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La filósofa alemana Edith Stein impartió dos cursos de antropología en el Instituto Alemán
de Pedagogía Científica entre 1932 y 1933. En estos cursos, y en muchos otros de sus
trabajos, habla acerca de la formación integral de la persona. El objetivo de la educación
es conducir al ser humano hacia la plena realización de su propia condición y sus
capacidades, y por ello es fundamental partir de una correcta antropología por medio de
la cual comprendamos a la persona en toda su riqueza.
El proceso formativo debe atender a la pluriformidad del ser humano: corporalidad,
afectividad, inteligencia, voluntad, género, carácter social. La familia, la escuela, el estado
y todos aquellos que, por obligación o por inclinación, educan, tienen que buscar
mediante el diálogo puntos comunes a las diferentes sensibilidades sobre los que edificar
la formación de los miembros más jóvenes de nuestra sociedad.
En su curso sobre la “Estructura de la persona humana” sigue Edith Stein el método
fenomenológico de Husserl ya citado, conjugándolo con la antropología tomista en la que
había empezado a profundizar tras su conversión al cristianismo y al trabajar en la
traducción al alemán de las obras de Tomás de Aquino.
En la elaboración de su tesis doctoral, centrada en el tema de la empatía, ya había
descubierto que es necesario atender de un modo especial a la cuestión antropológica
para poder entender y explicar lo que era su tema de estudio:
A partir de aquí yo había continuado hacia algo que llevaba muy dentro en el corazón, y
que continuamente siguió ocupándome en mis posteriores trabajos: la estructura de la
persona humana.
El estudio del ser humano no puede quedarse en algo meramente superficial. Es necesario
que profundicemos en nuestra propia realidad, usando todos los medios de nuestra
inteligencia y los distintos métodos filosóficos, así como los datos de otros campos del
conocimiento. Ese trabajo que realiza Edith Stein y que propone realizar a sus estudiantes
de Pedagogía, tiene que ser realizado por cada generación, y quizás por cada persona,
puesto que cada uno tenemos la tarea ineludible de afrontar nuestra propia existencia.
Hemos de ser conscientes -como lo fue Stein- de la necesidad de no dejar de lado ningún
aspecto de nuestra realidad; la fenomenología tendía a hacer depender el mundo objetivo
de la conciencia, lo cual puede conducir a posiciones idealistas y por ello Edith Stein, en
una de sus cartas a Román Ingarden (3 de marzo de 1917)10, argumenta que es
indispensable contar tanto con la subjetividad, que tiene su propia estructura, como con
la existencia de una naturaleza física. Sin ambos elementos, no habría una naturaleza
expresiva para el sujeto que la capta, la conoce, y establece la relación de empatía. Está
claro lo que quiere decir, y las consecuencias que podemos sacar de ello: si mutilamos
nuestra comprensión del ser humano, si ignoramos parte de lo que somos y de lo que son
los demás, las consecuencias pueden ser fatales en el campo de las relaciones sociales, de
la educación, de la realización personal y en todos los aspectos de la vida humana….
(Continua) Libro completo.
Opinión:
El aporte de la Antropología Filosófica Teológica en la formación integral de los
estudiantes es el crecimiento de una visión multidimensional de los estudiantes,
desarrollando aspectos como la inteligencia emocional, intelectual, social, material y ética-
valórica, a más de formar valores y principios para la buena convivencia.
Bibliografía:
Pablo Sierra López. Tutor: Anselmo Manuel Suances Marcos.( Madrid, Junio 2015 ).
Filosofía de la Educación en los Cursos Pedagógicos de Edith Stein. La formación
integral de la persona.
Obtenido de : http://e-spacio.uned.es/fez/eserv/bibliuned:masterFilosofiaHistoria-
Psierra/Sierra_Lopez_Pablo_TFM.pdf