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MOVIMIENTOS ARTISTICOS
Introducción
Esta es una época de replanteamiento del arte, tanto en el ámbito estético como
formal. Los movimientos surgen con un nexo común: la ruptura con el pasado más
reciente. La relación con otras culturas europeas aporta nuevas visiones a la
creación artística. A finales del siglo XIX, será la pintura la que asuma el liderazgo
en el terreno artístico, pues anticipará los cambios y las vanguardias que surjan en
el cambio de siglo. Estos cambios también se ven reflejados en la música. Los
recursos tradicionales musicales habían sido explotados por los autores románticos
hasta límites insospechados, y ahora busca nuevos caminos para romper de alguna
forma con el pasado. Los estilos vanguardistas musicales se yuxtaponen en el siglo
XX buscando la novedad y la experimentación, por medio de cambios estéticos que
da lugar a todo tipo de composiciones.
Las artes son formas de acción y por ello los artistas, al igual que los reformadores
sociales y revolucionarios lanzan al viento sus gritos de batalla, esparcen sus
proclamas, proponen panaceas y formulan sus propios “ismos” y cismas. A finales
del siglo XIX, credos estéticos relativamente sencillos como realismo, naturalismo,
simbolismo e impresionismo tenían sus fieles seguidores. En comparación, el siglo
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XX se ha vuelto una airada torre de Babel en que se han entremezclado las voces
de constructivismo, dinamismo, intimismo, orfismo, paralelismo, suprematismo,
sintetismo y vorticismo. Aún perduran movimientos conocidos como cubismo,
dadaísmo, fauvismo y surrealismo.
REALISMO
El Realismo es una corriente estética de las artes que se da en toda Europa en la
2ª mitad del siglo XIX y que tiende a la representación de lo real y lo concreto,
evitando cualquier tratamiento idealizador o subjetivo. Si el Romanticismo buscaba
la fuente de inspiración en el mundo interior (intimismo, subjetividad,
sentimentalismo, evasión...), el Realismo intenta reflejar la realidad externa de forma
objetiva y despersonalizada por medio de la observación y la documentación.
En Francia, uno de los principales centros creativos del Realismo, destacó Gustave
Charpentier. En su obra se reflejan los problemas laborales del proletariado,
alejándose de los temas épicos, literarios o históricos que hasta entonces eran
comunes en la ópera. Su obra más destacada fue Louise, una historia de
trabajadores parisinos, cuajada de elementos autobiográficos, que luchan por
sobrevivir en circunstancias difíciles. A pesar de su audacia -era poco habitual
encontrar en un escenario de ópera a proletarios- alcanzó gran éxito entre el público
burgués parisino. Por otro lado, el inglés Holst autor de la suite orquestal The
Planets, en la que cada una de las piezas está dedicada a un planeta que es
retratado musicalmente por sus características “astrológicas”. La referida a Marte,
la más célebre de ellas, describe la tormentosa vivencia de la guerra de modo
dramático. Escribió la obra durante los dos años iniciales de la I Guerra Mundial y
en ella se recoge el estupor causado por la carnicería provocada por la maquinaria
bélica. Los recursos empleados consiguen una eficaz atmósfera para “el portador
de la guerra”.
El descubrir un muevo mundo vasto para explorar al tratar de escuchar los colores,
contemplar los sonidos y saborear perfumes, estas sinestesicas mezclas
permitieron crear y desarrollar una hipersensible paleta sonora. En el caso de
Debussy, siendo capaz de expresar en sonidos toda una gama de imágenes, que
fueron desde volátiles perfumes (Rumores y perfumes en el aire del atardecer),
liquida arquitectura (La catedral sumergida), fosforescentes paisajes marinos (La
mar), fiestas exóticas (Iberia, fiestas), hasta fastuosos fuegos de artificio (Fuegos
de artificio). Se ampliaron los límites del umbral de la percepción para llegar a
sensibilidades mas delicadas y estimular las capacidades del espíritu para nuevas
experiencias subliminales, moviéndose en el difuso plano entre la sensación y la
ideación. Por lo mismo también siendo considerados Simbolistas, debido a que las
imágenes y las revelaciones de algo sobrepasan los simples estímulos sobre los
sentidos, así que llegados este punto ellos se separan definitivamente de la
objetividad de los realistas e impresionistas, que se contentaban puramente con la
descripción cuidadosa.
EXPRESIONISMO.
Existen dos tendencias generales en el arte del siglo XX: la objetiva preocupada por
los problemas de la forma en la obra de Arte, una tendencia que busca un tipo de
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Son dos caminos que siguen una evolución diferente durante el siglo XX. El
Expresionismo pertenece de lleno a esta segunda modalidad estética. Toda obra
artística comunica algo al espectador, pero lo característico de la obra expresionista
es que es consciente de ese deseo de comunicar algo. Desean una pintura de
contenido, de esos mensajes van más allá de lo estrictamente plástico (formas y
colores). Estos mensajes suelen ser sociales, políticos o éticos. Como consecuencia
del contenido sobre la forma, esta deja de ser bella para convertirse en soporte del
mensaje, por lo que las figuras se distorsionan o se retuercen si así lo exige la idea.
CUBISMO.
Durante el primer Renacimiento italiano los maestros descubren un procedimiento
para representar las tres dimensiones del espacio sobre usa superficie plana, o sea
bidimensional. La nueva fórmula que será conocida de ahora en adelante como
Perspectiva Renacentista, cautivó las voluntades artísticas durante casi quinientos
años. El Cubismo descubrirá que esa forma de representación no es la única, que
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es tan ficticia como cualquier otra ya que considera un único punto de vista y la
visión de un solo ojo.
Los cubistas llevaron a cabo un estudio de la realidad a través del tiempo porque un
objeto representado en el lienzo desde distintos puntos de vista no es más que un
conjunto de momentos diversos incluidos en un mismo espacio que es la superficie
del cuadro. Precisamente por esta valoración que se le da a la manera de
representar, lo representado carece de importancia (es la tendencia objetiva,
renovación de forma). El pintor ya no se sale al aire libre, como en el para buscar
temas nuevos, sino que se pinta la primera cosa que se encuentra en el taller, en
esencia bodegones o naturalezas muertas. Tampoco interesa en absoluto el color
por lo que las obras son monocromas a base de ocres, grises y verdes.
SURREALISMO.
En 1924 el poeta André Breton, sacaba a la luz el Manifiesto del Surrealismo, junto
con la revista La Revolution Surrealiste. El nuevo movimiento planteaba no sólo el
uso constante de la provocación, la profunda insatisfacción por la realidad y los
materiales de deshecho, sino, sobre todo, la profunda convicción de que la razón
no era más que un molesto corsé, otro límite artístico que impedía el desarrollo
libre de la imaginación. Esta imaginación surrealista era la alternativa de recambio
para los falsos valores establecidos. André Breton, por el contrario, tomando como
punto de partida la obra clave de Sigmund Freud La interpretación de los sueños,
publicada en 1900, había llegado a la conclusión de que la única forma de romper
las ataduras de la razón era tener acceso al subconsciente. Los poetas
surrealistas encontraron el medio de penetrar en el subconsciente por varios
caminos que constituyen a su vez técnicas surrealistas fundamentales: el dibujo
automático, como la escritura automática, consistía en dibujar o escribir sin lógica,
moviendo libre e incontroladamente la mano y el pincel. Otra técnica surrealista es
la desorientación-reflexiva, mediante la cual se fijaban las imágenes surgidas del
subconsciente, plasmando en espacios perfectamente lógicos, objetos extraños
entre sí.
SINTETISMO
En este periodo del cubismo, el objeto se sintetiza en su fisonomía esencial, y esta
síntesis tiene lugar con todas o algunas partes del objeto. También hay un retorno
al color, ya que antes no les interesaba el “color local”, sólo el despliegue de luces
y sombras. Ahora las obras vuelven a ser más legibles. Les interesa el color
considerándolo como “materia”, y en el sentido de profundidad, sometido a las
formas que quieren expresar. Aunque realmente la introducción plena del color.
En ese momento histórico en París, confluyen la revolución cubista y la rebelión
sonora de Stravinsky, a través de la ruptura de la métrica, de sus innovaciones en
la esfera rítmica, de la utilización de las disonancias, la supresión de la tonalidad,
las nuevas posibilidades del timbre y el ruido, y un dinamismo subrayado
regularmente por episodios de asimetría y síncopas calculadas. Dado que esta
catarsis sonora tuvo lugar precisamente al mismo tiempo que Picasso y Braque
estaban experimentando con sus collages visuales, no dejas de pensar que existe
una conexión artística. Como en la Consagración de la primavera de Stravinsky, en
la que se mezclan elementos violentos para el púbico de esa época creando
asimetría sin perder la estructura. Encontramos también en la pintura del cubismo
sintético, que cada uno de los planos pintados del violín son una entidad disociada
y definida con claridad, por su color y textura. Era posible tratar el color como un
elemento independiente de la composición pictórica, separando la forma del color,
con el mismo planteamiento concurren los elementos dispares y frenéticos de la
música de Stravinsky, una visión de rito pagano y observaban la danza de una
muchacha a la que estaban ofreciendo como sacrificio al dios de la primavera, a fin
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BIBLIOGRAFIA
Valdearcos, E. (2007). El arte de vanguardia pictórica (1ª mitad s. XX). Clio 33.
http://clio.rediris.es ISSN: 1139-6237
Martínez Rus, J. (2010). La música de comienzos del siglo XX. Granada. Revista Innovación y
experiencias educativas.