manos. Eso te invita a pensar en una sola cosa a la vez. La
concentración es una gran ahorradora de tiempo.

Da una mirada objetiva a tu escritorio la próxima vez que te sientes ante él. ¿Hay
encima un revuelto de papeles, cartas y carpetas? Si se deja el desorden, éste te
crea un sentimiento de agobio, cuyo resultado es tensión y frustración. Como
primera medida, despeja el escritorio y pon las carpetas en orden, para reducir la
cantidad de tiempo necesaria para buscarlas.

Una vez que tu escritorio esté despejado, verifica que esté organizado de tal
manera que no gastes tiempo buscando cosas como bolígrafos, clips, regla,
lápices, tijeras, hojas, etc. Recuerda una vez más la sabia regla tradicional: un
lugar para cada cosa y cada cosa en su lugar.
Despejar tu escritorio debe convertirse en un hábito. Un escritorio bien ordenado
es el cimiento para el trabajo de mañana.

Interrupciones[editar]

Las interrupciones no podemos eliminarlas, muchas de ellas son exigencias. No


obstante uno debe planear con miras a minimizar la cantidad de interrupciones
indeseables. Una hora de trabajo concentrado brinda más resultados que cuatro
horas fragmentadas debido a llamadas o visitas inesperadas.

El ser humano es una criatura de ciclos, y en general es coherente en los períodos


que constituyen su tiempo óptimo. Algunas personas son “matutinas” y pueden
pensar mejor de seis a nueve de la mañana. Otras, son “aves nocturnas” y sus
cerebros no funcionan hasta la salida de la luna. No hay ninguna ventaja entre ser
una cosa o la otra, lo importante es que cada uno proteja ese tiempo.

Los proyectos y tareas más difíciles deben programarse de ser posible, durante el
tiempo óptimo personal. En esta forma los estaremos manejando durante los
periodos de máxima eficiencia.

Para esto nos podemos proponer horarios en los cuales no haremos ni


recibiremos visitas, de modo que podamos contar con horas de trabajo
ininterrumpidos. Estos horarios pueden ser preferentemente por la mañana, al
iniciar nuestras labores, o al término de nuestra jornada, pues en esos momentos
las exigencias de los demás son mínimas.

En el caso del teléfono, podemos realizar nuestras llamadas por tandas, a fin de
dedicar ese tiempo específico a su uso, un tip que puede ayudarnos es el realizar
nuestras llamadas antes del almuerzo o antes del final del día, ya que la gente
suele ser menos habladora y va directo al grano.

Es importante resaltar que la persona que más interrumpe en tu jornada de trabajo


no es tu jefe, él es la segunda; la primera eres tú mismo. Todos en ocasiones
deseamos vehementemente ser interrumpidos. Usualmente cuando estamos
acometiendo un trabajo difícil o desagradable, es un placer ser interrumpido. Uno
espera a que suene el teléfono, o súbitamente lo tomamos para hablarle a un
colega sobre un asunto que no tiene importancia, y de paso interrumpimos a la
otra persona. “No, no, nada urgente... sólo estoy llamando para charlar”.

Otras formas de interrumpirse personalmente son: haciendo café, dejando un


proyecto y acometiendo otro, platicando con los compañeros de oficina, etc.

Es importante tomar en cuenta que el recuperarse de una interrupción toma más


tiempo que la interrupción misma.

Como ocupar "tiempo muerto"[editar]

Tiempo comprometido[editar]

En muchas ocasiones hay cierto tiempo en el que uno realmente no está haciendo
aquello para lo cual ha comprometido su tiempo: minutos o incluso horas de ocio
cuando se está esperando o no totalmente ocupado.

Para la mayoría de la gente el tiempo de espera es tiempo perdido. Sin embargo,


con un poco de planeación y resolución, uno puede realizar varias actividades
dentro de los minutos que gasta esperando al jefe o al médico. Podemos planear
el trabajo de mañana, escribir una carta o buscar soluciones a algún problema que
nos inquiete.

Ross Webber nos comenta: “Uno de los mejores en administradores de tiempo


que conozco siempre lleva consigo tres carpetas dentro de su portafolios:

Carpetas de color beige que contienen asuntos pendientes, tales como cartas por
contestar o informes por revisar.
Carpetas rosas que contienen proyectos en vía de elaboración, como pueden ser
presupuestos, políticas, procedimientos, el plan de mercadeo, etc.

Carpetas azules que contienen los sueños dorados para el futuro; cuando se tiene
una idea luminosa se anota en la carpeta azul.

Si el tiempo de espera es largo estudia las carpetas azules para determinar cual
de todas las ideas se puede convertir en el próximo proyecto y así transferirla a la
carpeta rosa. En cambio si la espera es breve se dedica a procesar los aspectos
más o menos rutinarios que encuentra en la carpeta beige”.

Lo anterior puede parecer exagerado, pero si estamos preparados para darle


algún uso al tiempo que esperamos, podremos ir eliminando tareas o pendientes
que no requieren de mucha atención y mucho menos de nuestro tiempo óptimo.

Otra forma práctica de ocupar dicho tiempo es llevar con nosotros un libro -
delgado- o revista de nuestro interés. De esa manera aprovechamos cada "tiempo
muerto" en aumentar nuestros conocimientos. Colocar una tarjeta telefónica usada
a modo de separador nos ahorrará tiempo al buscar continuar nuestra lectura.

Resumen y conclusiones prácticas[editar]

En resumen[editar]

Casi todas las personas tienen el potencial de ahorrarse de cinco a diez horas a la
semana. Para hacerlo se requiere disciplina y dedicación a los principios básicos
de este manual.

En resumen: necesitas identificar la porción de tiempo sobre la que tienes el


control. Después desarrolla procedimientos para operaciones repetitivas y/o usa la
tecnología adecuada. Debes concentrarse en las actividades que más te
retribuyan en términos de resultados.
Asimismo, identifica y haz uso de tu tiempo óptimo. Utiliza tu mejor hora para
realizar el trabajo que requiera mayor concentración. Si es posible, establece un
periodo de tranquilidad para adaptar tu mejor hora cuando haya asuntos
presionantes.

Después, establece objetivos mensuales y desarrolla un plan para realizarlos.


Mantén cierta flexibilidad para poder responder a situaciones inesperadas.
Determina, en orden de importancia, los pasos por seguir que se requieran para
alcanzar tus objetivos.

Analiza la forma en que utilizas tu tiempo. Lleva el registro de una semana típica;
después examina tus actividades. Con este análisis determina las causas
principales en el desperdicio de tu tiempo.

Finalmente, recuerda que las ideas de este curso deben adaptarse a tu situación
personal.

Resumen escrito de Aprendizaje[editar]

Ahora, te puede ayudar escribir las cosas claves que aprendió en el libro.

Unas palabras claves que pueden picar la memoria: Tema, Objetivos,


Experiencias / Consideraciones/ Aspectos Clave, Acciones que Seguiré

Conclusiones prácticas[editar]

El tiempo es un recurso no renovable. No se puede recuperar el tiempo perdido.


Para mejorar la administración de tu tiempo, empieza descubriendo en qué y cómo
lo estás gastando actualmente.

Desde el momento en que te organizas, el tiempo es un aliado. Para el jefe es un


activo. La sabiduría popular dice: “El tiempo es oro”.

El tiempo no vuela. La escasez de tiempo es una ilusión que resulta de


administrarlo mal. El mejor generador de tiempo es la buena administración.

Los peores ladrones de tiempo son: falta de planeación, desorden, indecisión,


perder de vista los objetivos y desconcentrarse en las actividades, confundir lo
importante con lo urgente.

La persona que más interrumpe mi jornada de trabajo soy yo mismo.

La administración del tiempo laboral es esencialmente un esfuerzo de grupo. El


trabajo en equipo implica coordinación de actividades, ayuda mutua y
sincronización. Administrar el tiempo es mucho más sencillo y efectivo cuando se
practica en toda la organización.

Cada hora invertida planificando ahorra varias horas en la realización. Hay que
preocuparse más por trabajar inteligentemente, que arduamente.

El tiempo que un ejecutivo dedica a planear debe de ser mayor en la medida que
aumenta su nivel jerárquico.

Todo ejecutivo debe planear períodos de concentración ininterrumpida.


Emplea los últimos minutos laborables del día en planear por escrito la siguiente
jornada. Esto te ayudará a evaluar diariamente el uso que haces del tiempo de
que dispones, la consecución de logros y establecer objetivos de mejora a corto
plazo.

Administración del Tiempo[editar]

Reaccionar conscientemente frente a ocasiones frecuentes que implican riesgo


de mal uso del tiempo.

Identificar con precisión sus causas particulares de desperdicio del recurso.

Elaborar listas “inteligentes” de prioridades de acción.

Distinguir efectivamente, y no sólo en teoría, la diferencia entre acciones


importantes y acciones urgentes.

Evaluar con objetividad su futuro uso del tiempo para emprender las acciones
correctivas necesarias.

Invertir el tiempo en habilidades que nos ahorren tiempo. Por ejemplo: aprender
mecanografía, lectura rápida, etc.

Evaluación periódica[editar]

Evaluación periódica del uso del tiempo[editar]

Dos semanas después de haber comenzado a esforzarte por mejorar la


administración de tu tiempo, completa el siguiente examen. Este te indicará las
áreas donde todo va bien y donde aún necesitas prestar atención.

Anota los siguiente puntos: siempre, 1; generalmente, 2; a veces, 3; rara vez, 4;


nunca, 5; no se aplica, NA.

1.¿Has escrito una lista bien definida de tus objetivos?

2.¿Pláneas y registras tu tiempo de acuerdo con una base diaria y semanal?


3.¿Puedes pasar largos ratos sin interrupciones cuando lo necesitas?

4.¿Has podido disminuir o eliminar crisis repetitivas en tu trabajo?

5.¿Té niegas a contestar llamadas telefónicas cuando estás ocupado en


actividades o conversaciones importantes?

6.¿Usas en forma productiva el tiempo que esperas y cuando viajas?

7.¿Delegas todo lo que es posible?

8.¿Evitas que tus subordinados te pasen sus "changos?”

9.¿Te das un tiempo todos los días para pensar si estás haciendo lo correcto para
lograr alcanzar tus objetivos?

10.¿Eliminaste alguna causa por la cual desperdiciaste tiempo la semana


pasada?

11.¿Crees tener un pleno control de tu tiempo?

12.¿Tu oficina y Tu escritorio están bien organizados y libres de papales


amontonados?

13.¿Has eliminado o reducido alguna causa de pérdida de tiempo durante las


juntas?

14.¿Has dominado tu tendencia a los retrasos?

15.¿Realizas tu trabajo de acuerdo con tus prioridades?

16.¿Resistes la tentación de meterte demasiado en actividades improductivas?

17.¿Controlas tu horario para que otras personas no pierdan tiempo esperándote

18.¿Cumples con tus fechas límite?

19.¿Puedes identificar las tareas decisivas que intervinieron en la mayoría de tus


resultados?

20.¿Estás mejor organizado y estas logrando más que hace seis semanas?

21.¿Has podido reducir la cantidad de tiempo que pasas atendiendo a los


visitantes inesperados?

22.¿Controlas eficientemente las interrupciones y a los visitantes inesperados?

23.¿Has dominado la habilidad de decir “no” cuando así debe ser?


24.¿Estás al día con las lecturas que más te interesan?

25.¿Cuentas con suficiente tiempo para ti, diversiones, estudio, servicio


comunitario, familia?

Suma los puntos asignados a cada pregunta. Mientras menos puntos, mejor.
Observa especialmente las preguntas que hayas calificado con “4” o “5”. Estos
aspectos representan áreas de mejora. Se sincero, el único que se verá
beneficiado al contestar este cuestionario honestamente serás tú.

Este examen puede aplicarse trimestralmente, mientras los viejos hábitos vayan
presentándose, buscando reducir el total en cada aplicación.

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