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11/06/17
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Los Vítolo
Por Horacio Verbitsky
Antes de comenzar la visita al museo, Avruj entregó un par de folletos explicativos. Pero
lejos de ponderar su contenido, afirmó sin dudar:
Una de sus pocas preguntas fue si se enseñaba a los jóvenes el periodo de la dictadura.
–Si, pero en forma sesgada. Sólo la versión de un bando. Pero vamos a cambiar eso.
Hemos formado un equipo conjunto con el Ministerio de Educación que está trabajando en
los nuevos programas– respondió Avruj.
Agregó que “si queremos contar la verdad, eso es considerado criminal”. Puso como
ejemplo la ley de la provincia de Buenos Aires que obliga a su gobierno a mencionar a la
dictadura como cívico-militar y a cifrar en 30.000 el número de detenidos desaparecidos.
Dijo que le parecía aberrante. Se indignó por la comparación con el Holocausto (sin reparar
que también en ese caso existe un negacionismo que comienza por cuestionar el número de
víctimas).
–Tenemos los datos precisos, no pasaron de 9.000, pero los organismos de Derechos
Humanos hacen tanto escándalo que nos obligan a repetir la mentira de los 30.000.
Añadió que el gobierno tenía encuestas según las cuales la sociedad lo apoya y quiere “que
se cuenten las dos partes de la historia”. Ante un gesto de Minow, Avruj agregó que
comprendía el valor simbólico de los 30.000, “pero hay que hablar en serio, no se puede
vivir en la mentira”.
Añadió que “la sociedad quiere mirar hacia adelante, pero un grupo pequeño que grita
mucho, tira hacia atrás”. Luego de una pausa, anunció:
Como explicación para la posición crítica de los organismos hacia el gobierno dijo que
“están furiosos porque no les consulta su política de derechos humanos. Están mal
acostumbrados”. Contó el enojo de los organismos por su reunión con las que llamó
“víctimas del terrorismo” y comentó:
–No quieren que las víctimas entren a este lugar. ¿A usted le parece?