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UNIVERSIDAD PRIVADA ANTENOR ORREGO

FACULTAD DE CIENCIAS AGRARIAS


ESCUELA PROFESIONAL DE INGENIERÍA EN INDUSTRIAS ALIMENTARIAS

● DOCENTE : Ing. Ana Cecilia Ferradas Horna

● MONOGRAFÍA : Alimentación en niños y adolescente

● CURSO : Alimentación y Nutrición

● ALUMNO : Aarón Sánchez Pereda


ÍNDICE
Carátula…………………………………………………………………………..………………....…………...i
Índice………………………………………………………………………………..……………..…….……...ii
I. Introducción………………………………………………………………………….…………………...3
II. Alimentación en niños………….…………………………………………….…….………………..….4
2.1 Dieta equilibrada………………………………………………………………………………....4
2.2 Requerimientos nutricionales………………………..…….…………………..…..……………5
2.2.1 Proteínas………………………………………………………………………………5
2.2.2 Lípidos…………………………………………………………………………………5
2.2.3 Vitaminas y minerales………………………………………………………….…….5
2.2.4 Pirámide nutricional…………………………………………………………………..7
III. Alimentación en adolescentes…………………………………………............................................7
3.1 Requerimientos Nutricionales. ………………………………………………………………….7
3.1.1 Energía……………….……………………………………………………………. 8
3.1.2 Proteínas. …………………………………………………………………………..8
3.1.4 Grasas.…………………………………………………………….…….................9
3.1.4 Vitaminas. …………………………………………………………………………..9
3.1.5 Minerales.………………………………………………………………………….10
3.1.6 Agua. ……………………………………………………….………………….…..11
3.2 Trastornos Nutricionales de los Adolescentes…………………………..………………...11
3.2.1 Hábitos Dietéticos Poco Saludables………………………………………..…..11
IV. Estrategias para Mejorar el Bienestar nutricional……………………………………………………13
4.1 Evaluación del Estado Nutricional…………………………………………......……..14
4.2 Prerrequisitos para el Cambio………………………………………………..……….14
V. Conclusión…………………………………………………………………………..………….………..15
VI. Bibliografía…………………………………………………………………….....................................16

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I. INTRODUCCIÓN

La alimentación en niños es una de las etapas que vivimos las persona y es donde iniciamos con
una modalidad de hábitos alimenticios, ante ello es importante saber las cantidades que ingerimos
y así también conocer las cantidades que necesitamos de acuerdo a la edad que tenemos.

En la etapa de infancia y adolescencia es parte fundamental tener un equilibrado aporte


alimentario y nutricional para tener un desarrollo fortalecido física y mentalmente. Podemos
observar en el día a día que la alimentación en niños suele ser similar a la del adulto, ante ello
estamos en una falta grave ya que podemos desarrollar enfermedades de obesidad a muy
temprana edad.

Durante estas etapas se produce un importante paso en materia de alimentación y eso va


depender de los padres, ellos son los responsables de la elección de la dieta diaria para esta
etapa que bien sabemos se da el crecimiento de manera rápida y necesitamos un aporte
elevado de nutrientes.

En la actualidad se han creado nuevos hábitos de vida alimentaria tanto para niños y
adolecentes, es por ellos que este trabajo pretende dar a conocer como tener una nutrición
adecuada , ya que si no se establece una dieta requerida las repercusiones tendrán un impacto
notorio en la salud futura.

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II. ALIMENTACION EN NIÑOS

Hacia el primer año, el niño empieza a tomar la iniciativa de elegir lo que desea comer.
Coger los alimentos con los dedos, usar la cuchara y beber de un vaso, son acciones
que le implican un reto orientado principalmente a realizarlas, más que a un interés
por consumir el alimento. Es una etapa en que toda su energía está concentrada en el
movimiento, en la exploración del mundo que lo rodea, en el inicio de la caminada. De
ahí la dificultad para concentrarlo y tratar de controlarlo en una sola actividad como
comer. (Camacho, 1999).

Las extremidades crecen con una taza más rápida que el tronco durante los años
prescolares así como durante la niñez., disminuye la cantidad de agua y grasa y
aumenta la masa muscular y el depósito mineral óseo. (Hidalgo y Güemes, 2010)

El brote de los dientes deciduos avanza relativamente rápido durante el segundo y


tercer año. Al año de edad de infante puede tener los 8 incisivos y posiblemente los
primeros molares mandibulares. Para los dos y medio años probablemente ya hayan
salido todos los veinte dientes deciduales no obstante, existe una variación individual
amplia, tanto en el orden de aparición de los dientes como en el momento del brote.
Durante los años prescolares la cara y la mandíbula crecen más rápidamente que el
resto de la cabeza. (Hidalgo y Güemes, 2010)

2.1 DIETA EQUILIBRADA

En una dieta equilibrada las proteínas deben presentarse entre el 10-15% de la ingesta
calórica total. Estas proteínas deben de ser preferentemente de origen animal, ya que
son más ricas en aminoácidos esenciales que las de origen vegetal. En la tabla se
detallan las recomendaciones de proteínas para las distintas edades. (Delgado, 1999)

Imagen 1: Requerimiento Calorías y Proteínas. Delgado, (1990).

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2.2 REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES

Las recomendaciones nutricionales se establecen en función del peso, la


edad, el sexo, el estado de salud y el grado de actividad física. Sin embargo,
existe una variabilidad interindividual e incluso interindividual, en función de
estos parámetros, por lo que las recomendaciones generales orientativas
deben ser adecuadas individualmente. (Mataix Verdú, 2009).

2.2.1 PROTEINAS:

Hidalgo y Güemes (2010).Para una dieta equilibrada, es necesario que el 12-


15% de las calorías procedan de las proteínas. Las proteínas de origen animal
son más ricas en aminoácidos esenciales que las vegetales y deben
proporcionar aproximadamente el 65% de las necesidades proteicas en el
preescolar y el 50% en el adolescente.
Las necesidades de proteínas aumentan en el ejercicio físico intenso y en
procesos patológicos, como: infección, fiebre elevada o trauma quirúrgico. En
la actualidad, en los países desarrollados, hay un exceso de proteínas en la
dieta, lo cual puede ocasionar trastornos por elevada carga renal de solutos y
aumento de la urea, así como hipercalciuria. En la tabla, se pueden ver las
DRIs de proteínas según las diferentes edades. Las RDA/AI (g/día) están
basadas en 1,5 g/kg/día para lactantes; 1,1 g/kg/día para 1-3 años; 0,95
g/kg/día para 4-13 años; 0,85 g/kg/día para 14-18 años; 0,8 g/kg/día para
adultos; y 1,1 g/kg/día para embarazadas y en la lactancia.

2.2.2 LIPIDOS:

De las grasas, a partir de los 2 años, los ácidos grasos se distribuirán en ácidos
grasos saturados (7-8% de la energía), ácidos grasos mono insaturados (15-
20%) y ácidos grasos poliinsaturados (7-8%), procurando mantener la relación
entre omega-6 y omega-3. El aporte de colesterol no debe sobrepasar los
100mg/1000kcal al día. Al cabo de indicar, tan sólo merece citarse que la dieta
debe contener determinada cantidad de ácidos grasos esenciales, que pueden
estar entre del 3-6% de energía total. (Mataix Verdú, 2009).

2.2.3 VITAMINAS Y MINERALES:

Las recomendaciones actuales se basan en estudios realizados en adultos o


lactantes, extrapolando los datos en función del peso. En las tablas
siguientes se muestran las recomendaciones para este grupo de edad. El
aporte adecuado de estos micronutrientes es necesario para el crecimiento,
la salud y el equilibrio nutricional normal. (Delgado, 1999)

Imagen 2: Requerimiento Vitaminas. Delgado, (1999).

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IMAGEN 3: Requerimiento de Minerales. Delgado, (1999).

2.2.4 PIRAMIDE NUTRICIONAL

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Imagen 4: Pirámide nutricional. Mataix Verdú, (2009)

III. ALIMENTACIÓN EN ADOLESCENTES

El “crecimiento” es el aumento del tamaño del cuerpo, bien considerando como un


todo, o de alguna de sus partes. El “desarrollo” se refiere a los cambios que se
producen en sus funciones influidos por diversos factores: ambientales, sociales…
Ambos procesos son característicos para cada persona y presentan patrones
distintos aun estando dentro de los parámetros normales. Conocer el crecimiento y
desarrollo de los adolescentes es imprescindible para poder detectar sus posibles
desviaciones (Requejo y Ortega, 2002).

3.1 REQUERIMIENTOS NUTRICIONALES.

Las recomendaciones para satisfacer las necesidades nutricionales de los


adolescentes surgen de una base de investigación pequeña. A menudo las
cantidades que se recomiendan se interpolan de estudios en adultos o niños (Mahan
y Escott, 1998).
Las necesidades del adolescente se fundamentan. Como ya se ha expuesto, en una
importante demanda metabólica para la aceleración del crecimiento y para los
cambios en la composición corporal. Sin embargo, esto ocurre con una gran

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variabilidad individual y también con gran disparidad en el gasto para la actividad
física (Mataix, 2009).

3.1.1 Energía.

Las ingestas recomendadas de energía son superiores a las de otras edades, y en


esta etapa de la vida no se relacionan con la edad cronológica, sino con el índice
de crecimiento.
Deben calculares las necesidades calóricas de forma individualizada teniendo en
cuenta tanto la edad y sexo como la actividad física, sobre todo si el adolescente
practica deporte con regularidad.
Si se produce una restricción energética se puede retrasar el crecimiento y
maduración corporal. Este retraso puede recuperarse al instaurarse una dieta
normal, dependiendo siempre el grado de carencia, del tiempo que ha durado la
situación deficitaria y de la capacidad de recuperación.
Por el contario, un aporte excesivo de energía se almacena en el tejido adiposo en
forma de grasa, afectándose también los tejidos magros, que aceleran su
crecimiento y maduración, con el elevado riesgo de convertirse en adolescente
obeso en un adulto obeso.
Para poder conseguir un aporte adecuado de nutrientes sin restringir la ingesta
energética es de gran ayuda la práctica de actividades deportivas, lo que contribuye
a incrementar el gasto energético y ayuda a equilibrar el balance de calorías
(Requejo y Ortega, 2002).

3.1.2 PROTEÍNAS

Las necesidades de proteínas, al igual que las de energía, se correlacionan más con
el patrón de crecimiento que con la edad cronológica, por lo que deben aportarse en
cantidad suficiente para asegurar un crecimiento adecuado y mantener el contenido
proteico del organismo. De los 10 a 16 años, las proteínas pueden ser el nutriente
limitante del crecimiento; sin embargo, un exceso proteico puede interferir en el
metabolismo del calcio y favorecer el desarrollo de osteoporosis, por lo que parece
prudente no superar el doble de las recomendaciones aconsejadas (Requejo y
Ortega, 2002).

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3.1.3 Grasas
Las grasas deben representar el 30 – 35% del valor calórico de la dieta, y es
importante tener en cuenta el perfil lipídico; así los ácidos grasos saturados
no supondrán más del 7% de la ingesta energética; los mono insaturados, el
13 – 18%, y los ácidos grasos poliinsaturados, menos del 10%. Entre estos
últimos el ácido linoleico, ácido graso esencial, debe suponer un 2 – 6% de
la energía diaria.
La ingesta grasa es importante por contribuir a hacer las dietas más
palatables y apetecibles; además, es vehículo de ácidos grasos esenciales y
de las vitaminas liposolubles A, D, E y K. En general las dietas de los
adolescentes se caracterizan por un aporte de grasa que supera el 35% de
las calorías (Requejo y Ortega, 2002).

3.1.4 VITAMINAS

Las necesidades de vitaminas son más elevadas en la adolescencia, no


solamente debido a los mayores requerimientos de energía (que condicionan
las necesidades de tiamina, riboflavina y niacina), sino también a la síntesis
de nuevos tejidos (que incrementan las necesidades de vitaminas B6, ácido
fólico y B12)(Requejo y Ortega, 2002).

 Piridoxina: la función de la vitamina B6 es importante en el


metabolismo de las proteínas y de los aminoácidos como cofactor de
diversas vías enzimáticas (Requejo y Ortega, 2002).
 Folatos: desempeñan un papel fundamental en el metabolismo
proteico y en la eritropoyesis; ambos procesos son muy importantes
en períodos fisiológicos de rápido crecimiento (Requejo y Ortega,
2002).
 Vitamina C: esta vitamina, que actúa como antioxidante y donante de
electrones en múltiples procesos bioquímicos, es fundamental en la
nutrición humanas, comprobándose la existencia de un déficit en
algunos grupos de población como en los adolescentes, ya que este
favorece la absorción del hierro (Requejo y Ortega, 2002).
 Vitamina B12: las necesidades de vitamina B12 de los adolescentes
son elevadas por lo que el riesgo de su carencia es especialmente
alto en casos de dietas monótonas, tales como regímenes
vegetarianos estrictos (Requejo y Ortega, 2002).

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3.1.4 MINERALES

 Calcio:
Alrededor del 99% del calcio del organismo se encuentra en el
esqueleto y el 1% en forma ionizada. El crecimiento óseo,
característico de esta etapa de la vida, condiciona un aumento de las
necesidades de calcio. Así durante la adolescencia los huesos largos
y las vértebras crecen gracias a la osificación membranosa y
endocondrial, observándose en las radiografías las placas epifisarias
como una sombra densa con una zona transparente intersticial en la
diáfisis. Una actividad física intensa aumenta las pérdidas urinarias de
calcio, por lo que los adolescentes que participan en deportes
violentos o practican la danza pueden constituir un grupo de riesgo de
deficiencia de calcio (Requejo y Ortega, 2002).

 Zinc:
Interviene en muchos sistemas enzimáticos que tiene especial
importancia en la adolescencia, pues resulta esencial para el
crecimiento y maduración sexual. Es necesario para la síntesis de los
ácidos nucleicos y de las proteínas y su deficiencia puede
manifestarse por, pérdida de peso, retraso en el crecimiento,
hipogonadismo en los varones, infecciones recurrentes, escaso
apetito, retraso en la cicatrización de heridas y otros síntomas que van
a depender de la gravedad de la deficiencia (Requejo y Ortega, 2002).

 Hierro:
Los requerimientos en hierro son mayores que en cualquier otro
periodo de la vida, debido, por un lado, al aumento de la volemia, y,
por otro, a la mayor concentración de hemoglobina que se produce
por la maduración sexual en el caso de los varones y por las
pérdidas menstruales en el caso de las chicas. Este mineral es
esencial para la formación de hemoglobina y mioglobina y actúa
como cofactor de diversos sistemas enzimáticos (Requejo y Ortega,
2002).

3.1.5 AGUA.

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Se puede afirmar que el agua es un nutriente. El ser humano puede
sobrevivir más tiempo sin alimentos que sin agua, y afortunadamente ésta se
suele obtener de modo sencillo y barato (Requejo y Ortega, 2002).

3.2 TRASTORNOS NUTRICIONALES DE LOS ADOLESCENTES

3.2.1 HÁBITOS DIETÉTICOS POCO SALUDABLES

Existen costumbres en muchos adolescentes, estas serían fundamentales en el


desarrollo de sus trastornos nutricionales:

 CONSUMO VARIABLE DE ENERGÍA


La ingesta diaria de energía puede ser muy variable en muchos
adolescentes, e incluso muchos tienen tendencia a no realizar todas las
comidas perdiendo especialmente el desayuno y muchas veces también
el almuerzo. Las causas pueden ser múltiples como la falta de tiempo,
prioridad de otras actividades, miedo a engordar etc. Esta falta de
ingesta en la primera fracción del día denota también la falta de
educación nutricional del niño y de su familia al desconocer que debe
tener necesariamente repercusiones negativas sobre el rendimiento
intelectual y físico propio del horario matutino (Mataix, 2009).

 COMIDAS FUERA DE CASA


Es también frecuente que realicen diversas comidas fuera de casa,
bien en comedores de los centros educativos, en cafeterías o
procedente de máquinas expendedoras. Este hábito conlleva el
consumo de bebidas y productos de preparación rápida, los cuales se
suelen caracterizar por un alto contenido en energía de escaso valor
nutritivo, ricos en grasa saturada y ácidos grasos trans, en sodio, etc., y
sin embargo bajos aportes de fibras, vitaminas, calcio y hierro (Mataix,
2009).

 PICOTEO ENTRE COMIDAS

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Otra costumbre frecuente de muchos adolescentes es el picoteo
entre comidas especialmente de dulces, bollería, aperitivos, etc., que
condicionan también un exceso de calorías de bajo o nulo interés
nutritivo (Mataix, 2009).
Aunque se ha expresado preocupación con respecto al hábito de los
bocadillos, los adolescentes pueden obtener nutrición substancial de
los alimentos que comen fuera de las comidas tradicionales. Por
tanto, la elección de los alimentos es más importante que la hora o
lugar de la comida. Es imprescindible enfatizar la necesidad de
incluir verduras y frutas frescas y productos integrales para
complementar los alimentos ricos en valores energéticos y proteínas
que suele escogerse (Mahan y Escott, 1998).

 CONSUMO DE ZUMOS INDUSTRIALES

Especialmente llamativo, y por ello preocupante, es la costumbre de


muchas familias españolas de incorporar el consumo de bebidas
fabricadas en base a zumos, mal consideradas zumos industriales,
como bebida diaria habitual tanto en almuerzos y meriendas como
sustituyendo al agua de bebida. Esta costumbre indudablemente tiene
dos efectos negativos: el ingreso de azúcares que favorecen el exceso
de calorías, siendo u factor dietético constante en la obesidad infantil,
y, por otra parte, que su consumo ha substituido al consumo de leche y
derivados lácteos primordiales para conseguir cubrir los requerimientos
de calcio (Mataix, 2009).

 CONSUMO DE REFRESCOS.
Resulta evidente también la tendencia reciente entre los adolescentes del
consumo de bebidas refrescantes, entendiendo como tal aquellas bebidas
refrescantes con o sin gas, y que no contienen alcohol ni leche. Incluyen las
colas, limonadas, gaseosas, bebidas deportivas, etc... El consumo de estas
bebidas por los adolescentes se ha incrementado de forma progresiva tanto
en frecuencia como en volumen siendo habituales en las comidas
intermedias. Sus efectivos negativos son los mismos que los de los zumos
industriales además de la repercusión negativa para el trato gastrointestinal
de su pH ácido y de la ingesta de gas muy relacionados ambos con
episodios de dolor abdominal recidivante en estas edades. Además, se ha

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demostrado mayor que la riqueza en fosfatos de algunas de estas bebidas;
interfiere con la absorción del calcio repercutiendo negativamente sobre la
mineralización esquelética, incrementándose el riesgo de fracturas (Mataix,
2009).

 CONSUMO DE ALCOHOL Y TABACO


La ingesta excesiva de alcohol altera la absorción de muchos nutrientes,
entre ellos la ti amina, el folato y la vitamina C. Además es causa de
trastornos psíquicos, de fracaso escolar y de accidentes de tráfico, muchos
de ellos mortales. La adicción al alcohol entre adolescentes se incrementa de
forma progresiva, iniciándose cada vez a edades más tempranas (Mataix,
2009).

El uso de tabaco, alcohol, marihuana y otras drogas constituye un problema


importante e salud pública. El efecto de estos químicos sobre el estado
nutricional depende de la cantidad y el tiempo de uso así como del estado
general de salud del individuo. Aunque los adolescentes adictos al alcohol y
drogas estén consumiendo cantidades adecuadas de los principales
nutrientes y no hayan desarrollado deficiencias de nutrientes, están
obteniendo nutrientes de un rango más estrecho de alimentos en
comparación con los no farmacodependientes (Mahan y Escott, 1998).
Otro hábito preocupante en los adolescentes es el de fumar que entre otras
repercusiones nutricionales altera el metabolismo de la vitamina C y del folato,
e incrementa las necesidades de vitamina E. En la encuesta realizada a
adolescentes entre 14 y 18 años recogida en el Plan Nacional de drogas
sobre Drogas de 2000 destaca el elevado porcentaje de adolescentes que
han consumido estos tóxicos junto con drogas como la cocaína, que alcanza
a más del 40% (Mataix, 2009).

IV. ESTRATEGIAS PARA MEJORAR EL BIENESTAR NUTRICIONAL.

4.1 EVALUACIÓN DEL ESTADO NUTRICIONAL.

La evaluación del estado nutricional en los adolescentes sigue


procedimientos normales con algunas excepciones. Es importante
utilizar una base de datos específica por edad para cada aspecto de

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la evaluación nutricional. Incluso los estándares que se basan en el
estado de madurez son más exactos y deben utilizarse en caso de
estar disponibles (Mahan y Escott, 1998).
La evaluación nutricional también incluye una valoración del ambiente
nutricional, que incluye a los padres, compañeros, escuela. Factores
culturales y del estilo de vida personal. La actitud del adolescente
hacia los alimentos y la nutrición también es un componente principal
de una evaluación global (Mahan y Escott, 1998).

4.2 PRERREQUISITOS PARA EL CAMBIO.

Especialmente debido a su creciente independencia, cualquier intento para


ayudar a los adolescentes a mejorar su estado nutricional requerirá una
planeación cuidadosa. Par que el plan sea exitoso, el adolescente debe
desear un cambio. Por lo general, el consejero nutricional dará mayor
atención para favorecer el deseo de cambio. S indispensable utilizar el
conocimiento, las actitudes y la conducta de los adolescentes cuando se les
guíe hacia la adquisición de hábitos alimentaros saludables. Habrá de
incluirse a los padres e el proceso y se les ayudará para que proporcionen
apoyo sin ser inoportunos para con el adolescente (Mahan y Escott, 1998).

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V. CONCLUSIÓN

 Desde niño se puede reconocer los alimentos al igual que el adulto. Es necesario una
enseñanza desde pequeño para que así puedan reconocer su dieta balanceada, debemos
evitar que el padre alimente al menor con su misma dieta.

 La ingesta de alimentos deben ser distribuidos entre 3 a 5 comidas, sin omitir ninguna de
estas, ya que en el transcurso del día gastamos energía, la cual necesita ser recompensada
especialmente desde el desayuno hasta la cena. Existen gran variedad de alimentos aportar
los nutrimentos esenciales para estar sanos, así como para formar reservas cuando llegue la
adolescencia.

 Para lograr una alimentación balanceada se deberá establecer el requerimiento para el niño o
adolescente, la cual deberán ajustarse de acuerdo a su edad biológica.

 Tenemos que cambiar el hábito de la hidratación, ya que la mayor parte de los adolescentes
toman líquido en menor cantidad de la que está establecida, es importante aumentar el
consumo de agua hasta un mínimo de 2 a 3 litros diariamente.

 Tener siempre presente que a los niños o adolescentes que se le llega a restringir el consumo
de alimentos necesarios para su etapa, existe el riesgo de sufrir deficiencias en vitaminas y
minerales.

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VI. BIBLIOGRAFÍA

 Ana M. Requejo y Rosa M. Ortega. 2002. Nutrición en la Adolescencia y Juventud. 1ra Edición.
Editorial Complutense. Madrid - España.
 A. Delgado Rubio; manual del presidente de pediatría y sus áreas específicas; ediciones
norma; 2010)
 Carolina Camacho Mackenzie; Guía práctica de: Nutrición infantil; Ed 2; Ediciones Gamma
S.A., 1999.
 L .Kathleen Mahan y Silvia Escott. 1998. Nutrición y Dietoterapia de Krause. 9na Edición.
Editorial Mc Graw Hill – Interamericana. México.
 M.I. Hidalgo Vicario, M. Güemes Hidalgo; Nutrición en la edad preescolar, escolar y
adolescente; edición 2; 2010).
 José Mataix Verdú; tratado de nutrición, situaciones fisiológicas y patológicas; nueva edición;
2009.

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