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MIGUEL RAFAEL PÉREZ ARROYO

Director General del Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales (INPECCP)


Master en Criminología y Doctor en Derecho
Profesor Universitario

MANUAL DE CRIMINOLOGÍA Y POLÍTICA


CRIMINAL

LIMA, 2017


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INDICE

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CRIMINOLOGÍA: PARTE GENERAL
CAPÍTULO I
NOCIONES GENERALES
1. EL CONCEPTO DE CRIMINOLOGÍA
2. SOBRE EL CARÁCTER CIENTÍFICO DE LA CRIMINOLOGÍA
3. MÉTODOS DE LA CRIMINOLOGÍA
4. RELACIÓN ENTRE LA CRIMINOLOGÍA Y EL DERECHO PENAL
5. CARACTERÍSTICAS DE LA CRIMINOLOGÍA
6. RAMAS DE LA CRIMINOLOGÍA
a) La clasificación de HERRERO HERRERO:
b) La clasificación de INGENIEROS:
c) La clasificación de RODRÍGUEZ MANZANERA:

7. CIENCIAS AUXILIARES DE LA CRIMINOLOGÍA


a) La clasificación de NUÑEZ PAZ:
b) La clasificación de RODRÍGUEZ MANZANERA:
c) Nuestra clasificación:

8. FUNCIONES DE LA CRIMINOLOGÍA
9. FINES DE LA CRIMINOLOGÍA

CAPÍTULO II
EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL PENSAMIENTO CRIMINOLÓGICO
1. INTRODUCCIÓN
2. CRIMINOLOGÍA PRECIENTÍFICA: LA ESCUELA CLÁSICA
3. CRIMINOLOGÍA CIENTÍFICA
a) La Escuela Positiva:
b) Las Escuelas Intermedias:

4. CRIMINOLOGÍA MODERNA
a) Modelos de la Opción Racional o Librealbedristas:
b) Modelos positivistas y neopositivistas:

5. CRIMINOLOGÍA CRÍTICA
a) El Reduccionismo:
b) El Abolicionismo:
c) La crisis de la Criminología Crítica:

6. CRIMINOLOGÍA CONTEMPORÁNEA
a) Teoría de las Ventanas Rotas:
b) Teoría de la Prevención Situacional:
c) Teoría de la Taxonomía de MOFFITT:
d) Teoría integradora de SCHNEIDER:
e) Modelo Integrador de ANDREWS y BONTA:
f) Modelo Integrador de FARRIGTON:
7. CRIMINOLOGÍA PERUANA

CAPÍTULO III

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OBJETO ACTUAL DE LA CRIMINOLOGÍA
1. INTRODUCCIÓN
2. EL DELITO COMO CONDUCTA DESVIADA
a) Concepto de conducta desviada:
b) Concepto de delito:
c) “Infracción”, “delito” o “crimen” para la Criminología contemporánea:
d) Clasificación criminológica de los delitos:

3. EL DELINCUENTE
a) Concepto:
b) Factores que influyen en la personalidad del delincuente:
c) Teorías sobre los delincuentes:
d) Clasificación de los delincuentes:
4. LA VÍCTIMA
a) Concepto:
b) Evolución histórica de la víctima: el camino hacia la Victimología:
c) La Victimología:
d) La Victimodogmática:
e) El proceso de victimización:
f) Tipologías de la Víctima:

5. EL CONTROL SOCIAL
a) Concepto:
b) Control social informal:
c) Control social formal:

6. EL AUTOCONTROL
CAPÍTULO IV
EL TRIPLE RIESGO DELICTIVO: MODELO DE SÍNTESIS ETIOLÓGICO CRIMINAL
1. INTRODUCCIÓN
2. DEFINICIONES PREVIAS
a) Factor de riesgo:
b) Factor de protección:
c) Dimensión de riesgo:
d) Fuentes de riesgo:
e) Medidas de conducta antisocial:
f) Vulnerabilidad diferencial para el delito:
g) Comportamientos antisociales y delictivos:
h) Comportamientos prosociales:
i) Motivación antisocial (MA):
j) Riesgo individual de conducta antisocial (RCAi)
k) Riesgo social de conducta antisocial (RCAs):
3. DESARROLLO DE LA TEORÍA
4. CONCLUSIONES

CAPÍTULO V
EL STATUS CIENTÍFICO DE LA CRIMINOLOGÍA
1. INTRODUCCIÓN
2. LOS PLANES DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGÍA

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a) La Criminología como una asignatura dentro de una carrera profesional:
b) La Criminología como una carrera profesional:
c) La Criminología como un postgrado:

3. LA METODOLOGÍA RECOMENDADA EN LA PEDAGOGÍA CRIMINOLÓGICA


4. LA PEDAGOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA EN EUROPA Y ASIA
a) La pedagogía de la Criminología en Europa:
b) La pedagogía de la Criminología en Asia:

5. LA PEDAGOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA EN AMÉRICA


a) La pedagogía de la Criminología en Estados Unidos y Canadá:
b) La pedagogía de la Criminología en América Latina:

CAPÍTULO VI
LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA
1. INTRODUCCIÓN
2. EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN EN LA CRIMINOLOGÍA
3. PROBLEMAS EN LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA
4. PASOS RECOMENDADOS EN LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA
5. EL MÉTODO EMPÍRICO EN LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA
6. LAS TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN
a) La observación:
b) La encuesta:
c) La entrevista:
d) La estadística:
e) El experimento:
f) Los test psicológicos:
g) Estudios de seguimiento:
h) Investigaciones con grupos de control:

CRIMINOLOGÍA: PARTE ESPECIAL


INTRODUCCIÓN
CAPÍTULO I
LA ENFERMEDAD MENTAL Y LOS TRASTORNOS DE LA PERSONALIDAD
1. INTRODUCCIÓN
2. LA ENFERMEDAD MENTAL
a) Concepto:
b) Características:
c) Clasificación de las enfermedades mentales:
d) Análisis criminológico de las personas que padecen enfermedades mentales:
e) Responsabilidad penal:
f) Situación actual de la política de salud mental en el Perú:
3. LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD
a) Concepto:
b) Características:
c) Clasificación de los trastornos de la personalidad:
d) Análisis criminológico de las personas que padecen trastornos de personalidad:
e) Responsabilidad penal:

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CAPÍTULO II
LA DELINCUENCIA JUVENIL
1. INTRODUCCIÓN
2. CONCEPTO
3. TEORÍAS REFERIDAS AL DELINCUENTE JUVENIL
a) Teorías biologicistas:
b) Teorías Psicológicas:
c) Teorías de la Personalidad:
d) Teorías de la cognición:

4. PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE JUVENIL


5. FACTORES DE RIESGO Y PREVENCIÓN:
6. EL PANDILLAJE:
a) Estructura:
b) Características:
c) El retiro de uno de los miembros en las pandillas juveniles:
d) El pandillaje en el Perú. Las denominadas pandillas perniciosas:

7. MEDIDAS REGULADAS EN EL ORDENAMIENTO PERUANO DIRIGIDAS AL


DELINCUENTE JUVENIL:
a) Las medidas socioeducativas:
b) Mandatos y prohibiciones:
c) Las medidas privativas de libertad:

8. SITUACIÓN CRIMINOLÓGICA PERUANA ACTUAL DE LA DELINCUENCIA


JUVENIL

CAPÍTULO III
LA DELINCUENCIA SEXUAL
1. INTRODUCCIÓN
2. EVOLUCIÓN DE LA DELINCUENCIA SEXUAL
3. CONCEPTO
4. LA FIGURA EL AGRESOR SEXUAL
a) Violadores sexuales:
b) Agresores de menores de edad:

5. CONSECUENCIAS DE LA AGRESIÓN SEXUAL EN LA VÍCTIMA


6. LA INVESTIGACIÓN EN LA DELINCUENCIA SEXUAL
7. LA PRUEBA EN LA DELINCUENCIA SEXUAL
a) La ausencia de incredibilidad subjetiva
b) La verosimilitud
c) La persistencia en la incriminación

CAPÍTULO IV
LA DELINCUENCIA DOMÉSTICA Y LA VIOLENCIA DE GÉNERO.
1. LA VIOLENCIA Y LA AGRESIVIDAD
a) Diferenciación entre violencia y agresividad:
b) Origen de la conducta agresiva:

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c) Tipos de agresión:
d) Tipos de violencia:
e) Incidencia de delitos violentos en nuestra realidad nacional:

2. LA VIOLENCIA DOMÉSTICA O FAMILIAR


a) Concepto:
b) Causas de la violencia de tipo doméstico:
c) Factores de riesgo:
d) Manifestaciones de la violencia doméstica:
e) La violencia doméstica como un círculo vicioso:
f) Los daños producidos por la violencia doméstica:
g) Análisis criminológico de la violencia doméstica:
h) Los niños y adolescentes como víctimas de violencia doméstica
3. LA VIOLENCIA DE GÉNERO
a) Concepto:
b) Causas:
c) Manifestaciones:

CAPÍTULO V
LA DELINCUENCIA EN EL TRÁFICO
1. INTRODUCCIÓN
2. CONCEPTO
3. PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE EN EL TRÁFICO
4. CONDUCTAS QUE FORMAN PARTE DE LA CRIMINALIDAD EN EL TRÁFICO
5. FACTORES QUE FAVORECEN LA CRIMINALIDAD EN EL TRÁFICO
6. MEDIDAS NACIONALES ENTORNO A LA CRIMINALIDAD EN EL TRÁFICO
7. SITUACIÓN CRIMINOLÓGICA ACTUAL

CAPÍTULO VI
LA DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA
1. INTRODUCCIÓN
2. CONCEPTO
3. FACTORES QUE FACILITAN EL SURGIMIENTO DE LA DELINCUENCIA
SOCIOECONÓMICA
4. PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE SOCIOECONÓMICO
5. LA VÍCTIMA EN LA DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA
6. MANIFESTACIONES DE LA DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA
CAPÍTULO VII
LA DELINCUENCIA TERRORISTA
1. INTRODUCCIÓN
2. CONCEPTO
3. CARACTERÍSTICAS
4. TIPOLOGÍAS DE LA CRIMINALIDAD TERRORISTA

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5. PERFIL DEL CRIMINAL TERRORISTA
6. EL TERRORISMO EN EL PERÚ
a) El Partido Comunista Peruano – Sendero Luminoso (PCP-SL)
b) Desarrollo histórico del Conflicto Armado Interno:
c) Características de las organizaciones terroristas peruanas

CAPÍTULO IX
LA CRIMINALIDAD ORGANIZADA
1. ORIGEN
2. CONCEPTO
3. CRÍTICA A LA LEY N° 30077
4. CARACTERÍSTICAS
5. LA DELINCUENCIA ORGANIZADA Y CRIMINALIDAD ORGANIZADA.
VINCULACIÓN Y DIFERENCIAS.
6. TIPOLOGÍA DE LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES
a) Jerarquía estándar
b) Jerarquía regional
c) Agrupación jerárquica
d) Grupo central
e) Red criminal
7. LA PRESENCIA DE LA CRIMINALIDAD ORGANIZADA EN EL PERÚ
8. LA POLÍTICA CRIMINAL PERUANA EN LA LUCHA CONTRA LA CRIMINALIDAD
ORGANIZADA
a) La investigación y el proceso penal
b) Las consecuencias jurídicas reguladas por la Ley N° 30077
c) Especial condición penitenciaria de los delincuentes de la criminalidad organizada
d) Nuevas políticas legislativas en el marco de la lucha contra la criminalidad
organizada

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CRIMINOLOGÍA: PARTE GENERAL

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CAPÍTULO I

NOCIONES GENERALES

1. EL CONCEPTO DE CRIMINOLOGÍA. 2. SOBRE EL


CARÁCTER CIENTÍFICO DE LA CRIMINOLOGÍA. 3.
MÉTODOS DE LA CRIMINOLOGÍA. 4. RELACIÓN
ENTRE LA CRIMINOLOGÍA Y EL DERECHO PENAL.
5. CARACTERÍSTICAS DE LA CRIMINOLOGÍA. 6.
RAMAS DE LA CRIMINOLOGÍA, a) La
clasificación de Herrero Herrero, b) La
clasificación de Ingenieros, c) La clasificación
de Rodríguez Manzanera. 7. CIENCIAS
AUXILIARES DE LA CRIMINOLOGÍA, a) La
clasificación de Núñez Paz, b) La clasificación
de Rodríguez Manzanera, c) Nuestra
clasificación. 8. FUNCIONES DE LA
CRIMINOLOGÍA. 9. FINES DE LA CRIMINOLOGÍA.


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INTRODUCCIÓN.

La historia de al Criminología es la historia de una búsqueda incesante


de respuestas a problemas álgidos y complejos. Como no lo va a ser si
se trata de la sobrevivencia misma de la sociedad, en sus

A lo largo de todos los tiempos, la pregunta de por qué el hombre y la


mujer -básicamente- pueden ser capaces de cometer uno o varios
delitos, afectando en modo radical y pernicioso la tranquilidad social
y la paz que lejos de ser perpetua -al decir de E. Kant-, se vuelve
insoportable.

¿Qué es lo que hace que alguien que se encuentra cerca de ti,


aparentemente tan normal y regular como tú y los demás, decida
cometer un asesinato? ¿Qué es lo que provoca en el ser humano la
determinación de romper una estable relación con la sociedad y
defraudar las expectativas que ésta impuso sobre él, a pesar de las
consecuencias que conlleva? ¿O es, acaso, el resultado del análisis
costo-beneficio favorable a la comisión del delito en general? ¿Será
que existen personas predestinadas a ser delincuentes y marginados
sociales?

Éstas y otras interrogantes similares se ha formulado el hombre


constantemente desde que convive en civilización, intrigado por
comprender qué es lo que diferencia a un criminal de un no criminal,
y –sobre todo- cómo saber si alguien cometerá delito en un futuro, ya
sea para prevenirlo o para evitar ser una víctima más.

Motivados por la necesidad de encontrar respuestas y


decepcionados ante la perspectiva de que el crimen sea provocado
por causas sobrenaturales o mágico-religiosas, ciertos estudiosos
empezaron a analizar la comisión de los delitos más graves, tratando
de encontrar una explicación en la persona del delincuente y en
algunas características que, indicaban, relacionaba a todos los
criminales entre sí.

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1. EL CONCEPTO DE CRIMINOLOGÍA

Su denominación deriva del vocablo latino “criminos”, que significa


crimen o delito, y de la voz griega “logos”, que se refiere a la ciencia
o el estudio de algo. Por tanto, etimológicamente significa “el estudio
o ciencia del crimen o delito”.

¿Es ésta una definición adecuada? El problema en atribuir a la


Criminología un concepto etimológico se encuentra en que es
excesivamente amplio: podría confundírsele con la definición del
Derecho Penal y conllevar a otras confusiones si se parte de la
premisa de que es sumamente diferente el “estudio del crimen” que
el “estudio del delito”, pues ya desde el Derecho Romano se hacía
distinción entre el crimen y el delito 1.
En la doctrina no existe unanimidad respecto al concepto de la
Criminología. El alemán KAISER, si bien se inclina por definirla como “el
conjunto ordenado de saberes empíricos sobre el delito, el
delincuente, el comportamiento socialmente negativo y sobre los
controles de esta conducta” 2, nos ilustra en que la común división de
los conceptos de la Criminología son dos:

a) Desde una perspectiva restringida, se limita al estudio del delito


partiendo de una visión empírica, así como al delincuente en

1 Los romanos ubicaban al crimen como una conducta que lesionaba intereses colectivos
y sociales, de carácter estatal. Por su parte, el delito era considerado como una
conducta de lesividad menor, individual, prácticamente privada, entendida
básicamente como una contradicción a la ley. El delito podía ser, por lo mismo, tanto civil
como penal, ya que enfatizaba predominantemente en lo ilícito; mientras que el crimen
era considerado como aquel delito penal especialmente grave. De ello derivó una
acalorada discusión, ya desfasada, acerca de si el Derecho penal debía llamarse como
tal o si era preferente denominarlo “Derecho criminal”.
La diferenciación crimen-delito desde la perspectiva de la naciente ciencia
criminológica fue importante para determinar los primeros estudios a los que se dedicó.
Como se dijo, los análisis primogénitos hechos a los agentes delictivos se dieron sobre
quienes cometían crímenes o delitos muy graves, tales como el homicidio; pues se
proponía que la Criminología estudiara las conductas que sean consideradas delictuosa
independientemente de los vaivenes legislativos y normativos, por el carácter
extremadamente dañoso para la sociedad que conllevaban (delito natural), lo que, en
tiempos antiguos, no era más que lo que se entendía por crimen. Los estudios
criminológicos referidos a quienes cometían delitos simples, comunes y corrientes –un
hurto, lesiones leves, etc.- no fueron reservados sino a épocas posteriores, cuando el
problema de la diferenciación entre crimen y delito se superó. Hoy en día puede
emplearse ambas expresiones sin mayor relevancia.

2 GUNTER, Kaiser. Introducción a la Criminología. Madrid: DYKINSON, 1988, p. 25.

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tanto a su personalidad, de forma que dicha corriente se basa en
premisas de carácter descriptivo respecto a los delitos y estudios
científicos individualistas.

b) En sentido contrario, el concepto amplio de Criminología no sólo


abarca lo referente al delito y a la esfera interna del agente
delictivo, sino que también incluirá el “análisis del conocimiento
científico experimental sobre los cambios del concepto del delito
(criminalización) y sobre la lucha contra el delito, los controles de
la conducta socialmente desviada así como los mecanismos de
control policiales y judiciales”3 .

Es decir, en la segunda concepción no sólo nos encontramos


limitados a describir lo referente al estudio empírico del delito y los
aspectos personales del autor; sino que –además- es viable relacionar
ambas temáticas con el control social ejercido sobre el individuo que
delinque, así como también el cambio en la conceptualización del
delito a través del tiempo, entre otros.

Por su parte, SERRANO MAÍLLO 4 define cuatro aspectos principales


para la concepción de Criminología. Dentro de ellos enfatiza en que
ésta se centra en estudiar las causas del delito. Sin embargo, da igual
importancia al estudio de la prevención y el control del fenómeno
delictivo -lo cual incluye también la extensión del mismo en un
determinado espacio geográfico- así como los motivos y fines para
los cuales se crean las leyes, enfatizando en las leyes de carácter
penal.

En un sentido similar se ubican PÉREZ PINZÓN y PÉREZ CASTRO, puesto


presentan a la Criminología como “el estudio del origen y desarrollo
de la criminalidad y de la criminalización, con fines de política
criminal”5; de manera que hacen una especial puntualización en el

3 Ídem., p. 27.

4 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Introducción a la Criminología. Madrid: DYKNSON, 2004, pp.


33-37.

5 PÉREZ PINZÓN, Álvaro y Brenda PÉREZ CASTRO. Curso de Criminología. 8ed. Colombia:
TEMIS, 2009, p.1.

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propósito que se persigue a través de esta ciencia: formular política
criminal.

En el ámbito nacional, SOLÍS ESPINOZA6 presenta una posición


análoga a la concepción de PÉREZ y PÉREZ. En su obra “Criminología”
la define como la ciencia interdisciplinaria dedicada al estudio de las
causas y las características de las conductas desviadas, además de
estudiar también al autor de los mencionados fenómenos, para así
buscar la prevención y control adecuado de éstos. Dentro de la
denominación de conducta desviada, incluye –bajo un enfoque
sociológico- tanto al delito como a la conducta antisocial,
entendiendo a la esta última como aquellos comportamientos que, si
bien no son consideradas delito por el sistema legal, sí se manifiestan
al margen de las normas socialmente aceptadas. De forma
específica, la Criminología estudia en el campo de conductas
antisociales a las propias del menor antisocial, del toxicómano, del
alcohólico y de la hetaira.

De todos estos conceptos podemos concluir que, aunque es cierto


que la Criminología –como ciencia autónoma- no puede recoger la
definición de su objeto de otra disciplina, toma como punto de
partida el concepto jurídico-penal de delito para delimitar y orientar
el campo de su investigación. Sin embargo, esto no implica someterse
siempre a las definiciones formales del Código Penal como criterio
único y excluyente7, porque la Criminología -como ciencia empírica-
aborda el problema criminal de un modo sui generis, con una
perspectiva distinta a la del Derecho Penal y demás disciplinas8.

6 SOLIS ESPINOZA, Alejandro. Criminología: panorama contemporáneo. 3ed. Lima: EDDILI,


1997, p. 50.

7 La tendencia natural al cambio por parte del Derecho -y con esto también del concepto
de delito que se recoja- conlleva a que las teorías que defienden una conceptualización
extremadamente restringida de Criminología concluyan estimado que una ciencia que
se proclama como autónoma no puede depender en cuanto a su objeto de otra, siendo
en este caso que la Criminología no puede depender respecto a su objeto del Derecho
Penal, ya que el contenido irrefutablemente legal del delito es susceptible de variar de
manera frecuente por diversas condiciones coyunturales, tales como los móviles de
grupos sociales dominantes, los factores económicos o políticos, etc.

8 NÚÑEZ PAZ, Miguel A. y Francisco ALONSO PÉREZ. Nociones de Criminología. Madrid:


COLEX, 2002, p. 115.

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Nosotros nos inclinamos en afinidad hacia una concepción amplia de
la Criminología, en concordancia con lo dicho por GARCÍA-PABLOS
DE MOLINA9, quien la define como la ciencia interdisciplinaria y
empírica que estudia cuatro puntos concretos: el crimen, y su
referente sociológico amplio derivado de la conducta desviada; el
infractor; la víctima; y el control social del comportamiento delictivo.

Sin embargo, añadimos la propuesta de que no solo deben ser


estudiados estos cuatro elementos, sino uno adicional tan importante
como ellos: nos referimos a la figura del autocontrol, aquella
tendencia interna de las personas que las mantiene alejadas de la
delincuencia y que no es innato a los seres humanos, sino adquirido
por aprendizaje en la infancia.

Por tanto:

La Criminología es la ciencia empírica, interdisciplinaria y autónoma que


se encarga del estudio del delito y la conducta desviada, el delincuente,
la víctima, el control social y el autocontrol; con la finalidad de obtener
información acerca de la dinámica del delito para utilizarlo en la
implementación de programas de prevención de actos delictivos,
rehabilitación del delincuente, apoyo a las víctimas y fortificación del
control social y el autocontrol en la sociedad.

2. SOBRE EL CARÁCTER CIENTÍFICO DE LA CRIMINOLOGÍA

Por algún tiempo se creyó que la Criminología era una disciplina


auxiliar del Derecho penal debido a la relación que guardan entre sus
objetos de estudios. Nada más alejado de la realidad. La
Criminología es, desde los tiempos de la Escuela Positiva, una ciencia

9 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Criminología: fundamentos y principios para el


estudio científico del delito, la prevención de la criminalidad y el tratamiento del
delincuente. Lima: INPECCP, 2008, p.1.

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autónoma con un objeto de estudio mucho más amplio que el
Derecho penal.

Sin embargo, ¿qué es lo que hace que una disciplina sea


considerada ciencia?

Brevemente recordemos: nos dice BUNGE 10 que los campos de


investigación son clasificables en científicos y no científicos. Los
primeros satisfacen ciertos requisitos –tales como la objetividad, la
sistematización, la metodología, etc. – que hacen merecedora
referida calificación. Los segundos, en cambio, no logran ese
cometido: tal es el caso –por ejemplo- de la crítica literaria. Así mismo,
es posible que encontremos estudios que, es más, no son
considerados como parte del campo científico, pero suelen
aparentar que lo conforman. En ellos hacemos alusión a las
seudociencias, las cuales suelen presentarse como ciencias sin serlo
en realidad, como por ejemplo la parapsicología.

El maestro BUNGE desarrolla, también, que el conocimiento científico


puede clasificarse de la siguiente manera: ciencias puras o ciencias
aplicadas; y ciencias formales o ciencias fácticas.

En las ciencias aplicadas la elección de los problemas estudiados


debe basarse en consideraciones de carácter práctico, para los
cuales utiliza los conocimientos brindados por las ciencias puras, que
no tienen directa implementación práctica. Por otro lado, las
ciencias formales estudian los objetos que no pueden ubicarse en la
realidad tangible y que, por lo mismo, no son contrastables; a
diferencia de las ciencias fácticas, que parten de los hechos y de su
experimentación con la realidad.

Partiendo de los análisis de BUNGE, hemos de analizar lo siguiente:


¿bajo qué fundamentos sostenemos que la Criminología es una
ciencia? ¿Por qué no es parte del conocimiento seudocientífico?

En el caso de la disciplina que analizamos, muchos autores han


considerado que no puede ser calificada como ciencia. Otros, pese

10 BUNGE, Mario. Ciencia y Desarrollo. Buenos Aires: SIGLO XX, 1989, p. 42.

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a aceptar su condición de conocimiento científico, condicionan
aspectos determinantes de ella a otras disciplinas, siendo el ejemplo
más evidente de ello la conocida –y felizmente superada- posición de
que el objeto de la criminología se encuentra subordinado al
contenido legal de delito.

GARCÍA-PABLOS DE MOLINA simplifica de forma acertada la


disyuntiva sobre si la Criminología puede ser o no considerada como
ciencia. Nos dice que ésta “aporta una información válida, fiable y
contrastada sobre el problema criminal; información obtenida gracias
a un método [empírico] que descansa en el análisis y observación de
la realidad. No se trata, pues, de un arte, o de una praxis sino de una
genuina ciencia”11.

A su vez, SERRANO MAÍLLO12 resalta que la Criminología es –ante


todo- objetiva, real y progresiva en el tiempo. Así mismo, es una
ciencia autónoma e independiente, puesto que tiene objeto,
método y teorías propias. Respecto al delito como objeto estudio de
la Criminología, se resalta que, si bien es compartido con el propio del
Derecho Penal, ambas disciplinas lo abarcan desde puntos de vista
distintos.

Visto de esta manera, entonces, se respalda que la Criminología es


una ciencia con objeto y métodos propios, que nace de los hechos,
los contrasta y verifica sistemáticamente con los conceptos
formulados en base a la experiencia y busca transformarlos para así
influenciar en la vida del hombre.

Como ciencia corresponde a las denominadas ciencias aplicadas,


puesto que busca contrastar los conocimientos aprendidos a la
realidad para así poder modificarla; y las ciencias fácticas. Es por ello
que trasciende a los hechos que estudia (los descarta, produce de
nuevo y los explica); utiliza datos empíricos (hechos contrastados y
verificado como verídicos, como materia prima de la elaboración
técnica); es analítica y sistemática (aborda problemas de forma

11 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 2.

12 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Óp. Cit., pp. 54 y ss.

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unitaria para descomponer sus elementos); especializada;
experimental; verificable con la realidad; y predictiva.

3. MÉTODOS DE LA CRIMINOLOGÍA

La Criminología es una ciencia fáctica. Parte de los hechos, los


estudia, analiza y contrasta hasta llegar a conclusiones que convierte
en leyes generales que luego verifica con la realidad. Por lo mismo,
requiere un método adecuado para sus investigaciones.

No obstante, ello no era algo enteramente obvio en sus inicios. Es así


que durante años existió una famosa pugna entre la escuela positiva
y la escuela clásica que, entre otros aspectos, difería acerca del
método que debía utilizarse en el estudio criminológico. Los clásicos
defendían que el método más apropiado para la Criminología era el
método abstracto, deductivo y formal; mientras que los positivistas
consideraban el más idóneo era el método empírico e inductivo.

La principal fundamentación de aquellos criminólogos que rechazan


la aplicación del método empírico en la Criminología radicaba en la
suposición de que no es posible la abstracción y creación de leyes en
ciencias que tratan sobre el ser humano, su comportamiento,
pensamiento, etc., ya que éstas son ubicadas dentro de las llamadas
ciencias sociales.

Sin embargo, hoy en día prevalece la posición de que el método


empírico es el adecuado para la Criminología, debido a que –pese a
sus limitaciones- garantiza que el conocimiento sobre el fenómeno
criminal sea obtenido de una forma más fiable y segura, ya que –por
su propia naturaleza y al ser la Criminología una ciencia del ser y no
del deber ser- permite que el investigador verifique o refute sus
hipótesis y teorías en base a la observación.

Ello no significa necesariamente que la Criminología sea una ciencia


experimental por el mero uso del método empírico. La razón se
encuentra en que el método experimental es sólo uno de los tantos
métodos empíricos disponibles al investigador, como lo son el método
de la observación científica y el método de la medición. Por lo

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mismo, es posible que se den estudios criminológicos que sean
empíricos pero que utilicen métodos no experimentales13.

Ahora bien, no confundir el método más adecuado para el estudio


criminológico con las técnicas empleadas en su aplicación. Mientras
que los métodos son los procedimientos generales que serán
utilizados para llegar al conocimiento, las técnicas son las diversas
aplicaciones concretas de los métodos. Es así que la Criminología
emplea, en su mayoría, el método empírico; mas cuenta con una
gama de técnicas a su disposición: la estadística, la encuesta, la
entrevista, los estudios de seguimiento y las investigaciones con
grupos de control; son solo algunos que más adelante ampliaremos
en su análisis.

4. RELACIÓN ENTRE LA CRIMINOLOGÍA Y EL DERECHO PENAL

Desde sus orígenes, la Criminología estuvo vinculada al Derecho


penal, especialmente si se tiene en cuenta que ambas ciencias
comparten parte de su objeto de estudio: el delito. De hecho,
durante muchos años se creyó que la Criminología era una rama
anexa al Derecho penal, en lugar de ser una ciencia autónoma;
posición que a la fecha ha sido ampliamente superada.

El Derecho penal y la Criminología estudian el fenómeno delictivo


desde distintas perspectivas: mientras que el Derecho penal se limita
a recolectar conductas que contravengan la convivencia y otorgarle
consecuencias jurídicas, la Criminología va más allá y se preocupa

13 SERRANO MAÍLLO (Introducción a la Criminología, cit., pp. 47 y ss) nos dice que así
también, es posible que la Criminología utilice otros métodos que no sean propiamente
empíricos, por el hecho mismo de que su objeto de estudio se centra en el Hombre y su
comportamiento. Propone para ello una Criminología comprensiva que pueda ser tanto
empírica como positiva, de manera que el método empírico se integre como otros
métodos cualitativos (GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio, Criminología, cit., pp. 7 y ss.)
que busquen interpretar el sentido del actuar del criminal, a fin de que el investigador
pueda ver el mundo a través de los ojos del delincuente –con su mismo contexto tanto
emocional, familiar, etc.- para facilitar su estudio.

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por el análisis de la persona que comete las infracciones, la víctima a
la que atacó y otras temáticas propias de su objeto de estudio, como
la reinserción social, el control social, el autocontrol y el desarrollo de
políticas dirigidas hacia la prevención delictiva. Esto quiere decir que
el Derecho penal es una ciencia del deber ser con un fundamento
normativo: recopila lo que abstracto debería respetarse y lo positiviza;
a diferencia de la Criminología, que es una ciencia del ser, de la
realidad, que se basa en estudios empíricos.

Sin embargo, esto no quiere decir que la Criminología y el Derecho


penal sean ciencias que no se relacionen o se contrapongan: dado
que el Derecho penal es considerado la ultima ratio, sólo deben
llegar a él las conductas que no pueden ser controladas bajo ningún
otro sistema. La ley penal, por tanto, debe ser el último recurso para
evitar la comisión de conductas antisociales, por lo que se verá
legitimada únicamente cuando la gravedad del daño y la jerarquía
del bien tutelado justifiquen la amenaza de una pena. Es en ese
sentido que el criminólogo deberá legitimar la ley penal al
proporcionar los estudios que demuestren la potencialidad del daño
de la conducta, su amenaza al bien común y la necesidad de legislar
respecto a ella 14. Así, los estudios criminológicos aportan a la creación
del Derecho penal y respaldan su existencia.

Además, la Criminología también será muy útil para el Derecho penal


–y trabajarán juntas en ello- para la creación de políticas de
prevención y rehabilitación eficientes, disminución de la tasa de
criminalidad y lucha contra la inseguridad ciudadana, solo por
mencionar algunos ejemplos.

En lo que respecta a la importancia del Derecho penal en la


Criminología, lo cierto es que la segunda no podría existir sin la
primera15: el Derecho penal es el encargado de determinar qué
conducta es delito y, en base a ello, quién es delincuente, con lo que
-si bien la Criminología no rescata el concepto de delito o

14 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Criminología. 19ed. México D.F.: EDITORIAL PORRÚA, 2004,
p. 33

15 BERGALLI, R., BUSTOS RAMÍREZ, J. y MIRALLES, T. El pensamiento criminológico I. Bogotá:


TEMIS, 1983, p. 24.

!19
delincuente del Derecho penal exclusivamente- fija un punto de
partida para su estudio.

5. CARACTERÍSTICAS DE LA CRIMINOLOGÍA

La Criminología, como ciencia empírica, autónoma e


interdisciplinaria, cuenta con una serie de características que
facilitarán su comprensión y estudio. Resumimos, pues, lo abarcado
hasta el momento en el presente manual:

a) La Criminología es un cuerpo de conocimientos autónomos sobre


la conducta antisocial y el delito, encontrando necesario para su
estudio el enfocarse también la persona que tiene dicho
comportamiento, es decir, el delincuente; la víctima a quien
afecta, así como el autocontrol y el control social.

b) Por lo mismo, es de aplicación amplia, ya que –a diferencia de


una percepción restringida- no se ocupa sólo del delito y de la
personalidad del autor, sino que dará también la importancia que
se merece a otros aspectos relacionados con el fenómeno
criminal.

c) La información que se recopile por medio de los estudios


criminológicos abarca todo el proceso de elaboración de leyes
desde la perspectiva del impacto social y normativo que
conllevarán, así como su fin de prevención.

d) Es interdisciplinaria. Se relaciona principalmente con la Sociología,


la Antropología, la Psicología y también la Psiquiatría.

e) A su vez, es interrelacional, pues facilita la prevención de la


comisión de nuevos delitos, ya sea de manera primaria (evitar el
crimen antes de que ocurra); secundaria (que abarca desde el
seguimiento de la decisión de delinquir así como la comisión);
terciaria (respecto al tratamiento que se aplica a los criminales); y
cuaternaria (evitar el uso innecesario del sistema penal, como es
el caso de los pacientes sujetos a sobre-tratamiento).

!20
f) Es multiaportativa de conocimientos al Derecho Penal, Procesal
Penal, Penitenciario y también a la Política Criminal.

g) Tiene un rol sociopolítico, ya que su finalidad radica en la


formulación de una Política Criminal adecuada para la
prevención y erradicación de la delincuencia.

h) Por otro lado, tampoco hay que olvidar que la Criminología es


una ciencia evolutiva que se adapta a la sociedad que estudia,
sobre todo si se tiene en cuenta que su objeto de estudio es
cambiante a lo largo del tiempo.

6. RAMAS DE LA CRIMINOLOGÍA

Todas las ciencias necesitan organizarse en una estructura


diferenciada para así facilitar el correcto estudio de sus distintos
elementos, y respecto a ello la Criminología no es la excepción.

Pese a que partimos de la premisa de que ésta es una ciencia


unitaria -una síntesis- se ha considerado idónea la construcción de
diversas divisiones de sus campos –las cuales, claro está, varían según
el criterio del que se parte- para así asegurar la comprensión de esta
disciplina.

a) La clasificación de HERRERO HERRERO:

Es la clasificación tradicional y la más aceptada, por lo que puede


considerársele como la más relevante en el campo científico
criminológico. HERRERO HERRERO16 diferencia entre la Criminología
Clínica o Clínica Criminológica y la Criminología General o
Criminología Sintética.

La Criminología General expone los conocimientos teóricos sobre el


crimen que proceden de las diversas disciplinas que integran la
Criminología (Antropología, Psiquiatría, Sociología, Penología,
Criminalística, etc.) y que se estudian en abstracto. Es el conjunto

16 HERRERO HERRERO, César. Criminología, 3d. Madrid: DYKINSON, 2007, pp. 42 y ss.

!21
sistematizado de conocimientos relacionados con la fenomenología,
la etiología y las derivaciones o consecuencias de la realidad
delincuencial o criminal.

Por el contrario, la Criminología Clínica se sitúa en otra perspectiva,


ya que pretende aplicar los conocimientos teóricos adquiridos a un
caso concreto; estudia al delincuente (o pre-delincuente) desde un
enfoque multidisciplinario, mediante un trabajo en equipo
criminológico y en orden a su resocialización. Para ello parte de un
examen médico, psicológico y social17.

Ambas ramas de la Criminología son complementarias entre sí,


similares a las dos caras de una misma moneda. Mientras que la
primera de las ramas se encarga de abordar al aspecto puramente
teórico de la disciplina criminológica, la segunda trata de la
manifestación práctica de ésta.

A manera de ejemplificación, puede esquematizarse la clasificación


tradicional de la siguiente manera:

17 Vid. NÚÑEZ PAZ y ALONSO PÉREZ (Nociones de Criminología, cit., pp. 115 y ss), quienes son
enfáticos en defender que la Criminología clínica no abarca el estudio de la criminalidad
como fenómeno social: puesto que su principal interés no es el delito, sino la persona que
lo comete, el delincuente en una forma concreta y determinada. Indica que, si bien la
Criminología clínica presenta al delincuente como un ente “biopsicosocial”, esto es,
recoge los aspectos de las tres facetas del hombre (biológica, psicológica y social); no
hará una reconstrucción desde un punto de vista sociológico, sino del que es propio de
su disciplina: un enfoque criminológico que se encuentre dirigido a la resocialización del
criminal. Por tanto, los autores indican que ésta es una ciencia “individualizadora y
aplicada”.

!22
Criminología General
•Conjunto sistematizado de conocimientos relacionados con la
fenomenología, la etiología y las derivaciones o consecuencias de la
realidad delincuencial o criminal. Aborda los conocimientos teóricos
sobre el crimen que proceden de las diversas disciplinas de la
Criminología.
•Expone los conocimientos teóricos sobre el crimen.
•Estudia sus elementos en abstracto y por separado.

Criminología Clínica
•Conjunto sistematizado de conocimientos relacionados con el estudio
del delincuente (o predelincuente) concreto en un enfoque
multidisciplinario.
•Pretende aplicar los conocimientos teóricos adquiridos a un caso
concreto.
•Su finalidad es poder formular un diagnóstico, pronóstico y tratamiento
para el agente del acto delictivo.
•Presenta al delincuente como un ente biopsicosocial: recoge los
aspectos de las tres facetas del hombre -biológica, psicológica y social.

b) La clasificación de INGENIEROS:

INGENIEROS18 partió del método positivo general para proponer tres


campos entre los cuales puede clasificarse el estudio de la
Criminología: la Etiología Criminal, la Clínica Criminológica y la
Terapéutica Criminal.

La primera de ellas busca las causas que determinan la existencia del


delito, tanto en el organismo del delincuente como en los aspectos
ambientales que lo rodean. La segunda rama abarca las
manifestaciones de los actos delictivos y los caracteres físicos y
psíquicos de los delincuentes, para así poder “fijar su grado de
‘temibilidad’ según el peligro que pueda resultar de su convivencia
en la sociedad”19. Por su parte, la tercera de las divisiones estudia los
grados de represión del delito, de manera que su finalidad no es la de
ser un medio castigador del delincuente, sino que procura una
“defensa social” contra ella.

18 INGENIEROS, José. Criminología. Madrid: DANIEL JORRO EDITOR, 1913, pp. 84 y ss.

19 Ibídem.

!23
Así, resulta el
Etiología Criminal
•Se centra en las
causas que
generan el delito.
•Toma en cuenta el organismo del delincuente y en el ambiente que lo

Clínica Criminológica
•Trata sobre la
manifestaciones
de los actos delictivos.
•Busca fijar el grado de temibilidad del delincuente en su relación con la

Terapéutica Criminal
•Estudia los
grados de
represión del delito, enfocándola como un medio de defensa social.

siguiente esquema:

c) La clasificación de RODRÍGUEZ MANZANERA:

Una ramificación de la Criminología más completa es presentada por


RODRÍGUEZ MANZANERA20, quien diferencia entre la Criminología
General o Sintética, Criminologías analíticas o sintetizadas, y las
Ciencias Criminológicas 21.

Las Criminologías Analíticas son explicaciones del fenómeno criminal


que parten de una ciencia específica, de manera que no existe una
metodología uniforme entre ellas -ya que eso dependerá de la
ciencia eje desde la que se enfoque el estudio del que se encargan-
pero que, sin embargo, forman parte de la Criminología General. Por

20 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., pp. 60 y 61.

21 RODRIGUEZ MANZANERA diferencia las ramas de la Criminología de sus clases. Para él, las
clases de Criminología, basado en los estudios de LÓPEZ REY (Vid. Criminología. Madrid:
AGUILAR, 1973, pp. 3 y ss), son: criminología científica, que trata del aspecto puramente
teórico y estudia la criminalidad como fenómeno social e individual, el autor del hecho
delictivo, la víctima, la sociedad y el sistema penal como reacción social frente al delito;
criminología aplicada, que incluye cualquier sistema de control social y de reacción
frente al crimen, sin limitarse solo al sistema penal; criminología académica, que son los
estudios criminológico que persiguen fines de enseñanza; y la criminología analítica, que
tiene como rol principal la supervisión de las demás ramas.

!24
ejemplo, la Criminología Antropológica, Criminología Psicológica,
Criminología Sociológica, etc.
Al comparar los resultados obtenidos de las criminologías analíticas,
organizarlos y armonizarlos; llegamos a la Criminología General: la
síntesis resultante que resalta la importancia particular de cada uno
de sus componentes.

A diferencia de las dos ramas mencionadas, las Ciencias


Criminológicas no son puramente criminología. Son ramas de otras
ciencias que buscan un enfoque criminológico, que utilizan –además-
su propio método y especifican sus propias áreas de estudio. Ejemplo
de ello es la Psicología Criminal, que no es más que una rama de la
Psicología General, o la Biología Criminal, rama de la Biología
General. Por tanto, no son parte de la Criminología22.

Para relacionar a la Criminología General y las Criminologías


Especializadas, RODRÍGUEZ MANZANERA concluye indicando que
puede partirse del interés que surge por algunas ciencias respecto al
fenómeno criminal, el mismo que se materializa en la creación de
ramas que estudian aspectos específicos de éste. Posteriormente,
cuando se busca el auxilio de otras ciencias para la investigación,
nacen las Criminologías Analíticas. Al sintetizarlas y armonizarlas, es
ahí cuando podemos ya referirnos a una Criminología General.

Criminologías Analíticas
•Tentativas de
explicación del fenómeno criminal
•Parten de una ciencia específica
•Desarrollan una verdadera Criminología
•No tienen método uniforme

Criminlogía General
•Síntesis
armoniosa de los resultados obtenido por las diversas Criminologías

Ciencias Criminológicas
•No pertenecen
a la Criminologia.
•Son ramas de otras ciencias que parten de una visión criminológica pero
enfocan el problema desde su objeto de estudio paricular.

22 Ibídem.

!25
Por tanto, podemos ejemplificar el modelo de RODRÍGUEZ
MANZANERA tal como figura en el esquema que se presenta a
continuación:

7. CIENCIAS AUXILIARES DE LA CRIMINOLOGÍA

La mayoría de las ciencias –sobre todo las fácticas- requieren de la


interacción de sus compañeras afines, ya que la realidad no puede
ser estudiada por una ciencia de manera única e independiente: los
diferentes aspectos que buscan explicarse deben dividirse en
especialidades para así asegurar una correcta comprensión de ellos.

En el mismo sentido nos dice GARCÍA-PABLOS DE MOLINA que:

“El principio interdisciplinario, por tanto, es una


exigencia estructural del saber científico (….),
parece obvio que la Criminología solo pudo
consolidarse como ciencia, como ciencia
autónoma, cuando consiguió emanciparse de
aquellas disciplinas sectoriales en torno a las que
nació (…) esto es, cuando cobró conciencia de
instancia superior, de su estructura
interdisciplinaria.” 23 [El destacado es mío].

Las ciencias auxiliares de la Criminología se diferencian de sus ramas


en que estas últimas son solo fragmentaciones de una misma ciencia,
de forma que estudiarán el mismo objeto desde órbitas diferentes;
mientras que las primeras son ciencias independientes, con objetos y
métodos distintos, que aportan información valiosa para el estudio de
los objetos propios de la Criminología.

Hoy en día no existe consenso acerca de las ramas de la


Criminología, por lo que analizaremos brevemente lo que indica la
doctrina más destacada en el tema para luego explicar nuestra
posición.

23 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 9.

!26
a) La clasificación de NUÑEZ PAZ:

El autor NÚÑEZ PAZ 24 explica acerca de dos concepciones respecto a


las ciencias auxiliares de la Criminología. Por un lado, bajo una
concepción amplia –propia de la escuela austriaca-, son parte de las
ciencias auxiliares criminológicas todas aquellas que estudian al
crimen, desde sus diferentes fases y desde diferentes ópticas, tales
como bajo una finalidad procesal, político-preventiva o represiva.
Por el otro, la concepción estricta entiende que las ciencias auxiliares
de la Criminología presentadas por la escuela austriaca fallan en
cuanto excluyen algunas ciencias criminológicas tales como la
Penología, Profilaxis Criminal y la Criminalística.

Este autor –basándose en GARCIA-PABLOS, RODRÍGUEZ DEVESA,


SEELING y GOPPINGER - propone una clasificación clásica de las
ciencias auxiliares de la Criminología, las cuales pueden dividirse en
dos grupos: las que analizan la forma en que el delito es cometido
por el autor, y las que analizan de qué manera puede prevenirse la
comisión futura de crímenes.

i. Ciencias auxiliares de la Criminología que analizan la forma de


comisión del crimen:

En esta clasificación ubicamos la Biología Criminal, la Psicología


Criminal, Antropología Criminal, Sociología Criminal, Geografía
Criminal, Ecología Criminal, Estadística Criminal, Fenomenología
Criminal, Etiología Criminal y Prognosis Criminal, etc.

La Biología Criminal estudia el delito como consecuencia de la


personalidad del criminal. Confluyen en ella tanto la Psicología
Criminal –que estudia las motivaciones que surgen en un individuo
para que decida delinquir- como la Antropología Criminal –que
analiza al criminal como una especie viva, enfocándose
principalmente en la singularidad de sus rasgos, así como también el
proceso por el cual dichos rasgos evolucionan.

24 NÚÑEZ PAZ, Miguel A. y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. cit., pp. 39-43.

!27
La Sociología Criminal, por su parte, estudia el crimen como
fenómeno social y hecho colectivo. Confluyen en ella la Geografía
Criminal, de la cual se diferencia en cuanto ésta estudia el crimen
respecto a su distribución y reparto en la sociedad; la Ecología
Criminal, que estudia el crimen y su relación con diversos espacios y
lugares, especialmente sobre la atracción que podrían generar sobre
el delincuente; y la Estadística Criminal, que se encarga del estudio
del método estadístico usado por las disciplinas criminológicas.

La Fenomenología Criminal -a su vez- estudia las formas de aparición


de la criminalidad.

Por su parte, la Etiología Criminal abarca los temas referidos a la


causa del delito, de manera que dichos estudios son utilizados
posteriormente para los diagnósticos y pronósticos sobre el futuro del
criminal y cuán peligroso es para la sociedad.

Finalmente, la Prognosis Criminal estudia el delito para así formular


diagnósticos y pronósticos sobre el comportamiento futuro – así como
también- la peligrosidad del autor para la sociedad.

ii. Ciencias auxiliares de la Criminología que analizan la forma de


disminuir el crimen:

En el segundo grupo de ciencias auxiliares que presenta NÚÑEZ PAZ


tenemos incluidas a la Criminalística, la Penología, y la Profilaxis
Criminal.
La primera de ellas, la Criminalística, estudia las técnicas destinadas a
encontrar las pruebas del delito e identificar a sus autores. Se le
conoce también como “Ciencia Policial”. Son parte de la
Criminalística la Medicina Forense, la Física y Química Forense, la
Toxicología, la Balística, etc. La Penología se encarga del estudio del
cumplimiento y la ejecución de las penas, por lo que guarda gran
relación con el Derecho Penal y el Derecho Procesal Penal. La
Profilaxis Criminal estudia la prevención del delito, dando mayor
relevancia a los factores individuales y sociales que facilitan su
comisión.

!28
b) La clasificación de RODRÍGUEZ MANZANERA:
Psicología
Criminal
RODRÍGUEZ MANZANERA 25 nos Biología
presenta un sistema abierto Criminal
Antropología
respecto a la clasificación de Criminal
las ciencias auxiliares de la Criminología, en
el que resalta la importancia dada al Geografía
Criminal
aporte interdisciplinario. Así, nos indica que
las ciencias que mínimamente
deben apoyar a Sociología Ecología
Analizan la Criminal
Criminal
l a comisión del
delito
Criminología
Fenomenología Estadística
para un adecuado Criminal Criminal
estudio del crimen son
l a Antropología
Etiología
Ciencias criminal Criminológica,
auxiliares Biología Criminológica,
Psicología Prognosis Criminológica,
Criminal
Sociología Criminológica,
Criminalística, Victimología y Penología.
Criminalística
Con el criminólogo
i t a l i a n o Analizan la LOMBROSO
disminución del Penología
nace la Criminología
delito
c o m o Antropología
Criminal. Ésta se encarga de Profilaxis estudiar al
Criminal
criminal en su condición de hombre, como
ser vivo, y determinar las características
tanto mentales como físicas que son propias de los delincuentes,
tratando de hallar un patrón específico continuo entre los diferentes
autores delictivos. Por tanto, la Antropología Criminal estudia el
corpóreo funcional del hombre delincuente y a los factores
antropológicos del delito26.

25 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., pp. 62 y ss.

26 En este sentido, SALDAÑA, Quintillano. Nueva Criminología. Trad. de Jaime Masaveu.


Madrid: AGUILAR, 1936, pp. 219-266.

!29
La Biología Criminal estudia también al criminal como ser vivo, mas se
enfoca en áreas tales como sus antecedentes genéticos y los
procesos propios de su anatomía. Busca determinar la influencia de
los aspectos biológicos en la criminalidad27: el funcionamiento del
organismo, la relación de éste con el medio físico, los efectos de la
alimentación, la existencia o no de una herencia criminal, entre otros,
son problemas criminológicos que resuelve la Biología Criminológica.

Por su parte, la Psicología Criminal estudia el comportamiento del


delincuente como expresión de su personalidad, consecuencia de
sus motivaciones, de algún hecho o situación que en su vida haya
sido determinante; a punto tal que conlleven a que el sujeto no
pueda introducirse o adaptarse a la sociedad tal cual se espera de
él, sino que convierta de sí mismo en un criminal. Trata al delito como
un proceso psicológico influenciado por las motivaciones del sujeto,
así como por su temperamento, personalidad, emociones y
pasiones28.

La Sociología Criminológica abarca principalmente el crimen bajo un


enfoque de fenómeno colectivo. Es decir, mientras que la Psicología
Criminológica se ubica en una perspectiva individual, ya que busca
las causas en la personalidad, motivaciones, etc. del sujeto delictivo,
la Sociología Criminológica se interesa por encontrar dichas causas
en la colectividad, ya que parte de la figura del delincuente como
ser vivo miembro de una sociedad. Por tanto, también estudiará la
relación de los delincuentes entre sí 29.

27 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., pp. 62 y ss.

28 Para ello trabaja junto con la Psicología Judicial y la Psicología Carcelaria, puesto que las
tres disciplinas juntas responden a los factores psicológicos propios del delincuente
durante tres importantes momentos delictivos, en orden: como mero autor, como
imputado del delito, y como condenado que está cumpliendo una pena. Recibe
también apoyo de los estudios de la Psicología Legal, la cual estudia, por un lado, las
circunstancias agravantes o atenuantes de los delitos (premeditación-impulso de ira); y
por otro, los efectos de la aplicación de la norma penal –bajo una visión psicológica y
psicopatológica- en menores de edad, enfermos mentales, alcohólicos, sordomudos, etc.

29 Con este fin se basa, además de los propios estudios criminológicos, en los conocimientos
de la Neurología, Etnografía, entre otros. Ya que se puede sintetizar que para la
Sociología Criminal los criminales son hijos de la que fue su sociedad, de sus carencias y
problemáticas; nos recuerda la célebre frase de EMMA GOLDMAN: “Una sociedad tiene
todos los delincuentes que se merece”.

!30
Otra ciencia auxiliar mencionada por RODRÍGUEZ es la Criminalística.
Nació como parte de la Medicina Forense, y se encarga del
descubrimiento, investigación y confirmación científica de un hecho
que se presenta como presunto delito, además de las pruebas
suficientes para individualizar al que sería el causante del crimen
como también a la víctima. Por tanto, puede resumirse que la
Criminalística tiene dos finalidades principales: identificar al
delincuente y a las víctimas del hecho delictivo; y reconstruir la
escena del crimen. Así, la criminalística: “reúne las ciencias y
conocimientos humanos para descubrir el cómo, cuándo, dónde,
con qué y para qué de un crimen, para identificar y descubrir al
presunto criminal, así como poder explicar y reconstruir un crimen”30
31.

La Victimología, por otro lado, aporta también estudios importantes


para la Criminología. Si bien es una ciencia reciente que ha surgido
en las décadas de los años treinta y cuarenta, y que además se ha
consolidado recién en los años sesenta; actualmente tiene un papel
fundamental para el Derecho, debido a que gracias a ella se evitó
que la víctima continuara siendo un desgraciado personaje
marginado en el fenómeno delictivo. Sus estudios se enfocan en la
víctima en un sentido amplio, es decir, no limitándose a un campo
netamente penal, ni tampoco sólo al titular del bien jurídico que
buscaba ser protegido por el Derecho; sino que entiende por
“víctima” también a todo que resultó afectado con la comisión del
hecho delictivo (si nos enfocamos en un área sólo penal), o por un
desastre natural, accidente, etc.

Finalmente, RODRÍGUEZ MANZANERA concluye su listado de ciencias


conexas con la Criminología haciendo referencia a la Penología,
ciencia que ha tenido mucha controversia a nivel teórico y doctrinal.
Mientras existen autores que defienden que la Penología es una

30 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 72.

31 Se diferencia de la Criminología en que, mientras que la Criminalística se encarga del


análisis de la escena del crimen y de su reconstrucción para así poder recopilar el
material probatorio de la existencia del delito –como también del agente y la víctima-; la
Criminología va más allá: busca el porqué de la conducta antisocial, de manera que no
sólo estudiará la escena del crimen, la víctima y al agente, sino también el control social
que ha recaído sobre el delincuente y el delito como fenómeno social.

!31
ciencia autónoma que estudia las penas como medio de control
social estatal, hay otros que –como RODRÍGUEZ- indican que no
puede hablarse de una Penología enfocada exclusivamente a las
penas, sino que el concepto debe ampliarse a punto tal que dicha
disciplina estudie la reacción que el Estado y la Sociedad tienen
frente al criminal por medio de un sistema de presión que no
necesariamente es sólo punitivo, sino también religioso, educativo,
etc.; encargándose de los medios que se utilizarán para prevenir las
conductas peligrosas o antisociales 32.

Antropología
Criminológica

Biología
Criminológica

Psicología
Criminológica

Ciencias Sociología
auxiliares Criminológica

Criminalística

Victimología

Penología
!

c) Nuestra clasificación:

32 Existe un sector doctrinal que incluso considera que la Penología no puede ser
considerada como ciencia, sino que es sólo una extensión del Derecho Penal debido del
objeto que ambos comparten: la pena. Nosotros optamos por la posición de que la
Penología no puede enfocarse de manera única a las penas impuestas por el Derecho
Penal, ya que ello sería reducir increíblemente su campo de estudio, sino qu trata de
cualquier forma de reacción social frente al delito.

!32
A manera de conclusión presentamos nuestra propia posición
respecto a las ciencias conexas con la Criminología. Partimos de los
siguientes apartados para una mejor comprensión de la clara
necesidad que tiene la Criminología de los estudios pertenecientes a
otros campos científicos:

i. En el análisis del delito como conducta socialmente desviada


son de vital importancia el aporte de los conocimientos
empíricos recogidos por la Sociología;

ii. En el estudio del delincuente como sujeto infractor, lo mismo


ocurre con los aportes de la antropología, psicología,
psiquiatría, biología criminal, etc.;

iii. En la posición de considerar al control social y el autocontrol


como elemento necesario para la explicación del crimen
como fenómeno social, se requieren estudios sociológicos,
penales, psicológicos, etc.

Por tanto, ubicamos entre las disciplinas más importantes para la


Criminología a las siguientes ciencias: la Biología Criminal, la
Sociología Criminal, la Criminalística, la Victimología –estas cuatro
últimas por los motivos ya expuestos-, el Derecho penal, el Derecho
Penitenciario y la Política Criminal.

El Derecho penal contribuye a la Criminología no solo por compartir


parte de su objeto de estudio, sino que también por permitir el análisis
del delincuente desde la perspectiva del sistema estatal que lo
reprime. Así también, es importante para la Criminología el trato que
le brinda a las víctimas desde el punto de vista del Derecho penal y
de la implementación de sus procesos -una de las muchas
problemáticas preocupantes en torno a este tema es la victimización.

La Política Criminal trabaja junto con la Criminología para la


formulación de programas de combate y prevención del delito. Nos
dice ROXIN que “la cuestión de cómo debe procederse con personas
que han infringido las reglas básicas de convivencia social dañando
o poniendo en peligro a los individuos o a la sociedad, conforma el

!33
objetivo principal de la política criminal”33. Por tanto, no puede
formularse una política en torno a la resocialización del delincuente
sin considerar los aspectos relacionados con el porqué del actuar
criminal, ni tampoco las relaciones que dicho acto conlleva con la
víctima del delito, el delito en sí mismo y el control social que fue y
será siendo ejercido sobre el agente.

La Criminalística es el conjunto de teorías que se refieren al


esclarecimiento de los casos criminales. Guarda un nexo importante
con la Criminología en tanto se ocupa de reconstruir la escena del
crimen e identificar a los personajes involucrados en éste.

Por su parte, la Biología Criminal es importante para la Criminología


en tanto trata de comprender el delito como producto de la
personalidad del autor, en función de sus procesos vitales.

De igual importancia serán los aportes que brinda la Sociología


Criminal, ya que contempla el delito como fenómeno social y como
hecho colectivo.

El campo de estudio de la Victimología se centra principalmente en


la víctima, arrojando resultandos imprescindibles para entender las
consecuencias de los crímenes y las demás conductas antisociales.

Por último, el Derecho Penitenciario e s t u d i a


Derecho
cómo es que el penal criminal
puede ser introducido nuevamente
a la sociedad para Política que no
Criminal
vuelva a delinquir, por lo que
podemos decir que es l a
Criminalística
aplicación de las
m e d i d a s Ciencias tomadas
Biología
contra el auxiliares Criminal crimen.

8. FUNCIONES DE LA Sociología
CRIMINOLOGÍA Criminal

Victimología

33 ROXIN, Claus. Política criminal y estructura del delito. Barcelona: IURA, 1992, p. 9.
Derecho
Penitenciario
!34
Los aportes que la Criminología puede brindar a la sociedad son
variados y la utilización que se les puede dar es mucho más extensa.
Muy a parte del conocimiento científico entorno al delincuente o al
sujeto socialmente desviado, la víctima, el delito, el autocontrol y el
control social; es solo por medio de la Criminología que pueden
implementarse planes de Política Criminal efectivos, fortaleciendo el
control social no hacia la tendencia actual de endurecimiento de las
penas que poco hacen en la persuasión a la no comisión de
crímenes, sino mediante programas certeros eficaces que tengan en
cuenta también a las víctimas –tanto de la delincuencia como de las
conductas socialmente desviadas- evitando así la victimización.

De esta manera es posible ubicar tres funciones básicas de la


Criminología 34: una función científica, una función dinámica, y una
función práctica. Las mencionadas funciones se relacionan entre sí,
de manera que una no es excluyente de la otra.

La función científica es la más básica de las tres. A ella le corresponde


la obtención de conocimientos asegurados sobre el objeto de
estudio criminológico. Este conocimiento será del tipo científico, por
lo que guardará las características del mismo: será objetivo,
contrastable, experimental, etc. Por tanto, los datos que se
encontrarán serán sistematizados y ordenados para obtener
conocimientos generalizados, y configurándose –una vez que hayan
sido contrastados y procesados- en conocimientos científicos.

No obstante, reducir a la Criminología sólo a la mera recolección de


datos es algo incorrecto. Si bien su función básica es el recogimiento
y procesamiento de conocimientos sectoriales respecto del
fenómeno criminal, parte de sus funciones es también ser una fuente
dinámica de información. Ello en razón de que la obtención de los
datos es sólo un medio, es materia prima que debe procesarse a
través de teorías35.

34 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 181.

35 Ídem., p. 183.

!35
Es por ello que lo importante de la función dinámica es el resultado
obtenido de la selectividad en el procesamiento de los datos. Dicho
producto se considera una información cualificada sobre el objeto
de estudio de la Criminología.

Es inherente a la naturaleza de la ciencia que estudiamos. La


Criminología nació para ser una ciencia fáctica, de manera que
encuentra su génesis en la realidad, la analiza, la estudia, la contrasta
con apartados teóricos recopilados de ella misma y, finalmente, la
transforma.

Por tanto, es preciso indicar que la Criminología se preocupa por los


problemas y conflictos concretos, históricos, asumiendo un
compromiso en la búsqueda de criterios y pautas de solución de los
mismos. Como consecuencia, es necesario que el criminólogo
enfoque sus métodos y temáticas hacia una aplicación práctica en
la realidad. Así, nos dice GARCÍA-PABLOS que “el criminólogo teórico
debe esforzarse por aportar no ya conocimientos útiles –la
experiencia criminológica en cuanto tal siempre lo es-, sino
practicables, pensando en los muy diversos destinatarios de los
mismos y en su aplicación a la realidad por los operadores del
sistema”36.

Estas tres funciones se relacionan entre sí como las partes de un


engranaje, de manera que la función práctica no podría existir sin la
función dinámica, y ésta tampoco sin la función científica.

9. FINES DE LA CRIMINOLOGÍA

Mientras que las funciones de la Criminología son el para qué serán


utilizados los conocimientos obtenidos por ésta; los fines son el qué
persigue como ciencia y por tanto, el porqué de su existencia.

En base a los estudios de SOLÍS ESPINOZA37 podemos concluir que los


fines de la Criminología son los siguientes:

36 Ídem., p. 185.

37 SOLÍS ESPINOZA, Alejandro. Óp. Cit., pp. 57-67.

!36
a) La descripción y explicación teórica de las conductas desviadas,
que incluyen tanto al delito como a la conducta antisocial.

b) La toma de decisiones fácticas y concretas para dar solución y


evitar el problema delictivo en base a los conocimientos
criminológicos.

c) Orientar correctamente una política de prevención social


efectiva. Dicha política debe ser también fáctica, lo que quiere
decir que no puede limitarse sólo al ámbito de lo teórico: debe
materializarse en la realidad social que la Criminología busca
modificar en pro de todos.

d) Propiciar una legislación penal realista y dirigida a convertirse en


una adecuada Política Criminal, la cual no debe abarcar
únicamente ámbitos de carácter penal o legal, sino que también
se enfoque en realidades sociales influyentes en el criminal. En ello
nos referimos, por ejemplo, a aspectos socio-económicos que
deben ser combatidos, tales como la pobreza, la falta de
educación, el desempleo, la injusta distribución de la riqueza, etc.

e) Alcanzar justicia más humana.

Los fines de la Criminología han ido aumentando y evolucionando a


medida que ella misma lo hacía. Por tanto, es importante la
explicación de su evolución histórica, la cual daremos a
continuación.

!37
CAPÍTULO II

EVOLUCIÓN HISTÓRICA DEL PENSAMIENTO


CRIMINOLÓGICO

1. INTRODUCCIÓN. 2. CRIMINOLOGÍA
PRECIENTÍFICA: LA ESCUELA CLÁSICA. 3. LA
ESCUELA CIENTÍFICA, a) La Escuela Positiva (i.
Lombroso, ii. Ferri, iii. Garófalo), b) Las Escuelas
Intermedias (i. La Escuela de Lyon, ii. Las
E s c u e l a s E c l é c t i c a s) . 4. C RI MI NOL OG Í A
MODERNA, a) Modelos de la Opción Racional o
Librealbedristas (i. El Neomodernismo, ii. Las
Teorías de las Actividades Rutinarias, iii. Teorías
del Entorno Social), b) Modelos positivistas y
neopositivistas (i. Escuela de la Biología Criminal,
ii. Escuela de la Psicología Criminal, iii. Escuela
de la Sociología Criminal). 5. CRIMINOLOGÍA
CRÍTICA, a) El reduccionismo (i. El Idealismo de
Izquierda, ii. La Nueva Criminología
Administrativa, iii. El realismo de Derecha, iv. El
realismo de Izquierda, v. El Minimalismo), b) El
abolicionismo, c) La crisis de la Criminología
Crítica. 6. CRIMINOLOGÍA CONTEMPORÁNEA, a)
Teoría de las Ventanas Rotas, b) Teoría de la
Prevención Situacional, c) Teoría de la
Taxonomía de Moffitt, d) Teoría integradora de
Schneider, e) Modelo Integrador de Andrews y
Bonta, f) Modelo Integrador de Farrigton.

!38
1. INTRODUCCIÓN

El crimen ha existido desde que el hombre se ha creado para sí


mismo normas de conducta que la sociedad debe respetar a fin de
asegurar la convivencia. Así, la preocupación por el delito y por las
personas que lo comenten es muy antiguo, incluso ya en las clásicas
culturas romanas y griegas se trataron aspectos relacionados con lo
que en un futuro sería lo estudiado por la Criminología38.

Durante la Edad Media la influencia del poder político eclesiástico es


altamente destacable. El pensamiento en torno a la delincuencia fue
visto bajo el enfoque de la filosofía escolástica y la teología, las cuales
mantuvieron su influencia directa en el Derecho Penal.

Tras finalizar dicha etapa nos ubicamos ante una alta predisposición
moralizante en el Derecho, factor que también intervino en la pre-
Criminología. Lo que se pretendió es instruir moralmente, por lo que ya
no interesó tanto el castigo, la venganza social o apartar al
delincuente de la sociedad. Se intuyeron algunos precedentes de lo
que mucho más adelante se manejarían como conceptos de
rehabilitación y reeducación.

Un cambio notable en la formación de la Criminología se percibe


durante la época del Renacimiento. Lo primordial fue la búsqueda
del conocimiento verdadero, la duda –por primera vez- de las ideas
heredadas por tradición, que se plasmaban en el pensamiento
utópico. Nace una preocupación y nueva reflexión criminológica.

38 En Roma se diferenciaba entre delito y crimen, siendo la condición de “crimen” la


reservada para aquellas conductas antisociales especialmente graves, como lo era el
parricidio, incesto, traición a la patria, etc.; y que como tales debían ser perseguidos por
el Estado. En cambio, se conocía como “delito” aquéllas que eran consideradas como
leves y, en razón a ello, su persecución se encontraba a cargo de los particulares.
En Grecia se concebía al delito como un acto contrario y ofensivo a la Rex Publica –al
Estado- quien representaba a toda la sociedad. Por tanto, al atacarse al Estado con el
delito, se hace a la vez lo mismo con toda la sociedad y ésta debe vengarse para así
defenderse. Eran tiempos en los que el delincuente era responsable moral de su acción, y
-en virtud de esta responsabilidad moral que deriva de otra material- se le debía imponer
una sanción que actuara como medio pedagógico de corrección o medio de imponer
determinado control a la sociedad. Se atisba aquí ya una lejana aproximación al
concepto moderno de la prevención.

!39
El proceso de esta disciplina evoluciona sustancialmente con la
llegada de la Ilustración, disponiendo de su máximo desarrollo entre
finales del Siglo XIX y la actualidad. Esto fue así porque, llegado el
Siglo XVIII, la inmigración de los pequeños núcleos de población a las
grandes urbes, el aumento de la población, de las necesidades, así
como también la burguesía cada vez más creciente, etc.; hicieron
que la miseria progresara paulatinamente y surgieran nuevos centros
denominados “suburbios” donde la pobreza fue palpable,
desarrollando un caldo de cultivo de la delincuencia 39 .
Intelectualmente, esta situación se fortaleció con las nuevas
corrientes de pensamiento que surgieron, tales como el Contrato
Social de ROUSSEAU, el Contractualismo Inglés, etc.; junto con las tesis
formuladas por el Derecho Penal. El resultado de la confluencia de las
tesis penalistas y las corrientes filosóficas fue plasmándose poco a
poco en la que sería, años después, la ciencia llamada Criminología.

Luego, en el siglo XX, los criminólogos intentan evolucionar en su


disciplina sintetizando teorías y de reanalizarlas, aportando a ellas
nuevas perspectivas, siempre basándose en la realidad social. Así,
hoy en día, en pleno siglo XXI, el desarrollo criminológico se mantiene
perenne y toma en cuenta factores contemporáneos como la
globalización, la tecnología, la economía, etc.

A continuación presentamos la evolución histórica del pensamiento


criminológico en una versión más detallada, partiendo de una
Criminología precientífica, seguida por la Criminología ya constituida
como ciencia, la Criminología Moderna, la Criminología Crítica y,
finalmente, la Criminología Contemporánea.

2. CRIMINOLOGÍA PRECIENTÍFICA: LA ESCUELA CLÁSICA

Si bien las primeras manifestaciones de la criminalidad datan de las


épocas muy antiguas, desde el hombre primitivo, los primeros estudios
criminológicos inician en el momento en que el ser humano se
preocupa por la explicación de la criminalidad. Por lo tanto, no es
posible encontrar signos de esta disciplina en los antiguos hombres
que habitaron la Tierra, ya que ellos consideraban al crimen como

39 NÚÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. Cit., p. 49.

!40
una especie de tabú 40; como lo fue, por ejemplo, el homicidio de
Abel a manos de su hermano Caín.

Con el surgimiento de la cultura mesopotámica y de cuerpos legales


tales como el Código de Hammurabi, el panorama cambia -si bien
no de manera perfecta ya que incluso hasta existía una confusión
entre el Derecho privado y el Derecho público- hasta el punto de que
se avistan los primeros preceptos de política criminal y lucha contra la
corrupción en la Administración. Otras culturas reforzaron el inicio de
una visión criminológica, como la cultura Egipcia, donde se
presentaron los primeros métodos de identificación delincuencial; y la
cultura china, donde el pensador CONFUCIO afirmó la existencia de
cinco especies de delitos imperdonables, ligados a aspectos como la
criminalidad dorada, la peligrosidad del delincuente y la especial
condición de los delitos cometidos por funcionarios públicos.

A nivel de Grecia, SÓCRATES desarrolló la teoría de que los


delincuentes lo son por falta de sabiduría; PLATÓN –en una tendencia
Sociológica-, que el crimen es producto del entorno del delincuente y
no de su calidad como ser humano por naturaleza; HIPÓCRATES –
desde una perspectiva Biológica, pues era un gran médico en su
época- creía que la delincuencia provenía de la locura del hombre; y
ARISTÓTELES –como precursor de las teorías Psicológicas- creía que el
crimen es producto de las pasiones del ser humano, ya que éste no es
libre ni puede autodeterminarse.

Durante la Edad Media encontramos una gran tendencia teleológica


en los estudios criminológicos. Representantes de esta etapa pueden
ser tanto SAN AGUSTÍN DE HIPONA, que desarrolló la técnica de la
introspección, y SANTO TOMÁS DE AQUINO, quien afirmó que la pena
encuentra su fundamento en la seguridad pública y curación del
delincuente.

40 “Tabú” era, para el hombre de esa época, todo aquello que inspiraba un temor sagrado,
algo que no podía ser cuestionado por sentirse prohibido. No hay estudio ni del
delincuente ni del castigo porque ambos se daban como ya atribuidas por fuerzas
sobrenaturales –el tótem, según RODRÍGUEZ MANZANERA (Criminología, cit., p. 134)-, lo
que se encontraba fuera de comprensión para la frágil mente humana.

!41
Sin embargo, si bien la mayor influencia se recibió por parte de la
Iglesia Católica, fue también durante esta etapa cuando surgieron
una gama de pseudociencias que intentaron de explicar la
criminalidad. Tenemos, por ejemplo, a la Demonología, para la cual
la delincuencia podía ser en algunos casos producto de la influencia
de seres demoniacos; o la Fisiognomía, que indicaba que se debía
analizar el aspecto físico de los criminales durante el juicio, a fin de
completar las pruebas de cargo y de descargo41.

Con el Renacimiento y la Ilustración, la Criminología encuentra sus


primeros precursores y surge la Escuela Clásica 42 como respuesta a la
caótica situación de la ley penal y al deshumano sistema jurídico-
penal del siglo XVII43: nos encontramos en un contexto en el que la
seguridad jurídica era inexistente y no se sabía con exactitud qué
conductas eran penadas ni cuáles eran las penas de las conductas
prohibidas, aunque sí se podía tener la certeza de que las penas
serían duras e inhumanas. Esta inseguridad se extendió incluso a nivel
de los procedimientos judiciales, donde se empleaba la tortura como
medio de prueba válido.

Pensadores como BECCARIA, BENTHAM, HOWARD y TOMÁS MORO


desarrollaron teorías que luchaban por revertir la situación. Así, vemos
que TOMÁS MORO for muló una gran cantidad de ideas
criminológicas a favor de la proporcionalidad de las penas;
BECCARIA, autor del libro “De los delitos y las penas” (1764), criticó el
cruel e inhumano sistema penal y de Administración de Justicia de su
época; BENTHAM desarrolló la tesis de que la pena es un mal
impuesto por un poder superior y legítimo, pero que debía ser
coherente, proporcional y destinado a la prevención; y HOWARD, por
su parte, criticó el sistema carcelario e instó a su humanización.

41 RODRÍGUEZ MANZANERA (Criminología, cit., p. 185) cuenta una interesante anécdota de


la Fisiognomía en la Criminología: cuando el Marqués de Moscardi (Nápoles) durante el
siglo XVIII, pretendía pronunciar la sentencia de los casos a su cargo, decía: “oídos los
testigos de cargo y de descargo y vista tu cara y tu cabeza, te condeno a (…)”.

42 La Escuela Clásica no fue en realidad un conjunto concertado de estudiosos, sino que su


nombre derivó de una forma despectiva por parte de los positivistas de referirse a quienes
los precedieron.

43 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Óp. Cit., p. 96.

!42
Los pensadores de la Escuela Clásica partieron del punto de que el
hombre es un ser libre, racional y capaz de tomar sus propias
decisiones y autodeterminarse según éstas, que deciden delinquir tras
haber hecho un análisis costo-beneficio entre el placer y el dolor que
podría producir la comisión del hecho delictivo, lo que significa que el
proceso de decisión para delinquir es del tipo lógico-deductivo y se
relaciona con el método que los clásicos defendieron: el método
formal o abstracto, propio de las ciencias básicas.

Ya que todos los hombres son iguales, los delincuentes no se


diferencian de las demás personas, por lo que deben ser penados a
causa de sus acciones conscientes, que contradicen a la ley y la
violentan. En este sentido, el delito no deriva de influencias sociales ni
de aspectos de la personalidad del criminal, sino que es una
abstracción jurídica que violenta el sistema legal. Así, quienes no son
racionales y son incapaces de dirigir su comportamiento, deben ser
excluidos de las sanciones penales, pues no pueden
autodeterminarse.

Puesto que los clásicos se oponían a un sistema legal desordenado,


caótico e incoherente; exaltaron el principio de legalidad y lo
defendieron como el límite al ius puniendi. Además, enfatizaron en el
papel de la prevención, indicando que la única forma en que el
delito fuera combatido era previniéndolo por medio de leyes
racionales y públicas y penas determinadas y proporcionales. De
hecho, los postulados de la Escuela Clásica se inclinaran más hacia la
Penología -en tanto se preocuparon por la fundamentación,
legitimación y delimitación del castigo- que a la identificación de los
factores que contribuyeran a la existencia de la criminalidad; por lo
que no fueron exitosos en ayudar a implementar una política criminal
eficiente.

Poco a poco el pensamiento criminológico evolucionó, siendo la


publicación de la obra de LOMBROSO un hito entre la Criminología
Precientífica y la Criminología Científica o Positivista.

3. CRIMINOLOGÍA CIENTÍFICA

!43
a) La Escuela Positiva:

La teoría del contrato social y de la función preventiva de la pena,


fundamento de la Escuela Clásica, no fueron suficientes para
respaldar adecuadamente el nuevo orden social que se erigía en
base al sistema industrial y burgués. Fue necesario, entonces,
fortalecerlo y legitimarlo. He ahí el proyecto político del positivismo y
una de las principales razones de su surgimiento: contribuir a la
consolidación y defensa del naciente orden de la sociedad, lo que
implicaba un nuevo tratamiento al problema delictivo.

Otro de sus fundamentos radica en que nos encontramos en un


periodo histórico donde el conocimiento se expandía y se
practicaban experimentos que trascienden hasta la actualidad,
como los realizados por DARWIN y SPENCER. Parte de ese gusto por el
sabe se extendió a la Criminología, de forma que la figura del delito
como mera contradicción normativa fue dejado de lado, y la
preocupación por el delincuente y los motivos de su conducta se
convirtieron en el tema central de análisis.

Sin embargo, la superación de la Escuela Clásica fue un proceso


arduo y no tan simple como parece, ya que significó el tránsito del
método abstracto y deductivo al método empírico e inductivo, que
da mayor relevancia a la observación del fenómeno en la realidad y
a la causalidad que a su abstracción mental44. En base a la realidad,
pese a haber diversas corrientes, los positivistas concluyeron de
manera general que el hombre no es un ser libre, sino que su
comportamiento se encuentra condicionado por factores que lo
llevan a delinquir, por lo que el delito –en lugar de ser una abstracción
jurídica como en la Escuela Clásica- era un hecho real y hasta
natural.

Por ello, en lugar de considerar que el delito es negativo por ser una
contravención a lo jurídicamente impuesto, los Positivistas
coincidieron en que el crimen –como hecho real- es peligroso para la

44 Entre ejemplos significativos del tránsito del método abstracto al método empírico se
encuentran CUBÍ I SOLER, precursor de la Frenología, que desarrolló una relación causal
entre el tamaño cerebral y las características del alma; y QUÉTELET, quien impulsó la
aplicación de las matemáticas en fenómenos sociales por medio de la estadística social.

!44
subsistencia en sociedad. En este punto incide la importancia de la
Ley, que está destinada a lucha contra el delito y ya no a solo
restablecer el orden jurídico perturbado con la conducta ilícita.

Para los Positivistas, el libre albedrío y la igualdad que era defendidos


por la Escuela Clásica no existen. El ser humano no puede
autodeterminar si delinque o no, ya que el comportamiento criminal
está determinado por la confluencia de circunstancias físicas y
sociales; aunque esta predisposición al crimen no debe confundirse
con una predestinación45.

El concepto de pena, tan trabajado por los Clásicos, es dejado de


lado por los Positivistas: ellos trabajan en función a un sistema de
sanciones, donde la finalidad de su imposición no será restablecer el
orden dañado, sino la readaptación del delincuente a la sociedad,
por lo que éstas deben ser proporcionales a la peligrosidad del
delincuente46, aunque –ya que un tratamiento no funciona igual en
todos los individuos- son inciertas e indeterminadas, siendo más cortas
para quienes muestran una rehabilitación más rápida.

*El Hombre es un ser libre en *Parte de que el hombre no es


ESCUELA POSITVA

total condición de un ser libre, pues se encuentra


autodeterminarse. Todos los determinado por condiciones
humanos son iguales. que lo llevarán
*El delito es una abstracción inevitablemente a delinquir.
jurídica. Los delincuentes son diferentes
ESCUELA CLÁSICA

a las personas normales.


*Por lo tanto, el delito es
negativo por contradecir al *El delito es un hecho real.
sistema legal. *El crimen es negativo porque
pone en peligro la vida
*Sus fundamentos se centran
en legitimar el castigo, misma.
exigiendo que sea *Se debe tener en cuenta al
proporcionado y cierto. delincuente y su contexto.
*La finalidad de la Ley es *Se interesa por la etiología
restablecer el orden jurídico. del crimen.
*Presenta una postura crítica *La Ley persigue luchar contra
frente al ius puniendi y el caos el delito.
del sistema legal, judicial y *Se preocupa por legitimar el
penitenciario. orden social y económico
burgués.

45 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 245.

46 FERRI en especial fue quien desarrolló trabajos acerca de la peligrosidad criminal, incluso
antes de formar parte de la Escuela Positiva.

!45
Los representantes de la Escuela Positivista desarrollaron tipologías
criminales, según el factor que cada uno consideraba que era el más
determinante en la conducta criminal, aunque se debe tener en
cuenta que no resumieron las causales delictivas a solo una variable,
sino que reconocieron la existencia de variables ambientales y
sociales47. Sobre ello hondaremos un poco más adelante.
Ahora bien, básicamente podemos resumir que las diferencias entre
la Escuela Clásica y la Escuela Positiva son las siguientes:

Los representantes de la Escuela Positiva italiana son CÉSARE


LOMBROSO, máximo exponente; ENRICO FERRI y RAFFAELE
GARÓFALO, sus discípulos.

i. LOMBROSO:

El médico y catedrático LOMBROSO48 es considerado el padre del


Positivismo y su gran logro consistió en proponer la aplicación del
método empírico en la Criminología, especialmente a través de la
observación, de donde derivó su tesis del delincuente nato. Su interés
por el estudio de la criminalidad empezó cuando en 1871 se realizó la
autopsia de un delincuente famoso que logró escapar de la prisión
con sesenta años de edad; es allí donde LOMBROSO encontró una
fosa en el lugar de la cresta occipital en el cráneo del criminal, lo que
para él fue el descubrimiento suficiente para respaldar su hipótesis de
que el delincuente lo es por anomalías en su constitución y su
semejanza con animales (los roedores y otros vertebrados menores
también tienen esa fosa en la base de sus cráneos) y hombres
primitivos. Así, si bien empezó buscando factores que diferencien a los
delincuentes de los locos, lo que LOMBROSO emprendió con este
descubrimiento fue lo que bautizó como Antropología Criminal.

Este autor resaltó la relación entre los factores biológicos y la


criminalidad, por lo que consideró que existen tres tipos de
delincuentes: el nato o atávico, el moral o morboso y el epiléptico; de

47 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Óp. Cit., p. 113.

48 La obra cumbre de LOMBROSO en donde plasmó los fundamentos de su hipótesis


antropológica fue “El hombre delincuente en relación con la Antropología, la
Jurisprudencia y las disciplinas penitenciarias”, publicada en su edición en 1878.

!46
los cuales sobresale la figura del delincuente nato, aquella persona
que es un criminal debido a la fuerte carga biológica que recae
sobre él, de manera que desde edad temprana exterioriza
tendencias criminales que consume continuamente durante lo largo
de su vida. El delincuente nato es casi imposible de reformar y las
penas no son capaces de cumplir su rol preventivo con él, ya que
éste es un sujeto diferente a las personas normales. Es, como dice
SERRANO MAÍLLO49, un ser atávico con carácter como el de los
hombres primitivos y con un nivel de evolución inferior, muy
reconocible por ciertas características físicas que resaltan sobre las de
los otros humanos, como la asimetría facial y la mandíbula
sobresaliente.

Sin embargo, cabe el supuesto en el que el delincuente nato no


llegue a delinquir, pues no concurren las demás condiciones para la
comisión del acto delictivo: es, por ejemplo, el caso en que la
potencial víctima se encuentra fuertemente protegida todo el
tiempo, o cuando el objeto del delito no se encuentra próximo al
criminal nato. Un inhibidor que juega un papel fundamental para
evitar que este tipo de delincuente cometa ilícitos es, según
LOMBROSO50, la educación, que tiene en sí factores exógenos
despotenciadores.

ii. FERRI:

49 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Óp. Cit., p. 114.

50 HERERRO HERRERO, César. Óp. Cit., p. 118.

!47
FERRI 51, discípulo de GARÓFALO, fue un abogado 52, catedrático53 y
gran político militante de su época que aportó a la Escuela Positiva el
ser quien mejor aplicó el método experimental al estudio del
fenómeno delictivo.

Para este autor, el delito es resultado de la confluencia de tres


factores: a) individuales o antropológicos, como la constitución del
cuerpo y de la psiquis, edad, sexo, etc.; b) físicos o telúricos, en los
que se incluyen al clima, la temperatura, entre otros; y, c) sociales,
sobre los que hace especial hincapié, considerando como parte de
ellos a la densidad de la población en la que el delincuente vive, la
criminalidad de su entorno, la familia, la moral, la educación, etc. Por
ello, FERRI consideraba al delito como un fenómeno social y no como
producto de anomalías biológicas del criminal; de ahí que su posición
se considere como la Sociología Criminal.

La tipología criminal de FERRI54 organiza a los delincuentes en natos,


con una carga congénita y orgánica que tiende al crimen; locos,
que sufren de grave anomalía psíquica; habituales, que tiene una
tendencia delincuencial adquirida; ocasionales, que comete crimen
por ser arrastrado por su entorno; y pasionales, que son delincuentes
a causa de su frágil personalidad que lo hace caer fácilmente en
provocaciones.

iii. GARÓFALO:

51 Su mayor obra se titula “Sociología Criminal” y fue publicada en 1880.

52 La teoría de los sustitutos penales de FERRI fue uno de sus grandes logros como penalista:
FERRI demuestra la inefectividad de las penas y, sin prescindir totalmente de ellas,
propone la implementación de sustitutos penales como los sustitutos económicos,
políticos, científicos, legislativos y administrativos, religiosos, familiares y educativos. Los
sustitutos son, para FERRI, el método más efectivo para luchar contra la criminalidad, de
manera que así formula el primer plan de Política Criminal establecido orgánicamente.

53 Al tomar la cátedra de Derecho penal en la Universidad de Bologna, con tan solo 23 años
de edad y en sustitución de su famoso maestro PIETRO ELLERO, cambió el sistema de
enseñanza y propició un método empírico de aprendizaje, llevando a sus alumnos a tener
contacto directo con los delincuentes en prisión.

54 FERRI, Enrico. Los Nuevos Horizontes del Derecho Penal y de Procedimiento Penal. 1892,
pp. 127-128.

!48
El tercer integrante ícono de la Escuela Positivista es GARÓFALO 55,
quien tomó una postura moderada positivista, sintetizando los
extremos en lo que caían LOMBROSO y FERRI. Entre sus mayores
preocupaciones se encontró la aplicación práctica de las teorías
criminológicas, especialmente en el ámbito judicial56 y legislativo.

La labor de GARÓFALO en la judicatura napolitana lo llevó al


convencimiento de que un gran número de personas que cumplían
con los estigmas del criminal nato de LOMBROSO, no podían ser
juzgadas por cuanto no habían cometido delitos; mientras que otros
sujetos, autores de pequeñas faltas, habían sido condenados aún sin
tener los estigmas del delincuente nato. En esta gran preocupación,
GARÓFALO comienza a indagar sobre la criminalidad natural,
independiente de la legal, llegando a hacer famosa su teoría del
delito natural: una equidistante entre la antropología y la sociología
criminológica. De esta forma, GARÓFALO reivindica la posición del
delito en la Escuela Positiva, que –con el aporte de LOMBROSO y
FERRI- se centraba solo en la figura del delincuente.

El delito natural es, para este autor, es una categoría que permite
definir el crimen bajo un concepto aislado de influencias legales y
que posibilita la comprensión del conjunto de conductas que son per
se consideradas como delitos, sin recurrir al contexto de la sociedad
en la que se aplique el concepto para entenderlo57 58.

En los aportes de GARÓFALO se encuentra también su especial


filosofía del castigo que, en contraste con la Escuela Clásica,

55 La más importante publicación de GARÓFALO fue la “Criminología” en 1885.

56 GARÓFALO fue Presidente de Casación como parte de su respetable carrera, en la que


sobresalen logros como ser Senador de la República de Italia y, en 1921, Vicepresidente
de la Comisión que formuló el código penal italiano que estaba bajo la presidencia de
FERRI.

57 GARÓFALO, Raffaele. Criminología. Trad. de Dorado Montero. Madrid: LA ESPAÑA


MODERNA, pp. 69 y ss.

58 Hay quienes critican el análisis de delito natural de GARÓFALO. Así, vid. GARCÍA-PABLOS
DE MOLINA (Criminología, cit., p. 250): “[este concepto] decepciona, ya que difícilmente
puede elaborarse un catálogo absoluto y universal de crímenes, y menos aún en torno a
conceptos tan ambiguos como los de piedad y probidad, prescindiendo de los
mandatos penales”.

!49
considera que la pena no debe basarse en razones de retribución,
rehabilitación o prevención; sino en las características de cada
delincuente. Es a causa de su fundamento que ciertos delincuentes,
los que no se adaptan a la sociedad, deben ser sometidos a la pena
de muerte.

b) Las Escuelas Intermedias:

El impacto mundial de las teorías de LOMBROSO y de la Escuela


Positiva fue enorme. Algunas de sus obras incluso se tradujeron
masivamente a diversos idiomas y recibieron una gran acogida en la
sociedad científica, se organizaron Congresos y reconocimientos en
su nombre, se implementaron medidas legislativas siguiendo sus
hipótesis y se cambió la forma de ver la criminalidad.

De la difusión del pensamiento positivista y clásico surgieron nuevos


grupos científicos en búsqueda de una posición intermedia que en
algunos casos aceptó parcialmente parte de los postulados de
ambas escuelas y que en otros optó por una combinación de los
mismos.

Así surge la Escuela de Lyon o escuela antroposocial, opuesta en su


totalidad a las tesis lombrosianas y crítica del positivismo; y los
planteamientos eclécticos de la Terza Scuola italiana, la Escuela de
Marburgo o la Joven Escuela Alemana Sociológica o de Política
Criminal, la Escuela de la Defensa Social y el pensamiento psicosocial
de TARDE.

i. La Escuela de Lyon:

La Escuela de Lyon, nombrada así en honor a la ciudad donde sus


integrantes desarrollaron sus teorías y tuvieron un centro de
operaciones, es conocida también como la Escuela Antroposocial o
Criminal-Sociológica. Sus integrantes fueron fundamentalmente

!50
médicos, de ahí se deriva que tuvo fuerte influencia del pensamiento
de PASTEUR y sus discípulos en las teorías antroposociales59.

Para los miembros de la Escuela de Lyon lo determinante en la


existencia de la criminalidad es el medio en el que el hombre
predispuesto es expuesto; por lo que sus postulados fueron totalmente
opuestos a las tesis lombrosianas de la criminalidad biológica. En este
punto hay que recalcar que no debe confundirse los postulados de la
antroposociales con los pensamientos clásicos: para la Escuela
Clásica no existe diferenciación entre los que delinquen y los que no,
siendo el acto de delinquir una manifestación de la libertad
individual; mientras que la Escuela de Lyon reconoce un factor
patológico individual en el criminal que, a pesar de estar presente, no
es tan influyente como lo será el entorno al que se le expone a quien
cuenta con dicho fondo patológico60.

Así, fueron los primeros en utilizar el término predisposición, refutando


tajantemente la idea del criminal nato de Lombroso, pues para ellos
no existe persona que de manera innata sea criminal, sino que la
sociedad presenta en su composición miembros que tienen en sí
mismos la predisposición a cometer delito.

La Escuela de Lyon está representada por LACASSAGNE 61, médico y


biólogo que desarrolló la Teoría Microbiológica del Delito. Mediante
esta formulación indicó que el criminal, como los microbios, es per se
un ser inocuo, a menos que se encuentre con el caldo de cultivo
favorable para su reproducción: un entorno social que sea apto para
la delincuencia. Incluso el delincuente puede presentar más
anomalías corporales y anímicas que el no criminal, pero
LACASSAGNE atribuye la existencia de esta incidencia a la exposición
constante del sujeto al ambiente social que lo rodea, toda vez que
los mismos factores pueden encontrarse –indica este autor- también
en personas no delincuentes. Por tanto, la criminalidad es producto

59 Los representantes de la Escuela de Lyon solían hacer comparaciones entre los criminales
y los microbios.

60 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. cit., pp. 254 y ss.

61 Para LACASSAGNE, “las sociedades tienen los criminales que se merecen”.

!51
de la relación entre el sistema nervioso central del sujeto y el medio
social al que es expuesto 62. En la aparición de tales anomalías juega
un papel decisivo La pobreza, la miseria y las condiciones
socioeconómicas del delincuente.

El criterio a utilizarse para un adecuado desarrollo de tipología


criminal, debe ser, en visión de LACASSAGNE, el análisis de la
preponderancia de una de las tres funciones cerebrales (intelectiva,
afectiva y volitiva) sobre las demás. Así, existen delincuentes frontales,
caracterizados por ser inteligentes; parietales, que cometen actos
delictivos por impulso u ocasión; y occipitales, en los que predomina
el instinto y el sentimiento.

ii. Las Escuelas Eclécticas:

Se desarrollaron como parte de las corrientes que buscaban la


armonización entre los postulados clásicos y los positivistas. Si bien son
importantes de estudiar pues contribuyeron en el desarrollo del
pensamiento criminológico, su tendencia a la armonización de
corrientes implicó que las escuelas eclécticas no partieran de
postulados propios. Están conformadas por la Terza Scuola, la Escuela
de Marburgo, la Escuela o Movimiento de Defensa Social, y la Teoría
Psicosocial de TARDE 63.

a. La Terza Scuola o Positivismo Crítico:

Es representada por ALIMENA, IMPALLOMENI y CARNEVALE. Postula


que el delito es una mezcla de factores endógenos –influencia
lombrosiana- y exógenos –influencia de Ferri- que confluyen para su
existencia y que debe ser tratado por un sistema dual de penas y
medidas de seguridad que armonice los postulados clásicos y
positivistas.

Las penas para la Terza Scuola se sustentan en la responsabilidad


moral del sujeto criminal, por lo que su finalidad será readaptar al

62 LACASSAGNE, A. “Marche de la criminalité en France de 1825 a 1880” en Révue


Scientifique. Nº 28. 1881, pp. 674 – 683.

63 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., pp. 254 y ss.

!52
delincuente; mientras que las medidas de seguridad lo hacen en
base a la temibilidad hacia él, como sucede en los supuestos de
alienados mentales. Así, esta escuela prescinde del debate de si el ser
humano es libre o no para fundamentar la responsabilidad penal,
concluyendo que los imputables son quienes tienen la capacidad de
sentir la amenaza de la pena64.

La Terza Scuola reniega de las tipologías positivistas de los


delincuenes, pero reconoce la existencia de criminales ocasionales,
habituales y normales.

b. La Escuela de Marburgo:

Los mayores exponentes de la Escuela de Marburgo, Escuela


Sociológica o la Joven Escuela Alemana de Política Criminal son VON
LISZT65, PRINS y VAN HAMEL. Establecieron que el delito es un tanto un
fenómeno natural como un ente jurídico, aunque la búsqueda de sus
causas debe basarse en la realidad y no en concepciones abstractas
o jurídicas.

Si bien como la Terza Scuola defendieron la implementación de un


sistema dual conformada por penas y medidas de seguridad, los
miembros de la Joven Escuela desarrollaron que las primeras deben
fundamentarse en la culpabilidad; y, las segundas, en la peligrosidad
criminal; por lo que abandonan el concepto de responsabilidad
moral. Para esta corriente la función principal de la pena es la
defensa social, aunque no dejan totalmente de lado a la prevención
especial y la rehabilitación del delincuente, por lo que recomiendan
que se ejecuten medidas educadoras para los de jóvenes criminales.

La Escuela de Marburgo diferencia que entre los criminales existen los


delincuentes normales y los anormales.
c. La Escuela de Defensa Social:

64 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 249.

65 Si bien concede importancia a la predisposición del individuo, por un parte, y al medio


que lo rodea, por otra; VON LISTZ se aleja tanto de los clásicos como de los positivistas,
pues se preocupa por las causas científicas del crimen –a diferencia de los primeros- pero
conservando a la vez las garantías y los derechos del individuo –en contraste de los
segundos.

!53
La Escuela de Defensa Social fue un movimiento que buscó
resguardar la dignidad y personalidad del delincuente, para lo que
coordinó a la Criminología con el Derecho penal y el Derecho
Penitenciario66, desarrollando una escuela que sobresalía por sus
fundamentos humanitarios. Sus representantes son GRAMÁTICA y
ANCEL.

Esta escuela resalta el fin resocializador del castigo, pues defiende


que el Estado no tiene el derecho a castigar, sino que más bien su
deber es preocuparse por la resocialización del reo. Postula que este
deber puede ser cumplido utilizando medios extrapenales más
humanitarios y reivindicadores del delincuente como individuo que
forma parte de la sociedad; pues es una persona digna de ser
respetada en todas sus garantías y derechos como lo es la víctima o
el no delincuente.

Así, la Escuela de Defensa Social justifica y racionaliza el sistema de


control social desde una perspectiva de revalorización de la dignidad
del criminal67, por lo que abrogan la responsabilidad objetiva 68.
Resaltan así que la finalidad del Derecho penal es la defensa y
protección de la sociedad frente a las empresas criminales.

d. La Teoría Psicosocial de TARDE:

La teoría psicosocial de TARDE es antecesora de la Teoría del


aprendizaje de SUTHERLAND; ya que propone que el delincuente no
es un ser que es tal de forma innata, sino que requiere de un periodo
de aprendizaje en el medio criminal, conviviendo con otros
delincuentes, para convertirse en uno. Por tanto, la sociedad es la
que influye en la existencia del comportamiento delictivo69: los

66 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 250.

67 PAVARINI, Massimo. Control y Dominación, Teorías criminológicas burguesas y proyecto


hegemónico. 1ed. España: SIGLO XXI EDITORES. 1983, p. 49.

68 PRIETO, María del Pilar. Manual de Criminología. Buenos Aires: EDIAR, 2004, p. 50.

69 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 251.

!54
criminales son influenciados por la propagación de las ideas de la
comunidad por vía de la imitación 70.

Puesto que el comportamiento delictivo requiere un periodo de


aprendizaje y perfeccionamiento, TARDE postula que los delincuentes
están muy lejos de ser irracionales o perturbados mentales; en
realidad, son profesionales y la criminalidad es una industria ejercida
por una determinada clase de individuos que producen delitos de
acuerdo con las leyes generales del mercado: la oferta y la
demanda71.

En base a ello es que TARDE considera que la imposición de las penas


no puede darse por un jurado que, a pesar de tener conocimientos
jurídicos, carecen de la preparación científica suficiente para tomar
decisiones tan importantes como ésta.

4. CRIMINOLOGÍA MODERNA

La primera mitad del siglo XX se caracterizó por un gran incremento


en la población mundial, lo que conllevó a que las personas se
concentraran en ciudades que no estaban preparadas para
sobrepasar su tope capacidad por personas con diversos idiomas,
costumbres, valores, religiones, etc. que se encontraron en necesidad
de convivir y de llegar a una integración. Ello, anexo a los avances
tecnológicos e intelectuales que influenciaron en el desenvolvimiento
de las ciencias, los periodos de Guerras Mundiales y las crisis
económicas como el Crack del 29’; produjeron que la Criminología
evolucionara y se preocupara por una visión más dinámica de su
objeto de estudio. Así, la Criminología moderna brinda mayor
importancia a los patrones conductuales del delincuente y a la
génesis de su comportamiento delictivo, haciendo énfasis en las
manifestaciones criminales a lo largo de la vida del sujeto, para lo
que contrastaron cómo es que su desenvolvimiento criminal cambia,
se incrementa o decrece según el caso concreto de análisis.

70 Ídem, p. 349.

71 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 262.

!55
Las corrientes que se incluyen en la Criminología moderna son los
enfoques de la Opción Racional o Librealbedristas, y los Modelos
Positivistas y Neopostivistas. Forman parte de los primeros enfoques el
Neomodernismo, la Teoría de la Actividades Rutinarias y la Teoría del
Entorno Físico; mientras que los últimos incluyen a la Escuela de la
Biología Criminal, la Escuela de Psicología Criminal y la Escuela de
Sociología Criminal.

a) Modelos de la Opción Racional o Librealbedristas:

Con la corriente librealbedrista regresamos a la discusión del libre


albedrío, pues este enfoque defiende que el ser humano es
totalmente racional y libre para autodeterminarse según los análisis
costo-beneficio que realice. Como tal, el delincuente no se
encuentra influenciado por factores biológicos, hereditarios o
adquiridos en sociedad, sino que el crimen es una decisión. Es por ello
que los librealbedristas no se centran en el pasado del sujeto criminal,
sino en su presente.

i. El Neomodernismo:

El Neomodernismo es conocido también como la Escuela neoclásica


o Modernismo Clásico. Se caracteriza por presentar políticas
criminales primordialmente económicas, en tanto parte del principio
de que las personas deciden cometer crímenes cuando los niveles de
beneficios que obtendrán con el comportamiento delictivo superan a
los respectivos, excediendo incluso a los beneficios que se podrían
obtener mediante alternativas no criminales. Por ello, esta teoría
suele demostrar la influencia de la Economía en las ciencias humanas
y sociales, propiciando que se considere que el comportamiento
delictivo es normal, si se parte de un análisis económico del delito.

El economista BECKER es uno de los pioneros del Neomodernismo


criminológico e indica, en base a sus postulados economicistas, que
no existe diferencia entre el delincuente y el no delincuente, si es que
se parte de analizar la racionalidad de sus acciones o su motivación;
sino que la diferencia se halla en el análisis costo-beneficio que
sustentan la decisión de delinquir. Esta decisión, nos indica BECKER, es
una opción racional porque implicará que el delincuente haya

!56
estimado los beneficios (lucro, ventaja patrimonial, venganza, etc.) y
las dificultades (ser apresado, enjuiciado, darse a la fuga, perder a su
familia) que le pueden traer su comportamiento, decidiendo –tras
hacer el razonamiento necesario- que los beneficios superan los
costos.

En un sentido similar se pronuncia EHRLICH, para quien cada persona


–delincuente o no delincuente- tiene la capacidad y el raciocinio
para elegir su futuro en base al deseo de obtener el máximo
provecho posible. Es de ahí que dicho autor asegura que las penas
intensas disuaden a que un potencial criminal delinca, por lo que
defiende la aplicación de la pena de muerte. Postulados similares
acerca del efecto disuasorio de las penas se encuentran en RUBIN,
quien se muestra a favor de que, si se aplican correctamente, el
endurecimiento de las penas son capaces de detener a la
criminalidad.

Sin embargo, las posiciones de la opción racional son criticadas,


especialmente, por ser poco creíble que el hombre realice un análisis
costo-beneficio de todos y cada uno de los actos que realiza. Suele
pasar, incluso, que en muchas oportunidades el delincuente delinque
sin haber hecho un examen racional de sus acciones. Además, no es
cierto que todo delito tenga motivos racionales, económicos o se
perpetúen para obtener un beneficio; como tampoco lo es que el
endurecimiento de las penas –tal cual se ve en la realidad peruana
actual- disuada a la comisión de hechos delictivos: existen más leyes,
más penas, más cárceles y más reclusos, pero no por eso disminuye el
índice de criminalidad.

ii. La Teorías de las Actividades Rutinarias:

Resalta el factor oportunidad, haciendo énfasis en las características


y el contexto en el que se encuentra el sujeto que delinque. Lo
importante para sus representantes -COHEN y FELSON- es la
concurrencia de tres variables72: un delincuente motivado que tenga
las habilidades necesarias para delinquir, un objeto valioso que esté a
su alcance y ausencia de guardianes del objeto que eviten el delito.

72 Ídem., p. 280.

!57
De hecho, la sociedad postindustrial de mediados del SXX y actual no
hace sino mejorar los medios, recursos y oportunidades del
delincuente a través de los avances tecnológicos y el agitado estilo
de vida de los ciudadanos que se vuelven presa fácil para un
delincuente motivado.

Entre las principales críticas que se les hace a las teorías de las
actividades rutinarias está en que sus exponentes no delimitan el
concepto de delincuente motivado ni solucionan la problemática de
que sus teorías no pueden ser generalizadas, ya que parten del
análisis de casos en particular. Incluso hay quienes consideran que
estos enfoques no deben ser incluidos en las teorías de la
criminalidad, sino de la victimización 73.

iii. Teorías del Entorno Físico:

Sobresale de estas teorías la importancia que tienen las ventajas del


espacio físico para la decisión de cometer crímenes, lo que
contribuye a la explicación de por qué el fenómeno delictivo se
concentra en ciertas zonas y sectores de la sociedad, a diferencia de
otros en donde es casi nulo.

Entre sus representantes se encuentra NEWMAN, quien desarrolló la


Tesis del Espacio Defendible e indicó que los índices de criminalidad
están en función del diseño arquitectónico y urbanístico de cada
ciudad. Es así que propone “una arquitectura urbana que genere en
sus destinatarios un sentido de territorialidad respecto del entorno
vecinal y de autodefensa de los lugares y situaciones más proclives al
delito («defensible space»)”74.

Sin embargo, es criticada por no brindar una explicación del delito o


de por qué las personas deciden cometer crímenes, sino que se
enfoca solo en la prevención.

73 GARRIDO GENOVÉS y otros. Principios de Criminología. España. TIRANT LO BLANCH, 2006,


p. 207.

74 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., pp. 283 y 284.

!58
Es de esto que BRANTINGHAM y BRANTINGHAM añaden a los
postulados de NEWMAN que, si bien el entorno físico es el que indica
a un potencial delincuente cuáles son los ambientes donde es más
fácil delinquir y encontrar víctimas idóneas, lo cierto es que la
motivación es una variable que no debe faltar. Para estos autores la
fórmula explicativa del delito consistiría, entonces, en el factor
“ambiente propio” (oportunidad) más el factor “persona motivada
para delinquir”.

b) Modelos positivistas y neopositivistas:

i. Escuela de la Biología Criminal:

Puede evidenciarse en ellos la influencia de la Escuela Positivista, ya


que parte de que el delincuente es un ser diferente a quienes no
delinquen. Por lo regular considera que la persona que comete delito
lo hace porque sufre una patología, trastorno o anomalía en su
organismo. Así, la Escuela de la Biología Criminal se presenta como la
opositora por excelencia a las teorías ambientalistas.

Si bien hoy en día se sabe que un enfoque meramente biológico no


puede explicar la exégesis del delito, sus aportaciones en las ciencias
fueron vastas. Encontramos que las corrientes biologicistas se han
manifestado en:

a. Antropometría y Antropología:

Desde la perspectiva de la Antropometría y Antropológica destacan


BERTILLÓN, quien ideó un sistema de medidas corporales a las que
anexó fotografías de delincuentes que representan cada medida
para postular que ciertas características corporales de los criminales
permite identificarlos75; VERVAECK, que resalta el carácter de los
factores hereditarios en el delincuente; GREEF, para quien existe una
real personalidad criminal con sus características anatómicas propias;
y DI TULLIO, autor de la obra “Antropología Criminal”, quien indica

75 Si bien el informe de BERTILLÓN fue recibido con burlas en la comunidad científica, lo


cierto es que fue capaz de identificar a miles de delincuentes en fuga por medio de la
medición de variables como la longitud de la cabeza, la estatura, el pie izquierdo, el
dedo medio, etc.

!59
que el criminal está influenciad por factores de tipo biopsicológico,
psicosocial o psicomoral76, siendo la principal tarea de la política
criminal el disuadir la concurrencia de esos factores.

Así, estas corrientes coinciden en considerar que el delincuente es un


subtipo humano degenerado e irracional que está escalones abajo
en la escalera evolutiva, lo que nos recuerda al delincuente nato de
LOMBROSO y la Escuela Positivista.

b. Biotipología:

La búsqueda de una relación entre la personalidad del individuo –y


con ello su tendencia delictiva- y su tipo físico es llevada a cabo por
la Biotipología. Se diferencia de la Antropometría y la Antropología en
que mientras que éstas clasifican a los delincuentes según su
apariencia física, la Biotipología lo hace en función a la
preponderancia de un órgano del criminal que, para estos estudiosos,
se exterioriza en el físico del criminal.

La Escuela Francesa de la Biotipología es representada por SIGAUD,


quien dividió a los hombres según la preponderancia del sistema
digestivo, muscular, respiratorio y cerebral, dando a cada una de
ellas características determinadas.

La Escuela Alemana es una de las más resaltantes, conformada por


KRETSCHMER, que elaboró una doble clasificación: por un lado
separó a los criminales de tipo leptosomático, atlético, pícnico,
displástico y mixto; y, por otro, en base a aspectos psicológicos, a los
delincuentes de tipo esquizotímico, ciclotímico y viscoso.

La Escuela Norteamericana está formada por SHELDON y STEVENS y el


matrimonio GLUECK. Los dos primeros autores partieron de estudios
experimentales77 para desarrollar tres características físicas de los
humanos (endomor fo, mesomor fo y ectomor fo) y tres

76 HERRERO HERRERO, César. Óp. Cit., p. 124.

77 Basaron sus estudios en el análisis del blastodermo, la célula de la que provenimos todos
los seres humanos.

!60
temperamentos que les corresponden (viscerotónico, somatotónico y
cerebrotónico). El matrimonio GLUECK, por su parte, estudiaron 500
jóvenes entre criminales y no criminales, concluyendo que el tipo
mesomorfo es el que suele encontrarse en la mayoría de los
delincuentes.

c. Neurofisiología moderna:

La Neurofisiología moderna se basó en el descubrimiento del


electroencefalograma para relacionar la actividad cerebral con el
fenómeno delictivo; por lo que considera que el delincuente se
diferencia del no criminal por anomalías neurofísicas, como la
disfunción cerebral mínima, anomalías electroencefalográficas u otro
tipo de disfunciones relacionadas con el cerebro, como shocks
traumáticos, tumores, etc.

Resalta el trabajo de MONROE, quien examinó un centenar de


delincuentes que fueron puestos en libertad si participaban de su
programa, de lo que se critica que sus conclusiones hayan estado
manchados por el efecto de la prisionización en su grupo muestral.

d. Endocrinología:

La Endocrinología emprende su explicación de la criminalidad desde


las glándulas de secreción interna, postulando que quienes padecen
de disfunciones a nivel endocrino tienden al delito a causa del
sentimiento de anormalidad y rechazo que la sociedad provoca en
ellos, lo que genera agresividad y manifestaciones delictivas. Así, ya
que la razón del crimen se debe a problemas endocrinos, los
criminales pueden ser curados mediante un tratamiento hormonal.

Sobresalen los estudios de CASSONE 78, quien estudió a 500 criminales


sicilianos y concluyó que los asesinos sanguinarios tienen una
hiperfunción de la hipófisis; los homicidas pasionales, hipertiroidismo;
los ladrones, hipofunción de la hipófisis; y los delincuentes sexuales,
disfunción gonádica.

78 HERRERO HERRERO, César. Óp. Cit., p. 286.

!61
Así también, los aportes de DI TULLIO79, quien concluye de sus estudios
que los homicidas suelen sufrir de hipertiroidismo e
hipersuprarrenalismo; los delincuentes ocasionales e impulsivos, de
distiroidismo; los delincuentes violentos, hipertiroidismo; y los
estafadores y ladrones, de dispituitarismo.

Sin embargo, coincidimos con GARCÍA-PABLOS DE MOLINA 80 en su


apreciación de que una teoría exclusivamente endocrinológica no
puede explicar de manera exitosa la génesis del delito, ya que miles
de personas que padecen de disfunciones hormonales mantienen un
ritmo de vida lejos de la delincuencia.

e. Bioquímica:

El máximo exponente de la influencia de los postulados criminológicos


en la Bioquímica es JEFFERY, quien atribuye el comportamiento
delictivo a la presencia o ausencia de factores bioquímicos en el
criminal, como el déficit de vitaminas y minerales, la hipoglucemia, las
alergias y los contaminantes ambientales.

Además, JEFFERY es uno de los máximos expositores que critican el


endurecimiento de las penas y de los regímenes penitenciarios, por lo
que propone que se deben neutralizar los refuerzos positivos del
criminal y propiciar las condiciones sociales necesarias para evitar
que las personas delincan, como mejor educación o mayor empleo.

f. Sociobiología:

Mediante sus postulados, WILSON considera que la capacidad de


aprendizaje difiere según de la persona que se trate, aunque algo
común entre los seres humanos es que el aprendizaje sea de
marcada importancia para su conducta, ya que todo
comportamiento social es aprendido.

79 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., pp. 310 y ss.

80 Ibídem.

!62
Sin embargo, este autor considera que el aprendizaje no puede ser
controlado por medio de procesos sociales de interacción, sino que
se relaciona con procesos bioquímicos y celulares, donde el sistema
nervioso central y el cerebro son la clave para ello. De ahí se deriva su
relación y complementación con las tesis de JEFFERY.

g. Genética criminal:

La Genética Criminal defiende la existencia de un factor hereditario


en la predisposición de delinquir, mediante el estudio de familias
criminales, hijos adoptivos y gemelos. Si bien no intenta dar una
explicación exclusiva que se base en la genética para determinar por
qué las personas cometen delito, resaltan la influencia de la herencia
en dichas personas, quienes suelen ser familiares de otros criminales.

Un trabajo que sobresale en los estudios sobre familias criminales es el


de DUGDALE 81, que siguió el rastro de una familia por 200 años y
probó que de los 709 descendientes del tronco común –un
alcohólico-, 77 fueron delincuentes, 202 fueron mujeres prostitutas y
142 fueron “vagos malvivientes”. Incluso los estudios fueron ampliados
por ESTABROOK, quien localizó hasta 3000 descendientes del mismo
hombre alcohólico, de los que al menos 1500 fueron personas con
deficiencia mental y 1000 oscilaban entre la vagancia, la prostitución
y la delincuencia, dejando solo un reducido número de 500 personas
con una vida normal.

En lo que respecta a los estudios sobre las personas adoptadas, se


encuentran los aportes de KUTTNER y los que realizaron
conjuntamente HUTCHINGS y MEDNICK. En ambos casos se concluyó
que los hijos biológicos de criminales suelen tener más incidencias
delictivas que los hijos adoptivos de los mismos.

Por su parte, en gemelos, los estudios de LANGE indicaron que si uno


de ellos tiene una vida criminal, es muy probable que el otro se
encuentre tentado a tenerla también. Sin embargo, en gemelos

81 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 300.

!63
bivitelinos o dicigóticos82, los porcentajes de incidencias no eran muy
claros, por lo que la teoría no tuvo el impacto que su autor hubiera
deseado.

Sin menospreciar sus aportes, se tiene que los estudios de la genética


criminal en general son muy cuestionables, pues es posible que los
comportamientos no hayan sido heredados por aspectos genéticos,
sino por aprendizaje.

ii. Escuela de la Psicología Criminal:

Desde el estudio de los procesos psíquicos del delincuente, los


enfoques psicocriminales presentan dos corrientes importantes: las
Teorías Psicoanalíticas y las Teorías Psiquiátricas.

a. Teorías Psicoanalíticas:

Las teorías psicoanalíticas proponen que el delincuente debe ser


analizado desde una perspectiva introspectiva para así hallar las
motivaciones inconscientes, producto de hechos de la infancia, que
lo llevan a delinquir. Parte de estas teorías son FREUD, FROMM, ADLER
y JUNG; de los que sobresale FREUD, que analiza si el tánatos humano
es lo que lleva al hombre a cometer delito y postula que la no
superación de etapas en la más tierna infancia, como el Complejo
de Edipo, conlleva con los años a que el individuo tenga conductas
antisociales. Así, la criminalidad –y en general toda conducta
antisocial- tiene su origen en el ámbito sexual humana.

b. Teorías psiquiátricas:

Las teorías psiquiátricas, hoy en día ya desfasadas, identificaron al


delincuente con aspectos psicopatológicos. En la actualidad se sabe
que si bien el índice de criminalidad en las personas que sufren de
trastornos mentales es alto, en realidad tener una patología de este
tipo no te vuelve delincuente ni ser criminal implica necesariamente
que se sufra de una alineación mental. De hecho, si las personas que

82 Son hermanos producto de un mismo embarazo que, sin embargo, se desarrollan en


distintos sacos embrionarios, tienen placentas diferentes y separadas, y provienen cada
uno de un óvulo distinto.

!64
sufren de alteraciones mentales recién el tratamiento que requieren,
es poco probable que cometan delito.

iii. Escuela de la Sociología Criminal:

Si bien se asemejan a teorías como la del entorno social, la sociología


criminal encuentra su peculiaridad en que no se limita a resaltar la
importancia del entorno social, sino que contempla al delito como un
verdadero fenómeno social que, como tal, merece un tratamiento
diferente al que se le ha estado dando. Incluidos en la Sociología
Criminal están los Enfoques Multifactoriales, la Escuela de Chicago, las
Teorías Estructural-funcionalistas o de la anomia, Teorías del Conflicto,
Teorías Subculturales y Teorías del Proceso Social.

a. Enfoques multifactoriales:

Los Enfoques Multifactoriales emprendieron una diversidad de teorías


acerca del fenómeno delictivo, por lo que se le critica que no
ostentan una tesis unificada, sino que son el conglomerado de
muchas en las que los términos como agresión, desocupación
laboral, educación eficiente, estratos sociales bajos, etc., son
“confundidos en una tentativa de interpretación criminológica
multifactorial y, por ello, su relevancia no es fidedigna”83. Sin
embargo, no puede desmerecerse que la preocupación de la
personalidad del delincuente fue impulsada por los Enfoques
Multifactoriales, como tampoco la relevancia de los aportes que
conllevaron a la formulación de la prognosis criminal.

Entre sus representantes encontramos a BURGESS y AKERS, quienes


trabajaron en unificar la teoría de SUTHERLAND con la teoría
conductualista para defender que el comportamiento delictivo
encuentra sus raíces en estímulos inmediatos sobre del delincuente,
aunque no presentan una explicación más profunda de las causas
estructurales que permiten que éstos se den en la realidad social 84.

83 BERGALLI y otros. Óp. Cit., pp. 111 y ss.

84 ANITUA, Gabriel. Historias de los pensamientos criminológicos. Buenos Aires. DEL PUERTO,
2010, p. 321.

!65
b. Escuela de Chicago:

La Escuela de Chicago, o Teoría Ecológica, se diferenció de la


Sociología estadounidense de su época en que se propuso alcanzar
una sociedad democrática que respetara la variedad étnica y de
culturas. En base a estudios realizados en minorías inmigrantes, la
observación participante y la explicación delictiva desde la
perspectiva del criminal; formularon que el delito es producto del
retraso y la marginación causados por la desorganización social que
conlleva a la debilitación del control social informal, el cual es
insuficiente para armonizar la diversidad de las personas que integran
la sociedad85. Esto resalta en la delincuencia juvenil, donde las
aspiraciones sociales (reconocimiento, deseo de poder y seguridad,
etc.) chocan contra una realidad donde los recursos disponibles para
su logro son muy escasos, por lo que los jóvenes forman pandillas y su
propia subcultura con metas sociales propias que, en muchos casos,
difieren y colisionan con las que impone la sociedad 86.

Se critica de la Escuela de Chicago que sus aportes se dieron sobre


grupos minoritarios, especialmente en la delincuencia juvenil y
urbana87, motivo por el cual sus conclusiones no son capaces de
extenderse a la criminalidad adulta o global.

c. Teorías Estructural-funcionalistas o de la Anomia:

i) Teoría de DURKHEIM:

La Teoría de la Anomia de DURKHEIM parte del supuesto de que todo


hecho social es normal, pues existe generalizadamente en todas las

85 Ídem., p. 254.

86 PRIETO, María del Pilar. Óp. Cit., p. 55.

87 Un interesante aporte de la Escuela de Chicago concluyó la divergencia entre


delincuencia e inmigrantes (Vid. SERRANO MAÍLLO, Introducción a la Criminología, cit., p.
130): si bien éstos suelen ubicarse en las zonas más pobres y con problemas de
criminalidad a su llegada al país, lo regular es que lleguen a salir de esas zonas y se
establezcan en otras mejores con lo que disminuye la cantidad de arrestos hacia esa
población. Así es posible indicar que lo determinante en los inmigrantes para cometer
ilícitos está en el ambiente que los rodea y en el lugar que ocupaban en la sociedad, no
en su constitución biológica o condición de inmigrante per se.

!66
sociedades. Así, ya que el delito es un hecho social que se encuentra
presente desde tiempos remotos en las comunidades, habrá que
considerar que es también un fenómeno normal y hasta útil –aunque
no por eso deseable- pues permite la normal evolución del Derecho y
la moral88, ya que una sociedad sin crimen sería poco desarrollada,
primitiva e inmóvil.

En este contexto, DURKHEIM nos dice que la anomia es la “ausencia


de cohesión social”89, un estado originado por la división de trabajo
que, al dificultar la comunicación directa entre las personas que
conforman la sociedad, provoca la desintegración de las normas90 o
la confusión por existir una variedad de normas que confluyen, se
contraponen y hasta se contradicen. Así, un cambio brusco al cual
los ciudadanos se adaptan con dificultad puede provocar
sentimientos de inseguridad y falta de confianza en las normas 91,
hasta llegar a la anomia92 y conducir a la delincuencia. Sin embargo,
el delito en una medida regular cumple una función social favorable,
ya que la pena que se le impone al delincuente estabiliza a la
sociedad93 y fortalece el sentimiento de aceptación de las normas;
puesto que hace recordar la vigencia de los valores comúnmente
aceptados y, además, ocasiona la consciencia moral de solidaridad
y cohesión que refuerzan los vínculos sociales.

Por tanto, para DURKHEIM la pena persigue una finalidad estructural-


funcionalista, ya que no es idónea para la prevención especial o

88 DURKHEIM, Emilio. Las Reglas del Método Sociológico. Buenos Aires: PLÉYADE, 1977, p. 70.

89 ORELLANA WIARCO, Octavio. Criminología Moderna y Contemporánea. México:


PORRÚA, 2012, p. 59.

90 PRIETO, María del Pilar. Óp. Cit., p. 57.

91 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Óp. Cit., p. 324.

92 Para DURKHEIM existen dos clases de anomia: la anomia aguda, provocada por un
cambio rápido y violento en la sociedad que conlleva a que las regulaciones existentes
sean marginadas y a que se pierda la posición social de los individuos, las clases sociales
y las relaciones de solidaridad entre los ellos; y la anomia crónica, a la que se lleva
cuando se acepta el cambio de la estructura social causado por el desarrollo de las
relaciones industriales y mercantiles, el surgimiento de nuevos valores que integran la
conciencia colectiva y la variación de la moralidad y solidaridad social.

93 ANITUA, Gabriel. Óp. Cit., p. 274.

!67
general, sino para mantener la cohesión social y la vitalidad de la
conciencia común.

ii) Teoría de MERTON:

Tiempo después, MERTON partió de las bases de DURKHEIM para


indicar que la ruptura entre los fines sociales y los medios que la
sociedad provee para alcanzar esos fines es la principal causa de
criminalidad 94. Así, la ruptura entre la estructura cultural –que impone
las metas que las personas deben alcanzar en su vida para ser
alguien y tener aceptación- y la estructura social –que brinda los
medios para obtener los fines socialmente impuestos- llevan primero a
violentar las normas para luego, con el tiempo, abolirlas hasta
alcanzar un estado de anomia; pues los medios legítimos para
alcanzar el éxito son muy limitados.

Se critica principalmente que estos autores confunden normalidad


con frecuencia: que las estadísticas deter minen que el
comportamiento delictivo es frecuente, no quiere decir que sea
normal, como tampoco es normal que un alto índice de personas a
nivel mundial estén infectadas por el virus del VIH, aunque el cuadro
clínico es frecuente. Se critica especialmente a DURKHEIM que su
teoría busca fortalecer el status quo de la sociedad, partiendo de la
existencia de una conciencia y cohesión social; mientras que en lo
que respecta a MERTON, se critica que su teoría no puede adaptarse
a las necesidades de la criminalidad económica como la de los
delitos de cuello blanco o la gran delincuencia organizada donde
sujetos de altos estratos sociales que pueden acceder con facilidad a
los medios legítimos para alcanzar el éxito, cometen crímenes.

d. Teorías del Conflicto:

Las Teorías del Conflicto parten de que la sociedad no es una


conglomeración armoniosa de grupos sociales, sino que está dividida
en sectores jerárquicamente posicionados, donde cada uno se

94 MERTÓN, Robert. Teoría y Estructura Sociales. México: FONDO DE CULTURA ECONÓMICA,


1970, pp. 140 y ss.

!68
encuentra en constante pugna con los otros por imponer su propio
sistema de valores y modelos normativos.

i) Teoría de TURK:

Dentro de esta corriente, TURK indica que la condición de criminal es


un estatus social designado por el grupo que está en condiciones de
ejercer ese poder de atribución, por encontrarse en una posición
mayor en jerarquía, según los intereses que persiguen. En otras
palabras, la criminalización no es más que una manera de coerción
legítima 95 y procurar la ventaja de los intereses de la mayoría, por lo
que la pena es cuestionada en su función de protectora de la
sociedad a punto de acusarla de ser una forma en que las clases
dominantes se imponen ante las dominadas.

ii) Teoría de THORSTEN SELLIN:

Por su parte, THORSTEN SELLIN96 indica para que un sujeto pueda vivir
en armonía con la sociedad debe haber pasado por un proceso de
aculturación que lo haga interiorizar las normas de cultura hasta que
se vuelvan parte de su personalidad. La falta de aculturación o una
aculturación insuficiente provocarán que el sujeto viole la norma de
cultura y delinca, por lo que el grado de interiorización de las normas
de cultura determinará qué tratamiento ha de imponerse al
delincuente para que pueda resocializarse y alcanzar la aculturación.

e. Teorías Subculturales:

i) Teoría de FOOTE WHYTE:

Partiendo de la teoría de SUTHERLAND, FOOTE WHYTE es uno de los


mayores representantes de las Teorías Subculturales por los trabajos
que emprendió en Chicago, Estados Unidos. Distinguió dos clases de
jóvenes: los jóvenes de la calle, que tenían su propia subcultura
identificada con la de los barrios bajos, y los jóvenes de la escuela,

95 BERGALLI y otros. Óp. Cit., pp. 144.

96 ORELLANA WIARCO, Octavio. Óp. Cit., p. 78.

!69
que interiorizaban los valores de la clase media estadounidense y
luchaban por “el sueño americano” 97. Así, determinó que la cultura es
el conjunto de creencias, valores, costumbres, etc. que comparte
una sociedad y que puede incluir subculturas que, si bien se
identifican de manera global con la cultura social, discrepan en
algunos aspectos relevantes 98. Cuando una subcultura excusa
conductas que para la cultura general son delictivas o desviadas,
hablamos de una subcultura criminal.

ii) Teoría de TAFT:

Este autor indica que el factor que justifica la existencia de la


criminalidad es en principio el marco cultural de la sociedad. Las
numerosas contradicciones que se manifiestan en su interior
provocan que algunos de los valores tradicionalmente obligatorios no
sean fidedignos ni compartidos por toda la sociedad, motivo por el
cual se provoca una marcada crisis en las instituciones heredadas.

Así, TAFT asegura que la génesis de la delincuencia radica en la doble


moral social y en la disolución de las instituciones tradicionales que,
por la existencia de múltiples capas en el marco cultural de la
sociedad, no pueden ser interiorizadas por todos los ciudadanos.

iii) Teoría de COHEN:

No se quedan atrás las investigaciones de COHEN, quien quiso realizar


una síntesis entre la Teoría de los Contactos Diferenciales y la Teoría
de la Anomia. Este autor confirmó la existencia de subculturas
criminales en los grupos juveniles dedicados a la delincuencia,
especificando entre sus características que son grupos que disponen
de jerarquía, criterios de admisión y un sistema de valores y creencias
propios. Los delincuentes juveniles, entonces, serán provocados por el
contacto de los adolescentes de familias de clases bajas con

97 ANITUA, Gabriel. Óp. Cit., pp. 306 y ss.

98 Así, ORELLANA (Criminología Moderna y Contemporánea, cit., p. 76) indica que una
subcultura se caracteriza por ser un grupo que no comparte en totalidad con la sociedad
los puntos dominantes; se ubica dentro o al lado de los grupos mayoritarios, por lo que
puede recibir cierta influencia de éstos; y está formado por personas que comportan
identidad y coinciden en metas, valores y finalidades.

!70
modelos que tengan una subcultura criminal. La delincuencia juvenil
no guarda relación con la personalidad de estos adolescentes, sino
con el sentimiento de ser parte de una cultura diferencial y
rechazada, que debe buscar su superación y reconocimiento por
parte de los miembros más privilegiados de la sociedad.

Sin embargo, los trabajos de COHEN son criticados por no enfocar los
problemas de la criminalidad de adultos, debilidad que su propio
autor reconoce.

iv) Teoría de la Oportunidad Diferencial:

Formulada por CLOWARD y OHLIN99, es una teoría que apuesta por


armonizar la teoría de la anomia de MERTON, de la asociación
diferencial de SUTHERLAND y de las subculturas de COHEN.

Parte del supuesto de que las desigualdades sociales son la clave


para explicar el fenómeno delictivo, debido a que éstas provocan
una frustración tan intensa en los miembros de los grupos marginados
que facilitan la creación de bandas y pandillas juveniles, orientados
hacia la búsqueda de mejores condiciones sociales y económicas
junto a personas con las que comparten en común ser marginados y
olvidados sociales.

Sin embargo, el avance que CLOWARD y OHLIN añaden al


pensamiento criminológico es que consideran importante no solo las
desigualdades sociales para que surja delito, sino también el
ambiente en el que esas personas se conducen, el cual puede
facilitar o dificultar el surgimiento de pandillas juveniles y hasta
determinar a qué tipo de subcultura corresponderá cada banda.

Estos autores nos indican que existen tres tipos de subculturas juveniles
dentro de una sociedad: la criminal, que se desarrolla en los espacios
geográficos donde existen organizaciones criminales adultas -
maestras en el aprendizaje delictivo de las pandillas de jóvenes-, por
lo que en esta subcultura las bandas criminales juveniles delinquen

99 Cfr. CLOWARD Richard y Lloyd OHLIN. Delinquency and opporunity: a theory of delinquent
gangs. Nueva York: FREE PRESS, 1960.

!71
con técnicas más sofisticadas y racionales que las otras dos
subculturas, además de estar motivados por el lucro; la conflictiva, en
la que predomina la diferenciación entre los valores de la cultura
dominante y la subcultura, se da en barrios pobres e inestables para
los jóvenes pero organizado para los adultos, y se caracteriza por los
delitos violentos para conquistar territorios; y la del retraimiento,
conformada por los jóvenes que no han podido alcanzar sus
propósitos sociales ni por medios legales ni por medios ilegales, por lo
que cometen delitos menores, micro-comercialización de drogas y
prostitución, pues por lo general se refugian en el alcohol y las drogas.

Por tanto, si lo que se busca es erradicar la criminalidad juvenil, debe


tenerse en cuenta el fomento de oportunidades legítimas de
superación, como laborales y educativas; aunque también las
medidas que sean necesarias para evitar que se propicie el ambiente
idóneo que influya en el surgimiento de las bandas juveniles.

v) Teoría de las Técnicas de Neutralización y de los


Valores Subterráneos:

Desarrollada por MATZA y SYKES100, indica que las sociedades tienen


dos tipos de valores: unos convencionales, que son aceptados por la
sociedad en general; y otros subterráneos, que se aceptan desde la
clandestinidad, pues son contrarios a los valores convencionales. Los
jóvenes son quienes más fácilmente aceptan los valores subterráneos,
los hacen formar parte de su estilo de vida y justifican sus actos
delictivos en virtud a ellos, tal como una persona que no comete
crímenes sustenta su comportamiento en base a los valores
convencionales.

Así, los jóvenes delincuentes logran neutralizar los valores


convencionales, lo que coadyuva a que justifiquen “racionalmente”
sus acciones delictivas; por medio de la exclusión de la
responsabilidad, la negación a la ilicitud de sus acciones, la negación
de que ha hecho daño a sus víctimas, el recurrir a supuestos móviles
de mayor importancia que el respeto por las normas, etc. Este

100 Cfr. HENSLIN, James. Down to Earth Sociology, Introductory Readings. New York: FREE
PRESS, 2007, pp. 285 y ss.

!72
comportamiento natural de autojustificación se desarrolla por el gran
sentimiento de culpa que deriva del delito y que requiere que el
delincuente, especialmente el juvenil, deba legitimar su conducta.

vi) El modelo Integrador de ELLIOT:

Este modelo parte de la divergencia entre las aspiraciones de


algunos sectores de la sociedad y los recursos que se le han brindado
para alcanzar sus metas, la cual fomenta que quienes se encuentran
en estas dificultades se desvinculen de la sociedad convencional, por
lo que no interiorizan los valores en los que se basan las normas,
cayendo en delito.

Para estos autores existen tres factores que provocan la


desvinculación del individuo con la sociedad convencional: la
“tensión” entre las metas y los medios para alcanzarlas; la
desorganización social que hace cada vez más débiles los vínculos
convencionales, como formar parte de un barrio pobre que no toma
como suyas las normas sociales generales; y la errónea socialización
que brindan la escuela y la familia, la cual provoca aún más el
deterioro de los vínculos convencionales.

Años después, ELLIOT reformula sus planteamientos e indica que la


desviación social no solo se presenta por que los vínculos
convencionales se hallen dañados o ausentes, sino que es necesario
que la persona se desvíe al contactarse con grupos ya desviados que
refuercen su apatía por las convenciones sociales y finalmente lo
inciten al delito.

Por tanto, para esta teoría la solución más próxima para combatir la
delincuencia, sobre todo la juvenil, será fortalecer los lazos que
existan entre los jóvenes y su familia o la escuela 101, por lo que

101 Así, por ejemplo, participar de las actividades familiar y desarrollar las aptitudes
necesarias para la normal convivencia son importantes en la lucha contra la criminalidad
juvenil; lo que permitirá a su vez que la socialización en la escuela sea próspera al permitir
las relaciones fructíferas con los compañeros de clase y evitan que el joven se encuentre
cómodo con pandillas o bandas juveniles. (Vid. HAWKINS, David y WEIS Joseph. “El
modelo del desarrollo social: un enfoque integrado a la prevención de la delincuencia”
en Comunicación, Lenguaje y Educación, 1995, N° 27, pp. 115-133)

!73
apuesta por encontrar la solución en el control social informal más
cercano a los primeros años del futuro delincuente.

vii) Aporte personal a las teorías subculturales:

Tal como se ha manifestado en otros escritos 102 y reconocido por el


maestro GARCÍA-PABLOS DE MOLINA 103, hemos aportado a la
comunidad criminológica una teoría subcultural que resalta el rol que
desempeña la cultura como factor criminológico. En base al
reconocimiento de la diversidad social 104, indicamos la presencia de
conflictos intrasistemáticos y conflictos extrasistemáticos.

El primero de ellos se presenta por medio de la disidencia cultural o


conciencia discrepante: el sujeto que forma parte de una cultura
dominante, con interiorización de los valores sociales y éticos, elige
conducirse según un comportamiento que es considerado delictivo
por imposición estatal, por resguardar intereses estatales, y no así por
ser naturalmente un delito.

En sentido contrario, los conflictos extrasistemáticos se presentan


cuando el individuo es ajeno a la cultura dominante, por lo que
forman parte de él valores éticos y sociales diferentes a los de la
cultura mayor. El choque frontal que se produce es provocado por la
falta de políticas sociales que integren las bases de las diversas
subculturas que intentan convivir; siendo así que el inmigrante o el
nativo cometen delitos de conciencia o culturalmente
condicionados, ante los cuales no es posible que se le exija haber
actuado de forma diferente.

f. Teorías del Proceso Social:

102 PÉREZ ARROYO, Miguel. “Derecho Penal y Diversidad Cultural. El condicionamiento


cultural en el Derecho Penal. Minorías étnico-culturales y Derecho Penal. Mención al caso
de Bolivia, Guatemala, Colombia y Perú” en Cuadernos de Política Criminal. N° 72.
Madrid: UNIVERSIDAD COMPLUTENSE DE MADRID, 2000, p. 743- 770.

103 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., pp. 437 y ss.

104 Existen dos tipos de sociedades culturalmente diversas: las que provienen de procesos de
colonización y posterior independencia, como suelen ser las sociedades
latinoamericanas; y las que son producto de procesos inmigratorios, entre las que se
encuentren las sociedades europeas y norteamericanas.

!74
En las conocidas como Teorías del Proceso Social se incluyen los
aportes de SUTHERLAND –Teoría de la Asociación Diferencial-, a las
Teorías del Control Social y las teorías del Interaccionismo Simbólico.

i) Teoría de la Asociación Diferencial:

La Teoría de la Asociación Diferencial de SUTHERLAND parte de que el


crimen no es innato al delincuente ni estricto producto de factores
que influyen en él, mucho menos es causado por la inadaptación o la
injusta distribución de los recursos por parte de la sociedad; sino que
es parte del comportamiento adquirido por el ser humano a través
del aprendizaje por un proceso de comunicación con otras personas
que son parte del grupo íntimo del sujeto, de manera que lo que se
aprenderá serán las técnicas en las que se realiza un crimen, los
móviles, razonamientos y actitudes ante éste 105. Así, SUTHERLAND
indica que lo que hará que un criminal se convierta en tal será las
desfavorables interpretaciones que haga de la ley, que superarán las
interpretaciones favorables, lo que denomina principio de asociación
diferencial: una persona se convertirá en un delincuente cuando está
en contacto con modelos criminales que propician esta desfavorable
interpretación, en lugar de estar ante modelos no criminales que
propicien una interpretación favorable de la ley 106.

ii) Teorías del control social:

Sobresale la Teoría del Control Social de HIRSCHI, que se centra en el


control social informal. Este autor parte de que todas las personas se
encuentran en igualdad de condiciones para cometer delito, si se
presentan las condiciones necesarias, pues es una tendencia natural
del hombre107. El delito, entonces, no es producido por ninguna
causa, sino que la diferencia entre los delincuentes y los no
delincuentes se basan en la oportunidad –especialmente el no ser
descubierto es fundamental para que una persona cometa delito- y

105 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 356.

106 Ibídem.

107 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Óp. Cit., p. 142.

!75
la influencia que tienen diversas instituciones en el sujeto, como las
creencias en las pautas morales que la sociedad inculca, la
implicación y constante relación del individuo con actividades lícitas
(deportes, estudio, trabajo, pasar tiempo con amigos, etc.), la
presencia de oportunidades legítimas para alcanzar el éxito y los
fuertes vínculos con los miembros de la sociedad que evitan
defraudar. Así, mientras más fuertes sean los vínculos del sujeto con la
sociedad, menos posibilidad existe de que el sujeto se convierta en
un delincuente.

Se critica de esta teoría que puede ocurrir que la influencia de las


instituciones y el crimen no ocurra tal cual se explica, sino que sea
más bien la conducta delictiva lo que conlleva al debilitamiento del
vínculo entre el sujeto y las instituciones de control social, como la
familia y los amigos.

Como otra manifestación de las teorías que se centran en el control


social que se ejerce sobre el individuo, encontramos el Modelo de la
Coerción de PATTERSON, quien resalta la importancia de la familia en
el comportamiento antisocial en lo que respecta a la delincuencia
que se manifiesta desde temprana edad. PATTERSON considera que
la familia es el primer medio para sociabilizar al ser humano, aunque
desmiente que los hijos se eduquen mediante la mera observación de
los padres, sino que tanto unos como otros se moldean de forma
mutua108.

Este autor desarrolla cuatro etapas por las cuales transita el


delincuente que inicia sus actos antisociales desde la infancia:

En primer lugar, la familia, que es el centro donde empieza a ser


disciplinado o resalta la ausencia de control paterno. En esta etapa,
las prácticas disciplinarias que los padres impongan a los hijos para
corregir malos comportamientos serán fundamentales en su vida
futura, de manera tal que es muy probable que los niños que solían
ser corregidos con violencia e intimidación desarrollen las mismas
conductas durante su crecimiento. En sentido similar se conducirá el

108 AROCA MONTOLÍO, Concepción y otros. “La teoría del aprendizaje social como
modelo explicativo de la violencia filio-parental” en Revista Complutense de Educación,
Vol. 23, N° 2, 2012, pp. 487-511.

!76
niño que ha sido descuidado por sus progenitores, puesto que
interioriza que mediante actos aversivos (pegar, gritar, patalear)
podrá recibir atención u otros resultados esperados. Según
PATTERSON, las condiciones de vida deplorables, la separación de los
padres o la ausencia de alguno de ellos o ambos, agravan la
situación del niño que se muestra inclinado hacia la conducta
desviada.

La segunda etapa corresponde a la escuela, donde el niño que ya


ha tenido una conducta negativa en casa se encuentra con la
sorpresa de que debe convivir con otras personas y que no todos le
darán lo que desea mediante los métodos que funcionan con sus
padres. Al no contar con habilidades de interacción adecuada, el
niño tiene problemas académicos, lo que deriva a que su frustración
se incremente.

El tercero de los estadios corresponde al momento en que el niño


crece y se desarrolla entre sus iguales durante la adolescencia. Ya
que se siente excluido y marginado desde el momento que ingresó a
la escuela, el ahora adolescente intenta relacionarse con personas
que se encuentren en condiciones similares a la suya, normalmente
otros marginados o desviados.

Finalmente, cuando el adolescente llega a la edad adulta y se


encuentra en la necesidad de encontrar un empleo, las dificultades
que tuvo durante su etapa educativa se vuelven más preocupantes,
pues lo convierten en un candidato laboral cuestionable, incapaz de
mantener un empleo estable. Así, su carrera delictiva, que
posiblemente ya se manifestó años atrás, se fortalece a través del
alcohol, las drogas y las relaciones emocionales problemáticas.

A pesar de que los aportes de PATTERSON se basan en estudios


realizados en personas de diferentes países, se le cuestiona que sus
apartados solo son aplicables en los delincuentes que inician sus
comportamientos desviados desde una edad temprana, debido a
que el índice de criminalidad suele disminuir a medida que el
delincuente juvenil se acerca a la adultez.

iii) Teoría de la Anticipación Diferencial:

!77
En un intento de unir las teorías del control social y las teorías de la
asociación diferencial, desde la perspectiva de la teoría psicológica
del aprendizaje social de BANDURA, GLASER indica que todo
delincuente, en su decisión de si ha de delinquir o no, intentará
anticipar las consecuencias que tendrá su conducta 109 como parte
de su motivación o desmotivación.

De ello se desprende que si alguien rechaza cometer un delito lo


hace porque ha previsto que las consecuencias que obtendrá son
desfavorables, a diferencia del delincuente, quien anticipa que los
resultados serán beneficiosos.

Para GLASER, las expectativas que influyen en la decisión de llevar a


cabo un delito son la totalidad de los vínculos que tiene la persona,
tanto criminales como convencionales; el aprendizaje social que
refuerce sus conductas sociales y sus conductas desviadas; y la
percepción que tenga de sus necesidades, oportunidades y riesgos
que asume con su comportamiento110.

iv) Teorías del interaccionismo simbólico:

Como parte de las teorías sustentadas en el Interaccionismo


Simbólico111, tenemos a la Teoría del Labeling Approach o del
Etiquetamiento y a la Teoría de la Identificación Social.

En la primera de ellas, la Teoría del Etiquetamiento, BECKER nos indica


que las conductas desviadas lo son no por sí mismas, sino porque la
sociedad les ha dado esa condición; es decir, requieren que terceros
apliquen el sistema de sanciones que han desarrollado para esas

109 VICENTE CUENCA, Miguel Ángel. Sociología de la desviación: una aproximación a sus
fundamentos. Alicante: EDITORIAL CLUB UNIVERSITARIO, 2011, p. 176.

110 Ibídem.

111 El Interaccionismo Simbólico surge de la confluencia de las investigaciones


sociológicas y de la psicología social. Resalta la influencia del lenguaje como el medio
simbólico principal de comunicación en las relaciones sociales y la importancia que éste
tiene en el desenvolvimiento del comportamiento humano.

!78
conductas112 y que les indica que quienes las cometen deben ser
diferenciados de los demás. Así, quien comete una conducta
desviada secundaria 113 es catalogado como delincuente e interioriza
su nuevo rol en la sociedad, optando por organizarse con los otros
que han sido etiquetados como él por los grupos dominantes que se
encargan de realizar la diferenciación de las conductas. Por ello, el
grado de desviación de una conducta va a depender de la
asignación que le dé la sociedad en el contexto histórico en el que se
encuentra, de lo cual se desprende que existan conductas que son
transgresoras pero no percibidas como desviadas porque gozan de
cierto grado de tolerancia social, mientras que encontramos otras
que tanto infractoras como consideradas desviadas 114.

Por su parte, la Teoría de la Identificación Social de LEMERT es


complementaria a la Teoría de BECKER, pues pretende explicar el
proceso por el que determinadas etiquetas atribuidas a ciertas
conductas desviadas son aceptadas por el sujeto etiquetado,
concluyendo que esto se lleva a cabo a través de una reacción
social que provoca que la identidad del individuo se reorganice
hasta adecuarse a la etiqueta que en la que la sociedad lo ha
introducido, por lo que alguien que ha sido privado de su libertad en
una cárcel, a pesar de ser inocente, terminará interiorizando su rol de
criminal hasta comportarse como tal.

Sin embargo, a pesar de la aceptación general que tuvieron desde


su promulgación, estas teorías son altamente criticadas por no
preocuparse por los demás sujetos afectados con las conductas
desviadas ni idear un método de control y prevención. Son, además,
inconclusas en determinar por qué la sociedad etiqueta las

112 BECKER, Howard. Outsiders: studies in the Sociology Of deviance. New York: FREE
PRESS, 1963, pp. 9 y 10.

113 Para este autor, existen dos tipos de desviación: la primaria, que no hace sentir
desviado a quien la comete ni tampoco es catalogado por los demás como tal; y la
secundaria, que tiene el efecto contrario. Cuando nos referimos, pues, a las personas que
son etiquetadas por la sociedad, hacemos alusión a quienes han cometido conductas
desviadas secundarias.

114 Un ejemplo oportuno para explicar la Teoría del Etiquetamiento está en que antes la
homosexualidad era considerada una enfermedad, una total y completa desviación,
pero hoy en día cada vez son más los movimientos por el respeto de los derechos LGBT y
menos quienes catalogan como conducta desviada a esta opción sexual.

!79
conductas y qué es lo determinante para que un comportamiento
desviado sea tolerado o no en cada contexto histórico y
socioeconómico en el que se encuentre.

g. Teoría de la Acción Razonada:

Fue propuesta por FISHBEIN y AZJEN. Pese a que en sus inicios solo tuvo
como finalidad explicar el consumo de drogas, hoy en día se
extiende a cualquier tipo de criminalidad e incluso a cualquier tipo
de comportamientos. Su aplicación es probabilística, como ocurre
con la Teoría del Triple Riesgo Delictivo, ya que no busca causas
exactas que expliquen el comportamiento criminal, sino que
desarrolla una escala de probabilidad.

Parten de considerar que el raciocinio y la voluntad son componentes


determinantes que direccionan el comportamiento de las personas,
por lo que indican que se puede predecir las acciones de un sujeto
en particular si se tiene en cuenta sus actitudes, intenciones y
creencias en relación a la influencia social y la predisposición del
sujeto hacia el delito.

Para la Teoría de la Acción Razonada, pues, el factor determinante


en la decisión de delinquir, efectuada por el ser humano como ente
racional y que hace que el pensamiento se convierta en acciones, es
la intención que tenga el sujeto, la cual será una acción razonada
porque se sustenta en un análisis racional previo.

La intención surge de la confluencia de dos variables: la evaluación


personal –denominada actitud115- que se tenga hacia la conducta
delictiva en particular, y la evaluación social –denominada norma
subjetiva116- que la colectividad tenga respecto a esa misma

115 La actitud está integrada por la probabilidad subjetiva de que a la conducta que se
analiza le siga una determinada consecuencia, y la accesibilidad subjetiva de dicha
consecuencia.

116 La norma subjetiva se basa en las creencias normativas que tenga el sujeto respecto
a si la conducta que va a llevar a cabo es aceptada o no por quienes más importancia
tienen para él, y la motivación para acomodarse a esas opiniones o, en otras palabras, la
disposición que el individuo tiene para conducirse según las apreciaciones de los demás.

!80
conducta. Así, los autores indican que todo sujeto, antes de realizar
cualquier comportamiento, realiza un examen interno acerca de si su
conducta es positiva para sí mismos y para los grupos que considera
socialmente relevantes, aunque existe la probabilidad de que la
norma subjetiva prevalezca sobre la actitud por la presión que se
ejerce sobre el sujeto, de manera que éste pueda ejecutar u omitir
ciertos comportamientos en base a la apreciación que la
colectividad tenga respecto a dichas conductas 117.

La Teoría de la Acción Razonada no se detiene en analizar otras


variables que sí son de trascendencia para otros postulados
criminológicos, como la oportunidad, la personalidad del agente,
entre otros; sino que intenta predecir las intenciones conductuales del
individuo en base a los factores que se han descrito. Es de aplicación
en casi todos los comportamientos del hombre118, por lo que es
susceptible en igual medida de aplicarse desde una visión
criminológica. De esta manera, para AZJEN y FISHBEIN, la respuesta a
por qué algunas personas delinquen y otras no se encuentra también
en la ponderación que se otorgue a la actitud y a la norma subjetiva,
que variará según cada sujeto. Es por ello que la lucha contra la
criminalidad, abarcada desde esta corriente, deberá analizar
conjuntamente las actitudes del potencial delincuente y el grado de
influencia social que se ejerce sobre él, a fin de establecer la
probabilidad de que cometa delito.

5. CRIMINOLOGÍA CRÍTICA

Nos encontramos en los años sesenta, en Estados Unidos, cuna del


sistema capitalista. En estos tiempos los jóvenes se organizaban en
movimientos sociales de diversos intereses que cuestionaban los roles
sociales impuestos: desde los inicios de lucha por la liberación

117 REYES RODRÍGUEZ, Luis. “La teoría de la acción razonada: implicaciones para el
estudio de las actitudes” en Universidad Pedagógica de Durango: N° 7, 2007, p. 70.

118 Otros usos de la Teoría de la Acción Razonada pueden encontrarse en los siguientes
estudios: FISHBEIN, M., “Factores que influyen en la intención de estudiantes en decir a sus
parejas que utilicen condón”, en Revista de Psicología Social y Personalidad, 1990; y,
FISHBEIN, M. y otros, “Predicción del uso de cinturones de seguridad en estudiantes
venezolanos: una aplicación de la teoría de la acción razonada en Latinoamérica” en
Revista de Psicología Social y Personalidad, N° 4, 1980.

!81
femenina, pasando por los grupos homosexuales que exigían el
derecho por la igualdad de su condición, hasta los grupos pacifistas
que protestaban contra la Guerra de Vietnam y el intervencionismo
en latinoamérica; lo que se buscaba era reivindicar los derechos de
las minorías marginales. Esto incluyó también la búsqueda por un
cambio de paradigma con respecto al tratamiento del delincuente y
su maltratada condición en el sistema judicial 119 y penitenciario; lo
que se manifestó a nivel criminológico con la crítica a las corrientes
de la Criminología tradicional que desde sus cimientos legitimaba el
orden social que ahora estaba en tela de juicio.

Si bien la Criminología Crítica no es un conjunto ordenado de teorías,


sino que está formada por diversas concepciones a lo largo de
Europa y América, permitió el desarrollo de ciertas características
comunes a todas las teorías que la incluyeron.

Así, encontramos que la mayor crítica que formula a la Criminología


tradicional trata acerca de su preocupación exclusiva por el
delincuente, lo que deja de lado elementos ideológicos como la
opción legislativa que crea la criminalidad o el sistema bajo el que el
sujeto debe ser resocializado120. Postula que la solución al delito no
puede obtenerse inmediatamente tras haber encontrado sus causas.
En sentido similar, la Criminología Crítica cuestiona la dependencia de
la Criminología hacia el sistema penal que predica la Criminología
tradicional, indicando que no debe ser más el destinatario y
beneficiario de su saber, sino el objeto de su conocimiento121.

Se inspiró en postulados marxistas en lo que respecta a la importancia


del contexto socioeconómico (capitalismo) y en la propuesta de
DURKHEIM de la normalidad del delito, por lo cual indica que la
desviación de una conducta debe ser estudiada desde el contexto

119 Respecto a este punto, se criticaba arduamente que Estados Unidos empleara un
sistema indeterminado de aplicación de penas, por un lado, y la pena de muerte, por
otro; que no respetaba la proporcionalidad crimen-castigo ni permitía la real
resocialización.

120 ANIYAR DE CASTRO, Lola. Criminología de la Reacción Social. Maracaibo:


UNIVERSIDAD DE ZULIA, 1976, pp. 66 y ss.

121 BARATTA, Alessandro. Criminología y Sistema Penal. Buenos Aires: EDITORIAL IBdeF,
2006, p. 98.

!82
histórico y socioeconómico en el que se produce. En virtud a ello es
que rechaza a cualquier teoría que no parta de este marco y
proponen la aplicación de un método con carácter socio-político 122
que resalte dicho contexto.

Bajo la influencia de su pensamiento marxista, la Criminología Crítica


segura que el sistema penal busca en realidad la legitimación del
poder de las clases dominantes, por lo que el delito entonces será
una construcción social que los críticos proponen que debe ser
reemplazado por el concepto de comportamiento socialmente
negativo 123; el cual, sea o no criminalizado, es una conducta que
lesiona los intereses tutelados o merecedores de tutela jurídica.

La Criminología Crítica se preocupa por otras áreas del fenómeno


criminológico que pocas teorías abarcan: el sistema carcelario.
Resalta su denigrante condición y su incapacidad para ser un sistema
de control social eficaz que cumpla con resocializar al reo; por lo que
defiende que tanto el sistema de penas como el de justicia penal y el
educativo están al mando de la clase dominante que persigue la
protección de su posición favorecida124.

Por tanto, propone la implementación de medidas alternativas


menos dañinas y represivas, así como la despenalización de algunas
conductas típicas como los delitos de opinión, el consumo de drogas,
el aborto, etc.; y la penalización de otras que suelen ser cometidas
por las clases dominantes pero que no son objeto de persecución
penal125.

En base a estos fundamentos, la Criminología Crítica propone dos


alternativas: o bien la reducción de la intervención del Derecho

122 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Óp. Cit., p. 442.

123 AEBI, Marcelo. Temas de Criminología. Madrid: DYKINSON, 2008, p. 285.

124 Ídem.

125 Sobre esto BARATTA (Criminología y Sistema Penal, cit., p. 151) indica que el Derecho
penal mínimo es el único Derecho penal legitimable de acuerdo a los principios
constitucionales del Estado Social de Derecho.

!83
penal o bien su abolición. A continuación explicaremos ambos
modelos:

a) El Reduccionismo:

El Reduccionismo incluye vertientes como el Idealismo de Izquierda,


la Nueva Criminología Administrativa, el Realismo de Izquierda, el
Realismo de Derecha126 y el Minimalismo. Antes de analizar cada uno
de ellos, ha de indicarse todos parten de la dignidad humana para
indicar que es necesario alcanzar un estado de bienestar social que
desarrolle un sistema político, económico y social centrado en la
figura del bien común y sustentado en la justicia social, la
redistribución de riqueza y la igualdad.

i. El idealismo de Izquierda:

El Idealismo de Izquierda o Romanticismo considera que la realidad


que se le presenta a la sociedad no es más que una ilusión. La
criminalidad está conformada por estadísticas falsas y alarmistas que
pretenden ocultar a los delincuentes de las clases sociales
dominantes a costa de coaccionar a quienes se dice que son
desviados, todo ello a fin de que la sociedad olvide problemas más
importantes derivados del capitalismo, como la pobreza, el hambre y
la explotación de las clases dominadas.

Así, para los idealistas de izquierda no se debe hablar de delito, sino


de desviación, entendida como una inconsciente manifestación
política que protesta contra el sistema capitalista y sus desigualdades.

ii. La Nueva Criminología Administrativa:

La Nueva Criminología Administrativa centra sus estudios en que es


muy poco productivo intentar conocer todas y cada una de las
causas que provocan el delito, como pretende hacer la Criminología
Tradicional; pero que hay que resaltar el papel de la oportunidad, de
forma que una gran influencia en el delincuente será que se presente
el momento y las condiciones idóneo para delinquir.

126 ORELLANA WIARCO, Octavio. Óp. Cit., p. 134.

!84
Critica que la tasa de criminalidad sea un referente adecuado para
considerar qué tan grave es la situación delictiva de una sociedad,
pues la realidad suele ser mucho menor que la percepción de la
población, aunque es conveniente para los políticos, los medios de
comunicación y la policía hacer creer que el índice de criminalidad
es alto127, para justificar su función en la sociedad y resaltar la
importancia de su rol.

Para esta corriente la prevención del delito debe hacerse por medio
de un análisis costo-beneficio de la lucha contra la criminalidad, la
creación de entornos que disminuyan las oportunidades delictivas (a
través del incremento de agentes policiales) y la participación activa
de los pobladores por medio de rondas, patrullas vecinales, etc; de
tal forma que estos esfuerzos se encuentran orientados a reducir la
oportunidad de la comisión de delito a través de la fortificación del
control social informal, logrando así que el sentimiento de inseguridad
ciudadana sea erradicado paulatinamente,

iii. El Realismo de Derecha:

El Realismo de Derecha propone que para prevenir la delincuencia se


debe crear un mecanismo de recompensas que sustituyan los
castigos, el mismo que debe ser enseñado a los niños junto con una
amplia gama de conocimiento sobre las normas sociales para que,
como un reflejo condicionado, puedan comportarse según como la
sociedad lo espera de ellos. La policía, para esta vertiente y a
diferencia de lo que defiende la Nueva Criminología Administrativa,
no podrá realizar resultados idealistas, desligados de la realidad y de
su condición de seres humanos; por lo que debe centrar sus esfuerzos
en la preservación del orden.

iv. El Realismo de Izquierda:

Como reacción a estos preceptos es que se desarrolla el Realismo de


Izquierda que entre sus postulados indica que debe haber una
represión más intensa contra la criminalidad, especialmente en los

127 ídem, p. 159.

!85
sectores obreros y en las minorías étnicas, que son donde –según esta
corriente- hay una concentración de la delincuencia; lo que se
evidencia en el hecho de que la mayoría de las poblaciones
carcelarias es de raza negra o inmigrante.

v. El Minimalismo:

El Minimalismo, desde la perspectiva de BARATTA, resalta la


importancia de los Derechos Humanos como objeto de tutela de la
ley penal y, al mismo tiempo, su límite. Este autor parte de que la
pena es una forma de presión de las necesidades fundamentales de
quienes se le impone y una limitación de sus derechos -por lo que la
llama violencia institucional-; que los órganos de administración de
justicia no son sino instituciones que resguardan los intereses de las
clases dominantes; y que el funcionamiento de la justicia penal es
sumamente selectivo y direccionado hacia las clases marginales128.
Por ello, indica que el sistema punitivo es inadecuado para alcanzar
los fines que se le ha asignado y la cárcel no es más que un fiasco
legitimado por el sistema.

Así, el Derecho penal debe intervenir solo en los supuestos en los que
sea estrictamente necesario, fomentando incluso en ellos el respeto
por los Derechos Humanos. En los demás casos, BARATTA indica que
debe utilizarse medios alternativos de justicia 129. De ahí se desprende
que este autor tenía confianza en la posibilidad de implementar un
nuevo Estado donde el eje fueran los Derechos Humanos y se
incluyera a las minorías que suelen ser dejadas de lado.

128 ANIYAR DE CASTRO, Lola. “Baratta y la Criminología Crítica: un filósofo que


revolucionó la Criminología y la encaminó a ser teoría crítica del control social” en Revista
Digital de la Maestría en Ciencias Penales de la Universidad de Costa Rica, N° 2, 2010, p.
379.

129 BARATTA es altamente criticado por AEBI (Temas de Criminología, cit., pp. 287 y ss),
quien incluso juzga que la teoría que presenta del Minimalismo no es –si quiera- capaz de
ser considerada como científica. Entre sus principales refutaciones se encuentra que
BARATTA parte de una concepción muy restrictiva de Criminología (considera que sólo el
delincuente es su objeto de estudio y no así el delito), adapta los conceptos a su
conveniencia para adaptarlos a su definición de delincuencia (para BARATTA los delitos
de cuello blanco sólo serían cometidos por las clases dominantes), parte del supuesto de
que la delincuencia es normal, confundiendo –como DURKHEIM- normalidad con
frecuencia, y hasta olvida la relevancia de la víctima en el fenómeno criminal.

!86
El Minimalismo de FERRAJOLI, por su parte, considera que el
fundamento para la reducción del Derecho penal a su mínima
expresión se encuentra en asegurar el orden social que es violentado
por la conducta delictiva y evitar, así, la venganza privada por parte
de los grupos dominantes130. Para ello desarrolla una serie de axiomas
que hasta el día de hoy nutren la garantía del debido proceso131; por
lo que este autor considera que su modelo de Derecho penal
garantista es una alternativa idónea y progresista frente a las utopías
abolicionistas que sugieren la eliminación del Derecho penal que, a
los ojos de FERRAJOLI, implicarían una regresión en la sociedad.

b) El Abolicionismo:

Esta versión más extrema de la Criminología Crítica no propone la


mínima reducción del Derecho Penal, sino su total reemplazo por
medidas más pacifistas -como el diálogo y la conciliación- que
impliquen que la víctima pueda reapoderarse del conflicto en una
suerte de justicia más participativa que busque el reemplazo de la
pena 132.

El Abolicionismo se fundamenta en considerar que el sistema penal


no resuelve los problemas sociales, sino que degrada al ser humano a
su condición más indigna, estigmatizándolo como un rechazado
social incluso luego de su liberación, y crea valores negativos en las
cárceles donde se impone la violencia como método de solución de
conflictos, lugar a donde van a parar siempre los más desamparados

130 TIEGHI, Osvaldo. Tratado de Criminología. 3ed. Buenos Aires: EDITORIAL UNIVERSIDAD,
2004, p. 335.

131 Así, los axiomas de FERRAJOLI (Derecho y Razón, 4ed. Madrid: TROTTA, 2000, pp. 411 y
412) son los siguientes: nulla poena sine crimine (no existe pena sin crimen), nullum crimen
sine lege (no hay crimen sin ley), nulla lex sine necessitate (principio de mínima
intervención del derecho penal), nulla necessitas sine iniuria (el delito se crea cuando
ofende o lesiona bienes jurídicos fundamentales), nulla iniuria sine actione (solo podrá ser
objeto de proceso penal la voluntaria acción humana que dañe o ponga en peligro
bienes jurídicos), nulla actio sine culpa (principio de culpabilidad, no hay acción penal sin
culpabilidad), nulla culpa sine iudicio (sólo el juez está en condiciones de determinar la
culpabilidad penal), nullum iudicium sine accusatione (el proceso únicamente podrá ser
abierto por acusación legítima por sujeto competente), nulla accusatio sine probatione
(quien acusa tiene la carga de la prueba), nulla probatio sine defensione (debe
resguardarse el derecho de defensa y el principio de contradicción).

132 ELBERT, Carlos. Manual Básico de Criminología. Colombia: TEMIS, 2005, p. 118.

!87
de la sociedad. Para ellos, las penas no son capaces de resocializar,
porque aniquila al sujeto al que son impuestas, y además son
ilegítimas, porque no implican el reconocimiento de la autoridad que
las imponen ni la colaboración del condenado133.

Por esto, autores como HULSMAN y BIANCHI134; proponen acudir a


formas privadas y pacíficas de solución de conflictos, como
mediaciones y acuerdos donde prime la voluntad de los interesados,
sustituyendo la ley penal por la civil, y evitando la estigmatización de
quiénes son los “buenos” para la sociedad –fiscales, policías, jueces- y
quiénes son los “malos” para ésta –delincuentes y, en general,
desviados de cualquier tipo-. Particularmente BIANCHI propone que
no basta eliminar las cárceles, sino la idea de castigo que tiene la
sociedad, optando por un sistema de control de delito no punitivo
que se centre en otros principios legales y éticos; mientras que
HULSMAN considera que “los problemas son reales, pero el delito es
un mito” producto de la política criminal, por lo que se debe eliminar
el concepto de delito y cambiarla por la de “situación
problemática”135 para evitar que el sistema penal provoque más
inconvenientes de los que soluciona.

Otro abolicionista importante es CHRISTIE, quien difiere un poco de los


anteriores mencionados136 en que no se opone a la presencia de
juicios y leyes, sino que defiende que se debe reducir o eliminar el
dolor y la violencia, ya que las penas no son más que causar
deliberadamente dolor hacia un ser humano. Indica que ha de
fomentarse el diálogo y la reflexión, incluso en el caso de la comisión
de los delitos más graves, como el genocidio, donde podrá aplicarse

133 PRIETO, María del Pilar. Óp. Cit., pp. 69 y ss.

134 Ambos sufrieron durante la Segunda Guerra Mundial en campos de concentración


nazis, de donde puede entenderse los motivos personales por lo que desarrollaron estas
teorías al relacionar a las cárceles con los campos de concentración.

135 ANITUA, Gabriel. Óp. Cit., pp. 432 y ss.

136 Para ORELLANA WIARCO (Criminología Moderna y Contemporánea, cit., p. 173) los
desarrollos de HULSMAN y BIANCHI pueden categorizarse en lo que denomina como
abolicionismo penal radical, mientras que los de CHRISTIE harán lo propio bajo el nombre
de abolicionismo de justicia participativa.

!88
medidas que reemplacen el castigo penal como el sentimiento de
vergüenza social.

Para CHRISTIE el Estado y cualquier otro operador jurídico debe dejar


en manos de los implicados la tarea de administrar justicia; ya sea a
través de la justicia de aldea, que el autor relaciona con la presencia
de jueces cercanos a la población y que no solucionen en base a
preceptos jurídicos penales, sino a la compensación y la conciliación
entre las partes, o de la justicia representativa, destinada a delitos
más severos donde los jueces serán los miembros de la sociedad 137.

c) La crisis de la Criminología Crítica:

A pesar de la repercusión que tuvo la Criminología Crítica y de la


aceptación motivada por el caldo de cultivo producido a causa de
las revueltas sociales y la búsqueda de la igualdad, lo cierto es que
para los años 80’s la Criminología Crítica empezó a tener aprietos por
no prestar atención a la causalidad criminal y por descuidar a la
víctima, quien emprendía su labor de abrirse paso a través del
nacimiento de la Victimología. Esto ocasionó que las miradas
regresen a las teorías criminológicas tradicionales.

Los criminólogos de la época empezaban a considerar que los


cuestionamientos hechos a las teorías tradicionales derivaron en una
satanización del positivismo, al punto de vaciarlo de contenido y
nombrar como tal a cualquier pensamiento que los críticos
criminológicos querían rechazar138. Igual parecer tuvieron entorno al
ataque constante hacia el Derecho penal que caracterizó a los
postulados de la Criminología Crítica, concluyendo que las
atribuciones que se le hicieron y la búsqueda por su reducción o
extinción eran desmedidos, sobre todo si se tenía en cuenta que el
nuevo trinomio “droga-sida-delincuencia”139 significó todo un cambio

137 ORELLANA WIARCO, Octavio. Óp. Cit., p. 175.

138 COHEN S. citado por LARRAURI Elena. La herencia de la Criminología crítica. 2 ed.
Madrid: SIGLO XXI, 1992, p. 193.

139 LARRAURI Elena. La herencia de la Criminología crítica. 2 ed. Madrid: SIGLO XXI, 1992,
p. 194.

!89
en el sistema moral y justificó la limitación de los derechos individuales
a fin de combatirla.

La crisis de la Criminología Crítica, pues, estuvo también influenciada


por su incapacidad de desarrollar un conciso cambio de paradigma,
a pesar de los esfuerzos académicos que emprendieron sus
estudiosos, y por los resultados diversos que tuvieron las políticas
criminales inspiradas en sus postulados: los criminólogos advirtieron
que las instituciones implementadas con la finalidad de sustituir a la
cárcel en realidad eran más intrusivas y controladoras que el propio
sistema carcelario, además de poco aplicados por los Tribunales,
pues éstos los percibían como reacciones demasiado
condescendiente frente a la comisión de delitos.

El profesor VAN SWAANINGEN140 indica que son dos los aspectos que
determinaron la crisis de la Criminología Crítica: por un lado, esta
corriente sufrió una crisis analítica, pues fue incapaz de desarrollar un
paradigma coherente y estructurado -optando por una postura de
indignación- y de dar tratamiento a los problemas de criminalidad
menor que eran altamente preocupantes en los centros de las
grandes ciudades; por otro, sufrió una crisis ideológica con los duros
golpes que sufrió el socialismo durante el siglo anterior y la
consolidación del capitalismo tras la caída del Muro de Berlín.

Así, surgieron nuevas corrientes de pensamiento criminológico que


forman parte de la Criminología Contemporánea, los cuales
analizaremos en el siguiente capítulo del presente manual.

6. CRIMINOLOGÍA CONTEMPORÁNEA

Como se analizó en el apartado correspondiente a la crisis de la


Criminología Crítica, el surgimiento de la Criminología
Contemporánea respondió a la incapacidad de ésta para encontrar
las causas del comportamiento delictivo y de implementar planes de
política criminal empíricamente fructíferos, acordes con las
cambiantes necesidades sociales. Tenemos, hasta el momento, una

140 VAN SWAANINGEN René. Perspectivas europeas para una Criminología Crítica.
Buenos Aires: IBDEF EDITORIAL, 2011, pp. 8-12.

!90
amplia cantidad de teorías contemporáneas acerca de la
criminalidad, de las que haremos referencia las más importantes:

a) Teoría de las Ventanas Rotas:

En el año 1969, el psicólogo Philip ZIMBARDO desarrolló un


experimento social en dos barrios muy diferentes de California, uno
de clase media-alta y otro de clase baja: dejó aparentemente
abandonado un vehículo en cada uno de los barrios y analizó las
reacciones. En el barrio de clase baja, donde predominaba el
vandalismo, la prostitución, la suciedad, las personas vagabundas y el
deterioro de las edificaciones, las partes valiosas del vehículo fueron
extraídas a las pocas horas y posteriormente el mismo fue destruido
por diversas personas. En contraste, en el barro de clase media-alta el
auto se mantuvo intacto por la semana completa que fue dejado en
ese lugar. Hasta ese momento podía creerse que las necesidades
económicas de las personas que vivían en el primer barrio las
instaban a buscar en cualquier forma posible la manera de subsistir.
Sin embargo, la situación cambió cuando ZIMBARDO decidió romper
una de las ventanas del automóvil aún en óptimas condiciones que
fue abandonado en el segundo de los barrios: a las pocas horas el
vehículo había sido saqueado y destruido, como ocurrió en el barrio
de clase baja, con lo que demostró que la razón no se hallaba en la
pobreza de las personas residentes141.

Tiempo después, en los años 90’s, George KELLING y Catherine


COLES142 desarrollaron la Teoría de las Ventanas Rotas en base al
experimento de ZIMBARDO: para estos autores la criminalidad puede
ser combatida con ambientes limpios, ordenados y que expresen un
resto por la autoridad, los valores y las leyes. Explican el experimento
de los automóviles abandonados indicando que el vandalismo -y en
general el delito- pueden ocurrir en cualquier lugar, pero que
sucederá más rápida y probablemente en los ambientes en que se
hayan roto las barreras comunitarias de consideración muta y

141 Para un análisis más profundo del experimento de ZIMBARDO, vid. WILSON James y
George KELLING, “Broken windows” en Atlantic Monthly, marzo, 1982, pp. 29-38.

142 KELLING, George y Catherine COLES. No más ventanas rotas. México: INSTITUTO
CULTURAL LUDWING VON MISES, 2001.

!91
obligaciones cívicas143 mediante comportamientos que transmitan
que a nadie le interesa revertir el daño o evitarlo. Los autores añaden
que si se rompe una ventana de una casa y no se repara a la
brevedad, pronto las demás ventanas estarán rotas también; si no se
limpia una pinta con aerosol en las paredes de una calle, el resto de
ellas también serán afectadas. Caso contrario ocurrirá en los lugares
donde se mantiene el orden y la limpieza, lo que nos brinda la idea
de que los comportamientos incivilizados son contagiosos.

En conclusión, para la Teoría de las Ventanas Rotas, el crimen es


producto del desorden y el caos, lo que deberá combatirse
principalmente a fin de disminuir el índice de criminalidad.

b) Teoría de la Prevención Situacional:

Para esta teoría consolidada en última década del siglo pasado, el


delito es una decisión racional que responde a un análisis costo-
beneficio positivo hecho por el delincuente. Es a causa de esto que la
teoría que analizamos no profundiza más en las causas de la
criminalidad o en otros aspectos relacionados con el fenómeno
criminológico que han sido abordados por diversas teorías, por lo que
se le critica arduamente que no puede ser considerada como una
real teoría criminológica.

Para la Teoría de la Prevención Situacional, lo importante es que los


ciudadanos aprendan a cuidarse de sí mismos, evitando que se
cometan delitos mediante acciones simples que dificultan las
oportunidades criminales. Por ejemplo, insta a que las personas velen
por su propia seguridad echando llave a las puertas de sus casas,
enseñando a los niños que no deben hablar con extraños,
asegurando las puertas de los coches, no caminando solo en altas
horas de la noche por lugares oscuros, instalando cámaras de
seguridad, etc. De ahí deriva una de las mayores críticas a esta
teoría, pues se considera que delega a los particulares tareas que
deben estar en manos del Estado (la seguridad ciudadana) y que
puede provocar que el delito se traslade a otras zonas, en lugar de
que disminuya.

143 Ibídem.

!92
c) Teoría de la Taxonomía de MOFFITT:

Esta teoría fue desarrollada en 1993 por la psicóloga Terri MOFFITT144 y


se basa en la relación que existe entre criminalidad y delito para
desarrollar sus postulados.

Diferencia entre dos tipos principales de delincuentes: por un lado, los


que inician desde la más tierna infancia y continúan persistentemente
en una vida de comportamientos criminales (life-course-persistent); y,
por otro, quienes solo delinquen durante la adolescencia
(adolescence-limited).

El grupo de personas que presentan comportamientos antisociales


desde la infancia se encuentran influenciados por múltiples variables
neuropsicológicas que se manifiestan constantemente: problemas
neurocognitivos, como hiperactividad, déficit de atención,
irritabilidad; rasgos de personalidad, como un temperamento
agresivo; inapropiadas formas de crianza de sus padres o
apoderados; y problemas familiares. Por su parte, quienes solo
comenten delitos durante su adolescencia, se caracterizan por tener
frecuentes interrupciones en la supervisión adulta durante este
periodo y estar expuestos por más tiempo a pares antisociales145,
aunque su conducta suele expandirse por imitación o por alcanzar un
status deseado frente a su conjunto de amigos.

Es en el primero de los grupos en que el factor ambiental se


manifiesta con mayor fuerza, ya que un ritmo de vida que se
desenvuelva en barrios marginales, orfanatos, etc., intensificarán los
comportamientos violentos y delictivos. Sin embargo, poco puede
hacerse por mejorar el progreso de estas personas incluso en
ambientes favorables.

144 Cfr. MOFFITT. “Adolescence-limited and life-course-persistent antisocial behavior: A


developmental taxonomy” en Psychological Review, N° 100, pp. 674-701.

145 HERRERA PAREDES, Dora y MORALES CÓRDOVA, Hugo. “Comportamiento antisocial


durante la adolescencia: teoría, investigación y programas de prevención” en Revista de
Psicología de la PUCP. Vol. XXIII, N° 2, 2005, pp. 228 y ss.

!93
Además, aunque la autora no niega la posibilidad de que suceda, es
altamente difícil que las personas que delinquen durante el curso de
su vida puedan cambiar por medio de los programas de
resocialización; lo que contrasta en el caso de quienes solo lo hacen
durante su adolescencia, que suelen dejar su vida delictuosa por sí
mismos al notar que sus actos pueden ser perjudiciales para
mantener el status que han obtenido por medio del delito.

d) Teoría integradora de SCHNEIDER:

En la teoría de SCHNEIDER confluyen la teoría del conflicto social, la


teoría de la anomia, la teoría de la desorganización social, la teoría
de las subculturas, la teoría del aprendizaje social, la teoría del control
y la teoría del refuerzo diferente.

Este autor se centra en la explicación de la génesis de la


delincuencia juvenil e infantil. Indica que la delincuencia de este tipo
se basa en los procesos de aprendizaje social defectuoso, ya que los
cambios sociales y la estructura socioeconómica actual implican
también un cambio de las normas que regulan el comportamiento
de las personas, frente a lo cual no todos se desenvuelven de la
misma manera. Puesto que estos nuevos comportamientos y normas
son aprendidos a diferente velocidad por los miembros de la
sociedad, surgen los conflictos de valores y de comportamientos, que
destruyen los valores comunes si no son resueltos pacíficamente y
derivan en la delincuencia.

A esto se le añade el desigual desarrollo socioeconómico de los


diversos estratos sociales, que provoca la existencia de subculturas y
extiende el rechazo hacia la necesidad de adecuar la conducta a
las normas socialmente impuestas. Por ello, los jóvenes o niños se
identifican con una subcultura criminal y, si no reciben la reacción
adecuada por parte del Estado, son susceptibles de desarrollar
carreras criminales.

e) Modelo Integrador de ANDREWS y BONTA:

!94
Este modelo se basa en el reforzamiento personal, comunitario e
interpersonal146 para explicar el fenómeno delictivo. La decisión de
delinquir se encuentra determinada por factores estructurales y
culturales, como la familia y el barrio de origen; factores familiares,
como la relación con los padres; factores personales, entre los que se
encuentran los problemas de conducta, el temperamento, la baja
autoestima, etc.; la asociación que se tenga con otros
delincuentes147; las actitudes, valores, creencias y sentimientos que
resguarden el comportamiento delictivo como favorable; la
inmediata situación en la que se encuentra el sujeto; y sus
antecedentes delictivos.

Una persona, entonces, decidirá delinquir y convertirse en un


delincuente según existan más factores influyendo en su persona, lo
que explicaría por qué no todos los individuos con problemas
familiares y provenientes de sectores pobres son criminales.
Los autores que analizamos en este apartado indican que el criminal
presenta dos tipos de factores confluyendo en él: los factores
estáticos, que se presentan como el pasado del sujeto, tal como su
edad, su carrera delictiva, sexo, etc.; y los factores dinámicos, que
corresponden a su presente y que son precisamente los que los
mecanismos de rehabilitación y resocialización intentarán influenciar,
como su círculo de amistades, su interiorización de la normativa
social, etc.

La lucha contra la criminalidad desde el enfoque de ANDREWS y


BONTA deberá basarse en nuevas oportunidades de conducta y de
oportunidades en el individuo que se espera resocializar 148, como
educación y trabajo, que hagan que el sujeto se sienta parte útil y
aceptada de la sociedad.

146 LÓPEZ LATORRE, María Jesús. Psicología de la Delincuencia. Salamanca: CISE, 2006, p.
152.

147 Así, esta teoría reconoce que si bien existen múltiples caminos para llegar a la
delincuencia, las amistades y el círculo social al que el sujeto pertenece suelen ser los que
más influyan en tendencia hacia el comportamiento criminal o no criminal.

148 En este sentido, vid. ANDREWS D.A. y J. BONTA. The Psychology of Crimimal Conduct. 3ed.
Cicinnati: ANDERSON, 2003.

!95
f) Modelo Integrador de FARRIGTON:

En base a los postulados de la teoría de las subculturas, el aprendizaje


social, la desigualdad de oportunidades, del control y de la
asociación diferencial; FARRINGTON indica que la génesis de la
criminalidad se encuentra en el binomio individuo-ambiente, por lo
que su teoría tendrá un enfoque tanto psicológico como situacional.

El modelo de FARRIGTON inicia en el reconocimiento de que la


sociedad no brinda a todos los individuos que la conforman las
mismas oportunidades para alcanzar sus objetivos y planes de vida,
motivo por el cual un grupo de ésta deberá recurrir a medios ilegales
para alcanzar sus metas. El ambiente de las clases
socioeconómicamente bajas influyen en una probabilidad mayor de
recurrir a dichos medios ilegales. Sin embargo, la motivación para
delinquir no es constante, sino que se encuentra determinada por
factores situacionales inmediatos, como la posibilidad del delito, el
mayor riesgo de ser atrapado o la imposibilidad de alcanzar a una
potencial víctima que se desea.
En el estudio de la realidad criminológica ocurre que ciertas personas,
a pesar de encontrarse en ambientes y factores situacionales
inmediatos favorables para el delito, deciden no delinquir. Ante esto,
el autor indica que la distinción entre delincuentes y no delincuentes
expuestos a motivaciones similares radica en aspectos internos del
sujeto, en su tendencia antisocial, entendida como la predisposición
que se tiene hacia la criminalidad 149. Dicha tendencia se manifiesta
por medio de variables como la poca empatía, la frialdad, la
impulsividad, baja autoestima, poca interiorización de las normas
sociales, etc.

En estudios más recientes, los aportes de FARRIGTON se perfeccionan


y desarrolla dos perfiles criminológicos que, para el autor, se resumen
en el potencial antisocial del individuo o su tendencia a la

149 MC CORD, Joan. Facts, frameworks and forecats. Advances in criminological theory. Vol
3. New Jersey: TRANSACTION, 1992.

!96
criminalidad 150, lo que no necesariamente implica que se vayan a
cometer delitos por estos sujetos, pues ello depende de procesos
cognitivos más complejos y de la oportunidad. Se tienen así:

i. El potencial antisocial a corto plazo, propio de las personas


que consideran que la criminalidad es una opción. Para este
sujeto, la decisión de delinquir dependerá de la energía
criminal (el estado de ánimo de la persona: molestia,
frustración, aburrimiento) y las oportunidades. En este
supuesto, la decisión de delinquir responderá a los resultados
del análisis costo-beneficio que realice el potencial
delincuente.

ii. El potencial antisocial a largo plazo, que se presenta en


quienes no tienen una tendencia criminal persistente, sino
variable. En ellos, la decisión de cometer delito está
influenciada por las vinculaciones con la familia, los procesos
de sociabilización que el individuo ha tenido a lo largo de su
vida, los modelos antisociales a los que ha estado expuesto y
el grado de impulsividad que presente.

En virtud a ello, el autor indica que la prevención del delito debe


darse desde una perspectiva que tenga en cuenta los factores de
riesgo del potencial delincuente, según si se trate de una persona con
potencial a corto plazo o con potencial a largo plazo. Sin embargo,
es enfático en considerar que una prevención eficaz debe tener en
cuenta las genuinas causas del delito, factores de riesgo en sentido
estricto, en lugar de las variables que meramente se utilizan para
predecirlo en forma genérica.

150 FARRIGTON, David. “The ointegrated cognitive antisocial potential (ICAP) theory”, en
Advances in criminological theory – integrated developmental and life-course theories of
offending, N° 14, 2005, Londres: TRANSACTION PUBLISHERS, pp. 73-92.

!97
!0
CRIMINOLOGÍA Edad Antigua (Mesopotamia, Grecia, Roma), Edad Media (SAN AGUSTÍN, SANTO TOMÁS), Eda
PRECIENTÍFICA HOWARD, TOMÁS MORO), Escuela Clásica.

CRIMINOLOGÍA
CIENTÍFICA
Escuela Intermedias

Escuelas Eclécticas Terza Scuola, Escuela de Marburgo, Mo

CRIMINOLOGÍA Enfoques de la
MODERNA Opción Racional o
Librealbedristas

Modelos Positivistas
y Neopositivistas

Escuela de Sociología Criminal Enfoques Multifactoriales, Escuela de C

Reduccionismo

CRIMINOLOGÍA
CRÍTICA

Abolicionismo

Crisis de la

CRIMINOLOGÍA Teoría de las Ventanas Rotas

Teoría de la Prevención Situacional

Teoría de la Taxonomía de MOFFITT

Modelo integrador de ANDREWS y BONTA

!1
7. CRIMINOLOGÍA PERUANA

El desarrollo histórico de la Criminología en el Perú, si bien no


contempla la extensión y progreso que puede apreciarse en otros
países, cuenta con la presencia de ilustres personajes que aportaron,
desde su posición, por los conocimientos criminológicos, aunque en
sus inicios no se animaron por implementar estudios de aplicación
criminológica, sino que se enfocaron preferiblemente en el ámbito
teórico.

Entre los personajes peruanos que defendieron los postulados de la


Criminología positivista encontramos al jurista y sociólogo JAVIER
PRADO, quien destaca como el pionero en este ámbito, opositor
acérrimo de la Escuela Clásica de Beccaria y defensor de centrar los
apartados criminológicos en la figura del delincuente. El jurista y
sociólogo no se adhirió, sin embargo, a las aportaciones netamente
biologicistas de Lombroso, sino que prefirió más bien los postulados de
Tarde.

El memorable sanmarquino OSCAR MIRÓQUESADA fue un Doctor en


Letras y en Derecho que destacó por haber defendido la Mesología
Criminal y Antropología Criminal, además de haber sido el fundador
de la primera cátedra de Criminología en la entonces llamada
“Facultad de Jurisprudencia”, durante los tiempos de la primera
década del SXX.

Uno de los primeros textos peruanos referidos a la Criminología


peruana fue el de CARLOS BAMBAREN 151, quien hizo estudios
enfocados a encontrar un vínculo entre el delito y ciertas
enfermedades que podrían explicar su concurrencia, como la
demencia o la epilepsia. Sus aportes fueron realizados desde una
visión médica, por lo que se le conocen como medicalización del
delito, aunque no tuvieron el éxito deseado por falta de presupuesto
y de apoyo social.

151BAMBAREN, Carlos. Aputes de las lecciones de Criminología, Curso Universitario. Lima:


1930.

!0
La Sociología criminal encuentra su representante peruano en
VICTOR MODESTO, que contribuyó brillantemente a la comunidad
criminológica con estudios realizados del delito en grupos sociales
marginados, como los indígenas o las meretrices; a quienes defendió
señalando que las características negativas que se les atribuían
formaban parte de un sistema racista y opresor económico, político y
social.

Acercándonos a la segunda mitad del SXX, se encuentran los aportes


de maestros como MIMBELA DE LOS SANTOS, quien señala que la
Criminología se encuentra orientada a lograr una valorización
penológica y judicial de la personalidad del delincuente; OLIVERA
DÍAZ, autor de la obra “Criminología Peruana” de 1970, que destaca
el papel de la conducta peligrosa en la Criminología y continúa
haciendo artículos hasta la fecha sobre temas controversiales, como
el proyecto minero Conga, o políticos, como las posibles tachas a los
candidatos presidenciales de las elecciones del 2016; y SOLÍZ
ESPINOZA, abogado y psicólogo de la Decana de América, de quien
destaca la obra “Criminología: Panorama Contemporáneo” del año
1988, en el que señala la multifactorialidad que requiere cualquier
explicación de la conducta humana, incluida la de relevancia
criminológica.

En la actualidad, la Criminología peruana cuenta con la presencia de


personajes como el renombrado FELIPE VILLAVICENCIO, docente
principal de Derecho Penal y Criminología de la Pontificia Universidad
Católica del Perú y académico dedicado al estudio de la
Criminología, como resalta en su obra “Introducción a la
Criminología” del año 1997; la congresista ROSA MÁVILA, catedrática
del curso de Criminología en la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos desde 1999, integrante del Grupo Latinoamericano de
Criminología Crítica y Comparada; y, el autor del presente Manual,
MIGUEL PÉREZ ARROYO152, Criminólogo de profesión, Director del
Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales, Profesor de
Criminología de la Unidad de Postgrado de la Universidad Particular
San Martín de Porres, quien –además- realiza constantes

152 Doctor en Derecho por la Universidad Castilla La Mancha y la Universidad


Complutense de Madrid.

!1
publicaciones relacionadas con la Criminología y el Derecho Penal153,
no solo desde una perspectiva teórica, sino –y sobre todo- desde una
visión práctica.

153 Así, “Criminalidad Organizada. Análisis de la Nueva Ley contra el Crimen Organizado
(Ley N° 30077)” (agosto, 2014), “Comentarios a la Ley N° 30076 (Ley Contra la Inseguridad
Ciudadana” que modificó el Código Penal” (enero, 2014), “Comentarios Urgentes a la
Ley N° 30076 que modifica el Código Procesal Penal de 2004, el Código de Ejecución
Penal y el Código de los Niños y Adolescentes” (octubre, 2013), “Criminalidad y
Delincuencia Organizada en el Nuevo Proceso Penal. Un aporte desde la Criminología y
la Política Criminal” (marzo, 2012), “La regulación del agente encubierto como institución
contra la Criminalidad Organizada” (enero, 2011); “Seguridad ciudadana e insuficiencia
del control de la delincuencia. Especial mención al problema de la corrupción en los
aparatos policiales” (diciembre, 2010); “Maldita Criminalidad: razones y sinrazones para
entender la criminalidad y su avance en la sociedad peruana” (julio, 2010); “Crónica de
una derrota anunciada. De la caída del fujimorismo a la condena en cárcel de un
moderno dictador” (mayo, 2009); entre otros.

!2
CAPÍTULO III

OBJETO ACTUAL DE LA CRIMINOLOGÍA

1. INTRODUCCIÓN. 2. EL DELITO COMO


CONDUCTA DESVIADA, a) Concepto de
conducta desviada, b) Concepto de delito, c)
“Infracción”, “delito” o “crimen” para la
Criminología contemporánea, d) Clasificación
criminológica de los delitos. 3. EL DELINCUENTE,
a) Concepto, b) Factores que influyen en la
personalidad del delincuente (i. La
socialización, ii. La economía, iii. El entorno
físico, iv. La tecnología), c) Teorías sobre los
delincuentes (i. Teorías biológicas, ii. Teorías de
la socialización deficiente, iii. Teorías de la
estructura social defectuosa, iv. Teorías de la
“Nueva Criminología”), d) Clasificación de los
delincuentes. 4. LA VÍCTIMA, a) Concepto, b)
Evolución histórica de la víctima: el camino
hacia la victimología, c) La victimología, d) La
victimodogmática, e) el proceso de
victimización, f) Tipologías de la víctima. 5. EL
CONTROL SOCIAL, a) Concepto, b) Control
social informal (i. La familia, ii. La escuela, iii. El
Trabajo, iv. Los medios de Comunicación), c)
Control social formal (i. La policía, ii. La instancia
judicial, iii. La cárcel. 6. EL AUTOCONTROL.

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1. INTRODUCCIÓN

El objeto de estudio de la Criminología se ha mantenido en una


constante evolución. Ello es más claro de evidenciar si partimos del
que fue el objeto de investigación utilizado por la Criminología
tradicional –que se centraba únicamente en la figura del delincuente
y del delito-; y lo contrastamos con la posición desarrollada en la
actualidad por gran parte de la doctrina respecto al objeto de
estudio criminológico: el delito como conducta desviada, el criminal
o infractor, la víctima y el control social.

Su cambio evolutivo nos lleva a la siguiente interrogante: ¿qué


factores determinaron la variación del objeto de la investigación
criminológica? ¿Por qué no era suficiente el estudio del delincuente y
el delito?

El redescubrimiento de la víctima como personaje imprescindible y no


mero objeto neutro, los estudios sobre el control social del fenómeno
delictivo, así como un nuevo enfoque tanto del delito como del
criminal; significaron un cambio radical del insuficiente objeto de la
Criminología tradicional.

De hecho, uno de los más grandes cuestionamientos que


contribuyeron a la ampliación del objeto de estudio criminológico fue
el formulado en torno al concepto formal de delito, que respondía a
una identificación plena con el que brinda el Derecho penal. El
rechazo por un concepto jurídico-formal del delito hizo que se pueda
poner en tela de juicio los paradigmas más reacios de la
Criminología, repercutiendo en un fin desmitificador.

Como indica GARCÍA-PABLOS DE MOLINA154 la ampliación del objeto


de estudio de la Criminología significó un viraje de los centro de
interés criminológico, de manera tal que el enfoque de esta ciencia
se volvió más dinámico, pluridimensional e interaccionista.

Incluso, respondiendo a su naturaleza evolutiva y cambiante, es que


proponemos que los recientes conocimientos entorno a la teoría del

154 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., pp. 55 y ss.

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autocontrol ameritan ser propuestos como parte integrante de los
estudios de la Criminología. Abarcaremos esta temática, pues, más
adelante.

2. EL DELITO COMO CONDUCTA DESVIADA

a) Concepto de conducta desviada:

La conducta desviada es aquella que no se acoge a los parámetros


de la sociedad, por lo que se “desvía” del camino que se espera que
toda persona respete dentro de su grupo social, defraudando así las
expectativas que se puso sobre ella. Como tal, la conducta desviada
incluye a la conducta antisocial y al delito.

El origen de la desviación de una conducta reside en la inadaptación


social del individuo, que genera que éste sea marginado por la
sociedad, lo cual deriva en última instancia a la desviación. Por tanto,
se resalta la influencia del entorno en el individuo, que implica que
una gran variedad de factores sean susceptibles de ocasionar una
conducta desviada y que ésta solo será considerada como tal en
función a las normas sociales establecidas que defrauda.

Si bien existen autores como SERRANO MAÍLLO que consideran que


incluir a la conducta desviada como parte de la Criminología es
contraproducente por ampliar demasiado su objeto de estudio155,
creemos conveniente que el delito sea estudiado como conducta
desviada que es, ya que permite que la Criminología abarque
espacios complementarios a partir de criterios de conformidad social
y funcionalidad de la conducta social. Solo a raíz de ello puede
entenderse que toda conducta delictiva es una conducta desviada
por contravenir a la conformidad social, por lo cual toda conducta
desviada es, también, una conducta disfuncional para la
colectividad.

b) Concepto de delito:

155 SERRANO MAÍLLO, Alfonso. Óp. Cit., pp. 74 y ss.

!5
No existe un consenso respecto a la definición de delito, puesto que
ello depende de la ciencia desde la cual lo estudiemos. Con ello
queremos decir que no sólo el Derecho Penal y la Criminología se
preocupan por el estudio del crimen. Ramas tales como la Filosofía, la
Sociología, la Ética, etc., lo abordan y llenan su propia
conceptualización de éste.

La Filosofía define al delito en base a la razón humana, el orden moral


de las cosas, etc. Incluso en la Filosofía se ha concebido el concepto
de delito natural para explicar el fenómeno del crimen en la
sociedad, que no es sino la afectación de los sentimientos altruistas
fundamentales (la piedad y la probidad). Contrastan con los delitos
de creación política en que los últimos solo existen porque el Estado
ha prohibido estos comportamientos.

Sin embargo, la definición filosófica de delito natural no es de gran


utilidad para la Criminología, puesto que es un concepto lleno de
consideraciones valorativas y privado de sustento material o
empírico. El concepto filosófico de delito reemplaza las apreciaciones
formales de éste recogidas del Derecho penal por nuevas
valoraciones de carácter sociocultural. La inexistencia de criterios
generalizadores válidos y la imposibilidad de elaborar un catálogo
cerrado de delitos naturales, conllevan a la reafirmación de que la
definición filosófica de delito no es viable para nuestra disciplina 156.

Partiendo de la concepción del Derecho penal, se entiende por


delito a la acción –aunque puede también abarcarse la omisión
siempre que el criminal haya tenido una especial relación de garante
respecto al sujeto pasivo del delito-; recogida como delito en el
Código Penal, es decir, que sea típica y cumpla con el principio de
legalidad de manera adecuada; contraria al orden jurídico
establecido –en otras palabras, que sea antijurídica-; y que incluya
responsabilidad del delincuente ya sea a título de dolo o imprudencia
-o dicho también, que mencionada conducta sea culpable-. A ello
cabe agregar que el comportamiento debe responder a las reglas
de la imputación objetiva en el caso concreto.

156 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 54.

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Por tanto, delito será aquella conducta antijurídica y culpable que
violenta la norma penal, dañando o poniendo en peligro bienes
jurídicos protegidos por el Derecho penal.

No obstante, si bien la Criminología se basa referencialmente en la


concepción de delito utilizado por el Derecho Penal, no se somete
siempre a sus definiciones formales. El concepto legal sirve para
delimitar y orientar el campo de la investigación criminológica, mas
nuestra disciplina –como ciencia autónoma- debe definir de manera
propia lo entendido como delito. Por ello, el concepto del Derecho
Penal no puede ser usado como criterio único y excluyente, esto en
virtud también de que la Criminología –como ciencia empírica-
aborda el problema criminal de un modo sui generis, es decir, de
manera diferente a como lo hace el Derecho penal y las demás
ciencias explicadas líneas arriba157 . Su contenido variable y
circunstancial únicamente introduciría un factor de inseguridad e
inestabilidad en el mundo criminológico.

En realidad, decir lo contrario implicaría considerar que la


Criminología es un simple instrumento del Derecho Penal 158.

Desde el punto de vista de la Criminología –y atendiendo a las


características de su metodología, de sus técnicas y de sus fines- el
delito es un problema social y comunitario que nace en la sociedad y
que no sólo se limita a los problemas propios del sistema legal.

157 Bien indican los profesores NÚÑEZ PAZ y ALONSO PÉREZ que “el penalista califica, el
criminólogo analiza. El penalista actúa desde la norma legal, el criminólogo desde la
realidad” (Nociones de Criminología, cit., p. 115). RODRÍGUEZ MANZANERA (Criminología,
cit., p. 22) explica en el mismo sentido que “los defensores de la definición jurídica del
objeto olvidan también que la realidad es cambiante en tanto que la ley es estática, y
por lo general está atrasada, lo que obligaría al criminólogo a vivir con 20, 30 o 40 años
de atraso, según el código que le toque sufrir”.

158 SERRANO MAÍLLO (Introducción a la Criminología, cit, p. 68) indica que el criterio
legal para la conceptualización del delito como objeto de la Criminología es insuficiente
porque va en contra de la autonomía de cada ciencia el acepar que su objeto sea
definido por otra, además de que el concepto de delito desde la perspectiva del
Derecho penal no toma en cuenta aspectos criminológicos importantes como las causas
generales de la comisión de los hechos delictivos. Por otro lado, critica que las leyes
penales no pueden ser la base de la definición de delito puesto que se encuentran
sometidas a la interpretación de los jueces.

!7
Decimos que el delito bajo un enfoque criminológico no puede
eximirse de ser considerado como un problema comunitario y social
debido a que tanto el delincuente como la víctima son parte de la
sociedad, y es en razón de ello que las soluciones referentes a la
problemática criminal deben ser halladas en la comunidad misma159.

Al respecto cabe acotar que en la Criminología moderna y


contemporánea se ha llegado a perder el interés por el debate
academicista referido al concepto criminológico de delito. Incluso,
un sector doctrinal sugiere utilizar el concepto que más responda a
las características y necesidades de la concreta investigación
criminológica. Por ejemplo, cuando la investigación persiga fines
jurídicos-políticos referentes a la descriminalización, procederá a
utilizarse un concepto material del delito; mientras que cuando se
analice el volumen, estructura, movimiento de la criminalidad,
deberá tomarse como punto de partida la definición formal de
delito160.

c) “Infracción”, “delito” o “crimen” para la Criminología


contemporánea:

Para la sociología de la desviación, en cuyo seno se ha consolidado


en los últimos años los estudios más autorizados en Criminología del
delito y de la conducta delincuente, el concepto de “conducta
infractora” es similar al del concepto de “conducta desviada”;
puesto que tanto conducta desviada como conducta infractora
centran su calificativo categorial en el grado de “desviación”,
“apartamiento” o “infracción” al conjunto de “normas sociales” y las
del “control social”, las cuales son socialmente reprobadas.

De tal for ma, el hecho de la “reprobabilidad social” o


“reprochabilidad social” (conceptos íntimamente vinculados al

159 Un hecho o fenómeno es considerado un problema social, indica JIMÉNEZ BURRILLO


(Psicología social y sistema penal. Madrid: ALIANZA EDITORIAL, 1991, p. 19), cuando tienen
una incidencia masiva en la población, que es dolorosa o aflictiva, persistente en tiempo
y espacio; de manera que existe una conciencia social generalidad acerca de su
negatividad para la comunidad.

160 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Tratado de Criminología. 3ed. Valencia: TIRANT


LO BLANCH, 1999, pp. 96-97.

!8
Derecho Penal general), de un delito no lo es a modo de relación
directa; lo que quiere decir que un delito o crimen no es reprochable
por el hecho de ser un delito o crimen sino que es crimen o delito en
razón a que –en primer orden- es reprochable socialmente. Este
enunciado último, que guarda estricta relación con la categoría de
la “culpabilidad” en Derecho Penal, tiene un origen de estricto orden
sociológico que se ubica en EMILIE DURKHEIM161.
d) Clasificación criminológica de los delitos:

El criminólogo alemán GOPPINGER162 desde una visión tradicional,


clasifica al delito en los siguientes grupos: los delitos violentos, los
delitos patrimoniales, la criminalidad económica y criminalidad de
ganancia; el abuso de cargo público; los delitos sexuales; y la
delincuencia de tráfico.

Los primeros –los delitos violentos- abarcan los delitos de homicidio


doloso tanto calificado como simple, lesiones dolosas, robo con
violencia, violación, algunas agresiones y en general los abusos
sexuales. La relevancia criminológica de las lesiones se encuentra,
sobre todo, en la violencia familiar y de género.

Los delitos patrimoniales, por su parte, incluyen a los delitos de hurto,


estafa, robo y chantaje. Desde un enfoque criminológico se resalta el
hurto fetichista o por cleptomanía; mientras que en el caso de los
delitos de estafa, robo y chantaje, se resalta la intervención
recurrente de los jóvenes en su comisión 163.

Respecto a los delitos socioeconómicos y la criminalidad de


ganancia cabe hacer una diferenciación. En los primeros
encontramos tanto a los delitos cometidos por abusos de las formas y
las posibilidades de configurar los contratos según el Derecho; como
también a los delitos que se comenten abusando de los usos y las
razones de la vida económica, basados en una elevada confianza

161 Discípulo de COMTE –uno de los iniciadores del positivismo -el otro fue Henri de
SAINT SIMON quien fuera también precursor de la “fisiología social” o “física
social” y rebautizada por COMTE como “sociología”-, y padre de la sociología.

162 GOPPINGER, Hans. Kriminologie. 4ed. MUNCHEN, 1980, pp. 3 y ss.

163 NÚÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PEREZ. Óp. Cit., p. 122.

!9
entre la víctima y el criminal. Se caracterizan por hacer peligrar o
dañar el orden social y económico de la sociedad. En los segundos
encontramos la comisión de estafas, empero éstas serán de menor
grado que las propias de los delitos socioeconómicos, a punto tal que
su cotidiana comisión dificulta su demostración.

Los delitos de funcionarios públicos se diferencian de todos los


anteriores en que en ellos el sujeto activo tiene la calificación
especial de ser un servidor o funcionario público. En nuestro código
penal están incluidos en los delitos contra la Administración Pública y
ubican tanto a la concusión, el patrocinio ilegal, el delito de
peculado, la malversación, el cohecho, negociación incompatible,
tráfico de influencias, etc.

Los delitos sexuales son aquellos que desde un enfoque criminológico


deben resaltar la especial relación víctima-delincuente, sobre todo si
se considera que en la mayoría de los casos la víctima es tanto
agraviado como único testigo del hecho y de la acusación. Por
tanto, GOPPINGER excluye a la prostitución como parte de este
grupo.

Finalmente, los delitos de tráfico requieren la presencia de vehículos


para su comisión. En ellos podemos encontrar, por una parte, los
delitos de tráfico de mercancías y, por otra, los delitos de tráfico
rodado.

Ahora bien, es de nuestra opinión que en la clasificación


criminológica de los delitos deba incluirse a la criminalidad terrorista,
por las condiciones especiales que inciden sobre el delincuente que
los comete, así como también por la diferente repercusión en el
grupo general de víctimas de éstos.

Además, el control social ejercido hacia los agentes de la


criminalidad terrorista es diferente al utilizado para los demás
delincuentes, en tanto éste es un delito que abarca más que sólo
violencia, chantaje, daño contra el patrimonio, etc., siendo
altamente relevante el factor psicológico tanto del criminal como de
sus víctimas.

!10
Así, proponemos considerar delito de terrorismo, en los
Delitos
delitos de violentos. conciencia
como parte Delitos Delitos de de la
delincuencia de concienci p o r
tráfico. a
convicción.

CLASIFICACIÓN
DE LOS DELITOS Delitos
Delitos patrimonial
sexuales. es

Delitos de Delitos
los socio-
funcionari económico
s/
os criminalida

3. EL DELINCUENTE

a) Concepto:

La figura del delincuente ha recibido múltiples tratos a lo largo de la


evolución de la historia de la humanidad164 y recibe diversas

164 Así, en la Edad


Antigua se creía que el delincuente era un ser contrario a la divinidad, que
desencadenaba la furia de los dioses con su comportamiento. Poco más adelante se le
relacionó como derivado de la influencia del diablo en el Hombre o del castigo de Dios.
Luego, en la época romana, se “juridizó” la perspectiva del delincuente, desarrollando
una teoría penal del criminal.
Durante la Edad Media los estudiosos se preocuparon por relacionar la condición
espiritual del criminal con aspectos físicos que ayudaran a diferenciarlos y se puede
resaltar la intervención de la Iglesia, que solía ser el ente juzgador de los delincuentes. Este
periodo precedió a uno de crueldad y arbitrariedad hacia quienes se creía que
cometían delitos: el delincuente era un ser que merecía ser torturado hasta que
confesara sus crímenes. De esta manera muchas personas inocentes murieron en los
interrogatorios que los obligaban a inculparse.
En la Edad Moderna, especialmente durante la Ilustración, los pensadores de la época
exigieron que el maltrato al delincuente y presunto delincuente se detuviera, reclamando
que se establezcan garantías jurídicas que los protejan, pues entendían que por ser
criminales no perdían su condición de ser humano.
Sin embargo, no fue sino hasta la Edad Contemporánea se reconoce la dignidad y
personalidad del delincuente, que no puede ser ya utilizado como chivo espiratorio ni
sometido a tortura o tratos denigrantes.

!11
concepciones desde la Escuela criminológica de la que se parta
para su análisis.
Solo para citar algunos ejemplos: para los positivistas el criminal era un
ser anómalo con impulsos que no podía controlar, muy distinto de las
personas que conviven normalmente en sociedad. Los criminólogos
de la Escuela Libre-albedrista, en cambio, lo percibieron como un ser
que decide hacer el mal en ejercicio erróneo de su libertad. Quienes
formaron parte de la Escuela Sociológica indicaron, a diferencia de
las dos Escuelas anteriores, que una persona es criminal porque así ha
sido etiquetada y que la delincuencia es un subproducto del control
social. Los marxistas, alejados de todas estas concepciones,
consideraron que la persona que comete delito no es más que una
víctima de las estructuras económicas de la sociedad, que lo obligan
a delinquir para poder subsistir.

Desde nuestro enfoque contemporáneo creemos que el criminal es


un ser con influencia de factores biológicos, sociales y psicológicos –
un ser “biosicosocial”, lo resume GARCÍA-PABLOS DE MOLINA 165- que
lo llevan a delinquir. No es anormal, sino que es un hombre común y
corriente que, a pesar de ello y por razones muchas veces
incomprensible para los demás, defrauda las expectativas sociales
con su comportamiento.

Debe destacarse que el delincuente, en base a esta perspectiva,


forma parte de un grupo más grande que también será de interés
para los estudios criminológicos: los infractores. Éstos, por tanto,
pueden ser infractores punibles (cometen conductas típicas,
antijurídicas y culpables) o no punibles (que realizan actos típicos y
antijurídicos pero no culpables: los inimputables) 166. Con ello

165 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Criminología. Lima: INPECCP, 2008, p. 66.

166 En la teoría del delito, el Derecho penal ubica la reprochabilidad social de la


conducta en la culpabilidad del individuo, en base a su imputabilidad, conciencia del
injusto penal y exigibilidad de otra conducta. Ante esto, ¿cómo es que un menor de
edad u otro inimputable, siendo un infractor no delincuente (y por tanto, no culpable), no
es normativamente reprochable pero sí lo es socialmente? Ocurre que el legislador crea
una ficción jurídica: ha limitado el reproche como presupuesto de punibilidad para los
casos de menores de edad y demás inimputables. Esto quiere decir que la decisión
legislativa puede también optar por levantar esa limitación o restringirla aún más, de lo
que deriva el debate de si se debe o no disminuir la edad de imputabilidad penal.

!12
queremos decir que todo delincuente será un infractor, pero no todo
infractor será un delincuente.

b) Factores que influyen en la personalidad del delincuente:

Al señalar que el comportamiento delictivo es previsible y esperado,


se ha llegado a comprobar que hay factores que determinan la
personalidad de un criminal. Estos son la socialización, la economía, el
entorno físico 167 y la tecnología.

i. La socialización:

La socialización es una cadena de acondicionamiento que se basa


en instituciones sociales, de las cuales el lugar más importante lo
ocupa la familia. Es ésta quien determina en mayor grado la forma
de pensar y de actuar de un sujeto, así como su posible mentalidad
criminal y actuación delictiva. Una familia en la que se suele utilizar el
castigo físico, un padre desamoroso, una madre ausente o presencia
de personas ajenas al seno familiar en ésta que no refuerzan la idea
de unidad, sino que la disuelven y cuestionan; pueden desarrollar
traumas en algunos sujetos que en muchos casos se relacionan con la
criminalidad.
Además, se incluyen como instituciones de socialización a la escuela
y el orden religioso, pues fortifican el sistema de valores inculcado por
la familia.

ii. La economía:

La economía influye en la personalidad del delincuente en tanto el


marcado crecimiento económico, así también como la crisis de este
tipo, generan una mayor tasa de sujetos criminales. La primera
aumenta la perpetuación de los delitos de cuello blanco y pueden
ser indicio de la comisión de delitos de lavado de activos; mientras
que en contextos de crisis económica es más sencillo comprender el
porqué del aumento de los delitos, especialmente de aquellos que
atentan contra el patrimonio. La necesidad, el hambre y la

167 NÚÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. Cit., pp. 131-133.

!13
enfermedad son causales que incitan a la criminalidad de las
personas más necesitadas.

iii. El entorno físico:

El entorno físico es indispensable para la explicación de los factores


que influyen en el delincuente. Lo que ocurre es que los individuos
tienden a comportarse de forma agresiva e incluso
hiperagresivamente cuando la densidad de la población sobrepasa
los límites demográficos168.

iv. La tecnología:

La tecnología es importante también en la comisión de hechos


delictivos, pues la criminalidad es cambiante y se adapta a las
nuevas circunstancias, utilizando los medios que se encuentren a su
alcance para alcanzar sus objetivos. Actualmente se tiene que los
delitos se han modernizado, hasta el punto de que es común que los
delincuentes usen el internet u objetos tecnológicos sofisticados para
la comisión de sus fechorías.

c) Teorías sobre los delincuentes:

Las teorías desarrolladas en torno al criminal son muchísimas. Sin


embargo, en estas líneas nos encargaremos de cuatro teorías sobre el
delincuente:

i. Teorías biológicas:

168 Otra manifestación de la importancia del entorno físico se encentra en que mientras
más oportunidades de delinquir existan para los sujetos, mayor será la tasa de
criminalidad. Lo dicho es desarrollado con mayor profundidad por el Modelo del Triple
Riesgo Delictivo (TRD) de REDONDO ILLESCAS, quien ubica como una fuente de riesgo de
comisión de delitos a la oportunidad delictiva. Para ello, parte de la definición de
BRANTINGHAM que explica que la oportunidad delictiva es la “situación u oportunidad en
cuanto a la facilidad o viabilidad para acceder (sin especiales obstáculos) a objetivos o
víctimas vulnerables para la comisión de categorías específicas de delitos o de delitos en
general” (“Individuos, sociedades y oportunidades en la explicación y prevención del
delito: modelo del Triple Riesgo Delictivo (TRD)” en Revista española de investigación
criminológica. Artículo siete, N° 6, España. 2008, p. 34.)

!14
Las teorías biológicas son de las primeras en explicar el fenómeno
delictivo. Para ellas el origen de la criminalidad se encontrará en el
delincuente como ser defectuoso para la sociedad desde su
nacimiento; lo que quiere decir que el criminal lo es porque se
encuentra determinado así en su sistema, sin que medien otros
factores determinantes para la comisión de hechos delictivos. De ahí
puede derivarse que las cárceles hayan sido en sus inicios centros de
aislamiento y no de rehabilitación.

Las teorías biológicas son representadas por la tesis del delincuente


nato desarrollada por LOMBROSO169; las tesis psiquiátricas a manos de
KRETSCHMER 170 y SCHNEIDER; y las teorías basadas en la
predisposición genética y cromosómica.

169 Con LOMBROSO se desarrolla la escuela de la Antropología Criminológica, en la que


se clasificó al delincuente según sus características antropomórficas. Por ejemplo, los
“delincuentes violentos” de Lombroso se diferencian de los demás en que poseen
anomalías de cráneo, pómulos y orejas sobresalientes, cejas pobladas, tendencia a
altura superior, etc.

170 El tipo corporal Leptosómico se caracteriza por ser de baja estatura, tórax largo,
pecho fundido, cabeza pequeña, pies y manos cortas, y cabello recio. Tienden a los
delitos de estafa, hurto y robo.
El tipo corporal atlético tienden a los delitos violentos y se caracterizan por ser sujetos de
mediana estatura, tórax ancho, musculatura y estructura ósea fuertes, cabello robusto,
rostro uniforme, manos y pies grandes, y cabello fuerte.
El tipo pícnico es el que menos inclinación tiene al delito. Son sujetos de tórax pequeño,
hundido y abovedado; formas redondeadas y femeninas; cuello corto; cabeza grande y
redonda; rostro ancho; manos y pies cortos; y cabello fino.
Los displásicos son los que suelen cometer delitos sexuales y, según LOMBROSO, tienen un
cuerpo desproporcionado y un crecimiento anormal.

!15
Tesis del delincuente nato: LOMBROSO
•Estudió sistemáticamente las características físicas de los delincuentes.
•Utilizó el método experimental (así implantó el método de la Escuela
Positiva).
•El criminal nato es un ser inferior.
•Clasificó a los delincuentes en violentos, locos morales, epilépticos,
ocasionales y pasionales.

Teorías Psiquiátricas: KRETSCHMER Y SCHNEIDER


•Fueron una crítica y un complemento a la tesis de LOMBROSO.
•Consideran que se puede encontrar en los delincuentes no solo un patrón
de características físicas, sino también de anomalías psíquicas que son más
importantes en la determinación del comportamiento delictivo.
•Kretschmer clasificó los tipos corporales y los relacionó con una tendencia
criminal. Determinó que existían tipos corporales leptosómico, atlético,
pícnico y displásico.

Tesis de la Predosispoción Genética y Cromosómica


•Son resultado de la evolución de las teorías biológicas gracias a los
avances científicos.
•Ha realizado estudios sobre la predisposición herediaria de la criminalidad o
la existencia de algún factor cromosómico.
•Hoy en día son muy cuestionadas por no dar relevancia a factores sociales
en el delincuente.

ii. Teorías de la socialización deficiente:

Las teorías de la socialización deficiente indican que el principal


motivo del fenómeno delictivo radica en la imposibilidad de
adaptación social del criminal, causada por la vivencia de sucesos
traumáticos o determinantes en el desarrollo de su personalidad. Por
tanto, las conductas delictivas son adquiridas mediante el proceso de
sociabilización en las instituciones sociales como la familia, la escuela,
los amigos, el trabajo, etc.

En esta teoría pueden ubicarse las vivencias traumáticas de infancia


o adolescencia y recogerlas como marcas en la persona que la
llevarán a ser un criminal. Las explicaciones integradas de la

!16
“socialización deficiente” son las teorías de los hogares deshechos, los
contactos diferenciales, las subculturas y la neutralización.

Teoría de los hogares deshechos


•Desarrollada por ELEANOR y SHELDON GLUECK.
•Explica el fenómeno delictivo en base a sucesos traumáticos en el seno
familiar y en la ruptura de los hogares.
•Resalta que el invididuo es un ser social producto de la interacción con
otras personas.

Teoría de los contactos diferenciales


•Formulada por SUTHERLAND.
•Da mayor relevancia a los momentos técnicos de aprendizaje del crimen,
el tiempo interactivo del delincuente y a sus momentos comunicativos.
•La criminalidad es un comportamiento aprendido de los círculos más
cercanos al delincuente.

Teoría de la subcultura
•Propone que la criminalidad es resulado de un choque de culturas: por una
parte está la cultura principal o mayoritaria de la sociedad; por otra, las
subculturas que, si bien forman parte de la misma socidad, no abarcan a la
totalidad de indidivudos.

Teoría de la neurtralización
•Es similar a la teoría de la subcultura, pero da mayor relevancia a la
reacción habitual del delincuente desccubierto en su acto delictivo y a la
presión social de la que los criminales no logran liberarse.

iii. Teorías de la estructura social defectuosa:

En las teorías de la estructura social defectuosa el problema por el


cual nace la delincuencia es encontrada en la misma sociedad,
conclusión a la que llegan partiendo de la diferenciación entre
estructura cultural y estructura social.

La estructura social será “el conjunto de medios y modos de alcanzar


legítimamente las metas (…) que están a disposición de los miembros
de una sociedad […] [mientras que la estructura cultural es] el
conjunto de metas y fines históricamente asentados que determinan
el comportamiento de los individuos socializados y que rigen en

!17
mayor o menor medida para todos por igual”171. De ello entendemos
que alcanzar las metas personales es deseado por todos en la misma
medida, encontrándose en factor problema en que la sociedad
reparte desigualmente los medios para alcanzarlas. Es decir, mientras
que la estructura cultural y la estructura social no estén disponibles
armónicamente para los miembros de la sociedad, existirá el delito.

iv. Teorías de la “Nueva Criminología”:

Para finalizar esta breve explicación de las teorías del delincuente,


concluimos con la “Nueva Criminología”, que desarrolla su tesis desde
una perspectiva socioeconómica e indica que es la propia sociedad
la que crea al delincuente al desarrollar y aplicar reglas que indiquen
que cierta conducta sea delito, pues las personas son criminales a
partir de que rompen dichas normas legales, no existiendo
diferenciación en delincuentes y no delincuentes más allá de la pena
que el sistema le impone.

d) Clasificación de los delincuentes:

A la Criminología Tradicional le corresponde la formulación de


tipología de los criminales que hoy en día se encuentra vigente
incluso en nuestra legislación penal. Fue GOPPINGER172 quien
estructuró la triple clasificación de los delincuentes en primarios,
ocasionales y reincidentes.

Los delincuentes primarios son aquellos que son condenados por


primera vez. Esto, sin embargo, no quiere decir necesariamente que
comentan por primera vez un delito, puesto que existe gran cantidad
de hechos delictivos que no llegan a ser ni condenados por el órgano
jurisdiccional competente, ni muchas veces conocido por éste.

Los delincuentes ocasionales son aquellos que suelen delinquir de


manera esporádica, en intervalos mayores a cinco años entre cada

171 HASSEMER Winfried y Francisco MUÑOZ CONDE. Introducción a la Criminología.


Valencia: TIRANT LO BLANCH, p. 2001, p. 100.

172 GOPPINGER, Hans. Loc. cit.

!18
delito. Es justamente eso lo que los diferencia de los delincuentes
reincidentes.

Por su parte, los criminales reincidentes son considerados como


sujetos antisociales con predisposición a la criminalidad. Son
condenados por hechos delictivos cometidos en periodos no
mayores de cinco años.

Delincuentes Delincuentes Delincuentes


primarios ocasionales reincidentes

•S o n q u i e n e s h a n •S u j e t o s que •E s t a c a t e g o r í a
sido condenados por delinquen de forma corresponde a los
primera vez. temporal o a delincuentes ya
•P r e d o m i n a n e n intervalos. condenados con
delitos imprudentes, •Se distingue de los anterioridad en un
en los delitos de delincuentes periodo no mayor a
funcionarios públicos residentes en que cinco años.
y en los delitos éstos comenten los •Criminológicamente
simples contra la crímenes en forma se ha determinado
propiedad. más recurrente y que suelen ser
•Criminológicamente cercana una de personas antisociales
es una clasificación otra. con una marcada
con poco valor, pues •C o m p r e n d e predisposición al
la primera infracción también lo referente crimen.
que cometa un al delito casual
sujeto no siempre propio de las
será de c o n d u c t a s
conocimiento de los imprudentes que son
órganos de penadas por el
persecución penal. Derecho penal.

Ejemplificamos a continuación la clasificación de GOPPINGER:

4. LA VÍCTIMA

La importancia de la víctima en el fenómeno criminal es indiscutible,


a pesar de que durante siglos fue una figura abandonada en el
estudio criminológico, aspecto que hoy en día se busca reivindicar.

En el Derecho Romano –bajo un sistema acusatorio puro- prevalecía


la búsqueda de la venganza privada por sobre la persecución del
crimen a cargo de la justicia oficial, como un medio de
desconcentración de la justicia. Es por ello que el papel de la víctima

!19
era central. Sin embargo, en la Edad Media los ojos se desplazan
hacia el delincuente y la víctima es relegada a un rol meramente
testifical. Con la Ilustración el objeto de estudio criminológico se
centra en el delito; no siendo hasta finalizada la Segunda Guerra
Mundial que la Criminología se aleja de la tendencia a minimizar la
importancia de la víctima y forma parte del centro de investigación
de la Criminología, una vez recordado que la víctima es un ser
humano pensante que merece más que la compasión de quienes se
supone que debe recibir respeto y auxilio.

De hecho, el redescubrimiento de la víctima en los periodos de post-


guerra se debió al surgimiento de la Victimología, que desde
mediados del SXX lucha por su reivindicación, defendiendo que la
víctima debe ser considerada como mucho más que el receptor de
una reparación económica 173.

a) Concepto:

El concepto clásico de víctima parte de un enfoque restringido,


basado en la interacción de la pareja penal (es decir, del binomio
delincuente-víctima introducido por MENDELSHON y por VON
HENTING) para indicar que víctima es toda aquella persona natural
en contrapartida al delincuente que es afectada por éste. Sin
embargo, el enfoque se tornó insuficiente cuando los estudiosos se
percataron de dos cuestiones que sobresalían en los casos de la
criminalidad no convencional: la primera, que en muchos casos la
víctima no puede ser plenamente identificada, por tratarse de una
víctima anónima o por toda una colectividad, lo que atentaría contra
la pareja criminal; y, la segunda, que no solo la persona física debe
ser considerada como víctima, pues existen delitos que dañan o
ponen en peligro bienes jurídicos pertenecientes a personas jurídicas
o al mismo Estado.

173 El maestro JOSÉ LUIS SANGRADOR (“La víctimología y el sistema jurídico penal”, en
Psicología Social y Sistema Penal. JIMÉNEZ BURILLO, F. Madrid: ALIANZA UNIVERSIDAD
TEXTOS, 1986, pp. 88 y ss) nos ilustra en que las expectativas de la víctima incluyen
aspectos más complejos, como la realización de prestaciones personales a favor de sí
mismo como afectado por el delito y la realización de reparaciones simbólicas en
beneficio de la comunidad.

!20
La progresiva despersonalización, anonimato y colectivización de la
víctima ocasionó, pues, que el partir del binomio delincuente-víctima
se convierta en innecesario; lo que fue reforzado por su reivindicación
como sujeto activo que interactúa en el fenómeno criminal, y ya no
como mero sujeto pasivo o hasta. Con ello, entonces, se procedió a
considerar también como víctimas a las personas morales.

Estas consideraciones fueron extendiéndose incluso hasta desarrollar


una conceptualización amplia de víctima, desde la cual se considera
que también lo son las personas que sufren las consecuencias
dañinas –culturales, sociales, económicas, físicas, emocionales, etc-
no sólo del delito, sino incluso de cualquier clase de conducta
antisocial o desviada174.

Sin embargo, compartimos la opinión de NÚÑEZ PAZ y ALONSO


PÉREZ175 que indican que para la Criminología se debe entender
como víctima a la persona física o moral que sufre un daño por una
conducta antisocial propia o ajena, aunque no sea el detentador del
derecho vulnerado, siendo materia de análisis específico las víctimas
de infracciones criminales.

b) Evolución histórica de la víctima: el camino hacia la Victimología:

Son tres los momentos importantes en la evolución del rol de la


víctima: una etapa de protagonismo –propio del Derecho Romano-;
una etapa de neutralización; y, finalmente, una etapa de
redescubrimiento176.

Durante la primera etapa, la del protagonismo, se resalta la


importancia de la víctima como perseguidora de la venganza
privada y desconcentradora de la justicia oficial. Nos referimos a la
época del Derecho Romano y Derecho Griego, caracterizados por la

174 MARCHIORI, Hilda. “Victimología y Derechos Humanos: víctimas del abuso de poder”,
en Victimología, MARCHIORI, Hilda (coord.) Córdoba: UNIVERSITARIA INTERAL, 2004, p. 447.

175 NÚÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ, Óp., Cit., p. 168.

176 RODRÍGUEZ MANZANERA, Luis. Victimología. Estudio de la víctima. México: PORRÚA,


1980, pp. 4 y ss.

!21
utilización del proceso acusatorio puro y por la posición central de la
víctima en el fenómeno criminal.

Este rol fue abandonado en la etapa de la neutralización, en donde


se le restó importancia tanto desde el Derecho Penal, Derecho
Procesal Penal, Política Criminal y Política Social, e incluso en la
Criminología. Es así que la figura central reposó sobre la persona del
delincuente, desatendiendo las necesidades de la víctima como
afectada de la comisión del crimen. Durante este periodo la víctima
queda sumida a un total desamparo, con un papel puramente
testifical 177178, por lo que la víctima se deshumanizó y se convirtió en
un concepto abstracto.

Fue recién tras la Segunda Guerra Mundial que la víctima es


redescubierta en su rol de participante activo en el fenómeno
criminal, medio de la moderna Victimología y de su búsqueda de
redefinición global del estatus de la víctima179.

Los aportes de MENDELSOHN y VON HENTIG iniciaron los estudios de la


Victimología, los cuales fueron consolidándose en el Primer Symposio
Internacional de Victimología de Jerusalén (1973), hasta ser recogidos
por las Naciones Unidas, cuando, en el año 1985 –Res. 40/34 de la
Asamblea General- indicó la urgencia de que las víctimas fueran
tratadas con respeto de su dignidad y su derecho a ser resarcidas

177 Vid. HASSEMER, W. (Fundamento del Derecho penal. Barcelona: BOSCH, 1984, p. 89)
señala que el sistema legal nace con el propósito deliberado de neutralizar a la víctima,
distanciando a los dos protagonistas enfrentados en el conflicto criminal, precisamente
como garantía de una aplicación serena, objetiva e institucionalizada de las leyes al
caso concreto.

178 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 71.

179 Si bien en un principio el redescubrimiento de la víctima significó que los intereses de


ésta se subsumieran, sin más, en los intereses públicos y que la tutela de los mismos se
obtuviera en la medida en que la incidencia del delito sobre determinados ciudadanos
suponía un perjuicio para los intereses de la sociedad en su conjunto; en la actualidad los
papeles se han invertido, puesto que la víctima ahora subsume dentro de sus intereses
particulares los intereses de la sociedad, de manera que asume la representación de los
intereses públicos

!22
mediante el acceso a la justicia, la participación en servicios de
asistencia para recuperarse, y la compensación monetaria 180.

c) La Victimología:

La Victimología fue definida en el I Symposio Internacional de 1973


como el estudio científico de las víctimas, a lo que se añade
inmediatamente la referencia a la especial atención que merecen
los problemas de las víctimas del delito.

Nos dice LANDROVE que la Victimología es:

“El estudio de las víctimas, de la víctima de un delito,


de su personalidad, de sus características biológicas,
antropológicas, psicológicas, morales, sociales o
económicas. Y también es el estudio de las causas
del delito, dependientes del comportamiento de la
víctima” 181.

En definitiva, se atribuye a la Victimología el objetivo de desarrollar un


conjunto de reglas generales y principios comunes que contribuyan al
progreso y evolución de las ciencias jurídicas y criminológicas,
facilitando la comprensión del fenómeno criminal, la dinámica
criminógena y la personalidad del delincuente; y utilizando los
estudios sobre la víctima para poder lograr su cometido.

Hoy en día se discute, sin embargo, si la Victimología es una ciencia


autónoma o una mera disciplina dependiente de otra. Hay quienes
defienden que es una ciencia independiente (como MENDELSHON),
pero existen también estudiosos –y son la mayoría- que consideran

180 Sin embargo, se debe rechazar toda práctica que implique satisfacer el deseo de las
víctimas de hacerse con los derechos del delincuente en un esfuerzo de instrumentalizar
el sistema penal en su venganza.

181 LANDROVE DÍAZ, Gerardo. La moderna Victimología. Valencia: TIRANT LO BLANCH,


1998, p. 7.

!23
que la Victimología solo es una rama de la Criminología, por el
momento, con tendencia a consolidarse como autónoma182 183.

A pesar de que la joven ciencia de la que nos ocupamos en estas


líneas abarcó en sus orígenes el estudio de las relaciones entre el
delincuente y la víctima, muy pronto se requirió que ampliara su
objeto de investigación. El objeto actual de la Victimología gira en
torno de la víctima, sí, pero desde un enfoque tal que la
preocupación ya no se centrará solo en su vinculación con el
delincuente, sino que hará énfasis en la asistencia jurídica, moral,
económica y terapéutica que necesita; así también, tendrá en
cuenta que la cifra negra de criminalidad implica que muchas
víctimas no salgan a la luz y, por tanto, que se requiere que los
programas de prevención del delito y tratamiento sean lo
suficientemente audaces para detectar en qué lugar se les necesita.

d) La Victimodogmática:

Es producto de la influencia de la Victimología en los planteamientos


dogmáticos jurídicos-penales predominantemente de la doctrina
alemana. Partiendo de la premisa de que algunas víctimas
contribuyen –ya sea dolosa o culposamente- a la propia victimización
y a la responsabilidad del delincuente; busca incorporar algunos de
los principios y planteamientos victimológicos a la estructura general
del Derecho Penal, especialmente a los referidos a la interacción
entre el delincuente y la víctima 184.

Uno de los preceptos principales de la Victimodogmática radica en


la formulación del principio victimológico, que indica que en los
casos en que la víctima no merece o no necesita protección por
medio de la pena, es adecuado prescindir de la imposición de ésta.

182 Vid. NEUMAN, Elías. Victimología. 3ed. Buenos Aires EDITORIAL UNIVERSIDAD, 2001, pp.
39 y ss.

183 Se resalta que la Victimología enriquece los estudios de la Criminología, en tanto por
mucho tiempo se relegó la figura de la víctima, siendo fundamental la presencia de
aquélla para que dicho cambio se desarrolle.

184 LANDROVE DÍAZ, Gerardo. Óp. Cit., pp. 38-39.

!24
El maestro ROXIN185 sintetiza de manera acertada las objeciones que
pueden presentarse en contra de la Victimodogmática:

i. No hay punto de referencia suficiente del cual puede inferirse


que el legislador haya querido hacer depender con carácter
general el merecimiento o la necesidad de pena de las
medidas de autoprotección exigibles a la víctima (ej.: un robo
seguirá siendo un robo aunque la víctima se haya
comportado despreocupadamente con sus cosas).

ii. El principio victimológico pervierte el principio de


subsidiariedad al pretender derivar de éste la necesidad de
renunciar a la intervención penal ahí donde el ciudadano
pueda protegerse del mismo.

iii. Un recurso inmoderado al principio victimológico no resulta


deseable desde un punto de vista político criminal, en la
medida que supondría convertir la desconfianza, el recelo y la
obsesión por la propia seguridad en ley reguladora de la
convivencia social, lo cual redundaría en una disminución de
la libertad de los ciudadanos fieles al derecho.

e) El proceso de victimización:

Nos dice TAMARIT SUMALLA que “la victimización es el proceso por el


que una persona sufre las consecuencias negativas de un hecho
traumático, en particular, de un delito”186.

Este proceso puede examinarse desde una doble perspectiva: bien


desde el punto de vista del hecho mismo y los factores o variables
que lo desencadenaron; bien desde el de sus efectos o el impacto en
la persona que lo padece. La primera división permite hablar del
riesgo de victimización. La segunda, de la vulnerabilidad de la víctima

185 ROXIN, Claus. Strafrecht-Allgemeiner Teil. MUNCHEN, 1992, p. 376.

186 TAMARIT SUMALLA, J. “La Victimología: cuestiones conceptuales y metodológicas”,


en Manual de Victimología. ECHEBURUA ODRIOZOLA (coord.). Valencia: TIRANT LO
BLANCH, 2006, p. 29.

!25
concreta, cuestiones conceptualmente diferenciables, pero
interdependientes.

De manera no pacífica en la doctrina pueden presentarse hasta tres


tipos diferentes de procesos de victimización, distinguiéndose entre
victimización primaria, secundaria y terciaria.

La victimización primaria es el proceso por el que una persona sufre –


indirecta o directamente- los efectos nocivos derivados del delito o
del hecho traumático, ya sean de manera material o psíquica187. Con
ello se quiere decir que refleja la experiencia individual de la víctima y
sus diversas consecuencias primarias producidas por el delito, las
cuales son frecuentemente determinadas en impactos psicológicos y
no se limitan únicamente a lo que es la lesión o puesta en peligro del
bien jurídico tutelado188.

La victimización secundaria, por su parte, se centra en la relación de


la víctima con el Estado. Se deriva de las relaciones de la víctima con
el sistema jurídico penal, con el apartado represivo del Estado, y
supone en último término el frustrante choque entre las legítimas
expectativas de la víctima y la realidad institucional 189. Es
considerada incluso más negativa que la victimización primaria,
puesto que es frecuente que la víctima de un delito se encuentre
especialmente frustrada en sus expectativas, las mismas que han sido
defraudadas por el mismo sistema al cual exige protección.

Por otro lado, la victimización terciaria o llamada también


victimización procesal, comprende los costes de la penalización, que
se relaciona –como indica GARCÍA PABLOS DE MOLINA190- con el
hecho de que los costes del delito sobre las personas y sobre la
sociedad deben ser ponderados con los costes de la penalización del

187 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 82.

188 LANDROVE DÍAZ, Gerardo. Óp. Cit., p. 49.

189 SORIA VERDE y otros. “Delincuencia y victimización” en La víctima: entre la justicia y la


delincuencia. Aspectos psicológicos, sociales y jurídicos de la victimización. Barcelona:
PPU, 1993, p. 62.

190 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 83.

!26
infractor tanto para él mismo, para terceros o para la propia
sociedad.

Victimización
terciaria
•Ponderación de los
Victimización costes de la
secundaria penalización del
•E s l a s e g u n d a infractor.
Victimización experiencia negativa
Primaria de la víctima,
producida por el
•Producida por el propio sistema.
mismo delito. Es la
recepción directa o
indirecta de los
efectos del delito.

f) Tipologías de la Víctima:

El destacado autor MENDELSOHN191 clasifica a las víctimas basándose


en la relación de éstas con el delincuente y formulando la hipótesis
de una correlación inversa de culpabilidad entre ambos; es decir, a
mayor culpabilidad de uno de ellos, menor será la del otro. Por
ejemplo, a mayor culpabilidad del delincuente, más inocente será la
víctima de su crimen. Así, nos presenta:

i. Víctima totalmente inocente, llamada también víctima ideal:


es un tipo de víctima inconsciente, que no tiene ninguna
forma de responsabilidad.

ii. Víctima de culpabilidad menor o víctima por ignorancia: es


aquella que provoca su propia victimización al facilitar el
actuar del agresor.

191 NUÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. Cit., p. 170.

!27
iii. Víctima voluntaria: es tan culpable como el agresor ya que
colabora con el victimario.

iv. Víctima provocadora es aquella que incita con su conducta el


hecho criminal.

v. Sin embargo, la victima agresora será, incluso, más culpable


que el mismo agresor. Puede ser tanto simuladora –inculpa
falsamente al acusado para propiciar un error en la justicia-,
como imaginaria, al inventar su condición de víctima sin que
se haya producido ninguna infracción.

Por su parte, el criminólogo alemán VON HENTING 192 indica que


existen víctimas por razón de lugar y tiempo; víctimas aisladas;
víctimas producto de una excesiva y angustiosa proximidad; víctimas
relacionadas con el impulso y la eliminación de inhibiciones; víctimas
de resistencia reducida; víctimas indefensas, falsas e inmunes;
víctimas hereditarias, reincidentes y que se convierten en autores.

i. Las víctimas por razón de lugar y tiempo responden a


circunstancias típicas de las ciudades, como la noche de los
viernes o los sábados por el efecto del alcohol.

ii. Las víctimas aisladas son integrados por los extranjeros, los
ancianos, los inmigrantes, etc.

iii. Ya sea por factores espaciales, familiares o profesionales; las


víctimas por una excesiva y angustiosa proximidad lo son en
virtud de una cercanía peligrosa que facilita que se
conviertan en víctimas.

iv. Como víctimas relacionadas con el impulso y eliminación de


inhibiciones se consideran a las personas que se convierten en
víctimas por su ánimo de lucro, sus ansias de vivir (que buscan

192 NUMAN, Elías. Óp. Cit., pp. 53 y ss.

!28
aventuras y peligro o ejercer su libertad), su agresividad; o
hasta su poco valor193 .

v. Las víctimas de resistencia reducida están conformadas por


las personas que son explotadas por sus sentimientos nobles o
miedos; su condición voluble por la etapa de la vida en la que
se encuentran (adolescentes); o por ser víctimas voluntarias.

vi. Las víctimas indefensas son las personas que no piden auxilio a
la justicia porque para ellas implicaría un mal mayor; las
víctimas falsas son quienes simulan haber sido víctimas de
delitos; mientras que para VON HENTING las víctimas inmunes
son inmunes como tendencia, que incluye a los sacerdotes, los
jueces y fiscales, la policía, etc.

vii. Las víctimas reincidentes son quienes, por motivos


psicológicos, suelen sucumbir en la victimización; las víctimas
hereditarias son las personas que tienden a ser víctimas por
factores de genes194; y las víctimas que se convierten en
autores son quienes prefieren consolarse por sus propias manos
en lugar de recurrir al sistema de justicia.

Para NEUMAN 195, las víctimas deben ser clasificadas en víctimas


individuales, familiares, colectivas y sociales: las víctimas individuales
están conformadas por quienes no tienen actitudes victimales (son los
inocentes y los resistentes), tienen actitudes victimales culposas (los
provocadores, cooperadores o solicitantes), o dolosas (por propia
determinación o por ser delincuentes). Las víctimas familiares suelen
identificarse con los niños explotados, las mujeres maltratadas y la
violencia familiar. Las víctimas colectivas son el grupo más extenso de

193 Para VON HENTING existe un grupo de personas que son víctimas inútiles por tratarse
de seres que, pese a que nadie lo ha dicho en voz alta, tienen poca valía como los
ancianos, los infieles, los pesados, los malos y los pecadores.

194 Este autor considera que ciertas cualidades como la codicia, la depresión, etc.;
pueden ser transmisibles en los genes.

195 NEUMAN, Elías. Óp. Cit., pp. 59-65.

!29
NEUMAN e incluyen a las víctimas del sistema penal, de la sociedad
en sí misma (enfermos, minusválidos, niños abandonados) o de la
nación (de rebelión o sedición).

Bajo otra óptica, LANDROVE196 presenta como una de las tipologías


más difundidas aquélla que diferencia entre víctimas no
participantes, participantes, familiares, colectivas, especialmente
vulnerables, simbólicas y falsas víctimas.

i. Las víctimas no participantes, o llamadas también fungibles,


son aquellas enteramente inocentes o ideales. No
desempeñan el papel de víctima en función a una relación
concreta con del delincuente, toda suerte que el hecho
delictivo no se desencadenó por intervención alguna de la
víctima. Pueden ser tanto víctimas no participantes
accidentales, aquellas que por cuestiones del azar se cruzaron
en camino del delincuente; como víctimas no participantes
indiscriminadas, las que no tienen en ningún momento algún
vínculo con el infractor.

ii. Las víctimas participantes o infungibles son las que


desempeñan cierto papel en la comisión del delito, ya sea de
manera voluntaria o no. Incluidas en éstas se encuentran las
víctimas alternativas, las que deliberadamente se colocan en
posición de serlo; y las víctimas voluntarias, las cuales instigan
con su propia conducta la comisión del delito, como por
ejemplo la eutanasia.

iii. Las llamadas víctimas familiares son determinadas tomando


en cuenta la especial relación entre el autor y ellas mismas.
Nos referimos, por tanto, a los supuestos de vulnerabilidad
convivencial o doméstica, grave problema social en la
actualidad.

196 LANDROVE DÍAZ, Gerardo. Óp. Cit., p. 44-49.

!30
iv. Las víctimas colectivas son -a diferencia de las demás-
personas jurídicas, colectivos, comunidades y hasta incluso el
Estado, que se ubican en rol de víctima de hechos delictivos.
Características de las víctimas colectivas son la
despersonalización, colectivización y anonimato, de manera
que “la difícil o imposible identificación de la víctima
determinan la puesta en marcha de complejos mecanismos
de neutralización o justificación”197 .

v. Las víctimas especialmente vulnerables se caracterizan por


estar incluidas en un grupo social que –ya sea por factores
personales o sociales- sufren de mayor probabilidad de
convertirse en víctimas de delito. En los factores personales
pueden encontrarse la edad del sujeto pasivo, su estado físico
o psiquiátrico, la mayor o menor fortaleza en la que incide su
vulnerabilidad, la misma que puede verse notablemente
incrementada por el padecimiento de ciertas enfermedades
o minusvalías198. En el caso de los factores sociales, ubicamos
la posición económica, el estilo de vida, el lugar de residencia,
el contacto frecuente con grupos marginales, etc. Cabe
señalar que la prostitución incrementa la vulnerabilidad,
puesto que las prostitutas con frecuencia son víctimas de
delitos contra la vida y su integridad física199 . Son ejemplo de
las víctimas especialmente vulnerables los niños, los ancianos,
las personas de determinadas razas en algunos países, etc.

vi. Por su parte, las víctimas simbólicas son las afectadas por el
ataque efectuado a un determinado sistema de valores,
partido político, ideología, secta religiosa, etc.200, de manera
que se les considera como un elemento representativo de
dichos sistemas por parte de los agresores.

197 Ídem, p. 46.

198 RAMÍREZ GONZÁLEZ, La Victimología. Bogotá: TEMIS, 1983, p. 11.

199 GARRIDO GUZMÁN. La prostitución: estudio jurídico y criminológico. Madrid: EDERSA,


1992, p. 133.

200 LANDROVE DÍAZ, Gerardo. Óp. Cit., pp. 48-49.

!31
vii. Finalmente, aquellos sujetos que formulan denuncias pese a
que no han sido realmente victimizados, integran el grupo de
las falsas víctimas. En ellas se ubican tanto las víctimas
simuladoras, que buscan generar un error judicial de manera
consciente; como las víctimas imaginarias, las que por razones
psicopatológicas o inmadurez psíquica creen haber sido
víctimas de agresión criminal.

TIPOLOGÍA DE LAS VÍCTIMAS

Víctima totalmente inocente: es la víctima ideal,


inconsciente y sin responsabilidad.

Víctima de culpabilidad menor o por ignorancia:


provoca su propia victimización.
MENDELSOH
Víctima voluntaria: colabora con el agresor, por lo
N
que es tan culpable como él.

Víctima provocadora: incita a convertirse en una


víctima.

Víctima agresora: es más culpable que el agresor.

Víctimas por razón lugar y tiempo: por las


circunstancias típicas de las ciudades.

Víctimas aisladas: extranjeros, inmigrantes, etc.

Víctimas por una excesiva y angustiosa proximidad:


por factores espaciales, profesionales o familiares.

Víctimas relacionadas con el impulso y eliminación


V O N de inhibiciones: por ánimo de lucro, ansias de vivir,
HENTING agresividad o poco valor.

Víctimas de resistencia reducida: explotados por


sentimientos, nobles, miedos, condición voluble o
por ser voluntarios.

Víctimas indefensas, falsas e inmunes

Víctimas reincidentes, hereditarias o que se


convierten en autores.

!32
Quienes no
tienen actitudes
victimales

Con actitudes
Víctimas individuales
v i c t i m a l e s
culposas

Con actitudes
victimales dolosas
NEUMAN
Víctimas familiares: niños explotados, mujeres
maltratadas, etc.

Víctimas de la
sociedad
Víctimas colectivas: víctimas de
Víctimas de la
la sociedad, la nación y el
Nación
sistema penal.
Víctimas del
sistema penal

Víctimas no participantes o Accidentales


fungibles: inocentes en su
totalidad. No intervienen en
d e s e n c a d e n a r e l h e c h o Indiscriminadas
delictivo.

V í c t i m a s
V í c t i m a s p a r t i c i p a n t e s o alternativas
fungibles: desempeñan un papel
V í c t i m a s
en la comisión del delito
voluntarias

Víctimas familiares: supuestos de vulnerabilidad


convivencial o doméstica.
LANDROVE
Víctimas colectivas: personas jurídicas, colectivos, el
Estado.

Víctimas especialmente vulnerables: por factores


personales o sociales.

!33
Víctimas simbólicas: afectadas por el ataque a un
determinado sistema de valores, partido, ideología,
etc.

V í c t i m a s
simuladoras
Falsas víctimas
V í c t i m a s
imaginarias

5. EL CONTROL SOCIAL

a) Concepto:

La inclusión del control social como parte del nuevo objeto de la


Criminología no sólo implica una ampliación y enriquecimiento de su
objeto, sino que conlleva a todo un cambio de paradigma
criminológico.

Si bien la Criminología Positivista no prestó ninguna atención a lo que


era el control social ejercido sobre los delincuentes que estudiaba,
esto cambió cuando se evidenció, como indica GARCÍA-PABLOS DE
MOLINA que “el control social (…) no se limita a detectar la
criminalidad y a identificar al infractor, sino que crea o configura la
criminalidad: realiza la función constitutiva” 201 202.

Para un mejor entendimiento, definimos al control social como los


recursos de los que dispone una sociedad determinada para
asegurarse la conformidad de los compartimientos de sus miembros a

201 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., p. 170.

202 Al ocuparse la Criminología del control social se formula un paralelismo más con el
Derecho Penal: así como éste trata el tema del delito, de su imputación y de las
consecuencias jurídicas necesarias al cometer los crímenes; también la Criminología tiene
que estudiar la reacción frente a la delincuencia, la eficacia del sistema de sanciones
legalmente existente, su idoneidad en tanto a su carácter preventivo general o especial,
etc. (Vid. HASSEMER Winfried. y Francisco MUÑOZ. Introducción a la Criminología, cit., p.
31.

!34
un conjunto de reglas y principios establecidos, así como las formas
organizadas con que la sociedad responde a sus transgresiones 203.

Visto de esta manera, el control social complementa dos aspectos


vitales: por un lado, las estrategias de prevención de la conducta
delictiva; y, por otro, la reacción social frente a la realización de
dicha conducta. En el primero de estos aspectos ubicamos al control
social informal, el cual interviene sin ningún apoyo del aparato legal.
Su finalidad es condicionar al individuo, adaptarlo a las normas
sociales, disciplinarlo a través de un proceso largo y sutil. Instituciones
propias del control informal son la familia, la escuela, el trabajo y los
medios de comunicación.

Sin embargo, puede ocurrir que las instancias del control social
informal fallen en sus cometidos. He ahí que se debe recurrirse al
segundo aspecto mencionado: el control social formal. Éste actúa de
manera coercitiva e impone sanciones cualitativamente distancias a
las impuestas por el control social informal. Instituciones de control
social formal son tanto la policía como la instancia judicial y así
mismo, la cárcel.

b) Control social informal:

El control social informal es aquel que no necesita de la intervención


del Estado para cumplir sus cometidos, sino que disciplina al sujeto
por medio de normas sociales en un proceso largo, lento y hasta a
veces imperceptible. De hecho, que logre sus cometidos depende de
la eficacia de los procesos de socialización del individuo, en medida
de que éste sea capaz de autodeterminarse correctamente en
relación a los demás miembros de la sociedad. Por tanto, una
instancia que pertenece al control social informal habrá logrado
conseguir sus fines cuando el individuo al que intenta condicionar se
convierta en un sujeto adaptado que reconozca, acepte, internalice
y desempeñe el rol que la sociedad le impone.

La importancia del control informal en la Criminología radica en que


logra establecer los motivos o intereses que llevan al poder político a

203 COHEN, S. Visiones del control social. Trad. de Larrauri. Barcelona: s/e, 1988, p. 15.

!35
determinar las imágenes del criminal, de la criminalidad y el del
crimen, todo ello a través de la educación, la religión, los medios de
comunicación, etc.

Dentro de las principales instituciones que formulan un control social


de carácter informal sobre los miembros de la sociedad tenemos a la
familia, la escuela, el trabajo y los medios de comunicación. Sin
embargo, hay que recalcar que existe gran infinidad de instituciones
similares, como son las iglesias, las amistades, los clubes sociales, etc.

i. La familia:

Se conoce de manera tradicional que la familia es el núcleo de la


sociedad. Cumple un rol determinante en la socialización del
individuo, de forma que criminológicamente se ha demostrado que
la crisis de la familia conlleva en una gran medida al incremento de la
criminalidad.

Desde una perspectiva funcional, encontramos que se le puede


acreditar a la familia tres tipos de roles: antropológico, social y
político204.

a. Antropológicamente, la familia constituye un grupo


caracterizado por ser fuertemente organizado e íntimo.
Enfoca una relación paterno-filial en tanto está
conformado por padres e hijos; así como también una
relación conyugal correspondiente a la dada entre los
padres.

b. S o c i o l ó g i c a m e n t e , l a f a m i l i a p r o d u c e p a u t a s
determinadas de comportamientos en relación a los roles
sociales que se asignan o imponen a cada uno de sus
integrantes.

c. En tercer lugar, desde un enfoque político, el individuo


encuentra en la familia la primera autoridad a la que
deberá someterse desde la más tierna infancia. De esta

204 NÚÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. Cit., p. 156.

!36
manera comienza a comprender su postura de
sometimiento y amoldamiento a la convivencia social.

ii. La escuela:

La importancia de la escuela en cuanto al control social ejercido


sobre los sujetos radica tanto por los programas desarrollados por ésta
como por la relación maestro-alumno a la que los individuos se
encuentran constantemente expuestos. Su relevancia criminológica
se ubica en que en ésta se encuentra ausente el principio de
autoridad formal, ofreciendo una experiencia de corte más igualitario
entre los sujetos que la conforman, de forma que pueden explorarse
temas prohibidos en las relaciones con los adultos 205.

iii. El trabajo:

Altamente efectiva, esta instancia de control social informal toma en


cuenta la necesidad de los individuos a pertenecer a la clase
productora de la sociedad y recibir los ingresos suficientes para
sustentar tanto a su familia como a sí mismo.

iv. Medios de comunicación:

En la actualidad los medios de comunicación en masa constituyen un


mecanismo de control social en auge. Su importancia criminológica
es encontrada tanto en la sociabilización de los niños como de los
adultos.

De mención es en ese punto la problemática que se vivió en nuestro


país durante la última dictadura que se nos ha presentado, cuando la
sociedad Fujimori/Montesinos “compraba” las líneas editoriales de los
canales de televisión para orientar la información que
recepcionaban los ciudadanos.

c) Control social formal:

205 Ídem., p. 157.

!37
La imposición de las instancias pertenecientes al control social formal
implica un fracaso de las propias del control social informal. Son
instituciones que han sido establecidas con la finalidad de ejercer
control sobre los miembros de la sociedad, como es el caso de la
policía, los tribunales, los establecimientos penitenciarios, etc.

En caso del sistema penal, su función específica es la de ejercer el


control penal 206. Sin embargo, la finalidad del control social formal no
radica únicamente en la imposición de castigo en caso se desarrolle
el comportamiento contrario al orden que se desea implantar; sino
que supone también una prevención primaria –en tanto es la que se
ejerce como carácter general a través de la política social y
económica para todos los miembros de la sociedad-; secundaria –
referida a los delincuentes potenciales u ocasionales-; y terciaria
relacionada con los delincuentes reincidentes207.

Instituciones que ejercen el control social de tipo formal son:

i. La policía:

La policía es un órgano de control social formal cuyo objetivo es la


protección de la sociedad y de sus ciudadanos, pues se encarga de
mantener el orden interno del Estado.

Si bien bajo la visión del Estado de Derecho, la policía debe


caracterizarse por ser transparente y abierta; actualmente en nuestro
país sufrimos una marcada crisis institucional de la policía. Por un lado,
respecto a la respuesta policial contra el crimen, es común que ésta
llegue tarde, mal o nunca ante el llamado de una persona puesta en
peligro por delincuentes. En este sentido, los mecanismos de reacción
policial –en tanto órgano de control penal- son más que
deficientes208. Por otro lado, la corrupción generalizada en el sector

206 BUSTOS RAMÍREZ, Juan. “Control social y Derecho penal” en Obras completas. Tomo I.
Lima: ARA EDITORES, 2004, p. 493.

207 GUNTER, Kaiser. Óp. Cit., p. 126.

208 PÉREZ ARROYO, Miguel. “Maldita criminalidad. Razones y sinrazones para entender la
criminalidad y su avance en la sociedad peruana” en Gaceta Penal. Número 13. Lima,
julio 2010, pp. 379-385.

!38
policial es pan de cada día en nuestra sociedad. Si bien ésta puede
deberse en factores tales como los bajos ingresos de los policías, falta
de identificación con los valores institucionales, etc., es necesario
implantar de manera urgente una reforma para combatir ya
mencionada crisis institucional.

ii. La instancia judicial:

Ubicamos en ella a todos los funcionarios y miembros de los órganos


judiciales, incluyendo también a los abogados y a los propios
tribunales y jueces209.

iii. La cárcel:

Es en esta instancia en la que se muestra la máxima autoridad del


Estado sobre el individuo, pues es el espacio físico donde el sistema
penitenciario ejecuta las penas privativas de libertad. Su finalidad
principal es la resocialización del individuo, entiendo por éste al
proceso de reinserción del delincuente a la sociedad como un sujeto
respetuoso de las normas y de los demás miembros con los que
convive; y su rehabilitación.

Encontramos, así, que el control social se resume de la siguiente


manera:

Control social
6. EL AUTOCONTROL

L a Informal Formal decisión de


delinquir siempre tiene,
por un lado, la
posibilidad La familia La policía d e
obtener un beneficio
gratificante para el
sujeto y, por La escuela La instancia otro, el
judicial

209 Si bien los sujetos principales del control social formal ejercido por las instancias
La familia
judiciales son los jueces y tribunales, es importante destacar
Latambién
cárcel la importancia de los
abogados en ella, en cuanto contribuyen en ciertos casos a condicionar la propia
actividad de los tribunales (Núñez y Alonso, 2002).

El trabajo
!39

Los medios de
comunicación
riesgo de obtener un castigo. La percepción que cada individuo
tenga acerca de qué tan riesgoso resulta el comportamiento
delictivo para él -y, por ello, qué tanto le conviene realizarlo- es muy
variable y se verá afectada por el grado de vulnerabilidad que tenga
el sujeto ante sus tendencias delictivas: su autocontrol. GOTTFREDSON
y HIRSCHI, autores de la teoría del autocontrol o teoría general del
delito, desarrollan que lo que diferencia al delincuente del no
delincuente se deberá en gran parte a la mayor o menor presencia
de autocontrol en su persona210, de manera que su ausencia
aumenta la probabilidad de que el sujeto cometa actos delictivos211.
La definen, pues, como “la tendencia diferencial de las personas
para evitar los actos delictivos cualesquiera que sean las
circunstancias en las cuales se encuentren” 212.

El autocontrol se presenta como un rasgo estable a lo largo de la vida


del hombre, manifestándose incluso desde la más tierna infancia.
Quienes lo poseen en mayor medida suelen ser sujetos
emocionalmente más estables, prudentes y empáticos que quienes
tienen bajo autocontrol, que optan por buscar gratificaciones a corto
plazo y obtenidas sin mucho esfuerzo, son emocionalmente inestables
y a menudo son egocéntricos e insensibles a dolor ajeno.

Esto no quiere decir que opten por una nueva modalidad de
delincuente nato, ya que consideran que si bien una persona puede
tener tendencias delictivas provocadas por un bajo autocontrol, la
influencia de la familia y la supervisión de educadores durante la
infancia y niñez son fundamentales para evitar que el sujeto se
convierta en criminal, pues el delito no es una automática
consecuencia de la falta de autocontrol213, sino que es una de las
muchas complicaciones que éste puede causar. Así, si bien cabe que

210 Estos autores dan también relevancia a la figura de la oportunidad en la comisión de


hechos delictivos, aunque no la consideran determinante por sí misma.

211 GARRIDO, STANGELAND y REDONDO. Principios de Criminología. 3ed. Valencia:


TIRANT LO BLANCH, 2006, p. 444.

212 GROTTFREDSON y HIRSCHI, citado por MORILLO PUENTE, BIRKBECK Y CRESPO.


“Autocontrol y conducta desviada” en La generalidad de la Teoría del Autocontrol.
Madrid: DYKINSON, 2013, p. 246.

213 GARRIDO y otros. Óp. Cit., p. 446.

!40
el déficit de autocontrol se manifieste por medio de otro tipo de
comportamientos tales como el alcoholismo o la drogadicción,
GOTTFREDSON y HIRSCHI consideran que siempre es posible la
socialización efectiva del sujeto.

La relevancia de la teoría del autocontrol es tal que desde 1990, año


en que fue formulada, se han realizado una serie de estudios
empíricos para ponerla a prueba. El resultado es siempre el mismo: el
autocontrol es un factor que permite estudiar y predecir el fenómeno
delictivo individual en todo contexto, en toda sociedad, en sujetos de
toda edad y de ambos sexos. Es capaz incluso de extenderse a otras
conductas desviadas214, como el consumo de drogas o alcohol,
brindando las mismas conclusiones.

Se propone por medio de este manual la inclusión del autocontrol


como parte del objeto de estudio de la Criminología porque es la
explicación más idónea y el mejor predictor del comportamiento
delictivo. Esto quiere decir que no basta con estudiar a la persona
que delinque, el delito, la víctima a la que afecta y el control social
que se le impone a fin de evitar que se convierta en un criminal. Se
debe añadir a estos elementos el por qué es que los individuos evitan
cometer delito no por disuasivos externos (control social), sino por
razones inherentes a su carácter (autocontrol), como elemento nuevo
al objeto de estudio criminológico en la mira a efectuar mayores
análisis sobre éste, a fin de obtener políticas criminales eficientes que
permitan la disminución real de la criminalidad a través de los aportes
que la teoría del autocontrol es capaz de brindar.

214 Así, RODRIGUEZ, Juan Antonio. “Características Psicométricas de la low Self-control


scale de Grasmick, Tittle, Bursik y Arneklev” en La Generalidad de la Teoría del
Autocontrol. Madrid: DYKINSON, 2013, p. 176.

!41
CAPÍTULO IV

EL TRIPLE RIESGO DELICTIVO: MODELO DE SÍNTESIS


ETIOLÓGICO CRIMINAL

1. INTRODUCCIÓN. 2. DEFINICIONES PREVIAS, a)


Factor de riesgo, b) Factor de protección, c)
Dimensión de riesgo, d) Fuentes de riesgo, e)
Medidas de conducta antisocial, f)
Vulnerabilidad diferencial para el delito, g)
Comportamientos antisociales y delictivos, h)
Comportamientos prosociales, i) Motivación
antisocial (MA), j) Riesgo individual de conducta
antisocial (RCAi), k) Riesgo social de conducta
antisocial (RCAs). 3. DESARROLLO DE LA TEORÍA.
4. CONCLUSIONES.

!42
1. INTRODUCCIÓN

Santiago REDONDO ILLESCAS215, 216 es un destacado profesor de


Psicología y Criminología de la Universidad de Barcelona que ha
desarrollado una propuesta que, a nuestro parecer, abarca las
variables más importantes a considerarse en la explicación y
prevención del fenómeno delictivo.

El modelo que desarrolla este autor es ventajoso frente a los demás


que hemos analizado líneas atrás en cuanto permite integran los
diversos aportes de la evolución contemporánea criminológica,
teniendo en cuenta una utilidad teórica y práctica. Además, es un
modelo que tiene en mira la mayor tarea asignada a la ciencia
criminológica: la prevención del delito 217 y que a pesar de sus
ventajas no excluye los aportes de las demás teorías criminológicas.

215 Es autor de los siguientes libros: Programas de rehabilitación, Barcelona: GENERALITAT


DE CATALUÑA, 1991; Evaluar e intervenir en las prisiones, Barcelona: PPU, 1993; Justicia
penal y reincidencia, Barcelona: GENERALITAT DE CATALUÑA, 1994; Delincuentes sexuales,
Barcelona: GENERALITAT DE CATALUÑA, Barcelona, 1995; Manual de Criminología
aplicada, Mendoza: EDICIONES JURÍDICAS CUYO, 1997; Advances in Psychology and Law:
Internacional Contributions, Berlin: DE GRUYTER, 1997; El coste de la justicia penal:
privación de libertad y alternativas, Barcelona: GENERALITAT DE CATALUÑA, 1997;
Desvicación, delincuencia y control social, Barcelona: GENERALITAT DE CATALUÑA, 1998;
Principios de Criminología, Valencia: TIRANT LO BLANCH, 1999 (3ed, 2006); Violencia y
delincuencia juvenil, Mendoza: EDICIONES JURÍDICAS CUYO, 2001); y Delincuencia sexual
y sociedad, Barcelona: ARIEL, 2002.

216 Es autor de los siguientes artículos científicos: Tratamiento juvenil en prisión: modelos
psicológicos y programas aplicados en España, 1992; Creencias sociales sobre la
reincidencia en el delito, 1992; Intervención con delincuentes, reinserción y reincidencia,
1997; Evaluación y tratamiento en prisiones, 1998; Criminología aplicada: intervenciones
con delincuentes, reinserción y reincidencia, 1998; Tratamiento de los delincuentes y
reincidencia: una evaluación de la afectividad de los programas aplicados en Europa,
1999; La delincuencia y su control: realidades y fantasías, 2001; Treatment of offenders
and recidivism: assessment of the effectivenes of programes applied in Europe 2001;
Delincuencia sexual: mitos y realidades, 2002; Guía de tratamiento psicológicos eficaces
para la delincuencia juvenil, 2003; Tratamientos y sistema penitenciario, 2004; Perfil y
tratamiento del maltratador familiar, 2004; Modelos de buenas prácticas: intervención
intensiva con internos autores de delitos violentos y contra la libertad sexual, 2006; La
aproximación psicológica al tratamiento de la delincuencia en España, 2006; e
Individuos, sociedades y oportunidades en la explicación y prevención del delito: Modelo
del Triple Riesgo Delictivo (TRD), 2008.

217 DÍEZ RIPOLLÉS, José Luis. “Individuos, Sociedades y oportunidades en la explicación y


prevención del delito: modelo del Triple Riesgo Delictivo (TRD) (primera parte)” en Boletín
Criminológico del Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología. Nº 108, noviembre.
España, 2008, p. 1.

!43
El Modelo del Triple Riesgo Delictivo (TRD) de REDONDO ILLESCAS
merece en el presente Manual un capítulo propio, puesto que
consideramos que sus postulados son los más acertados de la
Criminología contemporánea. No solo es una teoría más de la
criminalidad, sino que es un modelo de síntesis etiológico criminal.

2. DEFINICIONES PREVIAS

El Modelo del Triple Riesgo Delictivo utiliza conceptos que han de ser
previamente definidos para facilitar la comprensión de la teoría218.
Encontramos los siguientes:

a) Factor de riesgo:

Es cualquier elemento de tipo personal, familiar o social que asocia al


individuo a un mayor riesgo delictivo. Son factores de riesgo la
impulsividad, la fácil irritabilidad o vivir en un ambiente social hostil.

b) Factor de protección:

Es cualquier elemento de tipo personal, familiar o social que asocia al


individuo a un menor riesgo delictivo. Son factores de protección el
autocontrol, la paciencia o vivir en un sector socioeconómico medio
o alto.

Eso quiere decir que los factores de riesgo delictivo nos acercarán a
un comportamiento antisocial, mientras que un factor de riesgo
prosocial hará lo mismo con respecto a las conductas prosociales.

c) Dimensión de riesgo:

Una dimensión de riesgo en el TRD es una variable que permite una


mejor comprensión de las influencias criminológicas sobre los
individuos. Está conformada por un factor de riesgo y un factor de

218 “Individuos, sociedades y oportunidades en la explicación y prevención del delito:


modelo del Triple Riesgo Delictivo (TRD)” en Revista española de investigación
criminológica. Artículo siete, N° 6. España, 2008.

!44
protección de naturaleza análoga 219 (ejemplo: impulsividad-
autocontrol) susceptible de ser gradual y destinada a analizar las
influencias criminológicas en los miembros de la sociedad.

Las dimensiones de riesgo –y de ahí deriva la denominación de “triple


riesgo delictivo”- pueden ser de tres categorías, las cuales
analizaremos en las fuente de riesgo.

d) Fuentes de riesgo:

En éstas pueden clasificarse las diversas dimensiones de riesgo


existentes. Son de tipo predictivo, de ahí que se distingan de las
medidas de conducta antisocial.

Las fuentes de riesgos se subdividen en fuente A o de riesgos


personales, fuente B o de riesgos en el apoyo prosocial y fuentes C o
de riesgos en las oportunidades delictivas.

La primera de ellas corresponde a las características individuales


asociadas empíricamente a un menor o mayor riesgo delictivo y que
pueden ser adquiridas o constitucionales del sujeto. Corresponden al
temperamento y a la personalidad del sujeto, de forma que se
configuran como la identidad del individuo y cuentan con ser estable
a pesar del paso de los años.

Las fuentes de tipo B son las características y condiciones ambientales


–familiares, sociales y educativas- que acercan o alejan al sujeto del
riesgo delictivo; son especialmente importantes durante la infancia y
la juventud, pero variarán en su influencia en base a la edad y el
desarrollo de cada individuo.

Finalmente, las fuentes de tipo C son las características ambientales


que favorecen o dificultan el comportamiento delictivo del sujeto; es
decir, los estímulos que pueden derivar o alejar al sujeto de una
conducta antisocial, como la mayor o menor dificultad en acceder a
las viviendas de una urbanización distinguida o la marcada carencia

219 REDONDO ILLESCAS indica que la denominación “dimensión de protección” hubiera


podido utilizarse indistintamente a la de “dimensión de riesgo”.

!45
económica. En este punto, que se presenten personas vulnerables o
contextos propicios para cometer delito, aumentarán el riesgo de su
comisión. De hecho, las oportunidades para realizar hechos delictivos
se presentan con mayor intensidad y frecuencia en quienes poseen
mayor motivación antisocial.

e) Medidas de conducta antisocial:

Son los indicadores de la conducta antisocial y delictiva de una


personal, prescindiendo de la edad del sujeto, el contexto en el que
cometió delito o los instrumentos que utilizó para ello. Se considera
que son variables criterio y no variables probabilísticas.

f) Vulnerabilidad diferencial para el delito:

Es la variable referida a las ofertas para delinquir que se manifiesta en


una persona o en un contexto, en relación a la vulnerabilidad
promedio de personas o contextos similares. Por ejemplo, es una
medida de vulnerabilidad diferencial para el delito la cantidad de
cámaras de vigilancia en un determinado barrio, en comparación a
las que están ubicadas en otro de semejante condición.

g) Comportamientos antisociales y delictivos:

Se entiende como una variedad de conductas -que pueden derivar


desde el engaño hasta la agresión-, que amenazan gravemente o
dañan a otras personas o a las propiedades de estas personas,
siempre satisfaciendo la búsqueda de un beneficio personal.
Mediante la comisión de comportamiento antisociales, el sujeto
invade derechos legítimos de otras personas, las cuales se convierten
en sus víctimas.

h) Comportamientos prosociales:

En la antípoda del comportamiento antisocial se encuentra los


comportamientos prosociales, aquellos que –muy influenciado por la
teoría del autocontrol- REDONDO ILLESCAS indica que son los que se
manifiestan en virtud de haber adquirido y mantenido los controles

!46
inhibitorios que evitan que se amenace o dañe a las demás personas
o a sus propiedades en la búsqueda de un beneficio o satisfacción
personal. Por ello, los comportamientos prosociales implican haber
adquirido y mantener los controles inhibitorios propios y adquiridos.

i) Motivación antisocial (MA):

De la combinación de los factores de riesgo A y B deriva la


motivación antisocial, entendida como el grado de disposición que
un sujeto tiene para implicarse en conductas antisociales. REDONDO
ILLESCAS señala que la motivación antisocial proviene de la
confluencia de riesgos personales y riesgos de apoyo prosocial [f(A,
B)].

La variación en alguno de los factores de riesgo hará que la


combinación sea más favorable o más desfavorable. Su índice será
probabilístico porque la prevalencia de uno de los factores no
determinará necesariamente que

El autor es enfático en que la motivación antisocial no es suficiente


para asegurar que un sujeto cometerá delito, sino que se trata de
una variable probabilística relacionada con el potencial delictivo que
un individuo pueda tener.

j) Riesgo individual de conducta antisocial (RCAi)

Responde a la probabilidad de que un sujeto realice actividades


antisociales. Para obtener el índice, deberá tenerse en cuenta la
motivación antisocial y la magnitud de las oportunidades delictivas,
de lo que deriva que las combinaciones más desfavorables de riesgos
A, B, C conlleven un mayor riesgo individual de conducta antisocial. El
RCAi se establece de la siguiente manera: [f(A, B, C)].

k) Riesgo social de conducta antisocial (RCAs):

Provienen del sumatorio de todos los riesgos individuales que


provienen de cada grupo o sociedad. Puesto que los riesgos de tipo
A son homogéneos en diversas sociedades o grupos sociales, en el

!47
riesgo social de conducta antisocial se resalta la relevancia de los
riesgos B y riesgos C. El RCAs se formula como ∑RCAi = ∑f(A, B, C).

3. DESARROLLO DE LA TEORÍA

Se resalta de la teoría del Triple Riesgo Delictivo que no se centra en


solo una de las teorías criminológicas, sino que abarca todas las
teorías tradicionales que se direccionan en sentido similar a sus
postulados 220: la teoría de la elección racional, las teorías de los
rasgos personales, la teoría del autocontrol, la teoría de la anomia, las
teorías de las subculturas, las teorías de las actividades rutinarias, etc.

De ellas y de sus propias aportaciones, el profesor REDONDO ILLESCAS


resalta que para que una persona se integre adecuadamente en la
sociedad, debe cumplir dos requisitos:

En primer lugar, contar con las mejores dosis de disposiciones y


capacidades personales que le permitan integrarse 221, como las
adecuadas capacidades intelectuales, de autocontrol, etc., y que
todos las personas pueden adquirir en potencia. Las capacidades
personales pueden ser de tipo estable, como la impulsividad, o de
tipo dinámico, como la baja empatía. Estas últimas se pueden
moldear a lo largo de la vida y, como se mencionó, pueden ser
influenciadas a través del tratamiento idóneo.

220 Las teorías que principalmente se relacionan con la teoría del Triple Riesgo Delictivo
son las teorías del desarrollo y las etapas vitales, puesto que también se estructuran en
base a los factores de riesgo y de protección que propone REDONDO ILLESCAS.

221 Esta condición se identifica con el factor de riesgo A. El autor manifiesta que las
fuentes de riesgo son genéticas y constitucionales, la impulsividad, la hiperactividad,
problemas de atención, las tendencias al riesgo, la baja inteligencia, la baja motivación
de logro, la baja autoestima, la ausencia de sentimientos de culpa, el egocentrismo, la
baja tolerancia a la frustración o ira, las bajas habilidades interpersonales, las creencias
antisociales, la dependencia a la drogas, la experiencia de victimización infantil o el
hecho de ser varón.

!48
En segundo lugar, se requiere que el individuo cuente con un apoyo
prosocial adecuado222, sobre todo durante las etapas en las que
existe mayor tendencia a cometer delito (infancia y juventud). El
apoyo prosocial proviene de las principales instituciones sociales en
las que el individuo se desarrolla, como la familia, la escuela, entre
otros; y se manifiesta como todo capital informativo, económico,
educativo, etc., que la comunidad traslada a cada uno de las
personas que la integran por medio de la educación y la
socialización 223.

Las dimensiones de riesgo, provenientes de la confluencia de ambas


variables, influyen en la conformación del individuo a lo largo del
tiempo y condicionan la motivación antisocial o delictiva (MA) de un
sujeto. La MA se manifiesta por medio de creencias, afectos y
consideraciones inclinados hacia los actos antisociales, así por la
aproximación del sujeto a objetos potencialmente delictivos.

En el siguiente cuadro REDONDO ILLESCAS ejemplifica su propuesta224.


En el eje de ordenadas se proyectan los riesgos de tipo A, mientras
que el eje de abscisas corresponde a los riesgos de tipo B. Cada eje
presenta algunos ejemplos de dimensiones de riesgo. La fecha que se
ha graficado manifiesta la posibilidad científica de investigar las
diversas interacciones que presentan las dimensiones de riesgo.

222 Se identifica con el factor de riesgo B, que según el autor implica mucho más que ser
un mero factor de control social, que evita que se cometa delito; sino que implica un
sustentado y continuo actuar orientado a propiciar conductas lícitas. Son fuentes de
riesgo B los bajos ingresos familiares o la dependencia social, el conflicto entre padres e
hijos, el alcoholismo de los padres, los padres delincuentes, la crianza cruel o
inconsistente, los amigos delincuentes, la desvinculación de la escuela, las detenciones
policiales e internamiento en centros de reforma juvenil, los barrios deteriorados o
desorganizados, la exposición a violencia grave a través de los medios de comunicación
y la tensión familiar.

223 REDONDO ILLESCAS, Santiago. “Individuos, sociedades y oportunidades en la


explicación y prevención del delito: modelo del Triple Riesgo Delictivo (TRD)” en Revista
española de investigación criminológica. Artículo siete, N° 6, España. 2008, p. 13.

224 ídem., p. 15.

!49
!

A pesar de que los dos requisitos explicados son decisivos para


explicar la génesis de la criminalidad, RENDONDO ILLESCAS añade
una tercera condición que debe considerarse: los riesgos
situacionales u oportunidades delictivas225, que son estímulos que
anteceden a un real comportamiento delictivo. Pueden tener tal
gravedad que, incluso ante factores de tipo A o B inofensivos,
podrían acarrear por sí mismos hechos antisociales y delictivos. Entre
ellos se encuentren la baja economía que urge que la persona
delinca, la amenaza contra su vida o la de un tercero, entre otros.

Los sujetos con alta motivación delictiva [f(A, B)] requieren en


principio una menor cantidad de factor C para actuar de forma
antisocial; como, de modo inverso, una persona con baja motivación
delictiva [f(A, B)] exigirá altas dosis de factor C para lo mismo.

Es así que las tres categorías se interrelacionan e influyen en la


probabilidad del comportamiento delictivo: los factores A
(personales) son el punto de partida de los factores B (apoyo
prosocial) que moldean al individuo desde que nace, dando lugar a
las potencialidades adoptativas del sujeto en su contexto. Por ello, en
un tiempo “t”, una vez que los [f(A, B)] hayan determinado las
potencialidades del sujeto, el factor C ofrecerá la ocasión necesaria

225 Se identifica con el factor de riesgo C. Los factores de riesgo de oportunidad pueden
ser las propiedades descuidadas, las zonas de alta movilidad residencial, la
concentración de turistas para actos terroristas, la exposición a incidentes violentos, etc.

!50
para la conducta antisocial o delictiva. Los riesgos A y B, pues,
interactúan entre sí a lo largo de la existencia del individuo y dan
lugar a determinados grados de MA que se manifestarán según el
momento “t” en el que la persona se encuentre.

La motivación antisocial de un sujeto confluye con las dimensiones C


o de oportunidad y permiten a mejor valoración de un riesgo de
conducta antisocial (RCA i ), que se manifiesta en la mayor
probabilidad fáctica de realizar comportamientos antisociales. Por
tanto, la MA tendrá en cuenta los factores de tipo A y B, pero si lo que
se espera es calcular el RCAi, deberá tenerse en cuenta también los
factores de tipo C.

Se tiene de esta forma que mientras más desfavorable sea la


puntuación que reciba un sujeto de los factores A, B y C; mayor será
su RCAi.

De esta forma, se tiene que el postulado central de la teoría del Triple


Riesgo Delictivo indica que cada sujeto pude ser estimulado por tres
fuentes de riesgo diferentes, que al combinarse desarrollarán la
motivación antisocial del delincuente y su riesgo individual de
delincuencia.

Por

!51
medio de su Teoría, REDONDO ILLESCAS desarrolla un sistema en el
que divide a la sociedad en cuatro sectores, según la MA que
presentan. En el eje de las ordenadas se ubican los riesgos de tipo A;
mientras que en el eje de las abscisas, los riesgos de tipo B. Los riesgos
se relacionan entre sí teniendo en cuenta la positividad o negatividad
con la que se manifiestan en el individuo, por lo que en el primer
cuadrante la MA será baja; en el segundo, moderada; en el tercero,
alta en pequeños grupos; y en el cuarto, alta.

a) Primer cuadrante: son la mayoría de los individuos que forman


parte de la sociedad, que presentan las capacidades suficientes
para convivir en sociedad (+A), así como el apoyo prosocial
requerido (+B). Estas personas no tienen una motivación positiva,
por lo que no requieren una atención especial. Su integración se
produce naturalmente.

b) Segundo cuadrante: son las personas que tienen las capacidades


necesarias para integrarse en la sociedad (+A), pero no cuentan
con un apoyo prosocial requerido (±B) o, incluso, se pueden hallar
bajo la influencia de factores antisociales (-B). Por ello, son sujetos
que pueden encontrarse moderadamente motivados para
delinquir, lo que exigirá que el Estado intervenga desde la
prevención primaria y secundaria, a fin de disminuir los riesgos
delictivos.

!52
c) Tercer cuadrante: son quienes presentan insuficiencia en las
capacidades necesarias para vivir en sociedad (-A), aunque sí
reciben el apoyo prosocial necesario (+B). Pueden alcanzar una
integración social razonable, aunque también es posible que se
dé el supuesto de que los individuos con graves insuficiencias
personales (impulsividad desmedida o falta de empatía extrema)
estén lo suficientemente motivado como p ara cometer delitos. La
prevención del Estado, pues, debe enfocarse en dichos sujetos.

d) Cuarto cuadrante: son personas con un déficit grave de


condiciones individuales (-A) y una intensa falta de apoyo
prosocial (-B) o vinculación con factores de influencia antisocial.
Forman parte de este cuadrante las personas con mayor
motivación para delinquir, por lo que son quienes mayor control y
tratamiento han de recibir por el Estado.

El apoyo prosocial es una variable tan destacada en el modelo de


REDONDO ILLESCAS que considera que promoverlo en los individuos
con riesgos antisociales podría paulatinamente reducir los cuadrantes
2, 3 y 4, en favor del cuadrante 1. La carencia del apoyo prosocial, en
cambio, reduciría el cuadrante 1 y haría crecer a los cuadrantes 2, 3 y
4.

4. CONCLUSIONES

En conclusión, pues, el modelo de REDONDO ILLESCAS indica que la


existencia de la criminalidad puede explicarse en base a tres pilares:
las condiciones personales del sujeto, el apoyo prosocial que recibe
del entorno que lo rodea y las oportunidades delictivas a las que sea
expuesto; por lo que será poco probable que una persona con
condiciones personales adecuadas (buen autocontrol, carácter
estable, poca predisposición a las drogas y el alcohol), una eficiente
influencia de su entorno que lo acerque a los comportamientos
prosociales (familia constituida y sólida, educación en base a valores,
etc.) y poca exposición a riesgos situaciones o también llamados
oportunidades delictivas (un barrio seguro con videovigilancia, por
ejemplo) cometa delito.

!53
El modelo integra los postulados de las demás teorías criminológicas,
de lo cual deriva que su aceptación sea cada vez mayor. De ellos
recepciona, sobre todo, la influencia recíproca de los factores
personales y ambientales en la conducta de las personas, así como la
posibilidad de resocializar y prevenir el comportamiento delictivo

Sin embargo, también presenta propuestas innovadoras: entre ellas


tenemos el desarrollar un sistema operativo para realizar una
probabilidad del riesgo de conducta antisocial en individuos
concretos, a las cuales denomina dimensiones de riesgo; su
clasificación tripartita de las dimensiones de riesgo, que explican la
presencia de motivación antisocial, el riesgo de la conducta delictiva
de forma individual y el riesgo de dicha conducta desde la
perspectiva de la sociedad como grupo humano; y sus predicciones
criminológicas que toman en cuenta las medidas de prevención que
deben implementarse para disminuir la delincuencia.

Además, el Modelo del Triple Riesgo Delictivo resalta por su


“ambicioso programa de investigación criminológica”226, que nos
recuerda el fin de la criminología se halla en su aplicación.

226 Ídem., p. 47.

!54
!55
CAPÍTULO V

EL STATUS CIENTÍFICO DE LA CRIMINOLOGÍA

1. INTRODUCCIÓN. 2. LOS PLANES DE ESTUDIO DE


LA CRIMINOLOGÍA, a) La Criminología como
una asignatura dentro de una carrera
profesional, b) La Criminología como una
carrera profesional, c) La Criminología como un
postgrado. 3. LA METODOLOGÍA
RECOMENDADA EN LA PEDAGOGÍA
CRIMINOLÓGICA. 4. LA PEDAGOGÍA DE LA
CRIMINOLOGÍA EN EUROPA Y ASIA, a) La
pedagogía de la Criminología en Europa (i.
Países escandinavos, ii. Inglaterra, iii. Francia, iv.
Alemania, v. España, vi. Italia, vii. Otros países
europeos), b) La pedagogía de la Criminología
en Asia. 5. LA PEDAGOGÍA DE LA
CRIMINOLOGÍA EN AMÉRICA. a) La pedagogía
de la Criminología en Estados Unidos y Canadá
(i. Estados Unidos, ii. Canadá), b) La pedagogía
de la Criminología en América Latina (i.

!56
Argentina, ii. México, iii. Venezuela, iv. Perú, v.
Otros países latinoamericanos).

!57
1. INTRODUCCIÓN

La importancia de la enseñanza criminológica es un tema que ha


sido materia de análisis desde hace muchos años. Si bien en sus inicios
no destacó, años después se reivindicó su importancia, de forma que
incluso fue el móvil principal para la celebración de la famosa
pléyade de Criminólogos en el Eedford College de Londres en el año
1965, en la que estuvieron presentes personalidades de la altura de
GRASSBERGER, CORNIL, RIBEIRO, SELLIN, PINATÉL, ERRA, MANNHEIM,
SULHI, DIMITRIJEVIC y López Rey227.

Una característica esencial de la Criminología como entidad


académica de actividades científicas radica en la combinación e
integración de las perspectivas y enfoques normativos, socio-empírico
y ético; por lo que no sólo considera en su desarrollo la descripción y
análisis de los hechos, sino también de la producción éstos y de los
procesos políticos productores de las reacciones institucionales en un
contexto social complejo.

Precisamente por esto es que se exhorta que la enseñanza e


investigación de la Criminología requiere un adecuado estímulo no
solo por parte del Estado –responsable de la aplicación de
programas de Política Criminal que deberían basarse en estudios
criminológicos- sino también de instituciones universitarias a nivel de
pre-grado y de post-grado.

A continuación analizaremos brevemente cómo se ha ido


desarrollando la enseñanza criminológica a nivel de Europa, Asia y
América.

227 Dicha reunión -patrocinada por la UNESCO y organizada por la Sociedad


Internacional de Criminología- fue la cuna de importantes acuerdos referidos a la
enseñanza de la Criminología. En este contexto fue evidente que en múltiples
oportunidades sus aportes han sido infravalorados por la comunidad científica. De hecho,
si partimos del punto de vista estatal y de la relevancia que el Estado y las universidades
otorgan a la investigación y a la enseñanza criminológica, caemos en cuenta de que el
interés por nuestra disciplina deja mucho que desear.

!58
2. LOS PLANES DE ESTUDIO DE LA CRIMINOLOGÍA

BUSTOS RAMÍREZ 228 ha presentado tres alternativas para emprender la


enseñanza de la ciencia criminológica: como una asignatura dentro
de una carrera profesional; como una carrera autónoma e
independiente; y como una especialización de postgrado.

a) La Criminología como una asignatura dentro de una carrera


profesional:

Si partimos de que el crimen es un fenómeno social que puede ser


estudiado desde diversas áreas del saber y profesiones –como por
ejemplo, la Psicología, la Historia, el Derecho, la Medicina, la
Antropología, la Biología, etc.-, es fácil comprender el porqué de la
posición que defiende que la Criminología debería ser una asignatura
obligatoria en cada disciplina relacionada con el estudio del crimen.
Así, no habría mayor sorpresa frente a la existencia de profesionales
de diversas áreas especializados en Criminología: médicos
criminológicos, antropólogos criminológicos, abogados
criminológicos, etc.

Sin embargo, la crítica principal a este modelo radica en que


propicia una visión de la Criminología como cuestión ajena al diario y
común vivir, sino como una problemática que debe ser tratada por
profesionales expertos en la materia. En virtud de ello es que BUSTOS
RAMÍREZ considera que “se da una centralización del problema y una
legitimación científica del control. Este modelo de plantear la
enseñanza de la Criminología va dirigido, por tanto, a conservar la
visión de la Criminología académica” 229.

b) La Criminología como una carrera profesional:

Ya sea considerada como una carrera profesional autónoma o como


una carrera dependiente de un troco madre (que bien podría ser la

228 BUSTOS RAMÍREZ, Juan. “La enseñanza de la Criminología en el mundo de hoy”.


Ponencia presentada en el XLI Curso Internacional de Criminología. San Sebastián, 1990,
p. 212.

229 Ibídem.

!59
Medicina, la Psiquiatría, el Derecho, la Antropología, etc.), lo cierto es
que esta posición considera que la Criminología se encuentra ya en
condiciones de permitirse la organización de sus conocimientos como
carrera profesional propia.

Por medio de ésta se acentúa el carácter profesional de la


Criminología, de la cientifización de la cuestión criminal y de la
legitimidad del control desde una perspectiva también científica.

c) La Criminología como un postgrado:

En esta posición se considera a la Criminología como un conjunto de


conocimientos, sí, pero destinados sólo a brindar una concepción
particular acerca del fenómeno criminal.

“No es, por tanto, un saber especializado de una


profesión en específico, que excluye que otras estén
en condiciones de comprender; ni un saber
integrado a una determinada profesión, ni tampoco
una profesión en sí misma. Es, más bien, una forma
de ver las cosas” 230.

Este modelo no es contrario a la visión académica de la Criminología,


ya que presenta la enseñanza de la Criminología disciplina como un
postgrado de especialización. Por lo mismo, intensificaría la
profesionalización y cientifización de la cuestión criminal y, si bien
permitiría que la visión crítica criminológica pueda formarse a partir
de cualquier disciplina profesional –ya que no se exigiría que el
postgrado sea tomado únicamente por quienes tienen estudios
respecto al fenómeno criminal-, un exceso en el uso de esta posición
puede llevar a consecuencias negativas, como indica BUSTOS231: la
tendencia a la desprofesionalización de la cuestión criminal y a la
neutralización del control irremediablemente promovería la resolución
del conflicto causado por el delito ya no desde una esfera del ius

230 Ídem., p. 213.

231 Ibídem.

!60
puniendi estatal, sino como un atributo que puede desprenderse de
la voluntad privada.

3. LA METODOLOGÍA RECOMENDADA EN LA PEDAGOGÍA


CRIMINOLÓGICA

Respecto a la metodología que recomendamos para la enseñanza


de la Criminología, coincidimos con la posición de ABBOTT MATUS al
indicar que:

“Se habrá de privilegiar un intercambio fluido


bidireccional, esto es, que el proceso de enseñanza
se convierte, efectivamente, en un proceso de
doble vía, de enseñanza/aprendizaje. La iniciativa se
cede paulatinamente al alumno, de tal suerte que,
en la medida que se crean estímulos se obtienen
respuesta. Esta relación estímulo/respuesta se
traduce, entre otras cosas, por ejemplo, en el
reconocimiento de su independencia –e idoneidad–
en el diseñar su propia carrera, dirigiendo sus
intereses al momento de confeccionar su plan, a
través de la inscripción cada vez más libre de los
créditos correspondientes” 232.

Hay que añadir a esto, además, que existen dos sistemas


preponderantes respecto a la enseñanza no sólo de la Criminología,
sino también del Derecho en general. Por un lado, uno basado
especialmente en el análisis de casos concretos; y, por otro, uno
basado en la explicación teórica en casi su totalidad.

Respecto a éstas, y sobre todo a las que corresponden a la


enseñanza de la Criminología y del Derecho, la única solución es la
compatibilización de ambos sistemas. Así se permite que el alumno
acceda no sólo al conocimiento de las teorías, sino también a su

232 ABBOT MATUS, Felipe. “En torno a la enseñanza de la criminología y las ciencias
jurídicas en España: una coyuntura y un desafío en el fondo y en la forma” en Revista
sobre enseñanza del Derecho. Año 5, N° 9. 2007, pp. 25-26.

!61
aplicación práctica y a la fomentación de discusiones sobre dicha
aplicación.

Nosotros fomentamos una enseñanza criminológica acorde a las


directrices que acabamos de explicar, no sólo por ser un método por
el cual se obtiene mejores resultados educacionales; sino por ser –a la
vez- adecuado para fomentar el crecimiento de la Criminología en la
actualidad.

4. LA PEDAGOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA EN EUROPA Y ASIA

a) La pedagogía de la Criminología en Europa:

Como se ha podido apreciar a lo largo del desarrollo criminológico


que hemos analizado en el capítulo segundo del presente Manual, la
mayor parte de la Historia de la Criminología se ha llevado a cabo en
Europa. De allí deriva que la mayor cantidad de centros
pedagógicos dedicados a la enseñanza criminológica se encuentren
en este delincuente.

La presente es un reconocimiento a los más importantes y activos en


impartir los conocimientos de nuestra disciplina:

i. Países escandinavos:

En la enseñanza criminológica resaltan los países escandinavos:


Dinamarca, Suecia, Holanda, etc.; quienes ya para la década de los
ochentas daban gran importancia a sus estudios y enseñanza tanto a
nivel de los futuros abogados como Sociológicos, Antropólogos y
Psicólogos.

En Estocolmo se encuentra ya formalizado, desde el siglo pasado, el


Instituto de Criminología de Estocolmo en los que se imparten cursos
obligatorios de Criminología.

ii. Inglaterra:

!62
En Inglaterra existe también un interés notable respecto a la
enseñanza criminológica. Manifestación de ello puede encontrarse
en la Universidad de Londres, y en el Instituto de Criminología de
Cambridge233 –relacionado a la Universidad de Cambridge-, donde
se dictan cursos en pregrado y postgrado de Criminología.

Criminología –además- se enseña en la Escuela de Ciencias


Criminológicas León Cornill, anexa a la Facultad de Derecho de la
Universidad Libre de Bruselas.

iii. Francia:

Francia cuenta también con un instituto de Criminología: el Instituto


de Criminología de París, fundado el 26 de julio de 1922.

Existe, además, el Centro de Ciencias Criminales –dependiente de la


Facultad de Derecho y Ciencias Económicas de la Universidad de
PAU-, que incluye estudios criminológicos y de la Ciencia
Penitenciaria, Derecho Penal y Procedimientos Penales, Sociología
Criminal, Criminología Clínica, Psicología Criminal, Psiquiatría Criminal
y Criminalística.

Resalta también la presencia del Instituto de Criminología de la


Universidad de París II, que se encarga de impartir conocimientos
respecto a las causas principales del crimen, formas de prevención
del mismo, etc.; caracterizado por sistematizar sus enseñanzas en dos
secciones: por un lado, una perteneciente a las ciencias
criminológicas; y, por otro, una referida a las ciencias criminales234.

Otra institución que debe mencionarse en lo que respecta a la


enseñanza de la Criminología en Francia es la Facultad de Ciencias
Jurídicas de la Universidad de Rennes. En ella se presentan los

233 Dicho instituto fue fundado por LEÓN RADZINOWICZ, reconocido discípulo de Ferri y
destacado por albergar en su biblioteca la colección más completa de Criminología en
Reino Unido.

234 Es digna de ser mencionada la metodología que se utiliza en el Instituto de


Criminología de la Universidad de París II: su constante trabajo de campo. Las enseñanzas
teóricas se complementan con visitas a establecimientos penitenciarios, reformatorios,
laboratorios de Toxicología, entrevistas con pacientes de hospitales, etc.

!63
estudios de Criminología como una especialidad a la que pueden
acceder quienes hayan concluido el segundo ciclo de la licenciatura
en Derecho.

Culminamos este acápite no sin antes mencionar la presencia del


Instituto de Criminología y de Ciencias Sociales de Touluse como
contribuyente a la enseñanza de la Criminología en Francia.
iv. Alemania:

En Alemania también se dictan cátedras de Criminología en las


Universidades de Berlín, Bonn, Friburgo, Heidelberg, Colonia, Giessen,
Hamburgo y Mainz.

v. España:

Sin duda, España puede considerarse como un país con una muy
larga tradición en lo que se refiere a estudios criminológicos, pues su
enseñanza se imparte incluso desde el SXIX.

Fue RAFAEL SALILLAS quien dirigió la creación del “Laboratorio de


Criminología” en la cátedra del profesor Francisco Giner de los Ríos,
siendo el primero quien fundó años después –en 1903- la Escuela de
Criminología en plena época del dictador PRIMO DE RIVERA.

Posteriormente, LUIS JIMÉNEZ DE ASÚA y otros importantes


intelectuales crearon el Instituto de Altos Estudios Penales para
fomentar la formación de jueces, fiscales, funcionarios de prisiones,
policías, abogados criminalistas, etc. He ahí donde, claro está,
también se impartía la enseñanza criminológica.

Podemos mencionar entre las instituciones importantes españolas a la


Escuela de Criminología de Barcelona, el Instituto de Criminología de
Madrid, el Instituto de Criminología de la Universidad de Valencia y,
también, el Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología.

El Instituto de Criminología de Madrid fue creado y dirigido por el


profesor JUAN DEL ROSAL a partir de 1964. Funcionaba dentro de la
Facultad de Derecho de la Universidad de Madrid, mas se
relacionaba con Facultades como la de Medicina y Filosofía, la

!64
Escuela de Estadística, Estudios Penitenciarios, Medicina Legal,
Psicología y Sociología. Los conocimientos que se imparten en él son
tanto de Criminología como Criminalística, Historia Penitenciaria,
Estadística Criminal, etc.

Por su parte, el Instituto de Valencia fue creado el 17 de agosto de


1968. Estuvo altamente ligado a los Departamentos de Derecho Penal
de la Facultad de Derecho, Psiquiatría y Medicina Legal, en la
Facultad de Medicina y Sociología de la Facultad de Ciencias
Económicas.

El Instituto Andaluz Interuniversitario de Criminología está relacionado


con la Universidad de Malga. Empezó a impartir sus enseñanzas
desde el año 1992 y es desde esa fecha que centra sus
investigaciones en lo referente a las disciplinas penales,
penitenciarias, criminológicas y político-criminales, enfatizando sobre
todo en las causas del fenómeno delincuencial y en una futura
prevención de comportamientos delictivos.

Tampoco debemos dejar de mencionar al Instituto Vasco de


Criminología –relacionado con la Universidad del País Vasco- el cual
fue fundado en 1976 por el Profesor ANTONIO BERISTAIN IPIÑA. El
Instituto se vincula científicamente a la Sociedad Internacional de
Criminología 235 y mantiene con ésta un convenio de colaboración
sobre el que se creó el Centro Internacional de Investigación sobre la
Delinquencia, la Marginalidad y las Relaciones Sociales, dirigido
desde comienzos de 2006 por el Profesor César SAN JUAN GUILLÉN.

Finalmente, la Universidad de Castilla-La Mancha tiene su propio


Centro de Investigación Criminológica operable desde 1999,
destinada a buscar una cobertura internacional al trabajo de
docencia e investigación desde que se inició con el Máster en
Criminología de dicha Universidad en el año 1990.

vi. Italia:

235 Organización no gubernamental fundada en 1938 en Roma que goza de estatuto


consultivo de las Naciones Unidas y el Consejo de Europa. Apoya los actos de
investigación y difusión del conocimiento criminológico a nivel mundial.

!65
Podemos mencionar entre las instituciones dedicadas a la enseñanza
de la Criminología en Italia al Centro Internacional de Criminología
Clínica de Génova, fundado en 1975 por una convención entre la
Sociedad Internacional de Criminología y la Universidad de Génova,
importante si bien depende del Instituto de Criminología y Psiquiatría
Legal de la Universidad. Su especialidad radica en el ámbito de la
Criminología Clínica, orientada hacia la prevención del crimen y el
tratamiento de los delincuentes.

vii. Otros países europeos:

En Polonia los estudios de Criminología son obligatorios en las carreras


de Derecho, a causa de su importancia en el carácter social. Sobre
todo, la obligatoriedad de las enseñanzas de esta disciplina radica en
quienes buscan especializarse en Derecho Penal. Entre sus
instituciones dedicadas a la enseñanza criminológica se encuentra el
Instituto de Prevención y Resocialización de los delincuentes de la
Universidad de Varsovia.

En Eslovenia encontramos el Instituto de Criminología de la Facultad


de Derecho de la Universidad de Ljubljana.

Así también en Hungría se han comenzado los estudios de


Criminología a partir del año 1960.

b) La pedagogía de la Criminología en Asia:

A nivel de Medio Oriente destaca sobre todo la enseñanza


criminológica en Israel, donde se ubica el Instituto de Criminología de
la Universidad Hebrea de Jerusalén que incluye entre sus docentes al
profesor DAVID WEISBURD, que recibió el Premio Klachky para el
Avance de las Fronteras de la Ciencia 2011 y el Premio Estocolmo en
Criminología en el año 2010 por sus estudios experimentales de las
zonas rojas de la policía.

5. LA PEDAGOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA EN AMÉRICA

!66
A pesar de no haber sido durante siglos el centro de los primogénitos
avances criminológicos; América cuenta también con instituciones
dedicadas a la pedagogía de la Criminología.

a) La pedagogía de la Criminología en Estados Unidos y Canadá:

i. Estados Unidos:

Tiempo atrás podía afirmarse que sólo la Facultad de Derecho más


importante de los Estados Unidos de América incluía a la Criminología
como parte de sus planes de estudios236. Actualmente no hay nada
más alejado de la realidad.

Múltiples universidades estadounidenses de renombre se encargan ya


de la enseñanza criminológica en sus aulas. Así, por ejemplo,
podemos citar a la Universidad de Pennsylvania; Arizona State
University; Florida State University; la Universidad de California;
Columbia University; y, además, a la misma Universidad de Harvard.

Lo característico de las enseñanzas estadounidenses respecto a los


estudios de la Criminología radica en que pueden darse tanto a nivel
de Bachillerato, como una carrera completa; Maestría y Doctorado.

ii. Canadá:

Manifestación bastante apreciable de los estudios de Criminología en


Canadá es el Instituto Internacional de Criminología Comparada. Fue
fundado en el año 1969 por un acuerdo realizado entre la Sociedad
Internacional de Criminología y la Universidad de Montreal, si bien en
sus comienzos comenzó como un pequeño Departamento de
Criminología.

Entre sus características encontramos que centra las investigaciones


criminológicas, como deja atribuir su nombre, a un enfoque
comparado, constituyendo una importante fuente de información en
la búsqueda de los diversos postulados mundiales en Criminología. Por

236 MARCÓ DEL PONT, Luis. Criminología latinoamericana, enseñanza-investigación.


Costa Rica: INACIPE, 1983, p. 133.

!67
otro lado, colabora también en lo que es la creación de seminarios,
trabajos prácticos y estudios a varias universidades de distintos países
que se lo solicitan.

b) La pedagogía de la Criminología en América Latina:

El avance de la enseñanza de la Criminología no se ha dado con la


misma rapidez en Latinoamérica como en Europa. Para respaldarlo
solo basa mencionar que mientras que en el antiguo continente la
enseñanza criminológica se dio incluso desde hace varios siglos, en
los años 80’s en Latinoamérica la cantidad de información recopilada
e impartida acerca de la Criminología era bastante escasa.

Debido a la dependencia cultural con Europa –que era más


marcada años atrás- la enseñanza de la Criminología se brindó sobre
todo como pequeños cursos en las Facultades de Derecho, que –
como indica MARCÓ DEL PONT- estaban caracterizados por escasez
de presupuesto y de estímulos e influenciados por la existencia de
gobiernos autoritarios que intensificaban la nulificación de autonomía
universitaria y el oscurantismo al impartir cátedras.

Si bien el primero instituto de Criminología se creó en 1907 en


Argentina, es un orgullo para nosotros indicar que la cátedra
universitaria más antigua en la que se impartieron conocimientos
criminológicos en Latinoamérica se encontró en Perú, a manos del
profesor OSCAR MIRÓ QUESADA, fundada en 1919 en la Facultad de
Derecho de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos.

A continuación explicaremos brevemente la evolución que se ha


podido percibir en la enseñanza criminológica en algunos países
latinoamericanos, tales como Argentina, Brasil, Colombia, Costa Rica,
Chile, Cuba, Ecuador, Perú, etc.

i. Argentina:

Las primeras iniciativas para impartir la enseñanza de esta disciplina


en Argentina fueron gracias al profesor JUAN RAMOS en la Facultad
de Derecho y Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires, y al
Doctor ALFREDO PALACIOS en la Universidad de La Plata.

!68
Sin embargo, no fue hasta los aportes del Doctor JOSÉ INGENIEROS
que se fundó el primer Instituto de Criminología en el año 1907, el cual
se incorporó a la Penitenciaría Nacional de Buenos Aires y
posteriormente a la Dirección General de Institutos Penales,
aproximadamente en el año 1934. Sus principales propósitos fueron
estudiar a los reclusos e internos, organizar una biblioteca
internacional de Criminología y reunir en ella la suficiente bibliografía
argentina que trate sobre la materia. Así también fue por el Instituto
de Criminología que se dio a luz a la primera revista criminológica de
Latinoamérica: la “Revista de Criminología, Psquiatría y Medicina
Legal”.

Años después se creó la Sociedad Argentina de Criminología (1933),


presidida por OSVALDO LOUDET. Su creación estuvo altamente
influenciada por anteriores conferencias sobre Criminología dictadas
por PIETRO GORI en la Facultad de Derecho de Buenos Aires.

Los institutos criminológicos que dependieron de universidades fueron


varios en Argentina. Muestra de ello es, por ejemplo, el Instituto de
Altos Estudios Penales y de Criminología dirigido por el profesor
ALFREDO MOLINARIO y dependiente de la Universidad de la Plata.

Hemos de mencionar también institutos universitarios como son los de


Criminología y Derecho Penal de la Facultad de Derecho en la
Universidad Nacional del Nordeste, el Centro de Estudios
Criminológicos de Mendoza, el Centro de Estudios Criminológicos
José Ingenieros –fundado en 1968 en Córdoba- e incluso también el
Departamento de Derecho Penal y Criminología en la Universidad de
Buenos Aires, el mismo que hasta la actualidad se mantiene vigente y
prestando servicios. Igual de importante es también el Centro de
Criminología de San Luis, creado por acuerdo de la Facultad de
Pedagogía y Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba y el
Gobierno de la Provincia de San Luis y el de Bell Ville (Córdoba).

Pese a la evolución que estamos presentando, no fue, sin embargo,


hasta el año 1964 en las Terceras Jornadas Médico legales y
Criminológicas organizadas en Tucumán, que se recomendó la

!69
instauración de una carrera universitaria de Criminología, que ahora
es ya una realidad en Argentina.

ii. México:

México es uno de los países latinoamericanos donde más se ha


intensificado la enseñanza de la Criminología en los últimos años.
Entre sus primeros antecedentes se evidencia la formación de la
Escuela de Criminología de José Almaráz, mediante la cual se
proyectó un plan de estudios tanto para la carrera de investigadores
criminológicos como para funcionarios penitenciarios y empleados
de cárceles; y, pese a que la Escuela de Criminología tuvo una vida
muy efímera, fue gracias a sus aportes que en 1944 se inauguró la
carrera de Criminología para postgraduados de medicina y
abogacía.

Tiempo después, en 1975, se fundó la Sociedad Mexicana de


Criminología que actualmente se preocupa también por impartir la
enseñanza de esta disciplina tanto en los módulos de Criminología
Jurídica como Pedagogía Criminológica. Se caracteriza por dictar
cursos de actualización, cursos nacionales e internacionales de la
especialidad, asesorías a instituciones públicas y privadas, así como
congresos nacionales a nivel de todo México.

En 1976 fue el propio gobierno mexicano quien se encargó de fundar


el Instituto Nacional de Ciencias Penales, el mismo que en sus áreas
de maestría imparte la enseñanza de la Criminología, Criminalística y
Ciencias Jurídicas; en la misma línea de acción, dicta cursos sobre
Cuestiones Criminológicas Contemporáneas, cursos para personal
directivo de prisiones, etc. Entre sus fundamentos principales se
encuentra el propósito de plantear sobre bases científicas una nueva
política orientada hacia la más eficiente defensa social y la
adecuada readaptación de los adultos delincuentes y de los
menores infractores. Cabe resaltar que el Instituto Nacional de
Ciencias Penales de México fue incluso sede obligatoria de varios

!70
eventos internacionales en México, como el Primer Coloquio de
Política Criminal en América Latina –año 1976- y el de Defensa Social
en 1979.

Otros centros de estudios que se han abocado a la enseñanza de la


Criminología son los siguientes: en la Universidad de Veracruzana –
donde se inauguró incluso en México el primer doctorado en Ciencias
Penales-, la Universidad Nacional Autónoma, la Escuela de Acatlán
de la misma universidad, la Universidad de Guadalajara, Oaxaca,
Toluca, Guerrero, Autónoma Metropolitana, etc.

iii. Venezuela:

Los primeros pasos para lo que hoy es la enseñanza criminológica en


Venezuela se encuentran en la Universidad de Santa María, cuando
comenzó a impartirse una cátedra sobre esta ciencia. Posterior a ello
se tienen postgrados de Ciencias Penales en la misma Universidad, los
que dictaron también materias sobre Criminología y otras ligadas a la
Psicología Criminal Metodología Criminológica, etc.

Tiempo después y hasta la actualidad, la Universidad Central de


Venezuela instauró su propio Instituto de Ciencias Penales y
Criminológica. Así también, en la Universidad Andrés Bello no sólo se
impartieron e imparten cursos de criminología, sino también
postgrados de especialización.

Para los años ochenta la enseñanza de la Criminología en Venezuela


se encontraba tan desarrollada que el programa de estudios de la
Universidad Central era lo suficientemente amplio como para impartir
los conocimientos referidos a todas las corrientes de la Criminología
hasta su época. En cierta medida esto se debe a que los institutos de
estudios en Venezuela contaron desde hace muchos años con
suficientes recursos económicos como para financiarse. Sus ingresos

!71
se sustentaron en los numerosos eventos realizados a nivel
internacional y nacional, a punto tal que podían fácilmente financiar
sus propias publicaciones e investigaciones.

Pero, si hay algo por lo que la enseñanza de la Criminología se


caracteriza, es por preocuparse por su realidad nacional y este factor
no ha pasado desapercibido en Venezuela. Es por eso que en
diversas escuelas venezolanas de Servicio Social y de Psicología suele
incluirse a la Criminología en los planes de estudio.

iv. Perú:

En nuestro país aún no contamos con un sistema que nos permita la


enseñanza de la Criminología como carrera ni a nivel de pregrado ni
como especialización de postgrado, a menos que contemos los
postgrados en Ciencias Penales que incluyen en su malla curricular
cursos de Criminología.

En cambio, sí existen algunas cátedras de Criminología a nivel de


pregrado, aunque éstas suelen ser cursos electivos.

Pese a esto –y modestia aparte-, cabe destacar el trabajo realizado


por el Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales, el cual
preside mi persona. Desde su fundación, en el año 2006, nos hemos
encargado de implementar diversos cursos sobre los temas actuales
más importantes de la ciencia criminológica y penal; por lo que
resaltamos como pioneros en impartir la pedagogía de la
Criminología en Perú.

v. Otros países latinoamericanos:

En Panamá la enseñanza de la Criminología se ha estado


impartiendo por el Instituto de Criminología de la Universidad de
Panamá que tiene como sus principales objetivos el emprender y
difundir las investigaciones científicas criminológicas –especialmente
en sus nuevas corrientes-, así como desarrollar seminarios, congresos,

!72
conferencias, etc. acerca de estos temas; capacitando no solo a
alumnos, sino también a docentes.

A su vez, en Costa Rica, se estudia Criminología en la universidad de


su mismo nombre, en la Facultad de Derecho. En Colombia se
destaca la presencia de la Asociación Colombiana de Criminología
que reúne profesionales de diferentes disciplinas con el objetivo de
realizar investigación científica del crimen en Colombia, América
Latina y demás países a nivel mundial237.

En Ecuador encontramos el Instituto de Criminología de la Universidad


de Ecuador, el mismo que fue fundado en 1936 y que, un año
después, fundó la “Revista de Archivo de Criminología,
Neuropsiquiatría y Disciplinas Conexas”.

El interés por la enseñanza de las diversas ramas criminológicas


también se ha manifestado en El Salvador. A pesar de que los
institutos no son muchos, sobre sale la existencia de eventos tales
como el “Taller Inter-Universitario Sobre Criminología y Sistema Penal”
desarrollado en el año 2012 por la Unidad de Justicia Juvenil de la
Corte Suprema de Justicia.

Bolivia es representada por la Sociedad Boliviana de Criminología y la


Escuela Nacional de Detectives y Seguridad Privada. Ambas
instituciones en conjunto se encargan de la formación y
perfeccionamiento de profesionales en materias de investigación
criminológica y criminalística.

Finalmente, en Uruguay existe el Instituto Nacional de Criminología


que se encarga del asesoramiento del Poder Judicial, el desarrollo de
la investigación científica-criminal, la actividad docente, la asistencia
directa en la elaboración de planes de tratamiento, entre otros.

PEDAGOGÍA DE LA CRIMINOLOGÍA

237 Si bien esta asociación no presenta los estudios de la Criminología como una carrera,
sí fomenta la enseñanza criminológica por medio de sus diversas publicaciones tanto en
libros como por medio de artículos.

!73
Universidad de Pennsylvania, Arizona State
E s t a d o s University; Florida State University; la
Unidos Universidad de California; Columbia University;
Universidad de Harvard.

Instituto Internacional de Criminología


Canadá
Comparada
Sociedad Argentina de Criminología; Instituto
de Altos Estudios Penales y de Criminología;
Instituto de Criminología y Derecho Penal de
la Facultad de Derecho en la Universidad
Argentina Nacional del Nordeste; Centro de Estudios
Criminológicos de Mendoza, Centro de
Estudios Criminológicos José Ingenieros;
Centro de Criminología de San Luis; entre
otros.
AMÉ Escuela de Criminología de José Almaráz;
RIC México Sociedad Mexicana de Criminología; Instituto
A Nacional de Ciencias Penales.
Venezuel Instituto de Ciencias Penales y Criminológica;
a otros.

Instituto Peruano de Criminología y Ciencias


Perú
Penales
Instituto de Criminología de la Universidad de
Panamá
Panamá

Colombia Asociación Colombiana de Criminología


Instituto de Criminología de la Universidad de
Ecuador
Ecuador

Bolivia Sociedad Boliviana de Criminología


Uruguay Instituto Nacional de Criminología

Estocolm Instituto de Criminología de Estocolmo


o

Instituto de Criminología de Cambridge;


Inglaterra Escuela de Ciencias Criminológicas León
Cornill

!74
Instituto de Criminología de París; Centro de
Francia Ciencias Criminales; Instituto de Criminología
y de Ciencias Sociales de Touluse.
Instituto de Altos Estudios Penales; Escuela de
Criminología de Barcelona; Instituto de
Criminología de Madrid; Instituto de
Criminología de la Universidad de Valencia;
EURO España
Instituto Andaluz Interuniversitario de
PA Criminología; Instituto Vasco de Criminología;
Centro de Investigación Criminológica de la
Universidad Castilla-La Mancha.

Centro Internacional de Criminología Clínica


Italia de Génova; Instituto de Criminología y
Psiquiatría Legal
Instituto de Prevención y Resocialización de
Polonia
los delincuentes de la Universidad de Varsovia

Instituto de Criminología de la Facultad de


Eslovenia
Derecho de la Universidad de Ljubljana

Instituto de Criminología de la Universidad


ASIA Israel
Hebrea de Jerusalén

!75
CAPÍTULO VI

LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA

1. INTRODUCCIÓN. 2. EL OBJETO DE LA
INVESTIGACIÓN EN LA CRIMINOLOGÍA. 3.
PROBLEMAS EN LA INVESTIGACIÓN
CRIMINOLÓGICA. 4. PASOS RECOMENDADOS
EN LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA. 5. EL
MÉTODO EMPÍRICO EN LA INVESTIGACIÓN
CRIMINOLÓGICA. 6. LAS TÉCNICAS DE
INVESTIGACIÓN, a) La observación (i. La
observación documental, ii. La observación
participante, iii. La observación directa), b) La
encuesta, c) La entrevista, d) La estadística, e)
El experimento, f) Los test psicológicos (i. Test de
eficiencia, ii. Test de personalidad, iii. Test
sociométricos), g) Estudios de seguimiento, h)
Investigaciones con grupos de control.

!76
1. INTRODUCCIÓN

La investigación es siempre un reto, y más en un país dominado por


una excesiva carga teórica, donde las investigaciones son llevadas a
un segundo plano.

La predominancia de un practicismo sin el adecuado bagaje teórico


y humano, conduce a productos excesivamente fríos. De ahí el
compromiso por acompasar el conocimiento humanista con los
instrumentos prácticos de la investigación.

Es por ello que las investigaciones criminológicas aportan


conocimientos de diversos ámbitos: contribuyen en el diseño de
estrategias de prevención de delitos; facilitan una información
acerca de una mejor aplicación de las leyes; y aportan a mejorar las
respuestas que se da –sea en instituciones cerradas o en medios
abiertos- a los delincuentes y las víctimas.

En cada uno de estos momentos encontramos distintos interlocutores


de las investigaciones criminológicas. En el primer caso -el de
estrategias de prevención del delito-, las investigaciones
criminológicas centradas en el estudio del delito aportan sus
conocimientos al destinatario más frecuente, es decir, los cuerpos de
policía y las instituciones municipales. Por lo que respecta a la
aplicación de las leyes, las investigaciones criminológicas son de
utilidad para los jueces; mientras que en el tercer punto beneficiarán
a la víctima y a los delincuentes. Se resalta así que la Criminología no
se limita a medir los resultados según los típicos indicadores de la
delincuencia, sino que utiliza otros como los indicadores

!77
conceptuales238, indicadores de calidad de vida 239 e indicadores
psicométricos 240.

Así, las investigaciones criminológicas encuentran su utilidad en que


son utilizadas a fin de sugerir diversas penas para las personas que
han cometido un delito. Por otro lado, también son útiles en el diseño
de programas que tomen en consideración a la víctima. Es por lo
mismo que los estudios criminológicos versan sobre el funcionamiento
del sistema penal y contribuyen a eliminar las actuaciones sesgadas
de las propias instituciones del sistema penal.

He ahí la importancia de su investigación.

2. EL OBJETO DE LA INVESTIGACIÓN EN LA CRIMINOLOGÍA

Como es lógico, el objeto de investigación criminológica se


relacionará con su objeto de estudio y es en virtud de esto que se
desprenderán otros aspectos que serán relevantes de investigar,
como la peligrosidad de las conductas antisociales, el efecto de
ciertos tratamientos en la disuasión de la comisión de actos delictivos,
los potenciales grupos de víctimas orientados hacia la protección, el
peligro de reincidencia, etc.

238 Los indicadores conceptuales son situaciones en las que el público percibe que la
delincuencia ha disminuido o que hay más seguridad ciudadana; cuando los internos en
prisión perciben mejor clima social; los funcionarios de prisión perciben una mayor
satisfacción al trabajar; entre otros.

239 Los indicadores de calidad de vida hacen referencia a la menor presencia de


vagabundos, alcohólicos y vándalos, así como al mayor cumplimiento de las leyes o
limpieza de las calles. Si bien los indicadores de calidad de vida demuestran, hasta cierto
punto, un efecto criminógeno; su importancia principal radica más allá: su conexión con
la delincuencia. Se relacionan con el muy estudiado fenómeno del miedo al delito. Por
ejemplo, se puede generar un espiral de retraimiento de la vida social de un barrio y, de
esta manera, lograr determinar la viabilidad o inviabilidad de una mayor tendencia de
dicho barrio a la criminalidad.

240 Los indicadores psicométricos dan a conocer si la persona ha reincidido en delito y/o si
muestra mejoría en su salud mental, a través de sus actitudes o emociones en las prisiones
o los entes judiciales.

!78
Como recomendación, MARCÓ DEL PONT 241 enumera su propia lista
de puntos sobre los que debe incidir la investigación de la
Criminología. Indica que al menos en América Latina los objetivos
deben orientarse a intensificar la investigación aplicada para realizar
un plan de política criminal coherente y adecuada a los medios y
necesidades de cada país y que facilite no sólo una aplicación
meramente doctrinaria, sino también práctica. Con este fin se debe
estudiar áreas que conlleven a la aportación de soluciones concretas
en la prevención del delito, como pueden serlo las materias de salud,
empleo, educación, vivienda, migraciones, etc.; e incentivando a las
universidades y sus programas de investigación.

Nosotros proponemos que se debe implementar los observatorios


criminológicos en las zonas rojas del país, sin limitarse a la capital, a fin
de obtener datos actuales y utilizarlos en la implementación de una
buena política criminal orientada hacia la prevención del delito, la
disuasión y el apoyo inmediato a las víctimas, no solo a nivel
psicológico, sino también económico y jurídico durante el proceso
penal que se siga.

Por otro lado, creemos que urge un estudio mayor en la temática del
menor infractor y los factores criminológicos que desencadenan su
conducta delictiva; así como en lo que respecta a las deficiencias
del sistema penitenciario a partir de una visión criminológica, ya que
en nuestra realidad no se cumple la función resociabilizadora y
rehabilitadora de las cárceles, sino que incluso son llamadas
“universidades del crimen”.


241 MARCO DEL PONT, Luis. Óp. Cit., pp. 43 y ss.

!79
3. PROBLEMAS EN LA INVESTIGACIÓN CRIMINOLÓGICA

Metodológicamente se resalta el gran problema que constituye la


evaluación de la criminalidad en una sociedad. Indica GARCÍA-
PABLOS DE MOLINA242 que el primer obstáculo que se encuentra en la
investigación del crimen recae en que la realidad de la delincuencia
y la percepción de la misma suelen discrepar; ya que es común que
los estereotipos de delincuente, los fenómenos que incrementan el
miedo a la victimización y los medios de comunicación masiva
distorsionen la realidad. Ejemplo de esto podemos apreciar en un
informe presentado por la Pontificia Universidad Católica del Perú 243
en el que se hace evidente que, mientras la victimización en el año
2012 llegó a un nivel de 43.2% -según la Encuesta Nacional Urbana de
Victimización de Ciudad Nuestra-, la percepción de inseguridad llegó
a 68.96%: esto quiere decir que los ciudadanos se sintieron más
inseguros de lo que realmente estuvieron.

Sin embargo, hay que considerar también que un factor que


determina que la real criminalidad y su percepción difieran se
encuentra en que la perpetración de un hecho delictivo puede a
menudo pasar inadvertida para las autoridades encargadas de su
persecución, ya sea porque no se denuncia o porque las
investigaciones no son realizadas adecuadamente. A esto se le
conoce como cifra negra de la criminalidad244.

El segundo inconveniente para investigación de la criminalidad que


este autor identifica se encuentra en la dificultad epistemológica y en

242 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. Cit., pp. 34 y ss.

243 PONTIFICIA UNIVERSIDAD CATÓLICA DEL PERÚ – PUNTO EDU. Informe: Inseguridad
ciudadana, ¿percepción o realidad? Lima, 19 de marzo de 2013. Consulta: 11 de Junio
de 2013. Disponible en: <http://puntoedu.pucp.edu.pe/noticias/informe-inseguridad-
ciudadana>

244 No cabe confundirla con la zona oscura de la criminalidad, pese a que ambas tratan
de reflejar la disfunción entre la criminalidad real en una sociedad y la percibida o
perseguida por las autoridades. Mientras que la cifra negra alude a la existencia de un
cociente que expresa la relación entre el número de delitos efectivamente cometidos y
los delitos reflejados por medio de estadísticas, la zona oscura sólo se limita a un conjunto
genérico de acciones delictivas que no se encuentran reflejadas en las estadísticas
oficiales. Esto quiere decir que la zona oscura o campo negro es un concepto más
ambiguo que meramente describe la discordancia existente sin preocuparse por la
obtención de ninguna cuantificación aritmética.

!80
la relativización técnica del análisis del crimen a causa de su
naturaleza social.

Este punto se refiere a las limitaciones del lenguaje, el tránsito de los


conceptos teóricos a los operativos y la traducción estadístico-
matemática de los mismos –así como también la superposición
cronológica de definiciones sociales y jurídicas sobre una misma
conducta irregular-.

Por ello, lo más acertado parece ser la aplicación pluralista del


método de investigación, pues serán mejor explicados los resultados y
datos que se obtengan por medio de diferentes fuentes y disciplinas
que permitan el contraste de modelos e hipótesis.

4. PASOS RECOMENDADOS EN LA INVESTIGACIÓN


CRIMINOLÓGICA

La investigación en la Criminología –sea ya que se investiguen


aspectos estrictamente relacionados con su objeto de estudio o se
haga respecto a otros puntos relacionados indirectamente con éste-
debe seguir siempre cierto patrón 245 que per mita que el
conocimiento adquirido sea científico.

En primer lugar –y como es básico en toda investigación- deberá ser


determinado previamente el tema central y el contexto del mismo; es
decir, la relación existente entre el tema central y otras
investigaciones y teorías.

Posteriormente deberá fijarse, con claridad y consistencia lógica, el


proyecto que se desea introducir o las hipótesis que se buscan
contrastar, las mismas que deben ser susceptibles de una
investigación empírica.

El siguiente paso será definir con rigor las variables (dependientes e


independientes) que se utilizarán a lo largo de la investigación. Es a
estas alturas es que el investigador deberá optar por el método de

245 NUÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. Cit., p. 194.

!81
investigación246 que considere más apropiado en base a la
naturaleza de la misma, teniendo en cuenta el estado actual de los
conocimientos sobre el problema y los objetivos a los que quiere
llegar; por lo que, además, trazará las limitaciones prácticas de todo
el proyecto.

Paso siguiente, el investigador determinará una muestra y deberá ser


cuidadoso tanto en el número como en el volumen de la misma, sus
características, y los mecanismos de control de su selección para así
validar y legitimar los factores que han incidido en sus variables por
medio del control experimental. En esta tarea deberá cerciorarse de
que la investigación no se encuentra influenciada por cualquier
desviación imprevista que pueda falsear los resultados que se
obtengan por medio de ella, tanto por factores ajenos al investigador
como por sus propios intereses o concepciones.
Así, se confirmará que tanto la elaboración del proyecto como la
selección del muestreo y las medidas escogidas para el análisis, sean
válidas y adecuadas.

Finalmente deberá interpretar los resultados obtenidos integrándolos


al marco teórico ya existente
Concretamente estos pasos pueden resumirse en el siguiente gráfico:

246 En base al carácter interdisciplinario de la Criminología es que podrá emplearse


conocimientos, técnicas y modelos que si bien son propios de otras ciencias, sirven
adecuadamente para el estudio del fenómeno criminal.

!82
Delimitar el Contrastar el
Interprerar la resultado de la
problema de
investigación muestra muestra con la
hipótesis formulada

Elaborar un marco
Recolectar una
teórico y las
variables muestra

Definir una Elegir un método


hipótesis de investigación

5. EL MÉTODO EMPÍRICO EN LA INVESTIGACIÓN


CRIMINOLÓGICA

Ya que la Criminología trata de un fenómeno que es estudiado por


diversas áreas, su método de investigación debe adaptarse a dicho
carácter interdisciplinario247 y responder a la necesidad de integrar
una serie de disciplinas que enfocan el fenómeno delictivo desde
diversos ámbitos. Debe exigir de su método el que sean capaces de
encontrar factores que criminológicamente sean relevantes entre la
gran cantidad de resultados parciales producto de muchas otras
ciencias y obtenidos por métodos que pertenecen éstas, como la
Biología, Psicología, Sociología, Medicina, etc.; evitando lo que en
épocas anteriores sucedía con la Criminología: la inclinación
desmedida por una determinada ciencia248, tal cual sucedió durante
la parte de la historia criminológica en la que los enfoques eran, por
ejemplo, Criminológicos-Antropológicos, Criminológicos-Biológicos,
Criminológicos-Psicológicos, etc.

247 Cabe diferenciar entre carácter interdisciplinario y multidisciplinario. Mientras que el


primero expresa un grado de coordinación e integración entre las ramas dedicadas al
estudio de la criminalidad; el último solo hace referencia a la adición de éstas.

248 NUÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ, Loc. cit.

!83
Recordemos, pues, que Criminología adquirió carácter de Ciencia
gracias al método empírico del positivismo criminológico: la
superación de la especulación llevó a que se considere que el
conocimiento adquirido por la Criminología tiene carácter científico,
ya que garantiza un conocimiento más fiable y seguro capaz de
verificar o refutar hipótesis objetivas y no intuidas.

Sin embargo, la aplicación del método empírico no excluye ni debe


excluir la utilización de métodos abstractos que –sin duda- se
presentan como necesarios a fin de descubrir conocimientos
criminológicos contrastables con la realidad delictiva; así como
tampoco conlleva necesariamente a la utilización experimental del
mismo. El método experimental es una clase de método empírico, no
es el único249; un análisis puramente empírico del crimen no llevaría
más que al desconocimiento del hombre por ser estudiado como
objeto y no como sujeto de la historia; sin contar que –además-
significaría olvidar que la conducta del hombre trasciende a la idea
de causalidad.

¿Qué significa, entonces, que la Criminología opte en su mayoría por


un método de carácter empírico? Significa que su objeto de estudio
se inserta en el mundo real, que es verificable y que no pertenece a
un mundo abstracto250.

Es por eso precisamente que la Criminología requerirá otros métodos,


especialmente si tenemos en cuenta lo que se pretende es
aprehender el comportamiento humano que es tan impredecible,
complejo y tan rico de matices que el método empírico no se
encuentra en capacidad de captar por sí solo. De hecho, parte del
trabajo del criminólogo está en no basarse exclusivamente en

249 De ahí podemos desprender que todo método experimental será un método empírico,
es decir, un método que encuentra sus bases en la observación y el análisis de la realidad.
Sin embargo, no todo método empírico será un método experimental, puesto que éste no
es el único perteneciente a esta clasificación. El método empírico es el género, mientras
que el método experimental es la especie.

250 Que la Criminología opte por el método empírico y produzca conocimiento científico
no quiere decir que exista una lista de paso a seguir para la producción de un mismo
resultado cada vez que sean puestos en práctica. No puede esperarse que su
metodología se aplique como lo hacen las ciencias formales, ya que el ser humano es un
ente cambiante y voluble.

!84
métodos experimentales durante sus investigaciones: la fiabilidad del
resultado deberá constatarse mediante otras técnicas no
experimentales.

Lo indicado será, pues, completar el método empírico con otros de


naturaleza cualitativa, no incompatibles con aquél, que sean capaces
de captar e interpretar el significado profundo del drama criminal más
allá del frio valor objetivo de los meros datos y análisis estadísticos y
revalorizando la posición del delincuente como sujeto y no objeto,
centro de la investigación, fin y no medio.

6. LAS TÉCNICAS DE INVESTIGACIÓN

La investigación científica es el proceso ordenado y planificado por el


cual, a través del método científico, se busca llegar a la solución a
problemas existentes o explicar aspectos de la realidad. En ella se
utilizarán métodos, entendidos como los procedimientos generales
que serán empleados para llegar al conocimiento que se busca
respecto al objeto de estudio; y técnicas, como las diversas
aplicaciones concretas de los métodos251.

Lo importante está, como dice SOLÍS ESPINOZA252, en que el proceso


de investigación aplicado en el ámbito de la Criminología no olvide
las relaciones entre las condiciones externas e internas que influyen
en la criminalidad, conocidas como variables, sean ya
independientes (condiciones externas), intervinientes (condiciones
internas) o dependientes (resultados o consecuencias).

De esta manera, las técnicas de investigación de la Criminología que


estudiaremos en las siguientes líneas son:

a) La observación:

251 Tanto los métodos como las técnicas de investigación criminológicas suelen ser los
mismos que los utilizados en las demás ciencias sociales; sin perjuicio de que la
Criminología haya desarrollado los suyos propios, a causa de la naturaleza de su objeto
de investigación.

252 SOLÍS ESPINOZA, Alejandro. Óp. Cit., pp. 68 y ss.

!85
Esta técnica surgió en la Antropología Social, generalizándose,
después, para investigar determinadas parcelas del ámbito psíquico y
social del examinado, sobre todo, como complemento de la
exploración. Por medio de ella el investigador aprehende el
fenómeno utilizando sus sentidos (sin limitarse para ello únicamente a
la vista), con la finalidad de recapitular información sobre éste que,
de manera posterior, analizará. Constituye un elemento fundamental
en toda investigación científica, toda vez que es la técnica más
usada y, a la vez, la más primitiva.

La observación suele emplearse para complementar la información


que suministre otras técnicas y verificarla. En algunos supuestos, sin
embargo, es utilizado como instrumento único o básico de trabajo,
operando con un aparato conceptual muy preciso en un objeto
perfectamente conocido y delimitado de antemano.

Hay que diferenciar, entre los diferentes tipos de observación, a la


observación externa –en la que el observador permanece ajeno al
grupo, aunque receptivo-, y a la observación participante o activa,
caracterizada porque, en ella, el investigador se integrará como un
miembro más de la comunidad que tiene como finalidad estudiar.

En este sentido, ROLDÁN BARBERO253 nos presenta tres variantes de la


observación: la observación documental, la observación participante
y la observación directa.

i. La observación documental:

La observación documental es el método más usual en lo que


corresponde a la investigación criminológica. Se basa en la consulta
de documentos, entendidos tales como textos o soportes susceptibles
de lectura e interpretación, lo que incluye leyes, bibliografía, prensa,
sentencias judiciales, etc. Como técnica, no se remite exclusivamente
a una perspectiva estática, sino que, además, implicará el análisis de
los documentos recabados como manifestación de su perspectiva
empírica.

253 ROLDÁN BARBERO, Horacio. Introducción a la Investigación Criminológica. Granada:


COMARES, 2004, pp. 23 y ss.

!86
ii. La observación participante:

La observación participante, por su parte, consiste en el contacto


directo con las comunidades o grupos humanos que se pretende
estudiar. Es, por tanto, la más fiel manifestación de las investigaciones
de campo. Permite, entre otros beneficios, el tomar conciencia de
pequeños detalles de la vida cotidiana de los sujetos observados,
adquirir la información sin intermediarios que pudieran deformarla, y
ser susceptible de aplicación, en principio, a cualquier conducta o
situación.

Si bien en sus orígenes respondió a la necesidad de encontrar una


técnica de investigación apropiada para una situación que se
caracterizaba por el distanciamiento social entre el investigador y su
objeto de estudio; en la realidad no es muy utilizada en la
investigación criminológica, en tanto implica para su empleo que el
observador sea aceptado en la comunidad que estudiará, lo que
requiere que invierta tiempo, comprensión, apreciación y hasta
dinero, a fin de obtener resultados que puede adquirir, incluso, por
otras vías más rápidas y económicas. Además, por medio de la
observación participante se corre el riesgo de excederse en el
subjetivismo del investigador, ya sea por la sobre-implicación del
investigador en el contexto, ya sea por contar con descripciones
excesivamente personalistas.

iii. La observación directa:

La observación directa es una técnica sugerida por la criminología


positivista. Se caracteriza porque en ella el investigador tendrá,
también, contacto inmediato con la realidad que investiga, aunque
difiere de la observación participante en que en ésta (en la
observación directa), el investigador no se interrelacionará con el
grupo estudiado, sino que se limitará a observar su objeto de
investigación.

b) La encuesta:

!87
Es uno de las técnicas más generalizadas en la investigación en las
Ciencias Sociales. Se encuentra destinada a una muestra, entendida
como tal al número de personas al que se dirige el cuestionario; y se
diferencia de la entrevista en que, mientras la primera hace
referencia a la preparación de un cuestionario que de forma
posterior será presentado a las personas de las que se busca obtener
su opinión; la segunda es el modo más personalizado en que se
formulan preguntas, sin que se exija necesariamente la realización de
un cuestionario previo a ella. Sin embargo, se relacionan en que en
algunas situaciones es recomendable realizar una entrevista como
paso preliminar a la elaboración de una encuesta, a fin de conocer
algunos detalles del colectivo al que se dirigirá el cuestionario y
propiciar la correcta elaboración de éste.

En la Criminología las principales encuestas son las encuestas de


victimización y el autoinforme. La encuesta de victimización es
consecuencia de la insatisfacción producida por la estadística social
y tiene como finalidad deducir la medida del delito, en base a las
encuestas hechas a víctimas de robos. El autoinforme, por su parte,
consiste en preguntar a cierta cantidad de personas si ha cometido
algún delito, a fin de descubrir la cifra de delitos ocultos, conocer
mejor las características sociales y psicológicas de las personas
implicadas en hechos delictivos o desviados, y ofrecer a las
autoridades un instrumento para planificar y poner en marcha
programas de prevención del delito y de otra conductas asociales.

c) La entrevista:

Esta técnica de investigación se basa en la comunicación entre dos


personas relacionadas por un mensaje y tiene una estructura simple,
por lo que no requiere que quien la lleva a cabo tenga una especial
cualificación, bastando con la formación propia de la técnica de
encuesta.

Existen numerosos tipos de entrevistas, según el grado de


estandarización de las preguntas de libertad, de comunicación entre
entrevistador y entrevistados, la profundidad de ésta, su
estructuración, el número de participantes en ella, los destinatarios,

!88
etc. Así, por ejemplo, suele distinguirse -atendiendo al primero de los
criterios- entre entrevistas informales y entrevistas estandarizadas.

Por su parte, según el grado de estandarización de las preguntas,


GRAWITZ 254 diferencia entre entrevista clínica o libre 255, entrevista
profunda 256, entrevista de respuestas libres257, entrevista cerrada258,
entrevista de preguntas abiertas 259, y entrevista de preguntas
cerradas260.

Según el grado de dirección que recabe el entrevistador y el modo


de llevar la conversación, cabe distinguir, también diversas clases de

254 Ibídem.

255 Implica el máximo de libertad y de profundidad en el proceso de comunicación


entre entrevistador y entrevistado, de lo que se desprende su segundo nombre. En ella se
pondera, por una parte, el contenido de lo que manifiesta el entrevistado y, por otra, la
forma en que lo hace. Esta modalidad de entrevista se utiliza como técnica
psicoanalítica y psiquiátrica.

256 Se orienta a campos más limitados. El papel del entrevistador es más activo, pues
sugiere el objeto de estudio y selecciona los datos obtenidos cualitativamente.

257 El entrevistador se limita a sugerir el tema y las preguntas no son formuladas


anticipadamente, lo que permite mayor reflexión y libertad.

258 Las hipótesis se formulan de antemano y el entrevistador polarizará la entrevista a


partir de ellas, haciendo un análisis en la profundidad de cada entrevista.

259 En este tipo de entrevista las preguntas no son condicionadas rígidamente a


posibilidades de respuestas. Si bien durante ellas la intervención del entrevistador es
reducida, la libertad es desarrollada por la gran amplitud del entrevistado.

260 Se aproxima a los cuestionarios estandarizados, ya que circunscribe las posibilidades


de respuestas.

!89
entrevistas, como las entrevistas dirigidas y las no dirigidas261; y las
directas e indirectas 262.

Y, atendiendo al número de participantes, a la instrumentación de la


propia entrevista y a la índole de sus destinatarios, diferenciamos a la
entrevista convencional, es decir, bilateral; la entrevista común con
pluralidad sucesiva de entrevistados; la entrevista de grupo; el
interrogatorio cruzado; la entrevista oral, la consulta escrita y la
encuesta panel263.

d) La estadística:

Es una técnica cuantitativa que es utilizada para la elaboración de


teorías y análisis, pero que se caracteriza por ofrecer una imagen
numérica del fenómeno estudiado. En la sociedad actual es ya una
técnica generalizada, utilizada para medir hechos, resultados y
productos.

Se da relevancia en el campo de la Criminología a la estadística


criminal 264 ; es decir, aquélla que es producida por las instancias del
control social formal -como la policía, el poder judicial y la cárcel- y
que dan pase, respectivamente, a la estadística policial, judicial y
penitenciaria.

261 En las primeras, el entrevistador mantiene la iniciativa y el control de la


comunicación, orientándola en el sentido deseado con los mensajes oportunos. De forma
contraria, las entrevistas no dirigidas -elaboradas e introducidas por Rogers en el campo
de la psicoterapia- se caracterizan por una estructuración mínima, pues lo que se trata
con ellas es destacar el cuadro perceptivo del examinado, situándole -para esos efectos-
en una disposición de ánimo favorable en la que se espera que reaccione consigo
mismo. Por tanto, en las entrevistas no dirigidas no importa tanto clasificar o interpretar los
sentimientos del entrevistado, sino el dar confianza al entrevistado y que se sienta
comprendido por el entrevistador.

262 Las entrevistas directas son aquellas en las que las preguntas no pretenden obtener
otra información a la que aparentemente persiguen, situación contraria a las entrevistas
indirectas.

263 En ésta se entrevista a los mismos sectores de la población sobre las mismas variables
pero en épocas diferentes, a fin de registrar los cambios de opinión y conducta durante
el periodo de tiempo interesado.

264 ROLDÁN BARBERO, Horacio. Loc. Cit.

!90
En la actualidad la estadística criminal es útil para informar a las
políticas públicas, ya que los datos recopilados a través de esta
técnica de investigación son influyentes en la política legislativa y
policial. Brindan también una “topografía” elemental de la
delincuencia, identificando la prevalencia del delito en las zonas
urbanas, en relación a las zonas rurales.

Además, los datos obtenidos por medio de la estadística son


relevantes pues permiten medir las tasas de delincuencia oficial que
es la que llega al conocimiento de las instancias competentes.

Por otro lado, los informes estadísticos son de importancia para los
medios de comunicación pues facilitan reportajes sobre asuntos
relativos, por ejemplo, a la inseguridad ciudadana.

e) El experimento:

Originario del Siglo XIX, el experimento es un método fiel a la


mentalidad positiva de la época265. El precedente inmediato del
método experimental se encuentra en las investigaciones de DARWIN
sobre la evolución de las especies, animales y vegetales; si bien no
fue hasta Lombroso que se aplicó a la Criminología.

Como técnica de investigación hay que diferenciar entre dos


modalidades de experimento: el experimento de laboratorio, en el
que un grupo experimental y un grupo de control son observados en
situaciones artificiales a fin de determinar si un concreto factor causal
(variable independiente) produce o no el efecto que se le atribuye
(variable dependiente); y el experimento de campo, cuando la
investigación se lleva a cabo en el hábitat natural o entorno normal
del grupo de contraste.

Esta técnica ha sido frecuentemente utilizada con el propósito de


establecer relaciones de causalidad entre determinados fenómenos

265 Como parte del positivismo se opone al objetivismo y abstracción conceptual de la


filosofía kantiana y la Escuela clásica del Derecho penal, ya que se basó en lo
subjetividad y en la concreción de lo observable científicamente. Uno de los puntos más
rescatables del método experimental es haber resaltado las diferencias personales y
sociales de los seres humanos.

!91
sociales y el comportamiento criminal. Tenemos, por ejemplo, que
para verificar si las malas condiciones de habitabilidad generan
delincuencia se procede a un experimento en el que se divide en dos
a una cierta cantidad de personas ya expuestas a un ambiente de
pobreza: el grupo experimental, que es trasladado a mejores
condiciones de habitalidad, y el de control, que se mantiene a su
regular exposición. La hipótesis de investigación se confirmará si el
grupo de control comete un porcentaje de delitos estadísticamente
más significativo que el grupo experimental.

El experimento puro, sin embargo, es una modalidad en desuso y muy


desacreditada en nuestros días, en tanto existen severas críticas de
esta técnica, especialmente desde un punto de vista ético y
deontológico con relación al ensayo que se practica con el grupo
experimental. En este sentido, aunque suela compararse el
experimento en la Criminología con el utilizado en el marco de las
ciencias naturales; somos de la opinión de que solo de manera formal
puede hacerse tal equiparación, ya que el hombre no es una
magnitud fija, sino que quiebra uno de los requisitos del experimento
científico–natural: la repetibilidad del fenómeno.

f) Los test psicológicos:

Se han convertido en el instrumento principal del psicólogo para el


diagnóstico de la personalidad y el examen de sus funciones.
Mediante ellos se pretende obtener, en el menor tiempo posible, la
imagen más amplia y significativa de determinados campos psíquicos
de la personalidad, provocando en el individuo la liberación de
ciertas reacciones. De éstas se deducen, después, las oportunas
consecuencias susceptibles de análisis y comparación a través de
métodos estadísticos. Es por ello que el test suele caracterizarse como
una situación experimental estandarizada o supuesto especial para
proceder al experimento.

La particular idoneidad del test para el examen de la personalidad se


explica por la naturaleza del mundo psíquico, ya que éste solo es
accesible por medio de la expresión, es decir, la deducción. Así, el
test psicológico permite reconducir a un marco previamente definido

!92
las afirmaciones incontroladas que se vierten en una exploración,
observación o experimento; limitando, para ello, el procedimiento de
obtención de datos mediante ciertos criterios y definiendo
formalmente su contenido con precisas determinaciones.

Debido a que el test psicológico se hará a diversas personas y que,


por lo mismo que son sujetos diferentes, sus reacciones y respuestas
no serán iguales; deberá ponderarse estadísticamente las diversas
respuestas y clasificar las personas que se sometieron al test. Por
tanto, todo test debe ser objetivo, fidedigno, lo suficientemente
válido, susceptible de comparación, económico y útil.

Desde un punto de vista funcional, los test psicológicos se clasifican


en test de eficiencia y el test de personalidad.

i. Test de eficiencia:

Incluyen los test de inteligencia, los test de aptitudes y los test


neuropsicológicos.

Los test de inteligencia determinan la capacidad de abstracción y


aprendizaje de una persona en relación al resultado promedio de las
personas de su edad (CI). Se les suele criticar que cuantifica un
concepto no medible, como la inteligencia.

Resaltan como los test de inteligencia más importantes el de BINET-


SIMON266, el de WECHSLER-BELLEVUE267, que es hoy en día el

266 Fue creado en 1905 por el psicólogo francés ALFRED BINET y el psiquiatra THÉODERE
SIMÓN. En sus orígenes se utilizó para determinar la inteligencia de sujetos que padecían
déficit intelectual, en una edad mental entre los 3 y los 15 años. Tras las revisiones de
TERMAN y MERRIL, la aplicación del test se extendió también a personas adultas.

267 Mediante las puntuaciones obtenidas en comprensión verbal, razonamiento


perceptivo, memoria de trabajo y velocidad de procesamiento deriva en un coeficiente
intelectual total. Para este test, una persona con inteligencia promedio se encuentra
entre los 90 y los 109 puntos de CI; de los 110 a 119 será una persona inteligente; de 120 a
129, brillante; de 130 a más, superdotado. En el extremo contrario, de los 79 puntos hasta
los 70, se considera que el sujeto es borderline o limítrofe; de los 69 a los 50, discapacitado
intelectual leve; de los 49 a los 30 puntos, discapacitado intelectual moderado; y
discapacitado intelectual severo cuando el test arroja resultados menores o iguales a los
29 puntos.

!93
mayoritariamente utilizado; el de RAVEN o test de Matrices
Progresivas 268 ; y el de dominó o test D-48269.

Los test de aptitudes, a diferencia de los de inteligencia, miden dos


objetivos: las funciones mentales, que son los rendimientos específicos
de atención como memoria270, aptitudes perceptivo-motores271 y
aptitudes sicofisológicas y psicomotores 272; y el pensamiento
conceptual de un sujeto, esto es, la aptitud para la categorización 273.

268 Creado en 1938 por JOHN RAVEN para evaluar un selecto grupo de oficiales de la
armada estadounidense. Es un test no verbal (gráfico) consistente en encontrar la figura
faltante en un grupo de 60 series, por lo que mide la capacidad intelectual a través de la
habilidad perceptual, la comparación entre formas y el razonamiento analógico. No
tiene en cuenta los conocimientos adquiridos, sino la capacidad de pensamiento.

269 Test de inteligencia no verbal creado por EDGAR ANSTEY para uso de la armada
británica. Por medio de ejercicios con piezas de dominó, mide la capacidad de
conceptualización y razonamiento en base al factor g de la inteligencia (un factor
general que se encuentra presente en todas las fases de la conducta humana según la
teoría bifactorial de la inteligencia de CHARLES SPEARMAN). En este test la inteligencia
promedio es de 50 puntos; de 75 a 90 puntos, superior al término medio; y 95 puntos,
superior.

270 Resalta el test de WECHSLER o WMS-III, utilizado para evaluar la memoria inmediata,
memoria demorada y memoria de trabajo.

271 En ellos debe mencionarse al test de BENTON o de retención visual, utilizado para
evaluar la percepción, memoria y habilidades visuales; el test de BENDER, que se emplea
para medir la capacidad viomotora; y el test de REY o de la figura completa, que
examina la organización perceptual y la memoria visual de sujetos que sufren lesiones
cerebrales.

272 Destaca el test de STROMBERG, que mide las habilidades manipulativas en la


clasificación de color y secuencia, prueba especialmente utilizada para seleccionar
personal en trabajos que requieren velocidad y exactitud; y el test de MACQUARRIE o de
habilidad mecánica, que mide la inteligencia espacial y la rapidez manual.

273 Ejemplos emblemáticos de estos test son el test de VIGLOSKY; test de Afasia, utilizado
para la valorización de los trastornos afásicos o de pérdida de comprensión y emisión de
lenguaje; y test de la batería de Luria.

!94
Test de inteligencia
•Test de inteligencia de BINET-SIMON
•Test de inteligencia de WECHSLER–BELLEVUE
•Test de inteligencia de RAVEN o de Matrices Progresivas
•Test de dominó

Test de aptitudes
•Memoria
•Aptitudes perciptivo-motores
•Aptitudes psicofisológicas y psicomotores

Test neuropsicológicos
•Test de VIGLOSKY
•Test de Afasia
•Test de LURIA

ii. Test de personalidad:

Son utilizados para revelar aspectos del carácter del sujeto estudiado.
A diferencia de los test de eficiencia, no buscan poner a prueba al
sujeto, sino sacar a la luz los rasgos más característicos de su
personalidad al ponerlo en situaciones determinadas. Se clasifican en
cuestionarios de personalidad, test objetivos de la personalidad y test
proyectivos de la personalidad.

Los cuestionarios de personalidad son test colectivos que pueden ser


unifásicos o multifásicos, dependiendo de la cantidad de rasgos que
miden.

Los test objetivos de personalidad colocan al sujeto en una situación


en la que se le pide la realización de una tarea, sin que pueda ser
consciente del objetivo perseguido con la evaluación, de manera
que es incapaz de ensayar o fingir su comportamiento. Algunos test

!95
objetivos de personalidad son el test del laberinto 274 y el test de
HARTSHORNE y MAY 275.

Los test proyectivos, por su parte, permiten llegar de forma más fácil
al subconsciente del individuo, ya que ocultan a la persona analizada
el aspecto de su personalidad que se evalúa. La finalidad de estos
test, entonces, es la de descubrir los deseos inconscientes de quien es
estudiado. Son parte de ellos el test de RORSCHACH o prueba de las
manchas de tinta 276, que es uno de los más utilizados; y el test de
Apercepción Temática (AT)277.

274 Desarrollado en 1914 por el psicólogo STANLEY PROTEUS, es una prueba no verbal que
evalúa la capacidad de planificación y previsión psicológica. En esta prueba se pide al
sujeto que trace un camino de salida a través de una serie de laberintos variables en su
complejidad, analizándose la habilidad de la persona para evitar callejones sin salida.

275 Creado en 1928, fue uno de los primeros estudios que equipara la conducta y el
conocimiento moral. Sus creadores pretendían determinar el carácter de los niños,
encontrar el momento en que las virtudes nacen en el ser humano y si la conducta
depende de las situaciones a las que el sujeto es expuesto. Para ello estudiaron miles de
niños y adolescentes en contextos donde se les permitía mentir, engañar o robar sin que
aparentemente nadie lo notara, llegando a la conclusión de que los niños con ciertos
códigos morales aprendidos (como los religiosos), actuaban de forma más virtuosa que
los demás.

276 Se creó en 1921 por el psiquiatra HERMANN RORSCHACH. La prueba cuenta con 10
cartillas diferentes, cada una con una ambigua mancha de tinta impresa, que se
expondrán al sujeto para que explique lo que percibe.

277 Se asemeja al test de RORSCHACH en que también en éste se expondrá una serie de
escenas ambiguas al participante, aunque difiere en que ahora el sujeto deberá contar
una historia y describir al escena brindada, cómo se sienten los personajes en ella y cómo
cree que finaliza la historia.

!96
Cuestionarios de personalidad
•Unifásicos
•Multifásicos

Test objetivos de la personalidad


•Test del laberinto
•Test de HARTSHORNE y MAY

Test proyectivos de la personalidad


•Test de RORSCHACH
•Test de Apercepción Temática

!97
iii. Técnicas sociométricas:

Son técnicas destinadas a la medición de las relaciones intersociales,


considerando la posición del individuo dentro del grupo (índice
sociométrico individual) y la estructura del grupo en sí mismo (índice
sociométrico grupal). Su importancia radica en que investigan las
relaciones cambiantes de cada uno de los miembros de un grupo
menor o comunidad, investigando la frecuencia de determinadas
relaciones elementales: atracción, repulsa, neutralidad, etc.

Para su correcto empleo se debe tener en cuenta las características


especiales de cada grupo, como el ambiente en el que se desarrolla,
historia, sus demandas como grupo, etc.; pues ellas influenciarán en
la interpretación y significación de los resultados 278.

Así, las técnicas de investigación sociométricas requieren que el


investigador elaborare una serie limitada de preguntas que tengan
como finalidad descubrir las tendencias de atracción o elección, por
una parte, y de rechazo, por otra, entre los miembros del grupo; a fin
de analizar por dicha vía las estructuras sociales existentes.

g) Estudios de seguimiento:

Los estudios de seguimientos surgieron a principios del Siglo XX, a fin


de verificar la efectividad del tratamiento de los reclusos en un
contexto en el que los partidarios de los contrapuestos sistemas
penitenciarios necesitaban respaldar sus idearios con resultados
empíricos279. Su finalidad es examinar la evolución del individuo
durante un determinado periodo de tiempo, operando con una serie
de factores psicológicos y sociológicos. Por tanto, son métodos
dinámicos y evolutivos que se utilizan para hacer seguimiento de la
carrera criminal de una persona, analizar el proceso de reinserción
social del ex reo –enfatizando en la problemática de la reincidencia-,
y estudiar los diversos estados psicológicos de quien cumple una

278 BEZANILLA, José. Sociometría: un método de investigación psicosocial. México: PEI


EDITORIAL, 2011, p. 42.

279 MIRALLES, Teresa. Métodos y técnicas de investigación en Criminología en Cuadernos


del Instituto Nacional de Ciencias Penales. México, 1982, p. 320.

!98
condena. La mayor observación que se le hace a la técnica de
seguimiento es que debe ser realizada exhaustivamente y, por lo
mismo, es costosa.

El valor de esta técnica ha sido manifiesto en los estudios realizados


por el matrimonio GLUECK y GLASER; quienes hicieron un seguimiento
durante quince años de quinientos ex reclusos del Massachussets
Reformatory en tres periodos sucesivos de cinco años, llegando a
resultados más matizados y menos optimistas que los de la estadística
oficial280.

h) Investigaciones con grupos de control:

Como se mencionó líneas atrás, en la técnica de investigación


experimental existen dos grupos: por un lado, el grupo experimental
que es sobre el que se harán los estudios; y, por otro, el grupo de
control, que se encuentra conformado por sujetos de características
similares que no son sometidos al tratamiento del grupo experimental,
a fin de servir de punto de comparación.

Las investigaciones con grupos de control son técnicas estadísticas


que, junto al grupo experimental, examinan -en tér minos
comparativos- otro grupo de no delincuentes de características
homogéneas, tratando de investigar así la incidencia etiológica de
un determinado factor o variable. Así, por ejemplo, para determinar si
la carencia materna durante la infancia es un factor criminógeno, se
escogen dos grupos de personas –uno integrado por delincuentes y
otro por no delincuentes- de base lo más homogénea posible (esto
es, en los que concurran unas mismas circunstancias), y se comparan
con el factor cuya influencia etiológica se examina. En la medida en
que el grupo delincuente presente el factor en un porcentaje

280 Sobre la utilidad del análisis del proceso de reinserción social del ex recluso, el trabajo
de GLASER y GLUECK es importante al resaltar la relevancia del problema laboral en la
vida de quien ha salido penado. A su juicio, esto es decisivo para recaer en reincidencia,
porque durante los primeros meses que suceden a la excarcelación el liberado opta por
replegarse a sus actividades marginales ilícitas si no encuentran ocupación legal.

!99
estadísticamente más significativo que el grupo no delincuente,
podrá establecerse aquella relación causal.

La técnica de control se ha utilizado, sobre todo, en la Biología


Criminal en estudios con gemelos monocigóticos y dictogóticos, los
cuales se encontraban dirigidos a demostrar la decisiva contribución
del factor hereditario en el comportamiento delictivo. Con esta
finalidad, las diversas investigaciones han tratado de verificar la
hipótesis de que en los gemelos monocgóticos delincuentes su par
gemelo es también delincuente en una proporción estadísticamente
más significativa que en los gemelos dictogóticos delincuentes.

!100
CRIMINOLOGÍA: PARTE ESPECIAL

!101
INTRODUCCIÓN

Al igual que en el Derecho Penal, la Criminología contemporánea


reconoce formas especiales de configuración práctica en relación a su
objeto de estudio múltiple, bajo un necesario anclaje respecto de la
conducta desviada que se elige, atento a si esta conducta ya ha
recibido una calificación normativa en términos de criminalización.

La clasificación de la criminología especializada o parte especial de la


Criminología se basa en ciertos criterios que facilitan no solo su análisis y
estudio, sino también la aplicación de ésta en los diversos fenómenos
de interés criminológico. Tenemos así, que se ha de tener en cuenta los
hechos que son de índole insoportable para la vida en sociedad, la
posibilidad de que éstos sean estudiados en términos positivos y la
posibilidad de encontrar factores de predictibilidad y condicionalidad
en éstos, si es que son susceptibles de estudiarse.

En la segunda parte del presente Manual, analizaremos desde una


perspectiva criminológica y haciendo énfasis en su concurrencia como
fenómeno social, lo referente a la Enfermedad Mental y los Trastornos de
Personalidad, la Delincuencia Juvenil, la Delincuencia Sexual, la
Delincuencia en el Tráfico, la Delincuencia patrimonial, la Delincuencia
Terrorista y la Delincuencia Organizada.

!102
CAPÍTULO I

LA ENFERMEDAD MENTAL Y LOS TRASTORNOS DE LA


PERSONALIDAD

1. INTRODUCCIÓN. 2. LA ENFERMEDAD MENTAL,


a) Concepto, b) Características, c)
Clasificación de las enfermedades mentales (i.
La esquizofrenia, ii. La oligofrenia, iii. Trastorno
delirante, iv. La epilepsia), d) Análisis
criminológico de las personas que padecen
enfermedades mentales, e) Responsabilidad
penal (i. La inimputabilidad, ii. Las medidas de
seguridad), f) Situación actual de la política de
salud mental en el Perú. 3. LOS TRASTORNOS DE
PERSONALIDAD, a) Concepto, b)
Características, c) Clasificación de los trastornos
de la personalidad (i. Trastorno paranoide, ii.
Trastorno esquizoide, iii. Trastorno disocial, iv.
Trastorno de inestabilidad emocional, v.
Trastorno histriónico, vi. Trastorno ancástico, vii.
Trastorno ansioso, viii. Trastorno dependiente, ix.
Trastornos afectivos, x. Trastornos neuróticos,
relacionados con el estrés y somatomorfos, xi.
Trastornos de control de los impulsos, xii.
Trastornos sexuales), d) Análisis criminológico de
las personas que padecen trastornos de
personalidad, e) Responsabilidad penal.

!103
1. INTRODUCCIÓN

Durante muchos años, los términos enfermedad mental y trastorno de


personalidad han sido asociados tanto con la violencia281, la
intratabilidad y la degeneración de quienes los padecen como al
estereotipo de la persona criminal.

Se sabe que siglos atrás quienes sufrían alguna de estos males eran
consideradas poseídos por demonios y sometidos a infinidad de
rituales que, según se creía, mejorarían su situación. Tiempo después,
el trato a este sector poblacional no fue mucho mejor: mezclados
con criminales peligrosos en un mismo espacio, sin tratamiento y sin
los ambientes adecuados para su situación, se les ingresó en cárceles
que, en lugar de tener como prioridad la resocialización, eran en
realidad espacios para mantener a quienes perturbaban a la
sociedad alejados de ésta. Incluso hoy en día, si bien se ha ampliado
el conocimiento sobre la condición de quienes sufren de una
enfermedad mental o de un trastorno de personalidad, falta aún
mucho por hacer para mejorar la calidad de vida de estas personas.

A la Criminología, entonces, se le encomienda la ardua labor de


estudiar la influencia que tienen las enfermedades mentales y los
trastornos de personalidad en la persona del delincuente y en su
vinculación de éste con el delito, la víctima y el apropiado control
social que debe ejercerse sobre el individuo, carente en diversos
grados de capacidad de autocontrol; a fin de utilizar la información
recaudada para desarrollar los lineamientos de una política criminal
eficiente.

2. LA ENFERMEDAD MENTAL

El 70% de los peruanos desconoce o tienen una percepción errónea


acerca de lo que es la salud mental y las enfermedades mentales, a
pesar de que los trastornos neuropsiquiátricos constituyen unas de las
principales enfermedades, incluso por encima del cáncer y las

281 Vid. GARRIDO, Vicente y otros. Óp. Cit., pp. 558 y ss.

!104
deficiencias cardiovasculares282. Esto, junto con el hecho de que
muchas personas que padecen de enfermedades metales
desconocen su situación, conlleva a que sufran constante
discriminación, abandono y rechazo; lo que agrava su situación
como personas individuales e incrementa la peligrosidad de que
cometan actos delictivos.

a) Concepto:

La Constitución de la Organización Mundial de la Salud 283 define a la


salud como un estado que no se limita exclusivamente a la ausencia
de enfermedad o afecciones, sino al completo bienestar físico, social
y mental. Esta condición asegura que el sujeto que goza de salud sea
consciente de sus capacidades, afrontando adecuadamente el día
a día y contribuyendo a la sociedad.

Por tanto, la enfermedad mental es producto de la pérdida de la


salud mental. Este deterioro afecta no solo a quien la padece, sino
también a quienes lo rodean, en igual o hasta más medida que en
que lo hacen los otros tipos de salud, particularmente porque no se
les da la relevancia que requieren recibir 284.

La definición de enfermedad mental varía según la ideología desde


la que se le aborde, ya que no existe una definición de enfermedad
mental que pueda abarcar todas las variadas consideraciones
acerca de este problema mental. Así, para quienes parten y se
limitan a una perspectiva médica, se entenderá como tal a la

282 Vid. STC. EXP. 03081-2007-AA de fecha 9 de setiembre del 2007.

283 Adoptada por la Conferencia Sanitaria Internacional de Nueva York en 1946 y


vigente desde 1948.

284 Existen diversas posturas acerca de qué es lo que genera que, al menos, 450 millones
de personas en el mundo padezcan de problemas de salud mental (Vid. OMS, Informe
sobre la Salud en el Mundo 2001. Francia, 2001, página x. Disponible en: http://
www.who.int/whr/2001/en/whr01_es.pdf?ua=1). La comunidad científica ha incidido en
que no existe un causal único, sino que es muy probable que tanto la enfermedad
mental como del trastorno de personalidad existan debido a la confluencia de una serie
de factores biológicos, psicológicos y sociales. Hay que tener en cuenta que aunque esta
cifra corresponde al año 2001, la cantidad de personas con problemas de salud mental
se incrementa a medida que lo hace el índice poblacional mundial.

!105
perturbación de la mente causada por un factor orgánico o
biológico; mientras que para los que enfocan el fenómeno desde
una orientación psicológica, el concepto es mucho más amplio y se
identifica con un desorden psíquico. Por su parte, desde una
perspectiva sociológica, será un trastorno psíquico que encuentra sus
orígenes en la sociedad y en las relaciones personales inadecuadas
del individuo 285.

De hecho, pocos son quienes parten de analizar diversos enfoques y


panoramas para intentar concluir en una definición de enfermedad
mental que satisfaga todas estas perspectivas, como lo hace
CABELLO. Este autor presenta una definición bastante completa de
enfermedad mental: indica que es el producto de un proceso
cerebral, orgánico o funcional que se manifiesta mediante síntomas
típicos y cuenta con una etiología reconocida que ocasiona
alteraciones, a punto de imposibilitar que el individuo adapte su
conducta a los valores sociales del contexto en el que se ubica286.

Resaltamos, pues, que la enfermedad mental es una proceso, una


alteración emocional y cognitiva que dificulta que el sujeto se
adecúe a su entorno social y cultural, ya que afecta procesos
psicológicos básicos para el hombre. Sin embargo, no son trastornos
mentales las conductas antisociales aisladas de la infancia y de la
adolescencia, si es que no llegan a configurar un patrón constante
que llegue a la edad adulta287. Las enfermedades mentales tampoco
se relacionan con deficiencias psíquicas o intelectuales, ni implica
necesariamente la presencia de trastornos mentales orgánicos ni una

285 HURTADO POZO, José y Víctor PRADO SALDARRIAGA. Manual de Derecho penal –
Parte General. Tomo I. 4ta ed. Lima: IDEMSA, 2011, pp. 602 y ss.

286 CABELLO, Vicente. Psiquiatría forense en el derecho penal. Tomo I. Buenos Aires:
HAMMURABI, 2005, pp. 141 y 142.

287 TIEGHI, Osvaldo. Óp. Cit., p. 362.

!106
deficiencia física o sensorial288. Basta, no obstante, que comprometa
gravemente la capacidad del sujeto para comprender lo ilícito de sus
actos y que signifique, además, la imposibilidad de comportarse de
manera diferente para que sea considerada una perturbación
psíquica para el Derecho penal.

b) Características:

Una vez que se ha abarcado la conceptualización de enfermedad


mental, podemos señalar que éstas se caracterizan por los siguientes
puntos:

i. Es un proceso.
ii. Impide que el sujeto que la padece se conduzca según su
entorno social y cultural.
iii. Afecta procesos psicológicos básicos del ser humano.
iv. Se manifiestan como un patrón constante, aunque pueden
tener periodos de inactividad.

c) Clasificación de las enfermedades mentales:

Las mayores clasificaciones de las enfermedades mentales a nivel


internacional corresponden a la que desarrolla la OMS (CIE-10) y la
American Psychriatic Association (DSM-V), ambas vigentes en la
actualidad.

La CIE-10 fue implementada por la OMS en el año 1992 como la


décima versión de la clasificación internacional referida a las causas
de mortalidad que se realizó en 1893. Consta de 22 capítulos, siendo
el quinto de éstos el que trata acerca de los trastornos mentales,
abordando hasta 99 clasificaciones de trastornos. Por su parte, el

288 Para aclarar este punto, una deficiencia psíquica o intelectual es aquella en la cual
la persona afectada sufre limitaciones en el funcionamiento de su psiquis, por lo que
tendrá dificultades intelectuales y en el desarrollo de habilidades básicas como la
comunicación. Una deficiencia física, en cambio, se da en las personas que tienen
limitaciones causadas por una alteración en el aparato locomotor, ya sea a nivel del
sistema muscular, nervioso u óseo. La deficiencia sensorial corresponde a personas que
sufren de alteración en los órganos sensoriales de la vista o el audio. Finalmente, un
trastorno mental orgánico se califica como el deterioro mayormente progresivo de las
facultades mentales por causa de una alteración en el tejido cerebral.

!107
DSM-V se encuentra vigente desde el año 2013, como la versión
quinta del DSM-I del año 1952, y se diferencia de la CIE-10 en que sólo
clasifica lo que corresponde a enfermedades mentales, mientras que
la CIE-10 es una categorización general de las enfermedades.

Así, en estas clasificaciones resaltan las siguientes enfermedades


mentales:

i. La esquizofrenia:

La esquizofrenia es, en palabras de GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, la


enfermedad mental por excelencia289, aunque si bien su relación con
el delito es más escasa de lo que puede creerse. La CIE-10 la define
como el trastorno que se caracteriza por distorsiones fundamentales
del pensamiento y de la percepción, inadecuada afectividad,
delirios, voces alucinatorias que discuten con la persona que padece
la enfermedad y delirios. Suele trasmitirse genéticamente de padres a
hijos, aunque su brote es influenciado por agentes externos290 como
el consumo de drogas y alcohol, excesivo estrés, acontecimientos
traumáticos o sobreesfuerzo. Por lo general aparece durante la
juventud, tanto en episodios esporádicos como en manifestaciones
constantes.

Las personas con esquizofrenia presentan síntomas de cuatro tipos291:


positivos, como alucinaciones, delirios y agitación; afectivos, que
incluyen la desesperanza, hostilidad, impulsividad, disforia y conducta
antisocial; negativos, entre los que se encuentran la conducta y el
discurso desorganizado, la pasividad, apatía, el retraimiento social y
emocional, la lentitud psicomotriz, aplanamiento afectivo, descuido
personal y la pobre comunicación no verbal; y cognitivos, como lo
son el déficit de atención, de memoria y del procesamiento de
información.

289 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. cit., p. 357.

290 DÍAZ MARSÁ, Marina. Afrontando la esquizofrenia. Madrid: EFOQUE EDITORIAL, 2013,
p. 15.

291 MINISTERIO DE SALUD DEL GOBIERNO DE CHILE. Guía clínica para el tratamiento de
personas desde el primer episodio de esquizofrenia. Santiago: MINSAL, 2009, p. 22.

!108
Sin embargo, la predominancia de algunos de los síntomas depende
de la persona en particular, de manera que no todos quienes sufren
de esquizofrenia son hostiles o desorganizados en su presentación
personal, aunque las alucinaciones son el síntoma más frecuente de
esta enfermedad: el sujeto suele tener percepciones a través de los
sentidos que ocurren solo en su mente, pero que no distingue de la
realidad292.

Criminológicamente es evidente que las personas que sufren de


esquizofrenia –sea cual sea el tipo que padezcan- no se encuentran
en la capacidad de conducir su comportamiento, ya que la
enfermedad afecta su percepción, pensamiento, atención,
emociones, afectividad y motivación. De hecho, pueden tener
reacciones violentas que culminen en la comisión de un acto
penalmente antijurídico, aunque –como suele ocurrir con las personas
que padecen de enfermedades mentales- la sociedad les teme no
tanto por lo que hacen, sino por la imprevisibilidad de su
comportamiento, especialmente si se tiene en cuenta que muchos
sujetos desconocen que padecen de esta enfermedad, no
recibiendo el tratamiento necesario y acrecentando la posibilidad de
actuar violentamente 293. Si bien solo el 1% de la población padece
de esquizofrenia y de ellos solo entre el 10 y el 50% han sido violentos
en algún momento de su enfermedad294, lo cierto es que los delitos
cometidos por personas con esquizofrenia pueden llegar a ser muy
crueles, brutales. La percepción social de rechazo y temor ante las
personas con esquizofrenia es mayor si se tiene en cuenta que los
delitos que cometen carecen de una justificación razonable y hacen
poco posible que se pueda prevenir a las futuras víctimas; aunque
hay que resaltar que la mayoría de atentados que las personas con
esquizofrenia realizan suelen ser contra su propia integridad y no
contra terceros.

292 Las alucinaciones pueden ser auditivas (la persona escucha voces en su cabeza que
le dan órdenes), táctiles, olfativas, gustativas y visuales. (Vid. DÍAZ MARSÁ, Marina, cit., pp.
20 y ss.)

293 FERNÁNDEZ AURRECOECHEA, J. y otros. “Esquizofrenia y conducta violenta” en


Revisiones. N° 94. Madrid, 2007, p. 161.

294 GONZÁLES PARRA, Silvia y otros. “Violencia asociada con los trastornos
esquizofrénicos” en Archivos de Psiquiatría, N° 2-4, Vol. 71. 2008, p. 113.

!109
Por tanto, si se recibe el tratamiento adecuado y se visita en los
tiempos correspondientes al médico psiquiatra que analizará la
situación de cada caso en particular y su evolución temporal; las
personas con esquizofrenia pueden tener una vida común y corriente.
Existen, pues, diversos tipos de esquizofrenia, en base al síntoma que
predomina en el sujeto; sin perjuicio de que puedan manifestarse
esquizofrenias que no están especificadas aún. Así, siguiendo al
CIE-10295 se tiene:

a. Esquizofrenia simple:

En este tipo de esquizofrenia, el sujeto se caracteriza por tener un


comportamiento extravagante e incapacidad para adecuarse a los
estándares de la sociedad. Es similar a la esquizofrenia residual en lo
que corresponde a los rasgos negativos: el individuo tiende al
aislamiento social y a disminuir su iniciativa.

b. Esquizofrenia hebefrenia:

El individuo que sufre de esquizofrenia hebefrenia padece cambios


afectivos, alucinaciones y delirios fugaces, comportamiento
impredecible e irresponsable que puede derivar en un humor
superficial e inadecuado. El lenguaje de esta persona es incoherente
y desorganizado, lo que facilita a que tienda a aislarse socialmente,
optando por trasladarse al mundo imaginario que desarrolla en su
imaginación pero que considera que es real. Además, estos sujetos
son fríos, por lo que si cometen delitos éstos son susceptibles de ser
violentos, crudos y brutales.

c. Esquizofrenia paranoide:

Este tipo de esquizofrenia se diferencia de las demás en que no


implica trastornos en el pensamiento, la afectividad, el lenguaje o la
psicomotricidad del individuo; siendo los síntomas más marcados los

295 Según el DSM-IV, los tipos de esquizofrenia son cinco: paranoid type, disorganized
type, catatonic type, undifferentiated type y residual type. (AMERICAN PSYCHIATRIC
ASSOCIATION, Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders. 4ed. Washington:
2005, p. 278.

!110
que se refieren a alucinaciones y delirios que son vividos
conscientemente y hacen que el sujeto crea que son parte de la
realidad. De aquí derivan aquéllos que cometen actos delictivos bajo
la premisa de que una voz le ordenó que lo haga.

d. Esquizofrenia catatónica:

En esta manifestación, la esquizofrenia provoca en el individuo


afectaciones en su psicomotricidad, ya sea periódicas (“ataques de
locura”, se diría vulgarmente296) o crónicas (permanentes). Dichas
crisis pueden darse tanto por medio de gritos y movimientos bruscos
como del denominado estupor catatónico en el que el sujeto no
puede moverse y se encuentra en total quietud; ambos episodios
pueden estar acompañados de alucinaciones y delirios. El sujeto con
esquizofrenia catatónica solo será susceptible de cometer un delito
cuando los episodios involucren movimientos bruscos y violentos,
siendo imposible que dañe o ponga en peligro a alguien más aparte
de sí mismos cuando las crisis sean de tipo vegetativo.

e. Esquizofrenia residual:

Es una manifestación crónica del mal esquizofrénico donde


predominan los síntomas negativos. Suele darse cuando el individuo
ha tenido un progreso inicial en su enfermedad.

f. Esquizofrenia indiferenciada:

Casos en los que la enfermedad es diagnosticada según los criterios


médicos pertinentes, pero el cuadro médico no puede adherirse a
ninguno de los tipos de esquizofrenia que se han descrito y
categorizado.

ii. La oligofrenia:

La oligofrenia o retraso mental se caracteriza por el desarrollo mental


incompleto o detenido, de forma que el sujeto presentará una

296 LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Criminología: parte
especial. Valencia: TIRANT LO BLANCH, 2009, p. 44.

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capacidad intelectual inferior al promedio (CI alrededor o menor de
70) y significativa incapacidad adaptativa, entendida como la
manera en que las personas afrontan satisfactoriamente las
exigencias del día a día en sociedad 297. La afectación mental de
estas personas se manifiesta por medio de la disminución en las
capacidades de lenguaje, funciones cognoscitivas, autocontrol,
habilidades motrices y habilidades sociales; por lo que no se relaciona
con la presencia o ausencia de alteraciones mentales o físicas298. Se
manifiesta antes de los 18 años 299 y afecta aproximadamente al 2%
de la población mundial.

Desde el punto de vista criminológico, las personas con oligofrenia


moderada, grave y profunda no se encuentran por lo general en la
capacidad de cometer ilícitos penales, pues no son capaces ni
siquiera de cuidar de sí mismos y necesitan constantemente del
apoyo de un tercero para las tareas más básicas. Sin embargo, la
situación cambia en los casos de personas que sufren de oligofrenia
leve, quienes pueden desarrollar sentimientos de rechazo, tristeza,
estrés y agresividad con la misma posibilidad con la que pueden vivir
en armonía e integración, sobre todo si no se encuentran en un
ambiente agradable y favorecedor para ellos o si consumen drogas y
alcohol. Pueden cometer delitos muy hostiles, aunque no miden la
proporcionalidad entre el medio empleado y el beneficio que
esperan obtener, por lo que entre sus ilícitos más comunes figuran los
robos de objetos menores a través de la violencia300. Son también
capaces de cometer delitos con connotación sexual como el
exhibicionismo o los tocamientos indebidos, llegando incluso a
cometer violaciones sexuales si encuentran una víctima fácil de
dominar, como un niño.

297 PICHOT, Pierre (coord.). DSM-IV. Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos
mentales. Barcelona: MASSON, 1995, p. 42.

298 OMS. ICD- 10. Disponible en línea en: http://ais.paho.org/classifications/Chapters/

299 La edad del sujeto una vez que se manifiesta el déficit mental es muy importante,
pues solo cuando ocurre en las personas menores de 18 años nos encontraremos ante un
retraso mental, siendo denominada demencia cuando ésta se da pasada la edad de
desarrollo intelectual (18+), pues nos encontramos ante una situación en la que el sujeto
pierde la inteligencia que ya había adquirido. (Vid. LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María
Ester ORTOLÁ BOTELLA. Criminología, cit., p. 51)

300 Cfr. LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Óp. cit., p. 53.

!112
La oligofrenia se categoriza en cuatro grados de intensidad 301, que
analizaremos a continuación:

a. Oligofrenia leve:

Cuando el CI se encuentra entre 50-55 o una aproximación a 70. En


este supuesto el sujeto puede tener una vida moderadamente
normal y se encuentra en condiciones de trabajar, así como de tener
buenas relaciones en la sociedad, a pesar de los problemas de
aprendizaje que presente. Por lo regular se indica que estas personas
son “educables”302 y corresponden a más del 80% de las personas
que padecen de oligofrenia.

b. Oligofrenia moderada:

El CI de las personas que sufren de oligofrenia moderada se ubica


entre 35-40 o 50-55, siendo el 10% de quienes padecen esta
enfermedad. El sujeto es capaz de desarrollar cierto grado de
independencia en su cuidado personal y una vida en sociedad
adecuada si cuenta con el apoyo necesario, pudiendo incluso
realizar trabajos poco cualificados durante su vida adulta, a pesar de
necesitar siempre supervisión, por lo que el DSM-IV critica que algunos
los califiquen como “adiestrables”303.

c. Oligofrenia grave:

Las personas que sufren de oligofrenia grave cuentan con un CI que


se haya entre 20-25 o 35-40 puntos. Son individuos que necesitarán
apoyo constante para vivir, de manera que pueden encontrarse
casos en que sean incapaces de hablar o que lo hagan
rústicamente.

301 Ha de considerarse que los diversos test de inteligencia tienen un margen de error de
entre 5 y 10 puntos, por lo que no basta el puntaje para diagnosticar un retraso mental,
sino que el especialista tendrá en cuenta otros factores que hagan referencia al grado
de capacidad adaptativa del sujeto, así como a su condición cultural y social.

302 PICHOT, Pierre. Óp. cit., pp. 42 y ss.

303 Ibídem.

!113
d. Oligofrenia profunda:

El CI es inferior a 20 o 25, presentándose en personas con una edad


mental inferior a los tres años. Carecen de la habilidad de cuidar de sí
mismos, comunicarse y movilizarse independientemente.

iii. Trastorno delirante:

Es comúnmente llamada paranoia y, aunque suele presentarse en


menos frecuencia que la esquizofrenia, se caracteriza principalmente
por que el sujeto que la padece presenta delirios relacionados entre sí
o un solo delirio que se extiende a lo largo del tiempo, incluso de toda
su existencia. Si bien puede estar acompañado de periodos
depresivos o ansiosos, la persona con trastorno delirante no suele sufrir
de otra enfermedad mental al mismo tiempo o escuchar voces
alucinatorias (esquizofrenia 304). Esta enfermedad no afecta tampoco
a su capacidad de sensibilidad o raciocino –por todo lo contrario, por
lo general son sumamente inteligentes- ni otros rasgos de su
personalidad, de manera que conviven tranquilamente en sociedad.

Su convivencia es armoniosa hasta que son afectados por un delirio,


los que comúnmente se tratan de que alguien o algo los persigue
para hacerles daño, pero que pueden extenderse incluso a ser
delirios mesiánicos, en base a los cuales el sujeto considera que es “el
elegido” de los dioses y que las normas mortales no se aplican a él,
por lo que percibe que su delito no es sino un acto heroico para
salvar a la humanidad o asesinar a un enemigo de su dios305. Por ello,
son personas que tienen un alto grado de peligrosidad, ya que no
pueden distinguir entra la realidad y su delirio e incluso pueden
extenderlos a otras personas 306; son rencorosos y predominantemente

304 Otra diferencia que se encuentra con la esquizofrenia se fundamenta en que el


trastorno delirante aparece en una edad madura –aproximadamente a los 40 años- y
tiende a darse sobre todo en mujeres, mientras que la esquizofrenia se manifiesta en la
niñez y adolescencia.

305 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. cit., p. 363.

306 Famosos son los casos de los dirigentes de sectas religiosas que, acuñándose ser hijos
de Dios, reúnen adeptos y los instigan a asesinar a quienes están en contra de su
organización o incluso a cometer suicidio colectivo.

!114
celosos y controladores de sus parejas sentimentales o de cualquier
otra persona con la que se relacionen afectivamente. Reaccionan
con violencia ante opiniones de los demás, porque creen que están
siendo despreciados.

El análisis criminológico del comportamiento de las personas que


padecen de trastorno delirante revela que sus delitos se cometen de
forma premeditada, violenta y fría, ya que su capacidad mental no
es mermada por la enfermedad, como tampoco los sentimientos
apáticos contra quienes cree que están planeando dañarlo. Pueden
llegar a cometer delitos contra la vida y, si no pueden vengarse de
quienes creen que les han hecho daño, dirigirlos a inocentes para
satisfacer su necesidad de que alguien pague por los agravios que
recibió o cree haber recibido. Así también, fácilmente cometen
injurias, resistencia a la autoridad y denuncias falsas debido a su
especial condición de salud mental.

iv. La epilepsia:

Si bien la epilepsia por sí misma es una enfermedad del sistema


nervioso por la manifestación de actividad eléctrica en la corteza
cerebral, lo cierto es que los estados crepusculares, que son los
minutos anteriores o posteriores a una crisis convulsiva, pueden estar
acompañados de delirios e irritabilidad que facilitan la comisión de
hechos delictivos contra las personas que se encuentran próximas a
quienes sufren las convulsiones.

Se les conoce como delirios epilépticos y provocan alucinaciones


sensoriales y disminución de la conciencia307 que derivan a que la
persona se sienta perseguida y agreda a quien cree que le hará
daño, incluso cuando ese sujeto es una persona amada que solo
intenta auxiliarlo.

d) Análisis criminológico de las personas que padecen


enfermedades mentales:

307 LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Óp. cit., p. 55.

!115
Los delitos cometidos por las personas con enfermedades mentales
encuentran su motivación en causas específicas naturales, propias de
la enfermedad padecida y que no responden a causas lógicas ni
racionales, sino a las circunstancias psíquicas del individuo308. En la
mente del sujeto se produce un fenómeno natural que se manifiesta
externamente por medio del acto violento, que es completamente
normal para ellos. Para un mejor entendimiento: la mente de un
enfermo mental se encuentra estructurada de tal manera que le
obliga a ejecutar el hecho que ha procesado, por más inverosímil
que parezca para una persona normal, de lo que deriva que no se
manifieste en el agente delictivo el remordimiento o preocupación
por evitar dañar más a la víctima.

De allí deriva que exista un estigma social en torno a quienes


padecen trastornos mentales, el cual dificulta su tratamiento y su
inclusión en la sociedad, facilitando que cometan delito: la sociedad
rechaza y repudia a estos sujetos como si sufrieran un mal altamente
contagioso o como si su mera presencia fuera indeseable. Las
personas cruzan a la acera de al frente cuando ven que un individuo
que exterioriza una enfermedad mental se dirige hacia ellas. Se
trasmite de generación en generación que los sujetos que han tenido
la desdicha de no gozar de plena salud mental deben ser separados
y apartados de los que sí. En virtud a eso es que debe recalcarse e
inculcarse en la sociedad que no todo criminal sufre de enfermedad
mental, ni todo enfermo mental comete actos delictivos, como
puede creerse erróneamente en la cultura popular.

Como nos indica SÁNCHEZ BURSÓN 309, una gran cantidad de


personas con enfermedades mentales cometen delito debido a que
no reciben tratamiento por carecer de recursos económicos y hasta,
en muchos supuestos, viven en condiciones miserables. Así, por
ejemplo, en nuestro país el 22.7% de la población en el año 2014 se
encontraba en situación de pobreza. Esto quiere decir que 6'995,000
personas residían en hogares con un gasto per cápita insuficiente
para la adquisición de una canasta básica de alimentos y no

308 Ídem, pp. 40 y ss.

309 SÁNCHEZ BURSÓN, J. “Los pacientes mentales en prisión” en Revista de la Asociación


Española de Neuropsiquiatría, XXI (78). 2001, pp. 139-153.

!116
alimentos (vivienda, educación, vestido, entre otros) 310. No es
novedad, de hecho, que la pobreza tiene relación directa con la
falta de salud y el delito, pero sí es digno de resaltar que afecta
también a la salud mental. No puede negarse que las personas que
sufren de trastornos mentales que -además- viven en un estado de
pobreza, tienen menos acceso a los tratamientos necesarios para
lograr una vida regular, siendo muchos los casos en que ni siquiera
llegan a tener conocimiento de que padecen de una enfermedad
de tal condición, llevando, por tanto, un estilo de vida lamentoso y
hasta denigrante como ser humano, lo que muchas veces deriva en
delito.

Se requiere, pues, que estas personas sean tratados con respeto, pero
también con la diligencia respectiva a fin de que, a pesar de lo
impredecible que en algunos momentos puede resultar su
comportamiento, no se cometan crímenes que son capaces de ser
prevenidos, ya sea a través de la implementación de medidas de
custodia como de internamiento en casos en que exista posibilidad
de que el individuo cometa graves actos violentos. No olvidemos,
pues, que a diferencia de lo que sucede con otras personas que
cometen delitos crueles aparentemente sin sentido, sin tener
problemas de salud mental; gran porcentaje de los crímenes
cometidos por enfermos mentales pueden ser evitados con la debida
atención y tratamiento.

e) Responsabilidad penal:

Las personas que sufren alguna enfermedad penal son consideradas


inimputables. El Código Penal, en su artículo 20°, indica que están
exentos de responsabilidad penal quienes por anomalía psíquica no
posean la facultad de comprender la condición delictuosa de sus
actos o que puedan determinarse según esta comprensión, ya que su
anomalía afecta gravemente la percepción que tiene de la realidad.

310 INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA. Informe Técnico: Evolución de


la Pobreza Monetaria 2009-2014. Lima, 2015, pp. 33 y ss. El archivo se encuentra disponible
en: http://www.inei.gob.pe/media/cifras_de_pobreza/informetecnico_pobreza2014.pdf

!117
Analizaremos a continuación la inimputabilidad como la respuesta a
la responsabilidad penal de las personas con enfermedades
mentales:

i. La inimputabilidad:

a. Concepto:

La figura jurídica de la imputabilidad tiene su origen en la escuela


aristotélico-tomista 311, que consideraba que la capacidad que tiene
una persona para entender lo que se hace y sus consecuencias, así
como la libertad volitiva o la capacidad para dirigir su conducta
conforme a su entendimiento, son fundamentales a efectos de
determinar la culpabilidad penal de un individuo.

En nuestra doctrina nacional, la imputabilidad se define como las


condiciones que mínimamente debe presentar un sujeto para que
pueda ser penalmente responsable por cometer delito y, por tanto,
ser susceptible de recibir una pena, de acuerdo con los fines que ésta
persigue312. Es un conjunto de cualidades tanto fisiológicas como
psicológicas por las cuales el individuo puede entender la
trascendencia interpersonal y social de sus actos313, de manera que
es susceptible de reproche por no haber actuado de manera distinta
a como lo hizo, teniendo la libertad de conducirse de ese modo314. En
resumidas cuentas, es la capacidad de ser culpable.

Esta figura jurídica se presenta como el primer nivel de análisis en lo


que se refiere al juicio de reproche personal o culpabilidad 315, sin dar

311 NÚÑEZ GAITÁN, María del Carmen y LÓPEZ MIGUEL María José. “Psicopatía y
delincuencia. Implicaciones en el concepto de imputabilidad” en Revista Electrónica de
Ciencia Penal y Criminología. N° 11, 2009, Lima. Disponible en: http://criminet.ugr.es/
recpc/11/recpc11-r2.pdf

312 PEÑA CABRERA FREYRE, Alonso. Derecho Penal Parte General. Tomo I. Lima: IDEMSA,
2011, pp. 797-798.

313 VILLA STEIN, Javier. Derecho Penal Parte General. 3ed. Lima: GRIJLEY, 2008, p. 393.

314 HURTADO POZO, José y Víctor PRADO SALDARRIAGA. Loc. cit.

315 La culpabilidad es comprendida como la posibilidad de atribuir un hecho


desvalorado a quien lo cometió.

!118
relevancia a que esa persona se sienta efectivamente culpable o
reprochada316. No hay que confundir la imputabilidad con la
consciencia de la antijuricidad del acto: la categoría que estamos
analizando trata acerca de la facultad intelectual del sujeto para
poder controlar su comportamiento según las normas de la sociedad.

Ya que la imputabilidad es la capacidad de autodeterminarse, debe


resaltarse que existen grados de autodeterminación. De allí deriva
que existan, también, grados de reprochabilidad y que sea tarea del
Juez penal establecer los límites en los que desaparece la exigibilidad
de haber actuado de modo diferente. Así lo indica la Ejecutoria
Suprema del 29/09/93 del Exp. N° 1297-93-LIMA, que dice:

“Conforme lo ha establecido la doctrina


contemporánea, la imputabilidad es la capacidad
psíquica de culpabilidad y por consiguiente su
ausencia impedirá que opere la exigibilidad y el
reproche; que aquel sujeto que comete un injusto
penal en estado de inimputabilidad, no exhibe
ninguna disposición interna contraria a la norma, por
lo que no es posible reprocharle su decisión; sin
embargo, debemos reconocer que existen grados
de reprochabilidad puesto que siempre hay grados
de autodeterminación, que corresponde al Derecho
penal establecer cuáles son los límites en los que
desaparece la exigibilidad” 317. (Sic.) (Resaltado
nuestro)

b. Criterios reguladores de la inimputabilidad:

Los criterios que regulan la inimputabilidad son desarrollados por el


profesor BRAMONT-ARIAS318. Éstos son biológicos, psicológicos y
mixtos. El primero es un supuesto objetivo, como lo es la anomalía

316 BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Miguel. Manual de Derecho Penal Parte General. 4ed.
Lima: EDDILI, 2008 pp. 297 y ss.

317 ROJJASI PELA, Carmen. Ejecutorias Supremas Penales 1993-1996. Lima: LEGRIMA, 1997,
p. 85.

318 BRAMONT-ARIAS TORRES, Luis Miguel. Loc. cit.

!119
psíquica. El segundo implica analizar la capacidad o incapacidad
del sujeto para comprender el significado de sus actos y para su
determinación. El tercero, por su parte, sugiere la combinación de
ambos criterios.

A nivel de nuestro sistema, el código penal emplea el criterio mixto


para las personas inimputables por enfermedad mental; es decir,
deben tenerse en cuenta criterios objetivos y, a la vez, analizar si la
persona cuenta o no con la capacidad para entender su
comportamiento y adecuarlo a lo que la norma y la sociedad espera
de él.

En igual sentido se manifiesta el profesor ROJAS VARGAS319 cuando


indica que para nuestro ordenamiento jurídico son dos los elementos
que deben concurrir en la inimputabilidad por motivo de enfermedad
mental: la incapacidad de comprender que el hecho realizado es un
ilícito y la incapacidad de dirigir el comportamiento según lo que la
norma penal indica o autodeterminarse según lo indica el Derecho.

Para evitar confusiones debe tenerse en cuenta que la imputabilidad


no exige la falta de tipo subjetivo: lo regular es que quien sufre de
enfermedad mental cometa delito con dolo o culpa, pues si existe
falta de éstos no nos encontraríamos ante un supuesto de
inculpabilidad, sino de inexistencia de acción típica relevante. Lo que
ocurre, entonces, es que el sujeto no está en la capacidad de
entender que lo que hace es prohibido penalmente, por lo que no
puede esperarse que adecue su conducta de acuerdo con esa
prohibición.

Es por ello que las enfermedades mentales que conllevan a


inimputabilidad del agente no son todas, sino solo aquellas que sin
duda alguna atacan su culpabilidad por ser especialmente graves en
el ámbito afectivo, conativo y cognitivo320. Así, el apelar a una
enfermedad mental como justificante de una conducta delictiva
puede ser un arma de doble filo: por un lado, evitarían el

319 ROJAS VARGAS, Fidel. Estudios de Derecho Penal. Lima: JURISTA EDITORES, 2004, p.
109.

320 VILLA STEIN, Javier. Loc. cit.

!120
encarcelamiento en un centro penitenciario de quien en realidad
necesita tratamiento terapéutico y en el que –evidentemente- no se
alcanzaría la finalidad de la pena: la resocialización; mientras que,
por otro, implica el beneficio de ciertos delincuentes que, mediante
un informe psiquiátrico, obtienen una responsabilidad atenuada o
inimputabilidad cuando el hecho delictivo fue cometido en un
estado de consciencia.

c. La inimputabilidad en la legislación peruana:

El Código Penal de 1924 incluía ya la categoría de exención de


responsabilidad por esta causa, aunque lo hacía bajo el precepto de
“enfermedad mental”. Sin embargo, tal enunciado fue reemplazado
en el Código de 1991 por el de “anomalía psíquica”.

La modificación tuvo como efecto el ampliar la gama de supuestos


en los cuales nos encontraremos frente a inimputables, dejando de
lado las diversas imprecisiones que derivan de la psiquiatría y sus
estudios acerca de la clasificación de las enfermedades de salud
mental. Este cambio se formuló a raíz de la imposibilidad del
legislador de poder precisar, a través de un numerus clausus, la
totalidad de enfermedades mentales existentes, por lo que optó por
una fórmula más abierta. Así, la expresión “anomalía psíquica” es
mucho más amplia que el concepto médico de “enfermedad
mental”, de manera que el significado que debe dársele es
prácticamente literal y de uso común, para que cualquier persona sin
amplios conocimientos en psiquiatría pueda entender el sentido de la
ley y se evite que el campo de aplicación de la misma varíe según la
posición desde la que se defina “enfermedad mental”. Éste será, a
efectos de nuestro código penal, sinónimo de perturbación,
afectación o trastorno psíquico321.

Quien no cumple los requisitos necesarios para ser considerado


imputable no es merecedor de pena, básicamente porque ésta no
surtiría efecto en él, ni a nivel de prevención especial ni general. A
dichos sujetos, en cambio, se les debe imponer medidas de seguridad
de acuerdo a su condición.

321 HURTADO POZO, José y Víctor PRADO SALDARRIAGA. Loc. cit.

!121
ii. Las medidas de seguridad:

Nuestro ordenamiento jurídico indica que el régimen penitenciario


peruano tiene por objeto la reeducación, rehabilitación y
reincorporación del penado a la sociedad 322, lo que evidentemente
guarda relación con los fines de prevención especial de la pena y
rechaza tajantemente cualquier tipo de implementación de la misma
desde la perspectiva de las teorías absolutistas323.

De ello deriva que los inimputables no sean merecedores de una


pena: con estas personas no se puede llegar a la finalidad que la
pena busca. No se trata, por tanto, de imponer una sanción penal
por el mero hecho de mantener a los sujetos apartados de la
sociedad, tal cual se hacía en los regímenes penitenciarios antiguos;
sino de someterlos a un sistema acorde con ellos, que resguarde sus
derechos y dignidad, y que permita que sean seres que más
adelanten convivan adecuadamente en sociedad. Nos referimos,
pues, a las medidas de seguridad.

Entre las finalidades que persiguen las medidas de seguridad se


encuentran la curatela, tutela y rehabilitación de las personas sobre
las que se imponen. Su aplicación se justifica en virtud a interés
públicos predominantes y solo puede darse por un Juez competente
en la forma en que la Ley lo establece. Para que sea impuesta, se
requiere que la persona haya cometido un delito y que de su
comportamiento y personalidad se pueda deducir que existe una
probabilidad elevada de cometer nuevos delitos.

Sin embargo, y tal cual ocurre en el caso de las penas, la mera


presencia de los requisitos no justifica que se apliquen medidas de
seguridad indiscriminadamente, sin tener en cuenta las especiales
condiciones del caso concreto. Éstas deben respetar el principio de
proporcionalidad, lo que significa que las medidas de seguridad
deben ser proporcionales a la peligrosidad delictual del individuo y a

322 Artículo 139°.22 de la Constitución de 1993.

323 A esta inclinación se adhiere el Código penal de 1991 que, en el artículo IX de su


Título Preliminar, indica que la pena tiene función preventiva, protectora y resocializadora.

!122
la gravedad del delito y de los que posiblemente cometerá el
inimputable si no es tratado. Además, su aplicación ha de respetar
todos los derechos fundamentales de la persona inimputable, ya que
son individuos especialmente vulnerables324.

El Código Penal actual prevé dos tipos de medidas de seguridad: la


medida de internación y la de tratamiento ambulatorio.

a. Medida de internación:

Cuando existe el peligro de que el inimputable cometa delitos graves


se deberá imponer la medida de internación, aunque su justificación
no se encuentra solo en dicha peligrosidad, sino en el tratamiento y
recuperación del inimputable. Esta medida es privativa de libertad y
consiste en el ingreso de la persona a un centro hospitalario
adecuado para que reciba tratamiento terapéutico o sea
custodiado.

En casos de inimputables relativos, toxicómanos o alcohólicos


imputables, la medida de internación puede aplicarse antes de que
se dicte la pena por el hecho cometido, si es que se necesita. En
estos supuestos, el tiempo que la persona sea internada se
computará con el tiempo de cumplimiento de la pena, la que incluso
puede ser reducida o extinguida por el Juez si considera que el
tratamiento ha sido exitoso.

Los criterios que deben tenerse en cuenta para aplicar la medida de


internación han sido desarrollados como un precedente vinculante
por la Segunda Sala Penal Transitoria de la Corte Suprema de
Justicia 325; la cual indica que éstas son sanciones privativas de
libertad que solo pueden aplicarse ante el peligro potencial de que el

324 Cfr. STC. EXP. 03426-2008-PHC/TC de fecha 26 de agosto del 2010. En dicha sentencia se
resalta que el Estado debe adoptar todas las directrices que sean necesarias para
superar la problemática que surge en la aplicación de las medidas de seguridad, por lo
que se exhorta a que fortalezca los niveles de coordinación intra e interinstitucional, entre
los establecimiento de salud mental y las institucionales relacionadas con la aplicación
de las medidas, como el Ministerio de Justicia, Ministerio de Economía y Finanzas,
Ministerio de Salud, Poder Judicial, etc.

325 Vid. R.N. N° 104-2005-AYACUCHO de fecha 16 de marzo del 2005, fundamento jurídico
8°.

!123
inimputable cometa otros delitos graves, por lo que –debido a sus
intensos efectos en la libertad de las personas- solo pueden
imponerse por sentencia y tras haber acreditado en juicio que el
inimputable haya realizado un delito, así como su estado de
peligrosidad. Además, la medida no puede ser indeterminada e
incluso se prohíbe tajantemente que exceda los límites cuantitativos
de la pena privativa de libertad que hubiera recibido el sujeto de no
haber sido inimputable. En este sentido, la Corte Suprema se
pronuncia resaltando que la duración de la medida de internación
debe ser proporcional a la potencial peligrosidad del sujeto, para lo
que ha de tenerse en cuenta las precisiones del perito psiquiatra para
cada caso concreto.

Inspirado en dichas consideraciones, nuestro sistema penal prevé que


la autoridad del centro de internación se encuentra en la obligación
de remitir una pericia médica al Juez que conoce el caso si concurre
que la mejora terapéutica del paciente ha sido tal que continuar con
el internamiento se torna innecesario; supuesto en el que el Juez
deberá cesar la medida impuesta.

La medida debe aplicarse exclusivamente cuando sea estrictamente


necesario y mientras que se mantenga la situación por la cual se
impuso. Además, ha de respetarse 326:

i) El derecho a un trato digno dentro del establecimiento,


acorde con lo que indica la Constitución Política y los
diversos tratados internacionales ratificados por el Perú,
en cuanto se resalta que la persona y su dignidad
deben ser el fin y no el medio de la sociedad y el
E s t a d o . E n e s t e a p a r t a d o s e re s a l a q u e l o s
establecimientos de salud mental no deben ser centros
de hacinamiento y que deben contar con los servicios
básicos de agua, desagüe, luz eléctrica, zonas de
recreación e instalaciones para que los pacientes
ocupen su tiempo en actividades que coadyuven a su
tratamiento, entre otros.

326 DEFENSORÍA DEL PUEBLO. Salud mental y derechos humanos: la situación de los
derechos de las personas internadas en establecimientos de salud mental. Lima:
DEFENSORÍA DEL PUEBLO, 2005, p. 26.

!124
ii) El derecho a ser internados tras un consentimiento
informado del paciente o de quien legalmente es
responsable de él, sin perjuicio de que puedan
realizarse actos médicos sin consentimiento del
paciente o su curador cuando se trate de una
emergencia que ponga en peligro la vida o salud del
inimputable. Es posible también realizar un
internamiento involuntario cuando la persona que
padece de la enfermedad mental se encuentre en
condiciones que signifiquen un peligro para la vida o
salud de ellos mismos u otras personas y su responsable
cuente con mandato judicial previo emitido por
autoridad competente.

iii) El derecho a recibir atención médica de calidad.

iv) El derecho a no ser discriminados por la gravedad de


su enfermedad.

v) El derecho a que se le impongan el tratamiento


psiquiátrico y a que sea destinado a los espacios
menos restrictivos posibles, lo suficiente para mermar su
condición y evitar que se dañe a sí mismo o a terceros.
Por tanto, el medicamento no debe ser administrado
en dosis innecesarias y ha de evitarse utilizar
medicación que cause demasiadas reacciones
adversas. Se prohíbe, con la misma lógica, que se
puedan utilizar medicinas con fines de castigo por el
mar comportamiento del paciente dentro del
establecimiento terapéutico.

vi) El derecho a la integridad personal, sin que se le


imponga violencia moral, psíquica o física, ni que sea
sometido a tratos inhumanos, humillantes o tortura.

!125
vii) El derecho a la intimidad personal y a la privacidad en
las comunicaciones, lo que implica que los internados
puedan contar con espacios donde guardar sus
pertenencias personales y que puedan comunicarse
con otras personas, recibir visitas en los momentos
oportunos y acceder a medios de comunicación
telefónicos.

viii) El derecho a ser protegidos y a contar con un órgano


que se encargue de asegurar el respeto de sus
derechos dentro del establecimiento de salud mental.
En virtud a ello es que el Estado debe velar por
implementar mecanismos que inspeccionen las
condiciones en que los centros psiquiátricos brindan sus
servicios y establecer sanciones para los profesionales
de la salud que violenten los derechos de las personas
internadas.

Desgraciadamente, muchas veces las personas que padecen de


enfermedades mentales, y que necesitan ser internadas en centros
hospitalarios idóneos, no tienen más opción que permanecer en los
tópicos de los establecimientos penitenciarios o en zonas
denominadas “cuartos de meditación”327, cumpliendo penas
privativas de libertad que agravan su delicada situación.

Esto se debe a que los espacios destinados a brindar tratamiento,


custodia y rehabilitación para las personas que ha cometido delito
son muy escasos. La falta de recursos logísticos es uno de los
principales problemas que impide que la medida de internamiento
sea ejecutada.

b. Medida de tratamiento ambulatorio:

Se impone a personas imputables junto con la pena que le


corresponde por el delito que ha cometido, con fines de
rehabilitación o terapéuticos. Sin embargo, la medida de
internamiento puede variar por una de tratamiento ambulatorio, si es

327 Ídem., p. 147.

!126
que el inimputable se encuentra en condiciones de haber culminado
con éxito el tratamiento brindado durante el tiempo que estuvo
internado y su especial condición permite que sea adecuadamente
cuidado por otra persona.

f) Situación actual de la política de salud mental en el Perú328:

En nuestro país existen solo tres establecimientos de Salud


Especializados en Atención Psiquiátrica, que –dicho sea de paso- solo
se ubican en el departamento de Lima: el Instituto de Salud
Especializado Honorio Delgado – Hideyo Noguchi (en el distrito de
San Martín de Porres), el Hospital Hermilio Valdizán (en el distrito de
Santa Anita), y el Hospital Víctor Larco Herrera (en el distrito de
Magdalena del Mar). A nivel de provincia, son 21 los hospitales
generales que ofrecen también hospitalización psiquiátrica, entre los
que destacan el Hospital Aplao de Arequipa, el Hospital Regional
Docente de Trujillo en La Libertad, el Hospital Hipólito Unanue de
Tacna y el Hospital de Apoyo Domingo Olavegoya, de Junín. Sin
embargo, para el año 2008, el 98% de los recursos del MINSA 329 se
dedicaban solo a las tres instituciones especializadas ubicadas en
Lima.

Así, durante el año 2014 fueron 3,396 personas las que se atendieron
en el servicio de psiquiatría de hospitalización a nivel nacional, de las
que –además de Lima Este (1,286 personas atendidas) y Lima ciudad
(1,413 pacientes)-, resaltan Arequipa (273 personas) y Tacna (200
hospitalizados). Sin embargo, la morbilidad de pacientes
hospitalizados durante el mismo año, en comparación con los
pacientes atendidos, fue alarmante: 5,059 fallecidos, sobre todo

328 La siguiente información ha sido obtenida a través del Oficio N° 589-2015-DG-OGEI/


MINSA, remitido por la Oficina General de Estadística e Informática del Ministerio de Salud
el 01 de diciembre del año 2015 al Instituto Peruano de Criminología y Ciencias Penales, el
cual fue creado por mi persona en el año 2006 y que desarrolla sus actividades bajo mi
Presidencia.

329 MINISTERIO DE SALUD. Informe sobre los servicios de Salud Mental del Subsector Ministerio
de Salud del Perú 2008. Lima: Minsa Ed., 2009, p. 12.

!127
pacientes con esquizofrenia (1,485 pacientes). Por su parte, la
morbilidad de pacientes atendidos en consulta externa descendió de
622,474 a 544,199 personas. De esta última cifra, 113,421 personas
eran atendidos por episodios depresivos y 130,692 lo eran por
trastornos relacionados con la ansiedad.

Mediante estas cifras resalta la necesidad de implementar políticas


públicas que mejoren las condiciones de vida de las personas que
padecen de enfermedades mentales y que eduquen al resto de la
población; especialmente en países como el nuestro, intensamente
plagado de discriminación y donde existen zonas en las que el
servicio de salud es escaso o en las que, de existir, el acceso a los
medicamentos requeridos en los tratamientos es minúsculo. El DSM-IV
es riguroso en exhortar a que se respeten a las personas que padecen
enfermedades mentales empezando con cambios simples, pero que
mejoran en gran escala la calidad de vida de dichas personas. Por
ejemplo, evitando referirse a ellos como “esquizofrénicos”, “enfermos
mentales”, “locos”, etc.; sino reemplazando dichas apelaciones por
“personas con esquizofrenia”, “personas con desórdenes mentales”,
etc., según corresponda.

3. LOS TRASTORNOS DE PERSONALIDAD

a) Concepto:

Un trastorno de personalidad330 o psicopatía es una alteración


constante y persistente 331 que suele iniciarse en la infancia o en la

330 El Consejo General de la Psicología de España, en su portal web, ilustra acerca de la


diferencia entre los trastornos de personalidad y las enfermedades mentales. Nos indica
que “la sintomatología del trastorno de la personalidad siempre ocurre en un contexto
interpersonal. Si la patología neurótica proviene de una lucha contra los propios impulsos
inaceptables, la patología de la personalidad se genera en el encuentro con otras
personas a las que se considera insoportables” (Disponible en: http://www.cop.es/
colegiados/MU00024/tper.htm).

331 Por lo dicho no serán consideradas en los conceptos de trastorno de personalidad


aquellas conductas antisociales de la infancia y la adolescencia que sean aisladas y que
no se manifiesten de forma intensa como ocurre en los trastornos de personalidad.

!128
adolescencia 332, sin desaparecer una vez que se haya alcanzado la
etapa adulta. Incide en la manera en la que el sujeto afectado por
ella se conduce en sociedad, por lo que afecta a sus relaciones con
terceros y con ellos mismos al no cumplir el rol que la sociedad espera
que cumpla.

La CIE-10 indica que los trastornos de la personalidad son alteraciones


persistentes y extremas que forman parte del estilo de la vida de la
persona que los padece, perjudicando sus relaciones intra e
interpersonales, ya que están tan profundamente arraigadas en la
persona que incluso se manifiestan sin que se lo proponga. Con
frecuencia abarcan múltiples aspectos del sujeto, alterando sus
funciones conductuales y psicológicos, y se acompaña con una
complicada adaptación social.

En un sentido parecido se manifiesta el DSM-IV al resaltar que la


persona que sufre de un trastorno de la personalidad defrauda por
medio de su comportamiento las expectativas culturales que han sido
impuestas sobre ella.

b) Características:

Los trastornos de personalidad se caracterizan por los puntos que


analizaremos a continuación:

i. Ser un patrón constante e inflexible de comportamiento


caracterizado por ser faltos de armonía.
ii. Alejar al sujeto de las expectativas culturales que se tiene
sobre él.
iii. Manifestarse, cuanto menos en dos áreas de las siguientes: a
nivel de cognición, afectividad, actividad interpersonal y
control de impulsos.
iv. Extenderse en muchos ámbitos de la vida de la persona.
v. Provocar malestar significativo para el sujeto o deterioro social,
laboral o en otras áreas de la vida de quien lo padece, en

332 Esto lo diferencia de las transformaciones de la personalidad, que se adquieren en la


vida adulta por situaciones graves de estrés o de estrés prolongado, trastornos
psiquiátricos graves, otras enfermedades o lesiones cerebrales, etc.

!129
tanto es generalizada y desadaptativa en una variedad de
situaciones.
vi. Iniciar, por lo general, en la adolescencia y perdurar en la
madurez.
vii. No encontrar sus orígenes en un trastorno mental u otra
enfermedad médica, así como tampoco en el consumo de
sustancias.
viii. Afectar la sensibilidad del individuo que las padecen
llevándolo incluso a ser incapaz de sentir empatía por los
demás –en especial por sus potenciales víctimas- o tener
restricciones al emplear los métodos más crueles para
alcanzar sus objetivos.

c) Clasificación de los trastornos de la personalidad:

El DSM-IV diferencia entre tres tipos de trastornos de la personalidad:


los excesivamente introvertidos, raros y excéntricos; los excesivamente
extrovertidos, emocionales, impulsivos e inestables; y los
excesivamente ansiosos y apocados. Por su parte, la CIE-10 presenta
un apartado denominado “Trastornos específicos de la personalidad”
-en el que los divide en trastorno paranoide, trastorno esquizoide,
trastorno disocial, trastorno de inestabilidad emocional, trastorno
histriónico, trastorno anancástico, trastorno ansioso, trastorno
dependiente y otros trastornos- y abarca otras manifestaciones en
apartados como los “trastornos de los hábitos y del control de los
impulsos”, los “trastornos de identidad sexual” y los “trastornos de
inclinación sexual”, entre otros.

Ambas clasificaciones consideran que los trastornos de personalidad


son parte de las enfermedades mentales, siendo un tipo específico

!130
de éstas, frente a lo cual ciertos autores333 muestran disconformidad,
ya que inciden en que éstos no son enfermedades, sino sistemas
estructurales y funcionales dinámicos que, al no ser entidades
permanentes ni estáticas, no pueden ser parte de las
categorizaciones que se hacen sobre las enfermedades mentales. Se
sustentan, pues, en que la personalidad no es una variable que
pueda dividirse entre lo normal y lo patológico, sino que cada quien
es como es.

i. Trastorno Paranoide:

La persona que sufre de trastorno paranoide se caracteriza por ser


extremadamente desconfiado y suspicaz, a punto de que interpreta
que todas las intenciones que tienen las demás personas con
respecto a su ser son malintencionadas. Sin contar con un
fundamento, sospecha constantemente que los demás lo dañarán y
tiende a ser celoso patológico, vengativo y desconfiado de la lealtad
de sus amigos, pareja y familiares.

Son personas rencorosas que recuerdan por mucho tiempo las


ofensas que ha recibido o cree haber recibido, incluso de los hechos
más inocentes, lo que lo incita a responder agresivamente contra los
sujetos de los que desconfía.

Si llega a cometer un delito, será común que trabaje solo porque no


se fiará ni de sus cómplices. Puede cometer delitos violentos
motivados por su justificación de querer defenderse de un ataque o
de imponer su voluntad, como homicidios, lesiones, asesinatos, etc.;
así como delios de contra el patrimonio, como hurtos o robos por
venganza; o contra el honor, como injuria, difamación; etc.

333 Cfr. MILLON, Theodore y otros. Trastornos de la personalidad: más allá del DSM-IV.
1ed., Barcelona: MASSON, 2004, pp. 7 y ss. Este autor indica que una clasificación más
adecuada de los trastornos de personalidad es la que diferencia entre: a) las
personalidades con dificultades para el placer, donde se incluyen los trastornos
esquizoides, los trastornos por evitación y los trastornos depresivos; b) las personalidades
con problemas interpersonales, que abarca los trastornos de personalidad por
dependencia, los trastornos histriónicos, los trastornos narcisistas y los trastornos
antisociales; c) las personalidades con conflictos intrapsíquicos, que abarcan los
trastornos sádicos, los trastornos compulsivos, los trastornos negativistas y los trastornos
masoquistas; y, d) las personalidades con defectos estructurales, que abarcan los
trastornos esquizotípicos, los trastornos límite de la personalidad, los trastornos paranoides
y los trastornos de la personalidad descompensada.

!131
ii. Trastorno Esquizoide:

Son personas que se caracterizan por su indiferencia hacia los demás,


poca expresión emocional, introspectivos, apáticos y solitarios. No
suelen tener conductas agresivas ni a relacionarse con lo demás, lo
que evitarán en toda la medida de lo posible incluso a nivel laboral.
De ello deriva que sean considerados excéntricos.

Su nivel de criminalidad no es muy alto, ya que suelen enfrascarse en


su propio mundo y son básicamente pasivos; aunque si cometen
delitos éstos serán predominantemente menores, como hurtos.

iii. Trastorno Disocial:

El DSM-IV lo denomina trastorno antisocial de la personalidad. Son las


personas a las que el común de la población identifica como
psicópatas a secas y quienes tienen más incidencia delictiva. Es uno
de los trastornos de personalidad más peligrosos.

Los sujetos con personalidad disocial son extremadamente crueles,


agresivos, mentirosos y manipuladores. Incapaces de sentir empatía y
culpa, se muestran despreocupados por respetar las normas, incluso
las sociales. Tienen baja tolerancia a la frustración, lo que es un
elemento importante al analizar los móviles por los cuales cometen
delitos. No son susceptibles de aprender de las experiencias que
viven, ni siquiera de las que se relacionan con el castigo.

El disocial tiende a culpabilizar a los demás de sus acciones y es muy


astuto, por lo que tranquilamente, sin titubear, puede ofrecer razones
verosímiles que justifican su comportamiento delictivo o desarrollar
planes que le permitan huir de la justicia una vez que haya
delinquido. Sus relaciones con los demás son frías y manipula a las
personas para obtener lo que desea, inclusive si tiene que hacerlas
cometer delito para ello, por lo que podría presentarse como la figura
del autor mediato.

Criminológicamente, son sujetos que pueden cometer delitos


violentos, muy crueles y calculados, sin alguna perturbación. Esto

!132
ocurre sobre todo cuando su nivel de frustración alcanza niveles que
no puede tolerar, explotando contra todo y todos los que están a su
alrededor. Sobresalen en homicidios, lesiones, delitos contra la
libertad sexual, tráfico de drogas, proxenetismo, etc.

iv. Trastorno de Inestabilidad Emocional:

La persona con este tipo de personalidad actúan de forma impulsiva


y no tienen en cuenta las consecuencias que podrían causar sus
actos, no solo para terceros, sino para sí mismo. No tienen una buena
capacidad de planificación, por lo que sus delitos suelen cometerse
durante arranques de ira –siendo especialmente violentos- y no como
parte de planes calculados fríamente como ocurre con el psicópata
disocial. Su tolerancia ante las críticas y la frustración es mínima e
incluso el más pequeño reproche puede desencadenar una crisis que
culmine en delito.

v. Trastorno Histriónico:

Quien padece de una personalidad histriónica es una persona que


tiende a querer ser el centro de atención de todos los demás. Son
fanfarrones, teatrales, sugestionables e influenciables.
Emocionalmente son superficiales y es sencillo dominarlos en base a
que necesitan todo el tiempo ser atendidos y adorados. No
diferencian adecuadamente entre la realidad y la fantasía porque
constantemente están aparentando ante las demás personas, lo que
–acompañado de su tendencia exhibicionista y dramática- los hace
blancos fáciles para ser manipulados mediante la adulación que
tanto buscan.

Es por ello que criminológicamente pueden ser influenciados para


que formen parte de una organización criminal o, en menor escala,
para que sean coautores o autores mediatos de un delio, sobre todo
si de esa manera podrán alcanzar reconocimiento, fama o
aceptación general.

!133
vi. Trastorno Anancástico:

El DSM-IV le otorga la denominación de trastorno obsesivo-


compulsivo. Son personas sumamente indecisas, inseguras y
perfeccionistas en los detalles mínimos y en los horarios, por lo que
tienden a comportamientos rígidos para obtener metas inalcanzables
y cumplir las normas que se imponen a sí mismos.

Las personas con personalidad anancástica tienen problemas para


realizar sus tareas, ya que el perfeccionismo que persiguen ocasiona
que –al no poder alcanzar el desmesurado nivel de perfección que
desean- dejen las tareas a la mitad. A pesar de que suelen dejar sus
tareas inconclusas, son excesivamente dedicados al trabajo y dan
mucha importancia a la productividad y el rendimiento.

Desde la visión de la criminología, estas personas pueden resultar


irascibles con los demás si no se satisface el grado de perfección que
desean obtener para las actividades que realiza, lo que es capaz de
ser un detonante de agresiones hacia estos sujetos.

vii. Trastorno Ansioso:

Llamado trastorno de la personalidad por evitación por el DSM-IV, es


un trastorno de la personalidad que se caracteriza por aparecer
durante la edad adulta. Quienes lo padecen tienen una
preocupación constate y desmedida por el fracaso, ser poco
atractivos o inferiores, por lo que son hipersensibles y todo el tiempo
tienen una percepción negativa de sí mismos.

Esto provoca que la persona con personalidad ansiosa se muestre


reacia a establecer relaciones personales o a trabajar con diversidad
de personas, a menos que esté totalmente seguro de que es
aceptado por éstas. Aun así, es temeroso a la crítica, el rechazo o la
reprobación.

El sentimiento de rechazo y desaprobación constante que


caracteriza al trastorno ansioso puede derivar a que cometa delitos
bajo esta motivación, aunque no actuará con la frialdad y nula
culpabilidad que caracteriza a otros trastornos.

!134
viii. Trastorno Dependiente:

Son sujetos que tienden a propiciar que otras personas tomen el


control de las decisiones importantes de su vida, subordinándose a
ellas y mostrándose excesivamente sumiso. Tienen miedo al
abandono porque consideran que no pueden velar por sí mismos, por
lo que al culminar una relación que fue importante para ellos y de la
que dependía, opta por reemplazar lo más pronto posible ese vacío
con otra relación de iguales características.

Se someten a los deseos de los demás a fin de ser protegidos o no ser


abandonados, lo que puede propiciar que sean manipulados para
cometer delito, ser coautores, autores inmediatos o que ellos mismos
se encuentren motivados a delinquir contra quienes sienten que los
han abandonado.

ix. Trastornos Afectivos:

Son llamados “trastornos del estado de ánimo” por el DSM-IV y


“trastornos del humor” por la CIE-10, de lo que se desprende que
atacan las emociones de quienes los padecen.

Como parte de los trastornos afectivos resaltan los trastornos


bipolares, caracterizados por presentar en el sujeto dos facetas: una
depresiva y otra maníaca o de alegría desmedida brusca. Esto quiere
decir que no hacemos referencia únicamente a la tristeza profunda o
a la alegría desbordante, sino que la persona bipolar puede pasar del
llanto a las carcajadas cuando le informan de, por ejemplo, el
fallecimiento de un pariente cercano. Los periodos maníacos tienden
a durar entre dos semanas a cinco meses, mientras que los depresivos
tienen una media de duración de seis meses.

Estas personas pueden cometen actos delictivos en ambas facetas


de su enfermedad. En los periodos depresivos los delitos que los
individuos con trastorno bipolar pueden cometer inciden sobre la
vida misma, sin perjuicio de otros delitos menos dañinos como hurtos
pequeños o robos. Son frecuentes los casos en quienes sufren de
trastorno bipolar en fase depresiva se suicidan, incitan al suicidio de

!135
terceros o pactan una muerte conjunta, matando a su víctima para
luego suicidarse con la misma arma. Por otro lado, durante la faceta
maniática, estos individuos pueden cometer delitos contra la libertad
sexual por la exaltación de su libido, lesiones y, al igual que en el
periodo depresivo, homicidio.

Los trastornos depresivos, parte también de los trastornos afectivos,


son similares a las facetas depresivas del trastorno bipolar, aunque no
les precede un periodo maníaco como ocurre en este trastorno, sino
que se manifiesta un único y mayor episodio depresivo, tal como lo
indica la CIE-10. Incluso pueden presentarse acompañados de
síntomas psicóticos relacionados con el fracaso personal o catástrofes
que la persona con depresión considera que son su responsabilidad.
Por ello, estos sujetos son susceptibles de cometer delitos de homicidio
y lesiones o de auto-infringirse daño como una vía errónea para
manifestar su malestar, llegando en muchas veces al suicidio y al
ataque de quienes evitan su comisión.

x. Trastornos Neuróticos, relacionados con el estrés y


Somatomorfos:

La CIE-10 incluye como parte de los trastornos neuróticos a los


trastornos de ansiedad y al trastorno obsesivo-compulsivo;
diferenciándolos de los trastornos relacionados con un estrés
traumático y los trastornos somatomorfos.

a. Trastornos de Ansiedad:

Los trastornos de ansiedad o neurosis pueden ser de tipo fóbico,


cuando son causados exclusivamente por situaciones específicas y
definidas que no suelen ser peligrosas; de tipo paroxística episódica,
conocido como trastorno de pánico, que ocurre impredeciblemente
como ataques de pánicos graves; de tipo generalizado, cuando se
manifiesta ansiedad persistente y constante en el sujeto incluso
cuando hay un motivo que desencadene la angustia; y de otros tipos
que se mezclan con los rasgos de otros trastornos mentales, como la
depresión, aunque sin ser lo suficientemente graves como para que
se diagnostique que el sujeto los padece independientemente de la
ansiedad.

!136
Las personas neuróticas se diferencian de los que sufren de
esquizofrenia o paranoia en que no sufren de delirios ni se alejan de la
realidad en la que habitan; aunque –en contraste de los individuos
paranoicos- tienen dificultades en sus relaciones interpersonales por
su intenso grado de inseguridad, ansiedad, inferioridad y sentimiento
de culpa.

Por tanto, estos sujetos se encuentran propensos a ser irritables y


reaccionar de for ma violenta e impulsiva, lo que puede
desencadenar que cometan delitos contra el patrimonio, lesiones u
homicidio culposo. Incluso son capaces de dañarse a sí mismos, sobre
todo cuando la ansiedad está acompañada de episodios depresivos
causados por la inseguridad característica de la neurosis.

b. Trastorno Obsesivos-compulsivo:

El trastorno obsesivo-compulsivo ataca al ser humano incitando la


presencia de pensamientos obsesivos y actos compulsivos, de
intensidad tal que llegan a ser angustiantes para el sujeto que
padece de esta enfermedad. Suelen tener la finalidad de evitar que
se reciba o se produzca un daño, aunque por lo general la persona
que tiene este tipo de pensamientos y acciones admite que no
tienen fundamento o que no son eficaces para evitar la situación que
se supone que quiere evadir.

Ya que quienes padecen del trastorno obsesivo-compulsivo pueden


tener olas de ansiedad, especialmente cuando intentan resistirse a los
pensamientos y acciones que lo atacan; son capaces de reaccionar
violentamente, causando lesiones, daños materiales y hasta
homicidio culposo. Así también, tienden a realizar pequeños hurtos y
derivar en comportamientos cleptómanos.

c. Trastornos Somatomorfos:

Los trastornos somatomorfos se caracterizan por las persistentes


demandas de exámenes médicos por parte de una persona que se
encuentra en perfecto estado de salud, a pesar de que los resultados
clínicos indiquen que no padece de alguna enfermedad. En este tipo

!137
de trastorno la persona se resiste a considerar que sus malestares son
causados por motivos psicológicos.

Se manifiestan como trastorno de somatización cuando la persona


presenta síntomas somáticos múltiples y variables, acompañados por
una amplia historia médica que indica que no padece ninguna
enfermedad, pero que incluye síntomas corporales como dolores,
nauseas, vómitos, quemazón, hormigueo en la piel, etc.

En sentido más grave se presenta como trastorno hipocondriaco,


caracterizado por una persistente preocupación del sujeto a padecer
una enfermedad grave y progresiva. Estas personas suelen atribuir a
sensaciones normales la condición de ser excesivamente molestos,
concentrando toda su atención a su incomodidad, de manera
especial en uno o dos órganos o sistemas corporales.

Si bien los trastornos de este tipo son menores y no influyen en una


criminalidad violenta, pueden causar que se cometan delitos contra
el honor de las personas (injuria, etc.) y contra la Administración de
justicia (denuncia falsa).

xi. Trastornos del Control de los Impulsos:

Las personas con estos trastornos tienen el impulso desmedido e


irracional de realizar acciones perjudiciales para sí mismo o para
terceros. Incluye:

a. Trastorno explosivo intermitente:

Se manifiesta por medio de impulsos aislados y agresivos que


ocasionan la destrucción de la propiedad o el daño a las personas,
que incluyen potencialmente al agresor. Puede configurar delitos de
lesiones y homicidios, entre otros.

b. Cleptomanía:

El individuo no puede resistirse a hurtar o robar objetos, sin que persiga


fines lucrativos o de uso personal ni tenga móviles de venganza ni de

!138
alucinaciones o delirios; sino para desecharlos, regalarlos o
esconderlos.

c. Ludopatía:

El sujeto que es ludópata tiene tendencias frecuentes y reiteradas a


enfrascarse en juegos recurrentes que afectan su vida en todo
aspecto, sobre todo en el ámbito familiar y profesional. La persona
que es ludópata se encuentra constantemente preocupada por el
juego, tiene la necesidad de jugar en grandes cantidades monetarias
para poder aumentar su excitación, incluso cuando pierde todo lo
que apuesta, y se muestra irascible cuando no puede jugar.

Debido a su condición, la persona que padece de ludopatía suele


cometer delitos para satisfacer su necesidad de jugar, como hurtos,
robos, estafas, fraudes, etc.

d. Piromanía:

Estas personas son altamente peligrosas. El pirómano se caracteriza


por reiteradamente intentar o lograr prender fuego a los objetos o
propiedades, sin que se fundamente en un motivo racional como
podría ser la venganza o el beneficio económico, sino que lo hace
con la intención de liberar sus tensiones o porque disfruta la visión del
fuego arder.

Pueden cometer una gran variedad de delitos, ya que en algunas


ocasiones se encuentran en incapacidad de controlar las llamas que
han causado, por lo que sus conductas son capaces de ocasionar
desde la destrucción de propiedades históricas hasta lesiones y
muertes incluso de sus familiares más cercanos.

xii. Trastornos Sexuales:

Los trastornos sexuales suelen ser comúnmente denominados


parafilias, aunque en realidad éstas no son las únicas manifestaciones
en las que se presentan. De hecho, el DSM-IV diferencia entre los

!139
trastornos sexuales propiamente dichos334, las parafilias y los trastornos
de la identidad sexual; y las incluye en las enfermedades mentales.

Por su parte, la CIE-10 considera que los trastornos sexuales son parte
de los trastornos de la personalidad y de comportamiento adulto,
diferenciando entre los trastornos de identidad sexual 335, los trastornos
de inclinación sexual, las disfunciones sexuales no orgánicas y los
trastornos de orientación sexual. En los primeros incluye al
transexualismo, el transvestismo no fetichista, el trastorno de la
identidad sexual en la infancia y otros no especificados; mientras que
en los segundos clasifica al fetichismo, transvestismo fetichista,
exhibicionismo, escoptofilia o voyerismo, paidofilia, sadomasoquismo,
los trastornos múltiples de inclinación sexual, entre otros no
especificados.

Internacionalmente se considera que una conducta forma parte de


los trastornos sexuales cuando es irregular y limita la capacidad del
sujeto para conducirse según ésta, por lo que se vuelve una persona
obligada a cometer repetitivamente el acto desviado a fin de
obtener satisfacción sexual 336. Las parafilias son las manifestaciones
de los trastornos sexuales que más incidencia tienen en el campo
criminológico. Se definen como conductas de tipo sexual intensas y
frecuentes que generan excitación o un alto deseo sexual a un
individuo y a las que no puede resistir o lo hace con mucha dificultad.

Si bien existen cientos de parafilias, analizaremos las más comunes:

334 Desde una perspectiva criminológica, no son de relevancia, pues son parte de esta
clasificación los trastornos del deseo sexual, de excitación sexual, orgásmicos, sexuales
por dolor y otras disfunciones sexuales, como las inducidas por sustancias o las que deben
sus causas a otras enfermedades médicas.

335 Los trastornos de la identidad sexual en ambas clasificaciones son similares. Hacen
referencia a enfermedades relacionadas con problemas en el rol sexual del individuo, de
manera que tiene la constante percepción de que forma parte del sexo opuesto. Desde
un punto de vista criminológico, sobre sale la figura del transexualismo, que conlleva a
que la persona tenga el deseo constante de cambiar de sexo por medio de una
intervención quirúrgica. A causa de la marginalidad a la que las personas transexuales se
enfrentan, existe mucha incidencia criminológica en su diario vivir, ya que pueden
dedicarse a delitos menores contra el patrimonio o a la prostitución.

336 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA, Antonio. Óp. cit., pp. 374 y ss.

!140
a. Fetichismo:

La persona fetichista necesita de un objeto inanimado para excitarse


y alcanzar la satisfacción sexual337, de forma que sus impulsos causan
un malestar significativo en otras áreas de su vida, como la laboral o
la familiar.
Los afectados comúnmente a esta enfermedad son los varones.

Criminológicamente, la persona fetichista puede tender a cometer


delitos contra el patrimonio a fin de obtener los objetos que son
materia de su fetiche, que suelen ser ropa interior femenina o
zapatos.

b. Exhibicionismo:

El individuo que sufre de exhibicionismo tiene el impulso sexual de


exponer sus genitales a un desconocido, sobre todo en lugares
públicos o de fácil acceso, pero sin la finalidad de alcanzar un
contacto sexual posterior con su víctima. Suele darse en varones,
incluso en aquellos que tienen una vida sexual aparentemente plena
con una pareja estable, sobre todo durante periodos de tensión en la
relación.

El exhibicionista, si bien actúa por impulso, suele tener la


premeditación suficiente para realizar sus actos desde una distancia
segura entre él y la víctima que le asegure huir del lugar sin
inconvenientes. No manifiesta culpa y su placer sexual suele ser
mayor mientras más asombrada o temerosa se muestre su víctima.
Por lo general son varones entre los 15 y los 30 años de edad que
prefieren exhibir sus genitales frente a mujeres.

La persona exhibicionista incurren en el delito de exhibiciones y


publicaciones obscenas, afectando así el pudor público de la
sociedad.

337 No se considera fetichista a la persona que ocasionalmente pide a su pareja que


utilice cierto vestuario para reforzar su excitación sexual, sino que para diagnosticar este
trastorno sexual se requiere que el objeto inanimado utilizado en el fetiche sea la fuente
más importante de estimulación sexual.

!141
c. Froteurismo:

El froteurismo consiste en la necesidad recurrente e intensa de rozar a


un desconocido con los genitales, sin que la víctima lo sepa o en
contra de su manifiesta voluntad y sin tener la finalidad de realizar un
acto sexual mayor con esa persona. Suele darse en lugares atestados
de personas, pues así la persona froteurista puede huir o camuflarse
entre la multitud para no ser reconocido.

Los froteuristas concurren con frecuencia en actos contra el pudor.

d. Voyerismo:

Si bien es una conducta desviada, el voyerismo representa la


manifestación menos dañina de los trastornos sexuales. Se manifiesta
como la persistente tendencia a observar a personas realizando una
actividad íntima (como desnudarse) o sexual, sin que éstas puedan
percibir que están siendo vistas.

Desde una perspectiva criminológica, la persona con voyerismo


puede cometer delitos contra la intimidad o violación de domicilio.

e. Masoquismo:

La persona masoquista tiene la tendencia intensa a solo obtener


placer sexual cuando es humillada, golpeada, atada o sometida a
cualquier otra forma de sufrimiento. El comportamiento de la persona
que realiza estos actos sobre el masoquista debe ser real y no
meramente simulado. Desde un análisis criminológico, la conducta se
vuelve preocupante cuando se desarrolla el binomio masoquista-
sadista.

f. Sadismo:

El sadista es la cara inversa al masoquista. Quien padece este


trastorno sexual solo puede sentir placer imponiendo dolor o
humillación a otra persona, de manera que el sufrimiento físico o
psicológico es sexualmente excitante para el sadista. Puede ocurrir
que algunas personas necesiten actividades sadomasoquistas para

!142
intensificar la estimulación sexual que ya obtuvo por otros medios, por
lo que la actividad solo será considerada un trastorno cuando la
actividad es la fuente más importante para la estimulación.

El comportamiento sadomasoquista puede derivar en delitos contra


la vida, el cuerpo y la salud, en modalidad de lesiones y, en algunos
casos, hasta en homicidio.

g. Pedofilia:

Es uno de los trastornos sexuales más graves y con mayor incidencia


penal. Se manifiesta como la preferencia sexual por los niños,
especialmente aquellos que se encuentra en la pubertad. El agresor
suele elegir niños cercanos a él, incluso sus propios hijos, que se
encuentren bajo su tutela o protección.

Para que una persona que tiene vinculaciones sexuales con niños
entre los 13 años sea considerado un pedófilo debe tener, al menos,
16 años y por lo menos 5 años mayor que su víctima.

Los pedófilos pueden incurrir en el delito de violación sexual a


menores de edad, actos contra el pudor, pornografía infantil, lesiones,
chantaje y hasta homicidio, no solo en la búsqueda por satisfacer su
desviado instinto sexual, sino para evitar ser descubierto.

h. Asfixiofilia:

Es comúnmente conocida como “asfixia erótica” y consiste en sentir


placer sexual asfixiando a la pareja durante el acto sexual.
Mundialmente se han publicado múltiples noticias relacionadas con
personas que fallecen por este acto, por lo peligroso que resulta. Así,
las personas que padecen asfixiofilia pueden incurrir en delito de
lesiones y hasta en homicidio.

d) Análisis criminológico de las personas que padecen trastornos de


personalidad:

Los psicópatas son individuos que conviven día a día con nosotros en
sociedad. Su diagnóstico es más complicado que en el caso de las

!143
personas que padecen de enfermedades mentales, ya que en
muchos casos los trastornos de personalidad no se manifiestan sino en
la intimidad de la persona, excepto en los supuestos de individuos
especialmente violentos o que tienden a expresas su trastorno en
público.

Los problemas criminológicos que enfrentan las personas con


trastornos de personalidad 338 suelen evidenciarse durante la niñez
como un bajo rendimiento académico, malestar que se mantiene
durante la juventud y la adultez y que evoluciona en la dificultad de
introducirse en un ambiente laboral estable.

Se presentan capaces de cometer los más atroces crímenes desde


muy jóvenes, especialmente dirigidos por un ataque de impulsividad
o una crisis de violencia, debido a que entre los factores comunes de
las personas con trastornos de personalidad encontramos que son
fríos, violentos, poco empáticos y que priorizan sus necesidades por
encima de las que tienen los otros.

Sin embargo, prefieren utilizar su inteligencia, encanto y simpatía


antes de manifestar sus características negativas, ya que así pueden
facilitar el acercamiento a su víctima -aunque existen psicópatas que
prefieren atacar a víctimas desconocidas-, y dificultar que sean
atrapados por la justicia. Para estos fines, toman cuenta de su
habilidad para manipular a los demás y lograr que confíen en ellos.

Ya que no son susceptibles de aprender de sus errores, suelen ser


reincidentes o habituales delictivos; a pesar de que –a diferencia de
lo que ocurre con quienes sufren de una enfermedad mental- se
encuentran en capacidad de comprender las normas y entenderlas
intelectualmente. Lo que ocurre es que los psicópatas adquieren una
posición de indiferencia respecto a ellas por considerarlas contrarias
a sus intereses 339, aunque si son dejados en evidencia se eximirán de

338 LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Óp. Cit., pp. 69 y ss.

339 JIMÉNEZ DÍAZ, María José y Gema María FONSECA MORALES. Trastornos de la
personalidad (psicopatías. Tratamiento científico y jurisprudencial. 2da ed. Madrid: CESEJ,
2007, pp. 127 y ss.

!144
toda responsabilidad, pues para los psicópatas ésta recae sobre
quienes lo rodean y nunca sobre su persona.

Los delincuentes con trastornos de personalidad que sobresalen


desde un análisis criminológico son los violentos y explosivos,
especialmente en los delitos de tipo sexual340 o de asesinatos en
serie 341. No obstante, su desmedido encanto e inteligencia los hace
capaces de cometer cualquier tipo de delitos. Mención aparte
merecen los psicópatas que prefieren escandalosos o exhibicionistas,
que por lo general cometerán delitos contra el pudor.

e) Responsabilidad penal:

Como se mencionó líneas atrás, la imputabilidad se basa en


considerar si la persona tuvo la capacidad de valorar la adecuación
o no de su comportamiento a las exigencias de la sociedad y el
derecho, además de ser capaz de conducirse según ésta
apreciación. Por tanto, ha de tenerse una apreciación tanto
intelectual como volitiva del individuo.

Así dichas las cosas, los postulados indicados en el apartado referido


a las enfermedades mentales se aplica también para las personas
con psicopatías. Esto quiere decir que deberá analizarse cada caso
concreto para determinar si el delincuente con esta condición
especial es responsable de sus actos ilícitos, ya que la figura de la
inimputabilidad solo protege a quienes presentan un concepto de la
realidad gravemente afectado a causa de sus alteraciones, a punto
tal que no pueda comprender la delictuosidad de sus actos o
autodeterminarse según esta comprensión.

Es por ello que la decisión judicial de atribuir a un procesado la


calidad de inimputable por padecer de una psicopatía dependerá
de los informes psiquiátricos que se realicen sobre el sujeto.

340 A causa de que muchos de los delincuentes sexuales padecen de un trastorno de


personalidad, se ha llegado incluso a acuñar el término “psicopatía sexual”.

341 Su agresividad e inclinación hacia cometer delitos puede verse estimulada si la


persona tiende a consumir alcohol o drogas. A pesar de ello, debe tenerse claro que no
todo asesino en serie es un psicópata.

!145
Existen diferentes posturas acerca de si es que las psicopatías son
causal de inimputabilidad: el maestro MIR PUIG indica que la
inimputabilidad del psicópata se sustenta en su incapacidad de
comprensión de la criminalidad de sus actos y de dirigir sus acciones,
por lo que todo psicópata es inimputable por la naturaleza de su
trastorno 342, de lo que deriva que nunca se le pueda imponer una
pena, sino una medida de seguridad. En oposición a este
planteamiento, existen quienes resaltan la peligrosidad del sujeto en
lugar de enfocarse en su culpabilidad, por lo que postulan que solo
imponer medidas de seguridad a los delincuentes psicópatas significa
exponer a la sociedad a un peligro constante e innecesario, por lo
que defienden que –en pro del resto de la comunidad- estos sujetos
deberán ser encarcelados.

Podríamos ubicarnos en una postura intermedia al indicar que, según


el caso concreto, no toda psicopatía implica que pérdida de la
percepción del sujeto, aunque esto no significa que al psicópata se le
deba juzgar como se haría con respecto a una persona “normal”. Es
así que la psicopatía puede considerarse como un atenuante de
responsabilidad penal, mas no como un eximente.

342 MIR PUIG, Santiago. Derecho penal, parte general. 7ed. Montevideo: B DE F, 2004, p.
557.

!146
CAPÍTULO II

LA DELINCUENCIA JUVENIL

1. INTRODUCCIÓN. 2. CONCEPTO. 3. TEORÍAS


REFERIDAS AL DELINCUENTE JUVENIL, a) Teorías
biologicistas, b) Teorías psicológicas, c) Teorías
de la personalidad, d) Teorías de la cognición.
4. PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE
JUVENIL 5. FACTORES DE RIESGO Y PREVENCIÓN.
6 . E L PA N D I L L A J E , a ) E s t r u c t u r a , b )
Características, c) El retiro de uno de los
miembros en las pandillas juveniles, d) El
pandillaje en el Perú: las denominadas pandillas
perniciosas. 7. MEDIDAS REGULADAS EN EL
ORDENAMIENTO PERUANO DIRIGIDAS AL
DELINCUENTE JUVENIL, a) Las medidas
socioeducativas, b) Mandatos y prohibiciones,
c) Las medidas privativas de libertad. 8.
SITUACIÓN CRIMINOLÓGICA PERUANA ACTUAL
DE LA DELINCUENCIA JUVENIL.

!147
1. INTRODUCCIÓN

Los jóvenes son, como se ha insistido a lo largo del desarrollo histórico


del pensamiento criminológico, un marcado grupo de riesgo en lo
que corresponde al fenómeno delictivo. Ya sea por la especial
condición por la que transita todo joven en el ámbito psicológico,
afectivo y social durante esta etapa, o porque una mayor influencia
de las relaciones sociales negativas intensifican que dicho grupo
social sea más propenso a la criminalidad, lo cierto es que las
medidas de corrección a jóvenes datan, en nuestro país, a comienzos
del siglo XX cuando el gobierno de López de Romaña da luz verde al
proyecto de Ley que crea la “Escuela Correcional de Varones”343,
destinada a reformar cualquier conducta considerada “inmoral”. Así,
poco a poco la política criminal destinada a enmendar la figura del
delincuente juvenil fue ampliándose para dejar paso a lo que hoy en
día se conoce como el sistema jurídico juvenil, que –no obstante-
tiene aún mucho por seguir evolucionando.

En el presente capítulo analizaremos la figura del delincuente juvenil


en el derecho penal actual, desde una perspectiva criminológica y
de prevención.

2. CONCEPTO

La delincuencia juvenil es un término que fue formulado por primera


vez en 1815 en Inglaterra, aunque no fue sino hasta 1823 que se
organizó un grupo de especialistas destinados al estudio de los
jóvenes delincuentes344. Sin embargo, la concepción de delincuencia
juvenil es muy variable, sobre todo si se tiene en cuenta que la edad
legal varía según cada país o –en ciertos lugares como
Norteamérica- cada Estado. Algunos autores consideran que el punto
de referencia es inestable y relativo, de tipo socio-histórico 345, pues
varía según la sociedad y el contexto de la cual se parta.

343 PODER JUDICIAL. Sistema de reinserción social del adolescente en conflicto con la ley
penal – SRSALP. Lima, p. 5.

344 LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Óp. cit., pp. 191 y ss.

345 HERRERO HERRERO, César. Óp. cit., p. 456.

!148
Desde una perspectiva estadounidense o amplia, la delincuencia
juvenil abarca a todas aquellas conductas desviadas cometidas por
menores de edad, sean o no delictuales; mientras que, desde una
perspectiva europea o restringida, el término hace referencia a
aquellas personas menores de edad que cometen hechos que, si
fueran adultos, se considerarían delitos 346.

Puesto que el Código Penal de 1991, en el artículo 20°.2, considera


inimputable a todo menor de 18 años y que el Código de los Niños y
Adolescentes, en su artículo 183°, denomina adolescente infractor a
aquel que ha sido determinado como responsable de un delito o
falta, se desprende que el sistema legal peruano se adhiere a la
concepción europea de delincuencia juvenil. Así, todo menor de
edad que comete un hecho que sería delito para un adulto no es
responsable penalmente, sino que podrá imponérsele medidas
socioeducativas, si es mayor de 14 años, o medidas de protección, si
tiene menos de la edad referida.

Con referencia a la importancia del desarrollo cognitivo y de la


madurez intelectual del adolescente que infringe la ley penal, se
tienen estudios que determinan la necesidad de que los grupos de
infractores sean diferenciados según la edad y que, tal cual regula el
artículo 22° del Código Penal de 1991, se prevea la posibilidad de
restringir la responsabilidad penal cuando el autor tiene entre 18 y 21
años de edad. Los cuatro grupos que se distinguen a efectos de la ley
penal serían los siguientes347: los niños, que abarcan a los menores de
12 años u 11, dependiendo de lo que regule cada legislación, y que
se eximen totalmente de todo tipo de consecuencia penal, pero que
se someten a las autoridades asistenciales que correspondan; los
menores (entre 12/11 años y 18) que se identifican con la figura del
menor infractor; los jóvenes o semiadultos que abarcan a las personas
entre 18 y 21 años de edad, y que podrían ser responsables

346 En este sentido, en el II Congreso de las Naciones Unidas sobre Prevención del Delito
y Tratamiento del Delincuente de 1960 se determinó que no deben crearse figuras
delictivas exclusivas para los menores de edad que abarquen conductas no sancionadas
penalmente para los adultos, sea cual sea la gravedad de la conducta.

347 LEGANGÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Loc. cit.

!149
penalmente de forma restringida; y los adultos (mayores de 21 años)
a los que se les aplica la ley penal con todo su peso.

3. TEORÍAS REFERIDAS AL DELINCUENTE JUVENIL

La delincuencia en la edad de la juventud no se debe a un factor


único y excluyente, sino que –tal cual se ha analizado a lo largo del
presente Manual- responde a un conglomerado de variables que
confluyen entre sí. Sin embargo, en un inicio se atribuyó a motivos
biológicos la mayor o menor incidencia de delincuencia en la
juventud, y no fue hasta mediados del siglo anterior que los estudios
dedicados a encontrar una explicación para el surgimiento de la
criminalidad en la juventud fueron especializándose y, poco a poco,
adhiriéndose a teorías integradoras.

El destacado IBÁÑEZ PEINADO 348 señala que existen seis diferentes


teorías que intentan explicar la existencia de la delincuencia juvenil.
Hace referencia a la Teoría Biologicista-Psicologicista que, como
analizamos a nivel de la historia de la Criminología, se identifica con
los pensamientos de Lombroso; la Teoría de la Herencia Genética; las
Teorías Sociológicas, que abarcan a la Teoría de la Socialización
Deficiente (Escuela de Lyon, Lacassagne, Tarde y Ferri, entre otros), la
Teoría Ecológica (Escuela de Chicago), Teoría del aprendizaje
(BANDURA), Teoría de la Asociación Diferencial (SUTHERLAND), Teoría
de las Subculturas (COHEN), Teorías de la Estructura Social
Defectuosa349 y la Teoría de la Tensión; la Teoría del Labeling
Approach y las Teorías Integradoras de CLOWARD, OHLIN y
FARRIGTON.

Desde una perspectiva más acertada, LEGANÉS y ORTOLÁ350 no se


basan en las teorías ya analizadas a lo largo de la historia del
pensamiento criminológico, sino que desarrollan cuatro ejes

348 IBÁÑEZ PEINADO, José. Psicología e investigación criminal: la delincuencia especial.


Madrid: DYKINSON, 2012, pp. 92 y ss.

349 Recordemos que estas teorías están conformadas por la Teoría de la Anomia de
DURKHEIM y de MERTON, así como la Teoría del Control de HIRSCHI y la Teoría de la
Desigualdad de Oportunidades de CLOWARD y OHLIN

350 LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Óp. cit., pp. 197 y ss.

!150
principales en los que se basan las teorías que intentan explicar la
génesis de la delincuencia juvenil: los factores biológicos,
psicológicos, de personalidad y de cognición.

a) Teorías biologicistas:

Tal y como su denominación refiere, estas tesis se centran en las


condiciones biológicas y genéticas del joven criminal, por lo que
aseguran que su calidad de delincuente proviene de la línea de
ascendientes a la que pertenece. Los estudios realizados a nivel de la
tesis biologicista pretenden encontrar vinculación entre la
criminalidad y patrones electroencefalográficos, disfunciones
neurológicas, incapacidad para prever consecuencias negativas a
sus actos, deficiencias en el aprendizaje o una inadecuada
alimentación.

b) Teorías Psicológicas:

Las tesis que forman parte de las teorías psicológicas se preocupan


por analizar, sobre todo, el factor inteligencia y relacionarlo con la
presencia o ausencia de criminalidad en el individuo; aunque
estudios como los de HIRSCHI, HINDELANG y WOLFGANG niegan la
relación entre la inteligencia y la delincuencia, argumentando para
dichos fines que los criminales no son menos inteligentes, sino que
tienen menos acceso a la formación académica.

Un personaje que representa adecuadamente a las teorías


psicológicas es SIMONS, quien en 1978 estableció una teoría
neogenética de la delincuencia, argumentando en ella que mientras
más bajo sea el C.I. de un individuo, mayor será el riesgo de que
delinca, debido al fracaso escolar al que se enfrentará el sujeto.

c) Teorías de la Personalidad:

La mayor aportación que forma parte de las Teorías de la


Personalidad es la realizada por EYSENCK, quien afirmó –sin dejar de
lado el factor ambiental- la existencia de una estructura fisiológica o
neurológica que distingue a los delincuentes juveniles de los demás y

!151
que implica que los primeros presenten una tendencia hacia la
criminalidad. Para este autor, los altos índices de extraversión,
psicoticismo y neurotisimo son factores predominantes en la
personalidad del delincuente; aunque no fue sino hasta las
investigaciones de DRWAL, CROSS y TRACY, PARROT y STRONGMAN y
LEIFCOURT que el factor autocontrol o control interno es tomado en
cuenta.

d) Teorías de la cognición:

Los procesos cognitivos se manifiestan a nivel de la atención del


individuo y determinan cuáles son los estímulos que percibirá y cuáles
son los que dejará de lado. Para estas teorías, la impulsividad, la
percepción social, la autoestima, los valores y la solución de los
problema interpersonales, son factores determinantes a fin de
explicar el surgimiento de la criminalidad en la adolescencia.

Desde un aporte personal, consideramos que cualquier teoría que se


preocupe por la génesis de la delincuencia deberá tener en cuenta
una multiplicidad de factores que intervienen en el individuo, por lo
que apostamos por la Teoría del Triple Riesgo Delictivo para los
supuestos de la criminalidad juvenil, toda vez que considera los tres
pilares fundamentales para el análisis del delincuente y su
surgimiento: los factores personales, los factores ambientales y los
factores de oportunidad.

4. PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE JUVENIL

Es común que los adolescentes, por su condición de tales, padezcan


de sentimientos de inadaptación o se aíslen de las personas que
piensen diferente a ellos. Sin embargo, existen rasgos que
caracterizan a los jóvenes más propensos a delinquir y que, junto a
factores externos y de oportunidad, incrementan la posibilidad de
que inicien una carrera delictiva.

Por lo general, siempre se ha considerado que los delincuentes


juveniles son personas que suelen tener un nivel educativo bajo o

!152
provienen de estratos sociales bajos, aunque gracias a TITTLE351 es que
se llegó a conocer que no existe una relación sustancial entre la clase
social del joven y su calidad de delincuente, sino que es más sencillo
ser atrapado por los agentes del orden si uno pertenece a estratos
económicos de clase media o baja.

El delincuente juvenil cuenta con un índice de autocontrol menor que


el del resto de jóvenes, lo que es posible que se manifieste incuso en
las primeras etapas de la infancia, una vez que la persona intensifica
el contacto social, y que se tengan problemas en la escuela con los
demás compañeros, incluso a nivel de infantes. Muestra del poco
autocontrol es, por ejemplo, el carácter explosivo y violento que el
sujeto es susceptible de expresar al no obtener lo que se desea y que
provoca los comúnmente denominados berrinches o episodios
agresivos.

La impulsividad y el comportamiento violento pueden venir


acompañados de poca capacidad para relacionarse con personas
que difunden valores y costumbres diferentes a los que estos jóvenes
delincuentes han desarrollado, de lo que deriva que solo se
relacionen con las personas que comparten su misma visión de vida y
que se dé pase al pandillaje y las famosas luchas entre pandillas
sobre las que trataremos en líneas posteriores.

Otros factores personales que forman parte del perfil criminológico


del delincuente juvenil es la inmadura personalidad que poseen,
sobre todo si se tiene en cuenta que a la mayoría de ellos se les
dificulta analizar las situaciones en relación a un futuro a largo plazo,
optando por decisiones que les provoquen satisfacción en la
brevedad posible.

Puesto que los jóvenes delincuentes no se sienten parte de la


sociedad y, en muchas ocasiones, tampoco del núcleo familiar al
que pertenecen, buscan reemplazar su familia real por el grupo de
amigos con el que se identifican y ser el centro de atención de las
personas que lo rodean, optando por realizar actos vandálicos o
agresivos para ser aceptado, ganar mayor respeto o imponerlo. Ya

351 Ídem., pp. 212 y ss.

!153
que se encuentran en constante búsqueda de la aceptación de los
demás, los delincuentes que pertenecen a este grupo no logran
desarrollar una estabilidad emocional adecuada para superar los
estragos de la adolescencia y, junto a la frustración y soledad,
tienden a refugiarse en las drogas y el alcohol.

Con esto queremos decir que los factores personales del delincuente
juvenil (agresividad, poco autocontrol, problemas escolares,
inestabilidad emocional, etc.), unidos a factores externos (las drogas,
el alcohol, las dificultades económicas, los medios de comunicación
violentos y una baja aceptación familiar -en lo que se incluye, de
hecho, el provenir de una familia desintegrada-) y las oportunidades
delictivas, forman el caldo de cultivo necesario para el surgimiento
de la delincuencia en la juventud.

5. FACTORES DE RIESGO Y PREVENCIÓN:

Los factores de riesgos asociados a la delincuencia juvenil son


aquellos que intensifican la probabilidad de que un joven se inicie en
la criminalidad. Como parte de éstos se tienen la baja educación, la
poca preocupación por el control del carácter impulsivo y violento,
así como la falta de oportunidades laborales o educativas. La
deficiencia en la implementación de políticas estatales dirigidas
hacia los jóvenes que les prevengan y alejen del alcohol y las drogas
es también un factor de riesgo que merece ser mencionado. Es por
ello que urge la necesidad de tomar medidas alternativas en las
cuales los jóvenes centren su atención y energía, como el deporte, la
música o el arte en cualquier manifestación.

Las amistades que forman parte de subculturas y la deficiente


comunicación con los padres son otras variables que intensifican la
posibilidad de que un adolescente delinca, ya sea por la necesidad
económica en la que se encuentra al huir del hogar o por querer
llamar la atención de las personas que lo rodean, sean familiares o
amigos.

A los factores estudios ha de añadirse la presencia de algún trastorno


de personalidad, sobre todo de un trastorno narcisista de la

!154
personalidad o de personalidad disocial, que –recordemos- son
sujetos que solo piensan en su bienestar, crueles e indiferentes ante el
dolor o sufrimiento ajeno.

A efectos de un adecuado plan de prevención, deben tenerse en


cuenta cada uno de los factores que intensifiquen la posibilidad de
que un adolescente delinca, por un lado; y las directrices
promulgadas a nivel internacional, por otro. Así, la ONU emitió la
Resolución N° 45/112 en su 68° sesión plenaria, también conocida
como Directrices de Riad, de fecha 14 de diciembre de 1990; en la
que resalta cualquier tipo de interpretación debe ser favorable al
interés de los niños y jóvenes y que es mediante el enfoque de los
jóvenes en actividades lícitas y socialmente útiles que se evitará su
incidencia en la criminalidad.

Además, las Directrices de Riad señalan que los países deben


reconocer la importancia y necesidad de una política progresista
enfocada en prevenir la delincuencia incluso desde la primera
infancia del adolescente, procurando que su desarrollo sea
armonioso y que se respete y cultive su personalidad. El implementar
servicios y programas que se centren en prevención de la
delincuencia juvenil ha de complementarse con fortalecer el control
social informar ejercido en la familia, unidad central que se ejerce la
integración social primaria de todo individuo; la escuela, que imparte
una educación nutrida de valores y el respeto hacia sí y los demás; la
comunidad, donde se satisfagan las necesidades e intereses de los
jóvenes; los medios de comunicación, especialmente en que a su
responsabilidad social se refiere, disminuyendo los modelos de
violencia, drogadicción, pornografía, etc.; y la política social,
brindando servicios de calidad destinados a los jóvenes en el área de
la salud, vivienda, trabajo, entre otros

6. EL PANDILLAJE:

Si bien el surgimiento de la criminalidad juvenil como problema


criminológico y exigente de una política criminal que se adecue a sus
necesidades data de mediados del siglo anterior, lo cierto es que los
grupos juveniles que se organizaban para delinquir o realizar actos

!155
violentos y que desarrollaron un sistema cultural y de valores propios
diferente al de la común sociedad, datan del siglo XIX: así, los
ejemplos no solo se encuentran en Estados Unidos –que, para
mediados del SXIX contaba con más de 200 guerras de pandillas solo
en Nueva York-, sino también en Europa, en grandes metrópolis como
Londres, y en Latino América, sobre todo en México.

a) Estructura:

Las pandillas juveniles se caracterizan por estar conformada por un


grupo que respetan, al menos, una estructura conformada por tres
niveles de poder o de intervención. Por tanto, se evidencia la
presencia de un sistema jerárquico de poder, conformado –en el nivel
más alto- por la cúpula, seguido por el grupo de confianza y –en
última posición- los satélites o la mancha.

Los jóvenes que integran la pandilla siguen a un mismo líder o a una


pequeña cúpula que se encarga de tomar las decisiones, aceptar el
reclutamiento de nuevos miembros, forjar los valores que regirán la
pandilla, etc. Sus decisiones no son cuestionadas y tampoco su
autoridad. Por lo general, forman parte de este sector los jóvenes que
iniciaron la agrupación o los que realizaron actos extraordinarios a
ojos de los demás miembros, de manera que se les permite tal
privilegio.

En un segundo nivel inmediatamente inferior se encuentra un


segundo grupo que incluye a las personas de confianza que tienen
ya una trayectoria recorrida en la pandilla. Son quienes refuerzan a la
cúpula y se encargan de llevar a cabo sus órdenes; además, son los
que se comunican con los nuevos reclutas o con las personas
necesarias para realizar lo que indican los o el dirigente.

Finalmente, en un nivel inferior y muchas veces sin el privilegio de


conocer a los líderes, se encuentran los jóvenes recién reclutados, los
de menor edad, los que han fallado en algún momento a la pandilla
o los que actúan de manera intermitente, sin formar parte de ella por
completo, pero que son llamados para determinadas tareas
ocasionales.

!156
b) Características:

Los valores base en las pandillas juveniles, por lo general, se


encuentran relacionados con la lealtad, el honor, la exteriorización
violenta de la frustración o de la violencia como método para
obtener resultados y el respeto por las jerarquías. Los integrantes de
estos grupos conocen e interiorizan cuál es su posición y qué es lo que
se espera de ellos en base a tal. Forma parte, pues, de la estructura
piramidal a la que pertenecen.

Los integrantes de las pandillas tienen en cuenta constantemente


que pueden salir heridos y que en no pocas oportunidades tendrán
que defender al grupo del que han decidido formar parte, por lo que
el tema de la fidelidad es recurrente e intenso, el cual se exterioriza a
través de tatuajes alusivos a la agrupación, cánticos (en el caso de
las barras bravas peruanas) o distintivos que evidencien su
pertenencia a la pandilla. Puesto que los jóvenes pandilleros se
encuentran en un estado de alerta permanente para defender su
territorio, sus integrantes, intereses y valores; es frecuente el uso de
armas y puede que se dé el caso en el que saber emplearla y contar
con una sea requisito indispensable para comenzar el “periodo de
prueba” como nuevo miembro. Entre el armamento que los jóvenes
pandilleros utilizan resaltan las armas blancas, que son más sencillas
de encontrar y de manejar, como cuchillos, piedras, botellas rotas,
bates, machetes y palos.

Como consecuencia de su fidelidad, los miembros aceptan y evitan


los castigos que, de manera tácita o a raíz de la experiencia, saben
que se les impondrán si tienen contacto amical o de cualquier tipo
con miembros de otras pandillas, si no realizan las tareas que se les ha
asignado o si quieren retirarse de la agrupación que conforman. En la
mayoría de ocasiones, de hecho, dichas consecuencias serían
ejecutadas por sus propios amigos, quienes –en una prueba de
fidelidad a la organización-, deberán propiciar al desertor golpes,
patadas, cortes, ahogamiento u otro tipo de violencia, previamente
ordenada por el líder o cualquier miembro de la cúpula de poder.

!157
Otra característica tradicional de las pandillas juveniles trata del
factor territorial: recordemos que es ésta una de las principales causas
de las guerras entre pandillas en los Estados Unidos. Este tipo de
agrupaciones se circunscribe a un ámbito territorial determinado, el
cual defienden y explotan en las actividades que deciden realizar;
aunque no se descarta el supuesto en el que una pandilla juvenil no
tome en cuenta el territorio en el que opera, sino que extiende sus
dominios a cualquier distrito o provincia donde pueda organizar sus
acciones.

c) El retiro de uno de los miembros en las pandillas juveniles:

Por lo común, los integrantes de las pandillas juveniles no pueden


desligarse de ellas de manera tan sencilla. Incluso en algunas de
estas organizaciones se castiga con pena de muerte el desistir. Sin
embargo, existen algunos supuestos en los que se permite que un
joven se retire de la pandilla, aunque eso dependerá del grado de
violencia al que el grupo esté acostumbrado y de los casos previos
que se han tenido en el seno de la pandilla.

Las formas “dignas” y menos peligrosas de retirarse del grupo


pandillero son aquellas que no implican una traición, como sería el
formar parte de una nueva pandilla, sino a circunstancias de la vida
que –incluso ante los deseos del integrante- impidan su permanencia
en el grupo o que justifican que sus decisiones hayan cambiado.
Entre ellos encontramos el haber cumplido la edad tope para seguir
formando parte de la pandilla, pues recordemos que éstas se
integran por jóvenes que –al llegar a la edad adulta- deberán formar
otro estilo de vida; el haber optado por iniciar estudios o trabajos que
le impidan disponer de su tiempo como lo hacen los integrantes de la
pandilla; el cambiar de religión o incluirse en nuevos grupos de
jóvenes que, si bien no son enemigos de la organización de la que
formaban parte, sí predican un tipo de vida y de valores distintos
(iglesias, boy scouts, voluntarios en refugios de animales, etc.);
mudarse de distrito o de país, pues recordemos que las pandillas son
netamente territoriales (a menos que se trate de un miembro
excepcional que sea aceptado incluso en zonas donde ya no reside,
por el tiempo que ha vivido allí o por su arraigo en el grupo); o el

!158
ascender a las “ligas mayores” u organizaciones criminales en base a
sus méritos criminales y su prometedor futuro delincuencial.

La separación de la pandilla por cuestiones relacionadas con el


haber sido recluido en un centro de juvenil o, en el caso de tener la
mayoría de edad, en un establecimiento penitenciario; no significa
que el integrante deje de formar parte del grupo. Por todo lo
contrario, el lazo de unión con la pandilla y los miembros que la
conforman se intensifica, pues quienes se encuentran libres se
solidarizan con el recluido y su familia. En el caso de que el joven
privado de libertad se trate de uno de los miembros de la cúpula, las
operaciones y decisiones de la pandilla –en el supuesto de que ésta
se organice de manera ordenada y sistematizada para delinquir, de
forma que no se trate de un mero grupo de jóvenes dedicados a
realizar vandalismo ocasional- pueden continuar incluso tras las rejas,
pues su autoridad no es cuestionada por no encontrarse físicamente
con los demás miembros del grupo, sino que –incluso- incrementa.

d) El pandillaje en el Perú. Las denominadas pandillas perniciosas:

Cuando hacemos referencia a la violencia juvenil, una de las


principales manifestaciones que viene al imaginario colectivo
peruano trata de las barras bravas, “pirañitas” y pandillas, aunque las
denominaciones y formas de organización varían dependiendo del
área geográfica al que se refiera y de la subcultura de la que se
trate.

La primera de ellas, las barras bravas, son las más violentas. Surgieron
en la década de los 80’s, influenciadas por las barras fuertes
argentinas de veinte años atrás. Se caracterizan por enfrentamientos
q u e p u e d e n c o b r a r v i d a s h u m a n a s 352, re a l i z a d o s e n l a s
inmediaciones de los Estadios antes o después de celebrarse partidos
de futbol. Sus agresiones se extienden inclusive a los integrantes de los
equipos futbolísticos contrarios, la policía, las personas que se cruzan

352 Se conoce como “clásico” al enfrentamiento que se realiza entre la barra brava
denominada “Comando Svr”, de la agrupación futbolística “Alianza Lima”, y “Trinchera
Norte”, de la agrupación de “Universitario de Deportes”.

!159
en su camino o los inmuebles ubicados en las calles por las que
transitan. Para tales efectos, utilizan armas blancas, cualquier objeto
contundente, vidrios y hasta armas de fuego.

La segunda de las manifestaciones de violencia juvenil son los


pirañitas, grupo de escolares de educación primaria o secundaria
que de forma conjunta agreden a otros o los despojan de sus
pertenencias353, realizan actos vandálicos contra la propiedad
privada o forman parte de las guerras contra grupos de escolares de
otros colegios. Finalmente, las pandillas juveniles en sentido estricto
abarcan a los jóvenes hasta 23 o 24 años de edad, dependiendo de
la organización de cada pandilla en particular, que realizan
actividades a mayor escala, sea a nivel de su distrito o territorio, o sea
que se extiendan a otros ambientes.

A pesar de la diversidad de organizaciones en las que se agrupan los


jóvenes peruanos para llevar a cabo actos violentos o delictivos, el
Decreto Legislativo N° 899, promulgado en mayo de 1998 y derogado
por el Decreto Legislativo N° 1204 del 23 de setiembre del 2015, solo
abarcaba la acepción de pandilla perniciosa, con lo que pretendía
englobar cualquier tipo de expresión de este tipo. A raíz de este
Decreto, se consideró como tal a toda agrupación de adolescentes
entre 12 y 18 años de edad que actuaban para agredir a terceras
personas, lesionar la integridad física o atentar contra la vida de las
personas, así como dañar los bienes públicos o privados u ocasionar
desmanes que alteren el orden interno.

Resalta a primer análisis del derogado Decreto Legislativo que el


grupo de jóvenes que incluía el concepto de pandillas perniciosas
implicaba un rango de edad que no abarca a los jóvenes mayores
de edad que conforman las pandillas y que, por su condición
cronológica y experiencia, son muchas veces los cabecillas o forman
parte de la cúpula de poder. En sentido similar, el concepto no se
extendía a los menores de 12 años, aunque en la realidad nacional se
conoce que niños de 11 años a menos forman parte, en lamentables
oportunidades, de los pirañitas u otro tipo de grupo pandillero.

353 De allí la denominación “pirañita”, sobre todo si se tiene en cuenta su forma


característica de atacar en grupo.

!160
Las acciones cometidas por los miembros de las pandillas perniciosas
no tenían que ser necesariamente delictivas para que se señale su
pertenencia a dicha agrupación. Bastaba, según la normatividad
derogada, que alteraran el orden público. Dicha figura era tan
amplia e imprecisa –tanto en el extremo del concepto de orden
público como de las acciones que puedan intranquilizarlo- que era
susceptible de incluir desde canticos grupales en alta voz hasta
guerras de pandillas con arma de fuego.

Al día de hoy, con el Decreto Legislativo N° 1204, el concepto ha sido


derogado. Se tiene, pues, una política criminal más destinada a
implementar directrices que respeten los derechos humanos, las
libertades fundamentales y la socialización del menor infractor;
incluso por encima de una política direccionada a entablar
conceptos que no suelen adherirse a la realidad peruana.

7. MEDIDAS REGULADAS EN EL ORDENAMIENTO PERUANO


DIRIGIDAS AL DELINCUENTE JUVENIL:

El Código de los Niños y Adolescentes resalta que la finalidad de toda


medida impuesta a los adolescentes que infrinjan la ley penal debe
ser primordialmente educativa y socializadora. Fomenta, además, el
respeto por los derechos humanos y las libertades fundamentales de
mencionados jóvenes y hace hincapié en la necesidad de que la
familia intervenga en el proceso de educación y socialización, sin
perjuicio de las instituciones especialistas que se requiera.

Las medidas que en la ley actual se imponen a los adolescentes y


jóvenes infractores requieren que éstos sean mayor de 14 años y
menores de 18 años, con lo que se tiene un rango de protección
mayor que el del derogado Decreto Legislativo N° 899. Además,
dichas sanciones solo podrán ser de tipo socioeducativo, de

!161
mandatos y prohibiciones354 o, si se requiere y lo amerita la condición
del menor, privativas de libertad. No obstante, las medidas no son
irrevocables, sino que, aplicando los principios de interés superior del
menor y de necesidad, pueden ser suspendidas, revocadas o
sustituidas por otra que sea más beneficiosa para el joven.

La decisión del Juez debe tener en cuenta las condiciones personales


del adolescente y su capacidad o imposibilidad de llevar a cabo lo
que se le mande o prohíbe hacer. Así, variables como la edad del
adolescente, su condición psicológica, familiar, sociocultural,
educativa, la magnitud del daño provocado y sus esfuerzos por
repararlo, la intervención que tuvo en los hechos, entre otras
circunstancias; serán de vital importancia para cumplir los fines
asignados a las penas.

a) Las medidas socioeducativas:

Las medidas de tipo socieducativo persiguen reestructurar la


educación impartida al adolescente y, a través de ésta, integrarlo a
la sociedad. Dependiendo de especiales condiciones que permiten o
no su aplicación, pueden ser de cuatro tipos: amonestación, libertad
asistida, prestación de servicios a la comunidad y reparación directa
a la víctima.

La amonestación únicamente procede cuando el hecho delictivo se


caracteriza por ser de una gravedad mínima para la sociedad. Está
destinada a hacer comprender al infractor –así como a sus padres,
tutores y otros responsables, si es necesario que se les comprometa a
ejercer un mejor control sobre la conducta del menor- que los hechos
que llevó al adolescente frente a los tribunales es reprochable e ilícita.
Consiste en una llamada de atención oral por parte del juez al
adolescente, a fin de que exhortarlo a que adecue su
comportamiento a los estándares sociales y que tome en cuenta las
consecuencias futuras que podría acarrear para sí y su familia.

354 En la versión original del Decreto Legislativo N° 1204, esta medida fue denominada
como medidas privativas de libertad. Sin embargo, con fecha 02 de octubre del 2015, se
corrigió mediante una fe de erratas con el nombre que mantiene en la actualidad.

!162
Cuando el hecho punible trata de un delito doloso sancionado por la
legislación nacional con pena privativa de libertad no mayor de dos
años y que no se haya recurrido a la violencia o amenaza para
cometerlo ni se haya puesto en riesgo grave la vida o integridad física
o psicológica de terceros; es posible aplicar la libertad asistida, lo que
quiere decir que se le otorga la libertad al menor sentenciado a
cambio de que se obligue a participar de programas educativos y a
recibir orientación especializada que favorezca a su tratamiento y
sociabilización. Los programas a los que el adolescente se someterá y
la asistencia que recibirá no podrán ser menor de 6 meses ni mayor
de 12, sea en una institución pública o privada.

La prestación de servicios a la comunidad procede cuando el hecho


punible trata de un delito doloso que se castiga por el Código Penal
o leyes especiales con pena privativa de libertad no mayor de tres
años. Consiste en obligar al adolescente infractor a cometer tareas
gratuitas que impliquen un interés social y que se desarrollen por
entidades asistenciales privadas o públicas, como son las de
educación, salud, programas educativos, orientación, etc. Su
duración no puede ser menor a 8 ni mayor de 36 jornadas semanales,
las cuales se llevan a cabo por lo general los fines de semana o
feriados a razón de seis horas por semana. No obstante, es posible
que el juez autorice que el adolescente preste servicios a la
comunidad en los demás días hábiles semanales.
Finalmente, la reparación directa a la víctima se relaciona con la
finalidad de resarcir el daño que ha causado el hecho punible, por lo
que el servicio que presta el menor infractor significará un beneficio
directo355 para su víctima; motivo por el que requiere que ambas
partes lleguen a un acuerdo que, posteriormente, el juez acepta.
Procede cuando el hecho cometido está tipificado como un delito
doloso para los mayores de edad y sea sancionado con pena
privativa de libertad no mayor de tres años. Su aplicación excluye de
la obligación del pago de la reparación civil, pues los efectos de la
reparación directa son los mismos que el de la indemnización.

355 El beneficio puede ser el restituir el bien afectado con otro de similar valor o
naturaleza, así como el obligarse a entregar una suma de dinero fijada por el Juez, que
no exceda la cuantía de los daños y perjuicios provocados por el infractor.

!163
Para la aplicación tanto de la reparación directa a la víctima como
de la prestación de servicios a la comunidad, se tomarán en cuenta
las aptitudes y habilidades del adolescente y se evitará imponer
cualquier forma de esclavitud y trato inhumano o degradante.
Tampoco se puede obligar al menor a realizar actividades que
menoscaben su salud, seguridad, trabajo o asistencia a un centro de
educación.

b) Mandatos y prohibiciones:

Son medidas destinadas a modificar el tipo de vida que mantiene el


adolescente infractor, como forma de colaborar en su socialización y
proceso educativo, así como de evitar que mantenga relaciones con
otros jóvenes o adultos que propicien un comportamiento delictivo o
reprochable. Solo pueden ser impuestas por vía judicial y por un
tiempo máximo de dos años; tanto como una pena principal o como
una pena accesoria a otra sanción. Además de poder modificarse en
caso que signifiquen un beneficio para el infractor, los mandatos y
prohibiciones pueden ser modificados si el adolescente sancionado
incumple algunas de las obligaciones impuestas por el Juez, ya sea
de oficio o a pedido de parte.

Los mandatos y prohibiciones regulados son los siguientes: no


frecuentar ciertas personas o ciertos lugares, como bares o
discotecas, entre otros, según lo que señale el juez; no cambiar de
residencia o fijar un domicilio determinado; no ausentarse de dicha
residencia sin autorización judicial previa; no consumir drogas o tomar
bebidas alcohólicas o drogas de cualquier tipo; desempeñar una
actividad formativa laboral o laboral per se, teniendo en cuenta que
se respeten los márgenes legales y que su ejecución sea posible
según las condiciones especiales del adolescente infractor;
matricularse en una institución educativa a fin de obtener un oficio o
profesión, sea privada o pública; y, en los casos en los que se
requiera, ser internado en un centro de salud para someterse a un
tratamiento desadictivo.

c) Las medidas privativas de libertad:

!164
Las medidas privativas de libertad que se encuentran reguladas en la
legislación actual son la internación domiciliaria, la libertad restringida
y la medida de internación. De éstas, las dos primeras limitan la
libertad del menor de forma parcial, de manera tal que se le permite
tener un horario de salidas acorde con las necesidades que tenga
relacionadas con salud, trabajo, estudios u otros motivos justificados;
mientras que, por su parte, la medida de internación se encuentra
destinada de forma excepcional para aquellos jóvenes que no han o
no podrían responder positivamente a las sanciones socioeducativas,
prohibitivas y las demás medidas privativas de libertad y que cumplan
requisitos que mencionaremos más adelante. Comenzaremos a
analizar cada una de ellas.

La internación domiciliaria procede cuando el hecho cometido por


el adolescente se encuentra tipificado como delito doloso y se
sanciona con pena privativa de libertad no menor de tres ni mayor
de cuatro años. La finalidad perseguida es la de llevar al menor a la
reflexión, evitar que tenga contactos con personas y lugares que
puedan dificultar su proceso de socialización y reforzar el control
social informal. La medida se lleva a cabo obligando al adolescente
sancionado a permanecer en su domicilio habitual o donde sea que
se encuentre su familia, por no más de un año, sin perjuicio de las
actividades que deba desarrollar en el exterior por motivos
explicados. De hecho, se exige que durante la internación el menor
participe de programas de intervención diferenciados o educativos
que orienten y controlen sus actividades, por lo que cualquier
necesidad de retirarse del domicilio por parte del menor será tomada
en cuenta por el Juez, quien establecerá los parámetros de
desplazamiento y horarios referidos a las horas de salida y llega del
menor al inmueble.

Si la internación en la casa habitual donde reside la familia del menor


fuera inconveniente para su tratamiento o imposible por razones
varias (progenitores con problemas de alcohol, drogas, maltrato
familiar, sin vivienda, etc.); procederá a realizarse en el domicilio de
cualquier otro familiar que sea beneficioso para obtener los fines
perseguidos por la medida o, en su defecto, en cualquier entidad
privada que se dedique al apoyo y cuidado del adolescente,
siempre que ésta acepte su internación.

!165
La segunda medida regulada en el Código de los Niños y
Adolescentes es la libertad restringida, que puede aplicarse cuando
el hecho cometido por el menor es considerado un delito doloso
sancionado con pena privativa de libertad no menor de cuatro años
o no menor de seis años, si es que el infractor no puso adrede en
grave riesgo la vida o integridad física o psicológica de las personas.
Consiste, pues, en obligar al menor a participar en programas de
intervención diferenciados o de finalidad formativo-educativo –tal
como en el caso de la internación domiciliaria- por al menos seis
meses y no más de un año. Se ejecuta en los Servicios de Orientación
al Adolescente 356, otras entidades que desarrollen las mismas
funciones o instituciones del sector público o privado que lleven a
cabo fines asistenciales o sociales.

Finalmente, la medida más severa que se le puede imponer a un


menor de edad es la de internación, siempre que se trate de hechos
tipificados como delitos dolosos sancionados con pena privativa de
libertad no menor de seis años y que se haya puesto en peligro grave
y de forma deliberada la vida o integridad física o psicológica de
terceros. Procederá también si el adolescente infractor es
considerado como de alta peligrosidad, mediante informe preliminar
del equipo multidisciplinario encargado de la materia; haya
incumplido de manera injustificada y retirada los mandatos y
prohibiciones o medidas privativas de libertad impuestas por el Juez;
o reitre en perpetrar otros hechos delictivos graves en un lapso menor
o igual de dos años.

Debe tenerse claro que, ya que se trata de una medida que limita
intensamente la libertad del menor, solo procede de forma
excepcional en alguno de los supuestos descritos y que la duración
de la misma no puede exceder el tiempo de la pena abstracta
establecida en la legislación penal para el tipo penal en el que ha
incurrido el menor infractor, aunque no podrá ser menor de cuatro ni

356 Son dependencias del Poder Judicial conocidos mediante la abreviatura SOA que
forman parte del régimen de medio abierto. Se encargan de realizar trabajo preventivo y
de llevar a cabo programas en contra de la violencia juvenil, el consumo de drogas y
alcohol, las pandillas, problemas familiar y cualquier otro factor que pudiera ser
perjudicial para los jóvenes; por medio de un staff de profesionales en la salud, salud
mental, asistentes sociales y docentes.

!166
mayor de ocho años cuando el adolescente tenga entre 14 y 16 años
de edad. Es posible, incluso, que el Juez varíe la medida (esto es, la
cambie por otra de menor gravedad, reduzca su plazo o la deje sin
efecto) una vez que haya transcurrido el 50% del plazo de internación
impuesto y que cuente con un informe favorable por parte del
equipo multidisciplinario que estudia el caso; pues toda decisión que
tome debe hacerlo en aras del interés superior del menor y de los
fines de la sanción.

La medida de internación ha de cumplirse en los Centros Juveniles


especializados que, de preferencia, se encuentren más cercanos al
entorno social y familiar del menor. No obstante, puede ser
trasladado a otro Centro si lo autoriza la Gerencia de Centros
Juveniles y se trate de supuestos en los que el menor es líder o
participa de reyertas, motines, fugas o cualquier otro tipo de
sublevación; por hacinamiento; salud del menor; medidas de
seguridad; cumplimiento de la mayoría de edad; entre otros descritos
en el art. 238° y art. 239° del Código de los Niños y Adolescentes.

8. SITUACIÓN CRIMINOLÓGICA PERUANA ACTUAL DE LA


DELINCUENCIA JUVENIL

Que la responsabilidad penal dependa, entre otros factores, de la


edad de quien ha cometido el hecho punible o participado de éste,
es una condición que no deja de ser aprovechada por los
delincuentes, especialmente por las organizaciones criminales. Éstas,
que como parte de su naturaleza buscan constantemente
actualizarse en conjunto con los progresos tecnológicos y legislativos,
se interesan por obtener el mejor panorama posible para la persona
que actúa para ellos, motivo por el que se ha incrementado la
utilización de menores de edad en sus actuaciones, sin distinguir la
intensidad del delito o su grado de violencia. Así, el empleo
deliberado de jóvenes en la comisión de robos agravados,
secuestros, extorsiones y hasta asesinatos (el conocido sicariato) es
una realidad que nos lleva a cuestionar la política criminal empleada

!167
por las autoridades 357 y que resalta la necesidad de la
implementación de programas de prevención y de socialización que
tengan en cuenta los factores de riesgo y las directrices emitidas en el
derecho internacional.

Exclusivamente en el año 2014, fueron 5,905 los adolescentes en


conflicto con la ley penal que se atendieron en alguno de los 17
centros juveniles de diagnósticos y rehabilitación a nivel nacional, los
cuales forman parte de un progresivo crecimiento del índice de
criminalidad juvenil358 y que –de manera alarmante- ascendían ya a
3,111 solo en la primera mitad del año 2015. De la cantidad de
jóvenes atendidos en los centros juveniles hasta junio del 2015, el
95.44% (2,969 personas) trataban de varones, mientras que un mínimo
4.56% (142 jóvenes) fueron mujeres.

Durante este periodo se tuvo que la mayoría de la población


atendida en los centros juveniles contaba con 17 o 18 años a junio del
2015, tanto en regímenes en medio abierto como en medio cerrado,
y que el 90.77% de los jóvenes se encontraba en calidad jurídica de
sentenciados.

La mayoría de los jóvenes que se atendieron en los centros juveniles


fueron ingresados por robo simple o agravado (44.97%), seguido por
el hurto en el caso del régimen de medio abierto (237 casos) y de la
violación sexual en el régimen de medio cerrado (336 supuestos).
Destaca que, a pesar de las incidencias constantes que se hace en
los medios de comunicaciones acerca de las pandillas juveniles, solo
se registraron 12 casos de adolescentes ingresados en medio abierto
por este motivo y 4 jóvenes ingresados por lo mismo en medio
cerrado.

357 En este sentido, se presentó el Proyecto de Ley N° 1951/2012-CR, presentado por el Grupo
Parlamentario Fuerza Popular el 28 de febrero del 2013, el cual se dirige a otorgar
responsabilidad penal a los menores entre 16 y 18 años de edad cuando se cometa el
delito de homicidio calificado por lucro o cuando la víctima de homicidio sea un
funcionario o servidor público.

358 Se tiene que la cantidad de adolescentes atendidos en los centros juveniles de


diagnóstico y rehabilitación ha manifestado un crecimiento sostenible hasta la fecha: en
el año 1997 se tuvo 2,402 casos, que, para el 2011, eran casi el doble (4,746 adolescentes)
y que se mantuvo en aumento en los años siguientes (en el 2012 se registró 5,201 jóvenes
atendidos; en el 2013 se atendió a 5,545 jóvenes; y, en el 2014, la cifra fue de 5,905).

!168
Por otro lado, se tiene que la duración de la medida socioeducativa
impuesta suele ser de 7 a 12 meses en ambos medios (36.52%),
aunque es preocupante que, en medio cerrado, 308 casos se traten
de jóvenes aún no sentenciados.

!169
CAPÍTULO III

LA DELINCUENCIA SEXUAL

1. INTRODUCCIÓN. 2. EVOLUCIÓN DE LA
DELINCUENCIA SEXUAL. 3. CONCEPTO. 4. LA
FIGURA DEL AGRESOR SEXUAL, a) Violadores
sexuales, b) Agresores de menores de edad. 5.
CONSECUENCIA DE LA AGRESIÓN SEXUAL EN LA
VÍCTIMA. 6. LA INVESTIGACIÓN EN LA
DELINCUENCIA SEXUAL. 7. LA PRUEBA EN LA
DELINCUENCIA SEXUAL, a) La ausencia de
incredibilidad subjetiva, b) La verosimilitud, c) La
persistencia en la incriminación.

!170
1. INTRODUCCIÓN

Entre el año 2005 y 2014 solo en el distrito fiscal de Lima se registró la


concurrencia de 37,196 delitos de violación de la libertad sexual en
sus múltiples variables. La cifra es aún más alarmante si se considera
que, entre el 2000 y 2014, se presentaron 45,387 casos de violación
sexual a nivel nacional y, fuera de esta cifra, 36,779 delitos en contra
de un menor de edad. La situación no hace sino contribuir al alza del
índice de inseguridad ciudadana en nuestro país, por lo que su
análisis y estudio -desde el punto de vista de la criminología- es,
desde luego, necesario.

2. EVOLUCIÓN DE LA DELINCUENCIA SEXUAL

Los delitos de tipo sexual han existido desde tiempos remotos, sobre
todo en su manifestación por excelencia: la violación sexual. Sin
embargo, no siempre fueron considerados como afectaciones a la
libertad sexual y, además, no siempre fueron entendidos como lo son
en la actualidad; aunque siempre se consideró como una de las
mayores afectaciones que se podían realizar contra otro ser humano.

En tiempos del Código de Hammurabi los delitos sexuales en general


eran castigados severamente con la pena de muerte, pues la
indignación social que provocaban iba más allá de solo contravenir a
la persona afectada y a la sociedad, sino que se extendía –incluso- a
ser una ofensa contra los diose359s. En el Derecho Romano, los delitos
de tipo sexual eran juzgados en asambleas y castigados también con
la pena de muerte, aunque existía una dosis de tolerancia mayor en
comparación a la legislación babilónica y caldea en cuanto el pater
familis se reservaba el derecho de mantener relaciones sexuales con
su esposa y esclavas sin necesidad de contar con su consentimiento.
Por otro lado, cualquier afectación ejecutada contra las mujeres
esclavas por persona diferente al pater familis se entendía como una
vulneración al patrimonio de éste, pues la víctima no era sino un
objeto material. En los supuestos en los que la persona agredida era
una mujer libre y el agresor no era el pater familis, las acciones no se

359 NOGUERA RAMOS, Iván. Violación de la libertad e indemnidad sexual. Lima: Grijley,
2015, p. 43.

!171
encontraban penada en favor de la libertad sexual de la mujer, ya
que ésta no gozaba aún del derecho a elegir libremente sobre su
vida sexual, sino que protegía la castidad femenina y el honor de la
familia de la víctima. Este punto fue tan importante que, durante el
tiempo de los visigodos, se exigía que la mujer haya perdido la
virginidad en la agresión sexual para que el delito se configure.

En los tiempos más conservadores del medioevo, era difícil que las
agresiones sexuales fuesen reportadas a las autoridades, pues –
gracias a la influencia de la Iglesia Católica- la virginidad y castidad
eran elementos claves en la reputación no solo de una persona, sino
de su familia 360. Las víctimas de violencia sexual encontraban justicia
generalmente en manos de sus familiares, quienes buscaban
revindicar el honor de ésta y la reputación familiar a través de la
venganza violenta. Resalta que el agresor era exclusivamente una
persona diferente al esposo de la víctima, quien en todo momento
tenía derecho a mantener relaciones con su mujer, sea que ésta
quisiera o no lleva a cabo el acto sexual. Mención aparte merecen
los supuestos en los que la víctima ejercía la prostitución, pues –en
contraste con aquella mujer que no lo hacía- poco o nada podía
hacer para restituir el daño causado. Era, pues, una manifestación
criminológica reservada para las mujeres que gozaban de buena
reputación social, vírgenes y siempre que el acto se llevara a cabo
fuera del matrimonio.

Con la adquisición de nuevos derechos y libertades de la mujer,


especialmente con el surgimiento del Humanismo, se generaliza la
condenación social de las agresiones sexuales. La idea evoluciona al
punto de que, finalmente, cualquier persona puede ser víctima de
violencia sexual y que ésta debe ser protegida no en función a la
reputación familiar o su pureza sexual, sino a la libertad sexual
inherente a su calidad de persona humana. Poco más adelante, con
el Iluminismo, se tipifica que el agresor sexual es, por lo general, una
persona ignorante que busca satisfacer violentamente sus

360 Recordemos, pues, la famosa costumbre de exhibir las sábanas manchadas con
sangre por la pérdida de la virginidad de la nueva esposa tras la noche de bodas, así
como las múltiples vidas femeninas que se vieron afectadas con el desprecio de sus
maridos, la humillación pública y el regreso al hogar paterno si ésta no llegaba virgen al
matrimonio.

!172
necesidades, sea que culmina el acto sexual o que realice actos
contra el pudor de las personas; concepto que fue evolucionando a
medida que lo hacía el colectivo social y que cambió hasta aceptar
que las agresiones sexuales pueden no ser necesariamente violentas,
sino que existen otros métodos para afectar la libertad sexual de una
persona, de donde proviene la tipificación de delitos como el de
seducción, y otros actos que deben considerarse parte de este tipo
de criminalidad, como el acoso sexual.

Hoy en día se tiene que el ámbito de la delincuencia sexual, si bien


en la mayoría de los casos suele ser de tipo violento, recurre a más de
un método para ejecutarse y, como parte de las manifestaciones
delictivas actuales, utiliza medios favorecidos por el capitalismo y la
globalización. Ello se evidencia, por ejemplo, en delitos realizados por
organizaciones criminales, como la trata de personas o la pornografía
infantil, o cuando el agresor –de manera singular y como parte de un
plan estructurado- contacta con la víctima a través de la red hasta
concretar un encuentro que culmina en desgracia. Con esto se ha
llegado a considerar posible, incluso, que la víctima de violación
sexual no sea solo femenina, sino también masculina; sin perjuicio de
la posibilidad de que otras manifestaciones de los delitos sexuales
sean susceptibles, desde tiempo atrás, de efectuarse sobre hombres.

En la actualidad se evidencia también que los delitos de tipo sexual


tienen cada vez mayor alarma y trascendencia social361, pese a que
la cifra negra de la criminalidad en relación a estos delitos es
alarmante 362. El surgimiento de áreas científicas como la Victimología
han hecho mejorar el trato que se tiene hacia las personas
afectadas, lo que implica que paulatinamente se confíe más en el
sistema penal y sean cada vez menores los supuestos en los que no se
denuncia por evitar la victimización, especialmente en casos de niños
y adolescentes.

361 LEGANÉS, Santiago y María, ORTOLÁ. Óp. Cit., p. 268.

362 Gracias a la experiencia como abogado penalista que me acompaña, puedo


confirmar que mientras más cercano es el agresor a la víctima, menos probable es que el
hecho se denuncie y, aún menos, que se judicialice.

!173
3. CONCEPTO

La delincuencia de tipo sexual puede entenderse, desde el punto de


vista del Derecho Penal, como toda conducta que ha sido tipificada
por el cuerpo de leyes. Así, en nuestra nación, forman parte de la
delincuencia sexual las violaciones sexuales, la seducción, los actos
contra el pudor, el proxenetismo, el acoso sexual, entre otros. Sin
embargo, puesto que la Criminología es una ciencia autónoma que
no se basa exclusivamente en el Derecho Penal, existen conductas
que no se encuentran tipificadas como delitos por sí mismas pero
que, sin embargo, forman parte de las denominadas conductas
sexuales desviadas. Entre ellas figuran las parafilias que se han
analizado en el capítulo correspondiente a trastornos de
personalidad (exhibicionismo, voyeurismo, froteurismo, zoofilia, etc.) y
otros comportamientos que encuadran en el ámbito lo sexualmente
torcido, como el incesto.

Dicho esto, pues, se entiende que la delincuencia sexual abarca a


toda conducta de tipo sexual que, como tal, se aleja de los
estándares sociales permitidos, a punto de afectar o poner en peligro
derechos de otras personas, tipificados como delitos por la legislación
penal; sin perjuicio de que, en Criminología, se tengan en cuenta
estudios sobre los comportamientos no penados que constituyen
desviaciones sexuales y que repercuten en el desenvolvimiento del
individuo en la sociedad, además de relacionarse en varios supuestos
con la comisión de otros delitos o conductas desviadas. En este
sentido se expresa MARTÍNEZ 363, quien señala que la delincuencia
sexual es un tipo de criminalidad que se relaciona con el sexo y que
se dirige a partes específicas del cuerpo de las víctimas que se
vinculan con sus órganos genitales o zonas erógenas, o con las partes
que el criminal elige para satisfacer su agresividad sexual; y que se
caracteriza por agredir postulados éticos-jurídicos admitidos
socialmente en las relaciones carnales, legitimadas por las
costumbres y que son reconocidos como favorables para el desarrollo
de la coexistencia humana.

363 MARTÍNEZ, José. “Abuso sexual contra el niño y el adolescente en el derecho penal
sustantivo venezolano” en Anuario de Derecho, N° 23, pp. 279-282.

!174
En este punto ha de tenerse en claro que la línea entre las conductas
desviadas sexuales y las conductas permitidas es frágil y que deberá
analizarse la percepción de la sociedad de la que se trate. Como
ejemplo de ello se tiene la aceptación en algunas sociedades
orientales y africanas de los matrimonios celebrados entre adultos y
niñas, a pesar de que el país al que pertenecen –en teoría- los
prohíbe; los cuales forman parte de actos que, en otras sociedades,
se consideran manifestaciones atroces de pedofilia o abuso sexual de
menores de edad. En forma contraria, el utilizar minifaldas apretadas
o escotes muy profundos es un comportamiento no penado por
nuestro derecho penal pero que, no obstante, en los Estados Islámicos
puede pagarse con la propia vida.

El Código Penal de 1924, a diferencia del actual de 1991, se


caracterizaba por su alto dote moralista que se evidenció en el uso
de expresiones como “delitos contra las buenas costumbres”,
entendidas las buenas costumbres como el uso correcto de las
relaciones carnales 364; y “delitos contra la libertad sexual y el honor
sexual”, que, en su manifestación de “honor sexual” abarcaba el
sentimiento de estimación íntimo y respeto hacia la propia dignidad –
desde un punto de vista subjetivo- y la buena reputación –desde un
punto de vista objetivo-365. Actualmente, el código de 1991 ha
prescindido de dichas expresiones moralistas y, desde una
perspectiva más objetiva y un corte menos discriminatorio 366, emplea
la expresión genérica de “delitos contra la libertad sexual” que deja
en claro el bien jurídico protegido por el Derecho penal.

4. LA FIGURA EL AGRESOR SEXUAL

Es, tal vez, el agresor sexual quien mayor mistificación ha recibido a lo


largo de la historia de la criminalidad, como la manifestación

364 MAGGIORE, Giuseppe. Derecho penal, parte especial. Vol. IV, Bogotá: Ed. Temis,
1955, pp. 49 y ss.

365 BRAMONT-ARIAS, Luis. Temas de Derecho Penal. Tomo III. Lima: Ed. San Marcos, 1990,
p. 11.

366 Vid. NOGUERA RAMOS, Iván. Óp. Cit., pp. 35 y ss.

!175
perfecta de la perversión y degradación humana. Sin embargo, los
agresores sexuales no manejan una personalidad uniforme ni siempre
se conducen en base exclusiva a móviles sexuales, sino que pueden o
no padecer alguna enfermedad mental, trastorno de personalidad o
–por el contrario- ser objetivamente sanos.

En este sentido, LEGANÉS y ORTOLÁ367 han desarrollado una tipología


del delincuente sexual que, lejos de asemejarse a aquellas que los
clasifican en virtud a si padece o no de una enfermedad o trastorno
de personalidad, toma en cuenta aspectos genéricos enfocados en
la víctima. Así, encontramos dos tipos de agresores sexuales:

a) Violadores sexuales:

Los violadores sexuales se clasifican, desde esta perspectiva, en base


a la motivación que los lleva a agredir sexualmente. Cuando la
violación no persigue una finalidad netamente sexual ni implica una
excitación sexual previa, sino que es utilizada para humillar y dañar a
la víctima, nos encontramos ante el denominado violador de
agresión desplazada, quien resalta por ser el tipo de violador más
peligroso, no solo por ser posible que sus actos culminen en homicidio,
sino porque por lo general atacan a personas desconocidas.

En sentido opuesto se halla aquel violador pasivo, tímido y con pocas


habilidades sociales que se motiva por demostrar su competencia
sexual a la víctima, especialmente como una vía para compensar su
falta de adecuación para la vida sexual. Estas personas suelen no
usar mucha violencia, sino otros métodos para doblegar sexualmente
a su víctima, quien por lo general es una mujer conocida por la que
sienten atracción. Son llamados violadores compensatorios.

El tercer tipo de violador sexual es el agresivo, quien goza de la


violencia y de provocar el medio. Se diferencia del violador de
agresión desplazada en que su visión del mundo es errónea, ya que
considera que la resistencia de la víctima no es sino una manera de
expresar lo mucho que lo desea. Son emocionalmente inestables, lo
que se refleja en su diario vivir y en sus relaciones afectivas.

367 LEGANÉS, Santiago y María, ORTOLÁ. Óp. Cit., pp. 88 y ss.

!176
Por último, destaca el violador que actúa en base a la oportunidad
que le brinda otro delito, como puede ocurrir en el supuesto en que el
sujeto agrede a una persona para robarle sus pertenencias, quien
cae en un estado de inconsciencia. Es el llamado violador impulsivo.

b) Agresores de menores de edad:

Suelen ser sujetos de edad media-adulta (aproximadamente 40 años)


que agreden a niños menores de 18 años, sean que formen parte de
su familia –donde se desarrolla el incesto, por lo general por parte
activa de los padres, padrastros, tíos, entre otros- o sean no familiares.

Se subdividen en los agresores inmaduros o paidofílicos, quienes solo


mantienen relaciones con niños y se caracterizan por ser pasivos,
inmaduros y dependientes; agresores regresivos, que padecen de
sentimientos de masculinidad inadecuadas y problemas como
alcoholismo, desempleo, etc., que desencadenan la agresión a niños
desconocidos; y agresores agresivos, que pueden causar la muerte
de la víctima y tienen comportamientos antisociales provocados por
posibles agresiones en su infancia.

Es común que las agresiones destinadas a menores de edad no


siempre se culminen con el acto sexual coital completo, sino que se
limiten a exhibicionismo, masturbación, tocamientos indebidos o sexo
oral; sobre todo por la desproporción entre los genitales del agresor y
de la víctima.

5. CONSECUENCIAS DE LA AGRESIÓN SEXUAL EN LA VÍCTIMA

Las inmediatas reacciones ante un hecho traumático como una


agresión sexual que forman parte del común desenvolvimiento de la
víctima, desde una perspectiva emocional y cognitiva, suelen ser la
sensación de irrealidad respecto a la concurrencia del hecho, el
miedo por ser juzgados y por la consecuencias del acto, así como la
culpa y al vergüenza por, de alguna manera, haber contribuido en su
perpetración. La víctima, además, suele sentirse confundida y
desorientada, por lo que es frecuente –si es un estudiante- un

!177
descenso significativo de sus calificaciones académicas, el rechazo
por las actividades comunes a las que solía dedicarse y el abandono
de la escuela o los estudios superiores.

Tras el periodo post-traumático, es posible que la víctima desarrolle


cuadros psicopatológicos que se caractericen por formar parte de
trastornos ansiosos, relacionados con el temor a ser agredido en un
futuro, no poder contener su preocupación o no ser capaz de
continuar una vida como la que tenía hasta antes del incidente;
trastornos depresivos, en los que resaltan la pérdida de autoestima, la
desidia, el abandono de actividades que anteriormente eran
placenteras o recreativas para la víctima y, en casos severos que
desafortunadamente no son poco comunes, pensar constantemente
en el suicidio; trastornos de disociación, que es un mecanismo de
protección por el cual la víctima busca evitar producir más dolor en
su psiquis, a través de la ausencia de reconocimiento de hechos u
objetos de su pertenencia y la distorsión en la continuación del
tiempo; disfunciones sexuales, puesto que la víctima no puede dejar
de asociar nuevas relaciones sexuales con la agresión sexual sufrida;
y/o el refugio en drogas, alcohol o cualquier otra sustancia tóxica;
entre otros.

Además, entre las consecuencias de las agresiones sexuales, es


posible considerar que la víctima, en un futuro, se convierta en
victimario; lo que se evidencia sobre todo cuando el ataque se
produjo en la infancia de manera reiterativa y violenta.

6. LA INVESTIGACIÓN EN LA DELINCUENCIA SEXUAL

Las investigaciones de las afectaciones a la libertad sexual forman


parte de algunas de las más delicadas en materia de persecución de
la criminalidad, pues se ha de evitar bajo cualquier supuesto la
victimización de la persona afectada y, además, alcanzar la solidez
probatoria que es altamente dificultada por el hecho de que, en
gran medida, las víctimas son los únicos testigos del ataque.

Es imprescindible, para efectos de una correcta investigación, que se


desarrolle un adecuado examen médico legal sobre la víctima y el

!178
agresor368; el mismo que debe contar –necesariamente- con su
consentimiento informado. En el caso del examen realizado sobre la
víctima, ha de incluirse una breve historia cínica que valore su estado
mental, su orientación (tiempo, lugar y persona), su nivel de
consciencia, atención, afectividad, entre otros; así como una
descripción de los hechos supuestamente acontecidos,
acompañados de una descripción del señalado como agresor y los
medios que utilizó para perpetrar el hecho. Tras ello, el examen debe
contar con una exploración física completa que incluya los signos
vitales de la víctima, una detallada inspección que abarque su
actitud, integridad, estado de la ropa, etc.; las lesiones que presente
y la antigüedad y evolución de éstas, haciendo especial énfasis en
aquellas que puedan ser producto de una agresión de tipo sexual,
como mordeduras, hematomas, equimosis, desgarros genitales,
desfloración, exploración proctológica (señalando las características
de los pliegues y esfínter anal); y el resultado de la búsqueda de
pelos, fibras o secreciones (sangre, semen, contenido vaginal).

Ahora bien, en el caso del examen efectuado sobre el agresor, el


contenido es similar; no obstante, ha de tenerse en cuenta que las
lesiones que, si se presentan, son descritas, deben hacerse en el
marco de determinar si es posible que éstas hayan sido producidas
por la víctima como parte de su resistencia a la agresión, las cuales
podrían ser los estigmas ungueales, excoriaciones lineales, mordidas,
entre otros. Además, si el supuesto agresor es varón, debe realizarse
una exploración andrológica que especifique los detalles referidos al
desarrollo genital del sujeto369, posibles lesiones en dicha zona,
materias fecales u otros elementos y secreciones que podrían
vincularlo con la víctima, como restos de ropa, fibras, pelo, sangre o
células vaginales pertenecientes a la persona agraviada.

Las conclusiones del examen médico legal, tanto para el efectuado


sobre la víctima como el agresor, deben ser contundentes y claras, sin

368 GARCÍA GARDUZA, Isamel. Procedimiento pericial médico-forense. 4ed. México: Ed.
Porrúa, 2012, pp. 150 y ss.

369 Respecto a este punto, la posibilidad o no de una erección suficiente que permita la
penetración, en el supuesto de que ésta sea la incriminación en el caso concreto, es
imprescindible. Así, he conocido de casos en los cuales la disfunción eréctil del acusado
fue determinante para probar su inocencia.

!179
dejar espacio a la suposición o a la indeterminación. Además, han de
ser suscritas por dos médicos legistas, a fin de evitar subjetividades u
otras problemáticas que podrían derivar de la firma de un solo
médico.

7. LA PRUEBA EN LA DELINCUENCIA SEXUAL

Por lo general, y puesto que la criminalidad sexual suele llevarse a


cabo en solitario, la víctima es el único testigo del hecho delictivo, lo
cual lleva a inconvenientes constantes referidos al respeto de la
libertad y garantías constituciones del presunto agresor. A fin de
solucionar esta problemática, se promulgó el Acuerdo Plenario N°
2-2005/CJ-116 que instaura los criterios de valoración que aseguran
las garantías constitucionales del agresor. En el caso de que el
agraviado sea a la vez el único testigo de los hechos, la prueba es
susceptible de ser válida si es que no se adquiere razones que,
objetivamente, invaliden las afirmaciones. Así, las garantías de
certeza son:

a) La ausencia de incredibilidad subjetiva

Lo que quiere decir que no deben concurrir relaciones entre el


agraviado y el presunto agresor de odio, resentimiento, enemistad o
de cualquier otra índole que justifique una parcialidad en la
deposición y afecten la capacidad de la acusación para generar
certeza. Se abarca en este supuesto el resentimiento de la hija hacia
el padre que lo abandonó durante la infancia, la venganza por parte
de la exesposa o el odio que puede surgir en base a un rechazo
amoroso reiterativo.

b) La verosimilitud

La verosimilitud abarca tanto la coherencia y solidez de la


declaración del agraviado como la corroboración con otras pruebas
que tengan la aptitud suficiente para generar certeza. Así, una
inconcurrencia entre el relato de la supuesta víctima referente al día
en que indica que se llevó a cabo la agresión y un medio probatorio
como el registro migratorio de ésta que señala que se encontraba

!180
fuera del país al momento de los hechos, afectará el grado de
verosimilitud de la acusación.

c) La persistencia en la incriminación

La incriminación debe ser persistente en el tiempo durante todas las


etapas del proceso penal, además de que –a través de todo el
trayecto- goce de solidez y coherencia narrativa. Sin embargo, un
cambio de versión en las múltiples declaraciones de la víctima puede
ser considerado por el Juez como resultado de la coacción ejercida
sobre ésta por parte del agresor, especialmente si se trata de un
menor de edad y si mantiene una relación estrecha con el sujeto
perseguido.

CAPÍTULO IV

LA DELINCUENCIA DOMÉSTICA Y LA VIOLENCIA DE


GÉNERO.

1. LA VIOLENCIA Y LA AGRESIVIDAD, a)
Diferenciación entre violencia y agresividad, b)
Origen de la conducta agresiva (i. Teorías
Instintivistas, ii. Teorías Ambientalistas), c) Tipos
de agresión (i. Agresión por venganza, ii.
Agresión sádica, iii. Agresión por poder, iv.
Agresión para ganar confianza o por
compensación, v. Agresión por lucro), d) Tipos
de violencia (i. Violencia primaria, ii. Violencia
secundaria), e) Incidencia de los delitos
violentos en nuestra realidad nacional. 2. LA
V I O L E N C I A D O M É S T I C A O FA M I L I A R , a )
Concepto, b) Causas de la violencia de tipo
doméstico (i. Modelo psiquiátrico, ii. Modelo
psicosocial, iii. Modelo sociocultural, iv. Modelo
ecológico), c) Factores de riesgo (i. Factores
personales, ii. Factores ambientales, iii. Factores
de oportunidad), d) Manifestaciones de la

!181
violencia doméstica (i. Violencia física, ii.
Violencia psicológica, iii. Violencia sexual, iv.
Violencia económica), e) La violencia
doméstica como un círculo vicioso, f) Los daños
producidos por la violencia doméstica, g)
Análisis criminológico de la violencia doméstica
(i. Perfil criminológico de la víctima, ii. Perfil
criminológico del agresor), h) Los niños y
adolescentes como víctimas de violencia
doméstica, i) ¿Por qué no se denuncia la
violencia doméstica? 3. LA VIOLENCIA DE
GÉNERO, a) Concepto, b) Causas, c)
Manifestaciones (i. El feminicidio, ii. Las
violaciones correctivas, iii. Las esterilizaciones
forzadas)

!182
1. LA VIOLENCIA Y LA AGRESIVIDAD

Es evidente que la historia del ser humano se ha visto manchada,


desde sus inicios y en diversas manifestaciones, por la violencia. Sus
efectos negativos a nivel social son notorios; sin embargo, poco nos
detenemos a definir qué es exactamente la violencia, por qué es que
surge y cómo es que puede variar según cada sociedad.

El déficit del tratamiento de la violencia reposa, sobre todo, en las


diferentes consideraciones a las que se puede llegar en cuanto a qué
comportamientos son socialmente aceptados y, en cambio, cuáles
son los rechazados por motivo de su grado de violencia. Cada
cultura tiene su propia percepción de violencia, que dependerá de
las normas y valores practicados en sociedad y que variará según la
evolución de dichos valores y normas; sin perjuicio de que existen
ciertas conductas que son violentas, por unanimidad, para diversas
sociedades, independientemente de los múltiples principios que
influyen en ellas.

a) Diferenciación entre violencia y agresividad:

Las palabras violencia y agresividad suelen ser utilizadas de forma


indistinta, aunque lo cierto es que resguardan conceptos diferentes.

La OMS define a la violencia como el uso –efectivo o en amenaza-


de la fuerza física o el poder contra uno mismo, un tercero, un grupo
o comunidad. Debe darse de forma intencional y presentarse de
manera tal que muy probablemente cause lesiones, muerte, daños
psicológicos, privaciones o trastornos del desarrollo370. En esta
concepción, sin embargo, no puede distinguirse claramente a la
violencia de la agresividad; aspectoque es relevante desde un punto
de vista criminológico.

En palabras de CORSI, la violencia se relaciona con matices


culturales, de forma que la define como la modalidad cultural que se

370 ORGANIZACIÓN PANAMERICANA DE LA SALUD. Informe mundial sobre la violencia y


la salud: resumen. Washington, 2002, p. 5.

!183
destina a obtener el control y la dominación de otros 371; mientras que,
en cambio, la agresividad es una tendencia que el sujeto presenta
comportamientos lesivos, tanto para sí como para terceros, que
pueden manifestarse en diversos grados 372. De ello deriva que la
concepción de violencia varíe según cada sociedad y el momento
histórico en el que se encuentre, mientras que la agresividad se
define, sobre todo, en términos de tendencia interna del sujeto.

En sentido similar las diferencian ECHEBURÚA y REDONDO373, quienes


de for ma acertada indican que la agresión suele ser el
comportamiento por el cual se ejerce la fuerza sobre otra persona,
mientras que la violencia es la agresión intencionada a dañar a otro.
Con lo dicho se quiere indicar que la violencia es un tipo especial de
agresión dirigida hacia otra persona con el fin de causarle daño.

Por su parte, HERRERO HERRERO 374 indica que por violencia debe
entenderse al hecho de conducir a un tercero o conseguir algo de
éste por medio de la fuerza o coacción. La agresividad, entendida
desde una vertiente negativa375, es la tendencia de una persona que
se vincula con actitudes hostiles, destructivas, perversas o
malintencionadas; por lo que –para este autor- la violencia no es sino
el efecto de la agresividad cuando es exteriorizada en el
comportamiento humano.

371 CORSI, Jorge y Graciela PEYRÚ. Violencias Sociales. Barcelona: ARIEL, 2003, p. 20.

372 TOBELLA, Adolf. Anatomía de la agresividad humana. De la violencia infantil al


belicismo. Barcelona: DEBOLSILLO, 2003, p. 52.

373 ECHEBURÚA, Enrique y Santiago REDONDO. ¿Por qué víctima es femenino y agresor
masculino? La violencia contra la pareja y las agresiones sexuales. Madrid: EDICIONES
PIRÁMIDE, 2010, p. 33.

374 HERRERO HERRERO, César. Óp. Cit., pp. 784 y ss.

375 Para HERRERO HERRERO (Criminología. Parte general y especial, cit., p. 785), la
agresividad puede ser positiva, cuando es articulada como una tendencia activa hacia
un servicio útil, de provecho propio y/o interés del prójimo; o negativa, cuando es dirigida
hacia actitudes dañinas, provocando así que la persona se convierta en un ser
inadaptado.

!184
El mismo sentido le otorga OTROSKY-SOLÍS 376 , quien distingue entre
una agresión benigna, que es una reacción destinada a protegernos
del peligro acechante, breve y espontánea; y una agresión maligna,
también llamada violencia, que implica el deseo sádico de dañar a
los demás por puro placer.

Se resalta así que la intencionalidad es fundamental para


comprender el concepto de violencia, por lo que una agresión no
intencional no podrá ser calificada como tal. De hecho, puede
manifestarse la agresión sin violencia, aunque no será así respecto a
la violencia sin agresión 377.

b) Origen de la conducta agresiva:

Tal como lo indica el maestro GARCÍA-PABLOS DE MOLINA378, existen


dos conjunto de teorías fundamentales que han intentado explicar la
génesis de la agresividad. Una de ellas es el grupo conformado por
las teorías instintivistas, mientras que la otra corresponde a las teorías
ambientalistas.

i. Teorías Instintivistas:

Su mayor precursor es DARWIN, quien resalta la relevancia del instinto


animal en el comportamiento humano. Son representadas por
ADRERY, SOREL, LORENZ, FREUD y KOESTLER; autores que señalan que
la agresividad en el Hombre es un instinto innato, natural y
espontáneo, proveniente de su propia naturaleza. Llegan incluso a
considerar que es una característica especial de su ser.

Para estas teorías, pues, la agresividad no puede ser erradicada a


pesar de que la persona sea sometida a múltiples programas de
rehabilitación o educación, porque es inherente a ella.

376 OSTROSKY, Feggy. Mentes asesinas: la violencia en tu cerebro. 2ed. México: CIUDAD
SATÉLITE, 2011, pp. 77 y ss.

377 OSTROSKY-SOLÍS, Feggy. “Neurobiología de la violencia: tipos y causas de las


conductas violentas” en Fundamentos de Psicología Jurídica. México: OXFORD, 2010, p.
138.

378 GARCÍA-PABLOS DE MOLINA. Óp. Cit., pp. 324 y ss.

!185
Se subdivide en las siguientes perspectivas: la Teoría etológica, la
Teoría psicoanalítica, la Teoría de la personalidad, la Teoría de la
frustración y la teoría de la señal de activación.

a. Teoría etológica:

Para LORENZ, la agresividad se fundamenta en la presencia de un


innato y primario instinto de agresión, el cual proviene de su
naturaleza; no de las condiciones sociales en las que el sujeto se ha
desarrollado, sino de estímulos internos. Es, pues, producto heredado
de los antepasados animales del hombre.

No obstante, dichos estímulos de carácter endógeno no dan pase a


comportamientos violentos, en sentido negativo, sino que están
relacionados a funciones reguladoras cotidianas que son necesarias
para alcanzar el equilibrio social. Por lo general, mencionado instinto
es inhibido y se direcciona a un enemigo común de la sociedad, por
lo que la agresividad destructiva es, en palabras de LORENZ, una
función equivocada del innato instinto de agresión.

b. Teoría psicoanalítica:

Su mayor precursor es FREUD, quien en sus inicios consideró que la


agresividad proviene de los impulsos sexuales humanos, motivo por el
cual se manifiesta de forma diferente según en qué fase del
desarrollo sexual se encuentra el individuo. Años después, FREUD
abandonó la idea de que la agresividad tiene un contenido sexual,
cambiándola por la tesis de que ésta es parte de los instintos del ego
que, como tales, depende de estímulos externos que provoquen
insatisfacción en el sujeto. En un tercer momento379, el padre del
psicoanálisis consideró que el instinto agresivo o de destrucción 380 se
encuentra incluido en los instintos que tienden a destruir y matar -

379 Se cree que el tercer cambio de pensamiento de FREUD se debió a la influencia que
implicó la Primera Guerra Mundial en él, que lo llevó a perder parte de la esperanza que
resguardaba en la naturaleza humana.

380 Vid. FREUD, Sigmund. “El porqué de la guerra” en Obras completas, Vol. VIII. Madrid:
BIBLIOTECA NUEVA, 1974, p. 3211.

!186
opuestos a los instintos de vida o de conservación-, que se
manifiestan en el sujeto como expresión del instinto de muerte o de
reducción de excitación y que es redireccionado hacia otros como
un intento de proteger la vida propia a costa de la vida de los demás.

c. Teoría de la personalidad:

Indica que la agresividad se fundamenta en rasgos de la


personalidad, como la ausencia de autocontrol, la impulsividad, entre
otros. Por tanto, ciertos factores constitucionales de la personalidad
serán los causantes de que un individuo sea más o sea menos
agresivo. Resaltan los aportes de EYSENCK, para quien la agresividad
de un individuo se debe a sus elevados niveles de neuroticismo y
psicoticismo.

d. Teoría de la frustración:

DOLLAR y MILLER parten de la idea de que la agresividad encuentra


sus orígenes en pulsaciones internas, pero resalta que dichas
pulsaciones dependen de un elemento externo relevante: la
frustración, que nace en el ser humano al verse impedido de alguna
pretensión. Así, la agresividad se desencadena cuando la persona
alcanza niveles altos de frustración, que libera por medio de
comportamientos agresivos y que no se repiten hasta que
nuevamente vuelve a superar el límite de frustración tolerada.

e. Teoría de la señal-activación:

El distinguido BERKOWIZ parte de la teoría de la frustración y la


modifica a fin de desarrollar sus propios postulados. Para él, la
frustración nace en el sujeto cuando prevé que va a perder algo que
desea, y no así necesariamente requiere que se dé la perdida
material. Destaca, entonces, que la mera privación provoca
frustración, sino que debe existir en la persona un deseo de posesión.

Además, BERKOWIZ indica que la respuesta agresiva –a la que llama


cólera- ante la frustración no es inmediata, sino que existe un periodo
intermedio en el que ésta activa el organismo para exteriorizar su

!187
frustración, aunque tal brote dependerá del grado de activación
emocional del individuo.

ii. Teorías Ambientalistas:

Para estas teorías, la agresividad es el producto de la influencia del


medio en el ser humano, a través de factores psicológicos, culturales
o sociales; por lo que su naturaleza es adquirida.

La teoría ambientalista es asumida por la OMS, al resaltar que las


medidas de salud públicas son capaces de prevenir la idea de que la
violencia es inherente a la mera condición humana.

Forman parte de las teorías ambientalistas, las siguientes: la teoría del


aprendizaje social, la teoría sociológica, la teoría de la interacción
social y la teoría de la subcultura.

a. Teoría del aprendizaje social:

Como parte del conductismo psicológico, indica que todo


comportamiento es la respuesta a un estímulo determinado. Lo dicho
se aplica también al comportamiento agresivo, que son provocados
por estímulos agresivos y que pueden ser permanentes si se les ha
dado el refuerzo necesario para ello. Como señala BANDURA, el
comportamiento en general –incluido el agresivo-, puede ser
aprendido por imitación, si es que observa que ha sido
recompensado o reforzado tras ejecutarse; aunque esto no quiere
decir que el sujeto vaya a, inexorablemente, realizar tales
comportamientos. Puede conocer que cierta conducta agresiva será
reforzada, pero que la exteriorice dependerá de otros factores
ambientales complementarios.

b. Teoría sociológica:

Para esta teoría, la conducta agresiva es producto de la influencia


de los aspectos económicos, políticos y sociales de la sociedad en la
que el individuo se encuentra. Los valores socialmente predominantes
son también indispensables para explicar el comportamiento de este
tipo, que sobre todo puede generar que la agresión sea vista no solo

!188
como aceptable, sino incluso como deseable o digna de premiación.
En este punto, resalta el labor de los medios de comunicación, que
pueden expresar el mensaje de que dejarse llevar por la agresión y la
violencia es un método idóneo para alcanzar las metas trazadas.

c. Teoría de la interacción social:

Esta teoría indica que el medio ambiente y el sujeto guardan una


relación de interacción mutua, de manera que influyen entre sí. Los
comportamientos agresivos encuentran su fundamento en los
factores sociales más cercanos al sujeto, como un hogar con padres
en continua disputa, el rechazo escolar, la pobreza, entre otros.

La OMS ha elevado a la violencia a ser un problema de salud


pública 381, definiéndola para estos efectos como

d. Teoría de la subcultura:

Fue formulada por FERRACUTI y WOLFGAN, quienes aseguran que el


comportamiento agresivo es una de las formas en las que una
persona se adapta a una subcultura que se caracteriza por aceptar y
hasta incentivar dichas conductas. La agresividad es glorificada en la
percepción popular, a través de canciones, relatos, enseñanzas en la
escuela, etc.

Las subculturas de este tipo suelen identificarse con el machismo y el


uso de armas, aunque no implican necesariamente que ante todo
estímulo las personas que forman parte de éstas vayan a reaccionar
agresivamente. No obstante, quienes integran este tipo de
subculturas no se verán afectados por el remordimiento o la culpa, ya
que muchos de sus comportamientos agresivos son aceptados por la
sociedad y por la Ley.

c) Tipos de agresión:

381 Vid. Resolución WHA49.25 de la OMS que exhorta a los Estados Miembros a que
evalúen los problemas de violencia que concurran en su territorio y que los comuniquen a
su Organización para disponer medidas necesarias a fin de afrontarlos.

!189
La agresión es clasificada por la doctrina382 en cinco tipos, que
dependen de la motivación del delincuente. Así, encontramos:

i. Agresión por venganza:

Suelen ser especialmente intensos y motivados por la venganza o la


ira desmedida, por lo que el propósito del delincuente será desfogar
su agresividad acumulada vengándose de alguien que lo ha
humillado o cree que lo ha hecho, sea agrediendo a esa persona o a
alguien más que utiliza como “símbolo”. El método de aproximación
del agresor a su víctima se conoce como método relámpago o de
sorpresa, lo que quiere decir que se aproxima de forma brusca e,
inmediatamente después, inicia la agresión. El método de ataque, en
concordancia con el método de aproximación, es del empleo de la
fuerza bruta, a través de las manos desnudas, armas o explosivos.

El agresor por venganza no suele entrar en tratativas con su víctima


(“si no gritas, no te mataré”), sino que continúa con su ataque sin
importarle cuánto le supliquen que se detenga. Si llega a abusar
sexualmente de ella, sus actos serán degradantes y bruscos, sin darse
tiempo para acciones preliminares, como ocurre en otro tipo de
agresores que prefieren una agonía y humillación lenta.

Los delitos que comete el agresor de este tipo puede ser planificado,
eligiendo previamente a su víctima, la oportunidad más favorable
para el ataque y el medio a utilizar; o también puede ser no
planificado, como parte de una reacción emocional que podría
dañar no solo a su blanco, sino también a quien sea que se
encuentre cerca del lugar de los hechos.

La firma de este tipo de delincuente evidencia la fuerza física de un


ataque inmediato y breve que finaliza con el agotamiento emocional
del sujeto activo.

382 VICENTE GARRIDO, Jorge Sobral. La investigación criminal: la psicología aplicada al


descubrimiento, captura y condena de los criminales. Barcelona: NABLA actividades
editoriales, 2008, p. 53.

!190
Un ejemplo clásico de agresión por venganza reside en el caso
Lorena Bobbit383. Ocurrió el 23 de junio del año 1993 en Manassas, un
pueblo de Estados Unidos, cuando un marine del ejército de los
Estados Unidos llamado John Wayne Bobbit llegó a su casa ebrio y
violó a su esposa, Lorena Bobbit, una inmigrante latina de origen
ecuatoriano. Para ella, fue el acto que desencadenó su venganza,
pues durante los seis años que estuvo casada con John fue víctima
de maltratos físicos, psicológicos y humillaciones. A mitad de la
noche, tras haber sido violada y mientras John dormía, Lorena se
dirigió a la cocina y regresó al dormitorio con un afilado cuchillo. Sin
pensarlo, rebanó el miembro viril de su esposo en dos pedazos.

Presa del pánico, Lorena dejó a John bañado en sangre en la cama,


subió a su automóvil y comenzó a conducir por la carretera, sin
percatarse de que aún sostenía con la mano izquierda el miembro de
su esposo. Fue entonces cuando lo arrojó por la ventana del auto en
un terreno baldío que se extendía al costado de la ruta y optó por
llamar a emergencias para confesar sus actos. John Bobbit pudo
recuperar su miembro viril, tras una operación de más de nueve horas
que le costó 250’000 dólares.

Con este caso, Lorena Bobbit se convirtió en todo un ícono


feminista384 y de reivindicación no solo femenina, sino también
inmigrante. El papel de la fémina maltratada, oprimida por el sistema
machista, fue reforzado por el hecho de que, precisamente, su
situación era la de una inmigrante menuda, de piel oscura y baja
estatura que se dedicaba a laborar en un centro de belleza, mientras
que su víctima era el típico modelo de hombre estadounidense que
se vende en las producciones cinematográficas: alto, fornido, rubio y
de ojos azules, marine en servicios activos. Incluso la defensa de
Lorea, a nivel de juicio, resaltó sus condiciones racionales, en cuanto
indicó que sus raíces latines implicaban una educación que centra el
éxito de la familia en el papel de la esposa, lo que contribuyó –para

383 El caso de Lorena Bobbit tuvo tal repercusión a nivel mundial que la revista People
refirió que fue “el corte que sintió el mundo entero”.

384 Ciento de feministas, armadas con tijeras, hicieron revueltos en las puertas de la
Corte durante el juicio de Lorena Bobbit, para dar respaldo a la que consideraban su
heroína, por llevar a cabo lo que ninguna mujer maltratada había hecho hasta el
momento.

!191
la defensa-, aún más en justificar su reacción violenta y desmedida al
verse humillada, maltratada y violada por su propio esposo.

La corte declaró a Lorena inocente por un impulso irresistible, lo que


en nuestro sistema penal se podría identificar con la figura de la
emoción violenta385, aunque se ordenó que fuera internada en un
hospital psiquiátrico en observación durante un plazo de 45 días.
Lorena fue puesta en libertad tras determinarse que no significaba
ningún peligro para la sociedad, ni que padecía de alguna
enfermedad mental. Hoy en día preside la organización “Lorena’s
Red Wagon”, fundada por ella misma, que se dedica a ayudar a las
mujeres y niños que han sido víctimas de abuso.

ii. Agresión sádica:

Es similar a la agresión por venganza en cuanto también manifiesta


una desmedida brutalidad, aunque se distingue en por este tipo de
agresión el autor persigue la gratificación de tipo sexual en base al
dolor de su víctima, a través de tratos humillantes, agresiones físicas o
torturas. El tipo de agresor que mencionamos siente placer con el
terror de su agredido y el control que ejerce sobre éste.

El método de aproximación del agresor sádico es el engaño, por lo


general embuste a sus víctimas –que suelen ser meretrices,
vagabundas, adictas o su propia pareja sentimental (si es un blanco
débil y dominado por el sujeto activo)-, para llevarlas a un lugar
desolado a idóneo para sus propósitos. Ya en una zona apartada, el
agresor utiliza el método de la sorpresa y la fuerza física, aunque a
veces también puede utilizar armas. Es común que emplee una
conducta verbal destinada a ganar la confianza de la persona a la
que va a dañar y para, tras ello, humillarla, durante o antes del
ataque.

385 En nuestro sistema legal, la emoción violenta es regulada como una circunstancia de
atenuación y no como causal de exculpación de la responsabilidad penal.

!192
Las víctimas del agresor sádico son personas desconocidas, en su
mayoría, por el agresor. El ataque físico que sufren suelen ser heridas
en zonas que tienen significado sexual para el sujeto activo, como
cortes en los pezones, desgarres anales, etc. El modus operandi que
el agresor emplea para acercarse a su víctima es el de proyectar
autoridad, por lo que los delitos por lo general son planificados y los
agredidos son seleccionados meticulosamente. La firma criminal se
encuentra influenciada por la preparación con la que el agresor
opera, pues suele llevar a la escena de los hechos los materiales que
necesita (cuerdas, clavos, entre otros). Los ataques son lentos,
prolongados y crueles.

Un caso emblemático de agresión sádica se vivió en Columbia


Británica, Canadá, en el caso Robert Pickton. Rebeca Guno fue la
primera meretriz de la zona de Low Track en desaparecer sin dejar
rastro en el año 1983, a la que le siguieron –hasta el año 1998-
decenas de otras mujeres dedicadas a servicios similares. La policía
no daba explicación convincente para tales desapariciones, se tenía
la desventaja de parecer casos aislados y que, además, muchas
otras desapariciones no eran reportadas, por tratarse de mujeres sin
arraigo familiar o que pertenecían a un sector que suele migrar de un
Estado a otro con frecuencia.

En el año 2002, se intervino el domicilio de Robert Pickton, un granjero


de la zona dedicado a criar cerdos, por la presunta posesión de
armas ilegales. Fue absuelto de todo cargo por falta de pruebas,
pero su granja se revisó exhaustivamente por la policía. Los hallazgos
que se dieron hizo estremecer a los agentes policiales, a punto tal
que se le prohibió a la prensa dar mayores detalles hasta que se
oficializara la acusación fiscal: se encontraron, además de esposas,
jeringas y municiones, partes de cuerpos humanos femeninos que
oscilaban entre cabezas cortadas por la mitad, manos y pies, los
cuales eran refrigerados por el granjero en su cocina, hasta baldes
entero repletos de restos de mujeres muertas.

Se supo que el modus operandi de Robert Pickton consistía en


contratar los servicios sexuales de las meretrices, llevarlas a un lugar
descampado y luego violarlas amenazándolas con un arma de
fuego. Tras ello las asfixiaba hasta la muerte, las apuñalaba o las

!193
dejaba correr para darles caza a lo lejos. Los cadáveres los colgaba
de los pies para dar paso a descuartizaciones o mutilaciones a fin de
divertirse. No se descarta que, incluso, utilizara restos de sus víctimas
como alimento para sus cerdos.

Desde el año 2007, este asesino serial cumple condena, sin goce de
beneficio de semilibertad o libertad anticipada, por seis de los
veintisiete asesinatos que se le imputó. Sin embargo, se cree que sus
víctimas fueron casi medio ciento, pero no se pudo identificar la
pertenencia de muchos de los restos de carne putrefacta hallados en
su hoy demolida granja.

iii. Agresión por poder:

Es conocida también como agresión “por afirmación de derechos”.


En ella, el sujeto activo busca controlar y dominar sexualmente a sus
víctimas para demostrarles que él es quien manda, por lo que la
violencia no es su finalidad principal, sino un medio que utilizan para
“hacerse respetar”. Suele ser un tipo de agresión dirigida a personas
preseleccionadas o que se encuentran tan vulnerables que el sujeto
activo no puede dejar pasar la oportunidad. Por lo general, los
hechos se cometen en lugares desolados que faciliten el secuestro de
la víctima durante el tiempo que es agredida.

El método de aproximación que emplea el delincuente es el de


engaño o sorpresa. Su método de ataque corresponde a la de
amenaza verbal o fuerza física, aunque también es constante el
empleo de armas. Se caracteriza por cosificar a su víctima como
parte de sus fantasías sexuales, por lo que les da órdenes explícitas de
carácter sexual o la amenaza para obtener su obediencia. La fuerza
bruta es su principal carta de presentación.

Agresiones de este tipo en nuestra realidad son frecuentes.


Mencionamos un caso relativamente reciente que aconteció el

!194
pasado 31 de octubre del 2015 y que sorprende por la brutalidad de
la agresión386. Nos referimos al caso Orlando Felipe:

Gladys Quesquén vivía junto a su pareja sentimental, Orlando Felipe,


en Chiclayo, Lambayeque; hasta que decidió poner fin a su relación
tras descubrir que éste le era infiel. Orlando no aceptó la decisión de
Gladys y, esperando a que estuvieran solos en casa, lo agredió con
un cable de luz que tenía un extremo pelado. Ella quedó
inconsciente por el golpe eléctrico, pero no fue suficiente para el
agresor. Utilizado un cuchillo de cocina, rebanó parte del cuerpo de
su víctima y huyó de la escena. Ella fue encontrada agonizando,
aunque no perdió la vida por la rápida acción de los médicos que la
atendieron.

iv. Agresión para ganar confianza o por compensación:

Es el tipo de agresión que utiliza la mínima fuerza, aunque eso no


significa que no cause daño a la víctima. Quienes la practican son
sujetos con graves problemas de autoestima que buscan fortalecerla
justificando que la víctima disfrutó de los hechos y que hasta puede
llegar a tener sentimientos por él.

El método de aproximación que emplea el agresor es el de la


sorpresa, y ataque a través de la amenaza verbal, aunque en
algunos supuestos fortalece su amenaza por medio de armas. Su
agresión consistirá en amedrentar a la víctima, por lo que no necesita
causarle agresiones físicas para obtener sus cometidos.

Por lo general, el agresor preselecciona a víctimas por vivir en una


misma área que sea cercana a su hogar, trabajo o donde haya
sucesos significativos para éste. El modus operandi incluye un ataque
rápido, sobre todo en altas horas de la noche o a primera hora de la
mañana.

386 Para mayor información de la noticia periodística, vid. RIVAS, José. “Se busca sujeto que
electrocutó y realizó cortes al cuerpo de su conviviente” en Diario La República, 11 de
noviembre de 2015. Disponible en: http://larepublica.pe/sociedad/717687-se-busca-
sujeto-que-electrocuto-y-realizo-cortes-al-cuerpo-de-su-conviviente

!195
La firma del delincuente consiste en actos voyeristas ya sea antes o
después de que la víctima sea agredida. Suele ocurrir incluso que el
sujeto activo lleva consigo alguna prenda de la persona a la que
atacó para recordar el hecho e incluirlo en su colección de
agresiones. También ocurre que el agente delictivo mantiene el
contacto con su víctima con la finalidad de atormentarla.

Una manifestación ejemplar de agresión por ganar confianza se


encuentra en el caso Claudio Napolitano, que se llevó a cabo incluso
después de que éste haya sido condenado en 1996 por el Tribunal
Oral en lo Criminal de Mar de la Plata (Argentina) a 35 años de prisión
efectiva, por siete abusos sexuales agravados con arma de fuego,
entre otros delitos menores. Lo que ocurrió fue que el agresor se
acogió a la redención de pena y logró salir a las calles tras cumplir
sólo siete años de pena privativa de libertad. Una vez libre, se dedicó
a agredir mujeres bajo el mismo modus operandi que utilizó en las
violaciones que lo llevaron a prisión.

Napolitano, alias “Pepino”, abordaba a sus víctimas por lo general en


la parada de autobús. Las acariciaba por la parte trasera del cabello
y, amenazándolas con un arma o una pistola, les susurraba que
aparentaran ser su pareja, que lo abracen. Luego las llevaba a una
zona descampada y abusaba de ellas sexualmente.

Tras terminar el acto de agresión, Napolitano las despojaba de


algunas de sus prendas, y se las llevaba consigo como trofeo de
guerra. Por lo general, éstas eran ropa interior, aunque también se
encontraron zapatillas, zapatos de tacón, gorras o cinturones.

v. Agresión por lucro:

El agresor de este tipo busca obtener una ganancia por medio de la


violencia; por lo que, en los casos en los que se agreda ferozmente sin
necesidad (por ejemplo: la víctima no se resistió al ataque, pero aun
así es golpeada y dejada en inconciencia), habrá que analizarse
desde el punto de vista de los otros perfiles. Esto quiere decir que la
fuerza que se utiliza contra la víctima debe ser la necesaria para
controlarla y así obtener el beneficio lucrativo, por lo que puede

!196
oscilar entre una conducta muy agresiva hasta una agresión
controlada. El delito suele ser breve, por lo que no se persigue tanto
dañar a otro, sino alcanzar el beneficio material o personal.

Ya que la finalidad que se persigue a través de la agresión por lucro


no responde a satisfacer emocionalmente al sujeto, el método de
ataque y de aproximación a la víctima puede ser de cualquier tipo,
como no ocurre en los casos en los que éstos se adecúan a la
finalidad del agente.

La firma del delincuente se caracteriza por el empleo de materiales


especialmente llevados al lugar de los hechos para cometer el
crimen, como cuerdas, armas, etc.; o que sean aptas para evitar ser
atrapado.

Hoy en día, nuestra realidad jurídica manifiesta una gran incidencia


de agresiones por lucro, de manera que incluso se ha tomado la
política criminal de tipificar el delito de sicariato387. Resaltan los
hechos cometidos por Alexander Manuel Pérez Gutiérrez, mejor
conocido como “Gringasho”, quien tal vez sea el sicario juvenil más
conocido de Perú.

“Gringasho” nació en El Porvenir, uno de los barrios más peligrosos de


Trujillo. Fue criado por su abuela, pues sus padres nunca se
encargaron de él, y dejó la escuela a los 11 años para trabajar. La
Policía indica que fue introducido en el mundo de la delincuencia
cuando tenía 12 años, por quien sería el jefe de la banda “Los
Malditos de Río Seco”, su tío. Si bien al inicio era utilizado como
campana y para llevar a cabo tareas menores, no demoró en
perfeccionarse en el uso de armas de fuego e integrarse a la banda
que dirigía su tío, como sicario. Fue detenido a los 13 años, en el 2008,
por supuestamente haber participado del homicidio de una mujer
embarazada, motivo por el que ingresa al Centro Juvenil de
Rehabilitación y Diagnóstico de Trujillo. Sin embargo, es liberado al no
encontrarse pruebas contundentes en su contra.

387 Variada es la doctrina nacional que se manifiesta en contra de la tipificación del


delito de sicariato, pues consideran que no es sino una expresión desesperada por parte
del Estado para intentar disminuir la inseguridad ciudadana. De hecho, la figura puede
subsumirse sin problema en el ya regulado homicidio agravado por lucro.

!197
El tiempo en libertad del que gozó “Gringasho” fue poco. Con solo
quince años, se disfrazó de un desaliñado reciclador de botellas para
asesinar por encargo a tres presuntos delincuentes. Por estos delitos
fue sentenciado a seis años en el reclusorio de Trujillo, en el 2012. Sin
embargo, solo tres meses después fugó del centro juvenil y viajó a
Lima, según indica él para visitar su entonces pareja sentimental.

Ambos jóvenes fueron encontrados en un hostal del distrito de


Independencia por los efectivos policiales, aunque solo él fue
capturado y derivado a las autoridades competentes. El Primer
Juzgado de Familia de La Libertad lo sentenció a cinco años y medio
más de reclusión, por intento de asesinato y por fugar del centro de
rehabilitación, ordenando que éstos se cumplan en el Centro Juvenil
de Diagnóstico y Rehabilitación de Lima (“Maranguita”).

El 31 de diciembre del 2012, “Gringasho” volvió a fugarse, esta vez del


reclusorio ubicado en Lima. Se presume que tuvo ayuda de algún
personal de seguridad y que para lograrlo se alió con delincuentes
que tiempo atrás eran sus enemigos. Gracias al rápido actuar de la
policía, “Gringasho” volvió a ser capturado, pero ahora en el distrito
de Santa Anita. Tras cumplir la mayoría de edad en el año 2013 lo
trasladaron al centro penitenciario de máxima seguridad de Ancón II,
donde cumple condena, junto con otros delincuentes juveniles más
provenientes del centro de rehabilitación de San Miguel, en un
pabellón aislado de los demás internos.

d) Tipos de violencia:

La violencia puede tener diversas clasificaciones, dependiendo del


enfoque desde el cual se parta. Si nos detenemos en los estudios que
se han realizado acerca de las bases neurobiológicas que justifican al
comportamiento violento388, encontramos que la violencia puede ser
clasificada en primaria o secundaria.

388 Vid. OSTROSKY-SOLÍS, Feggy. Óp. Cit., pp. 137-153.

!198
i. Violencia primaria:

La violencia primaria no encuentra sus fundamentos en factores


biológicos ni externos, sino en el propio sujeto que, con
intencionalidad y conciencia, genera un daño a otro o a sí mismo. Se
bifurca en violencia primaria impulsiva y violencia primaria
premeditada.

a. Violencia primaria impulsiva:

Es la violencia que provoca una agresión incontrolada, producto de


una carga emocional intensa. Por lo general se manifiesta en
personas no violentas, aunque puede exteriorizase en periodos
violentos que son capaces de significar un grave peligro no solo para
los más allegados al sujeto en cuestión, sino para sí mismo y la
sociedad entera.

La violencia primaria impulsiva se manifiesta como respuesta ante un


estímulo que provoca un estado agitado y que culmina en un acto
agresivo.

b. Violencia primaria premeditada:

Es la violencia que se caracteriza por ser controlada, planificada y


direccionada a obtener un beneficio. Por ello, se le conoce también
como violencia instrumental.

ii. Violencia secundaria:

Es la violencia que se produce por condiciones distintas a las que


generan la violencia primaria, como alteraciones en la conciencia,
drogas o alcohol. Es, pues, la violencia que caracteriza a los ataques
agresivos de quienes padecen una enfermedad mental o un
trastorno de personalidad.

Las causales más comunes de son la depresión, las sustancias tóxicas


y la personalidad del sujeto 389. Así, pues, la depresión provoca

389 OSTROSKY, Feggy. Mentes asesinas: la violencia en tu cerebro, cit., pp. 77 y ss.

!199
irritabilidad que, hasta en un 44% de ocasiones, deriva en ataques de
enojo y agresiones; el consumo de alcohol incrementa la irritabilidad
y agresividad de las personas, pues disminuye el grado de serotonina
que segrega el organismo; el consumo de drogas provocan
alternaciones a nivel de la conciencia del sujeto que tienden a
volverlo más violento a medida que se vive una abstinencia o una
dependencia; y, por su parte, los trastornos de personalidad que más
se vinculan con la violencia son los de tipo paranoide, tipo esquizoide,
tipo esquizotípico, tipo antisocial, tipo histriónico y tipo narcisista.

e) Incidencia de delitos violentos en nuestra realidad nacional:

No es novedad que la violencia se ha manifestado crudamente en la


actualidad peruana y que la inseguridad ciudadana se encuentra,
tal vez, en su peor momento. De niños de apenas once años de edad
que se dedican al sicariato hasta mujeres que son violadas por sus
propios padres; lo que se nos transmite esta realidad es que la
criminalidad violenta supera hoy en día sus propios límites.

Las muertes violentas que se relacionan a delitos dolosos también han


sufrido un alza preocupante. Del 2011, en que se registraron 1,617
víctimas por estos ilícitos; pasando por el 2012, cuando se reportaron
1,968 víctimas; hasta el 2013, en el que ya la cifra ascendía a 2,013
personas fallecidas por estos motivos. En el 2009, 154 de estas muertes
derivaron en feminicidio.

Estas cifras se vuelven más relevantes aún si tenemos en cuenta que


para marzo del 2015390, un total de 2,652 personas se encontraban
privadas de su libertad, en calidad de procesados o sentenciados,
por delito de asesinato, y 1,702 personas ostentaban la misma
condición por homicidio. A su vez, 4,707 internos lo eran por delito de
violación sexual; mientras que 6,277 personas eran responsables o
procesados por haber cometido violación sexual en agravio de un
menor de edad. El índice de robo agravado ascendía a 21,018 casos
en grado consumado y, en grado de tentativa, a 2,243 incidencias.
Esto quiere decir que más del 60% de la población carcelaria se
encuentran en prisión por delitos que se vinculan con actos violentos.

390 INPE. Informe estadístico penitenciario. Lima, marzo, 2015, p. 28.

!200
La importancia del estudio criminológico de los delitos violentos
responde, pues, a la necesidad no solo de explicar los motivos por los
que suceden, sino para nutrir las políticas destinadas a prevenirlos y a
resarcir el daño provocado en las víctimas.

2. LA VIOLENCIA DOMÉSTICA O FAMILIAR

Entre el periodo correspondiente a los años 2009 y 2015, se


presentaron 995,937 denuncias por violencia familiar 391. A nivel de
todos los distritos fiscales de nuestro país, solo en el año 2009 se
presentaron 160,910 denuncias por agresiones domésticas. En el
2014 392, el 72.4% de las mujeres del Perú indicaron haber sido víctimas,
al menos una vez en su vida, de maltratos por parte de su esposo o
compañero sentimental. De éstas, el 69.4% alegó haber sido
maltratada psicológica o verbalmente; el 32.3%, físicamente; y un
7.9%, sexualmente. La realidad es palpable: la violencia doméstica se
manifiesta como una de las agresiones más comunes y corrientes,
pero también forma parte de las que son menos combatidas, pues los
agresores, víctimas y testigos tienden a considerar que son asuntos
que deben tratarse en la intimidad del hogar.

La conducta violenta en el entorno doméstico suele atribuirse a la


figura del varón, producto de la heredada sumisión femenina que
suele considerarse como socialmente legitimada por medio de las
normas culturales y las expectativas que se deposita en la mujer393. Sin
embargo, como analizaremos a lo largo del presente capítulo, la
violencia doméstica también es factible de extenderse a los hijos,
hermanos, padres, etc. De ello resalta que la violencia doméstica o
familiar es diferente a la violencia de género o violencia contra la
mujer.

391 ORACE (Oficina de Racionalización y Estadística del Ministerio Público). Anuarios


Estadísticos del Ministerio Público (2009-2014).

392 INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA. Encuesta Demográfica de


Salud Familiar 2014. Lima: 2015, pp. 361 y ss. Disponible en: http://www.inei.gob.pe/media/
MenuRecursivo/publicaciones_digitales/Est/Lib1211/pdf/Libro.pdf

393 BENÍEZ JIMÉNEZ, María José y Cristina RECHEA ALBEROLA. Violencia doméstica en el
municipio de Albacete. Castilla – La Mancha: UCLM, 1999, p. 2.

!201
a) Concepto:

La violencia doméstica se identifica con la definición de violencia


familiar, por lo que utilizaremos ambas expresiones de forma indistinta.
UNICEF indica que se entiende como tal a toda violencia hacia la
mujer que sea expresada por su pareja íntima u otro miembro de la
familia, sea que éste se manifieste o no dentro del espacio físico
donde se convive394. Consideramos que este concepto es demasiado
restringido y que se relaciona con el concepto de violencia de
género, mas no con el que corresponde a la violencia doméstica o
familiar.

De hecho, coincidimos con la conceptualización de ROBLES y


GARCÍA395, para quienes la violencia doméstica corresponde a un
problema más general, entendido como un conjunto de conductas
que, con intención y consciencia, son manifestadas por un miembro
de la familia hacia otro, causando daño o amenazando con
causarlo, tanto de forma física, abuso psicológico repetido, sexual.

En sentido similar se expresó la derogada Ley de Protección Frente a


la Violencia Familiar, que señalaba que la violencia familiar es
cualquier omisión o acción producida entre cónyuges, ex cónyuges,
convivientes, ex convivientes, ascendientes, descendientes, parientes
colaterales -propios o del conviviente- hasta cuarto grado de
consanguinidad y segundo de afinidad396, o cualquier persona con la
que se habite en un mismo hogar –si no existen relaciones
contractuales o laborales de por medio con éstas-, o hayan
procreado hijos en común, convivan o no; que cause daño físico o
psicológico, maltrato sin lesión, o impliquen amenazas o coacciones
graves y/o retiradas o violencia sexual.

394 INNOCENTI DIGEST. La violencia doméstica contra mujeres y niñas. N° 6. Italia: UNICEF
Ed., 2000, p. 2.

395 ROBLES SÁNCHEZ, José Ignacio y Eric GARCÍA LÓPEZ. “Sobre la violencia doméstica”
en Fundamentos de Psicología jurídica y forense. México: OXFORD, 2010, p. 155.

396 Forman parte de los parientes colaterales hasta cuarto grado de consanguinidad los
hermanos, tíos, sobrinos y primos hermanos. El parentesco por afinidad deriva del
matrimonio y abarca en su segundo grado al suegro, suegra, cuñado, cuñada, yerno o
nuera.

!202
La actual Ley N° 30364, Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la
Violencia contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar,
promulgada el 22 de noviembre del 2015, por su parte, señala que la
violencia familiar es cualquier acción que, en el contexto de una
relación de responsabilidad, confianza o poder, por parte de un
miembro del grupo familiar a otro, cause muerte, sufrimiento físico,
sexual o psicológico, o cualquier otro tipo de daño. Las personas que
se protegen de la violencia familiar mediante la nueva legislación son
similares a las referidas en la derogada Ley de Protección Frente a la
violencia Familiar: los cónyuges, ex cónyuges, convivientes, ex
convivientes, padrastros, madrastras, ascendientes, descendientes,
parientes colaterales de los cónyuges y convivientes hasta cuarto
grado de consanguinidad y segundo de afinidad397, quienes hayan
procreado hijos en común –convivan o no-, o con quienes no se
encuentran dentro de las personas descritas pero habitan en el
mismo hogar, siempre que no haya de por medio relaciones
contractuales o laborales.

La Ley vigente hoy en día que regula la violencia familiar resalta la


importancia de las relaciones de confianza, responsabilidad y poder
que median entre los miembros de un mismo núcleo familiar, como
aspectos que nutren las relaciones entre los parientes y que vuelven
aún más gravosa la violencia entre ellos.

La definición de violencia familiar que asume nuestra legislación es


abalada en investigaciones realizadas sobre la materia. El Instituto
Nacional de Estadística e Informática398, en la Encuesta Demográfica
de Salud familiar del año 2014, menciona que la violencia familiar
comprende cualquier acto de violencia contra la mujer, los niños o el
hombre, por un integrante de su grupo familiar, produciendo daño
físico o psicológico sobre su víctima. Se tiene, pues, que el concepto

397 Esto quiere decir que las agresiones por parte de o hacia los tíos, sobrinos, primos,
primas, hermanos, hermanas, etc., del conviviente son también consideradas como
violencia familiar, aunque no exista convivencia de por medio; lo que hasta antes de la
Ley N° 29282 del 2008 -en el marco en el que aún se encontraba vigente la Ley de
Protección Frente a la violencia Familiar-, no era posible.

398 INSTITUTO NACIONAL DE


ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA. Loc. cit.

!203
es más reducido, pero en esencia se enfoca a proteger a las mismas
personas.

El Programa Selva Central de Violencia Familia y Sexual 399 enfatiza


que la violencia familiar implica toda manifestación de desigualdad
entre los miembros de una familia y que se destina a dominar o
quebrar la voluntad de uno de sus miembros en favor del agresor. Es
un tipo de violencia adquirido por la sociedad y en lo absoluto
natural o innato al ser humano.

Por lo dicho, se entiende que la violencia doméstica no abarca solo


los maltratos de los que la mujer sea víctima, sino que puede
extenderse a las afectaciones hechas sobre el varón, los padres, los
hijos, los abuelos, los nietos, o de cualquier otra persona que no sea
parte de la familia pero que viva con ésta; a pesar de que en la
práctica se manifiesta que las víctimas más comunes son los niños, las
mujeres y los ancianos.

A nivel de doctrina nacional, RAMOS400 define a la violencia


doméstica o familiar como cualquier atentado a la salud, la vida, la
libertad, la integridad moral, psicológica o física, que se produce de
forma directa o indirecta en el marco de una relación familiar.

Por nuestra parte, entendemos que la violencia doméstica abarca


cualquier patrón de comportamiento repetitivo destinado a dominar
a cualquier persona con quien se mantiene o ha mantenido un lazo
familiar o de afectividad, basada en la convivencia, en el hecho de
haber procreado hijos en común o de ser pariente del conviviente.
Propiciar una vida de violencia entre los individuos mencionados
provoca daños de distintos tipos en la víctima y que se manifiesta
como un círculo vicioso, con altos y bajos que se fortalecen a lo largo
del tiempo y que hacen que recibir apoyo sea cada vez más
complicado. No ha de considerarse que la violencia doméstica es

399 DE LA TORRE SALAZAR, Teresa del Pilar. Violencia familiar y sexual. Manual de
orientación y prevención. Lima: DESCO Ed., 2013, p. 13.

400 RAMOS RÍOS, Miguel Ángel. Violencia familiar: protección de la víctima frente a las
agresiones intrafamiliares. 2ed. Lima: LEX & IURS, 2013, p. 88.

!204
solo un conflicto familiar, pues por sus manifestaciones y efectos ha
de resaltar que es un problema mucho más grave.

b) Causas de la violencia de tipo doméstico:

Existen cuatro modelos que explican el porqué de la violencia en el


ámbito familiar. Así, GROSMAN y MESTERMAN401 desarrollan los
siguientes:

i. Modelo psiquiátrico:

Indica que la violencia se origina por una anormalidad en la mente


del sujeto activo, por lo que es la manifestación de una conducta
patológica. Se critica de esta teoría que no toma en cuenta los
factores externos que influyen en el surgimiento de la violencia, como
lo son las variables socioculturales y económicas; así como que se
centra en exceso en la figura del agresor, dejando de lado a su
víctima.

ii. Modelo Psicosocial:

Para este modelo, la violencia doméstica proviene de la imitación de


conductas observadas o vividas por el sujeto activo. El aprendizaje de
dichos comportamientos puede haberse dado durante la infancia o
adolescencia, de forma indiferente, pero lo importante –para esta
teoría-, está en que el agresor es solo una persona que se conduce
por lo que ha aprendido en experiencias pasadas.

iii. Modelo sociocultural:

Señala que la violencia doméstica es expresión de la violencia


estructural que se implanta en la sociedad. Así, la designación de
roles de género o de posiciones determinadas en la familia, así como
las expectativas sociales, provocan el surgimiento de la violencia
doméstica.

401 GROSMAN, Cecilia y Silvia MESTERMAN. Violencia en familia. 3ed. Buenos aires:
EDITORIAL UNIVERSIDAD, 2005, pp. 523 y ss.

!205
iv. Modelo ecológico:

Explican al violencia desde un análisis de causalidad múltiple, los


cuales son: las formas en que la sociedad se organiza, los sistemas de
creencia o estilos de vida (nivel llamado “macrosistema”); las
instituciones intermedias que enlazan la cultura y a la persona, como
la escuela o los medios de comunicación (nivel denominado
“exosistema”); las relaciones personas del sujeto agresor, donde se
incluye a la familia, los patrones de conducta de sus integrantes y sus
historias de vida (conocido como “microsistema”); y las dimensiones
cognitiva –que explican como el agresor percibe el mundo-,
conductual, psicodinámica e interaccional del agresor (o llamado
también “nivel individual”)

Sin embargo, consideramos que las causas de la existencia de la


violencia doméstica distan mucho aún de ser desarrollados de
manera unánime, ya que es un tipo de violencia que se expresa sin
distinción de estrato social o económico, contra cualquier persona y
durante diferentes etapas de la vida.

c) Factores de riesgo:

Los factores de riesgo son variables que propician el brote de la


violencia, pero que no justifican en sí mismas su causalidad. Al
presentarse, no provocan la agresión de forma aislada, sino que
facilitan las circunstancias para que ésta se desencadene.

Encontramos factores de tipo personal, propios del sujeto activo; de


tipo ambiental, que corresponde al entorno y espacios físicos que
propician o dificultan la violencia; y factores relacionados con la
oportunidad.

i. Factores personales:

El experimentar maltratos durante la infancia en el entorno familiar o


haber sido testigo de que éstos eran impartidos en el seno de la
familia implica una posibilidad grande de repetir la violencia cuando
el niño crezca, como agresor si se trata de un varón o como víctima,
si corresponde a una niña.

!206
Ello, asociado con un bajo desempeño laboral o el desempleo,
conlleva a que las necesidades económicas incrementen la tensión
en el hogar, tanto para el agresor –que se muestra arisco y frustrado
en la vida-, como para la víctima –que por lo general no tienen un
control en su propia economía y que dependen monetariamente de
su agresor-.

En el lado opuesto de la balanza, aquellas víctimas que suelen ser


muy exitosas en su vida laboral o profesional pueden propiciar envidia
y resentimiento en su agresor, si es que éste se siente socialmente
fracasado. El rechazo hacia el éxito de su víctima se incrementa
mientras más haya interiorizado el agresor que su rol debería ser el del
único sostén del hogar o el de la persona que “manda en la casa”; lo
que se fortalece a medida que se practican actos que respaldan el
papel subsidiario de la víctima, como el constante control por parte
del agresor o su aparente sobreprotección, que no busca sino
dominar402, mediante frases como: “¿qué vas a hacer tú sin mí?”, “no
eres capaz de cuidarte sola” o “lo único que quiero es evitar que te
pase algo”.

Ahora bien, otros factores personales los identificamos en el poco


autocontrol del agresor, la incapacidad de regular la frustración –que
puede manifestarse desde la más tierna infancia a través del maltrato
hacia animales u otros seres que considere más débiles que él-, y la
tendencia hacia solucionar los problemas por medio de la imposición
de su voluntad. Es común también que el emplear lenguaje ofensivo y
palabras soeces incremente la posibilidad de que se desencadene la
violencia, pues significan superar el límite del respeto para una
convivencia pacífica. El consumo de alcohol o drogas403, haber sido
parte de pandillas durante la adolescencia o relacionarse con
personas dedicadas a delinquir, son factores que –resaltamos-, no

402 Tener en cuenta que lo dicho aplica no solo para violencia contra la mujer en el
marco de la familia, sino también para los hijos u otros familiares.

403 En el 2014, al menos el 50.8% de mujeres entrevistadas en la Encuesta Demográfica


de Salud Familiar 2014 (INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA, cit., p. 379)
indican que, al menos una vez, la violencia física de la que fueron víctimas en el seno
familiar se dio cuando el agresor se mantenía bajo los efectos de drogas y/o alcohol.

!207
causan violencia doméstica per se, pero que sí se consideran
detonantes.

ii. Factores ambientales:

Son variables que se encuentran en el medio ambiente del sujeto, ya


sea aquel en el que ha crecido o aquel en el que se desenvuelve con
su propia familia.

Por lo general, abarcan las imposiciones sociales que se dan en torno


a la figura del varón dominante, que podemos calificar como un
“complejo del macho-alfa”, lo cual podría explicar por qué es que la
figura del agresor se identifica en la mayoría de los supuestos con la
del padre, abuelo u otro hombre que se desenvuelva como cabeza
de la familia.

El enseñar a los niños desde muy pequeños que “los hombres deben
fuertes” o que “los niños no lloran” deriva a que, al crecer, se
presenten problemas de asertividad o de expresión adecuada de las
emociones, por lo que es más probable que la violencia brote a
causa de la frustración retenida. En sentido contrario, una sociedad
que califica a la mujer y a los niños como objetos accesorios al
patriarca o como seres débiles y confusos, contribuirá a un mayor
riesgo de violencia doméstica.

Así también, entre otros factores ambientales que propician la


violencia de este tipo, se tiene la falta de oportunidad laboral, la
discriminación de grupos sociales y la justificación colectiva de la
violencia. Esta última por lo común se expresa con la idea de que la
víctima “se lo debe haber buscado” o de que “los trapitos sucios se
lavan en casa”, que –en muchos supuestos-, son excusas que utiliza la
policía para no denunciar. Por parte de la persona agredida, puede
haber quienes le aconsejen que es mejor guardar silencio antes de
que sus hijos o ellos mismos se queden sin padre o madre,
dependiendo de quién sea el sujeto activo.

iii. Factores de oportunidad:

!208
En este punto, hay que distinguir entre los agresores que lo son en
todo momento y con cualquier persona; de los que únicamente
atacan cuando se encuentran a solas con el agredido.

Los primeros no tendrán reparos en atacar a su víctima en cualquier


sitio. Para ellos, la presencia de testigos o de niños no son disuasivo
suficiente para no atacar, por lo que pueden hacerlo ante el menor
estímulo y en cualquier oportunidad.

Los agresores del segundo grupo, en cambio, van a esperar a que la


oportunidad correcta llegue o la van a propiciar. Son las personas
que atacan a su víctima en su hogar o en lugares aislados, por lo que
para ellos el factor oportunidad es decisivo, ya sea para incrementar
la intensidad del ataque o para disminuirlo.

d) Manifestaciones de la violencia doméstica:

La violencia doméstica puede producirse en cualquier tipo de familia


y en cualquier clase social, incluso por parte de personas que no
consumen alcohol ni drogas y que tienen un alto grado de instrucción
educativa, hacia víctimas con, aparentemente, su misma condición.
Sin embargo, la mayor incidencia ocurre en familias de clases bajas,
sobre todo dirigida a mujeres que tienen un nivel cultural y
académico bajo 404, por lo general amas de casa.

No es necesario, pues, que se presenten equimosis u otra


característica física de maltrato para encontrarnos frente a casos de
violencia doméstica. De hecho, es más común que no se encuentren
huellas a nivel corporal, sino psicológico.

La violencia se manifiesta por acción, como por lo regular se expresa


en los diarios y noticieros, pero también por omisión; aunque en
ambos supuestos es necesario que concurra el elemento intencional
de causar daño a la víctima. Puede darse a nivel del maltrato a la

404 ANDRÉS PUEYO, Antonio y Santiago REDONDO ILLESCAS. “Perfil y tratamiento del
maltratador familiar” en Cuadernos de la Guardia Civil: revista de seguridad pública, N°
30. Madrid: CENTRO DE PUBLICACIONES DEL MINISTERIO DEL INTERIOR, 2004, p. 26.

!209
pareja, a los hijos, a los ancianos, hermanos u otras personas que se
encuentren bajo el cuidado del agresor.

En sentido acertado, la Ley para Prevenir, Sancionar y Erradicar la


Violencia contra las Mujeres y los Integrantes del Grupo Familiar indica
que existen cuatro manifestaciones de violencia doméstica: física,
psicológica, sexual y económica o patrimonial.

i. Violencia física:

Es cualquier tipo de agresión que implique afectar la integridad


corporal de la víctima, que pueden ir desde un simple pellizco hasta
el asesinato o el feminicidio405. Para la legislación de nuestro país, la
violencia física puede darse tanto por actos que causen daño en la
integridad corporal o a la salud, como por descuido, privación de
necesidades básicas o negligencia, sea en este supuesto que se haya
causado efectivamente el daño o solo que se haya corrido el peligro
de provocarlo.

Las expresiones más comunes de violencia física son los empujones,


tiros del brazo, sacudidas, bofetadas, apretones, mordidas, jalones de
cabello, golpes con el puño u otro objeto similar, y patadas; pero
también en intentos de estrangulamiento, quemaduras o ataques
con armas blancas, pistolas u otro objeto de condiciones similares.

En el año 2014, el 32.3% de mujeres víctimas de violencia familiar


indicaron haber sufrido abusos físicos por parte de su esposo o
compañero al menos una vez en la vida. De éstas, el 27.5% fueron
empujadas o sacudidas por su agresor; el 19.0% fueron abofeteadas
o se les retorció el brazo; el 16.2%, golpeadas con el puño u objeto
similar; el 10.8%, pateadas o arrastradas; al 2.9% se trató de
estrangular o quemar; al 1.6% se les atacó con un chuchillo, pistola u
arma similar; y al 2% se les amenazó con dichas armas.

En el mismo año se tuvo que un 17.3% de mujeres fueron agredidas


físicamente por otra persona distinta a su esposo o compañero, como

405 Según el Registro de Feminicidio y Tentativa del Feminicidio del Ministerio Público, en
el 78% de los casos de feminicidio el agente es la pareja o ex pareja de la víctima, de lo
que se desprende que antes de la muerte se le precedió la violencia de tipo doméstico.

!210
su madre (27.3%), su padre (28.1%), ex pareja (17.0%), o hermano
(15.7%).

ii. Violencia psicológica:

Es la forma de violencia más frecuente y también la menos evidente.


No es una conducta asilada y única, como podría darse en la
violencia física, sino que es un patrón de comportamiento constante
que se destina a controlar a la víctima afectando su seguridad,
independencia, autoestima y valía como persona. Puede provocar
daños psíquicos, que son alteraciones de alguna capacidad o
función mental del sujeto capaces de menoscabar temporal o
permanentemente a la persona y que, en algunos casos, son
irreversibles.

Los actos más frecuentes de violencia psicológica son el abuso


verbal, cuando el agresor ironiza a su víctima, la insulta o ridiculiza;
amenazas de dejarla o de llevarse a los hijos; aislamiento de sus
familiares o amistades; el desprecio e indiferencia afectivas; el
culpabilizar a su víctima de todos los problemas de la familia; atacar
sus creencias u opiniones; no dejar a la víctima que trabaje, estudie o
tenga amistades; exigir su completa atención, incluso por encima de
los hijos; controlar sus horarios todo el tiempo; contar a la víctima las
aventuras que se han tenido fuera del matrimonio, las veces que le
ha sido infiel; o –simplemente- ignorarla sin motivo aparente, no
hablarle, responderle ni escucharla.

En el año 2014, el porcentaje de mujeres que indican haber sido


amenazadas al menos una vez por su esposo o compañero señalan
que en un 17.8% de casos el agresor las amenazó con irse de casa,
llevarse a los hijos y quitarle la ayuda económica; mientras que un
9.4% las amenazas se refirieron a hacerle un daño directo. Las
situaciones humillantes se presentaron en un 20.7% de mujeres; a la
vez que las situaciones de control de algún tipo se manifestaron en un
65.5% de los casos en el año 2014. En estas últimas se incluyen la
insistencia en saber a dónde se va o de dónde viene, en un 48.6%; los
celos extremos o mal humor del agresor hacia la víctima, en un 42.3%;
el privarla de sociabilizar con sus amistades o familiar, en 20.7%; las

!211
acusaciones de ser infiel, en 17.6%; y la desconfianza con el dinero, en
un 14.4%.

De ello se desprende que las formas más frecuentes de algún tipo de


situación de control se dieron a través de la insistencia en saber a
dónde va (48.6%) o de celos extremos (42.3%); lo que nos lleva a
concluir que las formas típicas de violencia psicológica en nuestra
realidad pueden ser, en muchas oportunidades, justificadas por una
“preocupación” en la víctima, lo que dificulta que sean percibidas
con facilidad.

iii. Violencia sexual:

Son cualquiera acto u omisión que afecte la libertad sexual de la


víctima, por lo que buscan dominarla o manipularla. Por lo común, se
recurre a la amenaza, intimidación, fuerza o coerción para llevar a
cabo la violencia sexual, pero también será tal todo comportamiento
de tipo sexual que se realice o se omita sin consentimiento de la
persona agredida.

La violencia sexual puede expresarse por medio no solo de la


violación propiamente dicha, sino también al ignorar las necesidades
sexuales de la víctima, criticar su desempeño sexual o compararla
con otras amantes, tocarla sin consentimiento, forzarla a ver
pornografía, tener relaciones sexuales con terceros, emplear objetos
sexuales sin su consentimiento; o propiciarle dolor o humillación antes,
durante o después del acto sexual. También son parte de la violencia
sexual el impedir que la víctima utilice un método anticonceptivo de
su elección, pues menoscaba la capacidad de decisión sobre su vida
sexual.

En el 2014, la incidencia de casos en los que el esposo o compañero


obligó a una mujer a tener relaciones sexuales aunque ésta no
quisiera fue de un 7.2%; mientras que un 4.3% indicó haber realizados
actos sexuales que no aprueba, por imposición de su agresor.

iv. Violencia económica:

!212
Es un tipo de violencia incluido como novedad en la Ley para
Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres y los
Integrantes del Grupo Familiar. Ocurre cuando, en el marco de la
familia, el agresor propicia un régimen económico absolutamente
dependiente de él, por lo que la víctima debe rogar para acceder al
dinero familiar; o, incluso, debe entregar todos sus ingresos al agresor
para que éste lo administre, a pesar de que el sujeto activo no aporte
a la economía del hogar.

Esto no quiere decir que la víctima se encuentre, necesariamente, en


un estado de abandono. Puede suceder que tenga las necesidades
cubiertas, pero todo se reduce a la figura del agresor: él es quien
maneja todas las cuentas bancarias, el dinero en efectivo, las
compras y los ingresos, sea porque él los ha generado o porque se
adueña de los que genera la víctima. Por tanto, ésta no se encuentra
en capacidad de tomar ningún tipo de decisión o de brindar –si
quiera-, su opinión en la economía del hogar.

Por lo general el sujeto pasivo de esta modalidad de violencia es la


mujer, aunque no se descartan los supuestos en los que sean también
victimarios los demás miembros de la familia y que el agresor sea otra
persona diferente al esposo o conviviente. Ejemplo de ello será, por
ejemplo, el hijo que no recibe una pensión alimenticia decente por
parte de su padre o de quien corresponda; la víctima que es
perturbada en la posesión, tenencia o propiedad de sus bienes por
parte de un familiar cualquiera; o quienes encuentran limitados o
controlados sus ingresos por otro miembro de la familia.

e) La violencia doméstica como un círculo vicioso:

Para que los actos que hemos descrito hasta el momento se


consideren como manifestaciones de violencia doméstica, deben
cumplirse dos requisitos: primero, han de darse en el marco de una
situación que persiga el daño o afectación de la víctima; y, segundo,
como parte de una conducta repetitiva y constante.

Así, la violencia doméstica se expresa como un ciclo en el que puede


haber periodos de calma y también de crisis, lo que facilita el

!213
entendimiento de por qué muchas denuncias son retiradas o por qué
las víctimas no abandonan a sus agresores.

El Programa Selva Central de Violencia Familia y Sexual 406 indica que


son tres las fases de la violencia en la mujer, aunque nosotros
enfatizamos en que las mismas pueden aplicarse en cualquier
supuesto de violencia en el seno familiar, independientemente de
quiénes sean las víctimas y quiénes los agresores. Cada fase puede
tener un tiempo de duración diferente, así como cada uno de los
periodos de transición, incluso dentro de una misma relación de
violencia.

En primer lugar se encuentra la etapa de “acumulación de tensión”,


que se caracteriza porque la víctima está atenta a cualquier
desperfecto que podría propiciar un episodio violento. En este
tiempo, es común que justifique los actos de violencia pasados y que
se tenga esperanza de que la situación cambiará si pone de su parte.
La relación entre la víctima y su agresor pasa por una aparente
tranquilidad, aunque lo cierto es que la tensión se acumula
constantemente ante cualquier desperfecto en el actuar de la
víctima y que puede manifestarse agresiones leves, como empujones
o insultos que, no obstante, son minimizados por la víctima al querer
mantener la condición de “calma”.

La segunda etapa es la del “incidente agudo de agresión” –


denominado fase de explosión de violencia por IBÁÑEZ PEINADO407-,
que ocurre cuando las tensiones acumuladas llegan a un punto de
quiebre insostenible. La violencia explota y la victima sabe que no
puede hacer nada por evitarlo. Sin embargo, no busca ayuda y suele
aislarse de los demás, para que no noten sus heridas o para evitar
que le hagan preguntas incomodas que no puede responder.
Durante esta etapa del agresor se muestra incontenible y deja salir
todo el enojo que acumuló durante la primera fase.

406 DE LA TORRE SALAZAR, Teresa del Pilar. Óp. cit., pp. 16 y ss.

407 IBÁÑEZ PEINADO, José. Óp. Cit., pp. 359 y ss.

!214
Finalmente, tras el ataque, la víctima y el agresor ingresan a una “fase
de arrepentimiento” o también llamada “luna de miel”. En ella el
sujeto activo intentará compensar el daño que ha causado, ya sea
porque realmente se encuentra apenado por lo que hizo o porque es
una forma de continuar dominado a su víctima. Será amable,
cariñoso y atento, curará las heridas que le hizo a la persona
maltratada o incluso tendrá consideraciones que nunca se hubiera
esperado de él o ella: cuidará a los niños, ayudará con los labores del
hogar o expresará amor hacia los demás miembros de la familia. Es
precisamente esta etapa lo que fortalece la relación de
dependencia entre la víctima y el agresor, pues la primera quiere
creer que no se repetirá un episodio como el de la segunda fase,
mientras que el segundo está convencido de que podrá contenerse
en otra oportunidad. En los supuestos en los que la víctima es un hijo y
el agresor es el padre o la madre, se suele compensar la agresión por
medio de juguetes, viajes o permisos.

f) Los daños producidos por la violencia doméstica:

Las consecuencias de la violencia doméstica se manifiestan desde


sus formas más intensas (hematomas, contusiones, cortes,
mutilaciones) hasta las más sutiles (temor, baja autoestima,
dependencia). Las estudiaremos en dos perspectivas: física y
psicológica.

Los daños físicos 408 que el agresor produce en su víctima son, por lo
general, las contusiones en diversas partes del cuerpo, las heridas
producidas por armas punzo cortantes o punzo penetrantes, las
quemaduras, fracturas de huesos o mutilaciones409 (con armas
blancas o incluso con los dientes). También forman parte de las
consecuencias físicas los embarazos no deseados, los abortos, las
enfermedades transmitidas sexualmente del agresor a la víctima o,
incluso, la muerte. No obstante, ha de tenerse en cuenta que muchas

408 El 65.4% de las mujeres entrevistadas en el 2014 por el INEI (Encuesta Demográfica…,
cit., p. 375) indican haber sufrido moretones y dolores; y un 13.7% señala que sufrió
heridas, lesiones, huesos o dientes rotos o quemaduras. Sin embargo, solo el 14.2%
consideró necesario ser atendida por un médico.

409 Sobre el particular, recordar los casos de mutilaciones a varones que ya han sido
materia de análisis en el acápite referido a la violencia y la agresividad.

!215
veces la violencia física no deja huellas alarmantes (un pellizco o una
bofetada puede no causar más que zonas rojas en la piel), pero que
no por ello se deberá dejar de considerar que son actos violentos.

Los daños psicológicos, por su parte, son más extensos y, muchas


veces, más complicados de percibir. El continuo trato degradante y
la afectación desmedida a la autoestima de la víctima pude derivar
en fobias y trastornos de la personalidad como el trastorno de
ansiedad o trastornos del estado de ánimo, se suele desarrollar
ansiedad e intentos de suicido. Además, la víctima puede caer en las
drogas, el alcohol y los fármacos como medios para escapar de su
realidad.

Los daños también se expanden a las personas que son testigo de los
maltratos: es frecuente que los menores que conviven con la
violencia doméstica tengan problemas en el control de sus impulsos,
en el aprendizaje, enuresis, desórdenes de apetito o, incluso, opten
por la autoflagelación. A ello habrá que añadirle las grandes
posibilidades de que la víctima proyecte la frustración acumulada
que siente por su agresor hacia los demás miembros de la familia
(sobre todo, hijos, hermanos menores u otros parientes a su cargo) por
lo que el círculo de violencia se repetirá con ellos como víctimas.

g) Análisis criminológico de la violencia doméstica:

i. Perfil criminológico de la víctima:

Las víctimas más frecuentes de la violencia interfamiliar son los niños,


las mujeres y los ancianos, a raíz de la subordinación social que se les
ha impuesto a lo largo de la historia humana. Ello respalda que el
agresor, por lo general, sea el varón o quien ostente una posición de
dominio sobre sus víctimas.

Este tipo de agresión es más complicada de analizar que cualquier


otra, pues en el binomio víctima-agresor existen relaciones previas de
afecto y amor que se relacionan con el dolor y la tristeza. Incluso,
suele evidenciarse una marcada tendencia por parte de la víctima a

!216
sentir que parte de la responsabilidad por las agresiones les
corresponde.

Ello sucede porque, al verse solas y en constante dolor, las víctimas de


violencia doméstica intentan desesperadamente encontrar motivos
que expliquen el comportamiento de su agresor. Recuerdan
momentos mejores y esperan que regresen. Incluso, muchas veces es
posible que entre las agresiones existan periodos de calma –la
denominada “luna de miel”-, que fortalece sus esperanzas.
Posteriormente, cuando regresan las crisis y agresiones, es frecuente
que la víctima justifique el comportamiento de su agresor al aceptar
su culpabilidad y naturalizar la violencia como una forma de vida,
aunque en el fondo guardan las esperanzas de que su agresor vuelva
a ser la persona de la que se enamoró o el padre, hermano, etc., con
quien compartía tiempos felices.

Si bien las víctimas con personalidades solitarias y calladas tienen un


mayor riesgo de no pedir ayuda y no poder romper el círculo vicio al
que están sometidas, cualquiera puede ser el blanco de agresiones.
Sin embargo, la incidencia crece a medida que la víctima ablanda
su carácter hasta volverse cada vez más dependiente de su agresor,
quien por lo general se asegura de que su víctima sea aislada de los
demás, para evitar que los hechos se conozcan o para lograr
someterla bajo su completo control. Para tal cometido emplean
argumentos como “tu familia no te quiso nunca”, “eres mi hijo y
debes respetarme”, “nadie puede entender la forma en la que nos
queremos” o “eres mía, no me desobedezcas”.

Por su parte, la víctima refuerza el lazo de dependencia con su


agresor a través de justificaciones como “lo hace porque me quiere”,
“solo es un poco inseguro”, “me ama tanto que quiere toda mi
atención” o “es mi hijo, lo hace por mi bien”. Poco a poco, su astuto
agresor se convierte en el centro del universo. No hacen nada sin
consultarle o sin temor a que éste se pueda molestar. Aun una simple
expresión facial de su agresor puede provocar un radical cambio de
opinión por parte del sujeto pasivo, que entrará en disculpas y
excusas para respaldar la dominación. Sin embargo, pese a que
consienten, interiorizan y brindan justificación hacia su atacante –lo
que no hace sino brindarles pase libre hacia la impunidad-, este tipo

!217
de personas suelen sentir dolor, humillación y vergüenza por lo que
hacen, por una parte, y por el trato que reciben de su agresor, por
otra.

La frustración es también común entre las víctimas de violencia


doméstica, especialmente cuando los periodos de violencia llegan a
su punto de máximo. El constante ataque hacia su autoestima y
validez como persona provoca que el rencor se acumule
subconscientemente y que, en algún momento, explote hacia su
agresor, pues durante el proceso de maltrato la víctima ha aprendido
que la manera más efectiva de hacerse respetar es por medio de la
violencia. De esta forma se justifica por qué en muchos supuestos la
víctima se convierte en agresor.

Es evidente que la amalgama de emociones a los que la víctima se


encuentra expuesta le acarreará problemas en el ámbito laboral y
hasta en las actividades cotidianas del hogar. Muchas personas en
esta situación optan por el suicidio.

A pesar de la afectación que se produce en la victima, son muy


pocas las que deciden denunciar y no retirar los cargos. Es más
común que se opte por asistir a terapia psicológica, incluso junto al
agresor, o que se decida por la separación total, si son pareja, o el
abandono del hogar, si la víctima es un hijo o padre del sujeto activo.
No obstante, es preocupante que no son pocas las veces en que la
víctima, creyéndose apta para rehacer su vida sentimental, regrese
con su agresor, convencida de que éste ha cambiado.

ii. Perfil criminológico del agresor:

El agresor por excelencia en la violencia doméstica son los varones


que ostentan una posición de poder y control sobre los demás
miembros del núcleo familiar. Sin embargo, se hace énfasis en que no
siempre ocurre de esta manera, pues la violencia familiar puede
provenir de cualquiera de las personas con las que se comparta
vivienda o forme parte de los supuestos ya explicados con
anterioridad. La figura del agresor, aunque en menos frecuencia, es
capaz de recaer en la madre, los abuelos, los tíos, los suegros, etc.

!218
Muy por lo contrario del imaginario colectivo, la necesidad de
controlar y dominar que presentan los agresores de este tipo, en
muchos casos, deriva de su propia inseguridad. Parte de los sujetos
maltratadores presentan problemas de autoestima y son
emocionalmente dependientes de sus parejas, a quienes agreden
por temor a ser dejados o desobedecidos. Incluso acontece que los
maltratos infantiles en la propia infancia del agresor son un patrón
frecuente que repiten de generación en generación, aunque
también existen supuestos en los que el niño maltratado o testigo de
maltrato evita bajo todo concepto repetir su experiencia de vida y
convertirse en maltratadores de otros.

En sentido contrario a los agresores con baja autoestima y


dependencia afectiva, están los que consideran que son seres
extraordinarios y superiores a los demás, lo cual utilizan como
justificación para maltratar a los miembros de su familia, que no son
sino instrumentos o meros estorbos en su vida.

De forma general, la incapacidad de estos sujetos para manifestar


asertivamente sus deseos y emociones hace que opten por la
violencia como mecanismo para dominar. Son machistas, celosos
patológicos y posesivos, por lo que asumen que su víctima es un
objeto sobre el que puede ejercer su poder.

No son personas que asuman responsabilidades fácilmente, para ellos


un episodio de violencia será siempre culpa del agredido. Incluso
culpan a su víctima o a terceros de cualquier evento desafortunado
que ocurra, se relacione o no con un momento violento.

Ante esto, el agresor responde que la violencia que ejerce sobre sus
agredidos es “mínima”, que “no es para tanto” o que “un poco
siempre hace bien”, de lo que se desprende que son personas que
asumen la violencia como una forma de vida o que minimizan su
verdadera intensidad o la niegan. Es su mecanismo más eficaz para
ejercer el poder y el control sobre quienes considera más débiles,
aunque no se identifica con la figura de un maltratador. En este
sentido, es común que justifique su propio comportamiento
señalando que lo hace “por proteger” a su víctima.

!219
Se diferencia entre los agresores de este tipo de violencia dos
perfiles410: a) los que son capaces de mostrarse amables, simpáticos y
cordiales frente a otras personas, pero violentos, impulsivos y
autoritarios en su hogar, que provocan que su víctima sea tachada
de mentirosa; b) y los que son agresivos y violentos en todo momento,
quienes suelen tener antecedentes penales o judiciales, poco
autocontrol y fácil irritabilidad no solo ante su familia, sino contra
todos.

h) Los niños y adolescentes como víctimas de violencia doméstica

No es sorprende que unas de las víctimas de violencia familiar más


silenciosas sean los niños. Si bien los índices de criminalidad apuntan a
grandes cantidades de mujeres maltratadas en el marco de la
familia, lo cierto es que los niños contabilizados que reciben maltratos
en el seno doméstico son también preocupantes: solo en el año 2014,
se registraron 15,579 denuncias por violencia infantil por el Ministerio
de la Mujer y Poblaciones Vulnerables411, cifra que –alarmantemente-
ha ascendido a 16,396 a finales del 2015. Por su parte, las Defensorías
del Niño y del Adolescente atendieron 5,463 casos de violencia
infantil, exclusivamente en el año 2014; y la Encuesta Demográfica de
Salud Familiar 412 indicó que el 28.6% de las madres utiliza los golpes o
castigos físicos para corregir a sus hijos. A nivel global, la OMS413 ha
señalado que o que la cuarta parte de todos los adultos manifiestan
haber sido víctimas de maltratos físicos durante su niñez. Sin embargo,
existe una gruesa cifra negra de maltrato infantil, pues pocos son los
casos que se conocen y, mucho menos es la cantidad de casos que
llegan a ser denunciados.

410 MORILLAS FERNÁNDEZ, David Lorenzo. Análisis Criminológico del Delito de Violencia
Doméstica. Cádiz: UNIVERSIDAD DE CÁDIZ, 2003, pp. 76 y ss.

411 DIARIO EL CORREO. La ley que prohíbe el castigo físico para corregir niños. Lima, 14 de
diciembre del 2015. Consulta: 17 de diciembre de 2015. Disponible en: <http://
diariocorreo.pe/ciudad/la-ley-que-prohibe-el-castigo-fisico-para-corregir-a-los-
ninos-639781/>

412 INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA. Loc. cit.

413 Nota descriptiva N° 150 de diciembre del 2014.

!220
Así, la violencia infantil es un problema mundial que se manifiesta a
través de la trata de niños y adolescentes, los abusos sexuales, los
castigos crueles y humillantes, el abandono414, el trato negligente,
entre otros. Estos actos suelen llevarse a cabo en los ambientes
donde se supone que las víctimas deberían tener mayor protección,
como el propio hogar, los demás ambientes que comparte con otros
miembros de la familia y la escuela a la que asiste. Además, los
grupos de riesgos cambian en función a la edad y desarrollo de la
víctima415: mientras que los más pequeños son quienes se encuentran
mayormente expuestos a la violencia física, los adolescentes o
púberes son las víctimas sobre los que predomina la violencia sexual.

Este tipo de violencia suele ser disimulada por el derecho de los


padres a corregir a sus hijos, con lo cual se llegan a excesos tales
como quemar las manos del menor, golpearlos contantemente con
objetos contundentes o llevarlos hasta la inconsciencia por las fuerza
de las agresiones. Así, ante la recurrente situación en nuestra realidad
nacional y como una forma de conmemorar el Día Internacional de
los Derechos Humanos, el pasado 14 de diciembre del 2015 el
Congreso de la República aprobó el Proyecto de Ley que Prohíbe el
Uso de Castigo Físico y Humillante a los Niños, Niñas y Adolescentes.
Esta Ley prohíbe, expresamente, cualquier tipo de castigo físico o
humillante para niños y adolescentes, para lo cual especifica que
ambos comportamientos solo pueden darse en el marco de ejercicio
de las potestades de crianza o educación y, además, siempre que no
constituyan por sí mismos un delito. En este sentido, el castigo físico es
todo uso de la fuerza direccionada a producir dolor o incomodidad
corporal a fin de corregir, controlar o cambiar el comportamiento de
los niños, niñas y adolescentes, y el castigo humillante es cualquier
trato ofensivo, denigrante, desvalorizado, estigmatizante o
ridiculizador que esté destinado a los mismos fines.

414 Para agosto del 2015, se registraron 1,665 niños, niñas y adolescentes que estaban
siendo atendidos por la Unidad de Servicios de Protección de Niños, Niñas y Adolescentes
(USPNNA) en los Centros de Atención Residencial (CAR). De los 512 niños atendidos, 40
eran lactantes y 99 no superaban los cinco años de edad. Del total de menores
atendidos, 497 fueron abandonados por sus padres o responsables, 176 habían tenido
experiencias de vida en calle, 148 fueron víctimas de abuso sexual y 263 lo fueron de
maltrato físico y psicológico

415 SÉRGIO PINHEIRO, Paulo. Informe mundial sobre la violencia contra los niños y las
niñas. UNICEF ed., p. 13.

!221
Las secuelas que derivan del maltrato infantil van más allá de los
hematomas y cicatrices. La OMS ha desarrollado en su nota
descriptiva N°150 que los adultos que de niños han sido víctimas de
violencia son más proclives a tener problemas conductuales, físicos y
mentales, ser violentos o ser víctimas de violencia mayor al crecer,
consumir tabaco, alcohol y drogas, suicidarse y, en los casos más
extremos, sufrir alteraciones del sistema nervioso e inmunitario.

i. ¿Por qué no se denuncia la violencia doméstica?

Ahora que se han estudiado los perfiles criminológicos de la víctima y


del agresor de violencia doméstica, es más sencillo comprender por
qué es que es un tipo de maltrato que no se denuncia con la
incidencia con la que ocurre. Desde el supuesto en el que la víctima
es la pareja del agresor hasta los casos en los que el sujeto pasivo son
los hijos o padres (ancianos) de éste, lo que suele ocurrir es que la
violencia merma de forma tal la autoestima y seguridad de la víctima
que llegan a estar seguros de que no podrían merecer un tipo de
vida diferente. Esto, además de la dependencia económica de la
que hemos hablado y del aislamiento al que suele someterse a la
víctima, intensifica que no se denuncie a tiempo y que muchas veces
no se conozca del abuso hasta que las agresiones terminen en
muerte.

Las víctimas mujeres deciden no buscar ayuda en instituciones que


podrían protegerlas porque, en el 42.9% de los casos 416, consideran
que no era necesario denunciar, pues es solo un episodio que
esperan que no vuelva a repetirse o porque confían en que la
próxima vez su agresor podrá contenerse o que ellas mismas podrán
evitar que explote la violencia.

En la misma estadística, se tiene que un 15.6% de los casos la


negativa a denunciar procede de la vergüenza que siente la víctima
por haberse dejado caer en un círculo vicioso como el que
describimos. No soporta la idea de que se conozca que ha sido
humillada, atacada y menospreciada por una persona que forma

416 INSTITUTO NACIONAL DE ESTADÍSTICA E INFORMÁTICA. Loc. cit.

!222
parte de su familia, en quien depositó su confianza y, peor aún, por
quien puede sentir aprecio.

El siguiente motivo de incidencia por el que las mujeres entrevistadas


no denuncian el maltrato proviene de no conocer dónde es que
pueden brindarle ayuda (12.6%), de lo que se desprende que existen
zonas inaccesibles a los programas de prevención.

En un 7.6% de los casos, el motivo se basa en el temor de ser agredida


nuevamente o que la violencia se extienda a otros miembros de la
familia, como los hijos.

En menor incidencia, los motivos se basan en creer que la culpa es de


la propia víctima (5.1%), de que no servirá de nada denunciar (2.7%),
por el miedo al divorcio o la separación (2.2%) o porque son “cosas
de la vida” (1.5%).

3. LA VIOLENCIA DE GÉNERO

a) Concepto:

La violencia de género es un concepto más amplio que el de


violencia familiar, desde el punto de vista del agresor, pero más
reducido que éste si nos enfocamos en la víctima, pues solo hará
referencia a la mujer como víctima y al varón como agresor.

Se entiende que corresponde a esta calificación todo


comportamiento que es dirigido hacia una mujer por el mero hecho
de serlo, a fin de provocarle daño, sufrimiento psicológico, físico o

!223
sexual, o hasta causarle la muerte417. Dado que no se identifica del
todo con el concepto de violencia doméstica, la violencia de género
puede darse en la familia, pero también en la comunidad, en el
trabajo o en el propio sistema estatal.

La ONU, en su Declaración sobre la eliminación de la violencia contra


la mujer, señala que la violencia contra la mujer es todo acto de
violencia, tanto en el sector privado como en el sector público, que
se fundamenta en el hecho de que la víctima pertenece al sexo
femenino. Por ello, se indica que este tipo de violencia esconde en sí
misma la discriminación y el desprecio por la mujer.

La violencia de género es, entonces, una de las expresiones más


profundas de la desigualdad de la mujer en la sociedad y se
manifiesta como un instrumento de control y sumisión que, día a día,
se enriquece por medio de los roles sociales impuestos y la defensa
de la superioridad del varón sobre la mujer.

b) Causas:

La violencia de género es expresión de una ideología que predica la


superioridad del varón sobre la mujer y que se destina a imponer un
sistema de dominación y de normas diferenciadas en razones de
sexo. Así, entre las causas de tipo social encontramos la presencia de
un conjunto de valores sociales y normativos que acepten la
violencia como instrumento para obtener respeto sobre la mujer,
unida a rígidos roles de género que vinculen la masculinidad con el
poder y el liderazgo sobre ésta. Existe, pues, un poder jerárquico entre
varones y mujeres 418 que justifica la discriminación y la designación
asimétrica de poder, así como la atribución de ciertos derechos al
esposo o al padre sobre su cónyuge o hijas, lo que poco o nada se
desarrolla entorno a la figura del varón.

417 MINISTERIO DE LA MUJER Y POBLACIONES VULNERABLES. Plan Nacional contra la


violencia hacia la mujer 2009-2015. Lima: MIMP Ed., 2010, p. 6

418 MINISTERIO DE LA MUJER Y POBLACIONES VULNERABLES. El silencio nos hace


cómplices, ¡actuemos! Lima: MIMP Ed., 2012, pp. 9 y ss.

!224
A esto se le añade que a nadie sorprende, de hecho, que las
portadas de los diarios más populares sean “adornadas” con mujeres
en escasas prendas de vestir, que desde la más corta edad hacen
interiorizar el papel de la mujer en la sociedad, como objeto sexual y
no como ser humano digno de respeto. Día a día las mujeres y niñas
del país crecen interiorizando su papel de “adorno” u objeto de
deseo, de figura femenina y sensual que deben desarrollar, mientras
que al varón se le permite comportamiento que a una mujer serían
duramente criticados, como el tener múltiples parejas sexuales,
permanecer en la calle durante altas horas de la noche o expresar
actos violentos.

La alta tasa de analfabetismo femenino y las constantes trabas con


las cuales las mujeres chocan en el ámbito laboral, no hace sino
intensificar la discriminación social y cultural de las mujeres en la
sociedad peruana.

Así, si bien la violencia de género no distingue clases sociales ni


condiciones de la víctima, suele ocurrir que las mujeres de estratos
económicos bajos, sin empleo y sin educación, son las más
afectadas. Por tanto, entre las causas económicas encontramos un
sistema destinado al triunfo del varón, lo que se evidencia aún más en
la violencia de género laboral.

c) Manifestaciones:

La violencia de género se puede manifestar mediante los cuatro


campos que hemos desarrollado en el capítulo de violencia
doméstica: maltratos físicos, como golpes, quemaduras, patada,
etc.; abuso sexual, tanto en el extremo de llevar a cabo relaciones
sexuales sin consentimiento de la mujer como en el de someterla a
prácticas sexuales que no sean de su agrado; violencia económica,
como privar a la mujer de alimentos, controlar su dominio del dinero o
negarse a brindarle lo necesario para subsistir; y la violencia
psicológica, por medio de actuaciones destinadas a intimidar,
humillar o atormentar a la víctima. Sin embargo, y dado que éste es
un tipo de violencia más extenso, también cuenta con otro tipo de
manifestaciones, como la violencia social, que se vincula con los roles

!225
de sumisión y debilidad socialmente designados a la figura femenina,
así como a los conocidos “piropo callejeros”; la violencia de medios,
que se lleva a cabo a través de la sexualización de la mujer, que es
tan común de percibir en los medios de comunicación peruanos,
tales como la televisión, el cine y la prensa escrita; la violencia
laboral, que concurre especialmente por la diferencia de
oportunidades entre trabajadores varones y mujeres, además de los
maltratos a los que éstas pueden estar sometidas por su rol de madre
y/o gestante; entre otros.

Otras manifestaciones aún más graves que las que hemos


mencionado se encuentran en la trata de personas, que se enfoca
en la venta de mujeres con fines de explotación sexual,
especialmente adolescentes y niñas; la mutilación genital femenina,
que según lo indica la OMS, corresponde a cualquier procedimiento
que, por motivos no médicos –por lo regular, se basa en fundamentos
religiosos-, e intencionalmente, lesiona o altera los órganos genitales
femeninos; los matrimonios forzados y precoces, que no solo se
encuentra en África y Asia Meridional, sino también en el interior del
país; los asesinatos por honor, que son realizados por la misma familia
de la mujer, cuando ésta se niega a contraer nupcias con el hombre
que le han designado o elige a quien desea que se convierta en su
esposo; y, punto sensible y de gran preocupación nacional, el
feminicidio, las violaciones correctivas y las esterilizaciones forzadas
femeninas.

A continuación, analizaremos las tres últimas manifestaciones de la


violencia de género, toda vez que son las que repercuten con más
intensidad en la realidad peruana actual.

i. El feminicidio:

Entre el 2009 y agosto del 2014 419, el 54.6% de las víctimas de


feminicidio tenían entre 18 y 34 años de edad (es decir, 5 de cada 10

419 OBSERVATORIO DE CRIMINALIDAD DEL MINISTERIO PÚBLICO. Cifras principales sobre


delitos, infracciones a la ley penal y violencia familiar. Lima: MINISTERIO PÚBLICO, 2015,
anexo N° 17.

!226
víctimas), al igual que el 53.6% de sus presuntos agresores. Se les dio
muerte, en un 54.9% de los casos, por medio de la asfixia, el
estrangulamiento o a través de cuchilladas, lo que denota el
carácter violento de este tipo de agresión. Además, el 55.7% de los
ataques se dieron dentro de casa.

De esa fecha hasta la primera mitad del 2015 se han reportado 83


casos más de feminicidio. Así, de los 763 casos que se presentaron en
el periodo correspondiente entre enero del 2009 y agosto del 2015, el
89.4% fueron feminicidios íntimos.

Las cifras analizadas evidencian la incidencia de este delito en la


realidad peruana y la poca efectividad de las medidas políticas-
criminales instauradas por el Estado. A continuación estudiaremos los
aspectos más importantes del que se considera como el último
eslabón de una cadena de violencia contra la mujer.

a. Concepto:

Es el resultado funesto de la violencia en el ámbito familiar y de


pareja. El término deriva de la palabra femicide, propuesta por
primera vez en el libro Feminicide: the politics of women killing, escrito
por RUSSEL y RADFORD en el año 1992, para expresar el homicidio
violento dirigido hacia las mujeres que es motivado por su calidad de
fémina y perpetuada por varones.

En nuestro país la definición tuvo, desde sus comienzos420, la


característica de resaltar su vinculación con la discriminación de la
mujer, entendida como -según lo indicado en el artículo 1° de la
Convención sobre la Eliminación de todas las formas de
Discriminación contra la Mujer- toda distinción, restricción o exclusión
hacia la mujer por motivos de sexo, que se direccione a menoscabar
o anular el reconocimiento, goce o ejercicio de los derechos de la
mujer. Se usa, además, como sinónimo de femicidio, el que, para
algunos autores421, corresponde también a la muerte de mujeres por

420 Vid. Resolución Ministerial N° 110-2009-MIMP, de fecha 06 de marzo del 2009.

421 En este sentido, TOLEDO VÁSQUEZ, Patsilí. Feminicidio. México: NACIONES UNIDAS
FONDO EDITORIAL, 2009, p. 27.

!227
motivos de género, pero que se diferencia del feminicidio en que el
primero de ellos -el femicidio-, hace referencia a los casos en los que
las acciones u omisiones no constituyen, necesariamente, delito, pues
no son imputables a personas determinadas o porque carecen del
dolo de matar.

El feminicidio se diferencia del homicidio en que resalta la calidad


especial de la víctima, que debe ser necesariamente una mujer, y los
motivos de opresión y subordinación que caracterizan la agresión422.
Además, el agresor en el homicidio puede serlo cualquier persona,
mientras que el feminicidio implica un sujeto activo que sea varón.

b. Regulación en el Perú:

En nuestra legislación, el delito de feminicidio fue introducido al


Código Penal a través de la Ley N° 29819 del 27 de diciembre del año
2011, pero se limitó a regular los feminicidios perpetrados por la pareja
de la víctima u otra persona con la que compartiera vínculos
familiares. Casi dos años después, el 18 de julio del año 2013, la Ley N°
30068 realizó las reformas pertinentes para añadir también los
supuestos de feminicidio no íntimo. Finalmente, el 07 de mayo del año
2015, la Ley N° 30323 incorporó una agravante más a los siete
supuestos ya regulados.

Resultado de todas estas modificaciones es la tipificación actual de


feminicidio, que es todo homicidio producido contra una mujer por su
calidad de tal, en los que se evidencie la existencia de violencia
familiar; coacción, hostigamiento o acoso sexual; abuso de poder, de

422 MINISTERIO DE LA MUJER Y POBLACIONES VULNERABLES. Feminicidio bajo la lupa. Lima:


MIMP Ed., 2012, p. 24.

!228
confianza o cualquier otra relación de poder que garantice que la
víctima confiaba en su agresor; o discriminación423 contra la mujer.

El delito se agrava cuando la mujer a la que se le ha dado muerte


mantenía una especial condición que acentuaba su vulnerabilidad o
por la crueldad de los actos que acompañaron al homicidio: cuando
ésta era menor de edad, se encontraba en estado de gestación, fue
sometida a violación sexual antes del hecho o actos de mutilación, se
encontraba bajo cuidado o responsabilidad del homicida, padecía
de alguna discapacidad, fue sometida para fines de trata de
personas, o si el agente tenía hijos con la misma.

c. Tipos de feminicidio:

Se reconoce a nivel doctrinario la clasificación de CARCEDO y


SAGOT424, que distinguen tres tipos de feminicidio: el feminicidio
íntimo, que ocurre en el marco de una relación de pareja -que no
implica necesariamente matrimonio, sino que se extiende a los novios,
enamorados, convivientes y demás parejas sentimentales-, y de
relaciones familiares; el feminicidio no íntimo, en el que no concurre
dichas relaciones, por lo que el agresor será otro hombre no familiar ni
pareja de la víctima (vecinos, amigos o incluso desconocidos); y el
feminicidio por conexión, cuando la víctima muere en manos de un
varón que pretendía agredir a otra mujer, sea porque intentaba
protegerla o porque estuvo en el momento y lugar menos oportunos.

ii. Las violaciones correctivas:

423 Serán actos que evidencien discriminación contra la mujer (Directiva General N°
004-2009-SG-PNCVFS, de fecha 07 de mayo del 2009), los que son cometidos por: el
esposo, ex esposo, conviviente, ex conviviente, pareja sentimental o ex pareja
sentimental de la víctima; un tercero que no pudo concretar una relación sentimental
con la víctima; un compañero de trabajo o jefe que, previamente, hostigaba de forma
sexual a la mujer fallecida; un cliente sexual, si se trataba de trabajadoras sexuales; un
desconocido o conocido que viola a la víctima antes de matarla; su padre o madre por
estar la víctima en estado de gestación o por tener una relación sentimental no
consentida por el agente; un proxeneta, rufián o tratante sexual; subversivos u otros
contra mujeres del enemigo, a fin de humillarlo o desmoralizarlo; o que traten de
infanticidio selectivo por género; entre otros supuestos que se vinculen con discriminación
femenina.

424 VILLANUEVA FLORES, Rocío. Homicidio y feminicidio en el Perú. Lima: MINISTERIO


PÚBLICO FONDO EDITORIAL, 2009, pp. 19 y ss.

!229
Por lo general, cuando se menciona a las mal denominadas
violaciones correctivas, se suele pensar en hechos acontecidos en
lejanos países africanos. Sin embargo, estas atrocidades se viven
también en nuestro país, aunque sean muy pocos los casos en los que
se denuncian o, incluso, pocos los supuestos en los que las denuncias
por violación vienen acompañadas de la precisión de haberse
cometido por motivos de orientación sexual.

Se entiende por violaciones correctivas a las relaciones sexuales


impuestas a mujeres lesbianas por varones heterosexuales que, por lo
general, suelen ser allegados a ella o a su familia y que persiguen
“sanar” o “corregir” a la mujer a fin de que opte por dejar la
homosexualidad. El pensamiento se basa, pues, en la consideración
de que la orientación sexual lésbica se debe a que dichas mujeres no
han “conocido a un macho de verdad”. Por tanto, la discriminación y
la violencia contra la mujer que se experimenta en este supuesto son
doble 425: por su calidad de fémina y por su orientación en el campo
sexual.

A pesar de ser una realidad que se vive en Perú, lo cierto es que son
escasos los estudios que versan sobre la materia, lo que –junto con la
inacción estatal-, facilita la impunidad de los varones que violentan
sexualmente a las mujeres lesbianas.

iii. Las esterilizaciones forzadas:

El denominado “Programa de Salud Reproductiva y Planificación


Familiar” fue instaurado por el presidente Alberto Fujimori Fujimori
entre el año 1996 y 2000. Producto de éste, más de 260,000 mujeres
fueron esterilizadas sin su consentimiento, de las cuales la mayoría
vivía en la selva o en la sierra, eran de escasos recursos,
quechuahablantes o, incluso, analfabetas. Se evidencia, pues, que la
finalidad no era propiciar que las mujeres de escasos recursos
tuvieran la misma posibilidad que tenían las mujeres pudientes de
acceder a los métodos de planificación familiar y decidir sobre su

425 RED PERUANA TLGB y PROMSEX. Informe anual sobre derechos humanos de personas
trans, lesbianas, gays y bisexuales en el Perú 2014-2015. Lima: s/e, 2015, pp. 47 y ss.

!230
cuerpo, tal cual se indicó, sino evitar que las clases más pobres del
Perú se reprodujeran.

Las esterilizaciones fueron llevadas a cabo a través de sobornos -a las


víctimas constantemente se les prometía recibir dinero, alimentos o
apoyo de otra índole si se sometían a las intervenciones quirúrgicas-,
chantajes –les decían que no podrían inscribir en el registro civil a sus
hijos si no aceptaba esterilizarse-, intimidación o amenazas –se les
indicaba que no serían recibidas en centro de salud si no se sometían
a la esterilización o que tendrían problemas con la justicia-; e, incluso,
mediante el total desconocimiento.

La ejecución del Programa fue la siguiente: un grupo de


“profesionales” de la salud –que debía cumplir cierta cuota de
intervenciones- o una comisión se personaba a los caseríos y, de casa
en casa, prometían apoyar a las mujeres más humildes con alimentos,
víveres y vitaminas. En algunos casos sobornaban económicamente a
los maridos para que firmara una autorización que acredite que la
víctima se sometía voluntariamente a las intervenciones quirúrgicas;
mientras que, en otros supuestos, simplemente procedían a ingresar a
las mujeres a las ambulancias y llevarlas a los centros de salud más
cercanos. Una vez allí, a pesar de los gritos de desesperación que
pedían no ser intervenidas, eran dopadas y esterilizadas en
condiciones precarias, para luego ser dejadas sin medicamentos en
el piso sucio, amontonadas cual animales.

Entre los testimonios más desagarradores de las víctimas de


esterilizaciones forzadas encontramos el de Seferina Castro, una
campesina cusqueña y quechuahablante que fue ligada contra su
voluntad en el año 1999, a pesar de tener dos meses de embarazo.
Dominga Pinchi Huamán, por su parte, fue atrapada por un miembro
de la policía nacional mientras escaba de los mismos “profesionales”
de la salud que esterilizaron a Seferina y, a pesar de gritar, patalear y
resistirse, corrió su misma suerte. Anastasia Quenaya García pudo
escapar en la primera oportunidad, cuando asistió al centro de salud
de Colquepata para realizarse un chequeo rutinario durante su
embarazo, pero tras dar a luz fue amenazada con que se quedaría
retenido uno de sus hijos si ella no se sometía a la intervención.

!231
Hoy en día, las víctimas de las miles de esterilizaciones practicadas
durante el segundo gobierno de Fujimori aún no han recibido justicia.
El caso fue archivado el 23 de enero del 2014, por no haberse podido
acreditar que la esterilización fue parte de un plan sistemático del
Gobierno, aunque fue apelado el 28 de enero de dicho año. Hoy en
día se le considera una temática de interés nacional y si bien aún no
se ha hecho justicia, organizaciones como Amnistía Internacional se
han unido a la causa, solicitando al Estado –por ejemplo- la creación
de un registro de víctimas de esterilizaciones forzadas, a fin de resarcir
el daño que se les ha producido.

!232
CAPÍTULO V

LA DELINCUENCIA EN EL TRÁFICO

1. INTRODUCCIÓN. 2. CONCEPTO. 3. PERFIL


CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE EN EL
TRÁFICO. 4. CONDUCTAS QUE FORMAN PARTE
DE LA CRIMINALIDAD EN EL TRÁFICO. 5.
FACTORES QUE FAVORECEN LA CRIMINALIDAD
EN EL TRÁFICO. 6. MEDIDAS NACIONALES
RESPECTO A LA CRIMINALIDAD EN EL TRÁFICO. 7.
SITUACIÓN CRIMINOLÓGICA ACTUAL.

!233
1. INTRODUCCIÓN

Más de un millón de personas fallecen por causa de la criminalidad


en el tráfico426, sea de forma dolosa o culposa, a lo largo del mundo.
De esta cifra, el 90% de muertes se producen en los países con
ingresos de mediana y baja escala, entre los cuales se encuentra
nuestro Perú. En el año 2014427, 2,798 personas fallecieron a causa de
la criminalidad en el tráfico a lo largo de nuestro territorio, la mayoría
de ellas fueron hombres de entre 26 y 60 años de edad.

A pesar de la preocupación a nivel internacional -de organismos tales


como la ONU- y a nivel nacional –con la creación, por ejemplo, del
Consejo Nacional de Seguridad vial428-, así como del surgimiento de
normas de seguridad vial que se preocupan por evitar la criminalidad
en el tráfico, lo cierto es que poco o nada ha mejorado la condición
de ésta, de manera tal que hoy en día es un factor contribuyente a la
inseguridad ciudadana de la que tanto nos hemos referido a lo largo
del presente Manual.

2. CONCEPTO

La criminalidad del tráfico 429, con tal denominación, no se ha


difundido ampliamente en nuestro país. No obstante, su incidencia es
alta si se tiene en cuenta que abarca todas aquellas conductas

426 OMS. 10 datos sobre la seguridad vial en el mundo. Octubre, 2015, disponible en:
http://www.who.int/features/factfiles/roadsafety/facts/es/

427 INEI, Estadísticas de seguridad ciudadana Abril – Setiembre 2015. Informe Técnico N°
4, diciembre 2015, p. 118.

428 El Consejo Nacional de Seguridad Vial (CNSV) fue creado mediante Decreto
Supremo 010-96-MTC y está integrado por un representante de cada una de las siguientes
entidades: el Ministerio de Transportes y Comunicaciones, el Ministerio de Educación, el
Ministerio de Salud, el Ministerio de Trabajo y Promoción del Empleo, el ministerio del
Interior, la Asamblea Nacional de Gobiernos Regionales, la Municipalidad de Lima, la
Municipalidad Provincial del callao, la Superintendencia Nacional de Administración
Tributaria (SUNAT) y el Instituto Nacional de Defensa de la Competencia y de la
Protección de la Propiedad Intelectual (INDECOPI). Entre los principios que lo dirigen se
encuentran la defensa de la vida humana, así como la consolidación de la seguridad
vial.

429 Es llamada también criminalidad vial.

!234
delictivas o desviadas que se relacionan con las afectaciones en el
marco del tránsito automovilístico.

Por ello, la criminalidad en el tráfico abarca no solo aquellas


conductas dolosas que ponen en peligro o afectan la integridad,
vida y salud de las personas, sino también que causan daños
materiales de diverso valor, así como los comportamientos culposos 430
que se desarrollen en su contexto.

3. PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE EN EL TRÁFICO

Llama la atención que, en este tipo especial de criminalidad, toda


persona que realice acciones en el tráfico es –independientemente
de su diligencia, cuidado, formación profesional, entre otros- un
delincuente en potencia 431.

No existe, pues, una serie de características que distingan al


delincuente en el tráfico de otros tipos de criminales o que lo
diferencien de las personas que no se relacionan con la criminalidad,
aunque puede asegurarse que las personas que se convierten en
delincuentes en el tráfico tienden a estar, por lo general, bajo los
efectos de las drogas y/o el alcohol, además de conducirse con un
comportamiento desleal e intentar, en muchos casos, darse a la fuga
tras haber agredido a su víctima o los bienes de ésta.

Entre otras características que corresponden al delincuente en el


tráfico se haya la fatiga, la distracción, el nerviosismo –especialmente
en los conductores primerizos- o el uso de artefactos electrónicos,
como el celular.

430 En este punto, cabe resaltar que el 32.76% de los accidentes de tránsito a noviembre
del 2006 se debieron a exceso de velocidad. (APESEG. Medidas contra los accidentes de
tránsito. Disponible en: http://www2.congreso.gob.pe/sicr/cendocbib/con2_uibd.nsf/
ACF3D6D2DCBDC994052575A600605601/$FILE/Medidas_contra_accidentes_transito.pdf)

431 NÚÑEZ PAZ, Miguel A. y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. cit., p. 382.

!235
4. CONDUCTAS QUE FORMAN PARTE DE LA CRIMINALIDAD EN EL
TRÁFICO

A nivel nacional, si bien no suele utilizarse la acepción criminalidad en


el tráfico, sino en el tránsito, existe una serie de conductas abarcadas
por el código penal que se identifican con este tipo de criminalidad.

Así, encontramos que entre las manifestaciones más frecuentes de


este tipo de delincuentes se halla la fuga de un lugar de accidente
de tránsito, regulado por el artículo 408° del código penal de 1991, el
cual se lleva a cabo cuando una persona que ha formado parte de
un accidente automovilístico o similares, en el que se haya
provocado lesiones o la muerte, se aleja del lugar de los hechos a fin
de no ser identificado o eludir las comprobaciones necesarias. Serán
excluidos de caer en la conducta típica aquellas personas que se
alejen del lugar de los hechos por razones comprensibles, siempre
que dé cuenta inmediata a la autoridad del accidente y de las
razones por las cuales tuvo que retirarse del lugar en el que se vivió el
infortunado acontecimiento.

Por otro lado, los delitos de tránsito que forman parte de la


criminalidad en el tráfico no solo se dan como un tipo penal
autónomo, sino que también se manifiestan como agravantes a otros
ilícitos penales. Se tiene, por ejemplo, el caso del homicidio culposo
(art. 111° del CP de 1991), que será agravado cuando derive de la
inobservancia de las reglas técnicas de tránsito. Acerca de este
punto, los delitos de tránsito pueden ser, como se dijo, de tipo doloso
o culposo. En el último de estos supuestos, la legislación nacional ha
sido reacia en posibilitar el imponer una pena accesoria de
inhabilitación al autor de los hechos.

En lo que respecta a la criminalidad en el tráfico, cabe señalar


aquellas conductas desviadas o delictivas que se cometen
favorecidas por el empleo de un automóvil, como los robos,
secuestros o exhibicionismo sexual; en los cuales la presencia del
vehículo puede ser determinante para la perpetración del acto.

!236
5. FACTORES QUE FAVORECEN LA CRIMINALIDAD EN EL TRÁFICO

SI bien se señala que toda persona al volante es, por el simple hecho
de manejar un automóvil, un potencial criminal en el tráfico; ocurre
que existe una serie de factores que aumentan el riesgo de formar
parte de dicha criminalidad. Así, se tiene que el manejar con exceso
de velocidad, bajo los efectos del alcohol y/o las drogas, forman
parte de los principales motivos que influyen en la delincuencia en el
tráfico.

Entre otros factores a mencionar se tiene la imprudencia del


conductor, que incluye el conducir sin portar con los conocimientos
suficientes en manejo, invadiendo el carril contrario, utilizando
equipos electrónicos, tras haber tomado medicamentos que
fomenten el sueño o haber tenido una mala noche; y, muy frecuente
en nuestro país, el comportamiento temerario de la víctima, sea en el
mínimo uso que le da a los puentes peatonales o por utilizar
paraderos de buses no autorizados; así como las posibles fallas
mecánicas del automóvil, la falta de señalización y luminosidad en las
calles –sobre todo en las carreteras- y el exceso de carga al que
puede estar sometido el auto.

Al respecto, en el año 2014432, 32,924 accidentes de tránsito tuvieron


su causa en exceso de velocidad; y, 38,394 incidentes de este tipo,
en la imprudencia o ebriedad del conductor. En contraste, 3,991
accidentes se debieron a exceso en la carga del vehículo, o mal
estado de las pistas o señalizaciones; 2,192 casos se registraron por
imprudencia del peatón o pasajero, mientras que solo 652 accidentes
se debieron a fallas mecánicas o falta de luces de señalización y 638
incidentes a desacato de la señales de tránsito.

6. MEDIDAS NACIONALES ENTORNO A LA CRIMINALIDAD EN EL


TRÁFICO

A nivel nacional, el aporte más significativo estatal destinado a la


prevención de la criminalidad en el tráfico se encuentra en la

432 INEI, Estadísticas de seguridad ciudadana Abril – Setiembre 2015. Informe Técnico N°
4, diciembre 2015, p. 113.

!237
creación del Consejo Nacional de Seguridad vial, el cual maneja una
política interna de prevención y difusión de la cultura de la seguridad
vial nacional, la cual, desde luego, contribuye a la disminución de la
criminalidad en el tráfico.

Se cuenta también con campañas preventivas instauradas por el


Ministerio de Transportes, como es la denominada “Cambiemos de
Actitud” 433 que busca concientizar a la población acerca de las
formas más idóneas de evitar caer en la criminalidad en el tráfico,
como víctima de un accidente de este tipo o como agente
perpetuador.

Desde una perspectiva legal, el resarcimiento del daño provocado a


las víctimas de la criminalidad en el tráfico se ha visto respaldado por
la Ley N° 27181 – Ley General de Transporte y Tránsito Terrestre, del 05
de octubre de 1999 y su modificaciones introducidas por medio de la
Ley N° 28839 de fecha 24 de julio del 2006, la cual señala en su
artículo 30°.1la obligatoriedad de todo vehículo automotor de contar
con una póliza de seguros vigente del Seguro Obligatorio de
Accidentes de Tránsito (SOAT), o cualquier otro con términos
equivalentes que certifique contra accidentes de este tipo.

Al respecto cabe señalar que el SOAT cubre a todas las personas que
hayan sido víctimas de un accidente de tránsito,
independientemente de las causas que provocaron la afectación, en
lo que corresponde a muerte, invalidez permanente, incapacidad
temporal, gastos médicos y, de ser el caso, gastos de sepelio. Sin
embargo, el SOAT no cubre los accidentes producto de carreras de
automóviles, los que ocurren en el extranjero, incluso si el automóvil es
transportado a dicha zona, en lugares no abiertos al tránsito público,
los que son provocados por guerras, casos fortuitos, fuerza mayor,
entre otros; o provocados por suicido o autolesiones.

7. SITUACIÓN CRIMINOLÓGICA ACTUAL

433 La campaña se desarrolló en su primera fase en julio del 2012, siendo su segunda
etapa la correspondiente a agosto del 2013.

!238
Solo en el año 2013 el Instituto Nacional de Estadística e Informática 434
registró 102,938 denuncias de accidentes de tránsito no fatales ni
heridos, las cuales –si bien disminuyeron- continuaron siendo
significativas en el año 2014, con 98,773 casos registrados. De esta
cifra, 53,486 denuncias corresponden a la capital, seguida por el
segundo departamento con mayor índice de denuncias de
accidentes de tránsito sin consecuencias fatales o heridos: Arequipa,
con 5,497 casos. Para setiembre del 2015435, los casos registrados de
accidentes de tránsito se elevaron a 71,860, de los cuales 23,545 se
dieron a cabo entre enero y marzo he dicho año; 24,163, entre abril y
junio del 2015; mientras que 24,152, entre julio y setiembre del 2015.

Ahora bien, de registro total de víctimas fatales en los últimos siete


años sobresale el índice del 2012, en el que 4,037 personas perdieron
la vida en accidentes de tránsito en nuestro país. Dicha cifra
disminuyó en un 30.69% para el año 2014, en el que se tuvieron 2,798
fallecimientos registrados por accidente de tránsito.

En lo que respecta a los heridos producto de la criminalidad vial,


encontramos una alarmante cifra de 59,616 personas durante el año
2013, cifra que –felizmente- se vio mermada en un 95.68% para el
2014, en el que se tuvo conocimiento registrado de 2,574 víctimas
heridas por la criminalidad vial.

Con ello llegamos a la conclusión de que la cantidad de víctimas


derivadas de la criminalidad en el tráfico, a medida que transcurren
los años, tiende a disminuir, en algunos casos de manera rápida
aunque en otros no tanto. Ello se deba posiblemente a los constantes
programas de prevención instaurados por organismos competentes,
tales como el Consejo Nacional de Seguridad Vial, el Ministerio de
Transportes y Comunicaciones o la Fiscalía. No obstante,
consideramos importante resaltar que la cantidad de infracciones
cometidas al Reglamento Nacional de Tránsito que han sido

434 INEI. Denuncias de accidentes de tránsito no fatales, según departamento.


2005-2014. Disponible en: https://www.inei.gob.pe/estadisticas/indice-tematico/
seguridad-ciudadana/

435 INEI, Estadísticas de seguridad ciudadana Abril – Setiembre 2015. Informe Técnico N°
4, diciembre 2015, p. 88.

!239
registradas por la Policía Nacional del Perú son, de lejos, altas:
1’330,959436 infracciones solo durante el 2014, contra 1’753,920
pertenecientes al año 2013 y 2’276,339 que se vivieron en el 2012.

CAPÍTULO VI

LA DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA

1. INTRODUCCIÓN. 2. CONCEPTO. 3. FACTORES


Q U E FA C I L I TA N E L S U R G I M I E N T O D E L A
CRIMINALIDAD SOCIOECONÓMICA. 4. PERFIL
CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE

436 De las cifras del año 2014, 444,225 infracciones corresponden al departamento de
Lima; es decir, el 66.62%. Del año 2013, 734,330 corresponden al departamento de Lima;
es decir, el 58.13%. Finalmente, del año 2012, 1’287,005 infracciones corresponden al
departamento de Lima; es decir, el 43.46%. Esto quiere decir que a medida que transcurre
el tiempo la cantidad de infracciones de tránsito desde una perspectiva global
disminuyen; sin embargo, el porcentaje de incidentes cometidos en la ciudad de Lima se
ven incrementados.

!240
SOCIOECONÓMICO. 5. LA VÍCTIMA DE LA
DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA. 6.
MANIFESTACIONES DE LA DELINCUENCIA
SOCIOECONÓMICA.

!241
1. INTRODUCCIÓN

La delincuencia socioeconómica es un tipo de criminalidad que


resalta del resto a causa su alto grado de nocividad social, puesto
que no solo afecta o ponen el peligro el patrimonio de la víctima, sino
que también agrede el orden socioeconómico en su normal
desenvolvimiento. Su incidencia es tal que, a nivel de afectación del
patrimonio, solo en el 2014 se tuvo en el Perú que el 68.1% de las
denuncias policiales se encontraban vinculadas con delitos que
afectan el matrimonio, en contraste que otros delitos como aquellos
que afectan la vida, el cuerpo y la salud (10.1%) o la libertad (6.1%).

2. CONCEPTO

Desde una perspectiva criminológica, los primeros estudios que se


realizaron respecto a este tipo de criminalidad fueron los de
SUTHERLAND, quien se basó en la delincuencia de cuello blanco para
estudiar el fenómeno de los delitos socioeconómicos. Sin embargo,
poco a poco los criminólogos se percataron de que las
manifestaciones de la delincuencia patrimonial exceden al del autor
profesional, respetable y de alto estatus social; por lo que urge
encontrar una conceptualización diferente que satisfaga las
manifestaciones de la criminalidad patrimonial.

Así, LEGANÉS y OTR TOLÁ 437 señalan que la delincuencia


socioeconómica, desde una definición criminológica, es toda
infracción perjudicial para el orden socioeconómico, de grave
intensidad, que son ejecutadas en el diario vivir del proceso
socioeconómico regular, a fin de obtener beneficios ilegales. Por su
parte, HERRERO HERRERO438 resalta en su definición que el tipo de
criminalidad que analizamos no solo afecta los esquemas
fundamentales de mercado, sino también valores personales como la
vida, la integridad, etc., con la finalidad de obtener enriquecimiento
de tipo ilícito. ALONSO PÉREZ439, en cambio, opta por llamarlos delitos

437 LEGANÉS GÓMEZ, Santiago y María Ester ORTOLÁ BOTELLA. Óp. cit., pp. 245 y ss.

438 HERRERO HERRERO, César. Óp. cit., p. 751.

439 NÚÑEZ PAZ, Miguel A. y Francisco ALONSO PÉREZ. Óp. cit., pp. 273 y ss.

!242
patrimoniales y se apega a una concepción más jurídica que
criminológica, por lo que loso define como aquellos delitos que
afectan o perjudican directamente al patrimonio de la víctima, por lo
que requieren que la afectación pueda ser evaluable desde un
punto de vista económico.

Nosotros definimos a los delitos socioeconómicos como toda aquella


conducta desviada que se vincula con la afectación al normal
desenvolvimiento del mercado y del proceso socioeconómico, pero
que no necesariamente abarcará de manera exclusiva al bien
jurídico patrimonio, sino que puede atacar cualquier otro tipo de bien
jurídico protegido por la legislación penal, sea o no de índole
económico, a condición de que se relacionen con el ánimo de lucro
que ha de encontrarse presente en el delincuente.

3. FACTORES QUE FACILITAN EL SURGIMIENTO DE LA


DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA

El principal factor que se relaciona al nacimiento de la criminalidad


socioeconómica se vincula con el regular desenvolvimiento de la
economía: nos referimos a las naturales oscilaciones económicas. Este
tipo de criminalidad, pues, es una manifestación de la diferencia
entre las clases sociales y la pobreza, toda vez que las oscilaciones
negativas de la economía –desde los postulados de HERRERO
HERRERO 440- no hacen sino confluir en el incremento de la
delincuencia socioeconómica, por las necesidades que los criminales
buscan satisfacer; mientras que, en sentido contrario, las oscilaciones
positivas económicas se relacionan con la disminución de este tipo
de criminalidad, puesto que los delincuentes se encuentran en una
etapa de bonaza económica que hace innecesario la búsqueda de
lucro en medios ilegales o desviados.

Sin embargo, consideramos que los niveles del proceso económico


no son factores suficientes para explicar el surgimiento de la
delincuencia socioeconómica, sobre todo si se tiene en cuenta que
muchos de los criminales de este tipo se adhieren a un estilo de vida

440 HERRERO HERRERO, César. Loc cit.

!243
dedicado dicha criminalidad. En este sentido, el factor oportunidad
es, desde nuestro punto de vista, aún más fundamental que las
oscilaciones económicas, puesto que el delincuente socioeconómico
es, por así decirlo, un empresario criminal que actúa desde el marco
de entablar relaciones económicas fraudulentas, de donde deriva
que la oportunidad para ello es fundamental en este tipo de
delincuencia.

4. PERFIL CRIMINOLÓGICO DEL DELINCUENTE


SOCIOECONÓMICO

Entre las características principales del perfil de un criminal


socioeconómico resaltan aquellas que se vinculan con la finalidad
económica perseguida por el delincuente y que se manifiesta como
el móvil principal de su conducta desviada.

Así, el delincuente socioeconómico es una persona altamente


materialista, que busca por todo camino el obtener una ganancia o
beneficio, sin importarle si éste proviene de procesos contrarios a las
leyes o los valores socialmente aceptados. Es un personaje inteligente
y astuto, con carisma para los negocios, fácilmente adaptable a
cualquier situación que se le presente, de la que intentará casi en su
totalidad de oportunidades obtener un lucro. De ello se desprende
que el delincuente socioeconómico es también un sujeto
egocentrista que, incluso en los actos de mayor altruismo, intente
satisfacer sus necesidades narcisistas.

Por lo general, la persona que realiza este tipo de criminalidad tiene


especial habilidad para entablar relaciones sociales y, más aún, de
índole económico. Si bien pueden aparentar fácilmente empatía, lo
cierto es que son sujetos inescrupulosos con un alto grado de análisis
costo-beneficio que utiliza, sobre todo, para planificar sus actos
criminales.

Desde una perspectiva personal, consideramos que el ascenso o


disminución del proceso económico no son factores suficientes para
explicar en fenómeno delictivo socioeconómico, especialmente si se
tiene en cuenta que muchos de los criminales dedicados a este tipo

!244
de delincuencia han optado por volverla su estilo de vida,
indiferentemente del estado en el que la economía se encuentre.

En cambio, factores más importantes para el desarrollo de la


delincuencia socioeconómica son, por ejemplo, las oportunidades
que surjan entorno al criminal, puesto que éste se conduce como un
empresario del delito, para lo que requerirá las condiciones óptimas
para llevar a cabo sus planes.

5. LA VÍCTIMA EN LA DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA

A diferencia de otros tipos de criminalidad, la delincuencia


socioeconómica no solo puede afectar a las personas físicas, sino
también a las personas jurídicas, desde grandes transnacionales hasta
pequeñas y medianas empresas. Las personas que caen en las redes
de los delincuentes socioeconómicos suelen ser en extremo
confiados, sobre todo con sus conocidos, entre los cuales puede
encontrarse su agresor.

No existe un perfil específico que abarque a las víctimas de la


criminalidad socioeconómica, sino que las manifestaciones de este
tipo de delincuencia son tan extensas que puede afectar a cualquier
persona, sobre todo si se tiene en cuente que el criminal
socioeconómico apelará a la confianza y buena predisposición de su
víctima para embustirla y obtener de ella el beneficio ilegal que
pretende.

Las afectaciones hacia la víctima van más allá del mero perjuicio
patrimonial, pues a través de este especial tipo nocivo de
criminalidad se daña también la confianza en el mercado y en las
relaciones económicas, las que dieron pase –mal aplicadas- a ser
víctima del delincuente socioeconómico.

6. MANIFESTACIONES DE LA DELINCUENCIA SOCIOECONÓMICA

La criminalidad socioeconómica, por su variedad de métodos y


medios, pueden expresarse de múltiples formas, las cuales van

!245
volviéndose más sofisticadas y modernas a medida que los
fenómenos como la globalización se interiorizan más en nuestro diario
vivir.

Entre sus manifestaciones más comunes y renombradas se


encuentran el tráfico de influencias que –de mano con la corrupción-
es uno de los males más intensos que afectan a la sociedad
peruana, así como uno de los más comunes. El favorecimiento ilícito
que vincula con la obtención de ganancias indebidas, los cuales se
expresan en, por ejemplo, concursos, contrataciones, créditos o
cualquier otro acto administrativo sobre el que se quiera influenciar, a
fin de obtener un lucro, sea directa o indirectamente.

Mención aparte merece el lavo de activos que tan combatido y


despreciado se encuentra en nuestra sociedad, toda vez que se
conduce como la vía de escape adecuada para los empresarios
criminales que buscan dotar de legalidad a sus ganancias ilícitas, a
fin de utilizarlos en el sistema económico nacional o extranjero.

!246
CAPÍTULO VII

LA DELINCUENCIA TERRORISTA

1. INTRODUCCIÓN. 2. CONCEPTO. 3.
CARACTERÍSTICAS. 4. TIPOLOGÍAS DE LA
CRIMINALIDAD TERRORISTA. 5. PERFIL DEL
CRIMINAL TERRORISTA. 6. EL TERRORISMO EN EL
PERÚ, a) El Partido Comunista Peruano –
Sendero Luminoso (PCP-SL), b) Desarrollo
histórico del Conflicto Armado Interno (i. Inicio
de la violencia armada; ii. Militarización del
conflicto; iii. Despliegue nacional de la
violencia; iv. Crisis extrema de la violencia; v.
Declive de las acciones); c) Características de
las organizaciones terroristas peruanas.

!247
1. INTRODUCCIÓN

El conflicto armado interno del cual fueron protagonistas las fuerzas


del orden y grupos subversivos entre los años 1980 y 2000 en nuestro
país fue el evento que se cobró la mayor cantidad de vidas durante
la época de la República: 69,280 personas. De esta cantidad de
fallecidos, 31,331 fallecidos441 son adjudicados al Partido Comunista
Peruano-Sendero Luminoso, mientras que el resto corresponde a
muertes perpetradas por el MRTA y grupos policiales, militares y
paramilitares.

A pesar de esta magnitud de vidas perdidas, no siempre son claros los


motivos que justificaron un acontecimiento de esta gravedad, ni de
qué manera ciudades tales como Ayacucho, Apurímac y
Huancavelica, tan alejadas de la centralización del poder, fueron
escenarios perfectos para el nacimiento de los movimientos violentos
en contra del sistema.

La importancia del análisis criminológico del fenómeno terrorista


radica en que, como dijo el filósofo romano Cicerón, “un país que
olvida su historia está condenado a repetirla”442; lo cual debe tenerse
especialmente en cuenta cuando nos referimos a la criminalidad
terrorista, la misma que hoy en día –en que se supone que somos
parte de una sociedad postmoderna, civilizada y en la que son
hegemónicos los Derechos Humanos- aún se manifiesta de manera
intensa a lo largo del mundo.

2. CONCEPTO

La palabra terrorismo, tal como sugiere su nombre, proviene de


“terror”, que se origina de vocablo latino terrere y hace referencia a
asustar o amedrentar a otra persona. Desde la Revolución Francesa,
se tiene en consideración que el término avoca a un grupo de
personas que intentan gobernar o imponer sus ideas políticas sobre el

441 CVR. Informe final. Lima, 2003, Anexo 2.

442 Esta frase es usualmente utilizada por la Comisión de la Verdad y Reconciliación


(CVR) para llegar a su cometido de ejercer conciencia en la población y sanar la
dolorosa herida que ha dejado el terrorismo en nuestra nación.

!248
resto de la sociedad, en base al terror y la intimidación que derivan
de sus acciones443.

Su conceptualización implica necesariamente la actuación de un


grupo de personas que, de manera sistemática, violenta y
organizada, llevan a cabo acciones dirigidas hacia un mismo
propósito político. El impacto que buscan ejercer con el despliegue
de sus actuares es el de mayor intensidad posible, por lo que no
dudarán en ejercer su extrema violencia en personas que signifiquen
íconos para la sociedad –presidentes, alcaldes, actores, etc.- o que
por su especial vulnerabilidad impliquen una indignación
generalizada y el esparcimiento del terror –madres, gestantes, niños
pequeños-.

3. CARACTERÍSTICAS

La delincuencia terrorista se caracteriza, sobre todo, por formar parte


de la criminalidad violenta. Su modus operandi es apelar por la
crueldad excepcional y, a través de ésta, desestabilizar la
tranquilidad y seguridad social a punto tal de provocar una anomia
social lo suficientemente intensa como para que se olvide el respeto
por los Derechos más fundamentales.

Es una criminalidad que se desarrolla en conjunto 444 y que, por lo


general, opera desde la clandestinidad. De hecho, uno de los
factores más importantes que resguardan los grupos terroristas es
evitar ser identificados por las fuerzas estatales, ya que ello
incrementa la inseguridad, pues la población se siente intranquila y
en un potencial peligro al no saber si amigos o familiares forman parte
de las organizaciones terroristas. Ello, en palabras de ALONSO PÉREZ,
corresponde a un “golpear y desaparecer”445.

443 HERRERO HERRERO, César. Óp. Cit., p. 810.

444 No obstante, suelen reportarse casos aislados de sujetos con móviles terroristas que
actúan en el marco de la ideología de su organización, pero que no han coordinado un
ataque sistematizado con ésta, sino que obran por cuenta propia en base a sus ideales.

445 NÚÑEZ PAZ, Miguel y Francisco ALONSO PÉREZ, Óp., Cit., p. 399.

!249
Las víctimas de las organizaciones terroristas suelen ser no
combatientes 446, lo que incluye a los miembros de las fuerzas armadas
en tiempos de paz, a quienes se busca convencer por medio de la
violencia y la crueldad de un proyecto bandera defendido por las
organizaciones terroristas, el que por lo común es de tipo político,
pero que también puede abarcar planes culturales, económicos y
sociales.

La fenomenología terrorista se caracteriza por su alta coordinación y


sincronización, tiene en cuenta la repartición de tareas en virtud de
las capacidades de cada sujeto e, incluso, puede tildarse de
profesionalista. Para llevar a cabo sus propósitos, primero seleccionan
a un objetivo determinado, en base al golpe que significaría en el
colectivo social; para luego estudiar y preparar un plan de acción
sistematizado y jerárquico que finalmente será llevado a cabo a
través de la sorpresa, el aislamiento de las comunicaciones entre las
víctimas y el conocimiento del lugar donde se llevarán a cabo las
acciones.

4. TIPOLOGÍAS DE LA CRIMINALIDAD TERRORISTA

No existe una clasificación única de la criminalidad terrorista,


especialmente si se tiene en cuenta que sus acciones y propósitos son
múltiples y que es un fenómeno que se ha manifestado a lo largo de
la historia de la humanidad en diversas intensidades y sociedades.

Los reconocidos LEGANÉS y ORTOLÁ447 desarrollan cinco tipologías de


terrorismo que han de ser analizados. Así, se tiene al terrorismo
individual y al grupal, que resalta la organización y cantidad de
sujetos activos que llevan a cabo las acciones terroristas, de manera
tal que el primero de ellos es de tipo desorganizado y se desarrolla
cuando una persona individual o un grupo sin mayor preparación
comete atentados terroristas, mientras que el segundo –grupal-
corresponde al típico modelo terrorista que se presenta por lo
general, es decir, los organizados y jerarquizados; el terrorismo

446 HERRERO HERRERO, César. Óp. Cit., p. 814 y ss.

447 LEGANÉS, Santiago y María, ORTOLÁ. Óp. Cit.,pp. 285 y ss.

!250
aficionado, que es ejecutado como una forma de diversión para sus
actores, y el terrorismo profesional, que implica una formación y
preparación que hacen que los sujetos adquieran esta criminalidad
como estilo de vida; el terrorismo político y el terrorismo religioso, de
donde resalta el último de éstos, por tratarse del más peligroso al
identificar las acciones terroristas como parte de un plan divino y
justificadas moralmente; el terrorismo de liberación de la opresión
ejercida por otro Estado; y el terrorismo nacional, que recae sobre un
determinado Estado, o internacional, como es la tendencia en la
criminalidad actual.

5. PERFIL DEL CRIMINAL TERRORISTA

El criminal terrorista forma parte de los delincuentes por convicción, lo


que quiere decir que comete el hecho delictivo por estar convencido
de que sus propósitos y subcultura es más valiosa que la socialmente
aceptada, de forma que se convierte en un deber moral ejecutarla.
Lo dicho conlleva a que por lo general se trate de personas jóvenes,
con cierto grado de preparación, aunque ésta no se traslada a los
más simples adeptos que no hacen sino llevar a cabo las órdenes que
se les dan.

Los terroristas son personas que, tal como indica GARCÍA ANDRADE448,
suelen ser emocionalmente inmaduros, lo que repercute en su grado
de peligrosidad, toda vez que pueden desenvolverse con una
bomba de tiempo contra cualquier víctima potencial que sea lo
suficientemente representativa como para extender el terror en la
sociedad. Ello, sumado a su necesidad de aceptación, es
determinante para que el delincuente terrorista busque en la
organización de la que forma parte la identidad y seguridad de la
cual carece.

Ahora bien, los terroristas son sujetos que actúan con frialdad en el
desenvolvimiento de sus planes, violentos en extremo y crueles,
indiferentes ante el dolor ajeno, aunque no necesariamente forman

448 GARCÍA ANDRADE, J. Raíces de la violencia. Madrid: Ed. OFFO, 1983.

!251
parte de las personas que padecen trastorno de personalidad
psicópata.

Además, son sujetos fanatistas que buscan cualquier ideología que


defender con su alma, sobre todo si ésta se identifica –aunque sea
levemente- con los ideales que pretende defender o con las
injusticias de las que siente que ha sido víctima. Tienen sed de poder y
de “justicia” social, puesto que han interiorizado que cualquier
mentalidad distinta u opuesta a la suya, es mediocre, errónea e
innecesaria.

6. EL TERRORISMO EN EL PERÚ

a) El Partido Comunista Peruano – Sendero Luminoso (PCP-SL)

La agrupación “Sendero Luminoso” dirigida por Abimael Guzmán


Reynoso, mejor conocido como Presidente Gonzalo, surgió en el
contexto nacional de finales de los años 60, durante el gobierno
revolucionario de las Fuerzas Armadas, a mando del General Velasco
Alvarado. Deriva su nombre de una conocida frase del fundador del
original Partido Comunista del Perú, José Carlos Mariátegui, la cual es
la siguiente: “el marxismo-leninismo abrirá el sendero luminoso hacia
la revolución”.

Como parte de su historia organizacional, encontramos que Sendero


Luminoso, tal cual se desarrolló durante la época del terror, formó
parte de una serie de divisiones que hicieron que sus adeptos fueran
reducidos en número, en comparación del partido madre del cual
surgió; lo que los favorecía altamente en labores de coordinación y
desenvolvimiento de actividades 449. La diferencia entre Sendero
Luminoso y el resto de los movimientos de izquierda es que nunca
antes ninguno de ellos puso en práctica su ideología de la manera en
que lo hizo el PCP-SL.

449 Sin embargo, que su número haya sido reducido y que hayan logrado repercutir como lo
hicieron en la Historia peruana deja en evidencia su grado de violencia extrema y las
graves deficiencias que caracterizaron al Estado peruano que no pudo evitar el brote del
conflicto armado interno (CVR, Informe Final. Tomo II. Lima, 2003, p. 14. Disponible en:
http://cverdad.org.pe/ifinal/)

!252
Así, tenemos que el partido madre es el Partido Comunista Peruano
(PCP) original, el cual se dividió en PCP Pekineses y PCP Unidad
(Moscovitas). De los PCP Pekineses surgieron dos ramas: el movimiento
Saturnino Paredes y el movimiento José Sotomayor. En 1960, el
movimiento Saturnino Paredes se bifurcó en PCP Patria Roja y PCP
Bandera Roja, la misma que –finalmente- dejó pase al PCP-SL y PCP
Albaneses.
PCP Original

PCP Patria Roja


Saturnino PCP-SL
Paredes PCP Bandera
PCP Pekineses
Roja
José Sotomayor PCP Albaneses
PCP Unidad

(Moscovitas)

En un comienzo, el PCP-SL se concentró en la Universidad de San


Cristóbal de Huamanga (Ayacucho). Sus dirigentes eran quienes
tenían cargos administrativos altos en la Universidad. Bajo su
dirección, los cursos como Introducción a las Ciencias Sociales,
Ciencias Biológicas, Filosofía y Física fueron reemplazados por
Materialismo Histórico, Dialéctica de la Naturaleza y Materialismo
Dialéctico 450. Además, ampliaron las vacantes de ingreso a mil
puestos por año y los ocupantes de ellas fueron los protagonistas del
movimiento por la gratitud de la enseñanza451, quienes a causa del
ayacuchazo de 1969, ya mantenían resentimiento hacia el régimen
estatal.
En el contexto explicado, el PCP-SL significó para esa generación una
válvula de escape que, a sus ojos, les brindaba opciones tentativas. El
partido les ofrecía una explicación de la situación que les favorecía

450 Vid. DEGREGORI, Carlos Iván. El


surgimiento de Sendero Luminoso. Lima, 1991.

451 Era una generación marcada por el Decreto Supremo N° 006-69-EP; debido a que
éste les había puesto en la necesidad de tomar las armas contra las fuerzas del orden,
luchar por sus derechos y ver a muchos de sus comunes fallecer o ser heridos por lo que
consideraban una causa digna. También, importante es recalcar que esta juventud se
encontraba entre dos mundos: el andino de sus padres, del cual ya no compartían a
cabalidad las costumbres y mitos, y el urbano-criollo del que eran discriminados.

!253
en un futuro, pues por medio del Materialismo Dialéctico e Histórico
era necesario, y hasta natural, el paso del Capitalismo al Comunismo;
y, además, una organización que derivaba en identidad.

No obstante, poco a poco el PCP-SL dejó de tener su marcada


influencia en la Universidad de San Cristóbal de Huamanga y,
motivado por ello, decidió salir de su enclaustramiento universitario a
partir de la creación de organismos propios. Algunos de estos
organismos optaron una postura diferente, pero otros se mantuvieron
bajo su influencia tradicional. En ese momento el partido ya había
perdido su hegemonía, pero mantenía un fuerte lazo con la juventud
ayacuchana, quienes formaban parte de sus filas de apoyo junto a
ex estudiantes y maestros de la Universidad. Sendero Luminoso, ya
constituido en ideología y miembros, se decidió por la lucha armada
en contra del Estado que los había reprimido y olvidado.

b) Desarrollo histórico del Conflicto Armado Interno:

En el conflicto armado interno que se vivió entre 1980 y el 2000, se


pueden apreciar cinco periodos, según el informe oficial de la
Comisión de la Verdad y Reconciliación, con características propias.
Así, se tiene el inicio de la violencia armada; la militarización del
conflicto; el despliegue nacional de la violencia; la crisis extrema; y el
decline de las acciones subversivas.

i. Inicio de la violencia armada

Se ubica entre mayo de 1980 y diciembre de 1982, durante el primer


gobierno de Belaunde Ferry. La etapa comenzó cuando Sendero
Luminoso quemó las ánforas electorales de las elecciones de 1980 del
distrito de Chuschil (Ayacucho), acto con el cual pasó a la
clandestinidad.

Si bien la finalidad de la quema de ánforas radicaba en incitar al


Estado a tomar acciones policial –y hasta militares- para las cuales
éste no se encontraba preparado; lo cierto es que la ineficiencia
estatal fue altamente demostrada cuando el problema se consideró
un asunto marginal y solo se envía al grupo policial de los Sinchis a
revisar la zona, sin mayor apoyo a parte del estado de emergencia

!254
en el que entraron Ayacucho, Apurímac y Huancavelica. La
deficiencia del Sistema Nacional de Inteligencia (SIN) es aún más
notoria cuando capturan a Abimael Guzmán, pero luego lo liberan
por faltas de pruebas.

ii. Militarización del conflicto

Abarcó entre enero de 1983 y junio de 1986, es decir, desde finales


del primer gobierno de Belaunde e inicios del primer periodo de Alan
García. Los Sinchis dejaron el asunto en manos de las Fuerzas
Armadas y la violencia tuvo su punto máximo en estos años, no solo
por parte de PCP-SL, sino porque las fuerzas del orden no respetaron
los Derechos Humanos, puesto que no tenían identificados quiénes
eran senderistas y quiénes no. Los errores del Estado contra la
población no terrorista retrasó la ruptura entre el campesinado y
Sendero Luminoso, según el informe de la Comisión de la Verdad y
Reconciliación. Además, se declaró Estado de Emergencia en Lima y
Callao.

iii. Despliegue nacional de la violencia

Corresponde al periodo entre junio de 1986 y marzo de 1989, es decir,


lo restante del primer gobier no de Alan García, lo que
coyunturalmente nos ubica en una de las mayores crisis económicas
en nuestro país. Son nueve ahora las ciudades en Estado de
Emergencia: Lima, Huancavelica, San Martín, Junín, Pasco, Huánuco,
Callao, Ayacucho y Apurímac. Las dos últimas inician las rondas
campesinas contra PCP-SL a la vez que Lima se convertía en un punto
importante dentro de la ofensiva, pues en la capital peruana
habitaban pobladores de todas las partes del país.

A pesar de ello, se dan motines terroristas en las cárceles, las cuales


eran territorio de nadie y por lo general se encontraban dominadas
por los reclusos. El PCP-SL se aliada con grupos narcotraficantes de la
Selva y los asesinatos los redirige a figuras públicas para propagar el
terror.

!255
iv. Crisis extrema de la violencia

La cuarta etapa es denominada por la CVR “Crisis extrema, clímax de


la ofensiva subversiva y contraofensiva estatal” y se ubica entre
marzo de 1987 y septiembre de 1992. Su mayor característica es que
Abimael Guzmán fue capturado por el Grupo de Inteligencia
Nacional (GEIN) con ayuda de las rondas campesinas, durante el
gobierno de Alberto Fujimori. Con el autogolpe de Estado del 5 de
abril de 1992, se disuelve el Congreso de la República y las violaciones
de los Derechos Humanos fueron tomadas como el “costo” para
terminar con la subversión.
v. Declive de las acciones

Entre setiembre de 1992 y noviembre del 2000, de forma progresiva y


como respuesta a la captura de la cabeza de la organización
terrorista que más afecto al país durante el Conflicto Armado Interno,
los atentados fueron reduciéndose.

Abimael Guzmán firma un pacto de paz con el gobierno de Fujimori


para que todos los senderistas dejen las armas, pero esto -más que
dar un ambiente de tranquilidad a la población- favoreció a las
intenciones de perpetuación en el poder de Fujimori. Se construyen
cárceles de máxima seguridad para los principales líderes subversivos,
mientras que se promulga una amnistía general para todos aquellos
miembros de las Fuerzas Armadas y la Policía que vertieron sangre
inocente. Con los años se dejará en evidencia que grupos
paramilitares, como el Grupo Colina, llevaron a cabo delitos de lesa
humanidad al mando del entonces Presidente de la República y de
su cúpula de poder.

c) Características de las organizaciones terroristas peruanas

Los grupos terroristas peruanos poseyeron una fuerte cohesión


ideológica que, hasta cierto punto, eran susceptibles de ser
consideradas como un sistema religioso con identidad y creencias
propias. En lo que respecta al PCP-SL, el núcleo del partido tenía
carácter autoritario y era quien lo decidía todo a favor del pueblo,
aunque ello significara ejercer la violencia con los pobladores en
miras de ejecutar acciones que, en teoría, los llevaría a su propio

!256
bienestar. En la cabeza de la pirámide social del PCP-SL se
encontraba el Presidente Gonzalo, seguido en poder jerárquico por
los miembros del partido, los organismos generados por éste y, en
última instancia, las masas. Éstas eran usadas como escondite para
que los subversivos no fuesen identificados fácilmente por las fuerzas
del orden.

Medular fue la presencia de la solidaridad interna en las


organizaciones terroristas peruanas que se daba, sobre todo, por
contraer relaciones de parentesco por afinidad, pues era muy común
el matrimonio entre los miembros de la organización. Además, el
paisanaje fue otra nota característica del terrorismo peruano, en
virtud del cual se entiende como “malo” a todo lo ajeno a su zona de
influencia. Esta solidaridad ocasionó que el PCP-SL se tornara en un
grupo terrorista muy cerrado que, incluso, rechazara a las demás
organizaciones de similar condición.

!257
CAPÍTULO IX

LA CRIMINALIDAD ORGANIZADA

1. ORIGEN. 2. CONCEPTO. 3. CRÍTICA A LA LEY


N° 30077. 4. CARACTERÍSTICAS. 5. LA
DELINCUENCIA ORGANIZADA Y CRIMINALIDAD
ORGANIZADA. VINCULACIÓN Y DIFERENCIAS. 6.
TIPOLOGÍA DE LAS ORGANIZACIONES
CRIMINALES, a) Jerarquía estándar, b) Jerarquía
regional, c) Agrupación jerárquica, d) Grupo
central, e) Red criminal. 7. LA PRESENCIA DE LA
CRIMINALIDAD ORGANIZADA EN EL PERÚ. 8. LA
POLÍTICA CRIMINAL PERUANA EN LA LUCHA
CONTRA LA CRIMINALIDAD ORGANIZADA, a) La
investigación y el proceso penal (i. Las técnicas
especiales de investigación, ii. Las medidas
limitativas de derechos), b) Las consecuencias
jurídicas regladas por la Ley N° 30077, c)
Especial condición penitenciaria de los
delincuentes en la criminalidad organizada, d)
Nuevas políticas legislativas en el marco de la
lucha contra la criminalidad organizada (i.

!258
Decreto Legislativo N° 1204, ii. Decreto
Legislativo N° 1217, iii. Decreto Legislativo N°
1218, iv. Decreto Legislativo N° 1219, v. Decreto
Legislativo N° 1227, vi. Decreto Legislativo N°
1229, vii. Decreto Legislativo N° 1233, viii.
Decreto Legislativo N° 1234, ix. Decreto
Legislativo N° 1239, x. Decreto Legislativo N°
1241, xi. Decreto Supremo N° 005-2015-JUS)

!259
1. ORIGEN

La criminalidad organizada se encuentra presente en las sociedades


postmodernas como una de las manifestaciones más preocupantes
de la criminalidad contemporánea. Tal y como se ha explicado en
otras páginas452, su origen se remonta a la época de los piratas,
corsarios y bandoleros453, aunque no fue hasta el gran boom criminal
que se vivió en el s. XVIII en Sicilia que tomó la fuerza con la que hoy
en día se presenta en algunos países. Nos referimos a la mafia
siciliana.

Sicilia es una de las más importantes islas de Italia que, a pesar de solo
contar con cinco millones de habitantes, puede presumir de ser el
área geográfica de la cual nace la influencia de las más grandes
organizaciones criminales mafiosas, entre las que figuran La Mafia454,
la Cosa Nostra455, la Camorra456, y la ´Ndrangheta457, entre otras. De
ellas, la más conocida es la Cosa Nostra, la cual influye
delictivamente en todas las provincias sicilianas y tiene, incluso,
presencia en tres continentes.

452 Cfr. PÉREZ ARROYO, Miguel. “Criminalidad y delincuencia organizada en el nuevo


proceso penal” (en) Gaceta Penal y Procesal Penal, N° 30. Lima: GACETA JURÍDICA,
diciembre 2011, pp. 349 y ss.

453 BRUCCET ANAYA, Luis Alonso. El Crimen Organizado (origen, evolución, situación y
configuración de la delincuencia organizada en México). Segunda Edición. Argentina:
PORRÚA, 2007, p. 50.

454 Es el ícono de las organizaciones criminales por excelencia. Su organización resalta


por ser verticalista y jerárquica, por medio de las “familias”.

455 Es conocida como la Mafia estadounidense y que encuentra sus principales focos de
acción en Chicago y Nueva York, realizando actividades similares a las de La Mafia
original. Resalta su intromisión en las áreas relacionadas con la prostitución, venta de
narcóticos, etc.

456 Se desarrolla en la ciudad de Nápoles y, si bien existen múltiples teorías acerca de su


surgimiento, se caracteriza por el reparto organizado de tareas en base a grupos
jerárquicos y de cientos de bandos que luchan entre sí.

457 Se le llama también como la Maffia Calabresa y obtiene el “mérito” de haber sido la
primera organización criminal proveniente de Italia que se dedicó al tráfico de cocaína.
A diferencia de las anteriores organizaciones, prefiere optar por iniciar a sus miembros en
base a los lazos sanguíneos y por trabajar en un perfil bajo.

!260
Como efecto colateral de la inmigración europea a América del
Norte del s. XIX y principios del s. XX, el fenómeno de la mafia siciliana
fue exportado a los Estados Unidos; con lo que surgieron nuevas
formas de afectación social, como la extorsión. De esta manera, el
fenómeno de la criminalidad organizada fue extendiéndose a nuevos
territorios y desarrollándose en base la delincuencia ya existente en
dichos lugares, lo que sustenta la tesis de que la criminalidad debe
adaptarse a todas las épocas y condiciones para existir.

Si bien la fortificación de la criminalidad organizada en Sicilia


manifiesta un patrón que se evidencia en todas las partes del mundo
en las que estas organizaciones tienen control -la pobreza, el vacío
del poder estatal y la incultura 458, a fin de comprender cómo es que
se pudo implementar en el Nuevo Continente, debe tenerse en
cuenta la especial condición estadounidense que provocó que la
mafia siciliana goce de tanta aceptación: la Ley Seca de 1919
introdujo un gran interés económico en las organizaciones criminales,
que optaron por suplir las carencias de mercado y formar su propio
mercado ilegal que satisfaga los vacíos que el Estado no cubría,
migrando de un servicio a otro 459, teniendo siempre en la mira lo que
está prohibido por el sistema legal, como las drogas o la prostitución.

2. CONCEPTO

Definir un fenómeno tan complejo como la criminalidad organizada


no es sencillo. Sin embargo, se tiene claro que es necesaria un
concepto que supere la mera descripción del actuar delictivo, a
pesar de que ésta sea una forma gráfica y orientativa460 de
abordarlo; puesto que las directrices de política criminal que son
implementadas por el Estado para luchar contra la criminalidad

458 PÉREZ ARROYO, Miguel. “Criminalidad organizada: análisis de la nueva ley contra el
Crimen Organizado (Ley N° 30077)” (en) Actualidad Penal, N° 2. Lima: INSTITUTO PACÍFICO,
agosto 2014, pp. 30 y ss.

459 LEGANÉS, Santiago y María, ORTOLÁ. Óp. Cit., p. 268.

460 DELGADO MARTÍN, Joaquín. Criminalidad organizada. Barcelona: BLANCH, 2001, pp.
35 y ss.

!261
organizada colisionan entre sí461 y afectan aspectos fundamentales
que deberían tenerse más en consideración, como se hace a través
de medidas como la sobre incriminación, el agravamiento
desmedido de las penas, la intensificación y justificación de actos
especiales de investigación, entre otros.

Algunos autores como DELGADO MARTÍN y PRADO SALDARRIAGA se


aventuran a formular conceptos operativos de criminalidad
organizada que buscan suplir esa deficiencia. El primero de los
autores, desde una visión europea, indica que la criminalidad
organizada es “un modelo organizativo que sirve como medio para
realizar otros delitos” 462; mientras que el segundo de ellos, desde una
perspectiva nacional, desarrolla un concepto que califica de
funcional, indicando que la criminalidad organizada es “toda
actividad delictiva que ejecuta una organización con organización
flexible o jerárquica que se dedica al comercio de bienes y oferta de
medios y servicios legalmente restringidos, fiscalizados o prohibidos
que son demandados por la sociedad, mediante lo cual busca
obtener una posición de poder político, económico o
tecnológico”463.

Desde nuestro Derecho Positivo, la legislación penal peruana fue


incapaz de definir a la criminalidad organizada hasta la
promulgación de la Ley N° 30077 de fecha 20.08.13. Antes de ello sólo
se utilizaba, en nuestra legislación nacional, la categoría de
criminalidad organizada para los tipos de criminalidad básica con el
añadido de su mera asociación o conjugación de voluntades
criminales para cometer el delito en pluralidad de agentes, como lo
fue en la tipificación del delito de “asociación ilícita para
delinquir” (art 317° del Código Penal peruano). A la vez, que repito,
en el considerar como agravante de acciones delictivas la comisión
de éstas en “pluralidad de agentes” (como mínimo tres personas), a
lo cual se le atribuyó el nombre de “ejecución delictiva en
organización criminal”.

461 PÉREZ ARROYO, Miguel. Loc. cit.

462 DELGADO MARTÍN, Joaquín. Loc. Cit.

463 PRADO SALDARRIAGA. Criminalidad Organizada. Lima: IDEMSA, 2006, p. 44.

!262
Ante tal vacío, hacíamos uso de la conceptualización realizada por la
Convención de las Naciones Unidas contra la Delincuencia
Organizada Transnacional y sus Protocolos -suscrita por nuestro país
en el año 2000 y ratificada por éste en el año 2001- que se
caracteriza por estar destinada a la promoción de la cooperación
para prevenir y combatir más eficazmente la delincuencia
organizada transnacional (art. 1ª de la Convención)-. En ese sentido,
se entendía el concepto en el sentido siguiente: “…todo grupo
estructurado de tres o más personas que exista durante cierto tiempo
y que actúe concertadamente con el propósito de cometer uno o
más delitos graves o delitos tipificados en la Convención con miras a
obtener, directa o indirectamente, un beneficio económico u otro
beneficio de orden material.”

Sin embargo, dicha conceptualización no era la más apropiada. Fue


así que surgió la necesidad de la Ley N° 30077, la cual indica que una
organización criminal es toda agrupación de tres o más personas que
se reparten tareas o funciones por un tiempo indefinido y de carácter
estable, que de forma coordinada y concertada es creada con la
finalidad de cometer alguno de los delitos que indica la Ley.

De esta manera, la criminalidad organizada se diferenció por


completo de la coautoría en que, si bien toda estructura organizada
del delito implica necesariamente la coautoría, no toda forma
comisiva del delito bajo esquemas de coautoría conlleva
necesariamente a la criminalidad organizada. Por tanto, es posible la
existencia de comisiones delictivas en coautoría sin necesidad de
que ello implique la existencia de criminalidad organizada, pues su
existencia exige la concurrencia de requisitos más sofisticados y
desarrollados que el mero dominio conjunto del hecho.

En este sentido se pronuncia CHONCLAN MONTALVO464, quien indica


que la coautoría –o simple pluralidad de agentes- significa que los
coautores se distribuyen funcionalmente los respectivos cometidos;

464 CHONCLAN MONTALVO, José Antonio. La organización criminal: tratamiento penal y


procesal penal. Madrid: DYKINSON, 2000, pp. 7-9.

!263
mientras que –tal como respalda PRADO SALDARRIAGA465-, en la
criminalidad organizada es necesaria la existencia de la pluralidad de
agentes con distribución funcional tenga también un plus en el
contenido del injusto o, en otras palabras, la planificación previa de
lo actuado que implique un reparto de roles entre los intervinientes en
la lógica de una estructura jerarquizada, lo que ocasionará que la
organización criminal adquiera cierta autonomía con relación a las
personas que la contribuyen. De allí deriva que la criminalidad
organizada será un tipo de fenómeno delictivo destinado a perdurar
en el tiempo, indiferentemente de que lo hagan así los miembros que
la conforman466, similar a la mentalidad de una empresa mercantil;
aspecto que no ocurre en los supuestos de coautoría.

3. CRÍTICA A LA LEY N° 30077

La Ley N° 30077 implementó una conceptualización legal de


criminalidad organizada que es mucho más completo que el incluido
en el art. 317ª del CP referido a la asociación ilícita para delinquir. No
obstante, pese a sus aportaciones, presenta una serie de carencias
que se evidencian. Entre ellas la más resaltante es que el legislador no
ha hecho énfasis en el carácter transnacional y de sofisticación que
deberán ser parte de la estructura de la comisión del o los delitos de
mencionada figura asociativa, a pesar de que dichas características
se encuentran implícitas en la naturaleza misma de la criminalidad
organizada; como tampoco ha hecho referencia a que la
criminalidad de este tipo es una criminalidad de bienes y servicios,
que se caracterizan por ser legalmente restringidos, excesivamente
fiscalizados o prohibidos de plano, pero que suelen ser demandados
por los miembros de la sociedad467.

Se tiene así que la criminalidad organizada requiere de un concepto


operativo, dinámico y funcional que tenga en cuenta las deficiencias

465 PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Óp. Cit., p. 33 y ss.

466 Ejemplo de ello puede encontrarse en el grupo terrorista Sendero Luminoso, el cual
continuó desarrollando acciones aisladas en Perú pese a que su histórico líder había sido
apresado.

467 PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Criminalidad organizada y lavado de activos. Lima:


IDEMSA, 2013, p. 60.

!264
que se encuentran en la actual Ley N° 30077. De hecho, son cinco los
pilares en los que debe basarse 468 un concepto adecuado de
criminalidad organizada:

i. Que su expresión fenomenológica lo haga de manera


vinculada a las comisiones delictivas varias, sea que se hayan
producido posteriormente o que nunca lo hayan hecho. Este
punto es fundamental, pues en él radica la diferencia entre la
delincuencia organizada y la organización criminal469.

ii. Que la pluralidad de agentes, necesariamente, habrá de


interactuar con conocimiento de un mismo plan criminal, de
formar parte de una misma organización y de hallarse bajo la
dirección de una misma cúpula –al menos en lo que respecta
al comportamiento del que derivan inmediatamente-. En este
punto resalta que, puesto que las organizaciones criminales se
manejan en lógica de comportamientos, que no se exige que
la persona cuente con un conocimiento perfecto del
planteamiento y dirección de la organización, pues ello sería ir
en contra de su propia naturaleza.

iii. Que las actividades a las cuales se direccionen se vinculen


con graves problemas delictivos y signifiquen una intensa
lesividad socio-colectiva e individual. En ello, pues, se
fundamentan las medidas político-criminales de alto impacto
y restrictivas de derechos fundamentales.

iv. Que los miembros de la organización se encuentren


relacionados con fines lucrativos de origen ilícito. En este
sentido, se tiene que las organizaciones criminales crean
mercados de bienes y servicios, aprovechando las
restricciones hechas en el mercado legal por el Estado y las

468 PÉREZ ARROYO, Miguel. “Criminalidad y delincuencia organizada en el nuevo proceso


penal” (en) Gaceta Penal y Procesal Penal, N° 30. Lima: GACETA JURÍDICA, diciembre
2011, pp. 349 y ss.

469 Tener en cuenta que las organizaciones criminales son formas de tipo asociativo que se
destinan a facilitar la comisión de delitos, por lo que su vinculación radica en términos de
fines inmediatos y no trascendentales.

!265
necesidades de la sociedad. He allí que se entiende la
expresión de que dichas organizaciones se asemejan a
empresas mercantiles.

v. Así, como toda empresa que se extiende impulsada por la


globalización, las organizaciones criminales cuentan con
carácter transnacional: es común, pues, que la búsqueda por
los paraísos fiscales o los sistemas estatales más débiles, haga
que la criminalidad organizada se traslade de un territorio a
otro.

Por eso consideramos que un concepto funcional apropiado de


criminalidad organizada es aquel que indica que ésta es el fenómeno
socio-criminal que se expresa en términos funcionales y utilitarios
respecto de la comisión de delitos especialmente graves, e
intrínsecamente vinculado a la comisión completa y estructurada de
uno o varios delitos (necesariamente alguno grave), con pretensiones
de permanencia y en pluralidad concertada de agentes criminales y
con la irrenunciable finalidad y ánimo de lucro ilegal mediante el
enriquecimiento ilícito (no vinculado a agentes especiales concretos
–no necesariamente deberá ser un funcionario público) y de carácter
transnacional 470.

4. CARACTERÍSTICAS

Del aporte personal que se ha realizado respecto a la mejoría en el


concepto de delincuencia organizada, se encuentran una serie de
características 471 que describen dicho fenómeno. Éstas son las
siguientes:

i. Hacer referencia a la comisión de delitos especialmente


graves. Así, si bien se vincula intrínsecamente con la comisión
completa y estructurada de uno o varios delitos, requiere que
a menos uno de ellos sea grave.

470 PÉREZ ARROYO, Miguel. Óp. Cit., pp. 368 y ss.

471 Ídem.

!266
ii. Tener pretensiones de permanencia en el tiempo.

iii. Optar por la pluralidad concertada de agentes criminales, de


manera que éstos son fungibles e intercambiables. Nadie, ni
siquiera la cabeza, es irremplazable.

iv. Su finalidad es irrenunciablemente el ánimo de lucro ilegal a


través del enriquecimiento ilícito.

v. La existencia de un poder central que lidera la organización,


que es donde se toman las decisiones y se deciden las
directrices a seguir a fin de obtener los beneficios ilícitos.

vi. No se encuentra vinculada necesariamente a utilizar agentes


especiales concretos, como un funcionario público.

vii. Tener carácter transnacional y una movilidad internacional.


Recordemos que las organizaciones criminales se desarrollan
tal cual empresas globalizadas y buscan constantemente
moverse a paraísos fiscales o territorios con un débil sistema
legal, a fin de evitar ser atrapados.

viii. Utilizar costosas tecnologías, lo que se vincula con la actual


globalización y el surgimiento de la delincuencia en niveles
que, hasta el siglo pasado, no existía. La logística de la
criminalidad organizada, pues, suele ser compleja y
sofisticada, tal como los instrumentos que emplea.

De esta manera se evidencia que una conceptualización de


criminalidad organizada debe resaltar la distinción entre ésta y el
concepto de autoría del Derecho penal; la capacidad de las
organizaciones criminales de adaptarse a los cambios sociales y de
mercado, incluso con más rapidez y eficacia que muchas empresas

!267
que laboran dentro de los marcos de la ley; y su distinción con
respecto a la delincuencia organizada.

5. LA DELINCUENCIA ORGANIZADA Y CRIMINALIDAD


ORGANIZADA. VINCULACIÓN Y DIFERENCIAS.

La delincuencia y la criminalidad de tipo organizado son conceptos


que guardan una estrecha relación. Es posible, de hecho, que la
segunda de ellas no sea sino una evolución de la primera, sobre todo
cuando los modos comisivos individuales son perfeccionados en
virtud de lazos tradicionales y culturales que no hacen sino afianzar la
identidad del colectivo criminal, surgiendo así las bandas criminales
que, tras un tiempo de vida delictiva, pueden llegar a convertirse en
su versión más lesiva: la criminalidad organizada. Se tiene también
que en algunas ocasiones las asociaciones propias de la
delincuencia organizada actúan como instancias periféricas o
asociadas a organizaciones de mayor jerarquía a las que ofrecen y
brindan servicios: las que forman parte de la criminalidad
organizada472.

Sin embargo, y a diferencia de algunos autores473, consideramos que


la delincuencia organizada y la criminalidad organizada no solo se
vinculan entre sí, sino que también cuentan con aspectos que
diferencian unas de las otras, los cuales son de marcada relevancia
en su estudio.

Así, tenemos que la criminalidad organizada representa una


estructura de configuración jerarquizada y tendiente a la
subordinación que, por lo mismo, incluye niveles estratégicos y
operativos con un núcleo o mando central que tiene capacidad
decisoria. Su actividad, a la vez, es especializada y focalizada en un
sector determinado que –por lo general- no se encuentra cubierto

472 En este sentido se pronuncia también ANARTE BORRALLO (Aspectos penales,


procesales y criminológicos. Huelva: UNIVERSIDAD DE HUELVA, 1999, p. 22.) cuando indica
que “en muchos casos, las bandas ejercen de minoristas del comercio ilegal que controla
el grupo criminal organizado o bien prestan cierto apoyo logístico o personal, puntual o
sistemático (…) a cambio, el grupo suministra la mercancía o ayuda en caso necesario
(…), de todas formas, la banda conserva su autonomía e identidad”

473 DELGADO MARTÍN, Joaquín. Loc. Cit.

!268
por el mercado legal pese a ser demandado en la sociedad. Por
tanto, y de manera similar a una empresa mercantil, sus operaciones
responden a un proceso previo de planeamiento lineal y se ejecutan
en un espacio funcionalmente limitado que, pese a ello, contará con
la vinculación de varios países interrelacionados entre sí, sea ya por
lógicas de cercanía territorial o por compartir los mismos intereses o
sectores productivos. La delincuencia organizada no responde a la
misma situación. A diferencia de la criminalidad organizada, éstas son
organizaciones tradicionales, menos innovadoras y más
convencionales que las antes mencionadas.

Por otro lado, se distingue también de la criminalidad organizada en
que la delincuencia organizada se caracteriza por existir sólo mientras
que sea útil para sus miembros –es decir, mientras que el delito o los
delitos para los que se han propuesta organizarse, tarden en
cometerse-, y por hacerlo en relación a determinados hechos
concretos. Por lo mismo es que no pueden ser consideradas como
empresas criminales, no cuentan con marcados roles establecidos, y
no se estructuran sobre la base de la criminalidad organizada. Son las
conocidas también como “bandas criminales” u “organizaciones
delictivas de paso”.

Otra diferencia se encuentra en que la delincuencia organizada se


caracteriza por desenvolverse en un escenario común y coyuntural,
esto es, con delitos convencionales violentos, como el robo
agravado, la extorsión o los secuestros. Es por ello que el radio de
acción delictiva de la delincuencia organizada es mucho menor al
área en el que opera la criminalidad organizada, puesto que esta
última abarca niveles internacionales.

DELINCUENCIA ORGANIZADA CRIMINALIDAD ORGANIZADA

Son organizaciones Estructura de configuración


tradicionales, menos jerarquizada y tendiente a la
innovadoras y más subordinación que incluye
convencionales niveles estratégicos y operativos
con un núcleo o mando central
con capacidad decisoria.

!269
Solo existe mientras sea útil para Actividad especializada y
sus miembros. Si desaparecen o enfocada por lo general en
son capturados por la justicia, ámbitos no cubiertos por el
culmina la vida de la mercado legal, pero
organización. demandado por la sociedad.

No pueden ser consideradas Tiene independencia de sus


como empresas criminales, no miembros, por lo que éstos son
cuentan con marcados roles fungibles e intercambiables.
establecidos

Comete delitos convencionales Comete delitos más graves para


violentos la sociedad y con mayor
alcance internacional

6. TIPOLOGÍA DE LAS ORGANIZACIONES CRIMINALES

Las tipologías de las organizaciones criminales, desde un punto de


vista práctico, encuentra una serie de ventajas y beneficios, aunque
también de cuestionamientos. Así, su utilidad se explica en virtud a
tres funciones 474: estratégica, pedagógica y social desmitificadora.

La primera de ellas corresponde al diseño de objetivos y estrategias


de control y prevención en contra de las organizaciones criminales,
tarea que es respaldada por la instauración de observatorios de
criminalidad, tal como el que actualmente cuenta el Ministerio
Público. La segunda función radica en la capacitación constante
que requieren los agentes del orden que se dedican a perseguir a los
miembros de las organizaciones criminales, puesto que cada una de
las tipologías otorga una visión completa de las fortalezas y
debilidades de los grupos delictivos que incluye. Finalmente, la
tercera función se encuentra destinada a hacer caer las falsas ideas
del imaginario colectivo entorno a las organizaciones criminales,
nutriendo así de la real situación que éstas implican para la sociedad,
sobre todo si se tiene en consideración que no son pocas las
oportunidades en las que éstas se muestran afables hacia la

474 PRADO SALDARRIAGA, Víctor. Óp. Cit., p. 33 y ss.

!270
población, como una vía de escape o bote salvavidas que cubre
aquellos ámbitos que el Estado descuida, restringe o prohíbe.

La CI-CIP y el UNICRI, teniendo en cuenta variables como la


estructura en el seno de la organización criminal, el tipo de jerarquía,
los rasgos de identidad que la caracteriza, entre otros; ha
desarrollado cinco tipologías en cuanto a la criminalidad organizada.
Encontramos:

a) Jerarquía estándar

Se caracteriza por la presencia de un único líder que, de manera


rígida y jerarquizada, ha desarrollado un fuerte sistema de sanciones y
de disciplina interna. Por lo general son organizaciones que tienen un
nombre específico, el cual lo identifica y forma parte de su fuerte
identidad social o étnica. Sus actividades delictivas suelen estar
dirigidas a la criminalidad violenta.

De manera gráfica, su estructura se evidencia de la siguiente forma,


donde resalta un líder exclusivo que se relaciona con niveles
jerárquicos superiores, los cuales a su vez ejecutan actividades con
personas de menor nivel:

b) Jerarquía regional

Al igual que las organizaciones criminales con jerarquía estándar, las


que cuentan con un modelo de jerarquía regional también son
dirigidas por un líder único, aunque se diferencian de éstas en que su
línea de comando es de orden centralizado y que se encuentra
conformada por unidades regionales distribuidas geográficamente

!271
que son autónomas entre sí y que ejecutan simultáneamente las
actividades a las que se dedica la organización.

Gráficamente, se representa teniendo en cuenta un núcleo central


que se relaciona con los demás subniveles, aunque desde un
comando generalizado y regional, los que a su vez se dividen en más
capas delictivas:

c) Agrupación jerárquica

Está integrada por varios grupos criminales que se organizan para


alcanzar sus fines delictivos. Así, la élite de poder de una organización
con agrupación jerárquica no se encuentra conformada por un líder
único, sino por un consejo de representantes de cada uno de los
grupos que integran la agrupación, los cuales toman las decisiones
de manera conjunta.

Se entiende así:

!272
d) Grupo central

Esta tipología se caracteriza por desarrollarse a través de una


estructura horizontal y por abarcar un número limitado de integrantes.
Es, pues, una red flexible que, a diferencia de la jerarquía estándar, no
cuenta con una identidad social o étnica ni tampoco adopta un
nombre que los identifique.

Se puede expresar teniendo en cuenta una serie de subniveles


concéntricos que se desglosarán en múltiples participantes delictivos;
tal cual se encuentra de la siguiente manera:

e) Red criminal

Lo más resaltante en una red criminal es


la lealtad que los miembros del grupo
tienen entre sí y hacia el hombre clave,
quien es el personaje que define las
actividades de los demás. La
estructura de la organización se determina en base a los contactos y
habilidades de los segmentos que la conforman. Sin embargo, su
dependencia hacia el hombre clave es tan intensa que, cada vez
que éste es cambiado, muerto o atrapado por la justicia, la red debe
reformarse.

Se expresa en la figura a continuación:

!273
!

7. LA PRESENCIA DE LA CRIMINALIDAD ORGANIZADA EN EL PERÚ

En nuestro país, la criminalidad organizada se manifiesta aún de


manera poco profesional e incipiente 475, en comparación con otros
países que cuentan con una larga historia de tradición en lo que
respecta a esta manifestación delictiva. No obstante, hoy en día su
desarrollo se encuentra en auge, lo cual se evidencia en las altas
tasas de inseguridad ciudadana de las que se ha hecho referencia
líneas atrás.

A nivel nacional, la mayoría de delitos que son cometidos por la


criminalidad organizada utilizan la violencia (robos, secuestros, trata
de personas, contrabando, etc.); aunque también se vinculan
intensamente con las organizaciones terroristas, el tráfico ilícito de
drogas –de manera especial en las fronteras con Colombia y Brasil-, y
el lavado de activos.

Las principales consecuencias de la presencia de la criminalidad


organizada en el Perú se expresan a nivel económico, debido a las
grandes cantidades de dinero sucio que manejan las empresas
criminales; político, ya que fomentan la corrupción tanto en el sector
privado como público; y social, puesto que la criminalidad
organizada requiere que los valores morales y objetivos colectivos
sean disueltos –hasta el punto de llegar a una anomia social476- para

475 Ídem.

476 PÉREZ ARROYO, Miguel. “Seguridad ciudadana e insuficiencia del control de la


delincuencia. Especial mención al problema de corrupción en aparatos policiales” (en)
Gaceta Penal y Procesal Penal. Tomo 18. Diciembre 2010, pp.345 y ss.

!274
así encontrar en los jóvenes sus próximos miembros, aprovechando
para estos fines la pobreza, falta de oportunidades y discriminación
de las clases más pobres.

8. LA POLÍTICA CRIMINAL PERUANA EN LA LUCHA CONTRA LA


CRIMINALIDAD ORGANIZADA

Ya que este es un delito no convencional, los instrumentos clásicos


que son utilizados en el sistema penal no son efectivos para su
persecución. Es por tanto que se ha desarrollado una serie de
normativas que forman parte de la política criminal peruana contra la
criminalidad organizada y entre las que resaltan, sobre todo, la Ley
N° 30077 y algunas modificaciones realizadas a mediados del año
2015 que inciden en esta temática.

Para combatir la criminalidad organizada, la Ley 30077 anticipó la


vigencia del Código Procesal Penal del año 2004477 en los supuestos

477 Excepto su artículo 471° que regula la reducción de la pena establecida.

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en los que se cometa alguno de los delitos de su catálogo478 en el
marco de cualquier agrupación de tres o más personas que se
reparten diversas tareas o funciones, cualquiera sea su estructura y
ámbito de acción, que, con carácter estable o por tiempo indefinido,

478 Los delitos incluidos en la Ley N° 30077 son los que enumeraremos a continuación:
A. Homicidio calificado (art. 108° del CP);
B. Secuestro (art. 152° del CP).
C. Trata de personas (art. 153° del CP).
D. Violación del secreto de las comunicaciones (art. 162° del CP).
E. Delitos contra el patrimonio en las modalidades de hurto agravado (art. 186° del CP), robo
agravado (189° del CP), receptación agravada (195° del CP), estafa agravada (art. 196°-
A del CP) y defraudación (art. 197° del CP).
F. Pornografía infantil (art. 183°-A del CP).
G. Extorsión (art. 200° del CP).
H. Usurpación en las modalidades de usurpación (art. 202° del CP) y sus formas agravadas
(art. 204° del CP).
I. Delitos contra la propiedad industrial (art. 222° del CP).
J. Delitos monetarios en las modalidades de fabricación y falsificación de moneda de curso
legal (art. 252° del CP), alteración de la moneda de curso legal (art. 253° del CP) y tráfico
de moneda falsa (art. 254° del CP).
K. Tenencia, fabricación, tráfico ilícito de armas, municiones y explosivos; así como
fabricación, suministro o tenencia de materiales peligrosos (art. 279° del CP); producción,
desarrollo y comercialización ilegal de armas químicas (art. 279°-A del CP); sustracción o
arrebato de armas de fuego (art. 279°-B del CP); tráfico de productos pirotécnicos (art.
279°-C del CP); y, empleo, producción y transferencia de minas antipersonales (art. 279°-D
del CP).
L. Delitos contra la salud pública en las modalidades de falsificación, contaminación o
adulteración de productos farmacéuticos, dispositivos médicos o productos sanitarios
(art. 294°-A del CP); y comercialización de productos farmacéuticos, dispositivos médicos
o productos sanitarios sin garantía de buen estado (art. 294°-B del CP).
M. Tráfico ilícito de drogas en cualquiera de sus modalidades (Sección II, Capítulo III del Título
XII del Segundo Libro del Código Penal).
N. Delito de tráfico ilícito de migrantes en sus modalidades básicas (art. 303°-A del CP) y en
sus modalidades agravadas (art. 303°-B del CP).
O. Delitos ambientales en las modalidades de tráfico ilegal de productos forestales
maderables (art. 310°-A del CP), obstrucción de procedimiento (art. 310°-B del CP), y sus
formas agravadas (art. 310°-C del CP).
P. Delito de marcaje o doblaje (art. 317°-A del CP).
Q. Genocidio (art. 319° del CP), desaparición forzada (art. 320° del CP) y tortura (art. 321° del
CP).
R. Delitos contra la administración pública en las modalidades de concusión (art. 382° del
CP), cobro indebido (art. 383° del CP), colusión simple y agravada (art. 384° del CP),
peculado doloso y culposo (art. 387° del CP), cohecho pasivo propio (art. 393° del CP),
soborno internacional pasivo (art. 393°-A del CP), cohecho pasivo impropio (art. 394° del
CP), cohecho pasivo específico (art. 395° del CP), corrupción pasiva de auxiliares
jurisdiccionales (art. 396° del CP), cohecho activo genérico (art. 397° del CP), cohecho
activo internacional (art. 397°-A del CP), cohecho activo específico (art. 398° del CP),
negociación incompatible o aprovechamiento indebido de cargo (art. 399° del CP),
tráfico de influencias (art. 400° del CP), y enriquecimiento ilícito (art. 401° del CP).
S. Delito de falsificación de documentos (art. 427° del CP).
T. Lavado de activos en las modalidades de actos de conversión y transferencia (art. 1° del
DL 1106); actos de ocultamiento y tenencia (art. 2° del DL 1106); transporte, traslado,
ingreso o salida por territorio nacional de dinero o títulos valores de origen ilícito (art. 3° del
DL 1106); formas agravadas y atenuadas (art. 4° del DL 1106); y, omisión de comunicación
de operaciones o transacciones sospechosas (art. 5° del DL 1106).

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se crea, existe o funciona, inequívoca y directamente, de manera
concertada y coordinada. Así también, facultó la competencia de la
Sala Penal Nacional para la investigación y procesamiento de
quienes cometan los delitos del artículo 3° de la Ley como acciones
de una organización criminal.

a) La investigación y el proceso penal

El proceso que se abra contra quienes se presume que han cometido


un delito incluido en el artículo 3° de la Ley 30077 como parte de una
organización criminal, las personas vinculadas a ésta o las que
actúan por encargo de la misma; siempre será considerado como un
proceso complejo.

Es por ello que el plazo de las diligencias preliminares es de sesenta


días (artículo 334°.2 del NCPP); aunque el plazo puede ser distinto
según lo fije el Fiscal por las características especiales del proceso, su
complejidad o las circunstancias que lo rodean.

i. Las técnicas especiales de investigación

Cada caso es particular, por lo que dependerá de un análisis


exhaustivo de cada uno de ellos las técnicas de investigación que se
empleen. No obstante, no se puede violentar los principios de
necesidad, razonabilidad y proporcionalidad para obtener los
elementos de convicción que acrediten que la persona investigada
es parte de una organización criminal.

Ya que se encuentran en juego principios fundamentales del debido


proceso y que el investigado es una persona considerada inocente
hasta que no haya una sentencia firme que indique lo contrario, la
implementación de alguna técnica especial de investigación debe
darse a través de resolución motivada que indique los alcances
exactos en que se ejecute la diligencia, su duración y su alcance.

!277
El juez debe resolver a las 24 horas de recibida la solicitud, sin trámite
de por medio; aunque el afectado puede solicitar la realización de la
audiencia judicial de reexamen, tal cual lo faculta los artículos 228°.3
y 228°.4 del NCPP.

a. L a i n t e r c e p t a c i ó n p o s t a l e i n t e r v e n c i ó n d e l a s
comunicaciones

Solo se puede interceptar, retener o incautar la correspondencia que


se vincule con el delito que es investigado y que se relacione con las
actividades de una organización criminal. Por ello, la
correspondencia de terceras personas o del mismo investigado que
no se vincule con el objeto de investigación o no demuestre que se
haya cometido algún otro delito distinto, deberá ser devuelta a su
destinatario.

En un sentido similar se regula la intervención de las comunicaciones,


ya que aquellas que sean irrelevantes para la investigación deberán
ser entregadas al afectado de la técnica de investigación. Se
impone, además, que el Fiscal custodie debidamente la grabación
de la comunicación intervenida, para evitar que se divulgue y se
violenta el derecho a la intimidad del afectado.

b. La circulación y entrega vigilada de bienes delictivos

Esta técnica es dispuesta por el Fiscal, quien se encuentra con la


limitación de que únicamente puede imponerla respecto a los bienes
que presuntamente se vinculen con la comisión de delitos realizados
por organizaciones criminales. Ya que la Ley N° 30077 indica que
deben seguirse las normas reguladas por el NCPP, se entiende que el
Fiscal puede disponer la técnica de oficio o a instancia de la policía.
Esta afectación se llevará a cabo sin conocimiento de la persona que
es investigada, pues es obvio que en caso contrario se violentarían los
fines de la misma.

c. El agente encubierto

Es un miembro de la PNP que realiza la investigación ocultando su


condición de policía a fin de encontrar elementos de convicción que

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indiquen que el sujeto es parte de una organización criminal o que ha
cometido delito. Se lleva a cabo con previa autorización fiscal y son
sujetos autorizados para adquirir, poseer o transportar bienes
delictivos, así como cualquier otra utilidad útil y necesaria en el marco
de la investigación del delito; aunque no se encuentran facultados
para provocar que se cometa delito, de allí es donde deriva la
diferencia principal entre el agente encubierto y el agente
provocador479.

Respecto a este punto anteriormente ya se ha hecho hincapié en


que es necesario que el Estado reconfigure su estrategia de política
criminal en la investigación contra la criminalidad y delincuencia
organizada480, por lo que se sugiera “la ampliación conceptual y
operativa del agente encubierto, respecto de quien no siendo policía
se inserta en la organización criminal y, con las prevenciones venidas
al caso, es útil para develar la organización delictiva”. Con esta
propuesta lo que se busca es ampliar la lucha contra cualquier forma
organizada de criminalidad, incluso a nivel de delincuencia
organizada que –si bien es diferente y en menor intensidad- es
también dañina para la sociedad.

ii. Las medidas limitativas de derechos

El NCPP, facultado por la Ley N° 30077 para regular las medidas


limitativas de derecho en el ámbito de la criminalidad organizada,
regulará lo correspondiente al levantamiento del secreto bancario y
bursátil, y de la reserva tributaria.

El levantamiento del secreto bancario y bursátil es una medida


ordenada a solicitud del Fiscal, sin trámite, por el Juez de la

479 Es certero el aporte de DELGADO GARCÍA (“El agente encubierto: técnicas de


investigación. Problemática y legislación comparada” en La criminalidad organizada
ante la justicia. Sevilla: 1996, pp. 75 y ss) acerca de los tres elementos que constituyen el
delito provocado: un elemento objetivo, entendido como la incitación del agente
provocador y que provoca la resolución delictiva del provocado; un elemento subjetivo,
que se identifica con la conducta del agente provocador que tiene como finalidad
inmediata que el provocado sea sancionado por la ley; y un tercer elemento
conformado por las medidas precautorias puestas por el agente provocador y que
evitan que se lesione o ponga en peligro los bienes jurídicos protegidos que se verían
afectados con la conducta del sujeto provocado.

480 PÉREZ ARROYO, Miguel. Loc. cit.

!279
Investigación Preparatoria. Si existe una razón fundada para
considerar que los documentos encontrados con el levantamiento
del secreto bancario guardan relación con el delito investigado y que
resulta indispensable para los fines del proceso, el Fiscal incautará el
documento. Así, las entidades que, por orden judicial, han sido
solicitadas a entregar la información bancaria del investigado
deberán responder en un plazo máximo de 30 días hábiles.

Por su parte, el levantamiento de la reserva tributaria es una


afectación, también dictada por el juez a solicitud del Fiscal, por la
que se obliga a la Administración Tributaria a exhibir o remitir la
información, documentos y declaraciones tributarias que tenga en su
poder que se vinculen con el sujeto investigado y la investigación.
En caso de incautación y decomiso, la policía no necesita
autorización fiscal ni orden judicial para decomisar o intervenir los
objetos, instrumentos, efectos o ganancias del delito o cualquier otro
bien proveniente de éste o al servicio de la organización criminal; si es
que existe flagrancia delictiva o peligro inminente de que se cometa
un delito.

Sin embargo, se encuentra bajo su responsabilidad garantizar la


conservación, el seguimiento y el control de los bienes incautados. La
institución competente para administrar los bienes que sean
intervenidos es la Comisión Nacional de Bienes Incautados (CONABI)
en los supuestos en que el delito cometido agravie el patrimonio del
Estado.

b) Las consecuencias jurídicas reguladas por la Ley N° 30077

Son dos las consecuencias que a nivel legislativo se encuentran


previstas en los supuestos de criminalidad organizada. La primera de
ellas es la figura de la inhabilitación, que se encuentra prevista para
aplicarse en casos en los que un funcionario o servidor público,
aprovechando su función o posición, ha actuado en el marco de una
organización criminal y en la comisión, facilitación o encubrimiento
de un delito, como parte de la organización o vinculado a ella. La
segunda de ellas abarca al grupo de las consecuencias accesorias,
las mismas que obedecen a la necesidad de sancionar a las personas

!280
jurídicas que sean instrumentalizadas para cometer delitos por una
organización criminal. En el marco de la lucha contra la criminalidad
organizada, se puede aplicar una multa por monto no menor del
doble ni mayor del triple del valor de la transacción real que se
procura obtener como beneficio económico por la comisión del
delito respectivo; clausura definitiva de la persona jurídica; suspensión
de sus actividades por plazo no mayor a cinco años; prohibición de
llevar a cabo actividades de la misma naturaleza que las que se
realizaron para cometer, favorecer o encubrir el delito; cancelación
de licencias, derechos y otras autorizaciones; así como la disolución
de la persona jurídica.

c) Especial condición penitenciaria de los delincuentes de la


criminalidad organizada

La Ley N° 30077 prohíbe los beneficios penitenciarios de redención de


pena por el trabajo y la educación, la semilibertad y la libertad
condicional para aquellas personas que han sido condenadas o
están siendo procesadas –según corresponda cada aplicación- por
delitos vinculados a organizaciones criminales.

Esto se debe a que, por política criminal, el Estado considera que las
personas que se encuentran relacionadas con estas organizaciones
tienen un mayor nivel de peligrosidad, pues su especial condición de
ex integrante o aún miembro de una organización criminal, facilita
que exista una posible reincidencia o reactivación de la organización
delictiva desarticulada. Así, esta prohibición se aplica ante los líderes,
jefes, cabecillas o quienes ejerzan actividades de administración,
dirección y supervisión de la organización criminal; cuando el agente
financia la organización criminal; cuando el sujeto, en condición de
ser integrante de la organización, vinculado o encargado de ésta,
utiliza menores de edad u otros inimputables para cometer delitos; o
en el caso de los demás integrantes, cuando el delito por el que han
sido condenados es homicidio calificado, secuestro, trata de
personas, robo agravado o extorsión.

d) Nuevas políticas legislativas en el marco de la lucha contra la


criminalidad organizada

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En los meses de agosto y setiembre del 2015 se promulgaron una serie
de medidas que perfilan la perspectiva político-criminal del Estado
peruano destinada a combatir la criminalidad organizada. Así,
tenemos:

i. Decreto Legislativo N° 1204:

Mediante este Decreto se modifica el Código de los Niños y


Adolescentes en la temática de menores infractores de la ley penal.
Esta regulación responde a la necesidad de reaccionar frente a la
utilización cada vez más frecuente de menores de edad en la
comisión de hechos delictivos por parte de organizaciones criminales.

Así, el Decreto Legislativo N° 1204, desde la perspectiva de la


ejecución penal, modifica las sanciones del menor infractor en lo que
respecta a la medida de internación: la sanción será no menor de
seis ni mayor de diez años cuando el adolescente se encuentre en los
16 y 18 años de edad y sea integrante de una organización criminal,
actúe por su encargo o se vincule a ella, y haya cometido los delitos
de homicidio calificado, homicidio calificado por la condición de la
víctima, feminicidio, sicariato y la conspiración y ofrecimiento para
sicariato. La misma política se impone en la comisión de los delitos de
lesiones graves, Instigación o participación en pandillaje pernicioso,
secuestro, violación sexual, violación de persona en estado de
inconsciencia o en la imposibilidad de resistir, violación de persona en
incapacidad de resistencia, violación sexual de menor de edad, robo
agravado con las características del último párrafo del artículo 189°,
extorsión, promoción o favorecimiento al tráfico ilícito de drogas y sus
formas agravadas.

ii. Decreto Legislativo N° 1217:

Este Decreto es una manifestación de la lucha contra los medios que


utilizan las organizaciones criminales para cometer delito,
específicamente sobre los celulares robados o hurtados que suelen
emplearse para delinquir. Hoy en día existen centros comerciales que
se dedican a comercializar productos “de segunda mano”, por lo
que el Decreto Legislativo N° 1217 es promulgado para contrarrestar
esta situación, modificando la ley que crea el Registro Nacional de

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Terminales de Telefónica Celular. Entre sus objetivos se encuentra
fortalecer las actividades de prevención, investigación y lucha contra
el crimen organizado y la delincuencia común.

A través de este Decreto Legislativo se impone a las empresas de


telefonía la obligación de bloquear los equipos que han sido
reportados como hurtados, robados o perdidos. Añade también
sanciones para quienes alteran y comercializan celulares de
procedencia dudosa.

iii. Decreto Legislativo N° 1218:

Regula el uso de cámaras de videovigilancia en bienes de dominio


público, vehículos de servicio de transporte público de pasajeros y
establecimientos comerciales abiertos al público con un aforo de 50
personas o más con el fin de prevenir la comisión de delitos.

En base a los principios de legalidad y razonabilidad, este Decreto


Legislativo impone la obligación de que las imágenes, videos o audios
de las cámaras de videovigilancia se encuentren disponibles siempre
que una persona autorizada las solicite, que no sean alteradas ni
manipuladas, y que sean preservadas aquéllas que parecen
presentar indicios razonables de la comisión de un delito o falta.

En este sentido, indica que quienes son propietarios o poseedores de


cámaras de videovigilancias que capten indicios razonables de la
comisión de un delito o falta, están en la obligación de informar y
entregar ese material a la policía o al Ministerio Público.

iv. Decreto Legislativo N° 1219:

Fortalece la función criminalística de la Policía Nacional en la lucha


contra la delincuencia y el crimen organizado, a fin de que las
investigaciones sean nutridas por procedimientos, métodos y técnicas
científicas que coadyuven a encontrar evidencias de la comisión de
un crimen en la escena de los hechos.

!283
Para ello, indica que el aislamiento, protección y vigilancia de la
escena del crimen es competencia de la PNP, quien debe conservar
y mantener su originalidad, evitando que sea alterada, destruida,
contaminada o que sean sustraídos los indicios y evidencias del
crimen. Con esta finalidad, solo los peritos criminalístico y el médico
legista, bajo dirección del Fiscal, pueden acceder inicialmente a la
escena.

Con el fin de cumplir sus objetivos, este Decreto Legislativo crea el


Registro Nacional Criminalístico de la Policía Nacional del Perú,
administrado por la Dirección Ejecutiva de Criminalística.

v. Decreto Legislativo N° 1227:

Respondiendo a la problemática coyuntural de la diversa cantidad


de granadas halladas en lugares públicos, este Decreto Legislativo
regula la entrega voluntaria de armas de fuego, municiones,
granadas de guerra y explosivos por un plazo de 90 días por parte de
toda persona natural o jurídica que los posea sin autorización. Esto
quiere decir que el plazo se encontraba vigente hasta el 24 de
diciembre del 2015.

Esta entrega se hará de forma anónima y otorga la ventaja de que la


persona quien la efectúa condonará las deudas originadas de multas
pendientes ante la SUCAMEC, si es que las tuviera.

vi. Decreto Legislativo N° 1229:

Como suele ser informado en los medios de comunicación, hoy en


día el sistema carcelario se encuentra en crisis. Los internos tienen
acceso a tecnología que los facultan de seguir delinquiendo incluso
desde las prisiones, existe un mercado negro en la vista de los
guardias de seguridad y se vive un ambiente de inseguridad extenso.

Es por estos motivos que el Decreto Legislativo N° 1229 declara de


interés nacional la promoción de la inversión privada y pública en el
sistema penitenciario nacional, en lo que corresponde a la mejora de
infraestructura, tratamiento, administración y seguridad penitenciario.

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Así, busca fomentar la inversión privada en estos ámbitos, aunque
determina que la política penitenciaria es dirigida y formulada por el
Estado, quien se encuentra en posición de protector de la integridad
y seguridad ciudadana.

vii. Decreto Legislativo N° 1233:

En países como el nuestro donde el terrorismo y el crimen organizado


caminan de la mano (especialmente en el tráfico ilícito de drogas),
combatir el terrorismo es sinónimo de dar un paso en la lucha contra
la criminalidad organizada. Es así que el Decreto Legislativo N° 1223
incorpora el artículo 6-B al Decreto Legislativo n° 25475, estableciendo
que la conspiración para el delito de terrorismo será reprimida con
pena privativa de libertad no menor de 15 ni mayor de 20 años.

viii. Decreto Legislativo N° 1234:

Incorpora el artículo 162-B al Código Penal respecto al delito de


inter ferencia de comunicaciones electrónicas, mensajería
instantánea y similares. Indica que quien interviene o interfiere en
éstos medios de comunicación de forma indebida, recibirá una pena
no menor de cinco ni mayor de diez años. Las formas agravadas de
este delito serán penadas con pena privativa de libertad entre diez y
quince años.

Su importancia radica principalmente en que es un medio para


atacar las herramientas que emplea el crimen organizado para
cometer sus delitos.

ix. Decreto Legislativo N° 1239:

A nivel del campo penitenciario, regula que la vinculación de un


interno con una organización criminal implica que éste deba ser
calificado en el Régimen Cerrado Especial. Esto quiere decir que los
procesados o condenados por delitos cometidos en el marco de una
organización criminal son considerados internos de primer grado o
altamente peligrosos, incapaz de adaptarse a los regímenes abiertos
o semiabiertos, que son menos vigilados y opresores.

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Como indica el Reglamento del Código de Ejecución Penal (art. 60° y
siguientes), el régimen cerrado se caracteriza por su ardua vigilancia
y control, especialmente si se trata del régimen cerrado especial,
incluso en las actividades comunes dentro del establecimiento
penitenciario.

x. Decreto Legislativo N° 1241:

En el marco de la lucha contra el Tráfico Ilícito de Drogas, delega que


la ejecución de las incautación, decomisos, destrucciones,
neutralizaciones, inutilizaciones, registros, revelación y recojo de
evidencias, extracción de muestras, inmovilizaciones que incluyen
aseguramientos de instrumentos de telecomunicaciones y
documentos privados en caso de flagrancia delictiva o peligro
inminente de su perpetración, se regularán por lo indicado por la Ley
N° 30077.x

xi. Decreto Supremo N° 005-2015-JUS:

Crea el Reglamento del Sistema de Control Reforzado de Internos de


Criminalidad Organizada (SISCRICO), que contiene la relación de la
situación penal de los internos procesados o condenados que se
vinculan con una organización criminal, con la finalidad de conocer
su trayectoria penitenciaria y facilitar su tratamiento penitenciario.

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