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Demografía:

La demografía (del griego δήμος dēmos 'pueblo' y γραφία grafía 'trazo, descripción'
–estudio de la población–) es una ciencia que estudia las poblaciones humanas,
su dimensión, estructura, evolución y características generales. La demografía
estudia estadísticamente la estructura y la dinámica de las poblaciones, así como
los procesos concretos que determinan su formación, conservación y desaparición.
Tales procesos son los
de fecundidad, mortalidad y migración: emigración e inmigración.

Historia de la demografía
El historiador, sociólogo, demógrafo y humanista Ibn Jaldún (1332-1406) es
reconocido como el padre de la
demografía, ya que fue el primero en
considerar los datos estadísticos en sus
estudios para representarlos y obtener
nuevos datos más representativos. Se
considera al inglés John Graunt (1620-
1674) como uno de los primeros
demógrafos y fundador de la bioestadística
y el precursor de la epidemiología con la
publicación, en 1662, de su obra Natural
and Political Observations Made upon the
Bills of Mortality. El alemán Johann Peter
Süssmilch (1707-1767), estadístico y
demógrafo, elaboró tablas de vida, utilizadas en ciencias actuariales y seguros, fue
citado por Malthus. En 1798 Thomas Robert Malthus, el padre de la demografía
moderna junto a Graunt, publicó su clásica obra, Ensayo sobre el principio de la
población, en la que, entre otras cosas, advertía de la tendencia constante
del crecimiento de la población humana superior al de la producción de alimentos,
e informó de los distintos factores que influían sobre este crecimiento: la guerra,
el hambre, la enfermedad y la anticoncepción. Sus predicciones alarmistas le dieron
y dan aún fama y reconocimiento.
Pero Malthus se equivocó en sus predicciones temporales sobre la fecha de
la catástrofe malthusiana pero no en su análisis sobre el crecimiento de la
población.3 La ciencia ha conseguido aumentar la producción de alimentos,
especialmente en los países industrializados, donde muchos de ellos se han
convertido en exportadores de productos agrícolas (a las que se han incorporado
los denominados alimentos transgénicos). Pero el verdadero problema actual está,
aunque parezca paradójico, en la superproducción de alimentos y no porque no
existan necesidades de ellos, especialmente en los países pobres, sino porque
quienes más los necesitan no los pueden adquirir.
No hay que olvidar que la posibilidad de estudiar la población nace con
la estadística y, también, con la elaboración de censos regulares y universales. Por
ello se distingue entre época preestadística y estadística. No obstante, el intento de
censar a la población para conocer su número, y recaudar impuestos, es muy
antiguo; desde los romanos hasta la Edad Moderna hay noticias en este sentido.
Pero las dificultades técnicas para un recuento rápido no permitían la realización de
tales estudios. A pesar de los avances del siglo XX, la misma situación se presenta
en muchos países subdesarrollados o con conflictos políticos y militares.
El estudio de la población antigua se hace por medio de fuentes
indirectas: series, diezmos, recuentos de fuegos o una supuesta densidad
demográfica óptima, para poder vivir en un territorio, cuando las poblaciones
estudiadas son muy antiguas. Y en la Edad Antigua surgió, con el desarrollo
del Imperio romano, la magistratura del censor, encargado de hacer los inventarios
de población (censos) con fines tributarios en todo el territorio imperial.
Existen algunos datos desde la antigüedad que permiten observar una curva de
crecimiento, que en los últimos años sigue una proporción geométrica. Así, se
estima que hace unos 2000 años había una población total cercana a los 250
millones de personas. Para llegar a esa cifra se habían necesitado casi un millón de
años, si admitimos esa fecha como la de aparición de los primeros representantes
de nuestra especie.
Un milenio y medio después, hacia 1650, la población de la tierra era ya el doble, y
cuatro veces más, tres siglos después, en 1850. Desde esa fecha, cuando se inicia
a gran escala la revolución industrial, las cifras se han disparado.
Nos encontramos entonces con que en el curso de solo cien años, en 1950, y
después de las grandes sangrías que supusieron las dos guerras mundiales, las
estimaciones dan un total de 2500 millones de habitantes, es decir, dos veces y
media más que en 1850. Para aumentar otros dos mil millones hacen falta solo 25
años y para finales del siglo XX, veinticinco años más a contar desde esa fecha
nuestro planeta dispondrá de más de 6000 millones de personas. A día de hoy ya
se ha superado la barrera de los 7000 millones de habitantes y sigue creciendo.
Este aumento cuantitativo es a todas luces desmesurado, teniendo en cuenta que
los recursos disponibles no aumentan en igual proporción.
El término densidad demográfica se refiere al número de individuos que habitan en
una unidad de superficie o territorio, donde "territorio" puede representar un país,
una provincia, un distrito.

Importancia de la demografía
1. En la salud pública:
2. Elaboración de tasas y otros indicadores de salud
3. Estudios en epidemiología: En los estudios epidemiológicos se necesitan
datos de la población y de su distribución según características de persona,
lugar y tiempo.
4. Planificación de la salud pública
5. Planificación de producción alimentaria (alimentación humana)
6. Planes generales de desarrollo nacionales o regionales
7. Proyecciones de las poblaciones para cualquier propósito

Demografía de Centroamérica:
América Central o Centroamérica estaba densamente poblada a la llegada de los
europeos, y varias culturas se habían desarrollado en ella, aunque parece que su
grado de complejidad no superó a las existentes en Mesoamérica. Siendo un
espacio de tránsito poblacional, se asentaron en su territorio grupos de las zonas
culturales precolombinas de Mesoamérica y de
América circuncaribeña tales como los

pueblos lencas, pipiles, kunas, chortíes, jicaques, payas, chorotegas, nasos y bribr
is, que han habitado el subcontinente durante milenios. Las principales familias
lingüísticas precolombinas de Centroamérica son la mayense, la xinca,
la lenmichí (lenca, misumalpa, chibchense), estos grupos parecen ser de origen
autóctono, mientras que otros grupos tendrían su origen en el centro y norte
de Mesoamérica, como los pipiles (utoazteca) y los chorotegas (otomangue).
Se cree que los primeros habitantes llegaron a Centroamérica luego del arribo de
los primeros seres humanos a América, provenientes de Asia septentrional por
el estrecho de Bering o de las islas polinesias hace unos 15 000 años.
Los mayas son los pueblos habitantes de una vasta región que se ubicaba
geográficamente en el territorio del sur de México, Guatemala, la zona occidental
de Honduras y otras zonas de Centroamérica. Es especialmente importante su
presencia e influencia en los actuales territorios de Guatemala, Honduras y en
departamentos en la parte norte de El Salvador, con una rica historia de unos tres
mil años.
En la actualidad siguen existiendo millones de mayas y hablantes de lenguas
mayas, relacionadas con las lenguas mayas del período clásico. Las otras familias
lingüísticas de la región no parecen relacionadas con las lenguas mayas y sus
orígenes son difíciles de precisar. Aunque recientemente se ha establecido la
existencia de un parentesco filogenético de las lenguas chibchas, las lenguas
misumalpas y las lenguas lencas. Lo cual sugiere que esas familias se diversificaron
en Centroamérica, lo cual aporta algo de luz sobre la relación de las poblaciones
indígenas conocidas de la región.
Tanto Nicaragua como Costa Rica y Panamá se poblaron gracias a las olas
migratorias desde diferentes latitudes y de diferentes grupos étnicos y su mezcla
con los criollos, pueblos originarios, negros, mestizos y afro-mestizos que
habitaban la zona durante la colonia. Los tres países ubicados al sur del istmo
centroamericano han recibido inmigración proveniente
de Europa, Asia, África y América en diferentes proporciones y contextos históricos
como consecuencia de las necesidades de poblamiento de cada uno y el asilo
político para refugiados y exiliados que brindan países como Costa Rica y Panamá.
El país más poblado del subcontinente centroamericano es Guatemala con 17
millones de habitantes (el 35% de la población total Centroamérica) y el menos
poblado es Belice con 378 mil habitantes.
A continuación se presenta un listado con los países de América Central
ordenados de mayor a menor población.
NÚMERO DE HABITANTES DE LOS PAÍSES DE AMÉRICA CENTRAL (año
2017)
Guatemala ≈ 16 896 000
Honduras ≈ 8 795 000
Nicaragua ≈ 6 361 000
El Salvador ≈ 6 551000
Costa Rica ≈ 4 949 000
Panamá ≈ 3 842 000
Belice ≈ 382 000

Distribución de la población:

La distribución de la población en la superficie terrestre es muy desigual de unos


puntos a otros de nuestro planeta. Para estudiar esta distribución es importante
conocer previamente dos conceptos básicos que nos van a ayudar a su
comprensión:
Población absoluta: La población absoluta es el número total de habitantes que
vive en un lugar determinado. Así a escala mundial podemos decir que la
población absoluta en 2002 era de 6211 millones de habitantes. Hungría en ese
mismo año disponía de una población absoluta de 9.9 millones, mientras que la
población absoluta de España era de 39.9.
Densidad de población: La densidad de población nos señala la relación entre el
número de habitantes y el espacio en el que viven y por lo tanto con los recursos
de que dispone esa sociedad para sobrevivir. Para calcularla se ha de dividir la
población absoluta entre la superficie (en kilómetros cuadrados) en los que vive
esa población. La densidad media terrestre es de 47,7 hab/km2 resultado de
haber dividido la población mundial entre los 130 millones de km2 de la su
superficie. Este dato nos sirve para comparar unos lugares con otros, ya que la
densidad de población no es homogénea en todo el planeta.

Densidad de población = Población absoluta / Superficie en Km2

Si analizamos un mapa de la distribución de la población mundial podemos


observar la existencia de grandes vacíos poblacionales coincidentes con las
regiones circumpolares, los grandes desiertos, las altas montañas y las zonas
ecuatoriales, que representan un 43 % de la superficie terrestres y que sin
embargo acogen únicamente al 2 % de la población. Existen por otra parte,
grandes concentraciones poblacionales en Asia meridional, Europa Occidental,
Golfo de Guinea, Noreste de América o Sureste de Brasil. Otros patrones de
distribución son los siguientes:
a) Por continentes la distribución se realiza de la manera que se aprecia en el
gráfico 1. Como conclusiones del análisis de estos datos podemos señalar la
mayor población en comparación con su territorio existente en Asia y Europa,
mientras que en el resto de continentes la superficie es mayor que la población.
b) Según el desarrollo económico de los diferentes países, el 19,26 % de la
población mundial vive en los países económicamente desarrollados, mientras que
el 80,74 % vive en zonas subdesarrolladas. Únicamente la quinta parte de la
población mundial vive en las zonas desarrolladas.
c) Latitudinalmente podemos localizar a la mayor parte de la población mundial
entre los 20º y los 60º de Latitud Norte (78,5 %) mientras que según la altitud, la
mayoría vive por debajo de los 50 metros sobre el nivel del mar.

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