Professional Documents
Culture Documents
2
I. INTRODUCCIÓN
La alimentación en niños es una de las etapas que vivimos las persona y es donde iniciamos con
una modalidad de hábitos alimenticios, ante ello es importante saber las cantidades que ingerimos
y así también conocer las cantidades que necesitamos de acuerdo a la edad que tenemos.
En la actualidad se han creado nuevos hábitos de vida alimentaria tanto para niños y
adolecentes, es por ellos que este trabajo pretende dar a conocer como tener una nutrición
adecuada , ya que si no se establece una dieta requerida las repercusiones tendrán un impacto
notorio en la salud futura.
3
II. ALIMENTACION EN NIÑOS
Hacia el primer año, el niño empieza a tomar la iniciativa de elegir lo que desea comer.
Coger los alimentos con los dedos, usar la cuchara y beber de un vaso, son acciones
que le implican un reto orientado principalmente a realizarlas, más que a un interés
por consumir el alimento. Es una etapa en que toda su energía está concentrada en el
movimiento, en la exploración del mundo que lo rodea, en el inicio de la caminada. De
ahí la dificultad para concentrarlo y tratar de controlarlo en una sola actividad como
comer. (Camacho, 1999).
Las extremidades crecen con una taza más rápida que el tronco durante los años
prescolares así como durante la niñez., disminuye la cantidad de agua y grasa y
aumenta la masa muscular y el depósito mineral óseo. (Hidalgo y Güemes, 2010)
En una dieta equilibrada las proteínas deben presentarse entre el 10-15% de la ingesta
calórica total. Estas proteínas deben de ser preferentemente de origen animal, ya que
son más ricas en aminoácidos esenciales que las de origen vegetal. En la tabla se
detallan las recomendaciones de proteínas para las distintas edades. (Delgado, 1999)
4
2.2 REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES
2.2.1 PROTEINAS:
2.2.2 LIPIDOS:
De las grasas, a partir de los 2 años, los ácidos grasos se distribuirán en ácidos
grasos saturados (7-8% de la energía), ácidos grasos mono insaturados (15-
20%) y ácidos grasos poliinsaturados (7-8%), procurando mantener la relación
entre omega-6 y omega-3. El aporte de colesterol no debe sobrepasar los
100mg/1000kcal al día. Al cabo de indicar, tan sólo merece citarse que la dieta
debe contener determinada cantidad de ácidos grasos esenciales, que pueden
estar entre del 3-6% de energía total. (Mataix Verdú, 2009).
5
IMAGEN 3: Requerimiento de Minerales. Delgado, (1999).
6
Imagen 4: Pirámide nutricional. Mataix Verdú, (2009)
7
variabilidad individual y también con gran disparidad en el gasto para la actividad
física (Mataix, 2009).
3.1.1 Energía.
3.1.2 PROTEÍNAS
Las necesidades de proteínas, al igual que las de energía, se correlacionan más con
el patrón de crecimiento que con la edad cronológica, por lo que deben aportarse en
cantidad suficiente para asegurar un crecimiento adecuado y mantener el contenido
proteico del organismo. De los 10 a 16 años, las proteínas pueden ser el nutriente
limitante del crecimiento; sin embargo, un exceso proteico puede interferir en el
metabolismo del calcio y favorecer el desarrollo de osteoporosis, por lo que parece
prudente no superar el doble de las recomendaciones aconsejadas (Requejo y
Ortega, 2002).
8
3.1.3 Grasas
Las grasas deben representar el 30 – 35% del valor calórico de la dieta, y es
importante tener en cuenta el perfil lipídico; así los ácidos grasos saturados
no supondrán más del 7% de la ingesta energética; los mono insaturados, el
13 – 18%, y los ácidos grasos poliinsaturados, menos del 10%. Entre estos
últimos el ácido linoleico, ácido graso esencial, debe suponer un 2 – 6% de
la energía diaria.
La ingesta grasa es importante por contribuir a hacer las dietas más
palatables y apetecibles; además, es vehículo de ácidos grasos esenciales y
de las vitaminas liposolubles A, D, E y K. En general las dietas de los
adolescentes se caracterizan por un aporte de grasa que supera el 35% de
las calorías (Requejo y Ortega, 2002).
3.1.4 VITAMINAS
9
3.1.4 MINERALES
Calcio:
Alrededor del 99% del calcio del organismo se encuentra en el
esqueleto y el 1% en forma ionizada. El crecimiento óseo,
característico de esta etapa de la vida, condiciona un aumento de las
necesidades de calcio. Así durante la adolescencia los huesos largos
y las vértebras crecen gracias a la osificación membranosa y
endocondrial, observándose en las radiografías las placas epifisarias
como una sombra densa con una zona transparente intersticial en la
diáfisis. Una actividad física intensa aumenta las pérdidas urinarias de
calcio, por lo que los adolescentes que participan en deportes
violentos o practican la danza pueden constituir un grupo de riesgo de
deficiencia de calcio (Requejo y Ortega, 2002).
Zinc:
Interviene en muchos sistemas enzimáticos que tiene especial
importancia en la adolescencia, pues resulta esencial para el
crecimiento y maduración sexual. Es necesario para la síntesis de los
ácidos nucleicos y de las proteínas y su deficiencia puede
manifestarse por, pérdida de peso, retraso en el crecimiento,
hipogonadismo en los varones, infecciones recurrentes, escaso
apetito, retraso en la cicatrización de heridas y otros síntomas que van
a depender de la gravedad de la deficiencia (Requejo y Ortega, 2002).
Hierro:
Los requerimientos en hierro son mayores que en cualquier otro
periodo de la vida, debido, por un lado, al aumento de la volemia, y,
por otro, a la mayor concentración de hemoglobina que se produce
por la maduración sexual en el caso de los varones y por las
pérdidas menstruales en el caso de las chicas. Este mineral es
esencial para la formación de hemoglobina y mioglobina y actúa
como cofactor de diversos sistemas enzimáticos (Requejo y Ortega,
2002).
3.1.5 AGUA.
10
Se puede afirmar que el agua es un nutriente. El ser humano puede
sobrevivir más tiempo sin alimentos que sin agua, y afortunadamente ésta se
suele obtener de modo sencillo y barato (Requejo y Ortega, 2002).
11
Otra costumbre frecuente de muchos adolescentes es el picoteo
entre comidas especialmente de dulces, bollería, aperitivos, etc., que
condicionan también un exceso de calorías de bajo o nulo interés
nutritivo (Mataix, 2009).
Aunque se ha expresado preocupación con respecto al hábito de los
bocadillos, los adolescentes pueden obtener nutrición substancial de
los alimentos que comen fuera de las comidas tradicionales. Por
tanto, la elección de los alimentos es más importante que la hora o
lugar de la comida. Es imprescindible enfatizar la necesidad de
incluir verduras y frutas frescas y productos integrales para
complementar los alimentos ricos en valores energéticos y proteínas
que suele escogerse (Mahan y Escott, 1998).
CONSUMO DE REFRESCOS.
Resulta evidente también la tendencia reciente entre los adolescentes del
consumo de bebidas refrescantes, entendiendo como tal aquellas bebidas
refrescantes con o sin gas, y que no contienen alcohol ni leche. Incluyen las
colas, limonadas, gaseosas, bebidas deportivas, etc... El consumo de estas
bebidas por los adolescentes se ha incrementado de forma progresiva tanto
en frecuencia como en volumen siendo habituales en las comidas
intermedias. Sus efectivos negativos son los mismos que los de los zumos
industriales además de la repercusión negativa para el trato gastrointestinal
de su pH ácido y de la ingesta de gas muy relacionados ambos con
episodios de dolor abdominal recidivante en estas edades. Además, se ha
12
demostrado mayor que la riqueza en fosfatos de algunas de estas bebidas;
interfiere con la absorción del calcio repercutiendo negativamente sobre la
mineralización esquelética, incrementándose el riesgo de fracturas (Mataix,
2009).
13
la evaluación nutricional. Incluso los estándares que se basan en el
estado de madurez son más exactos y deben utilizarse en caso de
estar disponibles (Mahan y Escott, 1998).
La evaluación nutricional también incluye una valoración del ambiente
nutricional, que incluye a los padres, compañeros, escuela. Factores
culturales y del estilo de vida personal. La actitud del adolescente
hacia los alimentos y la nutrición también es un componente principal
de una evaluación global (Mahan y Escott, 1998).
14
V. CONCLUSIÓN
Desde niño se puede reconocer los alimentos al igual que el adulto. Es necesario una
enseñanza desde pequeño para que así puedan reconocer su dieta balanceada, debemos
evitar que el padre alimente al menor con su misma dieta.
La ingesta de alimentos deben ser distribuidos entre 3 a 5 comidas, sin omitir ninguna de
estas, ya que en el transcurso del día gastamos energía, la cual necesita ser recompensada
especialmente desde el desayuno hasta la cena. Existen gran variedad de alimentos aportar
los nutrimentos esenciales para estar sanos, así como para formar reservas cuando llegue la
adolescencia.
Para lograr una alimentación balanceada se deberá establecer el requerimiento para el niño o
adolescente, la cual deberán ajustarse de acuerdo a su edad biológica.
Tenemos que cambiar el hábito de la hidratación, ya que la mayor parte de los adolescentes
toman líquido en menor cantidad de la que está establecida, es importante aumentar el
consumo de agua hasta un mínimo de 2 a 3 litros diariamente.
Tener siempre presente que a los niños o adolescentes que se le llega a restringir el consumo
de alimentos necesarios para su etapa, existe el riesgo de sufrir deficiencias en vitaminas y
minerales.
15
VI. BIBLIOGRAFÍA
Ana M. Requejo y Rosa M. Ortega. 2002. Nutrición en la Adolescencia y Juventud. 1ra Edición.
Editorial Complutense. Madrid - España.
A. Delgado Rubio; manual del presidente de pediatría y sus áreas específicas; ediciones
norma; 2010)
Carolina Camacho Mackenzie; Guía práctica de: Nutrición infantil; Ed 2; Ediciones Gamma
S.A., 1999.
L .Kathleen Mahan y Silvia Escott. 1998. Nutrición y Dietoterapia de Krause. 9na Edición.
Editorial Mc Graw Hill – Interamericana. México.
M.I. Hidalgo Vicario, M. Güemes Hidalgo; Nutrición en la edad preescolar, escolar y
adolescente; edición 2; 2010).
José Mataix Verdú; tratado de nutrición, situaciones fisiológicas y patológicas; nueva edición;
2009.
16