Los dos grandes paradigmas que dividen el proceso de enseñanza –
aprendizaje son: el POSITIVISTA y el HERMENEUTICO.
En cuanto al primero también llamado paradigma cuantitativo, empírico
analítico, racionalista, es considerado como un modelo investigativo de más rigor en el siglo XXI en el entorno educativo; se puede decir que sus orígenes data de finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Sus principios básicos están en buscar inferir para ratificar el conocimiento atravez del método científico y tiene como objetivo la investigación científica, la formulación de leyes y el establecimiento de los principios y efectos de los fenómenos.
El positivismo sigue siendo el fundamento del sistema educativo ya que para
enseñar las ciencias se utiliza las fases de observar y experimentar y lo exacto en la medición, si bien, la tendencia es realizar cambios al sistema educativo, a la planificación de estudio buscando que al final el estudiante sea más eficaz en sus investigaciones no se cambia el concepto que estos tienen de lo que es ciencia sin transcender también más allá del aprendizaje que sigue siendo conductista, cognoscitiva y contructista. Además, se renuncia a todo aquello que no pueda ser comprobado experimentalmente.
El método positivista es muy beneficioso en el momento de realizar una
investigación pero no es necesario considerarlo como la única forma de hacer ciencia, lo que muchos docentes han equivocado en este hecho al centrarse solo en este paradigma. El docente al haberse desarrollado durante el apogeo del positivismo al verse como el ser humano que debe prepararse para las exigencias y emprendimientos de la actualidad, descuidan lo humano de lo humano viéndose la educación como un adiestramiento donde el estudiante es visto como elaboración de un producto ya que a la escuela solo le interesa alcanzar unos estándares que se indican que se deben enseñar y aprender, antes que enfocar al alumno a visualizar el mundo en que vivimos y plantearse soluciones ante las dinámicas vividas en clase y enfocadas por el docente conductista.
En cuanto al otro paradigma, La hermenéutica, denominada también
cualitativa, fenomenológica interpretativa o etnográfica por su parte pretende que el alumno se dirija al centro de formación con el objetivo de perfeccionar lo que este sabe atravez de un aprendizaje significativo como una teoría y práctica de la interpretación.
Para la hermenéutica en la labor educativa existen dos componentes
esenciales para la educación que son la comunicación y la comprensión lingüística, donde el proceso de aprendizaje se da a través de conocimientos previos sin aferrarse a la tradición, es decir, el alumno para mejorar la comprensión incorpora a lo que este conoce lo que este aun no sabía. En la pedagogía, se intenta reconocer los sucesos de la enseñanza viéndola como una disciplina en construcción cuyo objetivo es comprender conceptos e interpretar los procesos de enseñanzas.
En cuanto a los aportes que la hermenéutica realiza a la educación tenemos
los siguientes:
Incorpora los fundamentos para interpretar las practicas simbólicas en el
proceso educativo como un hecho cultural. Proporciona una teoría pedagógica porque argumenta el papel de la educación humanizando la formación de las personas. Como permite explorar en las realidades diferentes y particulares esta ayuda en las practicas escolares. Permite el dialogo y respeta las diferencias. La hermenéutica es clave cuando se estudian contextos de diferentes orígenes o autores y analiza los hechos históricos.