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POSVANGUARDIA: GENERACIÓN DE 1984 (Nacidos entre 1954 y 1983): Armida García (Tegucigalpa, 1971)-Poeta.

Xiomara Bu (1956)-Poeta. Francesca Randazzo (Tegucigalpa, 1973)-Poeta.

Rafael Rivera (1956)-Poeta. Heber Sorto (Olanchito, 1973)-Poeta.

Jorge Luis Oviedo (La Libertad, Comayagua, 1957) – Narrador. Fabricio Estrada (Sábana Grande, Francisco Morazán, 1974)-Poeta.

Óscar Espinal (Tegucigalpa, 1959)-Poeta. Edgardo Florián (Tegucigalpa, 1975)-Poeta.

María Eugenia Ramos (Tegucigalpa, 1959)- Narradora y poeta. Gabriel Vallecillo (Tegucigalpa, 1976)-Poeta.

Ondina Zea (Tegucigalpa, 1960)-Narradora.**1 Salvador Madrid (Naranjito, Santa Bárbara, 1978)-Poeta.

Nelson Echenique (Bataya, Iriona, Colón, 1961)-Poeta. Néstor Ulloa (Ojos de Agua, Comayagua, 1978)

Amanda Castro (Tegucigalpa, 1962-2010).-Poeta Rolando Kattan (Tegucigalpa, 1979)

Roberto Quesada (Olanchito, 1962)-Narrador-. Jessica Sánchez (Lima, 1974) –Narradora.**

Diana Espinal (Tegucigalpa, 1964)-Poeta. René Novoa (Tegucigalpa, 1976)-Poeta.**

Jorge Martínez Mejía (Las Vegas, Santa Bárbara, 1964)-Poeta y narrador. Kalton Harold Brulh (Comayagüela, 1976)-Narrador.**

José Antonio Funes (Puerto Cortés, 1963)-Poeta. Murvin Andino (San Pedro Sula, 1979)-Narrador y poeta.**

Marco A. Madrid (San Nicolás, Santa Bárbara, 1968)-Poeta. Giovanni Rodríguez (San Luis, Santa Bárbara, 1980) –Narrador y poeta.

Lety Elvir (San Pedro Sula, 1966) –Narradora y poeta.- Dennis Ávila (Tegucigalpa, 1981)- Poeta.

Leonel Alvarado (San Jerónimo, Copán, 1967)-Poeta. Tomy Barahona (Concordia, Olancho, 1981) – Poeta.

Oscar Ordoñez Lastra (1967)-Poeta. Carlos Ordoñez (Choluteca, 1982) –Narrador, guionista y poeta.

Samuel Trigueros (Tegucigalpa, 1967) –Narrador y poeta-. Mayra Oyuela (Tegucigalpa, 1982)-Poeta.**

Alberto Destephen (San Luis Comayagua, 1968)-Poeta. Armando Maldonado (Tegucigalpa, 1983)-Poeta.**

Javier Vindel (San Pedro Sula, 1968) –Narrador y poeta.-

Denis Arita (La Lima, 1968) –Narrador-.

Diana Vallejo (La Ceiba, 1969)-Poeta.

Rebeca Becerra (Tegucigalpa, 1969)-Poeta.

Ruben Izaguirre (Tegucigalpa, 1970)-Poeta.

1
** Autores que no han sido incluidos en el estudio de Helen Umaña, porque
publicaron sus obras después de 2006.
1
Óscar Espinal (Tegucigalpa, 1959)

FULGOR DESNUDO (FRAGMENTO) Es el perfume de mis sueños. Dime si este vaporoso sueño
Nos dejará cubiertos de rocío.
Llovizna Dime inconfesable dueña de la mañana,
Tu mirada cubre el cielo Laurel inmóvil, Brisa de verano
Y surges de todas las cosas. Jade es espiga, Con la pasión secreta,
¿Entraré en tu noche, centinela del amor? Tu cuerpo entre mi cuerpo
Tus ojos son mis símbolos, ¿Seremos un solo cuerpo en la ventisca? Es fuego derramado
La esencia de mi universo. Llama y ceniza,
Flor en el viento Historia sin fin,
Hoy tengo mil ojos sobre tus ojos Cada día en la intimidad Miel de luna,
Estoy atado por esas brazas Te engaño contigo misma, Ligera arpa encantada
Que amarran tu cuerpo; Allí eres tú y eres otra. Por el juego del amor.
Condenado a tus pétalos de cristal
Que sin mirar me miran. Cada día mis ojos corren desnudos Con brisa de verano
Y todo me lo dicen, sin decir, tus ojos. Por tu pecho encantado, Me das el frescor de tu boca,
Despiértame señora de mis noches, Breve delicia en espiga, Como sirena
Déjame ser en tu presencia, Amor que amas el amor, Me entregas, en el rumor de la noche
Sin tus ojos iré a tientas por la vida, Dulce hoja llovida, Tu cuerpo oscuro de insaciable oleaje.
Me perderé en ti, sin encontrarme. Soplo de flor en el viento,
Tú que calmas mi sed de la mañana, Somos alondras nocturnas,
Me deslizo por caminos invisibles Mi río de deseos, Desbordados amantes sin nombre.
Y como semilla me entierro, En el frescor de tu ribera;
En tus cavernas encantadas, Reclina en mi pecho En la playa
Eres jardín donde reverdezco cuando sonríes. Tu frente de dormido lirio Con la desnuda música del horizonte,
Y llévame en tu nube Somos el viento.
Un solo cuerpo en la ventisca Sin nombre ni sentido.
La inquietud desnuda Por encima del mundo
Donde ocultas tu amor Noche La noche, desde su ventana, dibuja tu silueta.
Brota de ti misma: ¿Acaso el sabor a llovizna Entre tu follaje, descendida estrella,
Sombra que desde tus ojos me ilumina: En esta noche de septiembre Tiembla la claridad el aire
Arrullo son tus manos, Desciende de tus ojos? Y en alamedas arde
Flores con el tibio frescor secreto Por estrujar tu cintura, abanico de curvas.
Es tu rostro de sol. ¿Acaso tu esplendor de primavera
Opaca el amanecer? Tu aroma me arrastra, brizna de sol.
Atardece Dime que nuestro amor, Llévame en tu voz, sirena de mi delirio,
Y tu voz está a mi lado Florecido entre las manos, Haz mi vida en tu vida,
Esquiva rosa prometida No es un espejismo. Por encima del mundo.
Tu transparencia

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María Eugenia Ramos (Tegucigalpa, 1959)- Narradora y poeta.

ELEGÍA PARA ELEGIR LA MUERTE


“No mueras,
te amo tanto.” La puerta de vidrio se abrió con un campanilleo alegre. Al fondo del salón, decorado con tapices
-César Vallejo medievales, una joven de largos cabellos sueltos esperaba detrás de un mostrador. Entre las
Aunque sea igual que siempre lámparas de pie flotaba un aroma a incienso.
y quisiéramos decirle a un ser humano
"hermano, te amo tanto" – ¿En qué puedo servirle? –la voz de la joven era un chorrito de miel brotando en la penumbra.
cuando ya no puede escucharnos;
aunque la impotencia nos convierta Samuel avanzó con un asomo de timidez.
en árboles vacíos
igual que si un rayo nos tocara, –Vengo a escoger una muerte.
quién sabe cuánto tiempo
andaremos buscando, –Claro –sonrió la joven–. Ha venido al lugar indicado. ¿Quién le habló de nosotros?
regando los rincones
como si esperáramos Samuel recordó al doctor Santana, en su féretro de vidrio y acero, no más pálido ni más pequeño
que germinen semillas, que en vida, pero con un sello insospechado de dignidad en el rostro, aun con los algodones
hasta que un día empapados de sangre colocados en las fosas nasales y un hilillo sanguinolento brotándole del
nos deslumbre la certeza oído. Había elegido morir como desaparecido político, nadie se explicaba por qué, después de
de que ellos están vivos haber sido un respetable católico de derecha, enemigo de disturbios.
y nosotros somos los muertos.
–Un amigo… –pensó dar el nombre, pero luego se dijo que no era necesario–. Él murió hace
RIESGO tres semanas.

Asumir la ternura –Y usted quiere elegir una muerte ahora.


como deber histórico
es igual que volver –Sí, bueno, no para ahora. Quiero dejarla reservada, digamos, para dentro de un año. ¿Se
de un largo viaje, puede?
mirarlo todo,
probar el temple Dentro de un año, ya el complicado asunto del proceso judicial se habría resuelto de una u otra
de la carne y el alma, forma. Suerte que su ex mujer se había vuelto a casar. Marisela, su hija, se consolaría pronto
identificar el olvido con el dinero que le quedaría, suficiente para seguir viendo como princesa por el resto de su
con la muerte vida.
y decidir quedarse
quedarse –Claro que se puede, señor. Estamos para servirle. ¿Ha definido ya qué clase de muerte desea?
quedarse
y transformar –Pues la verdad, no. ¿Tiene un catálogo, una guía, algo así? Perdone, no sé cómo funciona esto.
el corazón vagabundo,
hacerlo sólido, –No se preocupe, señor, nadie lo sabe. Venga conmigo.
creador legítimo de estrellas La joven salió de detrás del mostrador y él pudo ver que su cabello largo y sus facciones de
aunque se rompa en el intento. virgen adolescente no desentonaban con su voz.

–En estos tapices –la joven señaló la pared– usted encontrará diversas clases de muerte. Aquí,
por ejemplo, está la Filipinas 800.

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En el entramado de tonos grises y púrpuras resaltaba un hombre blanco amarrado de pies y –Le confieso que estoy confundido. Después de todo, ¿qué será más importante? ¿Poder elegir
manos a una cruz, con los ojos vueltos en dolorosa expresión hacia el cielo. la propia muerte? ¿O será verdad lo que dicen los libros antiguos, que si se ama, cualquier
muerte es buena?
–Un misionero español crucificado en las Filipinas en el siglo dieciocho –explicó la joven.
–Bueno, eso es lo que creían los misioneros. Pero recuerde que poder elegir la muerte es un
El siguiente tapiz era una explosión de tonos rojizos y cobres bajo una gran nube plomiza, pero privilegio, no de este siglo, sino desde siempre. Solo que antes estaba reservada a los iniciados,
no se veía persona ni cosa alguna. y ahora está a la disposición del público mediante una suma razonable. Es una gran ventaja,
¿no cree?
– ¿Qué es esto?
–Sí, claro. ¿Habrá sido por eso que el doctor Santana escogió esa clase de muerte?
–Hiroshima –suspiró la joven–. Una muerte muy de moda en estos días en que han desaparecido
casi todas las armas atómicas. – ¿Cómo dice?
Samuel vaciló. Había leído que la mayoría de los muertos en Hiroshima no había sentido nada.
Podría ser una opción. Lo pensó un momento, pero luego sacudió la cabeza. –El doctor Santana. Sabe, él me dejó una carta contándome del servicio que ustedes ofrecen.
Llevo tres semanas preguntándome por qué querría morir así. Los golpes lo deshicieron por
–Veamos otras –pidió. dentro.

En el tercer tapiz, un científico moría contagiado por la misma enfermedad para la cual trataba –Ah, el doctor Santana –el chorrito de miel seguía cayendo sin variar su intensidad–. Sí, ya
de hallar una cura. En el cuarto, un viejo pescador curtido por el sol y el mar moría luchando recuerdo. Vino hace unos dos meses a solicitar el servicio. Era un señor ya mayor. Me alegra
con un tiburón. En el quinto, la cabeza de Olympe de Gouges rodaba en la guillotina. En el saber que es otro más de nuestros clientes satisfechos.
sexto, una joven mujer de rasgos árabes moría en la hoguera de la inquisición. En el séptimo,
un hombre de mediana edad yacía con un orificio de bala en la sien, aferrado al cuerpo inerte – ¿Usted lo atendió? ¿Qué le dijo?
de una mujer. A Samuel le impresionó la expresión torturada del hombre, que no recordaba
haber visto ni siquiera en el rostro terroso del doctor Santana. –Siempre atiendo yo, señor. No somos muchas las personas capacitadas para este servicio. Se
necesitan ciertas cualidades, entre ellas la discreción. No puedo comentarle lo que me dijo.
–Es un atormentado –explicó la joven–. Mató a su esposa y luego se suicidó.
–Por favor, señorita. Necesito saber. Eso me ayudará a hacer mi elección. Imagínese, un
–Debió haberla amado mucho –supuso Samuel. hombre tan respetado. Viajaba a Roma todos los años y lo recibía el Papa. El gobierno lo
condecoró varias veces. Era directivo de varias organizaciones de beneficencia y de la Liga
–No lo sé, señor. Nos capacitan en diferentes técnicas de muerte, pero no sabemos qué contra el Aborto, y venir a terminar así, en delincuente, o guerrillero, lo que sea.
sentimientos tienen los que mueren. No nos han entrenado para eso.
–Cada cliente tiene sus razones, señor. Nosotros no intervenimos en eso.
–Comprendo –asintió Samuel.
–Sí, tiene razón. Discúlpeme –cedió Samuel, con desaliento.
Al avanzar hacia el siguiente tapiz, sin querer rozó el brazo de la joven. Ella lo miró a los ojos.
Samuel se sintió completamente relajado, con deseos de hablar. –Sigamos adelante –sonrió la joven–. Estoy segura de que después de ver todo el muestrario
podrá tomar una decisión. Quizá hasta pueda comprender a su amigo.
–Sabe –hablaba en voz baja, pero sabía que la joven lo escuchaba–, yo nunca pude amar a su
esposa. –No era exactamente mi amigo –murmuró Samuel–. Fue más bien mi maestro. Yo era quizá
muy joven para ser su amigo, y la política no me interesaba, solo los negocios.
–Es natural, señor. Muy pocas personas pueden amar a nadie. En el octavo tapiz, Samuel se sorprendió al no ver más que a un perro convulsionando en la
bruma de la muerte.
–Tiene razón –se sorprendió Samuel–. Es más, no solo a mi esposa, yo nunca he podido amar
a nadie. –¿Se puede elegir una muerte no humana?

–Como le digo, eso es propio de estos tiempos. –La mayoría de los humanos mueren como animales –afirmó la joven.
En el siguiente tapiz, Julieta se hundía el puñal en el pecho, de bruces sobre el rostro marmóreo
de Romeo. Más adelante, un cosmonauta flotaba eternamente en el espacio.

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Samuel atravesó toda la línea siguiente de tapices, deteniéndose ante cada uno. Al entrar no
había notado que el local fuera tan grande. En un extremo de la estancia había una puerta que
daba a otro salón, menos iluminado y más pequeño. Samuel se detuvo en el umbral y se esforzó
por distinguir las imágenes del primer tapiz. No estaba seguro, pero le pareció ver a un hombre
erguido en la palidez del amanecer, ante un pelotón de fusilamiento. Aunque no se parecía
mucho a las estampas planas de la escuela, Samuel creyó reconocer a Francisco Morazán.
Quiso entrar para ver mejor, pero entonces notó que la joven no estaba junto a él. Al darse
vuelta, vio que había ocupado de nuevo su lugar tras el mostrador.

–No puedo seguir adelante –le explicó–. Ese lugar lo recorrerá usted bajo su propio riesgo.

– ¿Por qué?

–Esas muertes las eligen muy pocos. Son como la Filipinas 800, solo que los misioneros
confiaban en el paraíso después de la muerte y recibían el tormento con gozo.

– ¿Y éstos?

La joven no respondió. Entre el humo del incienso, cada vez más fuerte, Samuel sintió que la
cabeza se le despejaba y que sus ojos eran capaces de percibir mejor aun en las zonas menos
iluminadas por las lámparas.

–Éstas son las muertes por amor, ¿verdad? No son las del que mató a su esposa, ni siquiera las
de los misioneros, usted ya me explicó por qué. Estas otras son de amor sin recompensa.

–Romeo y Julieta murieron por amor –por primera vez, la intensidad del chorrito dorado había
disminuido.

–Sí, pero ellos se tenían uno al otro, pudieron tocarse, estar juntos, qué sé yo. Estas gentes
murieron sin haber visto lo que amaban.

–Puede que tenga razón, señor. Es una opinión.

–Dígame por qué no puede acompañarme.

–La compañía tiene sus reglas. En este pasillo se corre el riesgo de no poder regresar, de perder
la objetividad, de querer cambiar de vida, incluso de querer cambiar la vida por la muerte. Ya
no podríamos garantizar nada, ni siquiera el momento de la muerte. Aun los empleados no
estamos exentos de correr ese riesgo.

–El doctor Santana entró aquí, ¿verdad?

Ya no escuchó la respuesta. Desde el umbral, creyó distinguir los rasgos impávidos de Tupac
Amaru entre sus miembros desgarrados por los caballos andaluces. Todavía con la mano
apoyada en el dintel de la puerta, comenzó a dar el primer paso hacia la escuelita de techo de
teja de La Higuera.

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Amanda Castro (Tegucigalpa, 1962-2010).-Poeta

Libertad 6
la piel de una caricia
y la locura de tus costas
Café negro y fuerte
no los hombres ciegos
Tegucigalpa detrás de un espejo
moviéndose a medio-día
El odio ha arrancado de los ojos
como-sin-voz-s
la retina y el amor se ha dormido
De vez en cuando una señal
Todo parece triste
de naufragio
triste con la tristeza que sólo aquí
otras sólo la muerte
puede verse
Parece que todo está desesperado
triste como mar hecho desierto
escondiendo la ternura
las algas muertas
detrás del recibo de la luz
triste como cuando se nace sin amor
Del sol sólo nos queda
y se muere sin conocerlo
este sofocante calor
Todo se ha reducido
revés de la esperanza
a un odio
la tierra duele como cuando se pierde
De vez en cuando
la niñez
van a la montaña
o la virginidad
y sueñan

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Roberto Quesada (Olanchito, 1962)-Narrador-. te hace sudar un sudor que no se te hace pegostre en la piel como el de Tegucigalpa, es un sudor
que uno siente sabroso tenerlo cuando la brisa del mar te pega en el cuerpo. La fila se acortaba
MI BUENA ESTRELLA a medida que el sol se paraba encima de nuestras cabezas y yo miraba que de regreso venía
alguna gente abrazándose y dando gracias al cielo, pero otras venían en un mar Caribe de llanto,
Nadie me cree. Se lo conté al Edgardo, a Dani, a Jaime, todos me escucharon con la boca abierta
maldiciendo algo así como al imperio y diciendo cosas como ojalá que los comunistas los
pero estoy seguro que ninguno me creyó. A lo mejor es que no es fácil creerlo, porque no todos
invadan un día, oí una señora que corrió a abrazar a dos muchachas y alzando el pasaporte
pueden tener la suerte mía. Yo sé que nací con buena estrella y esto no nos pasa a todos los
gritaba “fue Dios que me la dio, fue Dios”. Y uno que iba en la fila, costumbre muy hondureña
humanos, no, unos nacemos, como dicen, con buena estrella y otros estrellados, filosofía barata
de meterse en las otras vidas, le gritó: “¿Y desde cuándo trabaja Dios en la embajada gringa?”
será pero es cierta no hay duda. Y eso pasa conmigo, porque yo he andado por todos los
y la fila se rio y la mujer hizo una maldición diciendo algo así como le pido a Dios que no te la
rincones más peligrosos que he podido conocer y nadie se me acerca, nadie me toca, más bien
den, con lo que el gritón puso la cara de otro color.
cuando yo camino, eso sí, con el pecho tirado adelante, la mirada como venado seguido por
cazador, paso largo como atleta que espera la orden de despegue, y lo que nunca me falta, las Y me tocó el turno de enfrentar a Dios pero Dios andaba en hora de almuerzo porque quien me
manos en el bolsillo y no para que me equivoquen con Pedro Navaja, sino para que crean que recibió fue un gringo que no había yo terminado de pasar la puerta cuando me ametralló. ¿Con
debajo de la chumpa camiseo una nueve milímetros que no dejaría al que se atreviera para qué propósito viaja usted a los Estados Unidos? ¿Tiene familia en USA? ¿Trae cartas de
contar el cuento. Yo estuve con esa bella mujer aunque nadie quiera creerme. Sé que no es fácil recomendación? ¿Ha pertenecido usted a partidos como los nazis o los comunistas o ha
pero yo en la vida he hecho otras cosas más increíbles y a veces aunque les aumento un poquito participado en alguna organización terrorista? Y esa fue la pregunta de mi sal, de mi salación,
sí me las creen. Con esta mujer no aumento nada sino que digo la verdad y nadie me cree, creo, porque me parecía que todo iba bien pero cuando me hizo esa pregunta se terminó mi
porque, te lo juro, ese fue un amor como de antorcha grande y llena de fuego, antorcha visa, porque yo no soy tan estudiado pero tampoco tan de al tiro, tan dejado, y por otro lado
incendiada, y todos dudan apenas me oyen. Pero me creen otras cosas como cuando yo conté por mi cuenta y riesgo me he tragado un montón de libros y todos los días desde que tengo
en mi bloque de Flushing cómo hice para venirme a los Estados, fue lo más sencillo que pudo memoria el periódico, o sea que lo suficiente para defenderme y para no pertenecer al planeta
suceder en la vida y eso que tenía miedo, mi hermano, eso que todavía no me sabía ese montón de los bobos. Por eso cuando el gringo desde su escritorio, mirándome por encima de los
de cosas que he aprendido a medida que pasan los días. Le tenía miedo a Tegucigalpa, yo creía anteojos de botella de Classic Coke, con el lápiz listo para marcar sobre el papel mi respuesta,
que de Tegucigalpa no iba a salir vivo por las cosas que de la capital me habían contado, que me preguntó lo de los comunistas, nazis y terroristas, no fue mi intención, lo juro, fue de esas
Tegucigalpa no era cosa de bromas porque si te descuidabas te robaban los calcetines sin cosas que salen y uno hace el esfuerzo porque no pero no se puede, y me voy doblando frente
quitarte los zapatos, te tomaban la leche sin tomarte el café, te mandaban al otro mundo si se al gringo con una carcajada que les despertó los radares a todas las secretarias de las otras mesas
te ocurría pestañear, y que de amable la gente no tenía nada como somos los de la Costa que y continué riéndome e intentando contenerme mientras el gringo me miraba con unos ojos entre
donde come uno comen dos y donde dos tres, eso sí, donde duermen dos el tercero va al piso. la furia y el miedo y por fin logré parar aunque no del todo, momento que el gringo aprovechó
Pero no es cierto, cosas que la gente se inventa, Tegucigalpa es igual a todo el país, y la ciudad para tirarme la que sigue: ¿De qué se ríe? No, le dije todavía riéndome, es la pregunta más sin
no es grande ni peligrosa como nos lo contaban los que de la costa tenían la suerte de viajar de gracia, más sin qué, interrumpió, más ridícula, le digo, que he escuchado en mi vida, ¿cree que
vez en cuando. si alguien ha pertenecido va a venir a decirle sí, aquí estoy, captúrenme? El gringo hizo otras
preguntas, revisó mis papeles y me dijo que yo no podía viajar a los Estados Unidos de
Yo me conocí Tegucigalpa de día y de noche como nadie puede hacerlo, me metí a todos los
América. Ahí se acababa mi viaje, no por mí sino por mi mamá que me había pedido casi con
lugares diurnos y nocturnos como solo yo puedo, caminé por calles oscuras en horas de la
lágrimas, hijo, ilegal no te vayás, es mejor que sigás aquí y nos arreglemos con lo poquito que
madrugada y nunca nadie se metió conmigo, pasé por un callejón famoso en Comayagüela que
el señor nos dé. Y le prometí no irme por la vía láctea, o sea, la ilegal, pero salí de la embajada
le dicen el callejón de los perros por el que no pasa nadie que esté o no en su sano juicio, yo
también a putear al imperio y a meterme en esa terquedad que tenemos los de la Costa de que
me lo pasé varias veces y nunca me pasó nada aunque decían que en ese callejón sucedían dos
me voy me voy y no tanto porque estuviera muriéndome por venirme a los Estados Unidos sino
cosas: lo mordía un perro a uno o lo mandaban ensangrentado para el Seguro por el talegazo
porque el gringo no me dio la visa sólo porque me reí y la risa no estoy de acuerdo yo que se
que algún ladrón te propinara; pero a mí ni perros ni ladrones.
le deba negar a nadie. La visa sí, pero la risa no.
Te cuento que estuve con esa bella mujer, pero después, primero te va un poco de mi vida para
Pues me embarco todas las noches en una esquina bajo de un foco donde iban unos manes que
que mirés que no te estoy echando a la bolsa, que no te estoy mintiendo, mi brother. Por
su sueño era venirse y hacían proyectos de cómo, averiguaban la mejor vía, precios, hotelitos
Tegucigalpa yo solo iba de pasada, de tránsito como dicen en los aeropuertos, a ver si los
en México o cómo hacían los que se iban para no pagar cuarto y yo me uní a ellos aunque me
gringos de la embajada me daban mi visa para no venirme mojado, que tenía mis ahorros los
costó un poco convencerlos, fue hasta que me fijé que ellos eran siete y les recordé que ese era
tenía, para eso, para no venirme ilegal. Hice una cola que empieza dentro de la embajada y
número de mala suerte y salimos los ocho como si fuéramos un comando que venía a invadir
sigue varias cuadras abajo del boulevard de Los Próceres, un colón pues, con ese calor maldito
el Norte y la cosa era que el que se fuera quedando se quedaba en el camino porque los demás
que hace en verano en Tegucigalpa, con ese calor que hace en los lugares que no tienen mar,
seguían sin parar y era ley que nos caía a todos por igual. Y nos fuimos por Guatemala, pero la
porque el calor de nosotros en la Costa es diferente, es un calor que no ofende, es un calor que
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cosa ahí estaba jodida con soldados que buscaban guerrilleros, por eso ahí mismo decidimos como ciempiés hasta mi zíper y cuando iba a llegar le pongo el stop. Y le tiro sin cita un
tomar avión hasta México D.F. Y llegamos a México y todavía tuvimos tiempo de conocer la pensamiento original de Juan Carlos, mi primo, el respeto al derecho ajeno es la conservación
tal avenida Juárez, meternos en unas cuantas cantinas hasta llegar hasta El Tenampa que en de los dientes. Y el chino me miró y rio y yo le dije ya sé para dónde vas marica de mierda y
verdad yo imaginaba más elegante y escuchamos mariachis entre tequila y tequila y yo me le pedí que regresáramos y él como si nada siguió tan amable que la materia gris se me encendió
sentía un Vicente Fernández o un Mario Almada. Y México City sí me habían dicho que era y vi que el chino marica lo que quería era que yo le dijera no, no, y no para él enamorarme y
peligroso, pero no, no tan peor como nos lo habían pintado o tal vez porque éramos un comando gozar de su masoquismo, palabra de libro brother, sexual y tenerme ahí de mesero para salir
lo que ya hay que pensarlo para meterse con tantos. Un mexicano que entequilamos nos dio la los fines de semana como quien espera la novia. Así que nomás me pagó me las di y me vine
clave y nos consiguió en un lugar no muy retirado del centro que nos alquilaran un cuarto para para acá huyendo del único chino marica que he conocido en mi vida.
los ocho y dormimos todos en fila como las fotos de El Salvador que aparecen en los periódicos.
Pasamos tres días en la ciudad mientras arreglábamos la conexión para que el coyote nos Y aquí se aplica de lo mejor aquello de que no es lo mismo Nueva York por la tele o por el
orientara cómo irnos hasta Baja California porque según él en esos días la entrada menos cine, mi hermano, no es lo mismo estar en el país de uno bien sentadito del otro lado de la
vigilada era la de San Diego. Y caímos los ocho una madrugada en Los Ángeles, cada quien se pantalla tragando pop corn y viendo a King Kong saliendo de Wall Street que viene hacia el
disparó para donde le parecía mejor. World Trader Center, o los gemelos como decimos allá, mientras a su paso aplasta a cuanto ser
humano encuentre por delante, no, no es lo mismo, mi brother, ver a Nueva York desde un
Yo me conocí un chino que tenía un negocio en San Francisco y no lo pensé dos veces para infierno en la torre de Henry Fonda que estar aquí. Y a mí me lo dijeron los que sabían, los
que el chino me comprara mi pasaje y me fui con él. El chino tenía su restaurante en Chinatown, amigos que vine haciendo desde que salí de Tegus, me dijeron que buscara otra ciudad pero a
un barrio que de verdad parece que uno estuviera en China, que tiene una entrada colonial con Nueva York no me viniera porque si acaso quince días iba a durar porque me iba a morir de
un león a cada lado y adornos orientales. A mí me gustó San Francisco porque me pareció una hambre o de frío o de alguna puñalada. Yo no les paré confiado en mi buena estrella porque mi
Tegucigalpa agrandada, mi hermano, porque las calles van para abajo y para arriba, hay estrella nunca me ha dejado solo, porque yo he andado por todos los rincones más peligrosos
graditas como en Tegucigalpa, sólo que en San Francisco hay tranvía y Golden Gate pero, eso que he podido conocer y nadie se me acerca, nadie me toca, pues que llegué a Nueva York sin
sí, orgullo de hondureños, no tienen una montaña tan alta como El Picacho ni un monumento saber nada de la Big Apple, de la capital del mundo, sólo en fotos o en cine pero como ya te
de La Paz como nosotros. Al chino yo le caí bien o era que me estafaba porque sólo eran dije no es lo mismo verla venir. Y el mismo día que llegué me hice alero de un mexicano que
sonrisitas conmigo. Yo atendía en el restaurante con mi inglés goleta como dicen los me encontré en la calle vendiendo cosas típicas, dijo él, y no creía, mala suerte que tengo para
puertorriqueños y que no me iba mal con las propinas eso sí era cierto, me rebuscaba, quizás que no me crean, que me había venido de San Francisco por la carretera a puro pedir jalón y
más que los otros porque yo tenía una buena táctica con los clientes, cosa que ni los otros que tuve la buena leche que siempre encontré gente que no desconfiara y me pegaran un
meseros sospechaban, por ejemplo, si en la mesa de la esquina me decían Mexican, okay no aventón y me dijo que eso sí era tener suerte y yo le conté mi problema de dónde toldear esa
había problema conmigo, si en la otra me decían Puertorrican, okay que la fiesta siga, Indian noche y las otras que venían y él me preguntó por la plata y yo que me he tragado por mi cuenta
okay amable yo los atendía. How can I help you? Y así ellos me daban más propina porque y riesgo montón de libros y el periódico de todos los días y otro poco de películas gringas y
casi siempre era que los clientes se identificaban con esos países, mientras que los otros mexicanas no iba a salir de tarado a decirle cuánto había ahorrado con las propinas del
meseros le decían Puertorrican a un dominicano o Dominican a un puertorro, era brinco seguro, restaurante chino, así que le dije una cantidad de esas que no animan a nadie a asaltar a alguien,
con lo que la propina se echaba a perder. y él me dijo que tenía un lugar, pero es el basement, palabra que suena bonita pero quiere decir
sótano, y yo con tanta película de terror que he visto pues como que no soy muy amigo de los
Al chino le caí demasiado bien, un domingo me llevó a turistear por San Francisco y yo que de sótanos pero ahí era cuestión de vida o muerte. Y le caí bien al charro y me dijo que tenía que
gratis hasta maldiciones acepto me subí al tranvía, que fuimos a conocer la prisión Alcatraz de conseguirme un trabajo porque la cosa era jodida y que me cobraba por alquilarme el cuartito
donde Clint Easwood se escapó, mi brother, que cruzamos el Golden Gate de donde Tarzán, en el basement cincuenta barras a la semana y yo le pedí que me lo rebajara a ciento cincuenta
Johny Weissmuler, se lanzó en una de tantas aventuras. El Sausalito lugar turístico del que todo al mes y se lo pagaba ahí mismo, y él se rio porque sabía que le había dicho que no andaba con
el mundo cuenta maravillas y no es más que cualquier barrio pobre tegucigalpense nada más tantos verdes por astucia, pero lo que él no supo es que yo me he tragado por mi cuenta y riesgo
aquí la palabra pobre cambia, que el jardín de árboles milenarios. Y yo pues feliz porque dije montón de libros y periódicos de todos los días y otro, y sin pestañear dos veces me dijo que
le caí como anillo al dedo al jefe, un trabajador de los buenos, quizás este chino en su vida estaba bien y que anduviera con el ojo al Cristo porque frente a su casa había un projec,
nunca ha visto un latino con tanta garra. Y después nos fuimos en el carro y el chino me proyecto, que les dicen a las viviendas que el gobierno da a los sin trabajo y sin nada y me
enseñaba desde la altura de unos cerros, así como cuando Satanás llevó a Cristo a la punta de contó que ahí había mucha droga, muchos ladrones y que era mejor andar pianito y con el ojo
aquella montaña para que viera lo que era capaz de regalarle, la bella ciudad de San Francisco pelado pero que también había buena gente que el secreto era aprender donde estaba el lado
que cuesta un ojo, tan bella como cara que los tuertos no pueden visitar porque quedarían podrido de la manzana sin necesidad de abrirla.
ciegos. Y me señalaba la pirámide por allá, las luces del Golden Gate que comenzaban a brillar
a medida que la noche se dejaba venir y la otra mano la dejó caer como quien no quiere la cosa Y a la mañana siguiente me conseguí mi par de mapas y me fui a ayudarle al mexicano porque
sobre mi rodilla y era un accidente fatal porque me señalaba con la otra pero esta venía subiendo él me dijo que mientras le ayudaba él me enseñaba a manejar el subway, los buses, y lo más

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importante para que yo pudiera engancharme en algún trabajo por ahí. Y en esos dos meses, con el tune-up en alto y yo vi el motor y resortié la cabeza como diciéndole que sí era un buen
una vez agarré el secreto de los mapas no hubo ruta del subway a la que no me subí, no hubo motor pasándome por conocedor y él movió la cabeza como gallina recién bañada y me dijo
rincón de Manhattan, Queens, Bronx y Harlem que no me caminé, hasta New Jersey y que no y me señaló la batería del carro que ya no estaba donde la noche anterior la había dejado
Connecticut fui a dar, y como no tenía qué hacer pues ni modo, darle al turismo las veinticuatro y por eso maldecía a los boricuas, él decía que algún Puertorrican se lo había peinado, yo le
horas, esto sin imaginarme siquiera que yo me iba a acostar con la mujer más bella de aquí dije que podía ser pero que todavía la pudo haber robado algún negro norteamericano, nacido
porque para qué decirte, mi hermano, a la par de esa mujer no hay tal Brooke Shields ni ahí dentro de los Estados, y le señalé el parquecito de enfrente donde había un montón de
Madonna ni estrella de picture que valga, no hay comparación. Pero no estés desesperado, las Homeless, gente sin casa, mendigos, y que bien pudo ser uno de tantos negros y él repetía
cosas o se cuentan bien o no se cuentan, porque si te lo cuento así raso vas a terminar como Puertorrican y yo le repetía Black American afro american, como le gustara más, hasta que me
Edgardo, Jaime y Dani que escucharon sin interrumpir pero no me creyeron ni jota. Esperá que dijo que sí, que también podía ser. Después el gringo hizo una movida de clavícula como que
te cuente como mi buena estrella nunca me ha dejado solito para que me podás creer, porque no hay remedio y a lo hecho pecho y se puso a conversar conmigo y luego le tendí la mano y
yo quedé loco por esa belleza y juro que si un día de estos la vuelvo a encontrar se queda le di mi santo y seña Octavio Bennet y mi Bennet le gustó porque lo repitió par de veces y me
conmigo aunque tenga que secuestrarla, mi bro. ¿Por dónde íbamos? Ajá, que me conocí la tal dijo que él creía que era de origen inglés y él me dio su mister Charlie y hablamos de Nueva
Nueva York y empecé a picar por aquí a picar allá buscando un trabajo de lo que fuera, porque York y de Tegucigalpa. Y me invitó a pasar a su oficina y sacó una de Giorgi, vodka, y se
aquí se le entra a lo que haya, eso no es problema, por eso nadie te va a joder ni a criticarte, se interesó por platicar conmigo pero le noté en el aire que no era que yo lo hubiera sorprendido
te critica por otras cosas pero no por tu trabajo, se te puede criticar por negro, hispano o algo con mi cráneo sino que quería demostrarme la superioridad yanki y desde ese momento supe
así, por color o acento, pero por trabajo de plano que no. Pues que piqué aquí y allá y la chamba que a lo mejor terminaríamos partiéndonos la madre. Y entre Giorgi y Giorgi nos fuimos
no me reventó para nada y esto que mi inglés no es nada malo comparado con otros, lo que metiendo en el rollo de la política y me dijo algo así como que la Central America no podían
pasa es que ser mojado con esa nueva ley pues la cosa no está como para sólo venir a hacer el vivir sin su amor USA, y yo en política pues que nunca me meto porque no quiero pasar por
mandado, no, los mojados ahora están, digo, están porque aunque yo sigo siendo ilegal vos ninguno de los dos extremos; ni por comemierda ni por desaparecido pero cuando tratan de
sabés que yo ya estoy ubicado, hechos mierda porque los gringos tienen miedo de que les verlo a uno como caite viejo sí me encojono y ahí saco todo lo que tengo y demuestro por qué
encuentren sus Beatles, o sea su cuarteto, bro, de indocumentados y les claven una multa de la es importante leer el periódico todos los días y haberme tragado un montón de libros y películas
que nunca puedan salir y los hispanos peor porque tienen sus negocios pero son más cobardes prohibidas para menores de 21 años y las prohibidas por los gobiernos para todas las edades y
y pichicatos que los gringos, no se les cae un centavo, tenés que rebuscarte con los gringos o sexos como El Salvador, Platoon, Desaparecido, y otras que por ahí van. Entonces cuando
con los chinos pero con los chinos vos sabés que, como dicen los gobiernos, rompí relaciones mister Charlie se dejó venir con que para los USA nosotros éramos nada, y después de un par
diplomáticas, políticas, culturales y sentimentales, brother, así que como no se me cruzó donde de vodkazos le da por hacer bromitas tontas como si hay teléfonos en Tegucigalpa o si yo me
ganarme la papa pensé que lo mejor era que yo dejara Nueva York y me fuera para Chicago. comunico con mi familia por medio de tambores, que los tercermundos no tienen imaginación,
que si no estoy atontado de estar en América y lo dejé que barajara otras más y después me le
Caminaba por una acera con la idea esa de irme a Chicago rebotándome en el cerebelo cuando fui encima y le entro con que América es todo el continente: América del Sur, América Central
escuché que un gringo me gritó Puertorrican espic, yo sabía de qué se trataba, y te lo paso a y América del Norte y él pone unos ojos a lo sapo porque sabe que lo estoy aleccionando y le
vos por si alguien te lo pirotea por ahí no quedés de Juanelbobo, los gringos así ofenden a los digo que sí tenemos imaginación y él se ríe y me dice qué hemos inventado y yo no hallo de
puertorriqueños pues espic es la pronunciación como lo dicen los Puertorro de la palabra hablar dónde agarrarme y lo primero que se me viene sin medir lo duro del golpe es que en el tercer
en inglés no espic inglis, I d’not speak english, no hablo inglés, pues, y los gringos se burlan mundo inventamos a Cuba a Nicaragua y ahí sí que el gringo se empina de un trancazo el Giorgi
de la pronunciación. Yo por eso me detuve y miré al gringo, un gigante con una gorrita a lo y yo sé que metí las cuatro y él se destraba en un inglés de autopista porque no le entendía nada
Pablo Neruda, bueno que sabés vos de libros, una así mirá venida para adelante y una camisa más que su furia contra Fidel y Daniel Ortega que los mencionó no sé cuantas veces y era lo
azul mangalarga, el gringo me tiró unos ojos de insulto y ahí sí que yo me esforcé en sacar mi único que se le entendía Firel and Yaniel Ortega. Y lo dejé que se desahogara y me sentía
hablado de gala y traté de pronunciar bien las palabras y le dije que yo no era Puertorrican, contento porque él creía que yo era cualquiera al que iba a tratar como trapeador de hospital
pero que sí tenía amigos que lo eran y él no tenía por qué ladrarle a todo el mundo. El gringo público. Lo que sí no me gustó fue cuando cayó en el insulto directo, porque después de que
se quedó con los ojos abiertos y un palillo que andaba entre los dientes le empezó a bailotear terminó su feria de maldiciones contra Castro y Ortega me dijo como más claro no canta un
como cuando la gente se pone nerviosa y entonces me indicó que me acercara, yo me acerqué gallo, you are an idiot, y que un hondureño me diga idiota pasa, que me lo diga un hispano
chivas, listo para patinar en caso de incendio, y le eché un ojazo a un tubo arrimado a la pared pasa, que me lo diga un negro pasa, pero un gringo no porque ellos no sólo lo dicen sino que
que me servía en caso de combate, aunque uno de mojado es mejor no meterse a un berenjenal de verdad creen que uno lo es, y por eso me sonreí intencionalmente poniendo cara de idiota le
de esos porque llevás las de perder, te pueden matar si tocás a un gringo y parte sin novedad, dije se me olvidaba que inventamos a Noriega también y ahí si el gringo me puteó a como le
te pueden hacer que amanezcás flotando en el Hudson River y nadie se preocupe por darte vino en gana y yo dije aquí ya se armó y él hablaba de drogas y narcotráfico y yo me quedé
cristiana, así que con todo y la poli a favor de su compatriota yo miré el tubo a la vez que pensé como disco rayado ante cada cosa que él decía, yo, Canal de Panamá, Canal de Panamá, Canal
en batear si era el caso y salir a lo grandes ligas a perderme en la esquina siguiente, pero el de Panamá… y él tuvo la buena fe de pedirme por favor, please Bennet, que cambiáramos de
gringo no me llamó para guerra sino para señalarme el motor del carro que tenía al aire libre tema. Y así lo hicimos y nos embotamos en otras pláticas y él me habló de yanquis buenos y
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malos, y trató de que lo clasificara a él entre los buenos y comentamos noticias del New York una treintaypico en los güevos. Se acercó a mí y se detuvo, yo para qué decirte, me sentí
Times y él hasta me hizo un par de bromas ya no jodedoras sino de brothers y me llegó a decir mareado como si hubiera tenido un día de andar en bote, la belleza de aquella mujer casi me
ya medios borrachos que yo era inteligente y yo me alegré y dije que no por gusto me he tragado hace salir en carrera pero yo no he escuchado que en Nueva York salga la Sucia o la
por mi cuenta y riesgo un montón de libros, el periódico de todos los días. Así fue como llegué Siguanabana o como se llame en inglés, y lo que hizo fue sentarse al otro extremo de mi banca
a convertirme en el empleado de confianza de mister Charlie con una cosa de por medio que ni y pedirme un cigarrillo y ahí nos estuvimos marlboreando sin hablar. Yo la miraba así con la
me va ni me viene porque yo en eso no me meto, no hablar de política dentro ni fuera del punta del ojo, lo que andaba no era vestido sino una de esas ropas que se usaban en los tiempos
trabajo, cosa que a mí no me cuesta nada. de Cristo y descalza, cosa que sí me puso a temblar porque ni a un loco se le puede ocurrir
andar descalzo en semejante frío. Como me había pedido tabaco yo me sentía con el derecho
Y aquí sí viene lo de la bella mujer. Como ves, en todo lo que te contado la buena estrella no de hablarle, no porque le fuera a cobrar el cigarrillo—hay me vas a ir conociendo con el tiempo
ha dejado de alumbrarme y son cosas que te lo juro, mi hermano, no a cualquiera le pasan. Eso y te vas a ir dando cuenta de que yo fijado y mezquino no, mi brother, yo no soy comemierda,
podés comprobarlo por vos mismo que estás fresquecito aquí, treinta días de haber venido no ya ves vos tenés un mes viviendo aquí en mi apartamento de gorra y la pasás bien y nadie te lo
es nada, estás nuevecito, ya vas a ver o estás viendo que la cosa aquí no es comida de cualquier anda recordando—y entonces le dije que para dónde iba y ella se sonrió y qué mujer tan bella
trompudo, que la vida aquí es más jodida de como la ponen en el cine, que aquí la vaina es de y me dijo que para ningún lugar que quería pasear y por eso había salido a caminar y me
apretar la verga. Te he contado todo lo que he contado sin aumentarle ni así, solo para que no preguntó que yo para dónde iba y esa boquita tan linda que puso cuando me preguntó sólo
te vaya a pasar la de Edgardo, Jaime y Dani que no me creyeron los cabrones, no me creyeron pensé, hermano, para dónde me querrás llevar cosita y le dije que no que a ninguna parte y ella,
y se pusieron a hacer chistes de lo que les conté, pero fue mi culpa, sabés, porque se los conté qué belleza, volvió a sonreírme y me dijo que ya éramos dos los que no teníamos con quién
así raso y las cosas para que se vea claro que uno no miente tienen que contarse así como te las pasear y yo pues, con el montón de libros que me he tragado, le entendí que éramos dos solos
estoy contando a vos, desde el principio, con un poquito de historia para que la gente vea que que ya no lo estaban, exsolos como dijo el poeta, pero vos qué sabés de. Bueno, sigamos, pues
tiene su buena materia gris y su estrella, porque eso sí, si vos tenés buena estrella pero no tenés yo le dije que dónde quería ir y ella que a cualquier lugar que no conocía casi nada de la ciudad
cerebro, mi brother, entonces la estrella se te apaga, es la combinación, mi hermano, así como que sólo la había visto de lejos y yo pues si vos me tenés confianza, te sirvo de guía para que
en el fútbol la jugada de pared que Maradona para Burruchaga, Burruchaga para Maradona, vos des un tour, no, mentira, aquí sí te estoy mintiendo, no, no le dije así porque yo no quise
Maradona para Burruchaga y Burruchaga para Maradona y gol, mi brother. vosearla sino tutearla para sentirme fino, elegante, importantísimo y cultísimo, entonces le dije:
si tú tienes confianza y te dejas guiar yo te acompaño para que hagamos turismo, y ella se
Y lo de la belleza fue sencillo pues, fue una noche que había un concierto de música andina, de
sonrió otra vez y me dijo, hablas con tanta propiedad que pareces un neoyorkino pero de esos
los Andes pues, de Sudamérica, que yo me meto a ver ondas por mi vieja, sabés, que en todas
bien vagos y yo, fijate que no, que apenas tengo un par de años de vivir aquí, pero tú sabes, el
sus cartas siempre me recuerda que hay que ir a ver las cosas de nuestra lengua materna y todo
empleo y los paseos hacen que uno conozca, ¿me entiendes? Y ella, bueno, entonces te confío
ese despelote, pues que el concierto era por la 86 del Riverside y ahí me estoy, para decirte que
porque veo que vos tenés cara de buena persona y yo… yo iba a decir algo pero no dije nada
el concierto estuvo peli, no me imaginaba que era tan bueno. Después yo me fui caminando
cuando reparé que yo la tuteaba y ella me voseaba en bello vos nicaragüense y me sentí en el
porque era temprano todavía solo para irme a sentar un ratito a la 72 frente a la casa de John
más grande de los ridículos, me sentí como si el ridículo y la mierda estuvieran bailando en un
Lennon, esa es nota que a mí me llega y siempre que puedo ver la casa de John Lennon lo hago,
barril y yo ahogándome en el fondo, y ella me notó porque me preguntó qué me pasaba, creo
porque es una casa así, un día de estos te voy a llevar, como un castillo antiguo y vale la pena
que por la cara, y yo le dije, no, vos que me estás metiendo en tremendo lío con eso del tour. Y
pasarse su rato ahí y ponerse a recordar rolas de los Beatles como Yesterday, She love you,
le dije que para que el dinero se nos estirara la mejor manera era buscando lo más barato. A mí
Michelle, Revolution, ¿me entendés? Todo ese acelere y saber que estás nada menos que frente
me estaba entrando un filo que ella peligraba que me la comiera viva y ella dijo también que
a la casa de Lennon, que a lo mejor ahí donde estás sentado vos se sentó él, y a veces me he
tenía hambre y pactamos ir a comer.
puesto a cranear, eso sí, entre nos bro. Que si viniera John Lennon con su guitarra y se pusiera
un buen trance conmigo y yo le pidiera que se echara una y él me dijera ahi te va pues, no, pero Como yo era el guía pues sólo dije que nos íbamos a la 14 Union Square porque por allí tenía
no, eso lo pienso porque me acuerdo de un compatriota que ese man es crazy como él solo pues un metedero. Un restaurant cómodo de precio que uno aguanta y que nada de taxi por aquello
se le aparecen los personajes que ya murieron así como de la nada ya revividos, bueno, pero de convertir en hule la plata y para ella todo okay y cuando le avisé que tomaríamos el subway
vos qué sabés de libros. Pues que estaba yo allí tranquilamente echándome mi marlboro cuando ahí mismo en la 72 se emocionó y repitió subway y me dijo que sería una experiencia
miro una sombra que viene como de abajo, como de la 71, y yo me puse listo para patinar en maravillosa y yo me alegré pues vi que si se emocionaba tanto con el subway que sólo vale un
caso de incendio, pero vi a medida que se acercaba que era una mujer, y eso ya alivia las cosas dólar quería decir que era de esas personas que los pequeños detalles, como dicen los anuncios,
aunque no del todo, porque aquí no es como allá, aquí cuidate de todos y todas, puede ser una hablan más que los grandes. Pero lo que sí yo no quería era que anduviera descalza y tanteando
mujer con problemas de la cabeza que lleve una pistola escondida para matar a cualquiera que y buscándole lado se lo dije y nos bajamos un ratito en Times Square y ahí abajo le compré
le tire un corazoncito o una resentida con todos los hombres que si te encuentra solo te dispara unos zapatos baratos pero al cabo zapatos y ella parecía una niña que jamás en su vida se había
por tu delito de no ser del sexo de ella. La mujer se acercaba a pasar frente a mí y la vi tan bella puesto un par a pesar de sus bellos pies, porque yo la calcé personalmente, mi brother, y de allí
pero, por lo que ya te dije, yo no me iba a atrever a decirle ni siquiera Hello, vaya y me pusiera nos subimos al N rumbo al restaurante y su vestido bíblico no me preocupaba porque aquí en
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Nueva York, mi hermano, te hallás cuanta locura querrás y te ponés lo que te venga en gana y lugar y de otros como Harlem, Queens, Brooklyn, a pesar de los muchísimos años que tenía
nadie te dice nada, no, aquí no es como allá, aquí cada quien vive y bebe su vida si quiere. Pues viviendo aquí, hasta ahora en contra de su voluntad sólo se había relacionado con poca gente
la belleza esa no solo era bella de cara y de cuerpo sino que fina, cómo comía, cómo tomaba el del mero Manhattan, Wall Street por donde era su trabajo y gente así más o menos. Y después
tenedor, el cuchillo para esto, el otro cuchillo para aquello, que yo dejaba que ella se adelantara de andar un rato quedamos en que ella dormiría en mi cuarto, pero que se la iba a dar antes de
para irla siguiendo y no sentirme como cuando la tuteaba. Le pregunté el nombre y yo traté de que llegara el día porque no podía amanecer fuera de su trabajo que a mí se me ocurrieron tres
pronunciar su nombre como ella lo hacía y se me hizo imposible porque había como que cosas mi bro, que era un castigo, condena o ella era vampiresa porque dijo que ni quiera Dios
desenroscarse una r de la garganta, así que ella me dijo que la llamara amor y el asunto se me que la agarrara un rayito no de sol sino de luz fuera de su empleo, me matan, dijo. Y le pregunté
componía. Pero quitá esa cara, te lo juro pordiosito que fue la verdad, bro. Pues yo sabía que que si había podido trabajar con la mano vendada y dijo que sí, sólo que no tuvo mucho porque
ella no era de aquí. Por su belleza de cabello, por su pinta, y por su español y su inglés que no llegó poca gente pues así con la mano vendada daba mal aspecto, y yo pensé que a lo mejor
era malo pero tenía acento muy marcado y otras palabras no las sabía o se equivocaba muy trabajaba en un burdel carísimo, que no había ni que soñarlo.
seguido. Yo le di mi Octavio Bennet y ella me dijo Otavo, Octaedro, Octópodo, Octubre y yo
se lo acorté dejándolo en Tavo como me dice la familia. Le hablé de Honduras y ella muy poco, Yo la traje aquí, mi brother, ahí donde estás sentado vos se sentó ella a verme y yo aquí en mi
casi nada, de su país en Europa o Asia, no me recuerdo bien, donde no pensaba regresar nunca cama, así, contra la pared y quemándome un marlboro. Ella se quitó los zapatos y dejó que el
porque tenía no sé qué eterno resentimiento. Pensé que a lo mejor la habían desterrado o vestido cristiano se le viniera abajo y ahí casi me muero, brother, andaba directa, no andaba
exiliado, pero yo en política, mi brother, mejor ni le toqué el tema. Me contó que tenía nada y miro aquel cuerpo tan artísticamente hecho, mi hermano, así mirá, así como si uno de
muchisímos años de vivir aquí pero no quiso decirme cuántos, mujer, brother, siempre las esos que les dicen escultores le hubiera hecho pedacito por pedacito con todo cuidado, mi bro,
mismas, no me dijo cuántos supongo para que yo no le calculara la edad, la cirugía plástica, mi qué belleza, bro, me dije después de que me acueste con esta mujer yo puedo morir en paz.Y
bro, vanidosa pero bella, pues. Y yo así como en los libros y las películas, pues, después de la así desnudita se vino para donde mí y subió sus brazos a mi cuello y me dijo en ese acento tan
cena y al segundo vinito le tomé la mano que tenía sobre la mesa y pega el brinco y el retirón, bonito varias veces Tavo, Tavito amor mío y no sé si porque estaba desnuda o por su voz
mi hermano, y yo dije ya perdí todo por andar de adelantado, no era el momento, pero ella, mordiéndome la oreja que me vinieron entrando unas ganas que ni yo mismo y la empiezo a
disculpame Tavo, y me enseñó su mano derecha con la piel levantada, que no había que ser agarrar así, aquí, mi brother, y besito a besito desde la punta de los pies hasta arribita, sí, hasta
adivino para saber que se había quemado. Y me puse a pensar que era una ingratitud que cositas arriba, primera vez que lo hago, mi hermano, pero quién no, yo pensaba que cuando a mí me
como esa tuvieran que cocinar para que les cayera la manteca ardiendo encima. Le tomé la tocara hacerlo así como en los libros y las películas me iba a dar asco, pero qué putas sí estuvo
mano y le acaricié las heridas y le dije que esperara ahí y fui a una farmacia y en el restaurant delicioso y si se me apareciera se lo repito. Y después ella me ataca a mí pero no desde la punta
nos dieron permiso pero en un lugar privado, un cuarto o algo así, y le limpié las quemaduras de los pies, no, ella fue más al grano, sólo se dio su paseíto por mi ombligo y se dejó venir, mi
y le enrollé una venda a como pude y ella me agradeció con un beso primero suave, mi brother, hermano, y yo no creía y después nos revolcamos en la cama y otra vez lo repetimos hasta
pero que se fue poniendo fuerte y ella abrió su boquita y yo la mía y entró mi lengua y sentí la donde nos alcanzó la noche, mi bro. Creeme. Bro, no me sigás mirando así.
de ella y después la de ella entró a la mía y yo la sentí, mi brother, qué belleza y el corazón me
Se nos ocurrió pegar una caminadita y conversar un poco más porque ella me dijo que le
pumpuneaba y te digo, aquí entre nos, que no se me paró y no sé si del puro miedo de estar
gustaba mi estilo de contar las cosas. Me preguntó que cómo había hecho yo para encontrar
besando esa belleza o la cosa esa que yo no creía que era verdad y que me iba a despertar de
este departamento aquí en el Village, y la buena estrella, pues me contacté con una gente y yo
un momento a otro. Ese día no hubo nada aunque amanecimos bebiendo, bailando, y dándonos
aquí soy el Super, el Superintendente, el que cuida que todo camine bien en el edifcio, que no
besos y abrazos y no había lugar donde fuéramos que no me la quedaran viendo con envidia y
haya basura, que riega el jardín dos veces a la semana, a cambio, mi brother, de que vivo aquí
la baba cayéndoles en el pecho, mi brother, es que, qué belleza.
sin pagar ni un centavo, más bien me dan mi poquito al mes y propinas de vez en cuando, más
Y puntual apenas oscureció al día siguiente ahí estaba en la 34 Penn Station, donde habíamos mi sueldo con mister Charlie pues para qué. Y ella se rio y me felicitó y se sorprendió y me
acordado. Y tomamos el 2 y nos fuimos, mi brother, a un lugar que ella siempre había querido dijo que ella también tenía su estrella pero que no sabía si era buena o mala y seguimos
conocer: The Bronx. Nos bajamos en la 149 y Tercera y tomamos el transfer para el bus y nos conversando y yo no la podía dejar ir, por si acaso no la volvía a ver, mi bro, sin decirle que
fuimos a la 174 y Washington, que es el sur del Bronx, el lugar de los proyectos, que tiene mala estaba locamente, pues. Y ella me besó y la brisa de la madrugada era sabrosa y caminábamos
fama, mi hermano, que dicen que allí no salís vivo o por lo menos garroteado, pero yo confiaba apretaditos saliendo como de Wall Street hacia el río, prácticamente solo los dos en ese rincón
en mi buena estrella y en la de ella. Nos metimos a platicar con la gente, a hacer preguntas, a de Nueva York a esas horas. Por donde pasábamos yo le decía que este edificio era esto, que
vivir ahí en ese bullicio del sur del Bronx que parece feria, aunque alguien nos dijo que ya para aquel era aquello y que esta calle comunicaba con tal y daba besitos de, como dicen los libros,
la medianoche la feria de la alegría se convertía en una guerra civil, metrallas, balazos recompensa, pero vos qué sabés de. Y cruzamos Batery Park, llegamos a la orilla de Hudson
dispersos, gritos de mujeres, broncas entre hombres, alarmas de carros, la policía a cada River y la niebla no dejaba ver bien y nos abrazábamos más fuerte porque la brisa ahí estaba
momento, sonido de botellas estrelladas en el piso, pero a nosotros nadie se atrevió a más fría y nos pegaba de frente.Y yo le señalé, en una de esas que la neblina deja sus espacios
molestarnos, a ella la miraban con respeto y con deseo pero como algo lejano, mi bro, como en negro, mirá allá, allá en aquella islita y pasó otra sábana de neblina y no pude decir nada
que no les podía pertenecer nunca. Ella quería conocer porque dijo que no conocía gente de ese cuando se dio otra vez la oportunidad le señalé para que conociera la Estatua de la Libertad y

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la neblina otra vez y vino un espacio más grande y le señalé y le dije, mirá allá, aquella isli... y
me callé, temblé, un escalofrío me recorrió la espalda y miré hacia la islita y luego el rostro de
ella y la islita y su rostro y la islita y su rostro y en la islita la antorcha encendida descansando
en el piso.

Nueva York/Diciembre/1993

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José Antonio Funes (Puerto Cortés, 1963)

EN LA GRAN NOCHE DE LOS OLVIDOS ERA UN NIÑO, PARA VERGÜENZA DEL MUNDO

Así estaba:
Escúchame desde la otra orilla de tu silencio, hecho un nudo contra el frío
desde esa playa donde yace insepulto el cadáver de un pájaro; para que la muerte no encontrara
allí donde el viento, siempre piadoso, recoge a diario su canto de arena. las puntas de su miseria.

Escúchame tú Pero vino el viento


porque se lo he dicho tantas veces a las piedras. e hizo de sus harapos una bandera.

Hay una ciudad donde es imposible desandar el pasado, Nunca vi flamear tanta humillación
o borrar la ventana en la que aún queda una cortina blanca
como si alguien hubiera izado para siempre la bandera de la ausencia.
BRUSELAS, CERO GRADOS
Escúchame desde ese campo que atraviesan
los caballos negros de lo imposible, Una ciudad puede significar un amor
aunque mis palabras te lleguen fragmentadas O un desamor tal vez
y no haya hilo capaz de zurcirlas en la gran noche de los olvidos. Una ciudad, como a una mujer, puede amarse de mil maneras
O abandonarse para siempre con un cadáver a cuestas.
Hay tantas cosas que no pude decirte ¿A dónde va tanta gente
en aquel tiempo de amar, en aquel tiempo de hablar Ahora que soy el único que viene de regreso?
y abandonarse a lo eterno
como un niño hambriento en un campo de manzanas. A esta hora en que todo ángel se desdibuja
De bicicletas apiladas como animales mansos
Nunca te hablé de la pasión inútil con que se entrega la lluvia Cuantos deseos de incendiar el piano que me trae la música de otro tiempo
al impaciente calor de la tierra, O de gritar en el centro de la plaza:
o de la tristeza de los charcos cuando se les muere la luna. ¡Madres, no lleven sus niños a McDonalds!
Una ciudad puede ser el nido más bello de la locura
Nunca te hablé del dolor del árbol O la piedra donde se pudren las esperas
cuando se queda con su propia sombra Como frutas olvidadas.
después que un golpe oscuro ahuyenta sus pájaros.
Aquí se gasta la vida buscando una sonrisa entre extraños
Nunca te hablé del mar amargo que despide al sol La soledad es una estación permanente
en la puerta última del día, Cruel como los trenes que comen nieve en invierno
del mar que no cree en palabras escritas en la arena. Lo saben los jóvenes que beben cerveza con sabor a llanto
Lo saben los viejos que ven el brillo de la muerte en la punta de sus zapatos
Escúchame ahora, no te oscurezcas, Y lo sabe Dios que ignora todas esas cosas.
tengo una lámpara, una luz pequeña...

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Jorge Martínez Mejía (Las Vegas, Santa Bárbara, 1964)-Poeta y narrador.

¿QUIÉN SIGUE? (Capítulo de la novela Esto es la mara jomitos).

¿Quién es el que sigue? ¿Quién caerá mañana? ¿A quién se comerá la noche? Esta madrugada
es muerte. La gente dice: estos bróderes no valen nada, están tatuados, están manchados, están
marcados por la muerte. La gente dice: Este bróder debe morir. Todos los que anden tatuados
deben morir. Hay que meterlos en un barco, llevarlos hasta el centro del mar y dejarlos botados
sin comida y que se los coman los tiburones. La otra vez pasé por la chola del Payaso porque
el vato se quería retirar de la mara y andaba en la onda de Dios, en buena onda el vato, vivía
con su viejita, los sicarios lo habían reventado sólo porque andaba un tatuaje que no se podía
borrar y se le salía por el cuello. El bróder venía de estar con su abuela a la que le había llevado
una bolsa de pan, ya era como la una de la tarde y andaba a pie. Como la casa de su abuela
queda largo, el bróder iba caminando ligero, ya cuando venía por la escuela se le aparecieron
tres bróderes armados con pistola nueve milímetros y ahí mismito se lo mandaron con nueve
bombazos que le pusieron. Cuando yo estaba en la chola del bróder, que lo estaban velando,
me daba pesar porque el bróder no andaba en mala onda. Estaba viéndolo en el ataúd cuando
se me acercó la ancianita, la abuela del bróder y me dijo: -¡Mire a mi payito muerto!-. Yo pensé
que la viejita iba a quedar solita y, puta, cuando me dijo eso se me aflojó el alma, me acordé
de mi abuelita que es lo único que tengo, pues. Y vos sabés que uno ha estado metido en rollos
serios, pero siente un rollo bien serio cuando ya se ve el cuadro. Por eso digo que si vas a estar
con el barrio, si vas a andar tatuado en las calles, cuídate, porque la gente está metida en el
pedo de que hay que matarte. Bueno, si te matan y te encuentran tirado en una calle con la
cabeza partida, nadie te va a llorar, sólo tus hijos, si es que tenés, si es que te hallan entero;
porque aquí la onda es que te pegan tres bombazos en la nuca, te llevan a una cañera, buscan
el zanjón más grande y ahí te tiran, o te llevan al río, te ponen un par de borazos en la cara y te
dejan caer desde el puente.

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Lety Elvir (San Pedro Sula, 1966) –Narradora y poeta.- Leonel Alvarado (San Jerónimo, Copán, 1967)

LUNA QUE NO CESA XIBALBÁ-TEXAS

Madre solitaria, 7
te nombro
búfala de Venus, Para cruzar buscan los pasos más peligrosos
espejo de mar. porque son los más seguros. Prefieren arriesgarse
a no salir vivos de la montaña. Saben que hasta allí
Estás completa, no llegan los helicópteros de los señores de Xibalbá,
vacía, los que patrullan las bocas del infierno y echan
siempre adolescente a los hermanos Ahpú aunque se disfracen de lagartijas.
sobre los hombros del ocaso Por eso inventan caminos que no aparecen
-un día ya no serás ni siquiera en el Popol Vuh. Adentro llevan
Samaritana apedreada- dos ciudades: la que dejaron, asfixiada por la sed,
pero no están en ninguna. Siempre en medio, siempre cruzando.
Multiluna única, Haciéndose invisibles para quedarse disfrazándose
Incesante como la muerte, para volver. No buscan, como dirían los expertos,
la mujer, la vida. el período posclásico en el norte de Yucatán.
Es otro norte el que llevan bajo la camisa.
Igualita que mi América Latina. No el de los campos de pelota
sino el de otras pirámides y otros códices
que no podrán leer.

Contenedor. Del inglés container. Embalaje metálico,


grande y recuperable, de tipos y dimensiones
normalizados internacionalmente y con dispositivos
para facilitar su manejo. Recipiente amplio
para depositar residuos diversos.
Casa triste.
Sellada. Sellada. Sellada.

15
Oscar Ordoñez Lastra (Tegucigalpa, 1967)

7 10

La rosa de los vientos en la rayuela y mandrágora de tu sexo. ¿Cómo hacer referencia a la nada?
...
La rosa de los vientos en la rayuela y mandrágora de tu sexo si la palabra nada
los muslos al vuelo y tus pétalos palpitantes en sangre, en su condición pústula
azabache acuarela en la sombra huraña de la carne, —desparpajada— de obvia
densos tréboles eléctricos a la caricia y su ritmo cimarrona
fresa reventada a delirantes abejas ya es Algo.
tríptico aurora alga almendra ...
néctar de las entrañas un silbido, un desvanecimiento,
derramándose una fracción de sombra, del todo
urgente suma de todas las nadas,
miel de todas las sombras.
en ...
mi cólera negra,
boca escorbuto y kilómetro y alcancía
a silueta
a pasmo
a ...
a ashusss!
a
a
a
a

16
Samuel Trigueros (Tegucigalpa, 1967) –Narrador y poeta-.

TRÍPTICO POR LA LUZ

I ANIMAL DE RITOS

La luz recuerda, Cazados por la rutina


exhausta, por el asco de las horas
en honda sombra, por abominables presagios
el breve instante en que las llamas por predecibles milagros
levantaron su imperio por el cielo; por el cansancio
quieta, recuerda vastos pueblos, y una respiración de muerte
vaticinada en rostros vecinos
los caballos o relámpagos tensos girantes en la hierba,
alzados en el esplendor de su victoria.
Vencidos
En el confín dorado del abismo vez tras vez
mira su antigua rueda de milagros, por este guerrero de costumbres…
la catedral fugaz de su mentira
y oscurecidos prados donde muriera el canto. Sólo el amor nos salva
Desconsolada llega la penumbra.
Tiempo de ver fluir lo inexorable, pobres perdidos
el sueño de verdad, la tarde, cuerpos de instinto
por el declive turbio de las aguas. oscuros animales
Tiempo de estar, perdido con el barro del rito
que sostuviera al cuerpo en fulgurancia.
Lo que en el claro día palpitó sucumbirá a la noche:
el bosque entre las hojas en la hora iluminada,
las palabras cruzando como pájaros,
el viento que olvidamos en los labios,
los continentes blancos en lo alto,
las invisibles manos
que alzan el heno en límpidos oleajes.
El girasol que abren y agostan los amantes
será materia,
débil materia del sueño incinerado.
La luz perdida toca en la tiniebla
los callados vestigios, los fragmentos,
la casi nada de su blanco cuerpo de memoria;
sabe que no retorna
la mansa espiga que el invierno uniera con el cieno,
que sólo es polvo el oro de su reino.
Y nada queda.
Y nada fue, sino la luz,
la vida,
el sueño en la distancia.

17
Marco A. Madrid (San Nicolás, Santa Bárbara, 1968) Javier Vindel (San Pedro Sula, 1968) –Narrador y poeta.-

“UNA HERIDA MÁS HONDA QUE LA SOLEDAD” BALADA ROCK PARA EL DESAPARECIDO

Por estas huellas que el tiempo va dejando en la memoria. Siglo-luz hace


Por los caminos como ríos que fue raptado por incógnitos signos de interrogación
donde naufragara lo mejor de nuestros días. y aún ¡Aún! No germina el sol sobre su enigma.
Por la soledad de esa luz
a la cual se acostumbraron nuestros ojos, Ellos –terratenientes de la necrópolis
y la proximidad a la palabra con muchedumbre de fémures entre sus trofeos de caza-
y el fuego que con ella construimos. entre paréntesis de la Ley
Por las tardes atadas al silencio de esas planicies hacia los domicilios del viento condujeron
donde las sombras escampan al rumor de unos labios y en algún lugar del triángulo de las Bermudas de la realidad
y las rocas se alzan hacia la luz sembraron las siete raíces de su grito.
definitiva y fugaz.
Por los lugares comunes al sol y a la lluvia Más cualquier átomo de fe a favor de un final feliz
y el aroma que aún ostenta el recuerdo. fue el espejismo de la línea recta.
Por los rostros ya cansados y las voces que regresan
para hablarnos de estaciones ya vencidas. Quizás el ojo de níquel lo soslayó con ojeriza
Por la mismísima tierra plantada de magnolias y avispas rabiosas lo aguijonearon
y tristeza. tal vez relámpagos de doble filo se ensañaron contra sus sueños,
Por los besos, mujer, lo cierto es que cayó, condecorado de rubíes
por los besos en abril allí donde revientan las adelfas como asteriscos de furia
y la piel que acariciaste ignorando su ceniza. como puños de sangre fértil.
Por el mar y los adioses y el corazón
como un navío en la corriente inexorable. Olvidos-luz hace
Por todo ello Que fue raptado por incógnitos signos de interrogación
he de llorar por ti. Y aún ¡Aún! No germina el sol sobre su enigma.
Habrá de recordarte la luz de un día.

18
Rebeca Becerra (Tegucigalpa, 1969).

POEMA SOLO

[Quiero morir como un hombre] Yo sabía que Dios era bueno


por eso lo tomé de las manos
-Quiero morir como un hombre- y lo llevé de paseo
me dijiste Le enseñé las montañas
mientras la muerte como un faro alumbraba tu camino las piedras
y asaltaba tus palabras en el aire. y los ríos

Entraba la noche en tus ojos Bajo la noche impenetrable del mediodía


-lodo de cementerio- descansamos
a mí se me derretían los dientes
El día avanzaba con pies de paloma
con el ácido de las lágrimas que me tragaba.
Luego partimos hacia ciudades
Afuera era el mundo: un canasto de naranjas conoció las sillas intactas
un puñado de sal en una diminuta mano que crecía las camas
un sexo de fuego que explotaba en unos labios. la mesa vacía
las ventanas
Afuera era el mundo.
Entonces
Los hombres sólo mueren como vos me preguntó por el hombre
te respondí: yo callé
limpios y ligeros lo invité a morir
como espigas de trigo que se clavan en los besos
pero el viento se llevó tu viento.
TAMBIÉN LA MUERTE

También la muerte
se convierte en rutina
limpiamos el cuchillo
lo volvemos a ensuciar

Hora tras horas cae


en cada esquina
un hombre
una mujer
un niño
un viejo
uno que otro árbol

La sangre es como el amor


busca un hueco
en donde anidar

19
Jessica Sánchez (Lima, 1974) –Narradora. √ Las pastillas (no vaya a ser una cuestión hormonal)

INSOMNIA √ No tomar ninguna sustancia estimulante durante el día y mucho menos antes de acostarse
(entiéndase café, chocolate, chiles o dulces)
Algunas noches me levanto de la cama con una extraña ansiedad, un profundo dolor que
comienza en el hombro izquierdo extendiéndose hacia el brazo y la mano, llegando a √ Evitar las preocupaciones (qué cosa tan absurda ¿alguien puede?)
apoderarse de todo mi costado. A veces el dolor es tan grande que me deja inmovilizada y me
es imposible caminar erguida al día siguiente. Es evidente que tengo problemas con el lado Entiendo que el insomnio puede llegar a ser una vocación solitaria. Llego a mi casa y oigo la
izquierdo. mitad de lo que mi marido me dice. Él, a cambio, me escucha también solo la mitad. Mi hija
hace un escrutinio exhaustivo en mi cara, buscando borrar con sus manos las huellas de la falta
A pesar de que me han practicado casi todos los exámenes posibles, de una manera minuciosa, de sueño, luego se baja de mis piernas y preocupada me hace dibujos de familias felices para
estos no me aclaran nada, aparentemente soy una mujer sana y muy hipocondríaca. Eso hace que yo pueda reírme también. Y sonrío, mientras hojeo un papel, una revista, cualquier cosa
que los doctores me miren de forma sospechosa e incrédula cada vez que les doy los detalles que me aparte de su carita feliz e iluminada para no sentirme culpable cuando le digo que las
de la enfermedad que me devasta el alma: niñas tienen que dormir temprano, como sus mamás.

—No tiene nada, señora, lo suyo es estrés, agotamiento emocional. Las noches se acercan besándome la cara. Siento frío. Los colores que se van dibujando son
más oscuros, pasan de una tonalidad azul poco profundo a un azul marino y después azabache,
Es una mujer muy preocupada, ande, descanse y tómese un tiempo de relax que ya verá que le casi negro.
va bien.
Me pregunto si las respuestas del infinito se encuentran en ese inmenso espacio azul. Recuerdo
—Señora, necesita unas ampollas de vitamina B12 para que su cuerpo le responda, así revitaliza viejas historias de brujas, fantasmas o aparecidos y solo puedo decir que en mi larga lista de
su sistema nervioso. noches recorridas no me he topado con ningún ser espectral que aparezca a la vuelta de los
cuartos para tenderme la mano. Ni voces ni murmullos. Únicamente el silencio. Y este dolor
¿No será que tiene muchos problemas? Mire, esta vida no es de preocuparse tanto, las cosas no
atroz que no me deja llorar. Me envuelve y no me siento. Solo soy un corazón izquierdo, un
son tan terribles. La vida pasa y las cosas quedan.
dolor izquierdo, un brazo atrofiado. A veces creo que éste me marca, que atraviesa mis sentidos
—Lo suyo es maña, no tiene nada. Váyase a su casa y busque en qué ocuparse, esa es la mejor y se instala como una gran cicatriz sobre mi mejilla izquierda y es inconfundible. La marca del
terapia. insomnio. Recuerdo cada cosa que me duele para convocar el llanto y hay ocasiones en que
éste demora en aparecer. A veces acude pronto y solícito, como anhelante. He notado que
Sentada como autómata en un extremo del sillón, no siento que las afirmaciones me conforme pasan los años las lágrimas se van haciendo más ardientes y menos copiosas. Más
reconfortan. Al contrario: una mano invisible me aprieta el corazón y lucho por no gritar; por difíciles de encontrar.
no salir corriendo para desnudarme en medio de la calle a llorar de cansancio. Entonces
entiendo que mi mal es mucho peor, un hálito invisible, un ilusionista que solo deja ver lo que Cuando vivía con mi madre me entretenía pasando la noche frente al televisor, ella se levantaba
quiere a los extraños, sin compartir jamás el secreto de su magia. Miro a los médicos desde el convocada por la claridad reflejada de la pantalla.
rincón del odio y me repliego, abriéndome paso en el infinito mundo de posibilidades
—Apagá esa luz, que no me deja dormir.
entrañables, pócimas y remedios de la infancia. Mi mente pasea en otra parte.
—Ya voy madre, ya voy.
Paso lista a los remedios caseros:
La cuestión es que la apago y sigue prendida. Me ilumina por dentro, permanentemente.
√ Infusiones de valeriana y tilo
Ahora no veo más televisión. Escribo. Las lágrimas caen sobre el papel que desdibuja las
√ El vaso de leche antes de acostarse
palabras por completo y sé que mañana me convertiré en mi peor crítica y borraré de un tajo
√ El ejercicio físico para caer rendida todo lo impreso o lo tiraré en la basura. ¿De qué sirve? ¿Para qué escribir sobre la locura, la
muerte, el insomnio? Nadie quiere leer eso, nadie quiere complicarse la vida con las manías de
√ Procurar un ambiente pacífico y relajado otros; particularmente si ese otro es una mujer con rasgos claramente histéricos y por demás
hipocondríacos.
√ La meditación
El ilusionista que vive dentro de mí se ríe y yo me carcajeo con él, me oprime el corazón pero
√ Evitar las emociones fuertes, los sobresaltos o los enojos imprudentes
no importa, igual me río de la futilidad de mis esfuerzos. Sé que vive en el borde de mi cama y
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de mis recuerdos. Por un brevísimo instante me siento su cómplice y me veo como en el espejo, rincones de la casa. Destellos fosforescentes que llamaban su atención y no la dejaban dormir,
él dormido y yo recorriendo los rincones prohibidos de los sueños, buscando, eternamente acompañadas por los cantos de los gallos, que no es por nada que cantan a medianoche -un
despierta. ánima en pena o una botija sin encontrar—, dinero maldito al fin de cuentas.

Un baño de agua tibia y saltar medio dormida a recorrer de nuevo la programación de la tele. Escribo sobre mi abuela comprando zapatos de suelas especiales para levantarse de madrugada
Busco frenéticamente las pastillas azules para dormir y las encuentro en algún rincón de la sin hacer ruido y no despertar a nadie; haciendo sus rondas nocturnas y sentándose en la silla
cocina. Tomo una, lo suficiente como para entrar en la inconsciencia y no andar como zombie mecedora a leer revistas viejas. Recordando a su hermano, el ser que más amó en esta vida.
al día siguiente. No son recomendables, dicen los doctores, son adictivas. Una cosa más a la Ella, que estaba incapacitada para amar.
lista, pienso yo.
También escribo sobre mi otra abuela —la madre de nuestro padre psicópata—, despertando y
De día pruebo con el grupo de autoayuda. No me funciona porque duermo y tengo pesadillas, tocando a la puerta del cuarto donde dormíamos con mis hermanas cuando llegábamos de
un lago profundo, un bosque donde estoy perdida y sola, gente en pedazos, un bebé gigante vacaciones. Mirándonos amorosamente mientras extraía cuidadosamente una piedra lumbre de
que llora y me abruma. Me obligan a contar la historia y repasarla una y otra vez. sus bolsillos y la pasaba por nuestro cuerpo musitando oraciones, haciéndonos una limpia para
sobrevivir en el infierno y una cruz de saliva para que siempre la lleváramos presente. Ella, con
Recuerdo a mi madre y sus constantes sobresaltos: —Que viene ese hombre y me va a sacar a sus trenzas blancas y su piel cuarteada como papel de pergamino viejo, pensaba en nosotras.
la calle desnuda, me agarra dormida y me mata, por dios que me mata, hay que dejar encendida
una luz para ver a qué hora viene; y dormite con la ropa puesta porque a la hora que nos levante Termino las últimas palabras y el dolor que desaparece por completo. Por unos instantes, tan
estaremos listas. solo por unos momentos, porque mis abuelas no están y Mamá Rosa con su piedra lumbre no
podrá convocar el sueño.
Y así era, mi padre llegaba a buscar al amante imaginario que ella convocaba en sus horas de
soledad, debajo de las camas, en los cuartos y en el baño. No lo encontraba porque casi siempre —Apagá la luz.
estaba en estado de levitación suspendido en el techo, mirándonos de reojo. Papá se enfurecía
y buscaba un cuchillo para obligar a mi madre a decir la verdad y ella le sonreía con desprecio —No es necesario, ella sola se apaga.
mientras el amante imaginario se colocaba detrás de ella, divertido.
El contorsionista se ha marchado esta vez y mi corazón descansa. Respiro mientras el diario
Después era nuestro turno: blandía el cuchillo mientras mi hermana y yo lo mirábamos. No resbala por mis dedos. Mañana tendré que contarlo en mi grupo de autoayuda.
decíamos nada, chillábamos hasta ponernos afónicas. —Para que aprendan —decía él—, para
que no piensen que me pueden engañar.

Luego, cuando nos abandonó (mi padre), la paranoia se instaló cómoda y sutilmente entre
nuestros ojos: los ladrones, la gente que anda por ahí, las cosas que se roban. —¿No te diste
cuenta la otra vez que se le metieron a Doña Chana? Y después unos ruidos en el zinc de la
casa, aquí también quisieron meterse, si no hubiera sido porque hice aquellos ruidos, aquí de
sobra nos matan y nadie se entera.

— ¡Cállense!, dejen de reírse, ¿quieren que nos encuentren? Esas cosas pasan en el momento
menos pensado, una espera toda una vida y ¡zas! lo que no pasa en toda una vida pasa en un
momento, como la vez que te metiste una espina en el pie, ¿te acuerdas? que estabas
diciéndome que nunca se te había metido una y cuando te dije ¿qué pasó? Ahhhh, pero no
hacen caso...

—Apagá esa luz.

—No puedo, madre, está prendida en mis párpados.

Llevo un diario como terapia y descubro que eso me ayuda, me vacía un poco. Escribo, escribo,
escribo. El ilusionista se va, pero regresa y me observa. Escribo sobre mi abuela prendiendo
las luces a medianoche porque había visto otras luces sospechosas verdes y amarillas en los

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Fabricio Estrada (Sábana Grande, Francisco Morazán, 1974) Salvador Madrid (Naranjito, Santa Bárbara, 1978)

Hice tratos LO SECRETO


con los que coleccionan fotos
de familiares presos. Hay un río en mi tierra
Yo mismo ayudé a ordenar sus recortes. que no aparece en los viejos mapas,
ni en los tratados de cartografía moderna
Soy de hierro. y aunque algunos viejos se han referido a sus orillas,
El sur, mi enorme imán.
nadie les cree, pues a nadie interesan
los cuentos de los pueblos vencidos.
Algo se agrupa en mi corazón de lata,
alcancía de balas.
Llevo, también, Yo puedo hablar de ese paisaje,
la estampa de un familiar preso y golpeado, un anzuelo de cobre y un cordel dejo en tus manos;
la primera de una torva colección de vanidades. en vez de señuelo pasa tus labios por el metal,
aunque de peces no se trate esta historia.
Soy de hierro,
tengo a mi ojo dando vueltas en la ruleta. No sirve este río
Ayer me perdí en las ventas de ropa usada, para la navegación de grandes barcos,
perdí mi suerte más no el disfraz. no sostiene la frontera entre dos países,
Era un necesitado, no sirve para dar una moraleja sobre Dios
pedía rebajas mientras rechinaba pues se sabe que en mi tierra
la mandíbula oxidada.
a Dios no le importan los ríos.
Varios niños vinieron a mí con su abrazo
pero yo era de lata,
cortaba. Bastaría con tu desnudez dejada entre la corriente,
tu ropa en los arbustos
Mañana recontarán las urnas como amuletos de alguna fe perdida
donde fui elegido payaso. para pensar que somos elegidos.
Nadie admite la ley suprema Bastaría que te duermas en sus aguas
que hace de un místico un payaso. para ver en su reflejo tus sueños.

La gente hizo filas interminables. El río del que hablo es un secreto que fluye
cuando dentro de ti abro los ojos.
Fui elegido Abre tus ojos dentro de mí,
espantapájaros de hojalata.
piensa en el color azul devorado por la noche
y en la vida que ennoblece tus heridas.

Espero en la orilla de ese río a que llegues


para iluminarlo todo.

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Kalton Harold Brulh (Comayagüela, 1976) —¿Por qué las caras destempladas? –preguntó Cornelius Vanderbilt, al momento de entrar a la
habitación, sosteniendo una bandeja cubierta por un mantel.

Todos le miraron con extrañeza, sin comprender la razón para que empleara un tono de voz tan
DONDE LE DIJE ADIÓS jovial.
No sé cómo puedes ensuciar tanto tu ropa –dice mamá mientras levanta entre el índice y el —A menos que el hombre que acaban de fusilar en Honduras sea otro, y no Walker, y que lo
pulgar mi camisa llena de lodo-. Espero que mañana seas un poco más considerado”. que traigas en esa bandeja sea una llave mágica que nos abrirá las puertas de Centroamérica,
no entiendo el porqué de tu felicidad.
Yo asiento con un gesto de la cabeza y vuelvo a pensar en los ojos verdes de la dulce niña que
conocí esta mañana. —No y sí –dijo Vanderbilt—. Desafortunadamente, Walker ya debe estar esperando su turno
en la antesala del infierno y sí, esta es la llave para convertirnos en los verdaderos amos del
Más tarde, cuando mamá ya duerma, los buscaré debajo de mi cama y seré feliz, sosteniendo
trópico.
entre mis manos aquellos ojos verdes, tan verdes como el agua del pozo, donde le dije adiós.
Colocó la bandeja sobre una mesa y levantó el mantel con un gesto teatral. Nadie dijo nada,
BANANA REPUBLIC
pero seguramente todos dudaron de su cordura.
Mientras aguardaban la llegada de Cornelius Vanderbilt, los cinco hombres permanecieron en
—Imagino lo que piensan –dijo Vanderbilt, sin perder la sonrisa— pero con esto nos
silencio. Habían acordado una reunión de emergencia luego de recibir las noticias desde
apropiaremos no solamente de Centroamérica, sino, probablemente, de toda Hispanoamérica.
Honduras. Todos sus sueños de apoderarse de Centroamérica y de construir un canal
Controlaremos sus gobiernos, controlaremos sus destinos. Como les dije, seremos los amos del
interoceánico a través del río San Juan, en Nicaragua, parecían haberse esfumado con la muerte
trópico.
de aquel hombre. No se imaginaban cómo podrían tener otra oportunidad igual de convertir
aquellas tierras de salvajes en sus colonias particulares. Debieron haberlo previsto, era Vanderbilt siguió hablando durante mucho tiempo y a medida que explicaba sus planes y
demasiado bueno para ser verdad. Por lo menos, se consolaban, apenas habían gastado unos calculaba las formidables ganancias de la nueva operación, los cinco hombres comenzaron
cuantos miles de dólares en patrocinar las expediciones de William Walker. Al principio, también a sonreír y a mirar, con admiración y respeto, al pequeño racimo de bananas que
cuando escucharon su propuesta, lo tomaron por un loco. Ya conocían a ese engreído abogado descansaba inofensivamente sobre aquella bandeja.
por su intento fallido de conquistar Sonora y Baja California y fundar una república esclavista
en México, y ahora, les proponía adueñarse no de algunos territorios, sino de cinco países
completos. Los costos no eran excesivos, así que decidieron apoyarle con armas y unos cuantos
hombres. Y aunque suene increíble el bastardo estuvo a punto de lograrlo. Con apenas
cincuenta y ocho hombres, a quienes pomposamente llamaba “los inmortales”, consiguió, en
1857, convertirse en el presidente de Nicaragua. Fue un error no enviar a sus propios hombres
de confianza en ese momento. Con los asesores adecuados, Walker, habría llegado mucho más
lejos. Sin embargo, tomando él mismo sus propias decisiones, comenzó a forjar su propia
cadena de errores. El primero se produjo durante su discurso inaugural cuando anunció que
formaría una República Federal con los demás estados centroamericanos y Cuba. Casi de
inmediato los gobiernos vecinos iniciaron los preparativos para la defensa. Luego cometió otro
aún más grave: reinstaurar la esclavitud. Si bien es cierto los campesinos eran, de hecho,
esclavos de algún terrateniente, una cosa es que te pases toda la vida trabajando de sol a sol
para un patrón desalmado, recibiendo uno que otro palo, pero ningún pago y otra muy diferente
que te digan a la cara que eres un esclavo y lo que es mucho peor, que aunque no sepas leer, te
lo pongan por escrito. Así que sucedió lo que tenía que suceder. El pueblo se rebeló y los países
centroamericanos, generalmente enemigos entre ellos, formaron un ejército conjunto. Ahora
Walker, junto a sus sueños de grandeza y para mayor desgracia junto a los sueños de aquellos
cinco honorables hombres de negocios americanos, disfrutaban de la fresca brisa en una
confortable tumba en la costa hondureña.

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Murvin Andino (San Pedro Sula, 1979) salva mi espíritu del miedo,
salva a los viejos del infierno, a los malditos,
“LA NOCHE ABRAZA A LOS GUERREROS MORIBUNDOS” canta conmigo,
huye de todos y ven a mí, eterna compañera,
A Rose a soñar con mi tormento.
Escucha, la muerte no cura las heridas,
Ahora es el fuego sometido. nos cambia el rumbo.
Ahora es la carne, la hoja, la piedra, Seremos fieles al infierno y al dolor,
perdidos en la fuente del tormento como el navegante cadáveres ausentes,
en el horror de la civilización que purifica la caída de la noche… susurrando recuerdos,
Alejandra Pizarnik locos, viejos y destruidos,
entre cosas pasajeras desde otro precipicio.
Acércate a nacer, al dolor de estar vivo y a la muerte, Carne y frío llenan el mundo
la vida es un precipicio, la nada cósmica. y momentos eternos que no soñamos
Sube a nacer conmigo, dolorosa criatura, dejan letales heridas.
extraña distancia de las almas y las mentes, El amor no borra los secretos, los esconde.
ven a contemplar el mundo y sus despojos, Pasa el tiempo y sus carnívoros días
a vagar con las estrellas que cayeron del cielo. en cada uno de los besos que nos damos.
El día finaliza con las mismas heridas. La noche calma el dolor y la posible venganza no se
Vengan los siguientes, el demente ha muerto, olvida,
quedan la soledad y la esperanza, nos lanzamos a las tercas lecciones del amor,
los cementerios que aguardan su caída. volamos y fingimos querer, lloramos algunas veces,
La noche abraza a los guerreros moribundos, pero la noche nos envuelve
y sombras que se abrazan ante un espejo ciego y caemos otra vez.
desnudan cada mañana la certera agonía.
Murmuran los fantasmas desde otra distancia
el comienzo de su angustia,
muerden, matan,
gusanos escarban la carne muda.
Todos contemplan el vacío,
sufrimos el espanto del mortal,
morimos por la eterna criatura,
demencial y lúgubre de las últimas cenizas.
El día se rompe,
volamos entre sueños y figuras olvidadas,
desnudos y sórdidos.
¿Dejarías el dulce pálpito de la vida?
Nos llaman las voces del tiempo y la materia,
nos llaman el polvo y el viento, los dioses.
Una luz muere suavemente,
y en nosotros todo es incierto,
como el viaje al otro mundo,
dos espejos blancos y ciegos
que se agotan en los besos.
El frío nos enseña a sufrir,
anuncia la muerte.
El fuego libera,
limpia el alma de las sombras.
Satúrname, mata mi voz,

24
Giovanni Rodríguez (San Luis, Santa Bárbara, 1980) –Narrador y poeta.

FICCIÓN HEREJE PARA LECTORES CASTOS (Fragmento de la novela)

Ricardo, a pesar de llevar a cuestas además del nombre también el apellido Guevara del famoso
guerrillero, renegaba de la doctrina marxista y decía odiar a todos aquellos que en estos tiempos
todavía creían que la revolución era la solución a los problemas nacionales. Odiaba sobre todo
a esos ilusos militantes de la idiota izquierda que se dejaban crecer la barba y se ponían
camisetas con el argentinito ese sosteniendo fálicamente un habano en su boca.

Quizá por esta aversión que, no obstante su nombre, resultaba paradójica, Ricardo se había
convertido en un asiduo cliente de los restaurantes gringos de comida rápida, en un comprador
compulsivo de la ropa de marca americana y en un entusiasta bebedor de la única cerveza
nacional con nombre en inglés: Port Royal.

A Ricardo le resultaba difícil aceptarlo pero quizá el hecho de que entonces viera en la herejía
la vía ideal para canalizar su odio y su ira contra el mundo se debía a que un día hubo de conocer
a una especial mujer. Pero no era sólo una mujer, era una prostituta, sí, una puta, una ramera,
una meretriz, una golfa, una hetaira, una vagabunda, una callejera, una andadora, una
aventurera, una auténtica mujer de la más baja calaña, de las que tienen como ars vitae el placer
siempre a cambio del dinero, pero una puta hermosa al fin y al cabo, la mejor de las putas con
las que Ricardo se había cruzado en toda su vida. Y además de eso, de ser puta, aunque parezca
increíble, era también una evangélica devota. Y era esto lo que atraía al muchacho.

25
Tomy Barahona (Concordia, Olancho, 1981)-Poeta. Carlos Ordoñez (Choluteca, 1982) –Narrador, guionista y poeta.

VUELVE LA INOCENCIA MEMORIAS MÍNIMAS

Volar una cometa de soledad Hablo el sur. Fui aprendiz de tinieblas en un paisaje extinto. Frente a las quebradas donde los
lentamente elevar su ácida nostalgia niños caían desde un peñasco como ángeles sin áncoras. Por un instante extendían sus alas,
para perder, gravitaban en el aliento perpetuo de los dioses del maíz. El maíz tenía la crepitación de los
para sitiar el vientre de una biblioteca brazos que hacían la cosecha bajo los delirantes rayos solares, tan frágiles en los resquicios de
y correr de nuevo, los tejados donde el color era humo y halo de tiza. Los rostros tenían la inocencia felina de los
y jugar en la senil corteza de un senil árbol animales dormidos a orillas de la Estigia. Nosotros conocíamos ese lugar sagrado, mordíamos
y tenderme en la variedad de corrientes
tierra, delirios, dormíamos larguísimos sueños escuchando el canto de las sirenas que amamos
que sobresalen en los pechos del recuerdo,
en silencio.
para batallar con una astilla
y una espada de cenizas En maro, bajo la adormidera, los braceros labraban la paciencia. Un caballo blanco, su corazón
y un batallón comprado al polvo
de escarcha, levantaba vendavales de tibia arena. Una multitud de jícaros y caracoles anunciaba
y elevado en el espacio que un almendro prestó.
Volar, al fin y al cabo, la llegada de la sequía, lenta estación en que guardábamos el pan asido a un pañuelo viejo. He
sobre un sedimentado por el naufragio que soy aquí que vuelve el sabor del polvo. En mi recuerdo, el almagre, las manos quemadas de mis
y el tirano que fui antepasados, una sorgo que el verano consume, azúcar negra, dulce hollín en el fondo de un
cuando hice una cometa de la niña equivocada, caldero, café y sedimento en el afán de la jornada.
y jugué sobre sus piernas
y toqué levemente sus dedos olorosos a guayaba Hablo el sur. Una noche partí para siempre. El viento formó nubarrones, llegaron largos días
y sin darme cuenta de lluvia, sucedieron largos días de luto y olvido.
entré con toda mi infancia por su puerta de papel.

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Mayra Oyuela (Tegucigalpa, 1982)-Poeta. suban, fresitas de las High school, madres solteras, suicidas,
docentes, vengan a traficar perfumes traídos del Canal de Panamá.
TRANVIARIA
Vengan a abordarme, en mí el transcurrir, todos los años,
Llevo al mundo como pendientes en mis orejas, el suspenso del que anda a tu lado, a pesar de su humanidad.
rozo con mis pestañas a los desconocidos,
beso manos de transeúntes Sé quien soy,
(hormigueo en los labios). basta una palmada en el hombro
Que alguien me aborde, y retorno a mis pies nauseabundos de sueños,
soy el metro que esta ciudad jamás conoció, basta una palmada en el hombro
atrevidos en mí todos los años, y retorno a mí
en mí el transcurrir,
en mí la palabra ventrílocua de cada estación, al anonimato,
en mí la espina y el diente que muerde la rosa de lo oculto. a la flatulencia, a la humana que soy.
Mis muertos no son sombras raídas en la luz. ¡Abórdenme!
soy el metro que esta ciudad jamás conoció,
Que alguien me aborde, vengan y calcen mis pies
sé cuál es el principio y el final de este cuento. ya que nunca podrán calzar mis zapatos.
Que alguien suba y se detenga en mí,
mis ojos son túneles que dan a cualquier lugar,
mis manos paredes para reposar en lo oscuro,
mis brazos sillones para que vengan a hacer el amor.
Roto ya todo lo íntimo en mí,
he de saberte andar, mundo,
con los puños cerrados en señal de auxilio y no de defensa
cerrados para llevar en ellos el resto de aire
que no supo caber en mis pulmones.
En la imperfección está lo bello.
No necesito ser el poeta sino el poema,
la belleza está por encima de la lógica de cualquier poeta.
Necesito andarte despacio, camino,
no me detengo en el asombro de saber llegar mundo:
En tus barrios, tatuadas están las paredes de calcárea sumisión,
en tus barrios fue donde aprendí a defender el descenso.
Soy el metro que esta ciudad jamás conoció;
en mí las volantes con fotos de desaparecidos,
en mí túmulos de palabras que alguien no supo barrer bajo la alfombra,
en mí el transcurrir.
Que nadie venga a preguntar porque no te describo, esperanza,
yo hablo de eso otro bello, que no está en lo bello.
Abórdenme predicadores de la tarde,
zanates, pirueteros, estudiantes: no olviden el punzón
y escriban en la oquedad de mis vagones
teléfonos para citas de amor,
DJ, bartenders y todos con título de extranjerismo en su profesión,
suban carniceros del San Isidro, conserjes y putas,
albañiles vengan a devolver la sonrisa
a las princesas de los domingos.
Mujeres: describan con su carmín la caricia que no les tocó,

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LITERATURA EMERGENTE2 (nacidos entre 1984 y 2014):

Martín Cálix (El Progreso, 1984) –Poeta y narrador.

Gustavo Campos (San Pedro Sula, 1984) –Narrador y poeta.

Magdiel Midence (Tegucigalpa, 1984)-Poeta.

Karen Valladares (Tegucigalpa, 1984)-Poeta.

Ludwing Varela (Tegucigalpa, 1984) –Narrador y poeta.

Fernando Destéphen (1985)-Poeta.

Nincy Perdomo (Tegucigalpa, 1987)- Poeta.

Darío Cálix (San Pedro Sula, 1988) –Narrador y poeta.

Yoni Rodríguez (Tegucigalpa, 1988) – Poeta.

Rommel Martínez (Tegucigalpa, 1989).-Poeta.

Albany Flores Garca (Tegucigalpa, 1989) – Poeta y narrador.

Valeria Cobos (Tegucigalpa, 1989) – Poeta.

Lázaro Murillo (Tegucigalpa, 1989)-Poeta.

Lucía Santos (Tegucigalpa, 1989) – Poeta.

Ana Lu (Tegucigalpa, 1990) – Poeta.

Ericka Madrid (Tegucigalpa, 1990) – Poeta.

Miguel Acosta (Tegucigalpa, 1990) -Narrador y poeta.

Heydi Alachán (San Pedro Sula, 1992) – Poeta.

Luis Fernando Lezama Bárcenas (Tegucigalpa, 1995) -Narrador y poeta.

2
El nombre de esta generación es provisional, no fue incluida por Helen Umaña, y
puede cambiar a uno específico acorde con estudios posteriores.
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Martín Cálix (El Progreso, 1984) –Poeta. Magdiel Midence (Tegucigalpa, 1984)-Poeta.

EL AÑO DEL ARMADILLO CARTA AL CREDO CORRESPONDIENTE

Entraba el viento del norte en nuestras cocinas, y con él, arrastrándose despacio, como llevando Esta noche me voy a emborrachar
cadenas enormes, venía dejando regada la Vía Láctea por todas nuestras cocinas aquel feroz (algo me falta)
armadillo. y quisiera ver en medio de la tristeza
la muerte de un payaso
Fue entonces cuando las viejas de donde nací, cuando entraba este viento, decían que estaban para curarme de los dolores
pensando en nosotros los muertos, hacían tres cruces en el aire y guardaban silencio. Silencio,
era todo lo que podíamos hacer en ese momento. porque esta vez señor
el prozac carece de hospitales
Ellas arreglaban de prisa sus altares, prendían veladoras y rezaban. Decían que así hablaban -no me cambia de realidad-
con ellos, que nada bueno traía ese viento. Luego ellas barrían el suelo con sus largos pelos y mis dolores no se alivian con analgésicos
negros. Sus ojos, oscuros como el sonido de cadáveres amontonados en las afueras del pueblo,
habían quedado amontonados en las afueras del pueblo, habían quedado fijos en el crepitar de hay tantos niños en esta sombra
la tarde. y tan poca infancia
los adivinos conjuran mi nombre
Y en esa tarde sentenciaban ellas que los espíritus que daban felicidad a los nocturnos sonidos soy un indolente mediocre
del tiempo no morirían. Rezaban: Nacerán nuevamente y volverán a morir y otra vez nacerán. y la ofrenda para un dios
Y nunca, nunca dejarán de nacer, porque la muerte es mentira. Jamás esa promesa se hizo que sufre de amnesia
verdad.
en otro tiempo señor
Pusimos flores en la ventana para que la estática no fuera a invadir nuestros corazones. El te habría pagado el pan y los peces
almendro comenzó a quedarse mudo, de repente ya no quiso dar frutos y sus hojas cayeron entregué todo a mis verdugos
todas, el viento, despacio lo asfixiaba. y sólo tengo una historia que nunca termina
entregué todo a mis verdugos
Las viejas salieron al patio y todas vieron como el almendro moría. Nadie sabe, sólo las viejas y mi dios no recibe cartas en estos días
lo vieron, pero él fue el primer muerto ese año terrible y frío.

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Karen Valladares (Tegucigalpa, 1984)-Poeta. soy testigo de mis cosas,
de mis hijos, otra vez,
ESTA ES MI CASA de mis dolencias,
de las estaciones del tiempo
A Carmelina Mejía Mejía
que se aproximan a mis ojos tibios.
In memoriam
Soy testigo de tantas cosas,
Esta es mi casa,
pero, sobre todo,
un par de viejos objetos le sirven de adorno:
soy testigo
2 personas que viven conmigo, otros que llegan a visitarme
de que esta casa me habita
y que pronto se van.
y no porque yo viva en ella.
Así como me iré yo
en cualquier momento que la muerte lo decida,
o la vida misma también lo decida.
Esta es mi casa,
la que me habita,
de sombra en sombra,
de hijos a hijos,
de los vecinos,
de nadie.
Esta es, no hay duda alguna,
aquí reconozco los metederos del atardecer,
o la llegada de la luz insinuando la mañana.
Mientras, remiendo cualquier cosa
para distraerme de mis molestias y la de los demás.
Y pienso que los años me han caído de un sólo golpe.
Me desmorono a veces.
O vivo. Con una sonrisa que atraviesa la mirada de los míos.
Esta es mi casa,
no importa lo grande o pequeña o lo sencilla que sea.
Aquí ando,
cubriendo cada rincón con mis pasos y mi voz,
dejando enmarcado el fantasma de mi presencia.
Así me sentirán más cuando me vaya.

Esta es mi casa,
la reconozco paso a paso,
no temo de ella,
ni ella de mí;
esta es, y no la reconozco por su color verde,
son otras cosas las que me identifica:
son todos los años en ella,
son todas las cosas que he juntado en ella,
son todas las palabras que han sepultado aquí,
soy testigo de que es mi casa
desde donde yo quiera
y como yo quiera,

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Gustavo Campos (San Pedro Sula, 1984) –Narrador y poeta. la obra de Beckett: Vámonos. No podemos. ¿Por qué? Esperamos a Godot… y nos
carcajeamos. Agradecemos a Lipa su amable atención y prometemos regalarle una foto nuestra
HISTORIAL DE ESTUPIDECES para que la cuelgue junto a la de Polache. Al salir del bar, en la sexta avenida, ubicada en la
zona comercial de San Pedro Sula, bajo el mismo sol que nos humilla cada día en la ciudad, un
La vida sin excesos es un ideal al que no puedo aspirar. Un proverbio de William Blake rige
par de viejas nos invitan a otro bar cercano, a compartir y comprar coca. Le digo a mi amigo
mi inconsciente: “Los caminos del exceso conducen al palacio de la sabiduría”. Pero hoy he
que no hay que ser majes, que esas cabronas al fin y al cabo solo buscan bajarnos. Además, fijo
llegado a cuestionar esa ley que ha regido mi vida, ambiciosa de fracasos, yerros y tormentos,
no sueltan el calzón. A tontear va uno. Como si fuéramos nuevos en este mundo y no
después de haber experimentado una última experiencia terminal, que vendría a ser una de las
supiéramos nada de la vida… además, a la tipa que nos invitó la apodan “viuda negra”, historia
más torpes e insensatas registradas en mi historial de estupideces, y lo que más me abruma y
que no queríamos arriesgarnos a descubrir, más por cuidar la poca plata que teníamos que por
enoja es por qué razón continúo cometiéndolas. ¿Acaso no es suficiente? Como si no hubiera
algún asomo de miedo. (No somos de los que juzgan, pero por muy ingenuos que parezcamos,
tenido bastante ya. ¿Cuándo diré que no? ¿Cuándo será suficiente para mí? ¿Cuándo cesará
y por mucho que creamos en la bondad de las personas, por qué no creer que pueda surgir, a su
todo este tormento moral y se aplacará la vergüenza que producen mis actos? Parece que
par, en nuestro pensamiento, una desconfianza prudente a favor de nuestra sobrevivencia, sin
aquellos versos de Ferrater, que con poco tenemos bastante, no coinciden con mis actos. Y mi
que ella dañe la imagen de las personas de quienes nos reservamos o cuidamos. En ese caso,
voluntad, ¿en qué momento se hará responsable? Presiento que cada vez que quiera enderezar
será nuestro pensamiento el que contienda consigo mismo. Y en ese sentido, la desconfianza
mis pasos aparecerá otra vez el insano argumento dostoyevskiano de que una voluntad ajena
no es tanto una elección sino una imposición mental, anterior a cualquier impulso emotivo
me gobierna. Y la cita de Blake la secundará. Pero estas preguntas sobre mi manera de proceder,
nuestro. Y producto de esas constantes contiendas mentales, que lo hacen a uno enemistarse
que no pretenden sino el retorno a la prudencia, surgen después del último pijín de este fin de
consigo mismo, y contra lo que uno cree, aparecen ideas recurrentes como la siguiente:
semana: junto a un amigo nos salvamos de la muerte en tres ocasiones. Déjenme contarles.
“Digamos que no hay nada bello y hermoso que no deba corromperse. Que no hay nada dulce
Regresábamos de la posta de Tránsito después de que nos retuvieran por conducir en estado de que no se deba amargar. Y digamos que este pensamiento ataca a cualquier ser humano, o a
ebriedad. Eran las ocho de la mañana y viajábamos a casi 96 kilómetros por hora en la carretera ninguno, y que emerge cíclicamente de las profundidades desconocidas del alma humana, y
San Pedro Sula-El Progreso, rebasando carros y con la seguridad que pudieran brindarnos los aparece tipo Alberich, un pensamiento alberich, para luego ser desposeído de su tesoro más
cascos. En el semáforo de Cemcol había muchos autos que esperaban la luz verde para reanudar preciado”. Y este es un pensamiento nacido de otro pensamiento, una mutación que aparece
su viaje, mi amigo no logró frenar, a pesar del semáforo en rojo, y debido a la velocidad en que cuando menos lo esperamos, y que es capaz de intranquilizarnos y ponernos rostro de
veníamos la motocicleta golpeó levemente la puerta de un carro y sin pensarlo dos veces aceleró enajenado, y alejarnos temporalmente de las personas con quienes convivimos o compartimos
y cruzamos el semáforo en rojo para evadir la responsabilidad de lo acontecido. No hubo una mesa o un espacio determinado. Cuando más se requiere nuestra atención, no podemos
consecuencias. De no haber maniobrado, el golpe habría sido más fuerte, y bien hubieran brindarla. Cuando más se requiere un afecto, nos comportamos más huraños; incapaces de
quedado nuestros rostros destrozados en el pavimento. Pero nos salvamos. Eludimos a las predecir nuestros actos, procuramos adaptarnos; disimular qué está pasando por nuestra mente
autoridades y desafiamos a la muerte. es un arte ya conquistado, que siempre nos incomoda y molesta).

Llegamos a Lipa Bar y seguimos bebiendo. Lipa se caracteriza por atender divinamente a sus Íbamos a casa de Mario. Para acortar camino, tomamos un atajo por la avenida Junior que
clientes cuando son hombres y más aún si son respetuosos. Los borrachos escandalosos no desemboca en la prolongación del segundo anillo periférico. Nuestro destino se hallaba antes
sobreviven ni dos horas allí. Los expulsa con una autoridad jamás vista en ningún bar de la del peaje a Puerto Cortés y el segundo anillo era la mejor ruta para llegar. Rebasamos todo lo
localidad. Una de sus grandes cualidades es cuidar a los hombres de las indecencias de las que había por delante y entonábamos una canción de Héroes del Silencio: “Larguémonos,
mujeres que frecuentan esos lugares. Cuando hemos llegado acompañados, nos advierte: chica, hacia el mar…”. Las neuronas sensatas iban desapareciendo y la brisa del próximo frente
vienen con ellas, se van con ellas, para evitar así la prostitución en su bar, única regla objetable, frío nos refrescaba el rostro. A medida que cantábamos más efusivamente la velocidad a la que
por supuesto. íbamos aumentaba, y las gotas gruesas del frente frío que se avecinaba desde el norte golpeaban
furiosas cual enjambre de abejas nuestras caras apenas protegidas, en el caso de mi amigo por
A cada cerveza corresponde una boca. Es la manera más respetuosa de tratar a los del gremio. un casco negro tipo nazi, y en mi caso uno estilo Bob el constructor, que tan solo nos tapaban
Y ese respeto promulgado es el que espera recibir de parte de sus clientes. ¿Sopita o tortillas del sol, que iba ocultándose temeroso entre aquellas grandes sábanas de nubes negras color
con quesillo? Ambas, le contestamos a la joven que nos atiende, sonriente, mientras Lipa se moto de Santiago. Sentíamos que las rastras nos rozaban de frente, que nuestra moto vibraba
encuentra al fondo del establecimiento, atenta a decidir quién entra y quién sale. al entrar en su centro de energía cinética, y entre dos carriles, el de salida a Puerto Cortés y el
de salida a La Lima, maniobrábamos a una velocidad de la que nadie sale vivo. Borrachines y
Es mediodía y seguimos bebiendo. Decidimos ir a visitar a nuestro jefe con la única gana de
libres, inconscientes, sin un carril para nosotros los ebrios, íbamos tentando a la muerte como
que el lunes por la mañana nos levante un memorándum. En el fondo sabemos que nos
si la vida estuviera en la obligación de protegernos y seguir brindándonos nuevas
comprenderá y convidará a otra cervecita. Quizás solo Mario pueda equipararse a Lipa en la
oportunidades. Una piedra, un bache, el mínimo desperfecto u obstáculo podía someternos a la
calidad de su hospitalidad. Mientras pagamos la cuenta repetimos la conversación absurda de
ley de la gravedad tantas veces ultrajada por nosotros durante la noche anterior y la mitad del
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día siguiente. Nos habíamos salvado por segunda vez. ¿A quién debíamos agradecerle ser la noticia del día en horas de almuerzo en el morboso canal 6. Nos encontrábamos cerca del
nuevamente ese escudo que nos protegía de una armonía de la imprudencia? ¿Quién o qué nos Palenque. Mi amigo no pensó en detenerse, así que el carro nos persiguió y bajaron de él un
había salvado? Los furgones que iban y venían entonaban el himno de la muerte hecho a base par de tipos con pistola. Le quitaron la llave a la moto y el sujeto llamó a la policía. Hola,
de sus potentes bocinas que podrían oírse a 10 kilómetros de distancia. Desafiábamos a la comisario, tenga buenos días, dijo el desgraciado, que tenía, por supuesto, toda la razón. Al ver
muerte. Y la irracionalidad nos protegía. A veces soñamos que Mario Santiago viene a que estábamos demasiado ebrios los tipos se rieron y guardaron las pistolas. Ay, papá, con
buscarnos con su moto negra. Gritábamos: “Papasquiaro, no peeeja!” Y partimos rumbo al razón, si es que andan a pija, le oímos decir al tipo que llamó a la policía. Nos quedamos un
norte, rumbo a los pueblos fantasmas, siempre al norte, sin resentimientos ni amarguras… par de horas detenidos en ese lugar hasta que una patrulla se hizo presente. Estábamos
(Pienso en el pensamiento que probablemente aparezca y robe en breves momentos al demasiado borrachos. En automático. A mí se me bajó la loquera y solo oía repetir una y otra
consciente. Digamos que hay una cima de la bondad y del amor y en ese lugar extraño algo ha vez a mi amigo que él les arreglaría la llanta. (Y este aventurero espiritual en una quijotesca
dejado una maldición latente: destruir lo que se ama, o corromper la pureza. Digamos que hay, broma no definible, impuesta, descubre sus nuevos límites. Pero nada puede hacer contra ello.
asimismo, una cima de la racionalidad y que en ese lugar la locura, saciada de alcohol, embarga Y esta es la forma en que digiere la realidad el individuo o es la forma en que su pensamiento
el sano juicio dejando en el hombre el impulso puro, la voluntad pura, ajena al mismo hombre, procesa toda información: si alguien o algo permitió una transgresión, el aventurero piensa que
ajena al sentido común. Los pensamientos contienden. El pensamiento tiene tantas patas como se creará un nuevo canon de transgresiones, y el impulso transgresor, en su receso, atacará
un milpiés y brazos de tenazas como los de una mantis religiosa. Tantos son los estambres nuevamente pero ya no desde el primer límite conocido sino desde el último lugar o peldaño
interiores como tantas las dendritas. Y todo ocurre en una escala imperceptible y abstracta. Y en el que estuvo. Y así construye nuevos lugares de los cuales partir. Qué razón. Nuevos lares
se engendra uno nuevo. Un nuevo qué. Un nuevo pensamiento. Solitario. Huérfano. Una pata que transgredir, no por una sola necesidad de hacerlo, sino por una necesidad desconocida.
de un milpiés cortada con la tenaza de la mantis. No hay mayor pureza que aquella que decide Tamaño imbécil. Igual dinámica en su antagonismo. El inconsciente en automatismo pérfido
impurificarse. No hay mayor pureza que la de aquel que se impurifica, sin saberlo. Mancillar. buscará otros caminos. ¿Adónde accidentarse? Y el aventurero piensa y se promete que dejará
Cortar. Cercenarse desde dentro. Mutilación. Y es cuestión de ciclos. Digamos que tal ser de beber, pero algo más lo hace preguntarse cómo lo tolerará. Si no bebe, ¿cuándo estará alegre?
humano descubre que a medida que ocurren sus impulsos, los controla. Y aparece un límite. El La bebida lo aleja de lo insoportable que él es, de su vida, de estar con él o de ser él. Borracho
individuo traza un límite, y por un extraño afán o voluntad ajena que detesta, lo transgrede. En es que es. Lo alivia. Y el individuo con su “agujero océano en el pecho”, como el personaje en
su cansancio, después de alcanzado el clímax, el individuo descubre nuevamente otro límite. Las virtudes de Onán, solo espera. ¿Espera qué? ¿Morir o hacer sufrir a quienes lo aman?
No puede pasarlo. No hay manera de transgredirlo. Pero cuando vuelven esos impulsos, meses ¿Quedarse untado en el pavimento? ¿Mutilarse? ¿Dedicarse a cojear por el resto de su vida
después, semanas después, días después u horas después, el límite que antes había sido límite como un Molloy? El aventurero busca soluciones. Es su inocencia en automático la que busca
es el primer nivel de una escalera infinita de límites. Entonces no hay cimas ni límites que no algún tipo de bienestar. Renunciar no es posible cuando no se tienen las agallas para hacerlo,
puedan transgredirse. Todo, si es materia, puede corromperse, todo, si es abstracción, puede pero vivir es una forma de renunciar. Los Estragones y Vladimires solidarizándose ante el
transgredirse. El límite es el hombre, no sus actos. La elección es un límite hipócrita fácil de suicidio, ¿y qué tal si bajo la rama uno vive y el otro muere? No hay moral que no lo joda. No
infringir. Transgresión. Borrarse. Límites. Tenazas de una mantis contra otra mantis. Viuda hay hipocresías que no lo jodan. Ni seres queridos que lo soporten.
negra versus viuda negra. La conformidad, el buen juicio y la moral son la telaraña. Y el hombre
libre debe saberse pequeño y cómo liberarse de una telaraña. Y el hombre libre debe saberse
expuesto y no dejarse cortar por las tenazas de una mantis. Y si lo escinde, ese es su primer
Desde ese momento le perdí la pista a mi amigo. Comparto la irresponsabilidad de nuestros
límite. Y el primer límite su engaño. El corte es su trampa. El hombre libre debe por primera
actos. Desapareció en su moto negra mientras yo me subí a un taxi. Entré al Yahoo Messenger
vez provocar este pueblo opiómano. El hombre libre debe por fin atacar la moral de esta
y le conté a mi beba del vestido azul lo sucedido. Le escribí unos mensajitos a una amiga para
sociedad conservadora y sudaca. Y los pensamientos vuelven. Se incrustan. Atacan. Se
despreocuparla, ya que un par de horas antes del accidente me había quedado sin saldo y no
convierten en sus miedos: tenazas o patas o estambres o telarañas o escalinata).
pude responderle para aceptar su invitación a cenar para celebrar mi cumpleaños.
Mario nos recibió con una deliciosa sopita, nos sirvió carne asada y nos preparó un bloody
Hoy me pregunto, después de sumar más experiencias a mi historial de estupideces, ¿por qué
mary. Solo estuvimos una hora en su casa. Le contamos acerca de nuestra aventura nocturna.
razón continúo cometiendo más pendejadas? ¿Acaso no basta para mí? ¿Cuándo diré que no?,
Después nos aconsejó que nos fuéramos a descansar. Le agradecimos su hospitalidad y nos
¿cuándo será suficiente? Y leo La niña del pelo raro de Foster Wallace y no me diferencio en
marchamos.
lo absoluto de los personajes de sus historias. Ojalá agarren consejo. Para recordarme lo que
Regresábamos a casa después de visitar a nuestro amigo, cuando en la carretera del norte, salida no debo hacer, imprimí una foto de Raymond Depardon, en tamaño póster, donde el personaje
a Puerto Cortés, estallamos la llanta de un carro con el pedal de la moto negra, y en el notable carece de cabeza y está sentado en algún bar, donde los pensamientos alberich nos roban la
y etílico esfuerzo de mi amigo de no perder el equilibrio y darnos vuelta por la velocidad en cabeza.
que veníamos, quebramos el retrovisor derecho de un turismo y yo me golpeé la rodilla, que
no fue tan doloroso. No hubo sangre, por lo tanto fuimos indignos de un cuadro de Bacon o de

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Ludwing Varela (Tegucigalpa, 1984) –Narrador y poeta. –Gracias, pero se equivoca. Es la cámara, ella sola hace el trabajo. Solamente disparo y la
fotografía parece que tomara vida propia. Si quiere pruebe, ¿Mira a ese pobre perro muerto?
AUTOBIOGRAFÍA DE UN HOMBRE SIN IMPORTANCIA (Capítulo I)
– Lo veo.
Desde que la vimos, ambos tuvimos la intención de robarla, pero los guardias del lugar pasaban
muy a menudo frente a nuestra mesa. –Acérquese y tómele la foto, ya verá usted…

–Métela dentro de las revistas que dan gratis, así no notarán que la llevás. Cuando regresa y observa, lo que ve es un hermoso San Bernardo, con un barrilito lleno de
ginebra, sin duda alguna, un hermoso perro.
–No, aquí hay cámaras, mejor dejémosla, y otro día, si el destino quiere, será nuestra.
–Es como se lo había dicho, es la propia cámara.
Resignados, volvimos a ver las pinturas y fotografías de la revista, y el artículo de ocho páginas
del poeta de Orihuela, al que encerraron, quizá por ser el mejor y más noble de su generación. Mis amigos se levantan de la mesa, yo me levanto del sueño de La Habana y de la cámara. Me
siguen viendo con la sonrisa esa. También sonrío, también sé reírme de mí mismo. Caminamos
–Vamos afuera –me dijo, enseñándome un cigarrillo entre sus delgadas manos. Lo seguí y hacia el centro de la ciudad. Queríamos pasar por la estación de taxis que tomaba María y así
después de fumar un poco le dije: poder charlar con mayor confianza. Era una tarde tranquila, el molesto ruido de los carros no
nos importunaba, la gente se miraba más amable, el humo no dañaba nuestros pulmones, el
–Esa revista me la llevo hoy. Los guardias son unos pendejos, ni siquiera van a sospecharlo.
viento se hacía sentir como una caricia que incitaba a nuestras ganas de vivir. Uno sabe que al
– Vos sabrás. Si te agarran no te dejarán entrar de nuevo. caminar por el Centro hay muchos bares, y cada vez que pasábamos por uno, Darwin me miraba
y yo miraba a María, y fue así unas tres o cuatro veces hasta que él le dijo:
–Si me agarran, les diré que pensé que venía en el paquete de revistas gratis.
–María, me voy a quedar con Lud en Paradiso.
–No son pendejos.
–Está bien. Te hablaré cuando llegue a casa y el viernes, cuando regrese, te hablaré para que
– Si no lo son, esta revista hoy se queda aquí. nos veamos.
Regresamos a la mesa y comenzó nuestra plática sobre el premio de poesía que se daría en unos –Te cuidas María. Esperaré tu llamada.
días.
Ambos nos despedimos de ella, y cruzamos la calle para entrar a Turicentro, pues Paradiso era
–(Voy a comprar veinte cajas de Imperial –Les dije– o mejor veinticinco, cinco de Salvavida y muy caro para nuestros bajísimos ingresos y además la dueña, si uno se tomaba unas copas de
cinco de Port-Royal. cuatro botellas de Jack Daniel´s, ocho de Flor de Caña, cinco de brandy, más, se aprovechaba de sus clientes.
cinco de Absolut, siete de Coñag, tres de Cointreaue, y un Don Perignon. Vamos a celebrar,
porque son cinco mil dólares los que me darán. Al entrar al bar nos sentimos tranquilos, más relajados, como si el lugar sirviera para dejar
sobre sus débiles mesas las pesadas cargas.
Se sonrieron, dibujando en su rostro una ironía como cuando uno desvaría, y sí que desvariaba,
sin duda. Me imaginé, en fracciones de segundo, todo lo que haría con ese dinero; los litros de –Dos “kawamas” –Pedimos al unísono.
alcohol, las prostitutas, los libros, mi cámara profesional, mi viaje por La Habana.
Y trajeron las dos hermosas botellas, que día tras día eran consumidas en nuestras sedientas y
–Señor ¿es suya esa foto? alcohólicas mandíbulas, en nuestras sedientas ganas de perder la razón.

–Sí, la tomé en mis vacaciones. Darwin tomó la cerveza con mucha rapidez, como si participara en una maratón de cervezas.

–Hermosas mujeres, buen contraste de luz, un encuadre implacable. –Pero qué sed viejo. Tomás como que fuera la última cerveza.

–Tiene usted la razón. Son las chicas de un prostíbulo que renté solo para mí. Es que me gané – ¿Qué hace la gente todo el día, Lud? ¿No se levantan todos los días para perder el tiempo?
un premio, imagínese usted, y había que aprovecharlo. De unos días para acá, no me gusta perder el tiempo; porque sé que lo he perdido Lud y no
quiero que eso siga así.
–Esta fotografía es realmente asombrosa, se nota que es usted un gran fotógrafo
Pidió dos más, y tomó la suya con la misma velocidad. Yo todavía tenía la mitad, no podía
acelerar el ritmo porque no tenía dinero para comprar otra.

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–¿Cómo te fue en Nicaragua? –Le pregunté. Todavía teníamos dos Kawamas, las tomamos y le dije que comprara otras. Pero él ya no tenía
dinero; aunque no debía quejarme, ya que el hecho de que me invitara, era un suceso muy raro,
–Muy bien, demasiado bien. Aprendí mucho, pero entre todo hubo algo importante. de esos que pasan cada cuantos años. Entonces abrí mi bolso, busqué entre los libros y una
hermosa revista blanca salió de él, como por arte de magia.
–¿Y qué fue?
–Sos un hijo de puta – Me dijo.
–Primero contestame algo ¿Vos, por qué hacés arte?
–Ves que los guardias son unos pendejos – Le respondí sonriente. Miramos de nuevo las
–Yo ¿por qué hago arte? Ummm…
fotografías, las pinturas, el retrato de Miguel Hernández, y quedamos en que luego que yo la
–Contestame, decime lo que pensás. leyera, él la leería. Pero nuestras cervezas terminaron y ya no teníamos dinero. Vendí la revista
y nos tomamos dos más.
–Bueno, hago arte porque soy artista. También porque me gusta. Creo que es la mejor forma
de expresar mi punto de vista. Esa noche nos despedimos un poco ebrios

–¡Mierdas! ¡Puras mierdas!… La mayoría hace arte por arrogancia, Unos quieren ser –Nos vemos mañana, “compañebrio” –Le dije
conocidos, otras anhelan ganar mucha plata y sobre todo, hay un montón de pendejos que no
–Dale, vos. Buena onda haberte visto, Lud. Gracias por las cervezas.
son artistas; pero se hacen llamar artistas para que no los miren como a alguien común. Muchos
niños ricos que pueden pagarse cursos y cursos donde un diploma te dice que sos artista de tal –No le parés –Respondí, perdiéndome por alguna calle.
mierda o de otra. Todo es pura mierda viejo. Todo es pura vanidad.
Cada quien tomó su camino. La noche era inmensa y las estrellas invitaban a soñar con futuros
Me quedé callado. Él siguió con su discurso aniquilador en contra de la arrogancia y de la brillantes. El clima no había cambiado, la brisa siempre incitaba los sentidos a vivir
vanidad de los artistas y de la gran cantidad que no lo eran; pero que se hacen pasar por tales. plenamente. El viento me susurraba palabras de esperanza al oído. Recordé los planes que
Olvidó la cerveza por mucho tiempo, me dio una lista de artistas que si lo eran y otra que no. Darwin me había contado para su futuro y lo miré como un gran artista, uno de esos
Me habló de obras que se presentaban en Europa y de obras que se presentaban en el Museo de verdaderamente grandes, de esos que no hacen arte por vanidad, de esos que no se vuelven
Identidad Nacional. Aplastó a la mayoría de artistas del país, a las obras del MIN, y aseguró arrogantes. Él no se volvería un pendejo arrogante. Él es sin duda de esos artistas que la
que lo mejor de éstas era el cóctel que se daba en ellas. Yo le daba la razón, él hablaba con humanidad necesita, de esos que pocas veces aparecen por estos lares. Llegué a mi casa y,
mucha veracidad. Luego habló de su trabajo, de los muchos planes para su futuro, del cerro pensando en los planes del día siguiente, caí en un sueño profundo.
“Zipitero”, de la tipa que creyó que su actitud normal era como la de un personaje de
Chesterton, de lo bueno que sería si Schopenhauer estuviera vivo, para golpear a esta Por la mañana el teléfono me despertó de repente;
generación haciéndoles ver su estupidez y su ignorancia. Guardó silencio.
–Hola…
Yo todavía permanecía callado. El silencio se prolongó. Nos miramos por unos segundos, tal
vez los suficientes para razonar un poco, para razonar que nuestras cervezas estaban Respondí un poco atontado. Seguía soñando con la Isla de Martí, caminando por esas calles,
calentándose y que no podíamos seguir perdiendo tiempo. tomando las mejores fotos que se han tomado de esa ciudad y, repentinamente, un carro me
atropellaba por no fijarme en donde estaba parado. En el sueño, me levantaba y no tenía
Las agarramos y las bebimos de un trago. Pidió dos más. heridas, era un milagro, ¡pero mi cámara!… mi cámara se encontraba rota.

Rompí el silencio y le dije; –Lud, Darwin tuvo un accidente.

–¿Sabés por qué hago arte? ¿Querés saber por qué putas hago arte? Lo hago por necesidad. Así –¿Y cómo está?
como tengo necesidad de comer, de dormir, de coger, de cagar, así tengo necesidad de hacer
arte, por una puta necesidad. –…

Y en la oscura interrogante de su rostro, amaneció de pronto mi respuesta. Y sonrió, con su –Celia, decime cómo está.
delicada sonrisa de hombre que se da por satisfecho.
–Muerto, Lud… Darwin está muerto.
–Esa es la respuesta que quería escuchar, Lud, esa es la repuesta…

Repetía con su sonrisa de hombre satisfecho.


34
Nincy Perdomo (Tegucigalpa, 1987)- Poeta. Lázaro Murillo (Tegucigalpa, 1989)

¿CUÁNDO ME VALIDARÁN ANTE TI, MADRE? TEGUCIGALPA

¿Cuándo me validarán ante ti, madre? La miré levantarse


¿Cuándo cesará tu llanto como rumor de hojas de otoño? con llantos de humo
¿Cuándo me dirás “Sos libre, ya no quedan grilletes, y andar en soledades aéreas.
seguí tu camino”?
¿Cuándo acabará el despedazar la certeza de mi movimiento Contra tu rostro afligido? Espejismos la urbanizan:
¿Cuándo sonreirás de nuevo conmigo? sobre columnas de palabras
-metrópoli incandescente-
¿Cuándo platicarás y caminarás
corriente del insomnio,
hacia blancas mañanas perfumadas de hierba silvestre?
vibración en la ruptura,
¿Cuándo aceptarás sin ningún dolor laberinto de la sirena.
que no soy tu reflejo?
Ni pueblo de vidrio
ni campanilla alojada
NADIE SABE SU NOMBRE NADIE PUEDE SALVARLA municipio por el gentío
ciudad por la mirada.
Nadie sabe su nombre nadie puede salvarla
ayer despedimos las partículas de sol
CORAZÓN DE AGUA
intentamos aferrarnos con brazos de lágrimas al ídolo destruido nadie lo sabe
ellos burlaron el secreto En la escampada
se alimentaron de esa belleza saliste del tejado
observaron impávidos los gusanos de su iniquidad del universo.
(Nadie lo sabe)
nadie puede salvarla El diamante líquido
yacían sus sienes en la almohada infame resquebrajaban sus uñas paredes vegetales mataban que corrías por las aceras,
sus ojos, y sus ojos mataban. cantaba
Nadie lo sabe. al arroyo de tu sombra
Los arlequines están diseñados para destinos trágicos. las golondrinas son nubes efímeras. y todo lo que deserta ha regresado.
Nadie lo sabe.
La calle se ha limpiado
Nadie puede salvarla. de añoranzas
y el taconeo de tu paso
ha resonado con dulzuras.

El camino está lleno de atavío


y es ella que ha dado un carillón
a los páramos de la existencia.

El camino está húmedo


y es ella que lo ha mojado
de risibles claridades.

35
Darío Cálix (San Pedro Sula, 1988) –Narrador y poeta. Como a un niño inútil, como a un palo de guayabas,
como a una zanahoria.
DE CÓMO ALGUIEN VOLVIÓ A ESCRIBIR POEMAS Más de un año aguantó.
A los años me pusieron unos chips en el cerebro
Había renunciado al verso porque nadie habla así, en versos, y pude usar una computadora con la mirada.
porque me daba rabia, Así he escrito esto, así he vuelto al verso.
por algo que dijo Parra (en versos),
porque la palabra, porque… En fin. Yo no sabía Rancho que te dañaba…
¿Qué será de tí en esta noche tan helada?
Yo había renunciado al verso A la gente se le olvida que puedo sentir frío.
y salía a cabalgar por el pueblo todos los días.
Mi caballo se llamaba Rancho
y mi rancho se llamaba de ninguna forma
porque para un rancho no me ajustaba (el dinero). II: EL ÍNCUBO VISITA A LA JOVEN DURMIENTE (Fragmento de la novela POFF)

Un día Rancho me cayó encima. Con cuidado, señor Noche. Tenga mucho cuidado con ese aparato suyo, un día de estos le
“Tenía filosos los dientes y usté lo lastimó sacará un ojo a alguien y ahí lo quiero ver dándole explicaciones al jefe. Ya me imagino el
al jalar las riendas”, me dijo el veterinario o el detective, revuelo que causaría algo así en los cuarteles. Tremendo escándalo el que nos aguarda, ya lo
no recuerdo ni entendí nada. sé yo de sobra, pero y para donde… Si el señor de señores nos hizo un equipo y si el señor de
señores le puso ese aparato incontrolable entre las patas fue porque el señor de señores así lo
“A los caballos se les ponen filosos los dientes”, tenía planeado desde un principio. Así debe ser y así es como es y no debe cuestionarse. Bueno,
agregó el veterinario o el detective, “es algo común”. bueno, parece que ya se está despertando nuestra bella durmiente de esta noche, señor…
Común, vaya. …
Sí, bueno, parece que todavía le falta un poquito. Le apliqué una pesadilla profunda esta vez.
Prognosis: múltiple ….
(siempre quise decir y escribir eso, aunque no signifique nada). Ahí va, yo diría que ahora sí ¿Qué dice usted, señor Noche? Pero mire como bailan este par de
Ambas rótulas fracturadas, vértebras lumbares 2 y 4 inservibles, pupilas, ¡Es impresionante! Un caso extraordinario el que tenemos hoy, sin duda. Estas
vértebra dorsal 6 descanse en paz, etc. pequeñas sorpresas son lo que nos mantiene haciendo el trabajo noche tras noche, señor… ¿No
(Yo quería estudiar medicina y mi mamá no me dejó; lo cree? Las pequeñas novedades, me entiende, evitan que uno se dé cuenta de que ya está
estos datos son falsos, no recuerdo ni mi cara). terriblemente aburrido de lo que hace.

“Parapléjico de por vida”, dijo el doctor. Ah…


“Más tieso que un palo de guayabas”, dijo la enfermera,
que además de parapléjico me daba por sordo y retrasado mental. ¿A? ¿A qué? A nada, a dormir. A soñar, señorita, usted no pare de soñar t manténgase fuera de
No me atreví a preguntarle por qué de guayabas. esta conversación, que es privada y un tanto de carácter oficial como subterráneo, es decir, a
usted no le incumbe. Je, je… Si tan solo pudiera llegar a comprender…
Yo sólo pensaba en zanahorias.
Sólo soñaba con zanahorias. Pesadillas con zanahorias. Uh…
Soy una zanahoria, me decía una y otra vez, soy una zanahoria.
“Sí, ¡más tieso que una zanahoria!”, me dijo una vez la enfermera. A ver, creo que este es un buen momento para probar el nuevo chisme ese para los
Yo no sabía que ella estaba allí. pensamientos escuchables. Enciéndalo si es usted tan amable, señor Noche. Gracias.

Al año me dejaron volver a casa. En la avenida del gorrión


Al principio me visitaban algunos amigos, al principio. las aves gritan celestinas,
Mi querida novia aguantó más de un año, me esperó más de un año. si en verdad no tengo tu amor
De cariño me decía “palito”, “mi Christopher Reeve, mi superman” para qué diablos te depilas.
o simplemente “mueble”.
Me leía libros, me daba de comer en la boca, Usted y sus bromitas de mal gusto, señor Noche. Si es que hasta la vi venir esa. Coopere, por
me limpiaba el culo, me bañaba. favor, que el gran señor ya nos tiene advertidos. Y cuando nos tiene, me refiero sólo a usted,

36
señor Noche. Coopere, es por su bien, no me obligue a redactar una queja, usted sabe muy bien empezando a sentir que ya la ama con rabia y con locura de cuándo o de qué, me pregunto yo
que a mí no me gusta redactar nada. Ahora, ¿podría usted cederme el maldito aparato que nos –o que quizás ya la ame, por qué no, ese hombre quizás la ame ya-, entonces cuando ese hombre
ordenaron probar esa maldita noche? Muchas gracias, señor... Vamos a ver. que la ha besado toda, todita, toda completa, y la ha hasta lamido, si es un buen hombre también
la habrá lamido, le ha hasta lamido suficientes lamidas como para darle 181 vueltas al mundo
Me veo a mí misma desde las afueras de mí, me veo cubierta por blancas sábanas de fina, tersa revés y reversa, la vea al lado de otro hombre que ella no amará –porque no lo va a amar-
seda y encima tengo un ser que me toca y qué asco me da, es tan asqueroso, pero no me puedo sentirá una calma. Una calma y no la erupción de un volcán de furia que sentiría un hombre
mover, no puedo… que no la hubiese besado toda cuando la tenía, un mal hombre, un hombre desperdiciado,
imperdonable. Sentirá una calma ese hombre cuando vea a esa mujer siendo besada en los
Je, je… Vaya si funciona el chisme éste, eh, señor Noche. Vaya que sí. Vaya que es extraña la
labios por otro hombre y no sentirá digamos una incertidumbre, digamos un aturdimiento,
mente humana. Se maneja sola. Eso me parece aterrador. Tomaré nota, debo tomar nota, qué
digamos una no calma, digamos una pregunta ¿La habré besado yo ahí, justo ahí en esa parte,
fastidio.
en ese cuadrante de carne oculta detrás de la oreja izquierda, a qué olerá, olerá bien, olerá a
Siento que podría morir en este incendio, en este incendio, en cualquier momento… oreja, olerá a decente, la besé ahí donde otro hombre ahora la besa? Pero no ese hombre, no,
ese hombre sentirá una santa calma. Y se dirá él mismo en su mente, para gran satisfacción
Ya es suficiente. personal, sólo para satisfacción personal, pues es la satisfacción más grande y más dulce que
hay, se dirá algo así como: La está besando sobre mi cadáver.
***
Y se dibujará una sonrisa, bien alegre.
Me veo a mí misma desde las afueras de mí. Los veo a todos por algunos segundos, no escucho
nada y así nomás regreso adentro, en un parpadeo. Ahora puedo escuchar de nuevo esa maldita ***
canción que tanto detesto. Heroína. Reconozco que es una gran canción, pero siempre que la
escuchó drogada pierdo el control. Heroína, sé la muerte en mí. No soporto el ascenso, no Jaay, como que hoy nos pegó de poeta. Y dice que como escritor ya está atrofiado, no lo
soporto el martilleo de la batería que simula los latidos del corazón, todo subiendo de ritmo entiendo al muy idiota. Qué húmeda me siento…
gradualmente, siempre subiendo de ritmo hasta que se detiene en el preciso momento en el que
***
parece que todo va a estallar. Me da vértigo. Me da… Prefiero Sister Ray, que me da el efecto
opuesto. ¿Por qué no escuchamos Sister Ray mejor? Ah, qué idiotas. Peor todavía: idiotas en Y ahora yo le pediría con mucho respeto un poquito de privacidad, señor Noche, pero lo
drogas. Apuesto que ni tienen el disco por ahí. Estoy segura de que no. Dicen ser músicos y ni conozco bien. Conozco todas sus perversiones y sus mañas, sé que le gusta mirar y sé que ya
siquiera se molestan en profundizar en las discografías de los músicos que supuestamente les empezó usted a tocarse ese aparato suyo oculto como está detrás de esa cortina. La verdad es
parecen buenos. Y ni hablar de profundizar en las discografías de los miembros como solistas, que hasta lo puedo escuchar, es un escándalo el suyo… Pero mire estos tobillos preciosos,
tan amplias como ricas las de Reed y Cale, de reglares a mediocres las de los demás (sólo mmm, mire estas rodillas, mire qué muslos más blancos, mmm, contemple usted señor, ay, qué
rescato Chelsea girls y ciertos momentos de Marble index de Nico (momentos patrocinados escándalo el suyo, contemple usted este milagro rosado y por qué no me deja ver un poquito el
por Cale, de todas formas…). Ah, vaya, sí la tenían, qué sorpresa. Ahora sí me puedo reclinar suyo… mmm, sí, a esto me refería yo con lo de pequeñas novedades, señor, señor, uy, uy…
y disfrutar. Sister Ray quizás no le resulte una canción relajante a nadie más que a mí, es una
canción bastante loca, la verdad. La historia es loca, la música es un caos. 17 minutos de qué, ***
me pregunto yo. Si em concentro en la más bien monótona guitarra acompañadora de Morrison
me resulta relajante, ahora que si me llega a atrapar el fuego cruzado entre el órgano de Cale y Vamos a ver un documental sobre Dylan que descargamos, dicen los muchachitos. Les da por
la guitarra del líder de Reed puedo terminar dándole el culo a cualquiera ahí presente. Lo digo ver vídeos siempre que andan drogados, como a los mosquitos les da por esas luces azules…
porque ya ha pasado varias veces, al fin que las dos son para mí canciones peligrosas… Sí, Ver a Dylan, vamos a ver a Dylan, vamos a ver lo que hizo el genio de Dylan, vamos a ver lo
pero ahí va Santiago ahora a echarse uno de sus típicos discursitos sin sentido, como di del gran que nosotros nunca lograremos. Estos señores artistas parecen alimentarse de mitos y leyendas
señor escritor se tratase de qué, de qué estaba yo hablando… de artistas lejanos a ellos, se encierran en eso, en el mismo cuentecito y suspiran y se comen
una bolsa de Doritos gigante cada uno y se duermen. Nunca salen a forjar una obra, si ni
*** siquiera se detienen ante la obra de otros, nunca hacen nada digno de mitos y leyendas, pero
eso es lo que les gusta. No forjan nada. Artistas sin obra es lo que son, no son artistas. Son
Mirá, cuando un hombre ama a una mujer, cuando de verdad la ama, cuando la ama con rabia, como parásitos y ahí van en manada a chupar un poco de sangre del viejo Dylan, sangre vieja
con locura de juventud, debe besarle hasta la última pulgada de carne. Si un hombre ama a una y rancia ¿No vas?, dice Santiago, el señor escritor admirador de Bob Dylan, nunca se lo he
mujer, debe besarla toda. Absolutamente toda y toda mente es absoluta y cuando ese hombre preguntado pero estoy segura de que él es uno de esos locos que piensan que deberían darle el
pierda a esa mujer –porque la va a perder, eso sí que la va a perder-, cuando ese hombre pierda Nobel de Literatura. Yo sé de música, no de literatura, pero estoy segura que de que Dylan no
a esa mujer y al poco tiempo o digamos al mucho la vea con otro, con otro hombre que estará se lo merece. Le he escuchado casi todo y sí, tiene letras buenas, pero nada impresionante. Pero
37
bueno, yo qué sé, qué se lo den, de todos modos siempre dicen que eso se lo dan a cualquiera. Forma #30302666 Pesadillas
No, le digo, que no ves que está mi canción, como si las canciones se vieran. Y se va y me
dice que llegue a la sala cuando mi canción termine. Sister Ray quizás no le resulte una canción Datos 1
relajante a nadie más que a mí. Puede que los haya puesto paranoicos y el documental haya
Durmiente: Laura Cálix
sido sólo una excusa para escaparse, puede que les dé a ellos el efecto que a mí no me da
Heroine. A Lou Reed no me molestaría que le dieran el Nobel o a Leonard Cohen, por ejemplo, Edad: 22
si se lo van a dar a un músico que se lo den a Cohen. Es un letrista de mucho mejor calidad que
Dylan y de remate ha publicado sus libritos de poesía aquí y allá en el tiempo. Ahora que lo Domicilio: Planeta Tierra, tercero desde el sol
pienso todos ellos son judíos, qué extraño, ahí hay algo sobre qué especular al respecto. La
Tratamiento: Normal
verdad que no sé si Reed es judío, pero creo que sí. No importa, de todas formas ya nadie es
judío desde Alemania… ¿Hay un Nobel de música? ¿Por qué no hay un Nobel de música?
Ayayay… Cierro los ojos y miro que los sonidos provenientes de la guitarra de Sterling
Morrison son de color dorado… Ondas cortas de color… I’m seraching for my mainline… Datos 2

Curioso como uno llega a consumir drogas entre otras cosas para apreciar música que uno sabe Comentarios sobre aparatos viejos:
ya de antemano que fue hecha por gente en drogas, porque uno quiere de alguna manera
acercarse más al artista, ver lo que él veía o entender lo que él quería dar a entender o sentir lo No se usaron.
que él sentía, como sea, la cosa es que uno sabe perfectamente el tipo de drogas que los de esta
Comentarios sobre aparatos nuevos:
banda, por ejemplo consumían, y son drogas que están en peldaños a los que uno
probablemente jamás subiría o bajaría por cobardía o por inteligencia, como sea, la cosa es que Funcionan bien.
uno sólo llega a tener fugaces atisbos, ondas cortas de color o lo que sea, con estas drogas
pequeñas que uno se encuentra al lado prácticamente de la calle, de la escalera de las drogas, Comentarios sobre asistente:
porque ni peldaños merecen, pequeñas drogas que ofrecen pequeños atisbos de lo que unos
Funciona. Todavía.
cuantos salvajes tal vez llegaron a ver… Y nadie se atreve… Y yo ya no sé de lo que hablo y
me encuentro de repente entre la guitarra de Reed y el órgano de Cale y ya no importa lo que
haga porque ya es demasiado tarde, no es la primera vez que me pasa, la música cayendo a
borbotones sobre mí, desde mí… como parafina caliente o cera o grasa o cualquier cosa que Datos 3
antes de ser líquida tuvo que haber sido dura. No soporto el ardor por mucho tiempo, intento
comportarme pero es en vano, no es la primera vez que pasa, corro a la sala por Santiago, que Comentarios generales:
está viendo a Dylan jugar con las palabras de un rótulo cualquiera, es una clase de literatura,
-Pupilas locas.
dice el pobre Santiago que está atrofiado, es una clase de lit y así se queda la frase porque yo
le agarro la cara y le meto dos dedos en la boca, lo más disimuladamente que se puede, nadie -Según información obtenida mediante aparatos nuevos, la durmiente mantuvo al
se da cuenta, creo, nadie dice nada y a nadie le importa la frase incompleta, no era la primera menos por un breve instante cierta noción de nuestra presencia.
vez que la escuchaban, seguramente les hice un favor pero el pobre pone una cara de
consternación que casi me vuelve a mis cabales pero no, ni modo, me da un poco de vergüenza, Quejas:
eso sí, pero no mucha, y le susurro perdón o disculpá o quiero que me lo hagás aquí enfrente
de todos tus amigos, pero ya y chupá estos dos dedos a ver qué pasa, probá por favor… Sucking Ninguna.
on my ding-dong… ¿Ya te querés ir?, me pregunta Santiago el atrofiado, que en su cara se ve
que no entiende nada. Sí, logro contestar yo, compuesta dentro de lo que cabe con no poco
esfuerzo mental y físico, sí, entre las ondas de color y las olas del temblor, sí, y salimos
corriendo como locos, como si estuviéramos huyendo de la canción peligrosa que suena de
fondo cuando en realidad hacemos todo lo contrario.

***

Secretaría Universal del Sueño

38
Luis Fernando Lezama Bárcenas (Tegucigalpa, 1995) Narrador y poeta. Claro que Adrián se preocupó, y claro que intentó embarazarla. Pero pasaban los meses, y nada
sucedía. Vinieron entonces más compras: las primorosas “cositas para el bebé”: sábanas, ropa,
BAÑAR AL BEBÉ juguetes. Y Adrián, aunque seguro de que ella lo hacía con las mejores intenciones, consideró
alarmante el hecho de que su mujer comprara cosas para un bebé que era, técnicamente, más
―Amor ―le había dicho su mujer del otro lado de la puerta del baño, antes de tocar dos
una posibilidad biológica que un bebé.
veces―: no te demorés en la ducha, que quiero bañar al bebé.
Una no-posibilidad, mejor dicho, como estaban las cosas.
Llorando desnudo dentro de la bañera y rodeándose con los brazos las rodillas pegadas al
pecho, Adrián debió sufrir por tercera vez esas aterradoras palabras. Con cada día, el hastío crecía en Mariela. Y una punzante palabra empezó a sobrevolar el
pensamiento de Adrián. Y esa palabra, la palabra “infértil”, lo llevó hasta una clínica en busca
Bañar al bebé. Imposible.
de una respuesta.
Sintió que no podía más, pero siguió conteniéndose: no podía salir sin antes saber cómo
proceder. Y, como quien busca en el pasado una respuesta para el presente, recordó el comienzo
de aquella pesadilla. Repasó el día en que conoció a esa mujer, la anestésica felicidad del primer Todavía hecho un ovillo dentro de la bañera, Adrián debía esforzarse para ignorar a Mariela
beso, la primera vez que hicieron el amor y cuando se decidieron a vivir juntos. insistiéndole:
Maldita sea. Todo lo había dejado por ella. Su familia, sus amigos. De todos se alejó desde que –Adri, por favor. Dejame entrar, y bañamos juntos al bebé.
apareció Mariela. Ya no recordaba la última vez que se encontró con Maxi, su mejor amigo, y
ni siquiera recordaba si había visto a sus padres desde el inicio de la relación. Mariela le había Sentía los golpes a la puerta retumbar como si Mariela estuviera dándolos directamente con el
consumido la vida. Se había apoderado de su mente como el tiempo y el musgo se apoderan cráneo y no con los nudillos.
sin tregua de las paredes. Y ahora esa misma mujer ―aunque él se resistía a pensar que era la
misma mujer― lo tenía llorando de miedo en el baño, tocándole insistentemente la puerta para Y también debía esforzarse para no llorar como un marica. Cerró los ojos. Y recordó la clínica
bañar a un bebé que no existía. del doctor Vallejo.

Los golpes de ese ariete desaparecían como tragados por una densa niebla.

El terror se había desatado con la inocente frase que toda mujer dice, tarde o temprano, en una
relación:
―¿Adrián Rojas García? ―preguntó el entrecano y grueso internista no bien le abrió la puerta
―Amor, quiero tener un bebé. del consultorio. Acababa de entrar en la habitación donde Adrián esperaba, sentado en una
camilla, los resultados de sus exámenes.
A Adrián no le pareció extraño cuando ella se lo deslizó una noche en medio de una cena,
dejándolo frío y sin respuesta. Tomó su copa de vino y pensó, mientras demoraba el sorbo, que ―Hola, sí, soy yo.
aunque llevaban poco y que ni siquiera se la había presentado a su familia y a sus amigos,
―Mucho gusto, Adrián. Yo soy el doctor Vallejo. Vengo a hablarte de tus exámenes.
Mariela encarnaba, en una sola mujer, todos sus gustos. Soltó una risita y le mintió:
El doctor se puso el estetoscopio, le pidió que se abriera la camisa, lo auscultó, le tomó la
―Me parece bien, dulce.
presión. Y le habló a Adrián sobre su espermograma.
Dos semanas después de aquella petición, vio cómo su mujer empezó a obsesionarse con las
―¿Así que todo bien, doc? ―preguntó él, que no estaba seguro de lo que se le dijo.
revistas de maternidad. No podían ir al centro comercial o al supermercado sin que volviera
con una nueva. Planificación familiar, decoración para el cuarto del bebé, métodos para ―Vos tranquilo: tenés buenos nadadores. Lo único es que te veo algo estresado y
acrecentar la fertilidad en la pareja… En suma, las tenía todas. Después, cuando agotó sus confundido, pero ya te prescribí algo que te hará sentirte de diez. Acaso el estrés tenga algo
posibilidades más cercanas, comenzó a comprarlas por internet. Cuando se hizo con los que ver con eso de que vos y tu esposa no puedan concebir. ―Adrián se levantó. El doctor lo
ejemplares de cada revista nacional, se volcó a las internacionales. Y así el departamento se encaminó hacia la puerta para despedirlo. Antes de que él saliera, le dio un último consejo―:
fue llenando de revistas. A las pocas semanas, no se podía andar por ninguna habitación sin Para estar seguros, te recomendaría traer a tu esposa a ver a un ginecólogo. Yo te puedo
tropezar con algún pilón desparramado. recomendar uno muy bueno.

39
Cuando Adrián se lo propuso a Mariela, ella agarró de la pila de revistas más cercana decenas Cuando Adrián volvió del trabajo ―era de noche―, la casa seguía vacía.
de ejemplares y se los lanzó rabiosa. Terminó con las revistas, y siguió lanzándole adornos. Él
se le acercó, y ella aprovechó y logró abofetearlo. Yendo a la cocina para prepararse algo, sintió un olor muy fuerte ―¿pintura fresca?― que le
secó la garganta.
Dos semanas sin hablarse.
Guiándose por el olor, llegó hasta el cuarto de visitas.
Adrián salía al trabajo, volvía, se iba a la cama. Y ella seguía en la sala frente al televisor. En
piyamas andaba siempre. Sin decirle una sola palabra. Sin siquiera voltear a verlo. El cuarto, que hasta entonces había sido uno muy normal ―cama, mesita, lámpara y
escritorio―, se le apareció todo pintado de azul. Con estrellas amarillas colgando de hilos
Él lo soportó todo. Hasta que un día, al volver de trabajar, había notado algo raro. desde el techo. Con una pila de peluches en una esquina. Con cortinas nuevas de avioncitos
estampados.
Fue cuando pasó por la sala y vio de reojo a Mariela. Estaba sentada en el sofá, frente al
televisor. Y en medio de todo, bajo el ventilador y el mosquitero, Adrián vio una cuna de madera
barnizada.
Y estaba con el televisor apagado.
Se acercó a la cuna.
Se miraba el regazo, los brazos entrelazados en señal de cargar con algo. De… ¿acunar?
Estampados en las sábanas, miles de ositos polares lo miraban a los ojos.
Pero no cargaba nada ni acunaba a nadie.
Oyó abrirse la puerta del frente y se escabulló del cuarto.
Y tenía un pecho fuera del corpiño.
Su mujer venía entrando en el departamento. Llevaba un vestido flamante. Empujaba un
Adrián tragó despacio antes de preguntarle qué sucedía, aunque ya conocía la respuesta. cochecito rojo.
Ella desvió la mirada de esos brazos vacíos. Y le contestó, sonriendo con escalofriante Un cochecito aterradoramente vacío.
naturalidad:
―Hola, Adri, vengo de hacer compras con el bebé. ¿Qué decís, amor, nos vamos los tres a dar
―Aquí, con el bebé. No ves que estoy dándole la teta, infeliz. una vuelta?

Paralizado, él asintió mudo.


Todavía duchándose, luego de recordar cómo comenzó aquella locura, Adrián pensaba y Antes de salir, le pidió a Mariela que esperase. No podría soportar más el estrés y el miedo, así
pensaba. ¿Bajo qué estúpida ilusión se esperanzaba especulando con que todo aquello no era que se tragó un par de pastillas de las recetadas.
más que una broma, y de pésimo gusto? Las revistas, los juguetes, las sábanas, y ahora la
lactancia ficticia. Con eso tal vez soportaría el “paseo”, y trataría de pensar qué hacer con Mariela.

Cómo pudimos llegar a esto, se preguntaba, con el agua cayéndole sobre la nuca.

Entonces, oyó sus pasos. Yendo por la calle, ella sonreía, y a cada cuadra se detenía a “arreglarle algo al bebé”. Incluso
le tomó un par de fotos al coche ―vacío― “con el papi”.
―¿Te seguís bañando vos? ―decía Mariela, del otro lado de la puerta―. Apurate, que se hace
tarde y necesito bañar al bebé. No ves que estoy dándole la teta, infeliz.

Adrián se llevó las manos a las sienes ante el siniestro y alegre tono con que su mujer le habló. Quiero bañar al bebé.
Entonces confirmó lo que venía imaginando: no había vuelta atrás, su mujer ya no vivía en este
mundo. Y lloró como un chico, tirado en la bañera, hasta que se quedó dormido. ¡Sonreí, Adri, no ves que es la primera foto con tu hijo!

A la mañana siguiente se sorprendió ―se alegró― de no ver a su mujer en la casa. Estaba a punto de detenerse, de cortar con aquella locura, cuando vio aparecerse en la otra
esquina a su mejor amigo.

¿Desde cuándo no veía a Maxi?

40
Recordó que Maxi no conocía a Mariela, así que avanzó rápido a su encuentro dejando atrás a
su mujer. No quería que Maxi, de quien se había alejado por esa loca de mierda, viera la escena.
Sería mucha la vergüenza, el castigo.

―Maxi, hermano ―le dijo alzando los brazos.

Después de abrazarlo, se dio vuelta. Su mujer se acercaba, con una sonrisa. Adrián pensó lo
peor: le tocaría presentarla, y le tocaría explicar lo del coche.

Maxi, te presento a mi mujer. Y este es mi hijo. Sí, ya sé que no existe. Pero qué va, Maxi: yo
no le veo nada de malo. La pluralidad, Maxi. No seas anacrónico: los hijos imaginarios son el
futuro.

Cuando la sintió detenerse a su lado, se dio cuenta de que Maxi había advertido ya algo insólito:

―¿Qué pasa, Adrián?

Él se supo vencido, y entonces decidió decir lo que nunca le dijo a nadie:

―Amigo: esta mujer que está a mi lado es Mariela, mi novia.

Maxi rio. Adrián se relajó un poco al ver que su amigo no notaba la condición de Mariela.

¿En qué momento me preguntará por el maldito coche?, se torturaba Adrián.

Entonces notó que Maxi lo miraba extrañado, sin saludar a aquella.

Vio cómo su mejor amigo ―a quien no veía desde que comenzó su relación con esa demente―
arrugaba el ceño antes de preguntarle, confundido y con toda seriedad:

―¿Qué mujer, Adri?

41

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